Ficha
Título
Del vidrio y sus artífices en España
Tipo
libro
Fecha
Formato
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application/pdf
Idioma (código)
spa
Titular de los derechos
Universidad Complutense de Madrid
Tema
Núm. páginas
58 p
Notas
Ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Facultad de Filología en 2017. - Dedicatoria ms. del autor.- Encuadernación de papel
Precede al tít.: historia del trabajo
Separata de : El Almanaque del Museo de la Industria
Derechos de acceso
Colección de la edición
Impresos (Siglo XIX)
Historia del trabajo
Impresor
Lugar de publicación
Signatura
BH FLL 48973
Identificador BUC
5330598119
Idioma
Español
Europeana type
TEXT
Europeana Data Provider
Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid
Imagen para miniatura
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NO SE VENDE.
DEL VIDRIO
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SUS
ARTÍFICES
EN
ESPAÑA.
a vidriería en su parte de trabajo como arte que exigió ei) tiem
pos remotos la asociación de algunos obreros, y como industria
fabril desde hace tres siglos, vio reunidos en derredor de sus hor
nos muchos artífices; tiene su historia particular en cada una de
las naciones de Europa más ó ménos importante, según las épocas en que se labró
el vidrio para las múltiples aplicaciones de tan apreciable como precioso producto
del fuego y de ciertos materiales vitriíicables, conocidos con antigüedad casi pre
histórica.
Respecto de los artífices vidrieros españoles, sus nombres y lugares en que traba
jaron , épocas en que florecieron, secretos que poseyeron , más su influencia en los
progresos del arte, en Europa casi todo es desconocido; á pesar de la gran destreza
que suponen las obras que de ellos se conservan y de la venerable antigüedad en
que labraron, equiparable, y tal vez mayor, que la atribuida á los vidrieros venecia
nos, considerados como sucesores en el arte de los antiguos romanos; á los tudes
cos, bohemios y alemanes, á quienes algunos conceden, porque hoy son ilustrados
químicos, una habilidad superior en la Edad Media para fundir los metales, y desde
los primitivos tiempos de la era cristiana (concesión graciosa si el comercio aleman
en aquel entonces era limitado), secretos importantes y muy curiosos sobre la fun
dición y fabricación del vidrio. No pudiendo olvidarse que los vidrieros de España,
por la antigüedad pueden disputará los gaulas y cimbrios, flamencos y holandeses,
el mérito relativo desús conocimientos en el arte, no sólo de las épocas remotas, si
no muchos años después, cuando aquéllos se ejercitaron en colorear superficialmen
te los vidrios por medio del fuego; y áun sostenerse con crédito de hábiles frente
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á los artifices suecos, noruegos y anglo-sajones, de quienes se recuerdan obras de la
Edad Media, que prueban fueron excelentes en el trabajo de los vidrios de colores,
extendidos en superficie trasparente y de esmalte sobre el oro y otros metales.
La vidriería española, sin embargo d éla consideración anterior, expuesta rápi
damente bajo el punto de vista de la historia del trabajo, lia permanecido en olvido
inexplicable; para sacarla de tal estado se reunieron las siguientes notas, ordenán
dolas, ademas, con dos fines: El primero para dar gloriaá los artífices que hubo en
España, poniendo algunas flores en sus desconocidas tumbas, como memoria á los
vidrieros y esmaltadores que por su ciencia y por los raros secretos y experiencias
que practicaron fueron compañeros de los fundidores de metales y de los alquimistas,
ó mejor dicho, verdaderos químicos en nuestro país, en edades muy apartadas de
la civilización actual, pues para muchos es dudoso si la vidriería, metalurgia y quí
mica deben considerarse en lo antiguo como hijas que se sucedieron, ó como her
manas engendradas en la inteligencia por los mismos siglos.
El segundo fin es para llenar el vacío que se nota con cierta sorpresa en las his
torias sobre la vidriería, publicadas en Europa en el transcurso de las dos últi
mas centurias. En muchos de sus libros, tratándose de España y sus hombres del
trabajo, los autores extranjeros se han contentado con repetir algunas frases genera
les de Plinio, escritas en el segundo siglo de la era cristiana y otras del vu, tomadas
de las etimologías enciclopédicas de San Isidoro, con las cuales el naturalista latino
y el Santo hispalense dicen que las fabricaciones más conocidas del vidrio en su
tiempo existían en Italia, en las Galias y en España. Los más prudentes entre los
historiadores del trabajo, y en particular del vidrio, como lo filé Le-Vieil en su me
moria aprobada con elogios por Duhamel du Mon^eau, Lassone y Macquer, de la Aca
demia francesa, desde las breves frases de Plinio con cierto asombro histórico saltan
para nuestros artífices diez y seis siglos, y como curioso citan un suplemento de 14
de Diciembre de 1775, á la Gaceta de Utrech, que anunciaba que un señor llamado
Manuel Moreno Aparicio, en España, había recobrado experimentalmente los se
cretos perdidos de la pintura, por medio del fuego, de los antiguos vidrios.
Alguno tal vez adivinará en la indicación anterior un pensamiento íntimo de pro
testa contra el olvido en que los historiadores extranjeros dejaron á la fabricación
vidriera de España; dispuestos á contestar en su caso que el silencio que guardaron
fué hijo de la ignorancia invencible, puesto que en España nada se había publicado
sobre este [»unto concreto. Esta razón podría ser atendible, pero al ver repetido aquel
silencio en otros puntos, también históricos de las artes y de las ciencias, por lo que
hace á España; al recordar que desde hace casi tres centurias aquel silencio se
elevó á sistema seguido ó adoptado por casi todos los escritores con relación á ia in
fluencia que tuvieron y pudieron tener nuestros artífices y maestros sobre los ade
lantos de la civilización actual; no se puede admitir de una manera absoluta la dis
culpa del olvido a que nos hemos referido, calificándole graciosamente de invencible
estando á la vista de todos, nacionales y extranjeros, primero las grandiosas obras vi-
drieras que durante siete siglos se admiraron en las antiguas basílicas y catedrales de
Palm a, Burgos, Santiago, León, Toledo y Sevilla, y otros cien templos é iglesias
en España. Segundo, recordando que en todas partes, las antiguas fábricas de v i
drios conocieron ó usaron las acreditadas cenizas alcalinas de Alicante en competen
cia con las de Sidon en Oriente, con las de A frica, con las del Ródano y con las
normandas. Ademas, que de la Italia antigua y otras partes venían á buscar las esco
gidas arcillas refractarias de Valencia, á nuestro juicio torlosina* , para los crisoles y
hornos de las fabricaciones vidrieras, sin contar con algunos descubrimientos y
prácticas de las más importantes en el arto, entallar (arreglar el talle de los vidrios
planos, blancos ó coloreados á sus encajes, por medio del córte), usando los dia
mantes naturales, llamados naifes, prácticas que si vinieron de Oriente á España en
los siglos
vii
ú viii, escritas en lengua liebráica, se dió noticia de ellas en castellano,
traduciéndolas en el siglo xm para recuerdo de lo que entonces se practicaba en la
Península como cosa vulgar y enseñanza de los venideros.
Pero no sigamos en exponer razones de queja en contra del silencio un poco des
preciativo ó interesado que guardaron los escritores extranjeros en la parte que se re
feria á España al tratar de las evoluciones en el arte de la vidriería desde su principio
hasta su perfección, que fueron infinitas, pues de proseguir será fácil tocar en los es
collos de la pasión y de lo injusto, sin utilidad ninguna, y áun con grave perjuicio de
la verdad histórica.
La química moderna da una acepción muy lata á las palabras vidrio y vitrificación.
La primera en el arte y fabricación á que nos vamos á referir en el presente trabajo
tiene un sentido limitado, entendiendo por vidrio el compuesto artificial trasparen
te, sólido y quebradizo, que resulta d éla fusión de las arenas silicosas mezcladas
previamente con diferentes sales y óxidos metálicos que por el fuego ayudan á fun
dir aquellas arenas, ó á colorear el compuesto resultante del que posteriormente se
sacan múltiples aplicaciones; unas para el arte suntuario, otras para comodidades
de la vida, hasta de la Sanclx Plebi Dei, según escribían en la Edad Media algunos
maestros sobre sus vidrios al fijarlos en las lumbreras, y para las investigaciones
más delicadas de las ciencias tísicas, que han venido utilizando el vidrio tallado en
formas redondas desde el siglo ni ó iv en Europa hasta la actualidad, como manifestarémos con algún texto castellano en el curso de esta memoria.
No vamos á discutir sobre el origen gramatical de la palabra vidrio ni sobre la
historia, más ó ménos poética y fabulosa, del compuesto vitrificado de que se trata, ni
si de él se habla en varios versículos de los libros bíblicos y á él se refirieron los
filósofos griegos y romanos en várias de sus obras. Tales discusiones nos llevarían
léjos, teniendo en unos momentos que negará la casualidad el derecho que se la dió
de haber engendrado al vidrio en las orillas arenosas del rio Belo, en derredor de las
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—
vasijas que ciertos emigrantes sostuvieron en el fuego sobre trozos de nitro, pues á
pesar de Josefo y Plinio , si el fuego encendido sobre la arena del mencionado rio no
alcanzó ni pudo alcanzar la intensidad del de reverbero, la arena, á pesar del nitro, de
bió quedar infusible, el último en sn caso debió deílagar y desmoronarse, perdiendo
nna solidez sin la cual es imposible comprender la estabilidad de las vasijas en que
los desconocidos comerciantes fenicios, al intentar preparar sus alimentos, dicen que
la casualidad les proporcionó el primer descubrimiento del vidrio, y esto con sor
presa del arle de las edades, con un fuego cuya llama , en lugar de concentrada y
reverberante, se elevaba libremente en medio del aire.
Si del descubrimiento del vidrio por la casualidad pasásemos á analizar lo que los
antiguos dejaron escrito sobre las facultades de los artífices, colosalmente mayores
que las conocidas en la actualidad, nos encontraríamos con el famoso teatro de Escauro, cuya galería media era toda de vidrio y capaz para 80.000 personas, y con aquel
templo de la isla de Aradas, que visitó San Pedro con sus discípulos, sostenido por
columnas de vidrio de altura y diámetro extraordinario, asegurando San Clemente
de Alejandría que el primer pontífice de la cristiandad halló aquellas columnas pre
feribles y más grandiosas que las bellísimas estátuas de Fidias, que el mismo templo
poseía.
Pero estas historias sobre la fabricación del vidrio antiguo, conservadas por la tra
dición y la fe de los creyentes , no pudieron sostenerse en pié por una razón de cier
ta analogía á la que expusimos respecto de las vasijas fenicias sostenidas en trozos
desfragadores de nitro, que, sin embargo, contaron habían dado origen al vidrio. A
nuestro juicio las grandes masas de vidrio del teatro de Escauro y las columnas ad
miradas por San Pedro en el templo de Aradus, si no fueron de arcilla cubierta de li
gero esmalte vitrificado, tal vez irisante, tal vez coloreado, no pudieron ser de vidrio
en su totalidad ; pues en el caso de serlo, hoy, como entonces, debieron recocerse des
pués de fundidas y solidificadas, y de ser tan grandes en su masa y espesor hubie
ran necesitado meses y años para enfriarse convenientemente, si habían de servir
en las obras y grandes construcciones de que dicen formaron parte, y para que
aquellas columnas no quedasen reducidas á polvo en toda su masa por el menor
choque, como acontece hoy en las lágrimas batábicas de vidrio sin destemplar.
En cambio de la fábula, veamos qué ¡deas y con qué frases se describía el vidrio
en el siglo xui, en castellano, traducidas del árabe en los libros de Abolais, que se
redactaron en hebreo oriental, tal vez en el siglo iv, v ó vi (1).
D e la p ied ra del vidrio. — «Del onceno grado del signo del Sagitario es la pie
dra del vidrio, et en esta piedra a una que es por sí cuerpo (la arena), et a otraque
es la incorporada (la sal), et cuando las purgan et las apartan dell fuego ayuntanse et facen por sí cuerpo. Esta piedra es de muchas colores que ay una blanca,
(1) Códice escurialcnsc y alfonsí dicho E l Lapidarle, traducido del árabe antiquísimo en caste
llano, año 124S.
et esta es más noble et irfcyor que las otras; et ay otra de color bermejo, et otra uerde , et otra xade , et otra cárdena. Piedra es que funde ligeramente en el fuego, et
cuando la sacan dell, tórnase á su sustancia. Pero si la sacasen á deshora a menos
de se enfriar de poc en poc quiébrase. Et cualquier color que pongan en ella rrescíbele ligeramientre. Et llaga a cualquier animal que lieran con ella tan bien como
con íierro......................................................................................................................................
En la definición anterior del vidrio, tomada del lapidario en castellano de A bolais, como se ve, ademas de dar una idea muy exacta de la composición y primera
formación de aquel producto, se nos da á conocer su clasificación dividiéndole en
blanco, ó sea trasparenté y sin color, como el vidrio más noble y mejor de los que
se conocieron; el bermejo ó rojo de diferente tono, el verde, el jade (oscuro de oxidiana) y el cárdeno (morado); pero á más de esto, que pudiera llamarse la paleta de
colores que poseían los antiguos vidrieros castellanos para sus obrajes de mosáico, en
el mismo lapidario se indican algunas fórmulas para tefiir superficialmente el vidrio
por el fuego, sin preocuparse mucho aquel autor de guardar secreto, como hicieron
posteriormente los artífices durante más de cuatro siglos en los procedimientos que
siguieron en la pintura del vidrio.
Entre las fórmulas, con las cuales se puede evidenciar la antigüedad de la pintura
superficial del vidrio, se encuentra en el lapidario de Abolais la siguiente, al tratar
de la piedra que tenía por nombre Ecce. «Esta piedra es fallada en España en un
monte, que es sobre la villa áque llaman Arraca, que dicen al monte Seclúdes, que
no es mucho alto, de color es muy negra, gotada de gotas amariellas, luciente et
libiana de peso, et porosa, et ligera de quebrantar................................et si la muelen,
et la amasan con m iel, et untaren el vidrio con ella , et lo allegan al fuego, tíñelo de
color de oro muy fermoso, et esfuércale de manera que le fage más fuerte que áutes
era, et estonce no se puede el vidrio fondir tan ayna, ni quiebra tan ligeramiente.»
Si en el primer texto de Abolais que llevamos referido revela el autor del lapidario
antiguo los elementos que entraban á formar parte del vidrio, ó sea su cuerpo, que
era la arena y la sustancia incorporada, que era cierta sal, implícitamente dice tam
bién que debian fundirse aquellos materiales en ciertos hornos, purgarse ó afinarse
en otros, y recocerse para enfriarse lentamente en distinto fuego, pues de no hacerlo
a sí, la obra, en vez de sólida y fuerte, se reduciría fácilmente á polvo.
Bn el segundo texto nos hallamos con la cita de algún mineral metálico de España
y de otro horno pequeño de esmaltar y colorear, para dorar hermosamente los anti
guos vidrios.
No se crea, sin em bargo, que los conocimientos antiguos en España en el arte
vidriero se redujeron álos dos manifestados anteriormente ; pues el mismo Abolais,
al ti atar del diamante, dejó consignado otro, si cabe de más valía que los men
cionados, ochocientos ó novecientos años ántes que Luis Vergen de Bruxas hubieía inventado, según la común creencia, la talla de aquella preciosa piedra con su
propio polvo y que la Duquesa de Etampes, favorita de Francisco I, grabase con el
—
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diamante de su sortija en el vidrio {le una ventana en el castillo de Chambord el g;acioso dístico:
Souventfemme varié,
Mal hábil qui s’y fie.
En lu"ar de esta gracia femenina, dice Abolais: «el diamante es piedra que que
branta todas las otras, foradándolas et tallándolas (cortar) et ninguna otra non pue
de tomar (herir) en ella , et áun face más esta piedra que si con ella traen (frotan) las
otras muélelas todas.»
«Perohav una natura de plomo, que dicen en Arabiguo aero et en latín estanno con
que quebrantan esta manera de piedra desta guisa. Que si envuelven el estanno en
deredor del diamante etle dan con el martiello, quiebraluégo, et desque lo han que
brado si ticiesen morteros ó majaderos de este plomo puedtmle moler et facer déI
jVOg...... et los que quieren forarar ó entallar las otras piedras, toman pedamos muy
pequennos, et delgados, et agudos del diamante, et pénenlo encima de unos astillicos
de plata ó de cobre con que foradan ó entallan las piedras que quieren entallar, et
graban, et facen camafeos.»
En otro lugar, y para tener completa idea de los conocimientos que alcanzaron los
antiguos maestros españoles en los trabajos del vidrio, decia el mismo Abolais en su
Lapidario, al tratar de la piedra llamada ciumberit, y los latinos smerle ó esmeril :
«Esta piedra semeja arena gruesa, et a en ella incorporadas unas con otras menudas,
grandes et medianas, es grande en peso et en dureza. De su color es parda que tira
á oscuro. En muchas partes es fallada, mas la ineyor de todas es la que se encuen
tra cabo la mar de Eniden.
»Etlos maestros adoban las que son preciosas con esta piedra molida, sobre ta
blas de cobre, ó de fierro, ó de plomo, ó de algunos fustes (maderas duras), sennaladas que son para esta maestría, et tácenlas claras et fermosas, trayéndolas (frotán
dolas) sobre aquellas tablas, et tajan de ellas lo que quieren, ó las foradan , ca non
a piedra que se les pueda defender sino la diamante sola. El polii que esta lace en
las otras piedras es meyor et más fuerte cuando sean moxadoslos polvos de ella que
cuando secos.»
Con relación al uso que en lo antiguo tuvieron los vidrios planos, y la época en
que se empleó parala comodidad de la vida, cerrando las ventanas con la diafanidad
v trasparencia del vidrio, cuestión que algunos lian discutido para fijar el tiempo en
que por primera vez se usaron las vidrieras, dice Abolais al tratar del talco : «Ca co
lor de esta piedra es como de conchas, et fallanla en muchos logares, así como en
tierra de Arruquia, et en la de Yeme, et en ladeCabrot; et cuando la desuellan luce
mucho, et por ende facen de ella en algunos lugares lumbreras para losbannos, bien
como si fuesen del vidrio que se emplea en otros, et cuanto más delgadas paiten las
lu jas del talco, tanto son más lustrosas et claras.»
Otra de las aplicaciones del vidrio, de míe dio cuenta Abolais en su Lapidario, es
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el de las lentes convexas, cuyo descubrimiento y primera fábrica los unos la lian
creído encontrar en algún fragmento de Plauto, interpretando la frase conspicillum.
En Plinio, al traducir la palabra spicillum , de que se sirvió el naturalista latino al
referir la muerte repentina del medico Cayo Julio. Otros creyeron fijar el origen de
las lentes con ciertas frases oscuras de Aiistófanes en su comedia de Las Nubes, yen
aquella escena en que el acreedor se propone, sonriéndose, hacer desaparecer de la
tableta de cera, acusadora de la deuda, las letras, fundiéndolas con los rayos del sol
concentrados por medio de un cierto vidrio.
Si de los tiempos latinos pasamos á la Edad Media en Europa, los italianos Redi,
Pablo Falconeri, los autores del Diccionario de la Crusca, Manni, y los franceses Gor
don y Guillermo de Chaublat, doctores de Montpellier, en sus antiguos libros del
Lirium medicini y gran cirujía, al fijar la época de la invención de los vidrios lenti
culares no han podido pasar en sus investigaciones del hermano Alejandro Spi
ra, modesto y bueno, que hizo y supo hacer los Ocularios, y murió en Pisa el año
4513.
Redi aseguró que poseía en su biblioteca, con la fecha de 1299, un manuscrito
italiano anónimo en que se leia : Mi trovo cosi gravoso d'anni, che non avrei valenza
di leggere e di iscrivere senza vetri appellati ochiali , trovati novellamente per como
dità di poveri vecchi quando affìebolano di vedere. Es decir : Los años me tienen tan
débil que no podría leer ni escribir sin estos vidrios que llaman anteojos, labra
dos bace poco tiempo para socorro de los pobres viejos cuya vista se debilitó con la
edad.
Manni, ademas de lo expuesto, publicó un epitafio, con el cual parece se liabia
descubierto el nombre del inventor de tan preciada obra, científicamente considera
da. El epitafio referido, según Manni, decía : «Aquí yace Salbino de Armato de la
Armada, de Florencia, inventor de las lentes......año 1517.» Y de quien Montucla,
en su Historia de las Matemáticas, dice que había guardado misteriosamente el se
creto, pero que el hermano Alejandro de la Spira se le había robado para publi
carlo.
En cambio de estas breves noticias que los escritores modernos han publicado como
fruto de sus investigaciones sobre la antigüedad en la inventiva de las lentes ópticas,
y que, como se ve, no pudieron retroceder más allá de últimos del siglo xm, con el
Lapidario en castellano de Afoláis hay medios suficientes para hacer retroceder
aquella invención al año 1248, y como el original del mismo Lapidario se escribió
en hebreo ó en caldeo, tal vez ántes del séptimo ú octavo siglo, pues ya en la época
de San Fernando y D. Alfonso de Castilla se consideraba como antiquísimo por sus
vitelas y por su letra, la invención ó primera construcción délas lentes se pierde, á
nuestro juicio, en los seis primeros siglos de la era cristiana, como se prueba con la si
guiente descripción del cristal, según el antiguo Lapidario : «Fallante, dice Abolais, en
muchas partes, mas la meyor de todas es la que fallan en tierra de Etiopia. La ma
teria de que se face es agua congelada que empedrece. Et la prueba desto es que
cuando la quebrantan fallan dentro como granos menudos que se entran en ella
cuando se face piedra (cristalizándose), et dentro algunas dellas fallan otrosí como
agua que es muy clara (hidrofana); et a dos cosas que son á contrario de todas las
otras piedras, ca el cristal cuando se calienta recibe en sí cualquier color que en él
metan, et labrase más ligeramiente, et otrosí fúndese con el fuego; et por ende facen
deella cual figura quieren, etsi la íigura es bien redonda et la ponen al sol, quema
lo que falla ante sí que sea de quemar; pero esto no lo face por su virtud, sino por la
claridad que es en ella, et por los rayos del sol que la fieren, et por la redondez de la
forma que a.»
En otros lugares del mismo Lapidario, al tratar de otras piedras transparentes,
dice el autor, y lo repite várias veces, que las pasa facilísimamcnte la vista, y que á
su través, cuando su forma es redonda, se descubren en los cuerpos bellísimos detalles
y cosas muy secretas á la simple vista. Debiendo por nuestra parte recordar que si
para el entalle y labrado de las piedras duras (forma facetada, en cabujón y bru
ñido), según Abolais se necesitaban las planchas de cobre, fierro y plomo, esmeriles
duros, el agua, y áun el polvo del diamante, pero al decir que el cristal y el vidrio
se labraba más ligeramente, por lo que era fácil darles figura y redondez cualquiera,
á nuestro juicio esta mayor facilidad excluye aquellas láminas duras en el labrado
del cristal y del vidrio para darles la forma conveniente, lo cual entonces se conse
guía sobre cueros, borras con engrudos y colas (fieltros) y láminas de madera y plo
mo en su caso, con esmerildes más blandos, y el roce y la presión menos dura de la
mano de los obreros, que antiguamente y según el arte trabajaron las primeras lentes
ópticas en Europa. Práctica que es la misma que se ha seguido hasta nuestros dias.
Sin contar hoy con la vidriería ó fabricación del vidrio en Oriente, que se supone
antiquísima, por lo que hace á los países occidentales de la Europa, es un hecho bas
tante bien probado que las Galias y España, según Piinio, fueron las dos naciones
que primero proveyeron de vidrios á los romanos, en competencia con los más an
tiguos de Alejandría , de Sidon y otros lugares desconocidos de Oriente.
Las principales obras de la vidriería de entonces consistían en copas de vidrio, bo
tellas, tazas, globos, láminas de cierto espesor y color oscuro para servir de espejos,
pequeños vidrios facetados, en cabujón, y coloreados con tintas en toda su masa, ó cu
biertos con una capa espesa de oro metálico. Se imitaba la pedrería de valor y las
perlas, alcanzándose, según Petroneo, en aquellas falsificaciones el volumen próxi
mamente de una haba, pues de haber sido de mayor tamaño, ni los joyeros de en
tonces, ni la mujer del emperador Galiano hubieran podido engañarse, comprando
perlas y piedras fingidas con vidrio, por finas y naturales.
La masa de vidrio que suponen las necesidades de la vida y del lujo del pueblo ro
mano, representada por los objetos anteriormente referidos, debió ser excesivamente
grande. Muchas de aquellas, es innegable que llegaron y pudieron llegar á la capital
del mundo entonces conocido, por Oriente, de fabricaciones orientales, y mucho tam
bién de las naciones de Occidente, ó sea de España; siendo en la actualidad rarísimos
11
—
los vasos enteros que se conservan de la fabricación de aquellos apartados siglos. Sin
embargo, tuvimos ocasión de examinar algunos, de poseer otros y de compararlos en
museos extranjeros con vasijas de vidrio, al parecer de procedencias gaula é italiana
de igual tiempo, resultando de nuestro estudio comparativo, por la trasparencia, que
todavía conservan los vasos de época romana encontrados en España, por lo unido
de su masa, por la igualdad con que actuó el tiempo descomponiéndolos, por sus li
geras irisaciones, y por no resultar de la descomposición aquellas laminitas como taicosas, que se desprenden al menor contacto y al más ligero soplo, de los vidrios gaula
é italiano; que el de España en la época referida debió ser el preferido, pagándose
por aquél las sumasen dinero fabulosas de que hablan las historias, por su belleza pri
mitiva; porque sus vasos indudablemente resistieron los líquidos calientes sin rom
perse, y porque, á pesar del epigrama de Marcial, libro ix, artículo 60, en que decia
del vidrio blanco extranjero: Et túrbala levi queslus cryslallina nitro; las sales ó tun
dentes de la arena silicosa de la Iberia se eflorescieron tan poco, que lian sido nece
sarios dos mil años para matar ligeramente el brillo de la superficie libre de los vasos
labrados en España en la época mencionada.
Por esta razón no se pueden negar á los maestros vidrieros en España conocimien
tos singulares de las arenas vitrificables más linas de grano y más blancas que se
encontraban para el arte en las inmediaciones de sus talleres en la época de la do
minación romana. Que también fueron los primeros que utilizaron las sales ó so
sas y barillas blancas y puras de las costas mediterráneas, y supieron eludir los an
tiguos defectos y obtener fundiciones de más belleza en el arte vidriero, en el cual,
fuera de la forma obtenida por el soplo y el moldeo de los materiales una vez tundi
dos, en su intimidad y esencia tuvo entonces, como boy, relaciones íntimas con la
química.
Los lugares en España en que más principalmente se labró el vidrio, en los tiem
pos ibero-romanos, si se atendiese á la tradición para adivinar aquellos y á la anti
güedad, cuya memoria se perdía en el siglo xv y xv i; de los hornos de vidrio que
existieron en la península, nos hallaríamos que tan preciado producto del arte se la
bró en varios lugares del interior, en los valles que de la costa de Cataluña van á
concluir en el Pirineo. También cerca de la desembocadura del Ebro, con especia
lidad en Tortosa, donde, según los antiguos, concurrían para establecer lavorablementela fabricación del vidrio las cinco condiciones siguientes : primera, excelentes
arenas blancas vitrificables; la segunda, fundentes puros y los más á propósito para
preparar las mezclas y fritas ; tercera, excelentes arcillas refractarias para los hor
n os; cuarta, maderas abundantes para quemar; y quinta, camino de agua ó una vía
segura para trasportarla fragilidad del vidrio una vez labrado. Algunos, á las condi
ciones anteriores añadieron que los obreros de la tierra fuesen pobres en la agricultu
ra , pero que estuviesen sobreexcitados con la vista de algún territorio próximo, que
poseyese las más bellas producciones de la vida vegetal, á fin de que aquellos, esti
mulados con las ganancias de sus vecinos, llegasen á ser os más excelentes industria-
12
—
les, alcanzando con el trabajo del fuego lo que á otros concedió la naturaleza más generosa y pródiga.
La fabricación vidriera en los tiempos á que nos referimos también se extendió por
el interior de los que después se llamaron reinos de Valencia y Murcia, en lugares
cercanos á los declives y pendientes que separan aquellos del interior de España, por
los valles de Ollería, Salinas, Busot y rio Almanzora, cuyos fonws del vidre fueron
muchos de ellos desapareciendo poco á poco, aunque ocupando en su primitiva épo
ca una zona que se extendía desde el cabo de Greus hasta el de Gata.
A nuestro juicio, la fabricación mediterránea del vidrio tardó algunos siglos, y tal
vez fue gótica, en avanzar hacia el interior de la península, estableciéndose primero
en tierra de Cuenca, posteriormente hácia Toledo, Avila y Segovia, aproximándose
á las faldas de la serranía, hoy llamada de Guadarrama.
En lo restante de la península, ni en la Bética, Lusitania y Cantabria , se halla el
menor vestigio de fabricación de vidrio que pudiera referirse á la época ibero-roma
na, á no ser una que da Strabon , muy oscura, sobre ciertos vasos y vajillas de cera
que cuenta el geógrafo latino labraban los lusitanos. Sobre estos vasos curiosísimos
si fueron de cera , de los antiguos españoles, escribió algo el señor Barco en su libro
Retrato natural y político de la antigua Bética, diciendo que no era creíble su exis
tencia, porque en ellos hubieran tomado mal sabor los licores, y porque si éstos es
taban calientes se derretirían por necesidad. A nuestro juicio, tal vez Strabon, al ha
blar de los vasis cereis que usaban los lusitanos, se refirió á ciertas vasijas de barro
cubiertas por esmaltes que imitasen por su color y traslucencia á la cera; ó si no, y
es también probable, se refiriese el geógrafo latino á la vaseria de cuero, barro y ma
dera , cubierta por su interior con una capa de pez ó resinas, que desde muy antiguo
la usaron los aborígenes é indígenas de las orillas del Duero y del Ebro hasta el Pi
rineo y costas cantábricas; á no ser que el geógrafo latino haya hablado de vasos de
barro cubiertos de una capa de cera, en la cual muchos siglos después se labraban
adornos y se doraban para aumentar su belleza, y de cuyas obras como del siglo xv
y xvi hemos visto algunas rarísimas piezas cerámicas trabajadas en España.
Los talleres españoles en que se fabricaba vidrio en la época que se va estudiando,
aunque en algunas localidades fuesen muchos por su número, cada uno de ellos ocu
paba brevísimo recinto. En éstos los maestros de entonces tenían algunos morte
ros ó majaderos de piedras duras, tal vez de metal (hierro), para triturar finamente
los materiales que habían de mezclarse ántes de la fundición, exceptuándose las are
nas silicosas, que escogían los artífices entre las más finas en grano que se hallaban
en la tierra; porque la experiencia debió enseñar á nuestros maestros del vidrio an
tiguo que los cuarzos y las arenas trituradas para la vidriería arrancaban de los mor
teros algunas materias extrañas, con las cuales se alteraba el color y trasparencia de
los vidrios.
Los hornos principales de la vidriería de aquel entonces fueron triples en uno, es
decir, formados de tres recintos superpuestos; el primero cilindrico para las cenizas
y el fuego; el segundo desde el plano anular de los crisoles hasta el domo semi-esférico para reverberar y concentrar el fuego y la llama que, formando columna abrasa
dora, cruzaba por el centro de la construcción, dando á los crisoles la temperatura
necesaria, en unos casos para la fundición de las fritas, y en otros para la afinación
y depuración de las mismas, hasta que su masa limpia, sin hervir ni levantar bur
bujas, se hallaba con todas las condiciones necesarias para el buen labrado á soplo
con caña y moldeo de los infinitos objetos de la vidriería. El tercer recinto de los
hornos que se describen estaba formado por otro domo superpuesto al primero, de
jando un espacio intermedio, en el que se colocaban las piezas modeladas para que
allí se recociese ó destemplase el vidrio, enfriándose conforme se apartaban poco á
poco de la violencia del fuego inferior. Los hornos tenían várias ventanas ó aberturas
colocadas á diferentes niveles; las inferiores para regir y gobernar el fuego, las me
dias para arreglar los crisoles y extraer con cañas metálicas el vidrio fundido para mo
delarle á soplo, otras menores para mantener en buen temple los extremos de dichas
cañas, y las superiores para manejar diestra y cuidadosamente el vidrio labrado al
trasladarle de unos lugares á otros, para que se destemplase convenientemente.
El régimen de estas aberturas en los hornos vidrieros de la antigüedad, como en los
actuales, tenia sus reglas, con las cuales se habia de evitar cuidadosamente que en
el interior de los hornos hubiese humo, y que el aire ó la frialdad exterior entrase en
el recinto de destemplar.
Las dimensiones de los hornos antiguos del vidrio, según las ruinas de algunos de
ellos que se han podido hallar en Italia y en España, fueron de cuatro codos de diá
metro, y de seis de altura. Sus materiales, la arcilla refractaria, infusible y que no
se calcinase con el fuego, y á la que se quitaba cuidadosamente con el agua de lavar
y amasar todo lo que tuviera soluble, salino y vitrificable. Dicha arcilla se moldea
ba después con diferentes formas y tamaño geométrico, en cuñas ó pirámides trun
cadas, para que sirviesen en la construcción uniforme por todas partes de los cilin
dros y domos en los antiguos hornos. Estos, al concluirse la campaña del trabajo,
se deshacían si era necesario, ó se reparaban cuidadosamente con nuevos materia
les por los oficiales y maestros más hábiles del arte.
Los crisoles en los primitivos tiempos del mismo arte vidriero eran de la misma
arcilla refractaria que los hornos , pero más escogida y más trabajada. Su forma la
de cono truncado de un codo de altura, medio de anchura en la boca, y dos ó tres
dedos de grueso en las paredes, aunque en el fondo tenía mayor espesor. Tales fue
ron los crisoles para el vidrio ordinario de los tiempos pasados; pues, para el más
fino en claridad, trasparencia y coloraciones, debieron ser de menores dimensiones
y capacidad.
Los crisoles se colocaban entonces, como hoy, en el interior de los hornos en su
emplazamiento anular, pero en lo antiguo, en número de dos, cuatro ó á lo más
seis, según los oficiales vidrieros de soplo y molde que habían de trabajar en derre
dor del fuego, ardiendo éste uno, dos ó tres dias seguidos.
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—
Un juego de cañas metálicas con su extremo de hierro , algunos puntiles del mis
mo metal, como único á que se pega el vidrio cuando está caliente, para sostener
por el fondo los vasos al moldear sus bocas, un banco, tijeras y grandes pinzas de
muelle, con cuya presión se cortaban los bordes v modelaban los cuellos de las va
sijas de vidrio hueco; algunos planos de hierro, bronce, jaspe ó de mármol duro,
humedecido con agua fresca y clara, de que se ayudaban los artííices para conseguir
que la ampolla hueca del vidrio á soplo tuviese en sus paredes espesor uniforme; al
gunas espátulas de metal con otras herramientas del laboratorio en que los hábiles
maestros preparaban el manganeso y las que llamaban cales metálicas de plomo, es
taño, cobre, hierro, y hasta de plata y o ro ; completaron en lo antiguo lo más prin
cipal de los talleres en que los artífices del arte en España concluyeron sus impor
tantes y apreciables trabajos vidrieros desde hace próximamente dos mil años.
En la misma época aquellos maestros debieron tener también otros hornos más
pequeños que los mencionados anteriormente para trabajos delicados, principalmen
te de aquellos vidrios pequeños que se destinaban á imitar las piedras preciosas de
la joyería, ó bien el vidrio de los vasos huecos, cuyas paredes se asemejaban á las
lumaquelas de tintas y colores diferentes, ó (pie habían de recibir cubiertas de oro y
de plata en láminas de espesor notable, si se comparase con lo que hoy se labra en
estos géneros. En unos objetos con el oro y la plata puestos á cierta profundidad,
bajo capas trasparentes de esmalte, y en otras piezas, sobrepuestos aquellos precia
dos metales en las superficies libres de los mismos objetos de vidrio.
Para estos primores de la vidriería antigua los maestros españoles ó idearon por
sí, ó usaron, tornándolas de prácticas más antiguas, las muflas, cajas de cementar y
manejaron con singular destreza el fuego. Tal vez, en lugar de las primeras, los men
cionados artífices se sirvieron de crisoles pequeños, superpuestos, enlodados por las
bocas, y con alguna perforación en el superior, para que escapasen los gases, miéntras los más hábiles y diestros aplicaban su mayor atención en reconocer el estado
del vidrio fundido en el interior cerrado de los crisoles, por el exámen de los cam
bios que ocurrían bajo la acción del mismo fuego en ciertas muestras fusibles, que se
colocaban en el horno en las inmediaciones de las muflas ó cajas de cementación.
M. Rollin en el siglo pasado decia que los mejores libros descriptivos y didácticos
de las artes, á su juicio, eran las obras concluidas por los antiguos artífices, princi
palmente aquellas que, conservadas por la fortuna, la feliz casualidad, y por su per
fecta construcción y labrado, producían la admiración de los inteligentes al través
de muchos siglos. Guiados nosotros por este axioma, hijo de la razón y el sentido
común, hemos procurado dar una idea descriptiva de los talleres antiguos de la v i
driería en su primitiva época ibero-romana; pues, sin todo lo que se lleva expuesto
con relación á dichos talleres hubiera sido humanamente imposible el labrado de las
urnas funerarias de vidrio que se han recogido en España. La una redondeada de
tres á cuatro decímetros de altura, boca en labio vuelto con filete de refuerzo, fondo
con la señal del puntil, labrada á soplo, con tapa plana y gruesa del mismo vidrio,
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que se conserva en una de las salas de la Biblioteca Real de Lisboa. Otras dos de la
misma forma que la anterior, de igual vidrio, de dos y tres decímetros de altura, se
ñaladas del p u n til, procedentes de la antigua Balancia , que se conservan en nuestra
colección. Otra de forma cuadrada, paredes gruesas, de tres á cuatro milímetros,
que se llalla en el Museo de antigüedades de Madrid; y varias otras que tuvimos oca
sión de examinar, aunque de léjos, en museos extranjeros, pero que por su aspecto
nos hicieron creer procedían, ó de las más bellas producciones orientales, ó de las
mejores fábricas españolas de la antigüedad.
También fueron necesarios los talleres de la vidriería, con todo loque se lleva ex
puesto y tie referencia á los primeros siglos de la era cristiana en España, pues sin
ellos hubiera sido imposible el labrado de las jarritas con asa, copas, fiólas sin pié y
cuello largo, pateras de vidrio con oro, platos y saleros gruesos y moldeados, ánforas
pequeñas, lacrimatorios de muy variadas formas, anillos rojos, amarillos y dorados,
cuentecillas, brazaletes, y una multitud de dijes de forma muy diversa, que rotos y
enteros se encuentran en los enterramientos de la época romana en España. No de
biéndose dar al olvido, porque aquéllos se encuentren en el interior de la península,
que si los productos de fabricación vidriera, en los primeros siglos de la era cristiana
marchaban en gran número y cantidad por el mar hacia Italia, no debió ser tam
poco pequeño su trasporte hacia el interior del propio país en que se trabajaron.
La vidriería española, destruido su comercio con Roma por la invasión y con
quistas de los godos, sufrió grandes pérdidas por falta del mercado más importante
que tenía. Sus maestros y oficiales en los siglos n al vn quedaron rerlucidosá un nú
mero casi insignificante, y e n sus hornos, aunque continuase el fuego encendido, se
perdieron muchas de las calidades y primores antiguos, quedando reducidos á labrarse
en aquellos los vidrios y vasería de ínfima calidad, pues los conquistadores de la Es
paña entonces, como del resto de Europa, la historia nos dice que más que el vidrio
apreciaron, como ántes y después lo hicieron todos los conquistadores, los vasos la
brados con el oro y la plata de los vencidos.
Sin embargo, debieron ser tan hábiles los maestros vidrieros en España de la época
romana en el arte de imitar las piedras preciosas, y de tal belleza sus obras en este gé
nero, que, á pesar del deseo de los godos por el oro y la plata, consideraron desde sus
primeros tiempos en mucho los vidrios de colores, respetando á los maestros que
los labraban. Como prueba de esta afirmación se deben recordar las rarísimas al
hajas de oro y plata de los primeros tiempos góticos en España. Estas las labraron
innegablemente artífices de la escuela ibero-romana, con vidrios y bellísimos esmal
tes de color, rivalizando en ellas el vidrio con el oro y la plata. Otras, como las coro
nas que en estos últimos años se encontraron en Guaroman, cercanas á Toledo, en
las cuales el vidrio de color azul, verde, rojo y de otras más bellas tintas se veia
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engástenmelo en el oro en pequeños cabujones ovalaelos, con un brillo en el que se
reconocía en lugar ele la acción de la rueda ele fuste y ei esm eril, lo que fué siempre
propio del fuego.
Los godos en España, ademas, como en lo restante de la Europa por ellos con
quistada, debieron conservar su costumbre boreal, de cerrar con algunos cuerpos
diáfanos como el talco , las lumbreras de sus habitaciones, de sus palacios y de los
templos. Para este fin creemos que utilizaron la fabricación vidriera que existia con
anterioridad en nuestro país, aunque sin preocuparse mucho de la belleza del vidrio,
que siendo antiguo y de color, debió emplearse muchas veces entonces para los es
maltes tan preferidos por los godos. De no ser así no se comprendería el hecho que re
fiere Gregorio de Tours, historiador del siglo v , de aquel ladrón que robó en una
iglesia gótica los vidrios de las lumbreras de color de la misma. El historiador relérido, con la credulidad de que algunos le acusan, añade que el vidrio robado le fun
dió el criminal á fuego violento durante tres dias seguidos, vendiéndolo después en
masas deformes á ciertos comerciantes extranjeros.
Esta relación, en medio de su candidez, según dice Le-Vieil, da motivo á conje
turar que ios vidrios robados eran de color y que por su belleza pudieron excitar la
codicia del ladrón y el deseo de los comerciantes para adquirirlos, aunque estuvieran
completamente destruidos. Pero á nuestro juicio, los vidrios de que habla Gregorio
de Tours, en lugar de fundidos por el fuego, que no se comprende bien, debieron ser
triturados finam ente, y como polvo fusible y de color, vendidos en sacos fáciles de
trasportar, á los que entonces viajaban buscando aquellos materiales antiguos para
servirse de ellos en el arte del esmalte.
Las reglas fundamentales de este arte consistían en labrar algunos rebajos y cajas
en las láminas de oro y cobre, dentro de las cuales, por capas ó estratos ponían los
esmaltadores el polvo fusible y vitrificable, entrando las piezas sucesivamente en el
fuego hasta quedar la caja llena de esmalte y con el espesor conveniente. Advirtién
dose que la primera capa , al fundirse, llenaba las desigualdades de las cajas arriba
referidas, la segunda y la tercera, si habia necesidad, se aplanaban con los esmeriles
y las ruedas de fuste ó madera; unas veces hasta obtener por este medio un brillo
aceptable si el esmalte era excesivamente duro; en otras, y con más frecuencia, sien
do los metales infusibles y poco dilatables, obtenían el brillo los esmaltadores en sus
obras, por un último golpe de fuego, calculado á fin de que sólo se fundiera la su
perficie libre á pequeñísima profundidad del esmalte extendido. Los esmaltadores de
la época gótica, como vidrieros de color, muy pronto debieron complicar sus labo
res con experiencias curiosísimas, sirviéndose del fuego, para pintar en ellas detalles,
perfiles, y dando aparente relieve con las sombras á las imágenes de los objetos na
turales y de aquellos otros simbólicos qu e, según las costumbres de laGotia, habían
escogido sus guerreros para estamparlos como memoria de las acciones heroicas ó
de la nobleza de familia y antigua raza, en sus escudos, timbres y sellos, que después
se llamaron de armas.
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Las coronas de Guarroman con sus vidrios de color ó esdras engastonadas y pen
dientes dei siglo v ó vi; las vidrieras de color mencionadas por Gregorio de Tours,
en la centuria vi; la copa de oro con inscripción del esmalte, que, como riquísima
joya, mandó labrar Alfredo el Grande de Inglaterra en el siglo íx; la tumbado
Eduardo el Confesor, en Inglaterra, enriquecida con esmaltes por Enrique III en el
siglo xii ; el bellísimo presente de amor, que en estos últimos años se ha encontrado
en Castilla, esmaltado de rojo y letras de oro, en la que fué tumba del Infante D. Feli
pe, labrada en el siglo xm, que se guarda en nuestra colección; las copas de don
Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo en 1250, son objetos que todos ellos pueden
servir para tener idea del estado que alcanzaron las artes de vidriería y del esmalte en
Europa y en España desde el segundo hasta el déciinotercio siglo de la era cristiana.
En las provincias dominadas en la península por los árabes, la vidriería y el arte
del esmalte debió estar relativamente conocida, como lo prueban los libros de Abolais, hebreos y arábigos en su principio, deque anteriormente se hizo mérito, y si
éstos no fuesen bastantes, porque del vidrio no se sabe se guarden y conserven en
la actualidad piezas que puedan referirse á las fabricaciones arábigas en España,
quedan, sin embargo, muchos vasos antiguos, y con especialidad pequeñas losas
de barro cocido, cubiertas de esmaltes irisantes con reflejos de oro y plata, que en el
fondo de algunas revelan la intención de los artífices, de imitar los más bellos y me
nudos mosaicos que se labraron con el vidrio, las piedras duras y los esmaltes en la
época romana.
Estas obras de barro hispano-inurejares, aunque su gusto fuese oriental, prueban
que los artílices vidrieros en España, bajo la dominación gótica se aplicaron á lijar
diestramente el vidrio y sus esmaltes sobre el oro, el cobre, y tal vez lo más difícil
sobre la plata, secreto raro que se lia perdido y del que no liemos tenido ocasión de
ver más que una riquísima joya esmaltada de azul con caprichosísimos pájaros, que
se labi o probablemente en Zaragoza en el siglo xiv; y bajo la dominación árabe los
mismos maestros trabajaron cuidadosamente y poseyeron singulares reglas para lijar
el mismo vidrio y los esmaltes sobre el barro cocido.
En los siglos xi, xu y xm la vidriería propiamente dicha en España, que había lan
guidecido tanto cuando la faltó el mercado romano con la invasión de los pueblos
del Norte, recibió un poderoso impulso de la Iglesia cristiana, que por todas partes
levantó templos, cerrando sus numerosas lumbreras con vidrios blancos, verdes, y
muy pronto de color, como ocurrió en el siglo xi, en la Catedral de Santiago, que,
según Aimerico, que la visitó por los años de H00, poseía más de sesenta enormes
lumbreras cerradas con vidrios.
No discutirémos aquí si el origen de las lumbreras formadas de vidrio se usaron
por las iglesias cristianas desde los primeros siglos, reemplazando con ellas á las ce
losías de tabletas movibles y fijas que usaron los romanos. El brillo resplandeciente
de aquellas en los templos, la coloración que tomaba el aire en los mismos cuando
los cruzaban los rayos de la aurora, fué motivo suficiente para que, como poetas, los
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describiesen Fortunato de Poitiers, San Vital, obispo de Rávena, y algunos autores
griegos, que describieron , como muy singulares, las ventanas cerradas con vidrio,
á cuyo través se iluminaba el templo de Santa Sofía en los siglosiv, v y vi; pero es
tas bellezas literarias no conducen á nuestro lin del momento.
En cambio, loque puede asegurarse es que en los siglos xi, xn y xm se generaliza
ron las vidrieras en las iglesias cristianas de Europa, dejando de ser, .’.orno obras de
arte singulares para ser utilizadas por todos, con ventaja del arte que entonces co
menzó á desarrollarse en toda su actividad, primero, proveyendo de vidrios á los tem
plos, casi al mismo tiempo, ó poco después, á los castillos y palacios de los señores, g e
neralizándose en definitiva más y más hasta prestar servicios á las más humildes cla
ses sociales. Esto en cuanto á los vidrios planos, pues á la vez se generalizaron tam
bién los huecos con su infinita variedad de formas, útiles para las ciencias y necesarios
para la vida de los hombres, contándose entre los primeros los vocales, capellinas,
recipientes, pelicanos, retortas, antidótanos, serpentines, garrafas, redomas, huevos
filosóficos, lentes y otras variedades de vasos, que para extraer los elíxires, arcanos,
quintas esencias, sales, azufres, vitriolos, mercurios, extractos y tinturas, usaron los
espagíricos, alquimistas ó químicos de la antigüedad.
Si la caída de Roma como nación dominadora produjo grandes desastres en la vi
driería de España, la Iglesia cristiana de Occidente y las ciencias de la Europa reco
gieron los restos de este arte útil para las necesidades de sus pueblos, dándose desde
el siglo xu el gran impulso, á que se debe el estado del mismo arte en la actualidad.
En aquella época del renacimiento de la vidriería, que así pudiéramos llamarle,
ésta verificó un adelanto importante, que se refiere, no á la construcción de los vidrios
de coloren toda su masa, sino á la coloración superficial del blanco por medio del lue
go y de materiales fusibles, que á ciertas temperaturas adquieren la facultad de pe
netrar á profundidades variables en el interior del vidrio, conservando éste la tras
parencia en la masa primitiva, y de cuyo procedimiento antiguo habló Abolais. Este
como trabajo del arte se generalizó mucho en los siglos
xii
y xm. De él se ocupa
ron maestros y oficiales de dicha especialidad, los cuales se servían de hornos p e
queños cuadrados, en los que amollaban y cementaban, los vidrios blancos cu
biertos con las sustancias que por el fuego habían de colorearlos, sirviéndose para
ello de lechos, capas ó extratos calizos en polvo, y vidrios finamente rotos, en que
se enterraban aquellos, superponiéndolos alternativamente, para que los colores no
se corriesen de unos á otros manchándolos y estropeando las obras. Los hornos re
feridos estaban cerrados durante la coloración del vidrio. La cámara de colorear te
nía pequeñas aberturas que se correspondían á la parte interior, media y superior,
por donde se introducían en los hornos muestras de vidrio bañada con las mismas
materias colorantes, las cuales, examinadas cuidadosamente cuando el fuego había
desarrollado toda su acció n , servían para indicar al maestro el verdadero estado de
la obra encerrada en las mullas de cementar, y para saber si los resultados apete
cidos respecto al color se habían conseguido.
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—
Los vidrieros que se ocupaban de este trabajo pasaban después á armar las lum
breras, que si en el siglo xi y xii , á más tardar, fueron de mosaico en forma de da
dos, grecas caprichosas, estrellas radiantes sobre fondos de blanco y azul, poco
tiempo después fueron de imaginería, ó dibujo compuesto de imágenes santas y
asuntos sagrados, según el gusto cristiano, llamándose á estas últimas vidrierías pin
tadas en caballete.
Las primeras fueron notables por lo complicado de sus armaduras de plomo, que
entonces se labraban trabajosamente en rieles y turquesas longitudinales. Se arma
ban lentamente con los soldadores, y se sostenían, para darlas fuerza, con ligeras
barretas de hierro. También fueron singulares por los muchos millares de piezas de
forma distinta y color diverso que entraban en la formación y dibujo de las obras
mosaicas de que en este momento se trata, que ya son rarísimas de encontrar.
Tanto las vidrieras mosaicas, cuyos vidrios se han podido estudiar desde hace más
de un siglo basta hoy, como las de caballete antiguo, han sido el tormento de los
artílices modernos, que intentaron imitarlas ó bien para restaurar ó conservar aqué
llas. La destreza de los tiempos actuales, á pesar de la mejor y más científica pre
paración de los colores, ha fracasado siempre al intentar labrar de nuevo vidrios
pintados por el fuego, que pudieran equipararse á los más bellos de la antigüedad.
Este fenómeno tan singular para la industria, altivez de la ciencia moderna, que
cree poderlo todo, y la destreza de los más hábiles artífices, depende, a nuestro jui
cio, de dos causas : la primera físico-química, refiriéndonos á la lentitud con que el
tiempo y ciertos agentes atmosféricos han ido trabajando y descomponiendo en la
superficie y fondos los vidrios antiguos, que por tales medios han adquirido tonos y
coloraciones de suavidad inimitable para el arte, cuando éste, como el actual, traba
ja un poco precipitadamente.
La segunda causa la liemos creido encontrar en el estudio de los antiguos vidrios,
que prueban, cuando con cuidado se los contempla, fueron pintados uno á uno,
con tales precauciones y tan gran paciencia, que sorprenderían en los talleres de la
industria moderna. Ésta, en sus vidrios de color, los ha dado fuego, que podría lla
marse, comparado con el antiguo, arrebatado. También en ella los oficiales pintó
les del vidrio, podría decirse, habían trasladado á sus obras el ruido de los oficiales
que con ellos trabajaban en los grandes talleres y su tranquilidad por el porvenir, en
atención que sus trabajos forman parte délas fabricaciones industriales de más im
portancia en la actualidad. En cambio, los maestros vidrieros antiguos trasladaron á
sus obras, expresándolo con tintas ténues y suaves, la tristeza, la soledad y el secreto
de sus talleres, rodeados del silencio, de las pocas esperanzas en el tiempo venidero
yen cuyo interior cerrado concluían aquellas las diversas y complicadas operaciones
del arte.
El secreto para trabajar los artífices y los mejores maestros de la antigüedad, prin
cipalmente en las artes tecnológicas, que son aquellas que siempre tuvieron y tie
nen relaciones íntimas con las ciencias físicas, químicas y naturales , y que confor-
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me éstas retroceden, avanzan ó se estacionan , á su vez aquéllas presentan análogos
accidentes, es un hecho que t'ué real y positivo desde los primeros tiempos góticos
en Europa hasta últimos del siglo pasado, desapareciendo dicho secreto de las artes
conforme se fueron trasformando en industrias fabriles más ó ménos importantes.
Sobre dicho secreto en el trabajo se lia escrito poco, considerándole los más como
aberración y extraña costumbre hija de los tiempos; pero á nosotros nos toca decir
que no fué costumbre tan extraña como algunos aseguraron.
Los vidrieros, según Marcial, como numerosa familia, llegaron á ocupar en Roma
barrios enteros, citándose el Circo Flaminio como especial por sus grandes vidrierías;
también Marciano señala otro en Roma cercano al monte Celio. En dichos distritos
vidrieros es evidente que los trabajos de la vidriería no pudieron ser secretos. Allí
el emperador Heleogábalo declaró que los maestros y oficiales de la vidriería labraban
objetos de lujo, comprendiéndolos en las leyes suntuarias, que establecían grandes
impuestos. Allí también los emperadores Constantino y Constante declararon libres á
los vidrieros y sus oficiales del pago de contribuciones y gabelas por sus trabajos. Es
tos hechos prueban que para los artilicesen Roma había cierta igualdad de clase, tai
vez la de la esclavitud; pero en definitiva, ¡guales todos, se asociaron, sin esconderse
unos á otros las reglas para labrar y concluir sus obras, pues entonces la habilidad
y la destreza, individualmente consideradas en las artes tecnológicas, no se sabe que
entre los romanos diera derecho á grandes ni á pequeños privilegios.
La Europa, al salir de la dominación romana, comenzó muy prontoá organizarse
socialmente sobre bases desconocidas de la antigüedad , y entre otras sobre la de la
unidad de las nacionalidades y sobre la variedad de las clases de ciudadanos de que
se componían , reconociéndose que la inteligencia de los más sabios y la habilidad
de los más diestros eran fuentes de derecho, de distinción social y hasta de privi
legio, tanto para el individuo, como hereditario y de familia. Por esto, y para conse
guir aquellas ventajas, las artes tecnológicas de la época gótica rompieron su an
tigua solidaridad, presentándose sus artífices y maestros, desde el siglo iii ó iv de
nuestra era en Europa, aislados y recelosos cuando labraban de que alguno pudie
ra sorprenderles y robarles la experiencia; no permitiéndose la entrada en los talle
res más que al aprendiz muy escogido, que pagaba al principio ó prometía la retri
bución para cuando fuese oficial; porque si los maestros salieron del taller en las
épocas á que nos referimos, y áun muchos años después, aunque aparentemente,
lo hacían para asociarse con los de su gremio, á fin de progresar en las artes, la rea
lidad fué otra , puesto que aquellas salidas á las juntas de los gremios tenían por ob
jeto más principal el socorro mutuo en los casos fortuitos de enfermedad y en las
desgracias de familia ineludibles después de la muerte.
Los talleres de la vidriería para verificar la coloración, generalmente se establecie
ron desde el siglo xn en adelante, con el nombre de oficinas del vidrio, en el recin
to interior de las grandes catedrales, como sucedió en Toledo, ó en edificios y depen
dencias apartadas de las mismas iglesias, como ocurrió en Burgos. En aquellos lu-
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gares los maestros construían sus hornos cuadrados, donde pintaban el vidrio blan
co y en pequeños cuadros, que los cabildos pedían á las fábricas vidrieras de Flándes, Cuenca, Cataluña, Valencia y tierra de Toledo. Unas veces el color le dabaji por
una sola superficie, otras por las dos iguales ó distintos, para producir los más be
llos cambiantes.
Se debe advertir que en este nuevo trabajo de la vidriería de color, tanto en la
mosáica como en la de caballete con imágenes, el arte tomó para muchos, por la be
lleza de la forma y composición de los dibujos, supuestas condiciones de las artes libe
rales, sin perderse ninguna de lasque le correspondían como arte fisico-químico tec
nológico. De aquí se siguió la entrada en los talleres vidrieros de los arquitectos , tra
cistas, delineantes y excelentes pintores, que preparaban cartones imagineros. Éstos
generalmente eran tres, uno con la idea delineada y coloreada en pequeña escala, otro
también coloreado con las dimensiones más ó ménos grandes de la vidriera, que se
recortaba á trozos numerados para servir de patrones con el color que les correspon
diese. Otro, y era el último, con las dimensiones del segundo, que se conservaba
entero para el caso de restauración ó composición de las vidrieras si por cualquier
incidente llegaban á romperse.
Los cartones de la antigua vidriería de color no sabemos se conserve alguno de
los siglos xiii ó xiv en Europa ; sin embargo, en España , cuando se examinan algu
nos códices escritos por los años de 1250 en bellísimas vitelas, como lo fueron el
Lapidario de Abolais y las Cantigas del rey D. Alfonso, al contemplar en este último
lo mismo que en el de los Juegos de ajedrez y otros, las cartelas de dibujo y colora
ción que tienen, sería difícil decidir si aquéllos se idearon tomando por modelo las
pinturas vidrieras de la época , pues dichas cartelas pudieron ser cartones para la vi
driería, en atención á la sencillez en los partidos de ropas, á la simplicidad de la co
loración de las manos y cabezas, á la brevedad de los detalles en las partes que repre
sentan edificios , y á los contrastes de azul y blanco en los fondos, que son los ca
ractères que en las vidrieras del siglo xiv, y en las cartelas de los libros que se lle
van mencionados, las distinguen más principalmente ; pero de tal modo se corres
ponden unas y otras, que parece , ó que lascártelas dichas se compusieron sobre
las vidrieras de color de aquellas edades, ó que las vidrieras se labraron teniendo á
la vista los dibujos y pinturas en las vitelas castellanas de la época alfonsin, cin
cuenta años ántes que Cimabue en Italia con sus pinceles hubiera iniciado el gran
impulso de la pintura, auxiliando, según algunos, á la vidriería de color, que fué
considerada por muchos desde entonces como arte liberal.
Una vez delineados los cartones, los maestros vidrieros pasaban á trazarlos sobre vi
drios cuadrados que ocupaban la extension conveniente, dejando entre unos y otros
el espacio necesario para los plomos de armar. Después se procedía á la iluminación
de las imágenes y demas objetos que habian de representarse en las vidrieras, valién
dose de varios compuestos en polvo fino, que se diluían en aguas gomosas y en al
gunos líquidos orgánicos, como el vinagre, la orina, la miel y otros, para poderlos fi-
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ja r sóbrela superficie del vidrio, aclarándolos, prévia la desecación, en unos luga
res y doblando su densidad en otros para que después fundidos los colores por el fue
go, se produjesen los efectos de las sombras.
Para el amarillo, que era el color que penetraba á la mayor profundidad en el v i
drio, se emplearon en lo antiguo con mucha frecuencia ciertas preparaciones de plata
(sulfuros) y el nitrato de potasa finamente pulverizados y porfirizados. Para los negros,
blancos, rojos, verdes, azules, púrpuras, violetas con más los colores para imitar las
carnes, los antiguos artífices usaron otros compuestos fusibles en que entraban los
óxidos y los sulfuros del hierro, estaño, plomo, cobre, manganeso y de la plata, que
al fundirse penetraban en el vidrio á la profundidad de medio milímetro próximamen
te , según se ha podido ver en los restos de la vidriería antigua.
Los colores en polvo fusible extendidos por la superficie del vidrio, se desecaban
por dos ó tres dias ántes de pasar las láminas trasparentes en que a<)uéllos estaban
adheridos, al fuego de que habló Abolais para esta operación en el siglo vi ó vil, y
que los vidrieros del xm y xiv concluían en sus hornos de pintar.
Dichos hornos, una vez que los colores se habían fundido, ó corrido como se de
cía en lo antiguo, y penetrado en el interior de la masa del vidrio reblandecida por
el calor, se apagaban cerrados herméticamente y enfriaban con lentitud á fin de con
seguir que la obra no saliese quebradiza. Sucediéndose las hornadas, por ser peque
ñas, basta concluir la multitud de piezas que habían de formar las vidrieras.
Muchas veces los maestros aplicaron la rueda de fuste y los pulidores de madera
para desgastar en ciertos lugares la pintura y dar a la capa del color espesores dife
rentes, con el objeto de aclarar la pintura difuminándola, por decirlo a s í, y comple
tar la ilusión con todas las bellezas de las sombras.
Nos parece evidente por la ligerísima idea que se lleva expuesta de los procedi
mientos químicos, físicos y mecánicos seguidos por la antigua vidriería de color, que
sus maestros no hicieron más que esmaltar tenuemente el vidrio, como lo hicieron
otros maestros sus contemporáneos, con el barro cocido, y otros sobre el oro, el co
bre, y rarísima vez extendiendo los esmaltes sobre la plata.
El ramo de la vidriería de que nos ocupamos tuvo sus diestros maestros en el si
glo xm en España, pero como en lo restante de Europa, escondieron sus nombres.
Los primeros deque se tiene noticia, contemporáneos de Enrique Mellein, que flo
reció en Bitrges en 1390, fueron los dos maestros Francisco Socoma, que labró en
Palma de Mallorca en 1580, y Guillermo de Qollivella, que trabajó en Lérida en 1591,
preparando las vidrieras de color que habia pintado Juan de San-A m at, algunos años
ántes de aquella fecha, para la catedral de la ciudad mencionada ( Viile los artículos
correspondientes á dichos artífices).
En el siglo xv la vidriería de color en España contó con mucho mayor número de
maestros conocidos, apareciendo en el país varios oficiales de notable habilidad, al
gunos que procedían de talleres franceses, flamencos y alemanes. En dicho siglo re
cibió gran impulso la vidriería de color en España, mejorándose conforme se prepa-
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-
raba la edad de oro de la pintura clásica, á la vez que aquélla se enriquecía con nuevas
experiencias y procedimientos, esencialmente químicos, unos ideados en la Penín
sula, y otros traídos por los pintores del vidrio, nómadas, que de diferentes partes de
Europa llegaron á España en busca de trabajo, mas principalmente para embellecer
las lumbreras de los muchos monasterios, iglesias y catedrales de nuestro país, co
mo se puede comprobar con las noticias que más adelante se darán.
La época gótica del vidrio blanco y de color en España se puede suponer que con
cluyó con el siglo xv para llegaren la centuria décimo-sexta á su apogeo. En el tras
curso de la misma centuria recíprocamente debió tener gran actividad la fabricación
de los vidrios planos en Cataluña , Valencia, Murcia, Cuenca y Toledo. Pero habien
do tomado el ramo de la vidriería coloreada carácter decididamente cristiano y de la
iglesia española, que la consideró como una de sus artes suntuarias, la fabricación pro
piamente dicha del vidrio, con especialidad el hueco, en todo el género de vasería
para las necesidades de la vida, quedó reducida en nuestro país al labrado de las
piezas más baratas y ordinarias. En cambio en aquel tiempo los venecianos consti
tuían, sin los grandes recursos en dinero que entonces tuvo la España, la gran fabri
cación industrial de Murano, de huecos y espejos de vidrio, proveyendo á toda la Eu
ropa, y á España inclusive, de tales artefactos. A la vez que la Bohemia, Alemania,
Francia y la Inglaterra desde 1557 labraron ó principiaron á labrar el vibrio blanco
en inmenso número de piezas, de más bella trasparencia que el vidrio español, y que
si se sirvieron de él en sus propios países, invadió también nuestros mercados y los
más importantes de las inmensas colonias que en Oriente y Occidente fundaba en
tonces la España.
La reforma religiosa y la persecución obligó á emigrar á algunas familias y maes
tros vidrieros de color, que llegaron principalmente á Sevilla, desde Flándes, en el
siglo xvi, buscando el amparo de muchos flamencos y alemanes, que con anteriori
dad habían llegado á vivir y negociar en aquella ciudad, emporio entonces del co
mercio con las Indias, pero estos emigrantes, en la mejora de la fabricación del vidrio
español tuvieron escasísima influencia. Por el contrario, aquellos obreros, el gran lu
jo de la Iglesia y su predilección por el vidrio coloreado por el fuego, con más la de
bilidad administrativa interior de los gobiernos que en la misma centuria se sucedie
ron en E spaña, hecho real y positivo, según aseguraron algunos prudentes extran
jeros, se reflejaron fatalmente, como sobre otras muchas artes, sobre la vidriería pátrja , que abandonada por el poder y oscurecida por cien empresas más ó ménosglo
riosas en el exterior, vió apagarse poco á poco sus hornos, la fué imposible trasfor
marse en industrial y fabril, y abandonada en el siglo xvi y x v n , pudo contemplar á
la España y sus colonias, si no esclavizadas, por lo ménos convertidas en consumido
ras en grande escala de los mejores productos del vidrio, que más y más perfecto y re
bajado de precio, se fué labrando en Europa.
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24
—
En España, en el trascurso de los siglos xvi y xvn, el oro y la plata, como metales,
costó poco adquirirlos, y por ello no se supo bien para qué servia el dinero de aquel
presente para el porvenir de hoy, y el vidrio, cuando bien labrado, produce sensación
singular, su forma y trasparencia sorprende á la imaginación y desarrolla los deseos
más caprichosos de la voluntad; por esta razón los pueblos que llegaron á ser ricos
en cualquiera época, siempre, y con especialidad los que no supieron apreciar el di
nero, codiciaron hasta con exceso todas las bellezas y primores de la vidriería, aun
que para ello, como sucedió en España y sus colonias, tuviera que pagarse á la fabri
cación extranjera, en los siglos xvi y xvn, por sus vidrios, tal vez una cantidad tri
ple de la asombrosa contribución de guerra, impuesta en nuestros dias por la nación
que venció á la Francia, y séxtupla de aquella cantidad, ó seis veces más grande,
si se acumulase el dinero empleado por la España y sus colonias en adquirir el vidrio
extranjero, desde que comenzó el siglo xvi hasta nuestros dias.
Hubiera sido necesario entonces no dar al olvido que el oro y la plata los compa
raron los antiguos por su valía, socialmente considerados, con el vidrio, aunque de
éste decían que al envejecer se desmejoraba, miéntras el oro con los años se hacia de
color más bello, pero que, sin embargo, los prudentes debían considerar al vidrio co
mo preferible á los metales más nobles, aunque fuese frágil y con el tiempo alterable,
porque la naturaleza guardaba en contados sitios y regiones al oro y la plata, y ge
nerosamente presentaba al hombreen toda la faz de la tierra los elementos necesarios
para labrar el vidrio, tan necesario para las ciencias y la vida , y que sin él las p ri
meras se hubieran visto sin un gran recurso para progresar, y la segunda hubiera su
frido profundas modificaciones.
Los maestros vidrieros de color en el siglo xvn fueron disminuyendo lentamente
en número, sin duda porque las grandes labores del arte y pintura del vidrio se ha
bían concluido en el siglo anterior, á pesar de haber publicado, en 1611 , el floren
tino Antonio Neri su curioso é importante libro, en que declaró las reglas, hasta su
tiempo secretas, del arte de la vidriería de color. Esta obra la tradujo Merreten Lon
dres en inglés y latín; la comentó Kunkell. El mismo libro se tradujo en francés,
muchos años después. Respecto de España, también hubo á mediados del siglo xvii
quien tradujo en castellano los libros de Neri, aunque las traducciones castellanas se
guardaron inéditas en los archivos de algunas catedrales, á cuyos cabildos, como
última prueba de su existencia, debieron presentárselas los que entonces se llama
ban sus maestros vidrieros de color. No se puede decidir hoy si aquellos presentes
escritos se hicieron con el fin de mejorar el arte, ó más bien para pedir alguna gra
tificación ó conservar las humildes rentas en dinero que como maestros vidrieros te
nían señaladas en nuestras iglesias de muy antiguo aquéllos, y que sin duda, por los
años de 16 S0 , se pensaron suprimir, bien por innecesarias, ya juzgándolas supérfluas. Por esta razón se explica que dichos libros, aunque traducidos, quedasen in
éditos y sin utilidad alguna en España para el arte.
Sin embargo, no faltaron algunos, como el Duque de Villa Hermosa, el Sr. Goye-
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neche y D. Tomas Burgos, que intentasen, á fines de la centuria décimo-séptima en
España, sacar á la vidriería de planos y huecos en el blanco ó sin color del estado
de postración en que se encontraba. Para ello intentaron establecer en grande es
cala la fabricación del vidrio por las inmediaciones de Segovia y faldas del Guadar
rama. La empresa era gloriosa, de inmensa utilidad, si realizada hubiera llegado á
tener entonces el mercado de la península y sus colonias; pero los tiempos (años de
1690 á 1712) fueron de fatalidad señalada, interviniendo hasta la diplomacia para
destruir en su cuna la naciente industria vidriera de España, que entonces des
apareció casi por completo ahogada por los sucesos políticos, y por el consejo, ó me
jo r dicho mandato que recibieron los embajadores extranjeros de matar, cualquiera
fuesen los medios, al trabajo de este país, con especialidad el del vidrio, del que sa
caban inmenso lucro las naciones extranjeras, vendiendo el de sus industriasen Es
paña y sus colonias. (Véase más adelante' el artículo correspondiente á Goyeneche,
como fabricante de vidrios.)
En el sig!o xviii la vidriería española comenzó nueva evolución con los trabajos
del maestro S it, con los de López de Aragón y D. Diego Dorado. El primero, esta
bleciéndose en la Granja para desaparecer muy pronto, según el proverbio castella
no de que en España lo mejor siempre fue enemigo ele lo bueno; reemplazado aquel
artífice catatan por ciertas colonias de alemanes, flamencos, suecos, ingleses y fran
ceses, que alternativamente fueron trayendo con inmenso coste y sueldos fabulosos
los monarcas de España, á la que se llamó la grandiosa fábrica de vidrios de San
Ildefonso.
Sin duda los reyes, que se creyeron fundadores del establecimiento fabril á que
nos referimos, al considerar la modestia del maestro Sit, juzgaron que éste no basta
ría para llevar adelante la noble empresa, confundida lastimosamente por sus pro
ductos con las bellas artes, que, según dice Ponz, las acompañan la belleza y la
opulencia de quien la sostiene, y que del mismo modo aparecen que desaparecen
de las naciones en faltándolas aquellas dos circunstancias.
Los monarcas de España ademas de confundir la vidriería con las bellas artesen
la G ranja, cometieron la grave falta de despreciar á los maestros y oficiales naciona
les, que, como Sit y otros, habían dado pruebas de habilidad singular en medio de
su abandono, sin tener presente ciertas quejas que formuló Ponz, arriba menciona
do, sobre una desgracia antiquísima para nuestros artífices nacionales, diciendo:
«Gran mal ha sido siempre en España el no premiar á los hombres hábiles é ins
truidos, dejándolos en los tristes brazos de su m iseria, pero infinitamente mayor fué
en nuestro país, desde hace algunas centurias, elevar con premios y grandes sueldos
á los que no tuvieron disposición para dar esplendor á la nación por ningún lado, ni
adelantarla con sus obras en la industria y en las artes. Estos huyen y á veces insul
tan al que sabe, se ríen y mofan de sus desvelos, y no siendo capaces de que en su
entendimiento entre la justa crítica con que la práctica de los artífices adquiere su
perfección, adoptan una bárbara é infame mordacidad con que, agregando gente del
i
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mismo humor á su partido, aterraron y confundieron muchas veces á los maestros
en España; lo que fué tanto más fácil cuanto los que tienen mayor poder que ellos
no entraron en el empeño de sublimarlos ni de sostenerlos.» En otro lugar, el mis
mo Ponz decía : «Los grandes artífices y personas de singular mérito en cualquiera
línea, han solido venir y podrán venir á España, pero atrayéndolos con grandes in
tereses, haciéndonos creer que hacen enormes sacrificios domiciliándose entre nos
otros, que por consecuencia se les pagase proporcionalmente.» Nada de lo anterior
mente expuesto por Ponz se tuvo presente al establecer la que se llamó Fábrica Real
de vidriería de San Ildefonso, reemplazando muy pronto en ella á los obreros indí
genas con el francés Sivert, poco conocido en su país, pero que los cortesanos de
Felipe V y Fernando VI decían que era el más grande oficial de soplo y caña cono
cido en Europa, y á quien se señaló magnífico sueldo y otros emolumentos cuando
llegó á la Granja. A éste le siguieron el maestro Eder y sus hijos José y Lorenzo, suecos,
el hannoveriano Brun y el inglés Douling. El primero, que prometía construir vidrios
de marca tan grande como ios mayores y más bellos de los que se han construido en
estos últimos años en Europa, para puertas y ventanas; todos del hueco; ¡fanales de
20 y 50 palmos de altura! por consecuencia, sin necesidad del raspado y pulimen
to en que tanto había trabajado el artífice español Pedro Fromvila, años ántes, en
la misma Granja. El oficial Brun manifestó casi desde su llegada, sin duda para
mejorar de sueldo, que había descubierto un secreto para dorar el vidrio y el cris
tal con el fuego.
Todas fueron magníficas ofertas referentes al regio y grandioso establecimiento fa
bril é industrial, que en aquel entonces se estableció en la Granja con la idea de
servir de único y privilegiado centro al comercio vidriero de España y de sus co
lonias, y que se creia que no sólo sería nacional, sino que muy pronto sus pro
ductos podrían tener acceso fácil y con ventaja en los más importantes mercados
de Europa. De conformidad con tales ideas, los sueldos de los maestros extranjeros
que llegaron á la Granja fueron proporciónalos á la esplendidez y grandes riquezas
de los dueños fundadores de aquel establecimiento fabril; pero como arriba se indi
có, los últimos debieron confundir á la vidriería con las bellas artes, porque de no
ser así, no se comprende cuando se examinan y estudian las obras vidrieras de la
Granja en su primer período extranjero, la calidad de los productos, escondiendo sus
defectos de fabricación tras de trabajos muy admirables en el grabado en hueco. De
éstos conservamos varios ejemplares curiosímos y de gran valor por la belleza del
dibujo, tanto de adorno como de figura. Verdad es también que el vidrio de la Gran
ja mejoró bastante en tiempo de Cárlos III en su diafanidad y blancura, por los
trabajos de uno de los hijos de Eder y maestros Busquet y Piquer, perdiendo algo
la perfección del grabado. Se desmejoró en tiempo de Cárlos IV, y desapareció del
todo en la época de su hijo D. Fernando; pero á nuestro juicio, prévio el examen de
las obras vidrieras que se labraron en la Granja en los primeros tiempos de la fabri
cación, nos han hecho creer siempre que los maestros extranjeros que á ella llegaron y
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—
arriba se mencionan, para fundar y dirigir tan noble empresa, fueron más que vi
drieros propiamente dichos, excelentes grabadores y tallistas, que cometieron cierta
estafa, frecuente en España en los tiempos pasados, de suponerse aquéllos hábiles
desde que cruzaron el Pirineo, para todas las operaciones de las fábricas, cualquiera
sean, v que tan amargas quejas arrancaron á la pluma de Ponz en sus cartas sépti
ma, octava y última del tomo ix de sus Viajes, que son á lasque anteriormente nos
referimos, dando con ellas razón y el por qué en nuestro país no había llegado á ser
en varios ramos más industrial y fabril que lo fué y ha sido.
Las consideraciones anteriores se podrían generalizar en el siglo pasado por ser
comunes á las grandes fábricas que entóneos se idearon en España de vidriería,
como la de San Ildefonso, y á las de paños de Guadalajara, indianas de Avila, papel
de imprimir y de escritura en grande escala, pólvoras de caza y guerra en Murcia y
su tierra, sedería de Talayera y algunas otras, calificadas todas do establecimientos
Reales, y que fueron desapareciendo unos tras otros después de producir pérdidas
enormes al erario. Pero no entraremos en ésta que pudiera llamarse la profundísima
sima colmada con las lágrimas de la industria y trabajo de los artífices españoles, en
la centuria décimo-octava, para fijarnos por hoy en una causa especial que se refiere
á nuestra vidriería, que tuvo ó pudo tener influencia en su marcha decadente en el
mismo siglo.
La Francia desde muy antiguo dispensó á los obreros del vidrio los honores de
gentileshombres, declarándolos nobles por el hecho sólo de dedicarse á las labores
de aquel compuesto. Ademas, en aquel país, en los siglos xv, xvi y xvn, hasta se
llegó á exigir que ántes de penetrar en los talleres los aprendices y oficiales tuvieran
que exibir las pruebas de la nobleza de sangre de sus antepasados. Respecto de los
jetes y maestros vidrieros franceses, desde Antonio de Brossard en 1453, hasta los se
ñores Sagrier de Bongard en 1667, según dice Handicquer de Blancourt (A rte de la
vidriería, tom. i, pág. 47), todos fueron de la más antigua y veneranda nobleza fran
cesa, contándose entre ellos príncipes de la corona, príncipes de la Iglesia y barones
con escudos y timbres nobiliarios del mayor respeto y más grande consideración so
cial de aquel país.
Como estos hechos de la antigua vidriería habían constituido una especie de tra
dición cuidadosamente conservada por la familia real francesa , por lo ménos desde
el Sr. Cárlos de Artois, conde de Eu y príncipe de la sangre real en 1455, hasta
Luis XIV el Grande de Francia, resultó que los reyes Felipe V y Fernando VI en
España , al intentar la fundación en San Ildefonso, de la que llamaron su fábrica de
vidrios, no se atrevieron á ennoblecer á los artífices castellanos, y de conformidad
con sus tradiciones de familia fueron á buscar en el extranjero un personal que pa
sase en España como de antigua nobleza, aunque su habilidad de artífice no pudie
ra compararse con la de los maestros desheredados en su propio país; pues obrar de
otro modo hubiera sido incomprensible á los reyes ya referidos, toda vez que, según
la historia, sus antecesores habían obrado así siempre con justicia, casi inspirada y
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—
con acierto industrial, como lo probaba el estado, es verdad que un poco atrasado,
de la vidriería francesa en aquellas épocas privilegiadas, comparada con la italiana,
bohemia, alemana, flamenca, sueca é inglesa de iguales tiempos.
Las antiguas fábricas de Cataluña, Valencia, Murcia, Cuenca y Castilla continua
ron, durante el trascurso del siglo xvm, labrando los vidrios planos y los huecos en
vasería del género ordinario y barato, de que había necesidad para el consumo de
las poblaciones pequeñas y de la gente pobre; pues en las grandes ciudades los ex
tranjeros. como de tiempo atras, tenían establecidos sus almacenes de vidrio, en
los cuales no podían competir los produc tos nacionales. Algunos esfuerzos se hicieron
en la misma centuria en las fábricas de Recuenco, Valencia, Tortosa y Barcelona,
para sacar á la industria del vidrio en España de la decadencia y estado tristísimo en
que se encontraba. Para ello se mejoraron algo los vidrios en su masa, color y tras
parencia ; se tallaron en aquellas fábricas con más corrección , se adornaron y em
bellecieron algunas vaserías huecas con nervios de hilo y esmalte blanco lechoso y
de otros colores á la italiana, según se habían labrado muchos vasos en España en
los siglos xvi y xvn, de los cuales conservamos algunas muestras curiosísimas; pero
bien sea por falta de administración, por no tener medio para franquear los merca
dos, desembarazándoles de los productos más perfectos extranjeros, por la dificultad
de proporcionarse algunas materias primeras, y por los trastornos políticos que des
pués ocurrieron en lo que va de siglo, los esfuerzos últimamente referidos de la vi
driería española no dieron los resultados que hubieran sido de desear.
Aquellas fábricas, sin embargo, han continuado y continúan hasta nuestros dias,
encendiendo sus hornos. Por los años de 1828 al 53 volvió á trabajar la Granja. Poco
tiempo después Cartagena, á que siguió Aranjuez, la Coruña y Jijón, la Luisiana y
la Cantábrica, en las Rozas y Valdearroyo de la provincia de Santander, cuyos esta
blecimientos fabriles tal vez consigan dentro de poco recobrar una parte del tiempo
perdido afirmando el porvenir de la industria vidriera española , que como indus
tria, no como arte, contó en lo antiguo con la habilidad individual de los maestros y
oficiales que siguen :
MAESTROS VIDRIEROS QUE LABRARON EN ESPAÑA.
SIGLOS ANTERIORES AL XVI.
Abolais : Autor que escribió ántes del siglo xui, y tradujo del hebreo en árabe un
libro llamado el Lapidario , el cual se encontró en Toledo, donde le mandó poner en
castellano el Infante D. Alfonso, que siendo rey poco tiempo después de i 248, se le
llamó el Sabio. En esta obra se dieron curiosísimas noticias importantes de la vidrie
ría antigua. Para tener una idea del contenido del libro de Abolais, de las épocas en
que se redactó y tradujo en castellano, trascribiremos aquí el prólogo de dicho có
dice, guardado hoy en el Escorial, y dice :
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29
—
t ...... Mas los que escriuieron de las piedras ansi como Aristotil, que tizo un libro
en que nombra setecientas dellas, et dixo de cada una de qué color era, et de qué
grandeza et qué uirtud auié, eten qué lugar la fallaban, et ansi íizieron otros mu
chos sabios que en estas cosas tanxieron et tocaron. Mas entre aquellos ouo y algu
nos que se metieron mas a saber el fecho de ellas, et tuuieron que les non abandonaua de connoscer su color et su grandez, et su uirtud, sinon connosciesen quales
eran los cuerpos celestiales con que tien acercamiento, et de que resciben la su uir
tud. Et porque se enderzeauan a hazer sus obras, según el enderezamiento de tos
estados de los cuerpos desuso, en toda obra de bien ó de mal.
» Et entre los sabios que se mas desto trabaxarou, fue uno que ouo nombre Abolays, como quierque el touiesse la ley de los moros, era hombre que amauu mucho
los gentiles et sennaladamente los de tierra de Caldea, porque de alli eran sus abuelos,
et porque el sabie hablar aquel lenguaje, et leye la su letra, pagóse mucho de bus
car los sus libros, et de estudiar por ellos, porque oyera dezir que en aquella tierra
fueron los mayores sabios que en otras del mundo. Mas por las grandes guerras, ei
las otras muchas ocasiones que alli acaescieron, murió la gente , et licaron los sa
beres como perdidos, ansi que muy poco se fallaua dello. Et este Abolays auie un su
amigo que buscaua e_-ios libros, et se los fazie a u er, et entre aquellos que el buscó
faltó este que fabla de trescientas et sesenta piedras según los grados de los signos
que son en el cielo ochauo, et dixo de cada una qual color el qual nombre, et que
uirtud a , et en que lugar es fallada , et de la estrella de la ligura que es en el grado
daquel signo, donde ella rescibe fuerza et uirtud, et esto según el sol cosre en todo
el año, por los grados de las liguras de los doze signos, que se fazen por todos tres
cientos et sesenta que son todos figurados de estrellas menudas, et otras figuras mu
chas que están en el ochauo cielo que son figuradas otrossi de estrellas las mas, aparte
de septentrión que es a la estrella que llaman tram ontana, et las otras aparte de me
dio dia que son dellas dentro en los signos, et las otras de fuera dellos ansi que se fa
zen por todas con los signos quarenta et ocho. Onde quando Abolays falló este libro
fue con el muy contento, porque ouo y falló en el todo lo que cobdiciaua saber de
las piedras, y desque ouo por el mucho leydo et entendió lo que en el era, trasladólo
de lenguaje Caldeo, en arauigo, et en su uida punno de prouar aquellas cosas que en
el yazien, et fallólas ciertas et uerdaderas, porque el era sabidor de la arte de astro
nomía , et de la natura de conoscer las piedras. Et depues que el murió, tico como fue
perdido este libro muy gran tiempo de manera que los que le auien no le entendien
b ien , ni sabien obrar del ansi como conuiene, fasta que quiso Dios que uiniese a
manos del Rey D. Alfonso lijo del muy noble Rey D. Fernando et de la Reina Doña
Beatriz, et Señor de Castilla et de Toledo, et de L eó n , et de Galizia, etde Seuilla,
et de Cordoua, et de Murcia, et de Jaén et de Algarue, et le falló en seyendo In
fante en uida de su padre en el anno que ganó el reyno de M urcia, que fue en la era
de 1290 annos poco mas órnenos, et ouoleen Toledo de un judio que lo tenic abscondido, que se non querie aprouechar de e l, ninque a otro touiesse pro , et des-
que este libro tuuo en su poder fizolo leer a i tro su judio que era su phisico et dizenle
Yhuda Mosca el menor, que era mucho entendido en la arte de astronomía et
sabie, et entendie bien el arábigo et el latín. Et desque por este judio su phisico
ouo antendido el bien et la grande pro que en el vazia mandóselo trasladar de ara uigo en lenguaje castellano porque los hombres lo entendiessen, et mejor sopiessen
dél mas se aprouechar, et ayudó en este trasladamiento Garci Perez un su clérigo,
que era otrossi muy entendido en este saber de astronomía. Et fue acabado de tras
ladar el segundo año que el noble Rey D. Fernando su padre ganó la ciudad de Seuilla. Este libro es muy noble et muy preciado et quien dél se quisiese aprouechar
conuiene que pare mientes en tres cosas: la primera que sea sabidor de astronomía
porque sepa conoscer las estrellas en qual estado están, et en qual razón uiene ma
yor uirtud a las piedras dellas, según la uirtud que resciben de Dios. La segunda co
sa es que sepan conoscer las piedras, et las colores, et las fayeiones dellas; otrossi
que sepan ciertamente los lugares sennalados o se crian et se fallan. Estremar la con
tra-fecha de la natural, et de parar otrossi las que naturalmente se esencian en uno
conosciendolas por peso o por dureza, et por las otras sennales porque se pueden co
noscer a hombre que fuese entendido en este saber. La tercera cosa es que sea sabi
dor del arte de Física que yaze mucho della encerrada en la uirtud de las piedras se
gún en este libro se m uestra, et que sepa de ellas otras ansi como él m anda, et que
sea de buen seso porque sepa ayudarse de las cosas que fazen pro et se guarde de
las que tienen danno. Et obrando desta guisa llegaran a loque quisieren tacer por
ellas, et uerá cosas marauillosas de la su uirtud que resciben de Dios, porque aya a
loar et bendecir el su nombre que sea bendito para siempre jamas amen.
A lemán ( Micer Cristóbal) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes
por el fuego, y obrero de imagenería sobre vidrio. Fué el primero que labró en Se
villa , para la catedral, una vidriera de setenta palmos con imágenes, concluyendo
su obra en 1504, pagándole por ella 10.030 maravedíes.
A mat ( J uan de S an) : Trabajó las vidrieras más antiguas de la catedral de Lérida
en el siglo xiv, por los años 1340. ( Vide Qolivella.)
A liman (el maestro P edro): Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo en el año
de 1459, con el maestro aleman llamado Pablo, teniéndose pocas noticias de estos a r
tífices de mediados del siglo xv, como maestros vidrieros de color en España. (Véase
el tomo lv de los documentos inéditos, Academia de la Hist.)
B onifacio ( P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el
fuego, labró en Toledo, y continuó, en 1493, la obra de las vidrieras de la cate
dral , siendo de este maestro las antiguas que hubo desde el reloj hasta el coro del
Dean; por su trabajo se le pagaron 193.450 maravedíes.
CjOlivella (G uillermo) : Este maestro de vidriería de colores residió y labró en
Lérida en la segunda mitad del siglo xiv y principios del xv. Se conserva su memo
ria en la catedral de aquella ciudad, donde en 1392 era magisler operis y encargado
—
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de la visura y cuidado de las vidrieras de colores que fabricó años ántes Juan de San
Amat. Gomo escultor, hizo en 1591 dos estatuas de los Apóstoles, que á principios
de este siglo xix se guardaban en la iglesia de San Pablo en Lérida.
Cotin (Luis el maestro) : Artítice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego y de imagenería, pudo ser oficial á principios del siglo xv del maestro Dolíin, labrando cou éste en Toledo por los años de 1420 al 1425. En este ùltimo acae
ció la muerte del referido maestro, por cuyo motivo el artífice Luis continuó la obra
comenzada de las vidrieras de la catedral de Toledo, labrando las que estuvieron
desde la fachada del reloj hasta el lado opuesto, cuyo trabajo se finalizó en 1429,
recibiendo por la mano de obra 600 llorínes del cuño de Aragón.
C risòstomo ( el aleman) : Maestro de vidrios en colores por el fuego, que labró en
Toledo , con el maestro Pablo ( vide), para la catedral desde el año 1459 hasta muy
cerca de los años de 1495, en que pudo haber fallecido.
Dolfin ( el maestro) : Artífice fabricante de vidrios de colores y de imaginaria de
los más antiguos que labraron por el fuego en Toledo. Al parecer, por su apellido
parece francés, áun cuando en la época que floreció este maestro las palabras Golfín,
Dolfin y Dalíin pudieron ser flamencas ó alemanas. Labró en Toledo los famosos vi
drios de colores para las vidrieras de aquella catedral primada en 1418, por valor
de 7.725 maravedíes de la moneda m oderna, que equivalían á 150 florines de oro
del cuño de Aragón, á razón de 51 maravedíes y 5 dineros cada florín. (Archivos de
la catedral de Toledo.) Le ayudó y tuvo por oficial á Luis Cotin.
A Dolfin y á Luis les siguieron, como maestros vidrieros de colores, en la catedral
de Toledo, los maestros P ablo y C risòstomo (alemanes), en 1459. P edro F rancés y
P edro B onifacio , en 1495. Vasco de T ro ya , en 1515. J uan de C ue sta , hasta 1515.
J uan de C ampos , hasta 1522. A lberto de H olanda , hasta 1525. J uan de Ortega , 1554.
F rancisco de O l í a s , en 1676. F rancisco S ánchez Mar tínez , en 1715, áquien se atri
buye un tratado sobre el arte de la fabricación de los vidrios de colores é imaginaria,
que presentó como maestro al cabildo de la catedral de Toledo en el año de 1721.
Manuel Moreno A paricio , siendo canónigo de la santa iglesia el Sr. Lorenzana, se
nombró maestro de vidrios á dicho artífice en 1772. Fué el último que se conoció
en dicha iglesia primada para las vidrieras de imaginería. Algunos dicen que éste, y
no el anterior, fué el que escribió el tratado de los vidrios de colores de que se hace
memoria.
E nrique (el maestro) : Fué maestro vidriero, de nación aleman, vecino de Toledo,
donde residía por los años de 1480. Se casó en España con María Maldonada. Como
maestro de vidrieras de color, le encargó el cabildo catedral de Toledo la construc
ción de algunas vidrieras nuevas para la santa iglesia primada y la reparación de las
antiguas en el año de 1485, según concordia y capitulación fechada el 11 de Junio de
aquel año, por la cual el maestro Enrique se comprometía á seguir las dichas obras,
hasta dejarlas concluidas.
Este maestro falleció en 1492, habiendo labrado y sentado catorce vidrieras en la re-
—
32
—
ferida catedral, con imágenes de santos, santas y algunas de composición historial,
que midieron dos mil nuevecientos treinta y cuatro palmos y medio cuadrados de vi
drios de color. Pero como la obra y el compromiso del maestro Enrique no se hubiera
concluido, la continuaron sus oficiales en 1492 y 93, bajo la responsabilidad de la
viuda María Maldonada, labrando los oficiales Pedro Bonifacio y Pedro el francés las
seis vidrieras últimas, que según el compromiso, convenio y escritura del maestro
Enrique, medidas resultaron tener en su totalidad dichas seis vidrieras dos mil se
tecientos veintinueve palmos cuadrados, y ?/3 de palmo.
Estas noticias se han tomado de la concordia y capitulación que firmó el maestro
Enrique con la catedral de Toledo en el año 1485, publicada en el tomo ly de los do
cumentos inéditos de la Academia de la Historia. Pero leyendo dicha concordia re
sultan algunos hechos en ella consignados que tienen cierta importancia para el arte
de la fabricación de vidrio blanco y de color en la centuria decimaquinta.
El primero es que, según uno de los artículos de la concordia, el maestro E nri
que había de pasar á Burgos, Flándes ú otras partes á comprar el vidrio que fuese
necesario para la obra proyectada por la santa iglesia primada.
El segundo hecho singular es el haberse señalado en el mismo documento los
colores más principales que se habían de usar en la vidriería, y que constituían la
que hoy podría llamarse la paleta de los maestros del siglo xv. Diciéndose sobre este
punto que el maestro Enrique había de traer buen vidrio, asi blanco, como azul,
verde , colorado, morado, amarillo, prieto, y de la groseza que lleváre muestra.
El tercero, y después de señalar el grueso del vidrio, se refiere á las condiciones
físicas del mismo material, cuando le trajera el maestro Enrique; «el cual no se ad
mitiría si no fuere bueno é bien fecho (diáfano, homogéneo en su masa y bien des
templado de modo que fuese resistente y poco frágil), é bien entretexidos las colores
á vista (ó que cuando les pasase la vista y la luz, como entonces se decía , resultase
una sensación de uniformidad la más perfecta posible, relativamente á los matices
y coloración de los vidrios, examinados por los reflexos y por la refracción ó paso de
luz á su través), y si no fuese á contentamiento de los dichos señores obreros é visi
tadores, que non sean obligados d lo tomar por ningún precio.*
Estas frases , toda vez que el cabildo había adelantado el dinero para la compra
del vidrio, y sus términos absolutos, nos hacen sospechar que existían en el si
glo xv la estafa y el fraude mercantil en el artículo del vidrio extranjero que venía
á España, y que con dicho fraude había sido castigada alguna vez la iglesia de Toledo.
Pero ésta, en su concordia con el maestro Enrique, no se contentó con sentar las
condiciones anteriores, sino que ademas, temerosa de que el artífice por ser extran
jero poseyera ó no la habilidad que decia de maestro, lo cual supone estafa posible
de otro orden que en la del vidrio, pues sería personal, dispuso que aquél, «ántes de
comenzar lo principal de la obra, labrára una ventana con figuras, im ágenes, lazos
y otras labores, con las canales de plomo bien fornidas é altas para que abracen y
encajen bien el vidrio. Et si todo saliere bien é á contentamiento de los señores obre-
—
33
—
ros é visitadores de la iglesia, que se le pague su valor é siga en las obras de la vi
driería, y si no, se le pague aquella obra y devuelva el dinero que se le dio para la
compra de los materiales, dándole plazo de un año para la devolución al maestro
Enrique ó sus fiadores.»
F rancés (el maestro P edro) : Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo, en el
año de 1495, no teniéndose más noticias de este artífice de mediados del siglo xv,
como maestro que labró en España.
Guisquin de Vaque H usfren : Mercader y vecino de Toledo por los años de 4420
al 28 , que proporcionó é hizo llegar á dicha ciudad várias partidas de vidrios blan
cos y de colores, probablemante de Alemania, Flándes y tal vez de Burgos, para las
grandes vidrieras que en aquel entonces labraron los maestros Dolfin y Lois Contin
para la catedral primada de Toledo. Las cantidades de vidrios que proporcionó el
mercader Guisquin pueden calcularse de considerables, atendiendo á que para solas
dos vidrieras que labró el artífice Lois después del fallecimiento de su maestro Dolfin
aquél proporcionó á los talleres de la catedral algo más de once quintales de vidrios
blancos y de color, según consta de una carta de recibo y pago firmada por Guis
quin, fechada á 12 de Noviembre de 1428 años, en Toledo. (Documentos inéditos de
la Academia de la Historia , tomo l v , pág. 487.)
J uan ( el maestro) : Maestro y artífice de vidrios de colores, conocido tan sólo por
el nombre del maestro Joan, que labró en Burgos algunas vidrieras de colores y otras
para la catedral de aquella ciudad, desde el año 4427 al 33, según los registros de
las actas capitulares de aquella santa iglesia, correspondientes á los años menciona
dos; no se sabe la patria de este antiguo artífice.
J u a n ico (N.): Artífice y oficial vidriero, que labró en Toledo como ayudante y
mozo de Fray Pablo en la reparación de las antiguas vidrieras de la iglesia primada,
que se acordó llevar á cabo en el año 1458. Este oficial se le señaló por el cabildo el
sueldo de 25 maravedises por dia como á su compañero de taller Ximeno (vitle), ó
sea la mitad que al maestro Fray Pablo. (Academia de la Historia, documentos in
éditos, tomo lv .)
O viedo (Catedral de) : En el templo y santa iglesia catedral de Oviedo se conser
van cinco grandes vidrieras ojivales sobre el altar mayor, formando el coronamiento
gótico de la capilla mayor, de muy bellísimo efecto. Ademas, en la nave de la misma
capilla y costado del Mediodía se cuentan otras cinco vidrieras mayores con seis
compartimentos y colores, santos é historias de composición concluida. Las vidrieras
correspondientes al costado Norte se tapiaron hace muchos años á causa de los vien
tos y lluvias que por aquel lado combatían al edificio, inutilizándose, y siendo por ello
costosísima la conservación de aquéllas.
En los dos lados del crucero, en la parte del trascoro y otras capillas y lugares de
la iglesia, se hallan varios óvalos de cantería y talla, cerrados los calados en piedra con
vidrios claros; resultando obras de mucha elegancia y gusto á la antigua, ó decuan5
34
-
do se servian los maestros de la piedra misma como armaduras del vidrio trasparente.
Las vidrieras de colores referidas, consta en el archivo de la catedral de Oviedo que
se labraron por los años de 4501, por maestros que fueron de la catedral de To
ledo, los cuales, habiendo concluido sus labores en la iglesia primada en el año re
ferido, solicitaron encargarse de la obra de las vidrieras de la catedral de Oviedo en
el año 4501. Sin embargo, aunque los artífices mencionados se sospecha fueron fla
mencos , no se citan sus nombres ni el coste que tuvieron las vidrieras de Oviedo.
Es probable que los maestros á que se refiere el apuntamiento anterior fueron
Pedro el francés y Pedro Bonifacio, que de 1405 á 1500 habían finalizado sus obras
vidrieras en la catedral de Toledo.
P ablo (F ray) : Artífice aleman que vino á España á mediados del siglo xv; fué
maestro del arte de pintar vidrios con colores trasparentes por el fuego. Trabajó en
Toledo, entre otras obras, algunas de las vidrieras de la catedral por los años de 1459.
(Archivo de id.)
S antillana (D. D iego ) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego, que
residía en Burgos en el último tercio del siglo xv. En el año de 1497 paséen compa
ñía del maestro Juan de Valdivieso á Avila, para ajustar las vidrieras de su catedral,
con cuyo trabajo se quedaron aquellos dos artífices en el año siguiente de 1498, pin
tando dos para la capilla del Cardenal. Pasando después á pintar otras várias de las
de la banda izquierda de aquella iglesia, y concluyendo las de las santas Agueda,
Inés, Cristina , Cecilia y algunas otras que sellan conservado hasta la actualidad, bien
pintadas y con diseño y actitudes sencillas. A principios del mismo año 98, estando
este maestro en Burgos, contrató con la catedral de esta ciudad algunas obras de vi
driería de color, asociado al mismo artífice Juan de Valdivielso. Este convenio tiene
ia fecha de 25 de Enero de dicho año 1498.
Debió ser compañero y amigo de Arnao de Flándes y del famoso vidriero hurgó
les Nicolás de Vergara, figurando Santillana, como testigo, en unas diligencias del
maestro Arnao y por encargo de su liijo Nicolás, fechadas en 1512, año en el cual el
último residia en Toledo y trabajaba como maestro las bellísimas vidrieras de la ca
tedral de aquella ciudad. Por los mismos años de 1512 al 15, el maestro Santillana
labró en Búrgos tres vidrieras historiadas para la iglesia del monasterio de San Fran
cisco de Falencia, según escritura fechada el 51 de Mayo de 1512. La primera con
la representación de la impresión de las llagas de San Francisco. La segunda, la pre
sentación de Doña Inés de Castilla á Santo Tomas de Cantorberi, conducida por la ma
no de Santo Domingo ; con las armas de los Castillas y Enriquez. La tercera , con la
historia del acto en que recibió San Ildefonso la casulla milagrosa de manos de la
Virgen. El precio de estas vidrieras se calculó y pagó á 95 maravedises el palmo
cuadrado de vidrio de color.
Ademas, el mismo Santillana labró tres vidrieras de colores para el cabildo de la
catedral de Patencia en igual precio que las anteriores, y las seis redondas para los
ojos de la capilla de Nuestra Señora la Blanca, de la misma catedral, en el año 1515
—
35
—
al 14, con buenos colores y matices. La principal de aquéllas representaba á Nuestra
Señora con el niño, yen oración el señor canónigo Bartolomé de Falencia. En la vi
driera del segundo ojo se pintó á Santa Marina con el dragón. En las restantes, San
ta Catalina, San Andrés, Santa Lucía y la Magdalena. La catedral pagó al maestro
Santillana, ademas del precio convenido, la casa, carbón y los andamios que fueron
necesarios para sentar las obras.
S ocoma (D. F rancisco) : Artífice y maestro de vidrios, que labró en Mallorca en la
segunda mitad del siglo xiv, por los años de 1580 se encontraba en Palma como
maestro de las vidrieras de la catedral de aquella isla , que en aquel tiempo y ántes
de cerrarlas con manipostería, debieron ser difíciles de poderse conservar y componer.
V aldivieso (D. J uan) : Maestro artílice de vidrios de colores trasparentes por el
negó. Floreció en la segunda mitad del siglo xv. Fué vecino de Burgos y como com
pañero de Juan de Santillana pintó por los años 1497 al 99 várias de las vidrieras de
la catedral de Avila.
V aldovin (el maestro) : Maestro que floreció y labró lumbreras blancas y de co
lor, tal vez en el siglo xiv ó época anterior. Se le atribuye el trabajo de las anti
guas vidrieras con imágenes y de mosaico que poseyó la catedral de León , las cuales
tanto realce y belleza dieron á dicha santa iglesia en la Edad Media, y que sin duda
fueron origen de aquel antiguo dicho vulgar :
Campanas las de Toledo,
Vidrieras las de León,
Relox el de Benavente,
Rollo el de Villalon.
Atendida la fragilidad del vidrio y la magnitud excesiva que debieron tener las
vidrieras de León, labradas por el maestro Valdovin , lo cual las expuso á inutilizar
se con más facilidad que en otras iglesias de España , creemos que las obras de dicho
maestro han desaparecido hace algunos siglos; no existiendo hoy otras vidrieras en
aquella catedral más que las que probablemente labraron otros maestros del siglo xvi,
tal vez en Burgos ó Toledo, para la iglesia leonesa, como lo hicieron para las cate
drales de Oviedo, Palencia, Astorga y otras iglesias de Castilla la Vieja, León, Astu
rias y Galicia, en la referida centuria décimosexta.
El nombre del maestro Valdovin le cita el Sr. Villamil y Castro en sus rudimentos
de Arqueología sagrada, pág. 153.
X imen (N.): Artífice y oficial vidriero que floreció y labró en Toledo á mediados
del siglo x v ; se da noticia del nombre de este oficial como mozo de Fray Pablo, ga
nando 2o maravedises por dia, ó sea la mitad que su maestro, en el arte vidriero de
colores, según se dice en el libro de gastos de la santa iglesia primada de Toledo, año
de 1458, con motivo de la compra en Burgos de diez quintales y medio de vidrio,
más trece libras de colores de Flándes, que costaron, á razón de 2.000 maravedises
cada quintal, y con cuyos materiales comenzaron el maestro Fray Pablo y sus oficia-
36
—
les é mozos Ximen y Juanico el reparo de las antiguas vidrieras de la catedral de To
ledo, en el año de 1458. (Academia de la Historia, documentos inéditos, pág. 502.)
Hay alguna probabilidad para asegurar que este artílice Ximen tuviera por hijo á
Alexo Ximen ó Ximenez, que también fuá artifice vidriero de color y clérigo ó cape
llán en Toledo por los años 1509 (vide).
X imenez (D. A lexo ) : Artílice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
á últimos del siglo xv. Fué clérigo y labró en Toledo con mucha aceptación varias
vidrieras de la catedral de aquella imperial ciudad, por los años de 1509.
VIDRIEROS DEL SIGLO XVI.
A rce (J uan): Maestro y artífice de vidriería del que se tiene pocas noticias. Labro
en Rúrgos en la primera mitad del siglo xvi, sucediéndole como maestros de la ca
tedral de dicha ciudad, su hijo Juan y su nieto Pedro, que lo fueron posteriormente
desde 1540 hasta cerca de 1600, según varias peticiones que dirigieron al cabildo
de la catedral de Rúrgos, fechadas en 1586 y 90, suplicando aquellos maestros se les
encarguen las obras pendientes de reparación y demas en las vidrieras de la iglesia,
creyéndose que tenían cierto derecho á ello por sus muchos servicios prestados en el
trascurso de más de cincuenta años de trabajos bien acreditados, como vidrieros de
aquel templo.
A rce (D. J uan) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el fuego;
floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en Rúrgos, donde se le encargó
en 1581 la reparación de las vidrieras de la catedral, que concluyó; pagándole 8.600
maravedís por la obra. Este maestro y artílice vidriero lo fué de la catedral mencio
nada durante muchos años, pues figura en varias cuentas de vidriería del templo en
1568 y 69, en las cuales se advierte que nadie más que él entienda en todo lo relati
vo á las obras del vidrio, atento á los muchos años que entonces llevaba de servir con
su habilidad al cabildo de aquella santa iglesia.
A rce (P edro ): Maestro y artílice vidriero, que floreció y labró en Rúrgos en la se
gunda mitad del siglo xvi. Fué hijo y nieto de los dos maestros Juanes de Arce, que
le precedieron como tales en la catedral de aquella ciudad; consta su nombre en una
exposición al cabildo de la referida iglesia, en que pide se le conserven los derechos
de su padre, que liabia trabajado hasta 1586, más de 50 años, en las obras de vi
driería de la catedral de Burgos, sin contar los muchos más que trabajó para la mis
ma su abuelo Juan, también maestro del templo en el tiempo que vivió.
A rtífices talladores de vidrios, diamantes y otras piedras preciosas. —Esta clase
de artífices, según dice Juan Arfe, existían en España en el siglo xvi, es posible que
fuesen más antiguos, pues ya en el siglo x iii , según una ley de las Partidas (Lev 8.a,
tít. xvi, Partida vil de los falsarios), se dice que había en España Oreberes lapidarios
verdaderos y legales, que practicaban su arte leal y hábilmente, y otros Oreberes la
pidarios del siglo x iii , que en el xvi se llamaban enjoyeladores, los cuales, según la
—
37
—
ley de Partida referida «fazen enganno et uenden las sortiias que son de latón ó de
plata doradas diziendo que son de oro. Et otrosí uenden los dobletes de cristal, et las
piedras contra fechas de uidro por piedras preciosas.»
Sobre estas falsificaciones y manera de hacerlas escribió algunas consideraciones
Arfe, concluyendo por decir : »pero por maravilla se ve una de ellas antigua ó mo
derna en España, porque aquí, á pesar de la ley de Partida, no se hacen; y por
hacerlas en Italia y Francia, suceden en aquellos reinos más vezes semejantes en
gaños.
La talla geométrica y pulimento físico de los diamantes, trabajos considera
dos como arte, se verificaba por artífices en Lisboa, en Sevilla y en Madrid á me
diados del siglo xvi. Como lo comprueba el mismo Arfe en su Quilatador, pág. 576,
libro viii diciendo:
«Los diamantes lábranse con otros diamantes y con el polvo que sale de unos y
otros basta ponerlos en el talle (forma) que quieren , y después se pulen en rueda de
acero templado con aceite, y el polvo que sale dellos; como lo he visto en Lisboa
y en Sevilla y aquí en Madrid. Todo se hace á costa de mucho tiempo.»
A yala (F rancisco) : Artífice vidriero que floreció y labró en Palencia, constando
su nombre en una escritura otorgada ante el escribano Alonso Paz, á nombre del
cabildo de la catedral de aquella ciudad, fecha 9 de Octubre de 1516. En dicho do
cumento se conviene el maestro Ayala á aderezar todas las ventanas del crucero de
la capilla mayor de la iglesia de Palencia y las de las capillas de San Pedro, Santa
Ursula, Corpus Cristi, Nuestra Señora la Blanca y San Miguel, á contentamiento de
los obreros de dicha iglesia ; debiendo recibir el maestro Ayala por su trabajo 50 du
cados de oro. (Academia de la Historia, papel suelto sin colocación.)
B orgoña (Jorge ) : Artífice fabricante de vidrio de colores, trasparentes por el
fuego. Labraba en Palencia en el año de 1541 las vidrieras para la catedral, pero ha
biendo fallecido en dicho año, continuó en este trabajo, basta concluirlo, su cuñado
D. Diego de Salcedo. El precio fué de 100 maravedíes por cada pié de vidrio pintado
con imaginaria. Este maestro flamenco fué vecino de Burgos, donde casó con Ca
silda Diago; por los años de 1553 pasó á Palencia para encargarse del trabajo de las
vidrieras de dicha catedral, que no pudo concluir por haber fallecido, como se dice
arriba.
B ruxes (C arlos) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego. Labró para la catedral de Sevilla en 1558, la vidriera de la Resurrección del
Señor, que está en la capilla de las doncellas, y la otra vidriera frontera, cuyas imá
genes representan la venida del Espíritu-Santo. Reparó otras de la misma iglesia en
el año 1559. En el siguiente fué castigado por el tribunal de la Inquisición.
Campa ó C ampos ( el maestro J uan ) : Artífice fabricante de vidrios de colores, tras
parentes por el fuego. Labró para la catedral de Toledo algunas vidrieras, por los
años de 1522,
Cotin ó Contin (Gaspar) : Pudo ser nieto ó biznieto del maestro y antiguo vidrie-
—
38
—
ro Luis Contin, probablemente francés ó flamenco, que vino á España por los años
de 1418. Este maestro Gaspar nació en Castilla, su familia y maestros probablemente
fueron toledanos; labró de 1538, como vidriero de colores en Burgos, para la cate
dral , en el año referido.
Córdoba (Gonzalo de) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por
el fuego, que floreció á últimos del siglo xv. Labró en Toledo desde el año de 1510
al 13, las vidrieras de la catedral, que están en la nave intermedia, empezando por
la puerta de los escribanos, en las que representó la creación de Adan y Eva y otros
pasajes del Antiguo Testamento. Se considera entre las buenas obras de su género
que posee aquella santa iglesia catedral.
Cuesta (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el fue
go. Continuó los trabajos del maestro Córdoba en el año de 1513, reparando várias
vidrieras y labrando las de la capilla muzárabe en la catedral de Toledo.
D íaz (D iego) : Floreció en la segunda mitad del siglo x v i, como fabricante de
vidrios de colores y de imaginería por el fuego. Tuvo por maestro á Francisco Espi
nosa, á quien ayudó en los talleres y fabricación de la vidriería de color que Felipe II
babia establecido en el Quejigal, cerca del Escorial, donde se labraron magníficas
vidrieras para los templos de España, pagando al artífice Diaz sueldo regular ( Vide
Espinosa.
E spinosa (F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de color y de imaginería,
que floreció á mediados del siglo xvi. Fué natural de Cedieros, y muy conocido por
su ingenio y habilidad. El rey D. Felipe II, de quien algunos cuentan tuvo noticia
especial de los hombres de mérito que vivían en su tiempo en España, llamó á
Francisco Espinosa y á su hermano Hernando para dirigir los talleres del Quejigal v
labrar en ellos los vidrios de color que se necesitasen en el templo del Escorial ú
otras iglesias de España. La importancia de los trabajos de Espinosa pueden calcu
larse por una Real orden del 18 de Marzo de 1565, en que dispone el rey D. Felipe
se pongan á disposición de este artífice para la fabricación del vidrio y su colora
ción por el fuego, quinientas arrobas de barrilla, doce de colores y cuatro de zafre,
y por otra Real carta del 17 de Junio de 1566, le mandaron pagar 375.000 marave
dises por sus experiencias y trabajos.
La fábrica del Quejigal labró por algún tiempo con grandes y buenos resultados,
mandándose, por causa de haber muerto Hernando de Espinosa, venir de Cataluña
al maestro Galceran, también pintor, siguiendo prósperamente aquella fábrica hasta
1571, en cuyo año todavía se mandaron pagar al artífice Francisco Espinosa 4.000
maravedises por ciertos gastos en colores. Tuvo por discípulo en el arte á Diego Diaz,
oficial hábil. De la fábrica antigua del Quejigal se conservan hoy como restos vidrie
ros, los que cierran con coloración verde, dos de las grandes ventanas de la cúpula
ó cimborrio del monasterio del Escorial; cuando los examinamos, nos parecieron
que eran las últimas reliquias que Rabian quedado en los almacenes de aquella igle
sia , en otro tiempo bien provistos, para las reparaciones de sus antiguas vidrieras.
—
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F ernandez (P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego; se
sabe que veriíicó algunas experiencias y presentó algunas muestras de vidrio para
imaginaria en colores trasparentes al cabildo de la santa iglesia catedral de Sevilla,
por los años de 1526. No teniéndose más noticias de este oficial artiíice que, según
aquella fecha, floreció á principios del siglo.
F lándes (A rnao de ) : Maestro y artífice de vidrios de colores que floreció y labró
en Burgos probablemente desde tiñes del siglo xv. La primera noticia que se tiene
de este maestro es que el cabildo catedral de aquella ciudad le dispensó, en 1512,
algunos adelantos con la propiedad de ciertas casas que se hallaban en él arrabal de
Vega, á do dicen la Calera, para que allí lijase sus talleres el maestro Arnao, resi
dente en Burgos y casado con Inés de Vergara. Esta cesión de propiedad tenía una
cláusula que se referia á Nicolás de Vergara, como hijo y heredero del maestro Ar
nao, el cual debia ser mayor de edad, pues en dicho año 1512 residía en Toledo,
donde trabajaba como maestro vidriero, de gran habilidad y fama; lo cual prueba
que el maestro Arnao, padre, debió llegar á España por los años de 1480 al 90.
Murió de muchos años, hácia 1544, según un poder de su hijo Nicolás, fechado
en Enero de 1550, del que resulta el fallecimiento del maestro Arnao, á quien pudo
ayudar en muchas de sus obras en Burgos, desde el año de 1521 al 54, en que aquél
residió en dicha ciudad. Tuvo por discípulos á Nicolás Vergara su hijo, que después
se llamó Vergara el Viejo, y probablemente á Juan de Arce, que fué nombrado
maestro de las vidrieras de la catedral de Burgos en el año de 1544.
G a rc er an : Maestro de vidrios de color, que floreció y labró en Cataluña, en la
segunda mitad del siglo xvi. Se tienen noticias de dicho artífice por habérsele llama
do en tiempo de Felipe II, á fin de desempeñar el cargo que tuvo Hernando de
Espinosa, que falleció por los años de 1570 en la fábrica de vidrios del Quejigal cerca
del Escorial (Vid. Espinosa).
G elandia (B ernardino) : Artífice fabricante de vidrios de color y trasparentes por
el fuego. Labró en Sevilla, en 1518, con Juan Vivan, parte de las vidrieras de la ca
pilla mayor de la catedral.
G iraldo ó G iralte de Holanda : Este artífice fabricante de vidrios de color, tras
parentes por el fuego, pudo ser flamenco ú holandés; labró en Cuenca por los años
de 1540 al 50 algunas vidrieras de colores para la santa iglesia catedral de aquella
ciudad. El nombre de este artífice consta en las cuentas de fábrica y del cabildo de
aquella iglesia, correspondientes á la época y años referidos.
Guach (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego; floreció en
Tarragona en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en aquella ciudad, porlos años de
1571 y 72, y más adelante, las grandes vidrieras con imágenes é historias sagradas
que cerraban las lumbreras de la catedral tarraconense. Aquéllas sellan considerado
durante muchos años como obras de mérito en su género, y con las cuales, según
los entendidos, quedó bien probada la destreza y habilidad del maestro Guach, poco
conocido, aunque de creer es fué valenciano ó catalan.
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40
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H olanda (Alberto de) : Artífice fabricante de vidrios coloreados. Estuvo muchos
años avecindado en Burgos á principios del siglo xvi. En 1520 se obligó á pintar las
vidrieras de la catedral de Avila, tan perfectas y áun mejores que las de la capilla de
las Vírgenes, dándole por cada pié cuadrado de vidrio pintado á razón de 82 mara
vedises, sin contar el vidrio. Los dibujos de apóstoles, mártires y otros adornos de
este trabajo, acreditaron al maestro Alberto, considerándole como uno de los que
mejor practicaron en su tiempo las reglas del arte. En 1522, concluidas las obras
contratadas para la catedral de Avila, pasó este maestro á Toledo, donde labró várias
vidrieras para aquella santa iglesia catedral y otras hasta el año de 1525, en cuya
época se perdió el nombre del maestro Alberto, tal vez por haber ocurrido su falle
cimiento. Tuvo por hijo y discípulo al excelente artífice Nicolás.
Holanda (Nicolás) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; aprendió el arte en Burgos en los talleres de su padre el maestro Alberto. En
1555, época en que tal vez habia fallecido el último, ó bien por estar éste muy ancia
no, labró vidrios de color para la catedral de Ávila, donde quince años ántes traba
jó su padre várias vidrieras. Las obras del maestro Nicolás, como las de su padre, tu
vieron notable gusto á lo romano ó estilo moderno de entonces, y fueron notables
por la corrección en el dibujo, en los escudos y adornos de color de sus obras.
J uan hijo de Jacobo el F lamenco : Artífice fabricante de vidrios de colores, traspa
rentes por el fuego. De él no se tienen más noticias que haberse hallado su nombre
en las cuentas de la fábrica y cabildo ¡de la catedral de Sevilla , con el título dicho y
que, como maestro, labró una de las vidrieras de aquella catedral en el año de 1510,
pagándosele por su trabajo doce ducados.
Ludeque ( D iego d e ) : Artífice de vidrios de colores trasparentes por el fuego y de
imaginería. Este fué el maestro que Felipe III nombró vidriero Beal en Setiembre
de 1600 por causa de haber muerto Antonio Pierres. Disfrutó poco tiempo su cargo,
falleciendo en 1602.
M enandro (V icente) : Artífice de vidrios de color, trasparentes por el fuego. Tra
bajó en Sevilla muchos años en la segunda mitad del siglo xvi , dejando, entre otras,
obras en aquella santa iglesia catedral, concluidas de su mano. En 1560 la vidriería
grande de la Conversión de San Pablo que está en la capilla de Santiago, por la que
se le pagaron 61.200 maravedises, y pudo tener cerca de 800 piés cuadrados de vi
drio de color á razón de 70 á 80 maravedises el pié. En el año de 1567 la vidriera re
donda de la Encarnación, colocada en la puerta de San Miguel, en el precio de
41.680 maravedises. En 1569 labró la de la Visitación de Nuestra Señora, compañera
de la anterior en tamaño, por la cantidad de 50.120 maravedises.
Estas obras del artífice Menandro se consideraron muchos años en Sevilla como
trabajos muy concluidos del arte, tanto por la belleza y diafanidad de los colores,
como por la corrección del dibujo y gusto de la composición que aquel maestro rea
lizó de una manera admirable, empleando los medios más difíciles del arte de la
vidriería de caballete y con imágen.
41
N iel (nielar y esmaltar sobre metales) : El nielar era conocido en España en el
siglo xni, en cuya época se lee, como comprobante, un inventario de las alhajas de
I). Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo y que fue electo obispo de Cuenca por
los años de 1250, en cuvo inventario se lee : Un vaso copado con esmaltes en medio,
et Niel en la manzana et todo dorado. Otro vaso copado con Niel en medio. Otro
con torreciellas el Nieles (Biblioteca de la Academia de la Historia, tomo u, docu
mentos varios). Algunos creen que la palabra Niel procede de Niello ó Nigelio, que
traducen por cosa negra con que se rellenaban las hendiduras y grabados de los me
tales. Tal vez aquella sustancia desde los tiempos más antiguos f'ué fusible, aunque
hubo muchas otras que para adornar ¡as superficies metálicas se fijaban en los gra
bados hendiduras lineales, picaduras y otras soluciones de continuidad comprimién
dolas por el martillo y por cuerpos duros, como bruñidores, cuando por la ductilidad
de la materia incrustrada, ésta se presentaba fácil á quedar encajada y sólidamente
fija, constituyendo muchas veces una especie de filigrana. Este procedimiento úl
timo puramente mecánico es el que adoptaron desde muy antiguo, y hoy todavía le
siguen los artífices cuchilleros de Albacete, Santa Cruz de Múdela, Mora y otros lu
gares y talleres para rellenar con pasta ruja los grabados y calados de las cuchillas,
creyéndolas embellecer por este medio.
O rtega (Juan) : Artífice pintor de imaginería por el fuego, sobre vidrio. Labró
en Toledo las vidrieras de la capilla de los Reyes Nuevos, en la catedral, por los años
de 1554, y ademas la de la puerta del Perdón, de la misma santa iglesia, según
consta de las cuentas de fábrica de su cabildo.
P esquera (S ebastian) : Artífice de vidrios de colores. Labró en Sevilla á mediados
del siglo xvi, ocupándose, por encargo del cabildo de la santa iglesia catedral de
aquella ciudad, en la reparación de las vidrieras de dicha iglesia, por los años
de 1559 y 60.
P ierres (A ntonio) : Artífice de vidrios de colores para imaginería, que floreció en
la segunda mitad del siglo xvi. Atendiendo á sus especiales conocimientos, le nom
bró Felipe II, en el año de 1591, su vidriero real con el sueldo de 50.000 maravedises
al año y un salario diario de tres reales, se le concedieron también dos más para
un aprendiz. Este maestro falleció en el año de 1600, sucediéndole en el cargo de vi
driero real el artífice Diego de Ludeque.
R esen ( el maestro P elegrin) : Artítice pintor de vidrios por el fuego. Fué flamenco, y sus contemporáneos le concedieron la nota de excelente matemático y hábil re
lojero. Don Felipe II, en 1562, le nombró vidriero de su Real casa, con el sueldo de
160 ducados al año y los gajes. Este maestro falleció ea Madrid, en 1565, dejando
por discípulo y sucesor en el arte vidriero á su hijo Reneiro Resen.
R esen (R eneiro) : Maestro y artífice vidriero, hijo del anterior, y que le sucedió en
el cargo que aquél habia alcanzado en la casa del rey D. Felipe II. Labró vidrieras
para la córte desde el año referido hasta el de 1579, en cuyo tiempo se le concedió li
cencia por ocho meses para irse á Flándes, de donde no se tiene noticia que volvie6
42
—
se; sucediéndole en los cargos de Palacio, poco tiempo después, el maestro Pierres.
S alcedo (Diego de) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
en la primera mitad del siglo xvi; fué vecino de Burgos y cuñado de Jor-e de Borgoña. Muerto éste por los años de 1542, se encargó de concluir las vidrieras de la
catedral de Palencia, que en aquel entonces tenía el maestro Borgoña entre manos,
pagándosele a 1U0 maravedises el palmo cuadrado de vidrios de color.
S evilla : Los vidrieros de colores que se recuerdan haber trabajado en Sevilla
para la catedral de dicha ciudad, fueron , según el Sr. Cean , Micer Cristóbal, ale
mán, que labró en Sevilla por los años de 1504, Juan, hijo de Jacobo, Juan de Jaques,
Juan Bernal, Juan Vivan, Bernaldino de Gelandia, maestros que labraron para la
catedral de Sevilla en 1504 hasta 1525.
En 1525 los maestros Arnao de Flándes y su hijo Nicolás de Vergara se obligaron
con el cabildo de la catedral á pintar para Sevilla la mayor y mejor parte de las vi
drieras de dicha santa iglesia; pero residiendo aquellos dos maestros, por los años
referidos, de 1525 al 50 ó 34, en Burgos, donde Arnao el padre tenía sus talleres en
casas del cabildo, como dependencias de la misma iglesia, es casi seguro que en
aquellos se labraron para Sevilla las siguientes vidrieras por los dos maestros Arnao
y Nicolás, el primero flamenco y el segundo húrgales.
1. a Vidriera redonda para el crucero de la capilla mayor, representan lo con be
llísimas figuras la Ascensión del Señor.
2. * Idem redonda para el crucero, representativa con imágenes de la Asunción de
la Virgen.
5.* Para el testero de la iglesia de Sevilla, vidriera representando con imágenes
los mercaderes arrojados del templo,
4. a Para el mismo testero, otra vidriera representativa de la unción de María Mag
dalena.
5. * Para el mismo testero, vidriera historiada con la representación de la Resurrec
ción de Lázaro.
6. a Para ídem , historia en vidrios de la entrada de Jesús en Jerusalen.
7. a Para Ídem , historia en vidrio del Lavatorio.
8. ‘ Para ídem, historia en vi Irio de la Cena de Nuestro Señor con sus apóstoles.
9. a Otras várias de menor importancia, de composición artística,con las imágenes
de San Francisco y otros santos y santas.
En 1558 el maestro Cárlos de Bruges labró en Sevilla para dicha iglesia catedral
dos vidrieras para la capilla dicha de las Doncellas, que es probable, atendidas las
muchas relaciones mercantiles que tuvo en aquella época la ciudad de Sevilla con
Flándes, vinieron los vidrios pintados de este segundo país. Entre ellos se contaron :
1. a Vidriera de vidrios con imágenes historiales de la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, sobre la puerta pequeña de la capilla de las Doncellas, catedral de Sevilla.
2. * Vidriera frontera de la anterior, representando con sus imágenes la Venida del
Espíritu Santo.
—
43
—
Desde 1560 al 69, Vicente Menandro : Vidriero de colores que labró para la cate
dral de Sevilla, sin asegurarse por la misma razón conjetural expuesta del maestro
Bru ges, si los vidrios se labraron en Sevilla ó se trajeron de Flándes, en cuyo caso
el maestro Menandro no hizo más que montar la obra. Los trabajos atribuidos á éste
fueron :
1.
a Vidriera historiando la Conversión de San Pablo, colocada en 1560 sobre una
de las pueitas del templo.
2.
a Vidriera con la historia de la Anunciación de la Virgen, colocada en 1567 sobre
una de las puertas del templo.
5.* Vidriera con la historia déla Visitación de Nuestra Señora, colocada sobre la
puerta del Bautista en 1569.
De las anteriores indicaciones se infiere, sin negar el mérito de las vidrieras, pro
bablemente flamencas, de la catedral de Sevilla, que lo mejor y de más mérito artís
tico en el género de labores vidrieras se labraron en Burgos por los maestros Arnao
y su hijo Nicolás llamado el Viejo, á quien por este y otros trabajos se le puede con
siderar como el príncipe de la vidriería de coloré historia en España.
S taenheyl (U lrico) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; fué natural de Alemania y vino á España agregado á las compañías de la
guardia alemana de Felipe II. El año de 1566 , en atención á su mérito como artífice,
le nombró el Rey su vidriero, á quien poco tiempo después, estando la córte en Za
ragoza, se le dispensó de toda ocupación en la milicia, para que sirviese con su ha
bilidad de artífice á varias iglesias; con este motivo se le aumentaron 60 ducados al
sueldo que gozaba como militar. Falleció en Madrid en el año 1590.
V aldivielso (F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores, que floreció y labró
en Burgos por los años de 1530 al 40, en cuya época, y con fecha de 4532, se le com
praron por el cabildo catedral de aquella ciudad, tres vidrieras para las capillas de
Santiago y San Juan, figurando ademas como maestro de la misma iglesia desde 1538
en adelante. Debió tener por hijo, y entonces mozo, á Pedro Valdivielso, que por
aquella época se llevó de Burgos á Toledo para hacerle su oficial, el maestro Vergara el Viejo.
El artífice Francisco pudo ser hijo y discípulo de los talleres de Juan Valdivielso,
probablemente oriundo de la montaña de Santander, y excelente vidriero de colores
en Burgos, á últimos del siglo xv (vicie).
Valdivielso (P edro) : Oficial y discípulo de los talleres toledanos del maestro Vergara el viejo. Fué natural de Burgos y probablemente hijo de Francisco. Siendo mozo
acompañó á Toledo a su maestro por los años de 4534. En el tle 1551 se cita el nom
bre de este artífice Pedro, en un poder que extendió Vergara vi Viejo, como testigo,
á ruego de dicho maestro, llamándose en él su oficial y discípulo. Pudo tener por hijo
al maestro Diego Valdivielso, que en 4562, ó sean doce años después, figuró como ar
tífice de las importantes obras de vidriería de color, que en aquel año se concluyeron
para la catedral de Cuenca.
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—
Valdiyjelso (D iego de ) : Arlilice vidriero de imaginería, coloreada por el fuego,
floreció en la segunda mitad del siglo xvi; fué el maestro que tuvo á su cargo des
de el año 1562 en la catedral de Cuenca, el arreglo y reparación de las antiguas vi
drieras en dicho templo.
Valerio (O ctavio) : Maestro y arlilice fabricante de vidrios de colores y de imagi
nería , por el fuego. Floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Este maestro labró en
Málaga donde concluyó las vidrieras de la catedral de dicha ciudad , en el año de 1599.
De aquéllas se han conservado hasta estos últimos años restos apreciables, los cuales
probaban la gran habilidad y destreza en el arte que ejerció el maestro Valerio.
Vasco de T roya : De este arlilice no se conservan más trabajos en España, que la
vidriera de la capilla de D. Luis de Silva, en la iglesia catedral de Toledo, concluida en
1503. En 1513 fué nombrado maestro de vidriería de la misma iglesia, por haber fellecido, ó tal vez marchado de la ciudad, losartílices franceses Pedro y Pedro Bonifacio.
V ergara (N icolás) : Maestro y artífice vidriero de color, que lloreció y labró en el
trascurso del siglo xvi, alcanzando por sus obrasen Burgos, Toledo y otras partes de
España, la nota de haber sido uno de los mejores y mas hábiles artífices en la vi
driería de su tiempo. Nació en Burgos ó su tierra, teniendo por padres al maestro
Arnao de Flándes y á Inés de Vergara. En los talleres de su tiempo se le conoció con
el nombre de Vergara el Viejo, aunque no contaba más que veinte y cuatro á treinta
años cuando se dió á conocer entre los más hábiles maestros.
Trabajó excelentes vidrieras de colores para la catedral de Toledo, desde el año
de 1512 al 20 ó 21. En este último se trasladó á Búrgos para labrar en compañía de
su padre y maestro Arnao, con quien permaneció catorce años, labrando allí las vi
drieras para las cátedras de Sevilla, hasta 1534, en el que se volvió á Toledo, figuran
do desde entonces como maestro de la vidriería en la catedral de dicha ciudad. En
tre sus mejores discípulos, oficiales y amigos de los talleres toledanos, se contó á Pe
dro Valdivielso, según consta de unos poderes que dió Vergara en 26 de Marzo de
1551, en los que el poderdante se dice natural de Búrgos, yen cuyo documento,
guardado hoy en la catedral de dicha ciudad , figura como testigo el oficial vidriero
Pedro Valdivielso, residente en Toledo.
V irago (Clemente ) : Gran maestro de escultura y grabado en hueco sobre el vi
drio y las piedras duras. Pudo ser natural de Milán , de donde le hizo venir Feiipe 11,
nombrándole su escultor y grabador en aquellos materiales, con 200 ducados al año,
ademas de pagarle aparte sus obras. Este artífice fue el que grabó en un diamante el
retrato del desgraciado príncipe D. Cárlos y en otro las armas de España, que fue
ron lasóos primeras obras que se habían visto en Europa, en su género y material
tan duro. En la Academia de la Historia de Madrid se conservan algunas cartas par
ticulares y curiosas del príncipe D. Cárlos, con sellos de lacre rojo, y cuyas armas de
España, si se estamparon, como es probable , con el sello de diamante de Virago, re
velan un concluido tan perfecto, que tal vez fuese imposible de realizarse de nuevo
aquel troquel por los mejores artífices de la Europa actual.
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—
El maestro Virago, reconociéndose muy viejo, en 1591 pidió al Rey que nombrase
para el cargo que desempeñaba á su sobrino Cristóbal Cambiago; falleciendo en
Madrid al año siguiente de 1592.
Es probable que á estos artífices, Virago, Cambiago y á algunos otros, se refirió
Juan de Arfe en su Ensayador de metales, cuando habla de talleres en Madrid, Se
villa y Lisboa, donde había visto esculpir, grabar y tallar las piedras duras y los
diamantes con toda la perfección apetecible para enjoyedadores; lo cual probaria
que en el siglo xvi en Holanda , Italia , España y Portugal hubo excelentes artífices
para trabajar las piedras duras y los diamantes.
V ivan (J uan) : Artífice fabricante de vidrios de color, que floreció á principios del
siglo xvi. Labró en Sevilla algunas de las vidrieras de la capilla mayor de la catedral
de dicha ciudad, en el año de 1518.
SIGLO XVII.
A lcalde (F kancisco) : Maestro y artífice vidriero que labró en Burgos como maes
tro de la catedral de dicha ciudad , desde el año de 1682 hasta el de 1705 en que
falleció. Este maestro pudo tener algunos conocimientos en el arte de colorear los
vidrios por el fuego, en cuyo caso fué el último artífice de su género que tuvo la
ajjtjgua familia de maestros que labraron, desde tiñes del sigo xiv, en Burgos vidrio
de hnaginería de color para las iglesias de diferentes puntos de España.
A lonso ( F rancisco) : Maestro y artífice que labró pura la catedral de Burgos algu
nas de las vidrieras nuevas para el crucero de aquella iglesia en el año de 1645 , se
gún consta en las cuentas de la fábrica del cabildo-catedral. Este maestro todavía
trabajó en el labrado de vidrios de color, aunque ya el uso de ellos en aquel tiem
po decaía rapidísimamente.
A rmallones : Fábrica antigua de vidrio blanco y alguna vasería hueca, que exis
tió (lesde muy antiguo en las cercanías de Recuenco.
Campo (D iego del) : Artífice fabricante de vidrios coloreados por el fuego. En 1.*
de Octubre de 1602 fué nombrado por Felipe III su vidriero real de imagenería con
el mismo sueldo y emolumentos que obtuvo su antecesor Diego de Ludeque. Traba
jó para los palacios del re y , sus capillas y algunas vidrieras de iglesia por encargo
especial.
C uenca : En esta ciudad y sus inmediaciones (Recuenco, Valdequemado y otras
se conservaban en los siglos xvi y xvii fábricas que labraron cantidades considera
bles de vidrios planos, huecos, moldeados y á soplo, con los cuales se hizo frente á
las necesidades de aquel país y de otros provincias de España en los referidos siglos.
Entre las partidas de vidrios planos que salieron de las fábricas de Cuenca en surti
do, se puede comprobar la que adquirió la catedral de Burgos, consistente en se
tenta y dos docenas de cuadros de vidriera que\licha iglesia adquirió, y se le remi-
-
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—
tieron desde Cuenca en el año -1628, á razón de diez y siete reales la docena (Vide
Valentín Ruiz).
D anis (J uan ):
Artífice fabricante de vidrios de colores é imagenería. Este artífice
floreció en la segunda mitad del siglo xvn. En su tiempo se dijo que había poseído
conocimientos físicos y químicos muy notables, con los que consiguió labrar en Se
govia, por los años de 4676, excelentes dibujos coloreados en el vidrio por el fuego,
diciendo algunos que Danis había recubrado la práctica antigua del arte, que se
creía entonces haberse perdido.
Por aquellos años, á instancias y expensas del cabildo de la catedral de Segovia, el
maestro Danis edificó hornos vidrieros en el lugar de Valdemaqueda, donde aquél
labró las vidrieras que faltaban á dicha catedral, constando que las que existían se
habian construido en 1544 por algunos maestros flamencos, y otros españoles en Me
dina del Campo y Segovia.
Como prueba de la mucha experiencia del Sr. Danis, escribió un 1bro sobre el
arte de la vidriería de color y de imagenería, adornado con diseños de los hornos é
instrumentos necesarios para el trabajo. Este libro se conservó muchos años ma
nuscrito é inédito en el archivo de la catedral de Segovia, del que despareció hace
tiempo. Sin embargo, nos parece haber tenido alguna noticia de la obra menciona
da como existente todavía en Segovia , aunque no en el archivo de la catedral, es
crita en vitelas, con los instrumentos de la vidriería muy bien dibujados en las mar
genes, y con el lujo y ornamentación de la época, en un libro que fué objeto de re
galo.
Relativamente al texto tenemos algunos motivos para sospechar que el maestro
Danis tuvo á la vista, ó casi tradujo, el Manual de la vidriería de color, escrito en
italiano en 1611 por Antonio Neri.
H erranz (D. F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego, que residió en Segovia. Fué pertiguero de la catedral, y como sin duda
alcanzase y ayudase á Juan Danis, aprendió el arte de fabricar los vidrios referidos.
Labró para la catedral en 1680 cincuenta y cuatro vidrieras. También se dice escri
bió con singular ingenio un libro sobre el arte de hacer vidrios de color, que se
guardaba inédito, unido al de Danis, en el archivo de aquella santa iglesia de Se
govia.
O lías ( F rancisco ) : Maestro y artífice de vidrios de colores, que lo fué de la cate
dral de Toledo, labrando para dicho templo desde el año de 1676. Más que en la fa
bricación se ocupó de reparar los estragos que el tiempo hacia y había hecho en las
antiguas vidrieras de la iglesia.
O vando (A ntonio ) : Artífice fabricante de vidrios, que floreció á últimos del si
glo x vii. Este maestro se encargó, por los años de 1692, de las antiguas fábricas de
vidrio de Cadalso y de San Martin de Valdeiglesias, las cuales, por un concurso de
circunstancias fatales, habian llegado casi á quedar abandonadas durante muchos
años. A pesar de las dificultades, el Sr. Ovando llegó á labrar anualmente hasta dos
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—
mil piezas fie vidrio plano, que tan necesarias fueron entonces para satisfacer las ne
cesidades del país, y para que la referida industria fabril no desapareciese por com
pleto de las villas de Cadalso y San Martin.
N egro (P edro A ntonio ) : Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid un libro
manuscrito con el título Arte de vidriería, en castellano , escrito por Pedro Antonio
Negro, que, según algunos finales de capítulos, se escribió porlosañosde 1601 á 1610.
Por nuestra parte, hemos examinado cuidados mente dicha obra, cuya letra desde
luego nos pareció escrita setenta ú ochenta años después de aquella fecha. Este libro
y el de que se dijo autor el señor Perez de San Juan , y es probable los de Danis, Herranz y algunos otros, aunque en castellano, no son más que traducciones del arte
vidriero que escribió en italiano Antonio Neri, cuya obra el señor Negro al verterla en
castellano, la adicionó con varios finales, escritos para que nadie dudase haber sido
él quien la redactó original, y como uno de los artífices de su tiempo que para per
feccionarse habia recorrido la Italia y Flándes, verificando en todas partes curiosísi
mas y felices experiencias.
Las adiciones á las obras de Neri, á que nos referimos, se hallan en el libro caste
llano que su autor supone original, en el capítulo x x n que trata del agua marina, y en
la que dice la labró en Florencia año 1602. En el capítulo xxni, hablandodel vidrio co
lor celeste que preparó en Pisa, año 1602. En el x x x , con motivo de otras aguas
marinas, que le resultaron admirables, prévias sus experiencias felices, en la misma
ciudad de Pisa.
En el capítulo xxxi, el señor Negro traduciendo á Neri, creemos llegó á lo subli
me en sus adiciones ideadas para cometer un fraude literario y de artífice, diciendo :
«Agua marina maravillosa sobre todas las aguas marinas », como yo la he hecho
muchas veces en Flándes, en la ciudad de Ambéres, con maravilla de todos ; y á se
guida : «Este modo de hacer el vitriolo sin corrosivos, no sé que ninguno le haya in
ventado, y yo Pedro AntonioNegro, experimentándolo, lo he hallado maravilloso como
arriba dije , y por esto lo llamo de invención mia.
En el capítulo x li i , con motivo de una calcidonia artificial, dice que la labró en Flo
rencia, año de 1601, en las hornazas del egregio artífice Nicolás Lando, su especial
amigo.
Finalmente, para extraviar más al lector, que en el manuscrito castellano á que
nos referimos podría notar faltas gravísimas en el tecnicismo del arte, incomprensi
bles de haber sido vidriero el señor Negro, éste dice en el capítulo xliii : «Tercer mo
do de calcidonio. Ambéres, 1609, en el mes de Enero y muchos años después en casa
del señor Manuel Ximenez, caballero del hábito de San Estéban, noble portugués,
gallardo y universal en todas ciencias, en las hornazas que en dicha casa tenía el se
ñor Phelipe Girodolphi, caballero muy afable, labré muchas calcidonias que ad
miraron á muchos portugueses y al Excmo. Sr. Príncipe de Orange, quienes las ad
quirieron , pagando por ellas muy buenos ducados y escudos.»
En otro lugar de este trabajo se lleva indicada la única disculpa que podría darse
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—
á los libros castellanos sobre la vidriería, que, como el titulado de Pedro Antonio Ne
gro, se escribieron en el siglo xvn.
P erez de S an J uan (C arlos) : El nombre de este maestro de vidrios de colores le
hemos encontrado en una traducción castellana del Arte de la vidriería de Antonio
Neri, que por la letra y papel se debió escribir á mediados del siido xvn; probable
mente en Avila ó Segovia, según las liligranas del papel y encuadernación. En di
cha traducción se dice en el capítulo xxix , con motivo de la preparación de un ver
de hermosísimo con vidrio com ún, lo siguiente : «toma la ramina de tres prepara
ciones hechas de vatiduras y escullas de caldereros, después entrueque del croco del
hierro, tómense escullas de hierro, la cual cae del yunque de los herreros; está bien
pulida y lavada de toda inmundicia, se muele y pasa por cedazos pulidamente, y con
la dosis susodicha mézclese con la ramina muy bien, y proyéctese en el vidrio común
hecho de polvorino que no haya tenido manganeso. Con aqueste croco de hierro ó
escaila, sin duda alguna verás en él un verde esmeralda maravilloso, el cual en todo
y por todo habrá perdido el color azulino ó marino que ordinariamente suele tener
el vidrio; y tendrás un maravilloso color de alcacel propio de la esmeralda con un
lustre hermosísimo, mucho más de los susodichos vidrios. El poner la esculla de
hierro con la ramina fué invención de D. Cárlos Perez de San Juan.»
Este libro manuscrito é inédito en que se tradujo de la obra de Neri la fórmula an
terior para el vidrio verde de color de esmeralda, le conservamos original en nues
tra librería, y como se ve en é l , se cita á un maestro vidriero ó tal vez el nombre del
traductor de la obra italiana de Antonio Neri.
P laza y A guirre (D. T omás de la ) : Canónigo de la santa iglesia catedral de Sego
via que floreció á mediados del siglo xvn. Se conserva la tradición de que á fin de
que no hubiera necesidad en España de acudir á Flándes ú otras partes extranjeras
para proporcionarse en España vidrios de color , se aplicó dicho señor á estudiar con
gran desvelo los secretos de la fabricación de aquéllos, enseñando al pertiguero,
Francisco Herranz, de la catedral de Segovia, el cual labró todas las vidrieras de
color de la nave mayor de la misma iglesia desde el año de 1674 al 1689.
El Sr. Plaza debió ser contemporáneo del vidriero Danis. que labró en Segovia y
Valdemaqueda ( Vide Danis).
Ruiz (V a len tín ) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego, que floreció
á principios del siglo xvn. Labró en Burgos, donde fué nombrado vidriero de la ca
tedral, en 1611, año en que falleció el último maestro vidriero de la familia de los
Arces.
En 1624, como maestro de Burgos, repasó las vidrieras antiguas y modernas del
crucero de la catedral, por cuyo trabajo, que debió ser de cierta importancia de ar
tífice, le pagaron al maestro Ruiz 40.800 maravedises.
En el año 1 6 2 8 , el cabildo de la misma iglesia le mandó traer de Cuenca y sus fa
bricas, para colorear y aderezar, setenta y dos docenas de cuadros de vidrio, que,
sin contar los portes, costaron al pié de fábrica á diez y siete reales cada docena.
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El maestro Ruiz murió en sus talleres de Burgos el año de 1631.
Ruiz (Simón) : Maestro y artífice vidriero, lo pudo ser de colores, que floreció en
Burgos á mediados del siglo xvii. Fué nombrado maestro de la catedral de aquella
ciudad desde el año de 1652 hasta el 1661. También es probable fuese hijo ó nieto
del antiguo maestro Valentín, que floreció en 1631 (Vide).
Valdeiglesias (S an Martin d e ) : Villa de Castilla la Nueva. En ella se estableció en
la segunda mitad del siglo xvii, y por los años de 1680, una colonia fabril extranjera
de artífices flamencos, dedicada, bajo la dirección del maestro Diodonet Lambot, á
la fabricación de cristales según la práctica veneciana.
Aquel maestro fué natural de la ciudad de Namur, y hallándose el Duque de Villahermosa de gobernador y capitán general de Jos estados de Flandes, mandó á Es
paña á dicho artífice con toda su familia, otros varios oficiales y los instrumentos
necesarios para establecerse como colonia fabril y vidriera en la villa de San Martin
de Valdeiglesias.
En un principio, los productos de esta fabricación fueron, según se dijo, com
parables con los venecianos por sus formas y belleza; pero muerto el maestro Lam
bot en 1683, y habiéndole sucedido el maestro Santiago Vandoleto, excelente fo
gonero, que preparaba bien los crisoles y las mezclas, pero de poquísima habilidad
para el vaciado y demas operaciones de la fábrica, ésta decayó rápidamente, hasta
que la colonia fabril y vidriera de Valdeiglesias se disolvió y desapareció completa
mente por los años de 1692, á pesar del maestro Ovando , que tan sólo pudo evitar
entonces la ruina de los hornos de Cadalso.
Valdemaqueda : Esta villa en el siglo xvi mantuvo en actividad algunos hornos de
vidrio para planos y vasería hueca, que alcanzó alto precio por su calidad. Los pro
ductos vidrieros de Vallemaqueda continuaron teniendo gran estima hasta mediados
del siglo xvii; pero desde entonces, y durante el reinado de Cárlos II, principiaron á
desmerecer de calidad hasta perderse completamente la fabricación mencionada,
dispersándose y desapareciendo de la villa los maestros y oficiales vidrieros, que la
braron en hornos, cuya antigüedad pasaba de dos siglos.
SIGLO XV11I.
A lmanzora (Rio) : Valle del vecino reino de Murcia, donde desde tiempos muy an
tiguos existieron varios hornos de vidrio, labrado en planos y huecos de clase ordi
naria y las necesidades del país. Estas pequeñas fábricas desaparecieron hará unos
cuarenta años por no haber podido sostener la competencia con el establecimiento y
fabricación vidriera en grande escala de Cartagena.
B arcelona : En esta ciudad se labró de muy antiguo el vidrio en planos y huecos.
En el siglo x v ii , Mendez Silva en su libro De la población de España, decia que los
productos vidrieros barceloneses eran tan bellos que emulaban al veneciano, proba
blemente en el color, en los adornos de esmalte y de vidrio en hilos. Su fabricación
7
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se conserva en la actualidad en Barcelona , donde se han continuado labrando pla
nos y alguna vaseria hueca para las necesidades del principado.
B urgo (D. T omas) : Fabricante de vidrios que intentó establecer, á principios del si
glo
x v iii ,
una fábrica en grande escala y hornos de fundir vidrio, en el sitio llamado
el Nuevo Baztan. Su establecimiento fabril y tecnológico desapareció muy pronto, ó
sea por los años de 1 7 12, no dejando más que el recuerdo y las esperanzas de lo que
hubiera llegado á ser, si las circunstancias políticas, los recursos pecuniarios y la
destreza délos maestros fuese proporcional á las ideas de la fundación de la fábrica
referida. ( Vicie Goyeneche y el maestro Sit.)
B usot : Villa del reino de Valencia, en la que se han conservado y mejorado no
tablemente todas las artes é industrias que en ella tuvieron los moriscos, en cuyo
tiempo había en la villa ochenta familias, que á fines del siglo xviii se habían elevado
á 526, sin contar las 150 de Argües de Busot (los baños), anexo á dicha villa ma
triz. En Busot se han conservado los hornos de vidrio que tuvo desde tiempos remo
tos; labrando por los años de 1790, según dice Cabanilles en sus Observaciones so
bre el reino de Valencia, 80.000 piezas entre planos y porrones, botellas y vaseria
común.
La barrilla que usan aquellos vidrieros es de la cosecha de la villa; las arenas pro
bablemente del monte Cabero y lomas inmediatas, en las que se ven algunas excava
ciones profundas que responden en cierto modo á la antigüedad recíproca de la fa
bricación del vidrio.
B usquet (José) : Fué maestro de labrados en las reales fábricas de cristal de San
Ildefonso y uno de los más hábiles y experimentados artífices de dicha fábrica. Faci
litó al Sr. Suarez para la traducción castellana del ^4 ríe de la vidriería , de N eri, no
tas curiosísimas sobre la coloración del vidrio por el fuego y de referencia á sus ex
periencias particulares, realizadas á fin de probar la exactitud de los procedimientos
que escribió Neri en 1611, con lo adicionado por Kumkel en la misma centuria dé
cimo-séptima.
El maestro Busquet pudo ser catalan , ó al ménos conocedor, y tal vez discípulo, de
la vidriería catalana, pues en una de sus notas sobre los esmaltes decia al Sr. Sua
rez, y éste publicó, que guardaba muchas fórmulas para esmaltar, que había recogido
en los talleres vidrieros de Cataluña.
Cadalso : En esta villa se conservan en la actualidad los hornos de vidrio, cuya
historia y origen es probable se remonta á la dominación gótica en España. Mendez
Silva en su libro sobre la población de España , escrito en el siglo x v n , decia que en
su tiempo Cadalso tenía tres hornos de finísimo vidrio con hermosos colores y gra
ciosas formas. En la actualidad, aunque los productos vidrieros de Cadalso han me
jorado, están muy léjos de la perfección que sería de desear.
Dorado (D. D iego) : Don Diego Dorado y sus sucesores, hijo y nieto, sostuvieron la
fábrica de vidrios de Recuenco en la provincia de Cuenca, durante el trascurso del
siglo XVIII.
—
51
Se cree que aquella fabricación , aunque de productos y labores toscas, existia
desde muy antiguo en aquella villa. Aprovechándose de sus elementos fabriles á que
aludimos, D. Fernando López de Aragón, por los años de 1720, construyó una fábri
ca de vidriería en Recuenco, en concurrencia con otras tres que existían de más an
tiguo ; pero esta fábrica la adquirió pronto el Sr. D. Diego Dorado, cuyo genio em
prendedor y activo consiguió en 1734, con notable fortuna, poner en el camino de
las mejoras y el progreso á su establecimiento fabril, alcanzando grandes ventajas
para su fábrica en el terreno industrial y m ercantil; entre otras, las de surtir de vi
drios y vasos á la casa del Rey y su real cava, lo mismo que á otros muchos estable
cimientos de la córte.
Al referido D. Diego, en vista de las calidades de los vidrios de su fábrica, se le
concedieron ademas algunas prerogativas, privilegios y exenciones para sus obreros,
con tendencia á considerar sus establecimientos fabriles obras de utilidad pública.
Las prerogativas se fueron prorogando hasta 1751, continuando aquellas fábricas,
pero sin notables progresos, durante la vida de D. Diego Dorado, que pudo fallecer
por los años de 1760, en cuya época le sucedió D. José Ruiz Dorado, quien las mantenia en 1778. Pero habiendo fallecido este fabricante hacia 1787, pasaron á sus hi
jos D. Diego y D. Joaquín, á quienes por Real cédula del año de 88 se les conlirmaron los privilegios de que habian gozado su padre y abuelo, con otras nuevas prerorativas, en atención á haber mejorado sus fabricas en el mismo año 88, estableciendo
en ellas el labrado de cristales linos, entrefinos, planos, vasos y huecos; para lo cual
habian traído de Alemania una pequeña colonia de artífices, adquiriendo ademas
todos los instrumentos modernos que se usaban en el extranjero para las nuevas la
bores, construyendo crisoles, vasos, vinajeras, salvillas, saleros, cajas y otras dife
rentes piezas que presentaron á S. M. como productos de las fábricas de Recuenco.
Con este motivo se les concedieron algunas subvenciones en metálico (diez mil du
ros) en el año de 1789 con otras franquicias temporeras, gracias á las cuales las
fábricas de Recuenco alcanzaron al siglo xix en un estado de prosperidad fabril, in
dustrial y mercantil, aceptable y con ventajas para el país en general, debidas á la ac
tividad de los señores Dorado D. Diego el Viejo, D. José Ruiz hijo, y de sus nietos
D. Diego y D. Joaquín.
Ademas de las fábricas de vidrio de Recuenco, se labró también en Vindel de cla
se ordinaria, y otras en Armallones.
G oyeneche (D. J uan) : Fué muy celebrado como industrial instruido en los últimos
años del siglo xvn y primeros años del xviii. Fundó la primera fábrica de vidrios y
una pequeña población llamada el Nuevo Baztan ; fabricación y pueblo que desapa
reció por los años de 4720, dispersándose los obreros que tenía y marchando á dife
rentes partes de España.
Las empresas del Señor Goyeneche y las dificultades que superó con su actividad,
con sus conocimientos tecnológicos especiales y con su inmenso capital, que empleó
casi todo en empresas industriales, merecen una memoria especial.
—
52
—
Fundó el Nuevo Baztan como población fabril y pretendió realizar algunos proyec
tos anteriores ó de últimos del siglo xvn, que también intentaron realizar el Sr. Bur
go y el francés Mr. Rouliére, estableciendo grandes fábricas de vidrios, con cuyos
productos se había de sostener, tanto el comercio interior como el exterior de las
colonias españolas de las Indias.
Con tal objeto y tan noble fin , elegida la situación de la futura fábrica, á la falda
de las sierras de Guadarrama, levantó el Sr. Goyeneche magníficos y grandiosos
edificios; pero á pesar de todo su celo y para probarle la desgracia, los grandes hor
nos de fundición apénas se concluyeron cayeron en ruina : ante esta desventura,
que según la opinión unánime de aquellos tiempos , hubiera hecho desistir á otro,
ni cedió ni retrocedió el Sr. Goyeneche, que comenzó de nuevo las obras. Concluidas
éstas, segunda vez vinieron á tierra, con pérdida de intereses considerables, pero
todavía esto no fué suficiente, y el industrial referido comenzó de nuevo, sin aterrarle
los gastos que se le ocurrieron por la necesidad de acudir á Tortosa en busca de las
tierras refractarias de que tuvo necesidad para labrar con seguridad del acierto sus
famosos hornos.
En esta tercera ocasión, la fortuna, que hasta entonces se le había presentado
como enemiga, cedió al parecer momentáneamente, y los vidrios de la más bella
composición y trasparencia entre los que se labraban en Europa, fueron los pro
ductos de la fábrica del Nuevo Baztan. Pero las esperanzas y grandes elogios, que con
justicia merecieron las obras del Sr. Goyeneche, no duraron mucho. Sus vidrios se
pedían del extranjero, se mandaron á América en grandes cantidades, se extendie
ron en el país. La fabricación nacional referida amenazó destruir el antiguo mono
polio extranjero de las labores y del comercio de vidrios en España y sus colonias.
Esta cuestión, según dice el Sr. Larruga, llegó á ser casi de alta diplomacia, propo
niéndose fuera y recibiendo órdenes los embajadores para oponerse y destruir, de ser
posible, el porvenir de la naciente fábrica del Sr. Goyeneche.
La cuestión, aunque difícil, no fué imposible, resultando que algunas combina
ciones mercantiles en el mercado de vidrios fueron suficiente por la baja forzada
del vidrio extranjero durante algún tiempo, para que el estanco de los productos
del Sr. Goyeneche y sus gastos dieran motivo á que aquel establecimiento industrial
desapareciese.
Algunos también dijeron que cierta estafa, dirigida por un supuesto maestro in
glés de vidrios huecos, precipitó la ruina de la fábrica del nuevo Baztan; pero esta
opinión no es creíble, atendiendo al carácter tenaz de que dio pruebas repetidas el
Sr. Goyeneche, quien cediendo ante tanta contrariedad como se le presentó, y or
gulloso de haberse servido en sus empresas de oficiales, maestros y obreros españo
les, consiguiendo con ellos resultados envidiados y codiciados hasta por los extranje
ros, se retiró á Villanueva de Alcoron, en la provincia de Cuenca, por los años de
1720, donde de nuevo se estableció como fabricante de vidrios por creer que allí
podría sostenerse, alejado de las intrigas de la córte y contando con la economía en
—
53
—
el combustible, atendida la riqueza de los montes y pinares de aquella tierra, ca
restía á la que más principalmente atribuyó el Sr. Goyenechela necesidad de trasla
dar su fábrica del Nuevo Baztan.
Al trasladarse ésta se dispersaron sus oficiales catalanes, de Cadalso y San Martin
de Valdeiglesias, Recuenco y otras partes. Algunos de éstos, ricos de conocimientos
prácticos, aunque pobres de dinero, fueron los que algunos años después, pidiendo
casi limosna, con pequeños vidrios y espejos consiguieron deSS. MM. en las jorna
das de la córte á la Granja, el establecimiento de la grandiosa y Real fábrica de vi
drios de aquel sitio, fundada sobre principios fabriles é industriales, tan extraños
al sentido común fabril moderno, como fueron los resultados, á pesar de todo el
fausto, dinero y orgullo de los Reyes, que entonces dieron en llamarse industriales
por sí.
J unquera (L a ) : En las inmediaciones de esta villa, fronteriza entre Francia y Es
paña, camino de Barcelona, existieron antiguamente algunos hornos de vidrio, no
quedando más memoria de aquella industria que una casa conocida en el país con el
nombre de Forn del Vidre.
L ópez A ragón (F ernando) : A este ilustrado español se debe la reforma y fundación
de una gran fábrica de vidrios en Recuenco, año 1720, para hacer la concurrencia
á otras tres antiquísimas que existían en aquella villa. Dicho establecimiento fabril
pasó muy pronto á ser propiedad de los señores Dorado (vide).
Moreno (A paricio Manuel ) : Maestro y artífice de vidrios de color, que lo fué de la
catedral de Toledo en 1772. En cuya época, se dice, presentó un libro sobre los se
cretos de su arte, al cabildo de aquella santa iglesia. Si se atiende á lo que dice Ponz
del estado que entonces tenían las vidrieras de la catedral toledana y de los medios
que por los mismos años se empleaban para su conservación y reparación, bien se
puede asegurar que este maestro, á pesar de su libro de vidriería, no trabajó como
los antiguos artífices.
De este maestro, si lo fué, de vidrios de color, Le-Vieil, al concluir su Arte de
pintar el vidrio, publicó en francés la nota siguiente, como complemento á la histo
ria vidriera de España: «Extracto del suplemento á la Gaceta de Utrecht, 44 Diciem
bre de 1773. Este siglo ofrecerá ála posteridad muchos descubrimientos útiles para
la humanidad y las Bellas Artes. España brillará en aquéllos como las demas nacio
nes de Europa. Hace mucho tiempo que se habían perdido los secretos de pintar el
vidrio con la viveza, colorido y la duración que se admira en las vidrieras de edifi
cios antiguos. Si aquellos secretos se habían perdido, acaban de ser recobrados por
otros no ménos admirables, para pintar al vidrio por medio del fuego con toda clase
de colores y con tanta perfección si cabe, y áun mayor, que los antiguos. Un pintor
llamado D. Manuel Moreno Aparicio, que vive cerca de Toledo, ha descubierto el ar
cano, y las experiencias que él ha hecho le han probado que sus pinturas resisten al
agua y á todas las intemperies del aire.»
Por nuestra parte nos contentamos con transcribir aquí esta nota, recordar lo que
—
54
—
dice Ponz ( Vide Toledo) sobre las vidrieras, y respecto á la verdad que hubo
en el anuncio y noticia de la Gaceta de Utrecht. (Véanse los artículos Suarez y el
maestro Busquet.)
O llería (P rovincia
de
V alencia,
valle de
A yel o ) : Esta villa fué de las más im
portantes por su vidriería y tejidos de lienzo en la época árabe. En 1570, aunque
sus vecinos habían disminuido por las guerras y emigraciones, constaba de 216 ca
sas, que aumentaron hasta 430 en 1600, á pesar de la expulsión morisca. A princi
pios del siglo xviii los vecinos de la villa de Ollería llegaron á ser 88 0 , aumento que,
según Cabanilles en sus Observaciones sobre el reino de Valencia , se debía á la
agricultura, á los tejidos de lienzo y á los hornos de vidrio, que desde muy antiguo
existían en dicha villa.
Aquel naturalista añade que los vidrieros de Ollería usaban la barrilla de Alicante
y sacaban de las lomas contiguas á la población y convento de C ipuchinos la arena
necesaria para las fritas y mezclas. Esta arena se compone de partículas muy finas;
su color, por lo com ún, es de rosa claro y otras blanquecino; se halla en el interior
de las lomas anteriormente mencionadas, cubiertas por muchos piés de tierra vegetal.
Relativamente al combustible, los vidrieros de Ollería le recogían en lo alto y más
cerrado del valle de Ayelo y montes de los inmediatos. Sus productos, porrones,
jarras, botellas y alguna vasería común.
P jquer : Ayudante en los talleres del labrado en la real fábrica de vidrios de San
Ildefonso; lo fué del maestro Eder. Verificó algunas experiencias sobre los vidrios de
color en aquella real fábrica, y de él dio noticia el Sr. Suarez en su traducción de
Neri, cap-
lxíx,
al tratar del vidrio de plomo, color granate.
de A licante ) : Esta villa tuvo fábricas de vidrio probablemen
S alinas ( P rovincia
te en la época árabe ó en tiempos anteriores. En 1751 desapareció por inundación,
reedificándose á doscientas varas de distancia la villa y sus hornos de vidrio, que
continúan en la actualidad en dos fábricas de vidrio, que labran desde muy anti
guo porrones, botellas, vasería común y vidrios verdes y planos.
S ánchez Martínez ( F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores por el fuego,
que lo fué de la catedral de Toledo por los años de 1713, una vez que había falleci
do el maestro Olias. Algunos le han atribuido un libro sobre el arte y secretos de la
fabricación de los vidrios de colores, del que tal vez este maestro pudo poseer algún
antiguo cuaderno, pues el libro á que nos referimos parece que le escribió, según
otros, el maestro Manuel Moreno y Aparicio, quien le presentó al cabildo de la ca
tedral por medio del señor canónigo Lorenzana en el año de 1772. Respecto de los
que hablaron del cuaderno ó manuscrito de Sánchez Martínez, aseguran que estaba
fechado en 1721.
S it (D. Ventura ) : Artífice natural de Cataluña, que era diestrísimo en la fabri
cación del vidrio ; floreció en la primera mitad del siglo
xviii .
Como oficial de tra
bajos del vidrio, perteneció á la fábrica de D. Juan Goyeneche hasta que esta des
apareció. En tal situación, y por decirlo así, emigrado en su propio país, llegó al
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55
—
Real sitio de San Ildefonso en 1728, en donde obtuvo licencia para establecer un
horno á sus expensas para fabricar pequeños vidrios planos, que se vendían en el si
tio y Segovia, y cuyas dimensiones no pasaban de un pié en cuadro, continuando
así basta el año de 1756.
En este año, y habiendo construido la reina doña Isabel un magnífico edificio para
la fabricación en mayor escala del vidrio, se le encargó á Sit el dirigir estos trabajos,
así como á varios de los oficiales del Sr. Goyeneche y otros que se hicieron venir de
la Alcarria y Cataluña, con todos los cuales quedó constituida definitivamente la
Real fabrica de la Granja de cristalería en su segundo período , si como primero se
contasen los ocho años que hacia que el Sr. Sit estableció esta industria con sus cor
tos recursos particulares en aquel Real sitio.
Los primeros vidrios los labraba el Sr. Sit á soplo, y no teniendo grandes medios,
los construyó de pequeñas dimensiones; pero habiendo recibido encargo de trabajar
planos para espejos, dicho artífice, con singular destreza, verificó algunas expe
riencias por los años de 4738, cuyos resultados fueron felicísimos, y aprobados que
fueron por S. M. el Rey D. Felipe V, en vista de todo, pidió el Sr. Sit una gran plancha
de hierro para vaciar y moldear el vidrio, que había de servir ademas para azogar.
Ademas de la plancha empleaba el artífice referido un cilindro, también de hierro,
del que se servia para extender y aplanar los vidrios, logrando labrarlos de 28 á 30
pulgadas de largo, que después templaba y pulía valiéndose de un aparato inventa
do por el Sr. Pedro Fronvila, con el cual se daba movimiento á 17 pulidores de
madera, que equivalían en trabajo al de otros tantos obreros de los que se emplea
ban antiguamente en dicha operación.
Teniendo en cuenta los buenos resultados que cada dia obtenía el Sr. Sit con su
habilidad y destreza , se mandó que se le proporcionase, para sus trabajos, una gran
mesa de aplanar de 110 pulgadas de largo por 48 de ancho, toda ellas de bronce, con
un peso de 400 á 500 arrobas, y cilindros proporcionados de peso, obteniéndose en
esta segunda época de su fabricación resultados admirables por los espejos que en
tonces se labraron bajo la dirección, saber y destreza delSr. Sit.
La tercera época de la fabricación de vidrios en la Granja comenzó por el incen
dio dos veces de gran parte de los talleres, lo cual dió motivo para que S. M. man
dase reedificarlos de nuevo l'uera del Real sitio, en lugar más á propósito, ponien
do las obras de construcción bajo el inmediato cargo del arquitecto D. José Diaz
Gamones, el cual, arreglándose á los planos de las mejores fabricas de vidrios ex
tranjeras, levantó el nuevo edificio con dos grandes hornos de fundición y todas
las demas dependencias necesarias a la fabricación. Desde esta época , que pudo ser
por los años de 1740 al 42, no se vuelve á citar al Sr. Sit, ni tampoco al maquinista
Sr. Fronvila. En su lugar y en vez de buscar en el país la destreza y el saber délos
buenos maestros, siguiendo ciertas ideas tradicionales en nuestros reyes, que conta
ban con grandes recursos pecuniarios, y que un poco desacertadamente despreciaion casi siempre á los hombres de la industria indígena, en esta ocasión, como en
—
56
—
várias otras más antiguas, se buscaron para este establecimiento industrial, como
parte del patrimonio de los reyes, artífices en el extranjero que le dirigieran , esco
giendo entre ellos al francés D. Dionisio Sivert, de quien se decia que era gran ofi
cial de soplo y caña , que llegó á la Granja con magnífico sueldo y emolumentos, al
que siguieron muy pronto, por los años de 1 /50 ó 54, el maestro Eder y sus hijos José
v Lorenzo, naturales de Suecia y el hanoveriano D. Sigismundo Brun. Dicho maes
tro sueco ofrecía construir vidrios de gran marca, tanto como los más bellos de los
que se han construido en estos últimos años para puertas, ventanas, todos del hueco,
y por consecuencia sin necesidad del raspado y pulimento antiguo.
El Sr. Brun por los años de 1768 manifestó que había descubierto un secreto para
dorar el cristal al fuego, miéntras que el Sr. D. Juan Dowling, que probablemente
era inglés, se le nombró maquinista de aquellas reales fábricas de vidrios planos,
huecos y de labrados ó moldeados, que tenían ademas sus departamentos de graba
do y tallado correspondientesá tan grandiosa empresa: así se l.i contemplaba en
aquel tiempo; pero á nuestro juicio este calificativo se ideó por una cierta especie de
adulación á las personas que se decían fundadoras en España de una nueva industria,
ó bien al dinero que se gastó en tal empresa.
Los antiguos vidrios azogados de Sit fueron objeto de admiración en las cortes
extranjeras, adonde como preciados regalos los mandaron los reyes ; posteriormente
la fabrica de la Granja pasó algunos años después con un pasivo enorme á ser propie
dad del Estado; no es fácil averiguar si esto fué por cesión graciosa, ó bien si fué trasferencia retribuida por el importe que tuvieron las obras, en cuyo caso el patrimo
nio Real debió percibir sumas de consideración; y aun dado el primer supuesto de
haber sido una cesión graciosa, fué costosísima, pues dicho establecimiento creemos
que desde los primeros años de su grandiosa y régia fundación se presentó con pér
didas anuales de consideración, siendo mucho mayor su pasivo que su activo mer
cantilmente considerados, compensados tan sólo por la gloria de nuestros reyes, ante
la cual, ó no pudo d ejaré creyó debía tomar el Estado una propiedad que le recar
gaba con cantidades de gastos de gran consideración. La idea industrial del Sr. Sit,
como todas las que se la asemejan , no podrán nunca, fructificar incubadas por solo
el dinero, el orgullo, la vanidad y la adulación.
S uarez (D. Miguel J erónimo) : Este escritor publicó en sus Memorias instructivas
y curiosas, año de 1780, tomo iv, la traducción del Arte de la vidriería de color de
Antonio N e ri, anotada por Merret y Kumkel, tomándola de la traducción francesa
de 1752, pero anotada por los maestros José Busquet, Eder, Brun y Piquer, y para la
cual principalmente el primero y* último comprobaron directamente casi todas las
experiencias del famoso vidriero de Italia y del químico Kumkel.
T oledo : En la catedral de esta ciudad, y probablemente en su torre y patios cer
canos, existieron en lo antiguo los talleres, hornos y oficinas del pintado de las an
tiguas vidrieras de aquella catedral. Las más antiguas, que hace muchísimos añosque
desaparecieron, se las llamó góticas; las modernas, de las que todavía se conservan
—
57
—
•
restos, fueron labradas en los siglos xv y xvi con cartones de los mejores artífices, pin
tores, arquitectos y escultores, que trabajaron en dichas centurias para la catedral,
como maestros de las escuelas Toledanas. A mediados del siglo xvm, según Ponz
que lo vio, habían desaparecido las oficinas de los vidrios que tuvo la catedral de
Toledo y no existia más que un almacén en que se guardaban los residuos de las la
bores de tiempos pasados. De éstos se echaba mano cuando había necesidad para
componer algún desperfecto en las vidrieras, escogiendo lo que más convenia. Aquel
viajero añade, que por ello se habia seguido el estropearse más algunas de las anti
guas obras; pues ante la necesidad y los pocos recursos que ya se hallaban en el al
macén, se echaba mano de lo que allí se encontraba, con tal que tuviese algún
color, aunque fuese inconveniente á la buena conservación ó reparación de las precio
sas lumbreras de la catedral, que algunas aparecían ya como objetos monstruosos ar
tísticamente considerados.
T ortosa : Esta ciudad tuvo fabricación antiquísima de vidrios huecos y planos. En
la actualidad conserva los últimos con algunos hornos para su labrado. Esta ciudad
posee desde los más remotos tiempos, en sus inmediaciones, las arcillas refractarias
tan necesarias para los hornos de fundición, magníficas cosechas de sosa ó barrilla
en los camiios que se extienden hasta Amposta , y se dice alcanzaron á treinta mil
quintales por año; los montes reales de gran cantidad de madera para combustible,
ademas de la que bajaba del Pirineo catalan y aragonés, con la cual se han provisto
en el trascurso de los siglos las costas de Valencia, Cataluña y las Baleares; ademas
el Ebro, que si hasta Tortosa fué y ha sido via de agua para el fácil trasporte de la
madera, lo fué también para el vidrio desde aquella ciudad al mar desde la época
romana.
V alencia : En esta ciudad, como recuerdo de la antigua fabricación vidriera, se
conserva una calle con el nombre de calle del Vidre; y en la actualidad dos fabri
cas de vidrios comunes y de botellas verde-oscuro, como resto de lo que fué su arte
vidriero en tiempos muy aparcados de los actuales.
V illanueva de A lcoron : Pueblo próximo á Recuenco, en la provincia de Cuenca,
donde el Sr. Goyeneche se retiró á principios del siglo xvm y estableció en él sus
hornos de vidrio, creyendo poderlos sostener por la abundancia y baratura del com
bustible y con la ayuda de la práctica y experiencia de algunos de los oficiales y
maestros que labraban en Recuenco.
Y indel : Fábrica antigua de vidrio ordinario plano y hueco en vasería común, pró
xima á los hornos de Recuenco, la cual es probable desapareció á mediados del si
glo xvm, á causa de los mejores labrados en el vidrio de la fábrica en grande escala
de los señores Dorado (vide ).
9
•
—
58
—
La vidriería española, como arte individual, se ha trasformado en el siglo que tras
curre en verdadera industria, con su personal de labores, sus establecimientos fa
briles en grande escala, capitales en dinero respetables, y su personal mercantil y de
administración correspondiente ; pero no es éste el momento de ocuparnos con de
talles de nuestra vidriería considerada como uno de los ramos importantes de la in
dustria moderna; la que si por una parte tendría sus bellezas, no la faltarían en la
España de la actualidad lunares que la dan cierta tendencia á desmejorar, ó estacio
narse ó quedar en la inmovilidad. Por esto dejamos la pluma, esperando mejores
dias y ocasión propicia para tratar histórica y críticamente de la fabricación del vi
drio español, bajo el punto de vista fabril, mercantil é industrial de la presente cen
turia, con los datos que sobre dicho punto tenemos reunidos.
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NO SE VENDE.
DEL VIDRIO
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SUS
ARTÍFICES
EN
ESPAÑA.
a vidriería en su parte de trabajo como arte que exigió ei) tiem
pos remotos la asociación de algunos obreros, y como industria
fabril desde hace tres siglos, vio reunidos en derredor de sus hor
nos muchos artífices; tiene su historia particular en cada una de
las naciones de Europa más ó ménos importante, según las épocas en que se labró
el vidrio para las múltiples aplicaciones de tan apreciable como precioso producto
del fuego y de ciertos materiales vitriíicables, conocidos con antigüedad casi pre
histórica.
Respecto de los artífices vidrieros españoles, sus nombres y lugares en que traba
jaron , épocas en que florecieron, secretos que poseyeron , más su influencia en los
progresos del arte, en Europa casi todo es desconocido; á pesar de la gran destreza
que suponen las obras que de ellos se conservan y de la venerable antigüedad en
que labraron, equiparable, y tal vez mayor, que la atribuida á los vidrieros venecia
nos, considerados como sucesores en el arte de los antiguos romanos; á los tudes
cos, bohemios y alemanes, á quienes algunos conceden, porque hoy son ilustrados
químicos, una habilidad superior en la Edad Media para fundir los metales, y desde
los primitivos tiempos de la era cristiana (concesión graciosa si el comercio aleman
en aquel entonces era limitado), secretos importantes y muy curiosos sobre la fun
dición y fabricación del vidrio. No pudiendo olvidarse que los vidrieros de España,
por la antigüedad pueden disputará los gaulas y cimbrios, flamencos y holandeses,
el mérito relativo desús conocimientos en el arte, no sólo de las épocas remotas, si
no muchos años después, cuando aquéllos se ejercitaron en colorear superficialmen
te los vidrios por medio del fuego; y áun sostenerse con crédito de hábiles frente
4
á los artifices suecos, noruegos y anglo-sajones, de quienes se recuerdan obras de la
Edad Media, que prueban fueron excelentes en el trabajo de los vidrios de colores,
extendidos en superficie trasparente y de esmalte sobre el oro y otros metales.
La vidriería española, sin embargo d éla consideración anterior, expuesta rápi
damente bajo el punto de vista de la historia del trabajo, lia permanecido en olvido
inexplicable; para sacarla de tal estado se reunieron las siguientes notas, ordenán
dolas, ademas, con dos fines: El primero para dar gloriaá los artífices que hubo en
España, poniendo algunas flores en sus desconocidas tumbas, como memoria á los
vidrieros y esmaltadores que por su ciencia y por los raros secretos y experiencias
que practicaron fueron compañeros de los fundidores de metales y de los alquimistas,
ó mejor dicho, verdaderos químicos en nuestro país, en edades muy apartadas de
la civilización actual, pues para muchos es dudoso si la vidriería, metalurgia y quí
mica deben considerarse en lo antiguo como hijas que se sucedieron, ó como her
manas engendradas en la inteligencia por los mismos siglos.
El segundo fin es para llenar el vacío que se nota con cierta sorpresa en las his
torias sobre la vidriería, publicadas en Europa en el transcurso de las dos últi
mas centurias. En muchos de sus libros, tratándose de España y sus hombres del
trabajo, los autores extranjeros se han contentado con repetir algunas frases genera
les de Plinio, escritas en el segundo siglo de la era cristiana y otras del vu, tomadas
de las etimologías enciclopédicas de San Isidoro, con las cuales el naturalista latino
y el Santo hispalense dicen que las fabricaciones más conocidas del vidrio en su
tiempo existían en Italia, en las Galias y en España. Los más prudentes entre los
historiadores del trabajo, y en particular del vidrio, como lo filé Le-Vieil en su me
moria aprobada con elogios por Duhamel du Mon^eau, Lassone y Macquer, de la Aca
demia francesa, desde las breves frases de Plinio con cierto asombro histórico saltan
para nuestros artífices diez y seis siglos, y como curioso citan un suplemento de 14
de Diciembre de 1775, á la Gaceta de Utrech, que anunciaba que un señor llamado
Manuel Moreno Aparicio, en España, había recobrado experimentalmente los se
cretos perdidos de la pintura, por medio del fuego, de los antiguos vidrios.
Alguno tal vez adivinará en la indicación anterior un pensamiento íntimo de pro
testa contra el olvido en que los historiadores extranjeros dejaron á la fabricación
vidriera de España; dispuestos á contestar en su caso que el silencio que guardaron
fué hijo de la ignorancia invencible, puesto que en España nada se había publicado
sobre este [»unto concreto. Esta razón podría ser atendible, pero al ver repetido aquel
silencio en otros puntos, también históricos de las artes y de las ciencias, por lo que
hace á España; al recordar que desde hace casi tres centurias aquel silencio se
elevó á sistema seguido ó adoptado por casi todos los escritores con relación á ia in
fluencia que tuvieron y pudieron tener nuestros artífices y maestros sobre los ade
lantos de la civilización actual; no se puede admitir de una manera absoluta la dis
culpa del olvido a que nos hemos referido, calificándole graciosamente de invencible
estando á la vista de todos, nacionales y extranjeros, primero las grandiosas obras vi-
drieras que durante siete siglos se admiraron en las antiguas basílicas y catedrales de
Palm a, Burgos, Santiago, León, Toledo y Sevilla, y otros cien templos é iglesias
en España. Segundo, recordando que en todas partes, las antiguas fábricas de v i
drios conocieron ó usaron las acreditadas cenizas alcalinas de Alicante en competen
cia con las de Sidon en Oriente, con las de A frica, con las del Ródano y con las
normandas. Ademas, que de la Italia antigua y otras partes venían á buscar las esco
gidas arcillas refractarias de Valencia, á nuestro juicio torlosina* , para los crisoles y
hornos de las fabricaciones vidrieras, sin contar con algunos descubrimientos y
prácticas de las más importantes en el arto, entallar (arreglar el talle de los vidrios
planos, blancos ó coloreados á sus encajes, por medio del córte), usando los dia
mantes naturales, llamados naifes, prácticas que si vinieron de Oriente á España en
los siglos
vii
ú viii, escritas en lengua liebráica, se dió noticia de ellas en castellano,
traduciéndolas en el siglo xm para recuerdo de lo que entonces se practicaba en la
Península como cosa vulgar y enseñanza de los venideros.
Pero no sigamos en exponer razones de queja en contra del silencio un poco des
preciativo ó interesado que guardaron los escritores extranjeros en la parte que se re
feria á España al tratar de las evoluciones en el arte de la vidriería desde su principio
hasta su perfección, que fueron infinitas, pues de proseguir será fácil tocar en los es
collos de la pasión y de lo injusto, sin utilidad ninguna, y áun con grave perjuicio de
la verdad histórica.
La química moderna da una acepción muy lata á las palabras vidrio y vitrificación.
La primera en el arte y fabricación á que nos vamos á referir en el presente trabajo
tiene un sentido limitado, entendiendo por vidrio el compuesto artificial trasparen
te, sólido y quebradizo, que resulta d éla fusión de las arenas silicosas mezcladas
previamente con diferentes sales y óxidos metálicos que por el fuego ayudan á fun
dir aquellas arenas, ó á colorear el compuesto resultante del que posteriormente se
sacan múltiples aplicaciones; unas para el arte suntuario, otras para comodidades
de la vida, hasta de la Sanclx Plebi Dei, según escribían en la Edad Media algunos
maestros sobre sus vidrios al fijarlos en las lumbreras, y para las investigaciones
más delicadas de las ciencias tísicas, que han venido utilizando el vidrio tallado en
formas redondas desde el siglo ni ó iv en Europa hasta la actualidad, como manifestarémos con algún texto castellano en el curso de esta memoria.
No vamos á discutir sobre el origen gramatical de la palabra vidrio ni sobre la
historia, más ó ménos poética y fabulosa, del compuesto vitrificado de que se trata, ni
si de él se habla en varios versículos de los libros bíblicos y á él se refirieron los
filósofos griegos y romanos en várias de sus obras. Tales discusiones nos llevarían
léjos, teniendo en unos momentos que negará la casualidad el derecho que se la dió
de haber engendrado al vidrio en las orillas arenosas del rio Belo, en derredor de las
—
tí
—
vasijas que ciertos emigrantes sostuvieron en el fuego sobre trozos de nitro, pues á
pesar de Josefo y Plinio , si el fuego encendido sobre la arena del mencionado rio no
alcanzó ni pudo alcanzar la intensidad del de reverbero, la arena, á pesar del nitro, de
bió quedar infusible, el último en sn caso debió deílagar y desmoronarse, perdiendo
nna solidez sin la cual es imposible comprender la estabilidad de las vasijas en que
los desconocidos comerciantes fenicios, al intentar preparar sus alimentos, dicen que
la casualidad les proporcionó el primer descubrimiento del vidrio, y esto con sor
presa del arle de las edades, con un fuego cuya llama , en lugar de concentrada y
reverberante, se elevaba libremente en medio del aire.
Si del descubrimiento del vidrio por la casualidad pasásemos á analizar lo que los
antiguos dejaron escrito sobre las facultades de los artífices, colosalmente mayores
que las conocidas en la actualidad, nos encontraríamos con el famoso teatro de Escauro, cuya galería media era toda de vidrio y capaz para 80.000 personas, y con aquel
templo de la isla de Aradas, que visitó San Pedro con sus discípulos, sostenido por
columnas de vidrio de altura y diámetro extraordinario, asegurando San Clemente
de Alejandría que el primer pontífice de la cristiandad halló aquellas columnas pre
feribles y más grandiosas que las bellísimas estátuas de Fidias, que el mismo templo
poseía.
Pero estas historias sobre la fabricación del vidrio antiguo, conservadas por la tra
dición y la fe de los creyentes , no pudieron sostenerse en pié por una razón de cier
ta analogía á la que expusimos respecto de las vasijas fenicias sostenidas en trozos
desfragadores de nitro, que, sin embargo, contaron habían dado origen al vidrio. A
nuestro juicio las grandes masas de vidrio del teatro de Escauro y las columnas ad
miradas por San Pedro en el templo de Aradus, si no fueron de arcilla cubierta de li
gero esmalte vitrificado, tal vez irisante, tal vez coloreado, no pudieron ser de vidrio
en su totalidad ; pues en el caso de serlo, hoy, como entonces, debieron recocerse des
pués de fundidas y solidificadas, y de ser tan grandes en su masa y espesor hubie
ran necesitado meses y años para enfriarse convenientemente, si habían de servir
en las obras y grandes construcciones de que dicen formaron parte, y para que
aquellas columnas no quedasen reducidas á polvo en toda su masa por el menor
choque, como acontece hoy en las lágrimas batábicas de vidrio sin destemplar.
En cambio de la fábula, veamos qué ¡deas y con qué frases se describía el vidrio
en el siglo xui, en castellano, traducidas del árabe en los libros de Abolais, que se
redactaron en hebreo oriental, tal vez en el siglo iv, v ó vi (1).
D e la p ied ra del vidrio. — «Del onceno grado del signo del Sagitario es la pie
dra del vidrio, et en esta piedra a una que es por sí cuerpo (la arena), et a otraque
es la incorporada (la sal), et cuando las purgan et las apartan dell fuego ayuntanse et facen por sí cuerpo. Esta piedra es de muchas colores que ay una blanca,
(1) Códice escurialcnsc y alfonsí dicho E l Lapidarle, traducido del árabe antiquísimo en caste
llano, año 124S.
et esta es más noble et irfcyor que las otras; et ay otra de color bermejo, et otra uerde , et otra xade , et otra cárdena. Piedra es que funde ligeramente en el fuego, et
cuando la sacan dell, tórnase á su sustancia. Pero si la sacasen á deshora a menos
de se enfriar de poc en poc quiébrase. Et cualquier color que pongan en ella rrescíbele ligeramientre. Et llaga a cualquier animal que lieran con ella tan bien como
con íierro......................................................................................................................................
En la definición anterior del vidrio, tomada del lapidario en castellano de A bolais, como se ve, ademas de dar una idea muy exacta de la composición y primera
formación de aquel producto, se nos da á conocer su clasificación dividiéndole en
blanco, ó sea trasparenté y sin color, como el vidrio más noble y mejor de los que
se conocieron; el bermejo ó rojo de diferente tono, el verde, el jade (oscuro de oxidiana) y el cárdeno (morado); pero á más de esto, que pudiera llamarse la paleta de
colores que poseían los antiguos vidrieros castellanos para sus obrajes de mosáico, en
el mismo lapidario se indican algunas fórmulas para tefiir superficialmente el vidrio
por el fuego, sin preocuparse mucho aquel autor de guardar secreto, como hicieron
posteriormente los artífices durante más de cuatro siglos en los procedimientos que
siguieron en la pintura del vidrio.
Entre las fórmulas, con las cuales se puede evidenciar la antigüedad de la pintura
superficial del vidrio, se encuentra en el lapidario de Abolais la siguiente, al tratar
de la piedra que tenía por nombre Ecce. «Esta piedra es fallada en España en un
monte, que es sobre la villa áque llaman Arraca, que dicen al monte Seclúdes, que
no es mucho alto, de color es muy negra, gotada de gotas amariellas, luciente et
libiana de peso, et porosa, et ligera de quebrantar................................et si la muelen,
et la amasan con m iel, et untaren el vidrio con ella , et lo allegan al fuego, tíñelo de
color de oro muy fermoso, et esfuércale de manera que le fage más fuerte que áutes
era, et estonce no se puede el vidrio fondir tan ayna, ni quiebra tan ligeramiente.»
Si en el primer texto de Abolais que llevamos referido revela el autor del lapidario
antiguo los elementos que entraban á formar parte del vidrio, ó sea su cuerpo, que
era la arena y la sustancia incorporada, que era cierta sal, implícitamente dice tam
bién que debian fundirse aquellos materiales en ciertos hornos, purgarse ó afinarse
en otros, y recocerse para enfriarse lentamente en distinto fuego, pues de no hacerlo
a sí, la obra, en vez de sólida y fuerte, se reduciría fácilmente á polvo.
Bn el segundo texto nos hallamos con la cita de algún mineral metálico de España
y de otro horno pequeño de esmaltar y colorear, para dorar hermosamente los anti
guos vidrios.
No se crea, sin em bargo, que los conocimientos antiguos en España en el arte
vidriero se redujeron álos dos manifestados anteriormente ; pues el mismo Abolais,
al ti atar del diamante, dejó consignado otro, si cabe de más valía que los men
cionados, ochocientos ó novecientos años ántes que Luis Vergen de Bruxas hubieía inventado, según la común creencia, la talla de aquella preciosa piedra con su
propio polvo y que la Duquesa de Etampes, favorita de Francisco I, grabase con el
—
8
diamante de su sortija en el vidrio {le una ventana en el castillo de Chambord el g;acioso dístico:
Souventfemme varié,
Mal hábil qui s’y fie.
En lu"ar de esta gracia femenina, dice Abolais: «el diamante es piedra que que
branta todas las otras, foradándolas et tallándolas (cortar) et ninguna otra non pue
de tomar (herir) en ella , et áun face más esta piedra que si con ella traen (frotan) las
otras muélelas todas.»
«Perohav una natura de plomo, que dicen en Arabiguo aero et en latín estanno con
que quebrantan esta manera de piedra desta guisa. Que si envuelven el estanno en
deredor del diamante etle dan con el martiello, quiebraluégo, et desque lo han que
brado si ticiesen morteros ó majaderos de este plomo puedtmle moler et facer déI
jVOg...... et los que quieren forarar ó entallar las otras piedras, toman pedamos muy
pequennos, et delgados, et agudos del diamante, et pénenlo encima de unos astillicos
de plata ó de cobre con que foradan ó entallan las piedras que quieren entallar, et
graban, et facen camafeos.»
En otro lugar, y para tener completa idea de los conocimientos que alcanzaron los
antiguos maestros españoles en los trabajos del vidrio, decia el mismo Abolais en su
Lapidario, al tratar de la piedra llamada ciumberit, y los latinos smerle ó esmeril :
«Esta piedra semeja arena gruesa, et a en ella incorporadas unas con otras menudas,
grandes et medianas, es grande en peso et en dureza. De su color es parda que tira
á oscuro. En muchas partes es fallada, mas la ineyor de todas es la que se encuen
tra cabo la mar de Eniden.
»Etlos maestros adoban las que son preciosas con esta piedra molida, sobre ta
blas de cobre, ó de fierro, ó de plomo, ó de algunos fustes (maderas duras), sennaladas que son para esta maestría, et tácenlas claras et fermosas, trayéndolas (frotán
dolas) sobre aquellas tablas, et tajan de ellas lo que quieren, ó las foradan , ca non
a piedra que se les pueda defender sino la diamante sola. El polii que esta lace en
las otras piedras es meyor et más fuerte cuando sean moxadoslos polvos de ella que
cuando secos.»
Con relación al uso que en lo antiguo tuvieron los vidrios planos, y la época en
que se empleó parala comodidad de la vida, cerrando las ventanas con la diafanidad
v trasparencia del vidrio, cuestión que algunos lian discutido para fijar el tiempo en
que por primera vez se usaron las vidrieras, dice Abolais al tratar del talco : «Ca co
lor de esta piedra es como de conchas, et fallanla en muchos logares, así como en
tierra de Arruquia, et en la de Yeme, et en ladeCabrot; et cuando la desuellan luce
mucho, et por ende facen de ella en algunos lugares lumbreras para losbannos, bien
como si fuesen del vidrio que se emplea en otros, et cuanto más delgadas paiten las
lu jas del talco, tanto son más lustrosas et claras.»
Otra de las aplicaciones del vidrio, de míe dio cuenta Abolais en su Lapidario, es
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9
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el de las lentes convexas, cuyo descubrimiento y primera fábrica los unos la lian
creído encontrar en algún fragmento de Plauto, interpretando la frase conspicillum.
En Plinio, al traducir la palabra spicillum , de que se sirvió el naturalista latino al
referir la muerte repentina del medico Cayo Julio. Otros creyeron fijar el origen de
las lentes con ciertas frases oscuras de Aiistófanes en su comedia de Las Nubes, yen
aquella escena en que el acreedor se propone, sonriéndose, hacer desaparecer de la
tableta de cera, acusadora de la deuda, las letras, fundiéndolas con los rayos del sol
concentrados por medio de un cierto vidrio.
Si de los tiempos latinos pasamos á la Edad Media en Europa, los italianos Redi,
Pablo Falconeri, los autores del Diccionario de la Crusca, Manni, y los franceses Gor
don y Guillermo de Chaublat, doctores de Montpellier, en sus antiguos libros del
Lirium medicini y gran cirujía, al fijar la época de la invención de los vidrios lenti
culares no han podido pasar en sus investigaciones del hermano Alejandro Spi
ra, modesto y bueno, que hizo y supo hacer los Ocularios, y murió en Pisa el año
4513.
Redi aseguró que poseía en su biblioteca, con la fecha de 1299, un manuscrito
italiano anónimo en que se leia : Mi trovo cosi gravoso d'anni, che non avrei valenza
di leggere e di iscrivere senza vetri appellati ochiali , trovati novellamente per como
dità di poveri vecchi quando affìebolano di vedere. Es decir : Los años me tienen tan
débil que no podría leer ni escribir sin estos vidrios que llaman anteojos, labra
dos bace poco tiempo para socorro de los pobres viejos cuya vista se debilitó con la
edad.
Manni, ademas de lo expuesto, publicó un epitafio, con el cual parece se liabia
descubierto el nombre del inventor de tan preciada obra, científicamente considera
da. El epitafio referido, según Manni, decía : «Aquí yace Salbino de Armato de la
Armada, de Florencia, inventor de las lentes......año 1517.» Y de quien Montucla,
en su Historia de las Matemáticas, dice que había guardado misteriosamente el se
creto, pero que el hermano Alejandro de la Spira se le había robado para publi
carlo.
En cambio de estas breves noticias que los escritores modernos han publicado como
fruto de sus investigaciones sobre la antigüedad en la inventiva de las lentes ópticas,
y que, como se ve, no pudieron retroceder más allá de últimos del siglo xm, con el
Lapidario en castellano de Afoláis hay medios suficientes para hacer retroceder
aquella invención al año 1248, y como el original del mismo Lapidario se escribió
en hebreo ó en caldeo, tal vez ántes del séptimo ú octavo siglo, pues ya en la época
de San Fernando y D. Alfonso de Castilla se consideraba como antiquísimo por sus
vitelas y por su letra, la invención ó primera construcción délas lentes se pierde, á
nuestro juicio, en los seis primeros siglos de la era cristiana, como se prueba con la si
guiente descripción del cristal, según el antiguo Lapidario : «Fallante, dice Abolais, en
muchas partes, mas la meyor de todas es la que fallan en tierra de Etiopia. La ma
teria de que se face es agua congelada que empedrece. Et la prueba desto es que
cuando la quebrantan fallan dentro como granos menudos que se entran en ella
cuando se face piedra (cristalizándose), et dentro algunas dellas fallan otrosí como
agua que es muy clara (hidrofana); et a dos cosas que son á contrario de todas las
otras piedras, ca el cristal cuando se calienta recibe en sí cualquier color que en él
metan, et labrase más ligeramiente, et otrosí fúndese con el fuego; et por ende facen
deella cual figura quieren, etsi la íigura es bien redonda et la ponen al sol, quema
lo que falla ante sí que sea de quemar; pero esto no lo face por su virtud, sino por la
claridad que es en ella, et por los rayos del sol que la fieren, et por la redondez de la
forma que a.»
En otros lugares del mismo Lapidario, al tratar de otras piedras transparentes,
dice el autor, y lo repite várias veces, que las pasa facilísimamcnte la vista, y que á
su través, cuando su forma es redonda, se descubren en los cuerpos bellísimos detalles
y cosas muy secretas á la simple vista. Debiendo por nuestra parte recordar que si
para el entalle y labrado de las piedras duras (forma facetada, en cabujón y bru
ñido), según Abolais se necesitaban las planchas de cobre, fierro y plomo, esmeriles
duros, el agua, y áun el polvo del diamante, pero al decir que el cristal y el vidrio
se labraba más ligeramente, por lo que era fácil darles figura y redondez cualquiera,
á nuestro juicio esta mayor facilidad excluye aquellas láminas duras en el labrado
del cristal y del vidrio para darles la forma conveniente, lo cual entonces se conse
guía sobre cueros, borras con engrudos y colas (fieltros) y láminas de madera y plo
mo en su caso, con esmerildes más blandos, y el roce y la presión menos dura de la
mano de los obreros, que antiguamente y según el arte trabajaron las primeras lentes
ópticas en Europa. Práctica que es la misma que se ha seguido hasta nuestros dias.
Sin contar hoy con la vidriería ó fabricación del vidrio en Oriente, que se supone
antiquísima, por lo que hace á los países occidentales de la Europa, es un hecho bas
tante bien probado que las Galias y España, según Piinio, fueron las dos naciones
que primero proveyeron de vidrios á los romanos, en competencia con los más an
tiguos de Alejandría , de Sidon y otros lugares desconocidos de Oriente.
Las principales obras de la vidriería de entonces consistían en copas de vidrio, bo
tellas, tazas, globos, láminas de cierto espesor y color oscuro para servir de espejos,
pequeños vidrios facetados, en cabujón, y coloreados con tintas en toda su masa, ó cu
biertos con una capa espesa de oro metálico. Se imitaba la pedrería de valor y las
perlas, alcanzándose, según Petroneo, en aquellas falsificaciones el volumen próxi
mamente de una haba, pues de haber sido de mayor tamaño, ni los joyeros de en
tonces, ni la mujer del emperador Galiano hubieran podido engañarse, comprando
perlas y piedras fingidas con vidrio, por finas y naturales.
La masa de vidrio que suponen las necesidades de la vida y del lujo del pueblo ro
mano, representada por los objetos anteriormente referidos, debió ser excesivamente
grande. Muchas de aquellas, es innegable que llegaron y pudieron llegar á la capital
del mundo entonces conocido, por Oriente, de fabricaciones orientales, y mucho tam
bién de las naciones de Occidente, ó sea de España; siendo en la actualidad rarísimos
11
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los vasos enteros que se conservan de la fabricación de aquellos apartados siglos. Sin
embargo, tuvimos ocasión de examinar algunos, de poseer otros y de compararlos en
museos extranjeros con vasijas de vidrio, al parecer de procedencias gaula é italiana
de igual tiempo, resultando de nuestro estudio comparativo, por la trasparencia, que
todavía conservan los vasos de época romana encontrados en España, por lo unido
de su masa, por la igualdad con que actuó el tiempo descomponiéndolos, por sus li
geras irisaciones, y por no resultar de la descomposición aquellas laminitas como taicosas, que se desprenden al menor contacto y al más ligero soplo, de los vidrios gaula
é italiano; que el de España en la época referida debió ser el preferido, pagándose
por aquél las sumasen dinero fabulosas de que hablan las historias, por su belleza pri
mitiva; porque sus vasos indudablemente resistieron los líquidos calientes sin rom
perse, y porque, á pesar del epigrama de Marcial, libro ix, artículo 60, en que decia
del vidrio blanco extranjero: Et túrbala levi queslus cryslallina nitro; las sales ó tun
dentes de la arena silicosa de la Iberia se eflorescieron tan poco, que lian sido nece
sarios dos mil años para matar ligeramente el brillo de la superficie libre de los vasos
labrados en España en la época mencionada.
Por esta razón no se pueden negar á los maestros vidrieros en España conocimien
tos singulares de las arenas vitrificables más linas de grano y más blancas que se
encontraban para el arte en las inmediaciones de sus talleres en la época de la do
minación romana. Que también fueron los primeros que utilizaron las sales ó so
sas y barillas blancas y puras de las costas mediterráneas, y supieron eludir los an
tiguos defectos y obtener fundiciones de más belleza en el arte vidriero, en el cual,
fuera de la forma obtenida por el soplo y el moldeo de los materiales una vez tundi
dos, en su intimidad y esencia tuvo entonces, como boy, relaciones íntimas con la
química.
Los lugares en España en que más principalmente se labró el vidrio, en los tiem
pos ibero-romanos, si se atendiese á la tradición para adivinar aquellos y á la anti
güedad, cuya memoria se perdía en el siglo xv y xv i; de los hornos de vidrio que
existieron en la península, nos hallaríamos que tan preciado producto del arte se la
bró en varios lugares del interior, en los valles que de la costa de Cataluña van á
concluir en el Pirineo. También cerca de la desembocadura del Ebro, con especia
lidad en Tortosa, donde, según los antiguos, concurrían para establecer lavorablementela fabricación del vidrio las cinco condiciones siguientes : primera, excelentes
arenas blancas vitrificables; la segunda, fundentes puros y los más á propósito para
preparar las mezclas y fritas ; tercera, excelentes arcillas refractarias para los hor
n os; cuarta, maderas abundantes para quemar; y quinta, camino de agua ó una vía
segura para trasportarla fragilidad del vidrio una vez labrado. Algunos, á las condi
ciones anteriores añadieron que los obreros de la tierra fuesen pobres en la agricultu
ra , pero que estuviesen sobreexcitados con la vista de algún territorio próximo, que
poseyese las más bellas producciones de la vida vegetal, á fin de que aquellos, esti
mulados con las ganancias de sus vecinos, llegasen á ser os más excelentes industria-
12
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les, alcanzando con el trabajo del fuego lo que á otros concedió la naturaleza más generosa y pródiga.
La fabricación vidriera en los tiempos á que nos referimos también se extendió por
el interior de los que después se llamaron reinos de Valencia y Murcia, en lugares
cercanos á los declives y pendientes que separan aquellos del interior de España, por
los valles de Ollería, Salinas, Busot y rio Almanzora, cuyos fonws del vidre fueron
muchos de ellos desapareciendo poco á poco, aunque ocupando en su primitiva épo
ca una zona que se extendía desde el cabo de Greus hasta el de Gata.
A nuestro juicio, la fabricación mediterránea del vidrio tardó algunos siglos, y tal
vez fue gótica, en avanzar hacia el interior de la península, estableciéndose primero
en tierra de Cuenca, posteriormente hácia Toledo, Avila y Segovia, aproximándose
á las faldas de la serranía, hoy llamada de Guadarrama.
En lo restante de la península, ni en la Bética, Lusitania y Cantabria , se halla el
menor vestigio de fabricación de vidrio que pudiera referirse á la época ibero-roma
na, á no ser una que da Strabon , muy oscura, sobre ciertos vasos y vajillas de cera
que cuenta el geógrafo latino labraban los lusitanos. Sobre estos vasos curiosísimos
si fueron de cera , de los antiguos españoles, escribió algo el señor Barco en su libro
Retrato natural y político de la antigua Bética, diciendo que no era creíble su exis
tencia, porque en ellos hubieran tomado mal sabor los licores, y porque si éstos es
taban calientes se derretirían por necesidad. A nuestro juicio, tal vez Strabon, al ha
blar de los vasis cereis que usaban los lusitanos, se refirió á ciertas vasijas de barro
cubiertas por esmaltes que imitasen por su color y traslucencia á la cera; ó si no, y
es también probable, se refiriese el geógrafo latino á la vaseria de cuero, barro y ma
dera , cubierta por su interior con una capa de pez ó resinas, que desde muy antiguo
la usaron los aborígenes é indígenas de las orillas del Duero y del Ebro hasta el Pi
rineo y costas cantábricas; á no ser que el geógrafo latino haya hablado de vasos de
barro cubiertos de una capa de cera, en la cual muchos siglos después se labraban
adornos y se doraban para aumentar su belleza, y de cuyas obras como del siglo xv
y xvi hemos visto algunas rarísimas piezas cerámicas trabajadas en España.
Los talleres españoles en que se fabricaba vidrio en la época que se va estudiando,
aunque en algunas localidades fuesen muchos por su número, cada uno de ellos ocu
paba brevísimo recinto. En éstos los maestros de entonces tenían algunos morte
ros ó majaderos de piedras duras, tal vez de metal (hierro), para triturar finamente
los materiales que habían de mezclarse ántes de la fundición, exceptuándose las are
nas silicosas, que escogían los artífices entre las más finas en grano que se hallaban
en la tierra; porque la experiencia debió enseñar á nuestros maestros del vidrio an
tiguo que los cuarzos y las arenas trituradas para la vidriería arrancaban de los mor
teros algunas materias extrañas, con las cuales se alteraba el color y trasparencia de
los vidrios.
Los hornos principales de la vidriería de aquel entonces fueron triples en uno, es
decir, formados de tres recintos superpuestos; el primero cilindrico para las cenizas
y el fuego; el segundo desde el plano anular de los crisoles hasta el domo semi-esférico para reverberar y concentrar el fuego y la llama que, formando columna abrasa
dora, cruzaba por el centro de la construcción, dando á los crisoles la temperatura
necesaria, en unos casos para la fundición de las fritas, y en otros para la afinación
y depuración de las mismas, hasta que su masa limpia, sin hervir ni levantar bur
bujas, se hallaba con todas las condiciones necesarias para el buen labrado á soplo
con caña y moldeo de los infinitos objetos de la vidriería. El tercer recinto de los
hornos que se describen estaba formado por otro domo superpuesto al primero, de
jando un espacio intermedio, en el que se colocaban las piezas modeladas para que
allí se recociese ó destemplase el vidrio, enfriándose conforme se apartaban poco á
poco de la violencia del fuego inferior. Los hornos tenían várias ventanas ó aberturas
colocadas á diferentes niveles; las inferiores para regir y gobernar el fuego, las me
dias para arreglar los crisoles y extraer con cañas metálicas el vidrio fundido para mo
delarle á soplo, otras menores para mantener en buen temple los extremos de dichas
cañas, y las superiores para manejar diestra y cuidadosamente el vidrio labrado al
trasladarle de unos lugares á otros, para que se destemplase convenientemente.
El régimen de estas aberturas en los hornos vidrieros de la antigüedad, como en los
actuales, tenia sus reglas, con las cuales se habia de evitar cuidadosamente que en
el interior de los hornos hubiese humo, y que el aire ó la frialdad exterior entrase en
el recinto de destemplar.
Las dimensiones de los hornos antiguos del vidrio, según las ruinas de algunos de
ellos que se han podido hallar en Italia y en España, fueron de cuatro codos de diá
metro, y de seis de altura. Sus materiales, la arcilla refractaria, infusible y que no
se calcinase con el fuego, y á la que se quitaba cuidadosamente con el agua de lavar
y amasar todo lo que tuviera soluble, salino y vitrificable. Dicha arcilla se moldea
ba después con diferentes formas y tamaño geométrico, en cuñas ó pirámides trun
cadas, para que sirviesen en la construcción uniforme por todas partes de los cilin
dros y domos en los antiguos hornos. Estos, al concluirse la campaña del trabajo,
se deshacían si era necesario, ó se reparaban cuidadosamente con nuevos materia
les por los oficiales y maestros más hábiles del arte.
Los crisoles en los primitivos tiempos del mismo arte vidriero eran de la misma
arcilla refractaria que los hornos , pero más escogida y más trabajada. Su forma la
de cono truncado de un codo de altura, medio de anchura en la boca, y dos ó tres
dedos de grueso en las paredes, aunque en el fondo tenía mayor espesor. Tales fue
ron los crisoles para el vidrio ordinario de los tiempos pasados; pues, para el más
fino en claridad, trasparencia y coloraciones, debieron ser de menores dimensiones
y capacidad.
Los crisoles se colocaban entonces, como hoy, en el interior de los hornos en su
emplazamiento anular, pero en lo antiguo, en número de dos, cuatro ó á lo más
seis, según los oficiales vidrieros de soplo y molde que habían de trabajar en derre
dor del fuego, ardiendo éste uno, dos ó tres dias seguidos.
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Un juego de cañas metálicas con su extremo de hierro , algunos puntiles del mis
mo metal, como único á que se pega el vidrio cuando está caliente, para sostener
por el fondo los vasos al moldear sus bocas, un banco, tijeras y grandes pinzas de
muelle, con cuya presión se cortaban los bordes v modelaban los cuellos de las va
sijas de vidrio hueco; algunos planos de hierro, bronce, jaspe ó de mármol duro,
humedecido con agua fresca y clara, de que se ayudaban los artííices para conseguir
que la ampolla hueca del vidrio á soplo tuviese en sus paredes espesor uniforme; al
gunas espátulas de metal con otras herramientas del laboratorio en que los hábiles
maestros preparaban el manganeso y las que llamaban cales metálicas de plomo, es
taño, cobre, hierro, y hasta de plata y o ro ; completaron en lo antiguo lo más prin
cipal de los talleres en que los artífices del arte en España concluyeron sus impor
tantes y apreciables trabajos vidrieros desde hace próximamente dos mil años.
En la misma época aquellos maestros debieron tener también otros hornos más
pequeños que los mencionados anteriormente para trabajos delicados, principalmen
te de aquellos vidrios pequeños que se destinaban á imitar las piedras preciosas de
la joyería, ó bien el vidrio de los vasos huecos, cuyas paredes se asemejaban á las
lumaquelas de tintas y colores diferentes, ó (pie habían de recibir cubiertas de oro y
de plata en láminas de espesor notable, si se comparase con lo que hoy se labra en
estos géneros. En unos objetos con el oro y la plata puestos á cierta profundidad,
bajo capas trasparentes de esmalte, y en otras piezas, sobrepuestos aquellos precia
dos metales en las superficies libres de los mismos objetos de vidrio.
Para estos primores de la vidriería antigua los maestros españoles ó idearon por
sí, ó usaron, tornándolas de prácticas más antiguas, las muflas, cajas de cementar y
manejaron con singular destreza el fuego. Tal vez, en lugar de las primeras, los men
cionados artífices se sirvieron de crisoles pequeños, superpuestos, enlodados por las
bocas, y con alguna perforación en el superior, para que escapasen los gases, miéntras los más hábiles y diestros aplicaban su mayor atención en reconocer el estado
del vidrio fundido en el interior cerrado de los crisoles, por el exámen de los cam
bios que ocurrían bajo la acción del mismo fuego en ciertas muestras fusibles, que se
colocaban en el horno en las inmediaciones de las muflas ó cajas de cementación.
M. Rollin en el siglo pasado decia que los mejores libros descriptivos y didácticos
de las artes, á su juicio, eran las obras concluidas por los antiguos artífices, princi
palmente aquellas que, conservadas por la fortuna, la feliz casualidad, y por su per
fecta construcción y labrado, producían la admiración de los inteligentes al través
de muchos siglos. Guiados nosotros por este axioma, hijo de la razón y el sentido
común, hemos procurado dar una idea descriptiva de los talleres antiguos de la v i
driería en su primitiva época ibero-romana; pues, sin todo lo que se lleva expuesto
con relación á dichos talleres hubiera sido humanamente imposible el labrado de las
urnas funerarias de vidrio que se han recogido en España. La una redondeada de
tres á cuatro decímetros de altura, boca en labio vuelto con filete de refuerzo, fondo
con la señal del puntil, labrada á soplo, con tapa plana y gruesa del mismo vidrio,
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—
que se conserva en una de las salas de la Biblioteca Real de Lisboa. Otras dos de la
misma forma que la anterior, de igual vidrio, de dos y tres decímetros de altura, se
ñaladas del p u n til, procedentes de la antigua Balancia , que se conservan en nuestra
colección. Otra de forma cuadrada, paredes gruesas, de tres á cuatro milímetros,
que se llalla en el Museo de antigüedades de Madrid; y varias otras que tuvimos oca
sión de examinar, aunque de léjos, en museos extranjeros, pero que por su aspecto
nos hicieron creer procedían, ó de las más bellas producciones orientales, ó de las
mejores fábricas españolas de la antigüedad.
También fueron necesarios los talleres de la vidriería, con todo loque se lleva ex
puesto y tie referencia á los primeros siglos de la era cristiana en España, pues sin
ellos hubiera sido imposible el labrado de las jarritas con asa, copas, fiólas sin pié y
cuello largo, pateras de vidrio con oro, platos y saleros gruesos y moldeados, ánforas
pequeñas, lacrimatorios de muy variadas formas, anillos rojos, amarillos y dorados,
cuentecillas, brazaletes, y una multitud de dijes de forma muy diversa, que rotos y
enteros se encuentran en los enterramientos de la época romana en España. No de
biéndose dar al olvido, porque aquéllos se encuentren en el interior de la península,
que si los productos de fabricación vidriera, en los primeros siglos de la era cristiana
marchaban en gran número y cantidad por el mar hacia Italia, no debió ser tam
poco pequeño su trasporte hacia el interior del propio país en que se trabajaron.
La vidriería española, destruido su comercio con Roma por la invasión y con
quistas de los godos, sufrió grandes pérdidas por falta del mercado más importante
que tenía. Sus maestros y oficiales en los siglos n al vn quedaron rerlucidosá un nú
mero casi insignificante, y e n sus hornos, aunque continuase el fuego encendido, se
perdieron muchas de las calidades y primores antiguos, quedando reducidos á labrarse
en aquellos los vidrios y vasería de ínfima calidad, pues los conquistadores de la Es
paña entonces, como del resto de Europa, la historia nos dice que más que el vidrio
apreciaron, como ántes y después lo hicieron todos los conquistadores, los vasos la
brados con el oro y la plata de los vencidos.
Sin embargo, debieron ser tan hábiles los maestros vidrieros en España de la época
romana en el arte de imitar las piedras preciosas, y de tal belleza sus obras en este gé
nero, que, á pesar del deseo de los godos por el oro y la plata, consideraron desde sus
primeros tiempos en mucho los vidrios de colores, respetando á los maestros que
los labraban. Como prueba de esta afirmación se deben recordar las rarísimas al
hajas de oro y plata de los primeros tiempos góticos en España. Estas las labraron
innegablemente artífices de la escuela ibero-romana, con vidrios y bellísimos esmal
tes de color, rivalizando en ellas el vidrio con el oro y la plata. Otras, como las coro
nas que en estos últimos años se encontraron en Guaroman, cercanas á Toledo, en
las cuales el vidrio de color azul, verde, rojo y de otras más bellas tintas se veia
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engástenmelo en el oro en pequeños cabujones ovalaelos, con un brillo en el que se
reconocía en lugar ele la acción de la rueda ele fuste y ei esm eril, lo que fué siempre
propio del fuego.
Los godos en España, ademas, como en lo restante de la Europa por ellos con
quistada, debieron conservar su costumbre boreal, de cerrar con algunos cuerpos
diáfanos como el talco , las lumbreras de sus habitaciones, de sus palacios y de los
templos. Para este fin creemos que utilizaron la fabricación vidriera que existia con
anterioridad en nuestro país, aunque sin preocuparse mucho de la belleza del vidrio,
que siendo antiguo y de color, debió emplearse muchas veces entonces para los es
maltes tan preferidos por los godos. De no ser así no se comprendería el hecho que re
fiere Gregorio de Tours, historiador del siglo v , de aquel ladrón que robó en una
iglesia gótica los vidrios de las lumbreras de color de la misma. El historiador relérido, con la credulidad de que algunos le acusan, añade que el vidrio robado le fun
dió el criminal á fuego violento durante tres dias seguidos, vendiéndolo después en
masas deformes á ciertos comerciantes extranjeros.
Esta relación, en medio de su candidez, según dice Le-Vieil, da motivo á conje
turar que ios vidrios robados eran de color y que por su belleza pudieron excitar la
codicia del ladrón y el deseo de los comerciantes para adquirirlos, aunque estuvieran
completamente destruidos. Pero á nuestro juicio, los vidrios de que habla Gregorio
de Tours, en lugar de fundidos por el fuego, que no se comprende bien, debieron ser
triturados finam ente, y como polvo fusible y de color, vendidos en sacos fáciles de
trasportar, á los que entonces viajaban buscando aquellos materiales antiguos para
servirse de ellos en el arte del esmalte.
Las reglas fundamentales de este arte consistían en labrar algunos rebajos y cajas
en las láminas de oro y cobre, dentro de las cuales, por capas ó estratos ponían los
esmaltadores el polvo fusible y vitrificable, entrando las piezas sucesivamente en el
fuego hasta quedar la caja llena de esmalte y con el espesor conveniente. Advirtién
dose que la primera capa , al fundirse, llenaba las desigualdades de las cajas arriba
referidas, la segunda y la tercera, si habia necesidad, se aplanaban con los esmeriles
y las ruedas de fuste ó madera; unas veces hasta obtener por este medio un brillo
aceptable si el esmalte era excesivamente duro; en otras, y con más frecuencia, sien
do los metales infusibles y poco dilatables, obtenían el brillo los esmaltadores en sus
obras, por un último golpe de fuego, calculado á fin de que sólo se fundiera la su
perficie libre á pequeñísima profundidad del esmalte extendido. Los esmaltadores de
la época gótica, como vidrieros de color, muy pronto debieron complicar sus labo
res con experiencias curiosísimas, sirviéndose del fuego, para pintar en ellas detalles,
perfiles, y dando aparente relieve con las sombras á las imágenes de los objetos na
turales y de aquellos otros simbólicos qu e, según las costumbres de laGotia, habían
escogido sus guerreros para estamparlos como memoria de las acciones heroicas ó
de la nobleza de familia y antigua raza, en sus escudos, timbres y sellos, que después
se llamaron de armas.
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Las coronas de Guarroman con sus vidrios de color ó esdras engastonadas y pen
dientes dei siglo v ó vi; las vidrieras de color mencionadas por Gregorio de Tours,
en la centuria vi; la copa de oro con inscripción del esmalte, que, como riquísima
joya, mandó labrar Alfredo el Grande de Inglaterra en el siglo íx; la tumbado
Eduardo el Confesor, en Inglaterra, enriquecida con esmaltes por Enrique III en el
siglo xii ; el bellísimo presente de amor, que en estos últimos años se ha encontrado
en Castilla, esmaltado de rojo y letras de oro, en la que fué tumba del Infante D. Feli
pe, labrada en el siglo xm, que se guarda en nuestra colección; las copas de don
Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo en 1250, son objetos que todos ellos pueden
servir para tener idea del estado que alcanzaron las artes de vidriería y del esmalte en
Europa y en España desde el segundo hasta el déciinotercio siglo de la era cristiana.
En las provincias dominadas en la península por los árabes, la vidriería y el arte
del esmalte debió estar relativamente conocida, como lo prueban los libros de Abolais, hebreos y arábigos en su principio, deque anteriormente se hizo mérito, y si
éstos no fuesen bastantes, porque del vidrio no se sabe se guarden y conserven en
la actualidad piezas que puedan referirse á las fabricaciones arábigas en España,
quedan, sin embargo, muchos vasos antiguos, y con especialidad pequeñas losas
de barro cocido, cubiertas de esmaltes irisantes con reflejos de oro y plata, que en el
fondo de algunas revelan la intención de los artífices, de imitar los más bellos y me
nudos mosaicos que se labraron con el vidrio, las piedras duras y los esmaltes en la
época romana.
Estas obras de barro hispano-inurejares, aunque su gusto fuese oriental, prueban
que los artílices vidrieros en España, bajo la dominación gótica se aplicaron á lijar
diestramente el vidrio y sus esmaltes sobre el oro, el cobre, y tal vez lo más difícil
sobre la plata, secreto raro que se lia perdido y del que no liemos tenido ocasión de
ver más que una riquísima joya esmaltada de azul con caprichosísimos pájaros, que
se labi o probablemente en Zaragoza en el siglo xiv; y bajo la dominación árabe los
mismos maestros trabajaron cuidadosamente y poseyeron singulares reglas para lijar
el mismo vidrio y los esmaltes sobre el barro cocido.
En los siglos xi, xu y xm la vidriería propiamente dicha en España, que había lan
guidecido tanto cuando la faltó el mercado romano con la invasión de los pueblos
del Norte, recibió un poderoso impulso de la Iglesia cristiana, que por todas partes
levantó templos, cerrando sus numerosas lumbreras con vidrios blancos, verdes, y
muy pronto de color, como ocurrió en el siglo xi, en la Catedral de Santiago, que,
según Aimerico, que la visitó por los años de H00, poseía más de sesenta enormes
lumbreras cerradas con vidrios.
No discutirémos aquí si el origen de las lumbreras formadas de vidrio se usaron
por las iglesias cristianas desde los primeros siglos, reemplazando con ellas á las ce
losías de tabletas movibles y fijas que usaron los romanos. El brillo resplandeciente
de aquellas en los templos, la coloración que tomaba el aire en los mismos cuando
los cruzaban los rayos de la aurora, fué motivo suficiente para que, como poetas, los
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describiesen Fortunato de Poitiers, San Vital, obispo de Rávena, y algunos autores
griegos, que describieron , como muy singulares, las ventanas cerradas con vidrio,
á cuyo través se iluminaba el templo de Santa Sofía en los siglosiv, v y vi; pero es
tas bellezas literarias no conducen á nuestro lin del momento.
En cambio, loque puede asegurarse es que en los siglos xi, xn y xm se generaliza
ron las vidrieras en las iglesias cristianas de Europa, dejando de ser, .’.orno obras de
arte singulares para ser utilizadas por todos, con ventaja del arte que entonces co
menzó á desarrollarse en toda su actividad, primero, proveyendo de vidrios á los tem
plos, casi al mismo tiempo, ó poco después, á los castillos y palacios de los señores, g e
neralizándose en definitiva más y más hasta prestar servicios á las más humildes cla
ses sociales. Esto en cuanto á los vidrios planos, pues á la vez se generalizaron tam
bién los huecos con su infinita variedad de formas, útiles para las ciencias y necesarios
para la vida de los hombres, contándose entre los primeros los vocales, capellinas,
recipientes, pelicanos, retortas, antidótanos, serpentines, garrafas, redomas, huevos
filosóficos, lentes y otras variedades de vasos, que para extraer los elíxires, arcanos,
quintas esencias, sales, azufres, vitriolos, mercurios, extractos y tinturas, usaron los
espagíricos, alquimistas ó químicos de la antigüedad.
Si la caída de Roma como nación dominadora produjo grandes desastres en la vi
driería de España, la Iglesia cristiana de Occidente y las ciencias de la Europa reco
gieron los restos de este arte útil para las necesidades de sus pueblos, dándose desde
el siglo xu el gran impulso, á que se debe el estado del mismo arte en la actualidad.
En aquella época del renacimiento de la vidriería, que así pudiéramos llamarle,
ésta verificó un adelanto importante, que se refiere, no á la construcción de los vidrios
de coloren toda su masa, sino á la coloración superficial del blanco por medio del lue
go y de materiales fusibles, que á ciertas temperaturas adquieren la facultad de pe
netrar á profundidades variables en el interior del vidrio, conservando éste la tras
parencia en la masa primitiva, y de cuyo procedimiento antiguo habló Abolais. Este
como trabajo del arte se generalizó mucho en los siglos
xii
y xm. De él se ocupa
ron maestros y oficiales de dicha especialidad, los cuales se servían de hornos p e
queños cuadrados, en los que amollaban y cementaban, los vidrios blancos cu
biertos con las sustancias que por el fuego habían de colorearlos, sirviéndose para
ello de lechos, capas ó extratos calizos en polvo, y vidrios finamente rotos, en que
se enterraban aquellos, superponiéndolos alternativamente, para que los colores no
se corriesen de unos á otros manchándolos y estropeando las obras. Los hornos re
feridos estaban cerrados durante la coloración del vidrio. La cámara de colorear te
nía pequeñas aberturas que se correspondían á la parte interior, media y superior,
por donde se introducían en los hornos muestras de vidrio bañada con las mismas
materias colorantes, las cuales, examinadas cuidadosamente cuando el fuego había
desarrollado toda su acció n , servían para indicar al maestro el verdadero estado de
la obra encerrada en las mullas de cementar, y para saber si los resultados apete
cidos respecto al color se habían conseguido.
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—
Los vidrieros que se ocupaban de este trabajo pasaban después á armar las lum
breras, que si en el siglo xi y xii , á más tardar, fueron de mosaico en forma de da
dos, grecas caprichosas, estrellas radiantes sobre fondos de blanco y azul, poco
tiempo después fueron de imaginería, ó dibujo compuesto de imágenes santas y
asuntos sagrados, según el gusto cristiano, llamándose á estas últimas vidrierías pin
tadas en caballete.
Las primeras fueron notables por lo complicado de sus armaduras de plomo, que
entonces se labraban trabajosamente en rieles y turquesas longitudinales. Se arma
ban lentamente con los soldadores, y se sostenían, para darlas fuerza, con ligeras
barretas de hierro. También fueron singulares por los muchos millares de piezas de
forma distinta y color diverso que entraban en la formación y dibujo de las obras
mosaicas de que en este momento se trata, que ya son rarísimas de encontrar.
Tanto las vidrieras mosaicas, cuyos vidrios se han podido estudiar desde hace más
de un siglo basta hoy, como las de caballete antiguo, han sido el tormento de los
artílices modernos, que intentaron imitarlas ó bien para restaurar ó conservar aqué
llas. La destreza de los tiempos actuales, á pesar de la mejor y más científica pre
paración de los colores, ha fracasado siempre al intentar labrar de nuevo vidrios
pintados por el fuego, que pudieran equipararse á los más bellos de la antigüedad.
Este fenómeno tan singular para la industria, altivez de la ciencia moderna, que
cree poderlo todo, y la destreza de los más hábiles artífices, depende, a nuestro jui
cio, de dos causas : la primera físico-química, refiriéndonos á la lentitud con que el
tiempo y ciertos agentes atmosféricos han ido trabajando y descomponiendo en la
superficie y fondos los vidrios antiguos, que por tales medios han adquirido tonos y
coloraciones de suavidad inimitable para el arte, cuando éste, como el actual, traba
ja un poco precipitadamente.
La segunda causa la liemos creido encontrar en el estudio de los antiguos vidrios,
que prueban, cuando con cuidado se los contempla, fueron pintados uno á uno,
con tales precauciones y tan gran paciencia, que sorprenderían en los talleres de la
industria moderna. Ésta, en sus vidrios de color, los ha dado fuego, que podría lla
marse, comparado con el antiguo, arrebatado. También en ella los oficiales pintó
les del vidrio, podría decirse, habían trasladado á sus obras el ruido de los oficiales
que con ellos trabajaban en los grandes talleres y su tranquilidad por el porvenir, en
atención que sus trabajos forman parte délas fabricaciones industriales de más im
portancia en la actualidad. En cambio, los maestros vidrieros antiguos trasladaron á
sus obras, expresándolo con tintas ténues y suaves, la tristeza, la soledad y el secreto
de sus talleres, rodeados del silencio, de las pocas esperanzas en el tiempo venidero
yen cuyo interior cerrado concluían aquellas las diversas y complicadas operaciones
del arte.
El secreto para trabajar los artífices y los mejores maestros de la antigüedad, prin
cipalmente en las artes tecnológicas, que son aquellas que siempre tuvieron y tie
nen relaciones íntimas con las ciencias físicas, químicas y naturales , y que confor-
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me éstas retroceden, avanzan ó se estacionan , á su vez aquéllas presentan análogos
accidentes, es un hecho que t'ué real y positivo desde los primeros tiempos góticos
en Europa hasta últimos del siglo pasado, desapareciendo dicho secreto de las artes
conforme se fueron trasformando en industrias fabriles más ó ménos importantes.
Sobre dicho secreto en el trabajo se lia escrito poco, considerándole los más como
aberración y extraña costumbre hija de los tiempos; pero á nosotros nos toca decir
que no fué costumbre tan extraña como algunos aseguraron.
Los vidrieros, según Marcial, como numerosa familia, llegaron á ocupar en Roma
barrios enteros, citándose el Circo Flaminio como especial por sus grandes vidrierías;
también Marciano señala otro en Roma cercano al monte Celio. En dichos distritos
vidrieros es evidente que los trabajos de la vidriería no pudieron ser secretos. Allí
el emperador Heleogábalo declaró que los maestros y oficiales de la vidriería labraban
objetos de lujo, comprendiéndolos en las leyes suntuarias, que establecían grandes
impuestos. Allí también los emperadores Constantino y Constante declararon libres á
los vidrieros y sus oficiales del pago de contribuciones y gabelas por sus trabajos. Es
tos hechos prueban que para los artilicesen Roma había cierta igualdad de clase, tai
vez la de la esclavitud; pero en definitiva, ¡guales todos, se asociaron, sin esconderse
unos á otros las reglas para labrar y concluir sus obras, pues entonces la habilidad
y la destreza, individualmente consideradas en las artes tecnológicas, no se sabe que
entre los romanos diera derecho á grandes ni á pequeños privilegios.
La Europa, al salir de la dominación romana, comenzó muy prontoá organizarse
socialmente sobre bases desconocidas de la antigüedad , y entre otras sobre la de la
unidad de las nacionalidades y sobre la variedad de las clases de ciudadanos de que
se componían , reconociéndose que la inteligencia de los más sabios y la habilidad
de los más diestros eran fuentes de derecho, de distinción social y hasta de privi
legio, tanto para el individuo, como hereditario y de familia. Por esto, y para conse
guir aquellas ventajas, las artes tecnológicas de la época gótica rompieron su an
tigua solidaridad, presentándose sus artífices y maestros, desde el siglo iii ó iv de
nuestra era en Europa, aislados y recelosos cuando labraban de que alguno pudie
ra sorprenderles y robarles la experiencia; no permitiéndose la entrada en los talle
res más que al aprendiz muy escogido, que pagaba al principio ó prometía la retri
bución para cuando fuese oficial; porque si los maestros salieron del taller en las
épocas á que nos referimos, y áun muchos años después, aunque aparentemente,
lo hacían para asociarse con los de su gremio, á fin de progresar en las artes, la rea
lidad fué otra , puesto que aquellas salidas á las juntas de los gremios tenían por ob
jeto más principal el socorro mutuo en los casos fortuitos de enfermedad y en las
desgracias de familia ineludibles después de la muerte.
Los talleres de la vidriería para verificar la coloración, generalmente se establecie
ron desde el siglo xn en adelante, con el nombre de oficinas del vidrio, en el recin
to interior de las grandes catedrales, como sucedió en Toledo, ó en edificios y depen
dencias apartadas de las mismas iglesias, como ocurrió en Burgos. En aquellos lu-
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gares los maestros construían sus hornos cuadrados, donde pintaban el vidrio blan
co y en pequeños cuadros, que los cabildos pedían á las fábricas vidrieras de Flándes, Cuenca, Cataluña, Valencia y tierra de Toledo. Unas veces el color le dabaji por
una sola superficie, otras por las dos iguales ó distintos, para producir los más be
llos cambiantes.
Se debe advertir que en este nuevo trabajo de la vidriería de color, tanto en la
mosáica como en la de caballete con imágenes, el arte tomó para muchos, por la be
lleza de la forma y composición de los dibujos, supuestas condiciones de las artes libe
rales, sin perderse ninguna de lasque le correspondían como arte fisico-químico tec
nológico. De aquí se siguió la entrada en los talleres vidrieros de los arquitectos , tra
cistas, delineantes y excelentes pintores, que preparaban cartones imagineros. Éstos
generalmente eran tres, uno con la idea delineada y coloreada en pequeña escala, otro
también coloreado con las dimensiones más ó ménos grandes de la vidriera, que se
recortaba á trozos numerados para servir de patrones con el color que les correspon
diese. Otro, y era el último, con las dimensiones del segundo, que se conservaba
entero para el caso de restauración ó composición de las vidrieras si por cualquier
incidente llegaban á romperse.
Los cartones de la antigua vidriería de color no sabemos se conserve alguno de
los siglos xiii ó xiv en Europa ; sin embargo, en España , cuando se examinan algu
nos códices escritos por los años de 1250 en bellísimas vitelas, como lo fueron el
Lapidario de Abolais y las Cantigas del rey D. Alfonso, al contemplar en este último
lo mismo que en el de los Juegos de ajedrez y otros, las cartelas de dibujo y colora
ción que tienen, sería difícil decidir si aquéllos se idearon tomando por modelo las
pinturas vidrieras de la época , pues dichas cartelas pudieron ser cartones para la vi
driería, en atención á la sencillez en los partidos de ropas, á la simplicidad de la co
loración de las manos y cabezas, á la brevedad de los detalles en las partes que repre
sentan edificios , y á los contrastes de azul y blanco en los fondos, que son los ca
ractères que en las vidrieras del siglo xiv, y en las cartelas de los libros que se lle
van mencionados, las distinguen más principalmente ; pero de tal modo se corres
ponden unas y otras, que parece , ó que lascártelas dichas se compusieron sobre
las vidrieras de color de aquellas edades, ó que las vidrieras se labraron teniendo á
la vista los dibujos y pinturas en las vitelas castellanas de la época alfonsin, cin
cuenta años ántes que Cimabue en Italia con sus pinceles hubiera iniciado el gran
impulso de la pintura, auxiliando, según algunos, á la vidriería de color, que fué
considerada por muchos desde entonces como arte liberal.
Una vez delineados los cartones, los maestros vidrieros pasaban á trazarlos sobre vi
drios cuadrados que ocupaban la extension conveniente, dejando entre unos y otros
el espacio necesario para los plomos de armar. Después se procedía á la iluminación
de las imágenes y demas objetos que habian de representarse en las vidrieras, valién
dose de varios compuestos en polvo fino, que se diluían en aguas gomosas y en al
gunos líquidos orgánicos, como el vinagre, la orina, la miel y otros, para poderlos fi-
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ja r sóbrela superficie del vidrio, aclarándolos, prévia la desecación, en unos luga
res y doblando su densidad en otros para que después fundidos los colores por el fue
go, se produjesen los efectos de las sombras.
Para el amarillo, que era el color que penetraba á la mayor profundidad en el v i
drio, se emplearon en lo antiguo con mucha frecuencia ciertas preparaciones de plata
(sulfuros) y el nitrato de potasa finamente pulverizados y porfirizados. Para los negros,
blancos, rojos, verdes, azules, púrpuras, violetas con más los colores para imitar las
carnes, los antiguos artífices usaron otros compuestos fusibles en que entraban los
óxidos y los sulfuros del hierro, estaño, plomo, cobre, manganeso y de la plata, que
al fundirse penetraban en el vidrio á la profundidad de medio milímetro próximamen
te , según se ha podido ver en los restos de la vidriería antigua.
Los colores en polvo fusible extendidos por la superficie del vidrio, se desecaban
por dos ó tres dias ántes de pasar las láminas trasparentes en que a<)uéllos estaban
adheridos, al fuego de que habló Abolais para esta operación en el siglo vi ó vil, y
que los vidrieros del xm y xiv concluían en sus hornos de pintar.
Dichos hornos, una vez que los colores se habían fundido, ó corrido como se de
cía en lo antiguo, y penetrado en el interior de la masa del vidrio reblandecida por
el calor, se apagaban cerrados herméticamente y enfriaban con lentitud á fin de con
seguir que la obra no saliese quebradiza. Sucediéndose las hornadas, por ser peque
ñas, basta concluir la multitud de piezas que habían de formar las vidrieras.
Muchas veces los maestros aplicaron la rueda de fuste y los pulidores de madera
para desgastar en ciertos lugares la pintura y dar a la capa del color espesores dife
rentes, con el objeto de aclarar la pintura difuminándola, por decirlo a s í, y comple
tar la ilusión con todas las bellezas de las sombras.
Nos parece evidente por la ligerísima idea que se lleva expuesta de los procedi
mientos químicos, físicos y mecánicos seguidos por la antigua vidriería de color, que
sus maestros no hicieron más que esmaltar tenuemente el vidrio, como lo hicieron
otros maestros sus contemporáneos, con el barro cocido, y otros sobre el oro, el co
bre, y rarísima vez extendiendo los esmaltes sobre la plata.
El ramo de la vidriería de que nos ocupamos tuvo sus diestros maestros en el si
glo xm en España, pero como en lo restante de Europa, escondieron sus nombres.
Los primeros deque se tiene noticia, contemporáneos de Enrique Mellein, que flo
reció en Bitrges en 1390, fueron los dos maestros Francisco Socoma, que labró en
Palma de Mallorca en 1580, y Guillermo de Qollivella, que trabajó en Lérida en 1591,
preparando las vidrieras de color que habia pintado Juan de San-A m at, algunos años
ántes de aquella fecha, para la catedral de la ciudad mencionada ( Viile los artículos
correspondientes á dichos artífices).
En el siglo xv la vidriería de color en España contó con mucho mayor número de
maestros conocidos, apareciendo en el país varios oficiales de notable habilidad, al
gunos que procedían de talleres franceses, flamencos y alemanes. En dicho siglo re
cibió gran impulso la vidriería de color en España, mejorándose conforme se prepa-
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raba la edad de oro de la pintura clásica, á la vez que aquélla se enriquecía con nuevas
experiencias y procedimientos, esencialmente químicos, unos ideados en la Penín
sula, y otros traídos por los pintores del vidrio, nómadas, que de diferentes partes de
Europa llegaron á España en busca de trabajo, mas principalmente para embellecer
las lumbreras de los muchos monasterios, iglesias y catedrales de nuestro país, co
mo se puede comprobar con las noticias que más adelante se darán.
La época gótica del vidrio blanco y de color en España se puede suponer que con
cluyó con el siglo xv para llegaren la centuria décimo-sexta á su apogeo. En el tras
curso de la misma centuria recíprocamente debió tener gran actividad la fabricación
de los vidrios planos en Cataluña , Valencia, Murcia, Cuenca y Toledo. Pero habien
do tomado el ramo de la vidriería coloreada carácter decididamente cristiano y de la
iglesia española, que la consideró como una de sus artes suntuarias, la fabricación pro
piamente dicha del vidrio, con especialidad el hueco, en todo el género de vasería
para las necesidades de la vida, quedó reducida en nuestro país al labrado de las
piezas más baratas y ordinarias. En cambio en aquel tiempo los venecianos consti
tuían, sin los grandes recursos en dinero que entonces tuvo la España, la gran fabri
cación industrial de Murano, de huecos y espejos de vidrio, proveyendo á toda la Eu
ropa, y á España inclusive, de tales artefactos. A la vez que la Bohemia, Alemania,
Francia y la Inglaterra desde 1557 labraron ó principiaron á labrar el vibrio blanco
en inmenso número de piezas, de más bella trasparencia que el vidrio español, y que
si se sirvieron de él en sus propios países, invadió también nuestros mercados y los
más importantes de las inmensas colonias que en Oriente y Occidente fundaba en
tonces la España.
La reforma religiosa y la persecución obligó á emigrar á algunas familias y maes
tros vidrieros de color, que llegaron principalmente á Sevilla, desde Flándes, en el
siglo xvi, buscando el amparo de muchos flamencos y alemanes, que con anteriori
dad habían llegado á vivir y negociar en aquella ciudad, emporio entonces del co
mercio con las Indias, pero estos emigrantes, en la mejora de la fabricación del vidrio
español tuvieron escasísima influencia. Por el contrario, aquellos obreros, el gran lu
jo de la Iglesia y su predilección por el vidrio coloreado por el fuego, con más la de
bilidad administrativa interior de los gobiernos que en la misma centuria se sucedie
ron en E spaña, hecho real y positivo, según aseguraron algunos prudentes extran
jeros, se reflejaron fatalmente, como sobre otras muchas artes, sobre la vidriería pátrja , que abandonada por el poder y oscurecida por cien empresas más ó ménosglo
riosas en el exterior, vió apagarse poco á poco sus hornos, la fué imposible trasfor
marse en industrial y fabril, y abandonada en el siglo xvi y x v n , pudo contemplar á
la España y sus colonias, si no esclavizadas, por lo ménos convertidas en consumido
ras en grande escala de los mejores productos del vidrio, que más y más perfecto y re
bajado de precio, se fué labrando en Europa.
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En España, en el trascurso de los siglos xvi y xvn, el oro y la plata, como metales,
costó poco adquirirlos, y por ello no se supo bien para qué servia el dinero de aquel
presente para el porvenir de hoy, y el vidrio, cuando bien labrado, produce sensación
singular, su forma y trasparencia sorprende á la imaginación y desarrolla los deseos
más caprichosos de la voluntad; por esta razón los pueblos que llegaron á ser ricos
en cualquiera época, siempre, y con especialidad los que no supieron apreciar el di
nero, codiciaron hasta con exceso todas las bellezas y primores de la vidriería, aun
que para ello, como sucedió en España y sus colonias, tuviera que pagarse á la fabri
cación extranjera, en los siglos xvi y xvn, por sus vidrios, tal vez una cantidad tri
ple de la asombrosa contribución de guerra, impuesta en nuestros dias por la nación
que venció á la Francia, y séxtupla de aquella cantidad, ó seis veces más grande,
si se acumulase el dinero empleado por la España y sus colonias en adquirir el vidrio
extranjero, desde que comenzó el siglo xvi hasta nuestros dias.
Hubiera sido necesario entonces no dar al olvido que el oro y la plata los compa
raron los antiguos por su valía, socialmente considerados, con el vidrio, aunque de
éste decían que al envejecer se desmejoraba, miéntras el oro con los años se hacia de
color más bello, pero que, sin embargo, los prudentes debían considerar al vidrio co
mo preferible á los metales más nobles, aunque fuese frágil y con el tiempo alterable,
porque la naturaleza guardaba en contados sitios y regiones al oro y la plata, y ge
nerosamente presentaba al hombreen toda la faz de la tierra los elementos necesarios
para labrar el vidrio, tan necesario para las ciencias y la vida , y que sin él las p ri
meras se hubieran visto sin un gran recurso para progresar, y la segunda hubiera su
frido profundas modificaciones.
Los maestros vidrieros de color en el siglo xvn fueron disminuyendo lentamente
en número, sin duda porque las grandes labores del arte y pintura del vidrio se ha
bían concluido en el siglo anterior, á pesar de haber publicado, en 1611 , el floren
tino Antonio Neri su curioso é importante libro, en que declaró las reglas, hasta su
tiempo secretas, del arte de la vidriería de color. Esta obra la tradujo Merreten Lon
dres en inglés y latín; la comentó Kunkell. El mismo libro se tradujo en francés,
muchos años después. Respecto de España, también hubo á mediados del siglo xvii
quien tradujo en castellano los libros de Neri, aunque las traducciones castellanas se
guardaron inéditas en los archivos de algunas catedrales, á cuyos cabildos, como
última prueba de su existencia, debieron presentárselas los que entonces se llama
ban sus maestros vidrieros de color. No se puede decidir hoy si aquellos presentes
escritos se hicieron con el fin de mejorar el arte, ó más bien para pedir alguna gra
tificación ó conservar las humildes rentas en dinero que como maestros vidrieros te
nían señaladas en nuestras iglesias de muy antiguo aquéllos, y que sin duda, por los
años de 16 S0 , se pensaron suprimir, bien por innecesarias, ya juzgándolas supérfluas. Por esta razón se explica que dichos libros, aunque traducidos, quedasen in
éditos y sin utilidad alguna en España para el arte.
Sin embargo, no faltaron algunos, como el Duque de Villa Hermosa, el Sr. Goye-
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25
—
neche y D. Tomas Burgos, que intentasen, á fines de la centuria décimo-séptima en
España, sacar á la vidriería de planos y huecos en el blanco ó sin color del estado
de postración en que se encontraba. Para ello intentaron establecer en grande es
cala la fabricación del vidrio por las inmediaciones de Segovia y faldas del Guadar
rama. La empresa era gloriosa, de inmensa utilidad, si realizada hubiera llegado á
tener entonces el mercado de la península y sus colonias; pero los tiempos (años de
1690 á 1712) fueron de fatalidad señalada, interviniendo hasta la diplomacia para
destruir en su cuna la naciente industria vidriera de España, que entonces des
apareció casi por completo ahogada por los sucesos políticos, y por el consejo, ó me
jo r dicho mandato que recibieron los embajadores extranjeros de matar, cualquiera
fuesen los medios, al trabajo de este país, con especialidad el del vidrio, del que sa
caban inmenso lucro las naciones extranjeras, vendiendo el de sus industriasen Es
paña y sus colonias. (Véase más adelante' el artículo correspondiente á Goyeneche,
como fabricante de vidrios.)
En el sig!o xviii la vidriería española comenzó nueva evolución con los trabajos
del maestro S it, con los de López de Aragón y D. Diego Dorado. El primero, esta
bleciéndose en la Granja para desaparecer muy pronto, según el proverbio castella
no de que en España lo mejor siempre fue enemigo ele lo bueno; reemplazado aquel
artífice catatan por ciertas colonias de alemanes, flamencos, suecos, ingleses y fran
ceses, que alternativamente fueron trayendo con inmenso coste y sueldos fabulosos
los monarcas de España, á la que se llamó la grandiosa fábrica de vidrios de San
Ildefonso.
Sin duda los reyes, que se creyeron fundadores del establecimiento fabril á que
nos referimos, al considerar la modestia del maestro Sit, juzgaron que éste no basta
ría para llevar adelante la noble empresa, confundida lastimosamente por sus pro
ductos con las bellas artes, que, según dice Ponz, las acompañan la belleza y la
opulencia de quien la sostiene, y que del mismo modo aparecen que desaparecen
de las naciones en faltándolas aquellas dos circunstancias.
Los monarcas de España ademas de confundir la vidriería con las bellas artesen
la G ranja, cometieron la grave falta de despreciar á los maestros y oficiales naciona
les, que, como Sit y otros, habían dado pruebas de habilidad singular en medio de
su abandono, sin tener presente ciertas quejas que formuló Ponz, arriba menciona
do, sobre una desgracia antiquísima para nuestros artífices nacionales, diciendo:
«Gran mal ha sido siempre en España el no premiar á los hombres hábiles é ins
truidos, dejándolos en los tristes brazos de su m iseria, pero infinitamente mayor fué
en nuestro país, desde hace algunas centurias, elevar con premios y grandes sueldos
á los que no tuvieron disposición para dar esplendor á la nación por ningún lado, ni
adelantarla con sus obras en la industria y en las artes. Estos huyen y á veces insul
tan al que sabe, se ríen y mofan de sus desvelos, y no siendo capaces de que en su
entendimiento entre la justa crítica con que la práctica de los artífices adquiere su
perfección, adoptan una bárbara é infame mordacidad con que, agregando gente del
i
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mismo humor á su partido, aterraron y confundieron muchas veces á los maestros
en España; lo que fué tanto más fácil cuanto los que tienen mayor poder que ellos
no entraron en el empeño de sublimarlos ni de sostenerlos.» En otro lugar, el mis
mo Ponz decía : «Los grandes artífices y personas de singular mérito en cualquiera
línea, han solido venir y podrán venir á España, pero atrayéndolos con grandes in
tereses, haciéndonos creer que hacen enormes sacrificios domiciliándose entre nos
otros, que por consecuencia se les pagase proporcionalmente.» Nada de lo anterior
mente expuesto por Ponz se tuvo presente al establecer la que se llamó Fábrica Real
de vidriería de San Ildefonso, reemplazando muy pronto en ella á los obreros indí
genas con el francés Sivert, poco conocido en su país, pero que los cortesanos de
Felipe V y Fernando VI decían que era el más grande oficial de soplo y caña cono
cido en Europa, y á quien se señaló magnífico sueldo y otros emolumentos cuando
llegó á la Granja. A éste le siguieron el maestro Eder y sus hijos José y Lorenzo, suecos,
el hannoveriano Brun y el inglés Douling. El primero, que prometía construir vidrios
de marca tan grande como ios mayores y más bellos de los que se han construido en
estos últimos años en Europa, para puertas y ventanas; todos del hueco; ¡fanales de
20 y 50 palmos de altura! por consecuencia, sin necesidad del raspado y pulimen
to en que tanto había trabajado el artífice español Pedro Fromvila, años ántes, en
la misma Granja. El oficial Brun manifestó casi desde su llegada, sin duda para
mejorar de sueldo, que había descubierto un secreto para dorar el vidrio y el cris
tal con el fuego.
Todas fueron magníficas ofertas referentes al regio y grandioso establecimiento fa
bril é industrial, que en aquel entonces se estableció en la Granja con la idea de
servir de único y privilegiado centro al comercio vidriero de España y de sus co
lonias, y que se creia que no sólo sería nacional, sino que muy pronto sus pro
ductos podrían tener acceso fácil y con ventaja en los más importantes mercados
de Europa. De conformidad con tales ideas, los sueldos de los maestros extranjeros
que llegaron á la Granja fueron proporciónalos á la esplendidez y grandes riquezas
de los dueños fundadores de aquel establecimiento fabril; pero como arriba se indi
có, los últimos debieron confundir á la vidriería con las bellas artes, porque de no
ser así, no se comprende cuando se examinan y estudian las obras vidrieras de la
Granja en su primer período extranjero, la calidad de los productos, escondiendo sus
defectos de fabricación tras de trabajos muy admirables en el grabado en hueco. De
éstos conservamos varios ejemplares curiosímos y de gran valor por la belleza del
dibujo, tanto de adorno como de figura. Verdad es también que el vidrio de la Gran
ja mejoró bastante en tiempo de Cárlos III en su diafanidad y blancura, por los
trabajos de uno de los hijos de Eder y maestros Busquet y Piquer, perdiendo algo
la perfección del grabado. Se desmejoró en tiempo de Cárlos IV, y desapareció del
todo en la época de su hijo D. Fernando; pero á nuestro juicio, prévio el examen de
las obras vidrieras que se labraron en la Granja en los primeros tiempos de la fabri
cación, nos han hecho creer siempre que los maestros extranjeros que á ella llegaron y
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27
—
arriba se mencionan, para fundar y dirigir tan noble empresa, fueron más que vi
drieros propiamente dichos, excelentes grabadores y tallistas, que cometieron cierta
estafa, frecuente en España en los tiempos pasados, de suponerse aquéllos hábiles
desde que cruzaron el Pirineo, para todas las operaciones de las fábricas, cualquiera
sean, v que tan amargas quejas arrancaron á la pluma de Ponz en sus cartas sépti
ma, octava y última del tomo ix de sus Viajes, que son á lasque anteriormente nos
referimos, dando con ellas razón y el por qué en nuestro país no había llegado á ser
en varios ramos más industrial y fabril que lo fué y ha sido.
Las consideraciones anteriores se podrían generalizar en el siglo pasado por ser
comunes á las grandes fábricas que entóneos se idearon en España de vidriería,
como la de San Ildefonso, y á las de paños de Guadalajara, indianas de Avila, papel
de imprimir y de escritura en grande escala, pólvoras de caza y guerra en Murcia y
su tierra, sedería de Talayera y algunas otras, calificadas todas do establecimientos
Reales, y que fueron desapareciendo unos tras otros después de producir pérdidas
enormes al erario. Pero no entraremos en ésta que pudiera llamarse la profundísima
sima colmada con las lágrimas de la industria y trabajo de los artífices españoles, en
la centuria décimo-octava, para fijarnos por hoy en una causa especial que se refiere
á nuestra vidriería, que tuvo ó pudo tener influencia en su marcha decadente en el
mismo siglo.
La Francia desde muy antiguo dispensó á los obreros del vidrio los honores de
gentileshombres, declarándolos nobles por el hecho sólo de dedicarse á las labores
de aquel compuesto. Ademas, en aquel país, en los siglos xv, xvi y xvn, hasta se
llegó á exigir que ántes de penetrar en los talleres los aprendices y oficiales tuvieran
que exibir las pruebas de la nobleza de sangre de sus antepasados. Respecto de los
jetes y maestros vidrieros franceses, desde Antonio de Brossard en 1453, hasta los se
ñores Sagrier de Bongard en 1667, según dice Handicquer de Blancourt (A rte de la
vidriería, tom. i, pág. 47), todos fueron de la más antigua y veneranda nobleza fran
cesa, contándose entre ellos príncipes de la corona, príncipes de la Iglesia y barones
con escudos y timbres nobiliarios del mayor respeto y más grande consideración so
cial de aquel país.
Como estos hechos de la antigua vidriería habían constituido una especie de tra
dición cuidadosamente conservada por la familia real francesa , por lo ménos desde
el Sr. Cárlos de Artois, conde de Eu y príncipe de la sangre real en 1455, hasta
Luis XIV el Grande de Francia, resultó que los reyes Felipe V y Fernando VI en
España , al intentar la fundación en San Ildefonso, de la que llamaron su fábrica de
vidrios, no se atrevieron á ennoblecer á los artífices castellanos, y de conformidad
con sus tradiciones de familia fueron á buscar en el extranjero un personal que pa
sase en España como de antigua nobleza, aunque su habilidad de artífice no pudie
ra compararse con la de los maestros desheredados en su propio país; pues obrar de
otro modo hubiera sido incomprensible á los reyes ya referidos, toda vez que, según
la historia, sus antecesores habían obrado así siempre con justicia, casi inspirada y
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—
con acierto industrial, como lo probaba el estado, es verdad que un poco atrasado,
de la vidriería francesa en aquellas épocas privilegiadas, comparada con la italiana,
bohemia, alemana, flamenca, sueca é inglesa de iguales tiempos.
Las antiguas fábricas de Cataluña, Valencia, Murcia, Cuenca y Castilla continua
ron, durante el trascurso del siglo xvm, labrando los vidrios planos y los huecos en
vasería del género ordinario y barato, de que había necesidad para el consumo de
las poblaciones pequeñas y de la gente pobre; pues en las grandes ciudades los ex
tranjeros. como de tiempo atras, tenían establecidos sus almacenes de vidrio, en
los cuales no podían competir los produc tos nacionales. Algunos esfuerzos se hicieron
en la misma centuria en las fábricas de Recuenco, Valencia, Tortosa y Barcelona,
para sacar á la industria del vidrio en España de la decadencia y estado tristísimo en
que se encontraba. Para ello se mejoraron algo los vidrios en su masa, color y tras
parencia ; se tallaron en aquellas fábricas con más corrección , se adornaron y em
bellecieron algunas vaserías huecas con nervios de hilo y esmalte blanco lechoso y
de otros colores á la italiana, según se habían labrado muchos vasos en España en
los siglos xvi y xvn, de los cuales conservamos algunas muestras curiosísimas; pero
bien sea por falta de administración, por no tener medio para franquear los merca
dos, desembarazándoles de los productos más perfectos extranjeros, por la dificultad
de proporcionarse algunas materias primeras, y por los trastornos políticos que des
pués ocurrieron en lo que va de siglo, los esfuerzos últimamente referidos de la vi
driería española no dieron los resultados que hubieran sido de desear.
Aquellas fábricas, sin embargo, han continuado y continúan hasta nuestros dias,
encendiendo sus hornos. Por los años de 1828 al 53 volvió á trabajar la Granja. Poco
tiempo después Cartagena, á que siguió Aranjuez, la Coruña y Jijón, la Luisiana y
la Cantábrica, en las Rozas y Valdearroyo de la provincia de Santander, cuyos esta
blecimientos fabriles tal vez consigan dentro de poco recobrar una parte del tiempo
perdido afirmando el porvenir de la industria vidriera española , que como indus
tria, no como arte, contó en lo antiguo con la habilidad individual de los maestros y
oficiales que siguen :
MAESTROS VIDRIEROS QUE LABRARON EN ESPAÑA.
SIGLOS ANTERIORES AL XVI.
Abolais : Autor que escribió ántes del siglo xui, y tradujo del hebreo en árabe un
libro llamado el Lapidario , el cual se encontró en Toledo, donde le mandó poner en
castellano el Infante D. Alfonso, que siendo rey poco tiempo después de i 248, se le
llamó el Sabio. En esta obra se dieron curiosísimas noticias importantes de la vidrie
ría antigua. Para tener una idea del contenido del libro de Abolais, de las épocas en
que se redactó y tradujo en castellano, trascribiremos aquí el prólogo de dicho có
dice, guardado hoy en el Escorial, y dice :
—
29
—
t ...... Mas los que escriuieron de las piedras ansi como Aristotil, que tizo un libro
en que nombra setecientas dellas, et dixo de cada una de qué color era, et de qué
grandeza et qué uirtud auié, eten qué lugar la fallaban, et ansi íizieron otros mu
chos sabios que en estas cosas tanxieron et tocaron. Mas entre aquellos ouo y algu
nos que se metieron mas a saber el fecho de ellas, et tuuieron que les non abandonaua de connoscer su color et su grandez, et su uirtud, sinon connosciesen quales
eran los cuerpos celestiales con que tien acercamiento, et de que resciben la su uir
tud. Et porque se enderzeauan a hazer sus obras, según el enderezamiento de tos
estados de los cuerpos desuso, en toda obra de bien ó de mal.
» Et entre los sabios que se mas desto trabaxarou, fue uno que ouo nombre Abolays, como quierque el touiesse la ley de los moros, era hombre que amauu mucho
los gentiles et sennaladamente los de tierra de Caldea, porque de alli eran sus abuelos,
et porque el sabie hablar aquel lenguaje, et leye la su letra, pagóse mucho de bus
car los sus libros, et de estudiar por ellos, porque oyera dezir que en aquella tierra
fueron los mayores sabios que en otras del mundo. Mas por las grandes guerras, ei
las otras muchas ocasiones que alli acaescieron, murió la gente , et licaron los sa
beres como perdidos, ansi que muy poco se fallaua dello. Et este Abolays auie un su
amigo que buscaua e_-ios libros, et se los fazie a u er, et entre aquellos que el buscó
faltó este que fabla de trescientas et sesenta piedras según los grados de los signos
que son en el cielo ochauo, et dixo de cada una qual color el qual nombre, et que
uirtud a , et en que lugar es fallada , et de la estrella de la ligura que es en el grado
daquel signo, donde ella rescibe fuerza et uirtud, et esto según el sol cosre en todo
el año, por los grados de las liguras de los doze signos, que se fazen por todos tres
cientos et sesenta que son todos figurados de estrellas menudas, et otras figuras mu
chas que están en el ochauo cielo que son figuradas otrossi de estrellas las mas, aparte
de septentrión que es a la estrella que llaman tram ontana, et las otras aparte de me
dio dia que son dellas dentro en los signos, et las otras de fuera dellos ansi que se fa
zen por todas con los signos quarenta et ocho. Onde quando Abolays falló este libro
fue con el muy contento, porque ouo y falló en el todo lo que cobdiciaua saber de
las piedras, y desque ouo por el mucho leydo et entendió lo que en el era, trasladólo
de lenguaje Caldeo, en arauigo, et en su uida punno de prouar aquellas cosas que en
el yazien, et fallólas ciertas et uerdaderas, porque el era sabidor de la arte de astro
nomía , et de la natura de conoscer las piedras. Et depues que el murió, tico como fue
perdido este libro muy gran tiempo de manera que los que le auien no le entendien
b ien , ni sabien obrar del ansi como conuiene, fasta que quiso Dios que uiniese a
manos del Rey D. Alfonso lijo del muy noble Rey D. Fernando et de la Reina Doña
Beatriz, et Señor de Castilla et de Toledo, et de L eó n , et de Galizia, etde Seuilla,
et de Cordoua, et de Murcia, et de Jaén et de Algarue, et le falló en seyendo In
fante en uida de su padre en el anno que ganó el reyno de M urcia, que fue en la era
de 1290 annos poco mas órnenos, et ouoleen Toledo de un judio que lo tenic abscondido, que se non querie aprouechar de e l, ninque a otro touiesse pro , et des-
que este libro tuuo en su poder fizolo leer a i tro su judio que era su phisico et dizenle
Yhuda Mosca el menor, que era mucho entendido en la arte de astronomía et
sabie, et entendie bien el arábigo et el latín. Et desque por este judio su phisico
ouo antendido el bien et la grande pro que en el vazia mandóselo trasladar de ara uigo en lenguaje castellano porque los hombres lo entendiessen, et mejor sopiessen
dél mas se aprouechar, et ayudó en este trasladamiento Garci Perez un su clérigo,
que era otrossi muy entendido en este saber de astronomía. Et fue acabado de tras
ladar el segundo año que el noble Rey D. Fernando su padre ganó la ciudad de Seuilla. Este libro es muy noble et muy preciado et quien dél se quisiese aprouechar
conuiene que pare mientes en tres cosas: la primera que sea sabidor de astronomía
porque sepa conoscer las estrellas en qual estado están, et en qual razón uiene ma
yor uirtud a las piedras dellas, según la uirtud que resciben de Dios. La segunda co
sa es que sepan conoscer las piedras, et las colores, et las fayeiones dellas; otrossi
que sepan ciertamente los lugares sennalados o se crian et se fallan. Estremar la con
tra-fecha de la natural, et de parar otrossi las que naturalmente se esencian en uno
conosciendolas por peso o por dureza, et por las otras sennales porque se pueden co
noscer a hombre que fuese entendido en este saber. La tercera cosa es que sea sabi
dor del arte de Física que yaze mucho della encerrada en la uirtud de las piedras se
gún en este libro se m uestra, et que sepa de ellas otras ansi como él m anda, et que
sea de buen seso porque sepa ayudarse de las cosas que fazen pro et se guarde de
las que tienen danno. Et obrando desta guisa llegaran a loque quisieren tacer por
ellas, et uerá cosas marauillosas de la su uirtud que resciben de Dios, porque aya a
loar et bendecir el su nombre que sea bendito para siempre jamas amen.
A lemán ( Micer Cristóbal) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes
por el fuego, y obrero de imagenería sobre vidrio. Fué el primero que labró en Se
villa , para la catedral, una vidriera de setenta palmos con imágenes, concluyendo
su obra en 1504, pagándole por ella 10.030 maravedíes.
A mat ( J uan de S an) : Trabajó las vidrieras más antiguas de la catedral de Lérida
en el siglo xiv, por los años 1340. ( Vide Qolivella.)
A liman (el maestro P edro): Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo en el año
de 1459, con el maestro aleman llamado Pablo, teniéndose pocas noticias de estos a r
tífices de mediados del siglo xv, como maestros vidrieros de color en España. (Véase
el tomo lv de los documentos inéditos, Academia de la Hist.)
B onifacio ( P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el
fuego, labró en Toledo, y continuó, en 1493, la obra de las vidrieras de la cate
dral , siendo de este maestro las antiguas que hubo desde el reloj hasta el coro del
Dean; por su trabajo se le pagaron 193.450 maravedíes.
CjOlivella (G uillermo) : Este maestro de vidriería de colores residió y labró en
Lérida en la segunda mitad del siglo xiv y principios del xv. Se conserva su memo
ria en la catedral de aquella ciudad, donde en 1392 era magisler operis y encargado
—
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de la visura y cuidado de las vidrieras de colores que fabricó años ántes Juan de San
Amat. Gomo escultor, hizo en 1591 dos estatuas de los Apóstoles, que á principios
de este siglo xix se guardaban en la iglesia de San Pablo en Lérida.
Cotin (Luis el maestro) : Artítice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego y de imagenería, pudo ser oficial á principios del siglo xv del maestro Dolíin, labrando cou éste en Toledo por los años de 1420 al 1425. En este ùltimo acae
ció la muerte del referido maestro, por cuyo motivo el artífice Luis continuó la obra
comenzada de las vidrieras de la catedral de Toledo, labrando las que estuvieron
desde la fachada del reloj hasta el lado opuesto, cuyo trabajo se finalizó en 1429,
recibiendo por la mano de obra 600 llorínes del cuño de Aragón.
C risòstomo ( el aleman) : Maestro de vidrios en colores por el fuego, que labró en
Toledo , con el maestro Pablo ( vide), para la catedral desde el año 1459 hasta muy
cerca de los años de 1495, en que pudo haber fallecido.
Dolfin ( el maestro) : Artífice fabricante de vidrios de colores y de imaginaria de
los más antiguos que labraron por el fuego en Toledo. Al parecer, por su apellido
parece francés, áun cuando en la época que floreció este maestro las palabras Golfín,
Dolfin y Dalíin pudieron ser flamencas ó alemanas. Labró en Toledo los famosos vi
drios de colores para las vidrieras de aquella catedral primada en 1418, por valor
de 7.725 maravedíes de la moneda m oderna, que equivalían á 150 florines de oro
del cuño de Aragón, á razón de 51 maravedíes y 5 dineros cada florín. (Archivos de
la catedral de Toledo.) Le ayudó y tuvo por oficial á Luis Cotin.
A Dolfin y á Luis les siguieron, como maestros vidrieros de colores, en la catedral
de Toledo, los maestros P ablo y C risòstomo (alemanes), en 1459. P edro F rancés y
P edro B onifacio , en 1495. Vasco de T ro ya , en 1515. J uan de C ue sta , hasta 1515.
J uan de C ampos , hasta 1522. A lberto de H olanda , hasta 1525. J uan de Ortega , 1554.
F rancisco de O l í a s , en 1676. F rancisco S ánchez Mar tínez , en 1715, áquien se atri
buye un tratado sobre el arte de la fabricación de los vidrios de colores é imaginaria,
que presentó como maestro al cabildo de la catedral de Toledo en el año de 1721.
Manuel Moreno A paricio , siendo canónigo de la santa iglesia el Sr. Lorenzana, se
nombró maestro de vidrios á dicho artífice en 1772. Fué el último que se conoció
en dicha iglesia primada para las vidrieras de imaginería. Algunos dicen que éste, y
no el anterior, fué el que escribió el tratado de los vidrios de colores de que se hace
memoria.
E nrique (el maestro) : Fué maestro vidriero, de nación aleman, vecino de Toledo,
donde residía por los años de 1480. Se casó en España con María Maldonada. Como
maestro de vidrieras de color, le encargó el cabildo catedral de Toledo la construc
ción de algunas vidrieras nuevas para la santa iglesia primada y la reparación de las
antiguas en el año de 1485, según concordia y capitulación fechada el 11 de Junio de
aquel año, por la cual el maestro Enrique se comprometía á seguir las dichas obras,
hasta dejarlas concluidas.
Este maestro falleció en 1492, habiendo labrado y sentado catorce vidrieras en la re-
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32
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ferida catedral, con imágenes de santos, santas y algunas de composición historial,
que midieron dos mil nuevecientos treinta y cuatro palmos y medio cuadrados de vi
drios de color. Pero como la obra y el compromiso del maestro Enrique no se hubiera
concluido, la continuaron sus oficiales en 1492 y 93, bajo la responsabilidad de la
viuda María Maldonada, labrando los oficiales Pedro Bonifacio y Pedro el francés las
seis vidrieras últimas, que según el compromiso, convenio y escritura del maestro
Enrique, medidas resultaron tener en su totalidad dichas seis vidrieras dos mil se
tecientos veintinueve palmos cuadrados, y ?/3 de palmo.
Estas noticias se han tomado de la concordia y capitulación que firmó el maestro
Enrique con la catedral de Toledo en el año 1485, publicada en el tomo ly de los do
cumentos inéditos de la Academia de la Historia. Pero leyendo dicha concordia re
sultan algunos hechos en ella consignados que tienen cierta importancia para el arte
de la fabricación de vidrio blanco y de color en la centuria decimaquinta.
El primero es que, según uno de los artículos de la concordia, el maestro E nri
que había de pasar á Burgos, Flándes ú otras partes á comprar el vidrio que fuese
necesario para la obra proyectada por la santa iglesia primada.
El segundo hecho singular es el haberse señalado en el mismo documento los
colores más principales que se habían de usar en la vidriería, y que constituían la
que hoy podría llamarse la paleta de los maestros del siglo xv. Diciéndose sobre este
punto que el maestro Enrique había de traer buen vidrio, asi blanco, como azul,
verde , colorado, morado, amarillo, prieto, y de la groseza que lleváre muestra.
El tercero, y después de señalar el grueso del vidrio, se refiere á las condiciones
físicas del mismo material, cuando le trajera el maestro Enrique; «el cual no se ad
mitiría si no fuere bueno é bien fecho (diáfano, homogéneo en su masa y bien des
templado de modo que fuese resistente y poco frágil), é bien entretexidos las colores
á vista (ó que cuando les pasase la vista y la luz, como entonces se decía , resultase
una sensación de uniformidad la más perfecta posible, relativamente á los matices
y coloración de los vidrios, examinados por los reflexos y por la refracción ó paso de
luz á su través), y si no fuese á contentamiento de los dichos señores obreros é visi
tadores, que non sean obligados d lo tomar por ningún precio.*
Estas frases , toda vez que el cabildo había adelantado el dinero para la compra
del vidrio, y sus términos absolutos, nos hacen sospechar que existían en el si
glo xv la estafa y el fraude mercantil en el artículo del vidrio extranjero que venía
á España, y que con dicho fraude había sido castigada alguna vez la iglesia de Toledo.
Pero ésta, en su concordia con el maestro Enrique, no se contentó con sentar las
condiciones anteriores, sino que ademas, temerosa de que el artífice por ser extran
jero poseyera ó no la habilidad que decia de maestro, lo cual supone estafa posible
de otro orden que en la del vidrio, pues sería personal, dispuso que aquél, «ántes de
comenzar lo principal de la obra, labrára una ventana con figuras, im ágenes, lazos
y otras labores, con las canales de plomo bien fornidas é altas para que abracen y
encajen bien el vidrio. Et si todo saliere bien é á contentamiento de los señores obre-
—
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—
ros é visitadores de la iglesia, que se le pague su valor é siga en las obras de la vi
driería, y si no, se le pague aquella obra y devuelva el dinero que se le dio para la
compra de los materiales, dándole plazo de un año para la devolución al maestro
Enrique ó sus fiadores.»
F rancés (el maestro P edro) : Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo, en el
año de 1495, no teniéndose más noticias de este artífice de mediados del siglo xv,
como maestro que labró en España.
Guisquin de Vaque H usfren : Mercader y vecino de Toledo por los años de 4420
al 28 , que proporcionó é hizo llegar á dicha ciudad várias partidas de vidrios blan
cos y de colores, probablemante de Alemania, Flándes y tal vez de Burgos, para las
grandes vidrieras que en aquel entonces labraron los maestros Dolfin y Lois Contin
para la catedral primada de Toledo. Las cantidades de vidrios que proporcionó el
mercader Guisquin pueden calcularse de considerables, atendiendo á que para solas
dos vidrieras que labró el artífice Lois después del fallecimiento de su maestro Dolfin
aquél proporcionó á los talleres de la catedral algo más de once quintales de vidrios
blancos y de color, según consta de una carta de recibo y pago firmada por Guis
quin, fechada á 12 de Noviembre de 1428 años, en Toledo. (Documentos inéditos de
la Academia de la Historia , tomo l v , pág. 487.)
J uan ( el maestro) : Maestro y artífice de vidrios de colores, conocido tan sólo por
el nombre del maestro Joan, que labró en Burgos algunas vidrieras de colores y otras
para la catedral de aquella ciudad, desde el año 4427 al 33, según los registros de
las actas capitulares de aquella santa iglesia, correspondientes á los años menciona
dos; no se sabe la patria de este antiguo artífice.
J u a n ico (N.): Artífice y oficial vidriero, que labró en Toledo como ayudante y
mozo de Fray Pablo en la reparación de las antiguas vidrieras de la iglesia primada,
que se acordó llevar á cabo en el año 1458. Este oficial se le señaló por el cabildo el
sueldo de 25 maravedises por dia como á su compañero de taller Ximeno (vitle), ó
sea la mitad que al maestro Fray Pablo. (Academia de la Historia, documentos in
éditos, tomo lv .)
O viedo (Catedral de) : En el templo y santa iglesia catedral de Oviedo se conser
van cinco grandes vidrieras ojivales sobre el altar mayor, formando el coronamiento
gótico de la capilla mayor, de muy bellísimo efecto. Ademas, en la nave de la misma
capilla y costado del Mediodía se cuentan otras cinco vidrieras mayores con seis
compartimentos y colores, santos é historias de composición concluida. Las vidrieras
correspondientes al costado Norte se tapiaron hace muchos años á causa de los vien
tos y lluvias que por aquel lado combatían al edificio, inutilizándose, y siendo por ello
costosísima la conservación de aquéllas.
En los dos lados del crucero, en la parte del trascoro y otras capillas y lugares de
la iglesia, se hallan varios óvalos de cantería y talla, cerrados los calados en piedra con
vidrios claros; resultando obras de mucha elegancia y gusto á la antigua, ó decuan5
34
-
do se servian los maestros de la piedra misma como armaduras del vidrio trasparente.
Las vidrieras de colores referidas, consta en el archivo de la catedral de Oviedo que
se labraron por los años de 4501, por maestros que fueron de la catedral de To
ledo, los cuales, habiendo concluido sus labores en la iglesia primada en el año re
ferido, solicitaron encargarse de la obra de las vidrieras de la catedral de Oviedo en
el año 4501. Sin embargo, aunque los artífices mencionados se sospecha fueron fla
mencos , no se citan sus nombres ni el coste que tuvieron las vidrieras de Oviedo.
Es probable que los maestros á que se refiere el apuntamiento anterior fueron
Pedro el francés y Pedro Bonifacio, que de 1405 á 1500 habían finalizado sus obras
vidrieras en la catedral de Toledo.
P ablo (F ray) : Artífice aleman que vino á España á mediados del siglo xv; fué
maestro del arte de pintar vidrios con colores trasparentes por el fuego. Trabajó en
Toledo, entre otras obras, algunas de las vidrieras de la catedral por los años de 1459.
(Archivo de id.)
S antillana (D. D iego ) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego, que
residía en Burgos en el último tercio del siglo xv. En el año de 1497 paséen compa
ñía del maestro Juan de Valdivieso á Avila, para ajustar las vidrieras de su catedral,
con cuyo trabajo se quedaron aquellos dos artífices en el año siguiente de 1498, pin
tando dos para la capilla del Cardenal. Pasando después á pintar otras várias de las
de la banda izquierda de aquella iglesia, y concluyendo las de las santas Agueda,
Inés, Cristina , Cecilia y algunas otras que sellan conservado hasta la actualidad, bien
pintadas y con diseño y actitudes sencillas. A principios del mismo año 98, estando
este maestro en Burgos, contrató con la catedral de esta ciudad algunas obras de vi
driería de color, asociado al mismo artífice Juan de Valdivielso. Este convenio tiene
ia fecha de 25 de Enero de dicho año 1498.
Debió ser compañero y amigo de Arnao de Flándes y del famoso vidriero hurgó
les Nicolás de Vergara, figurando Santillana, como testigo, en unas diligencias del
maestro Arnao y por encargo de su liijo Nicolás, fechadas en 1512, año en el cual el
último residia en Toledo y trabajaba como maestro las bellísimas vidrieras de la ca
tedral de aquella ciudad. Por los mismos años de 1512 al 15, el maestro Santillana
labró en Búrgos tres vidrieras historiadas para la iglesia del monasterio de San Fran
cisco de Falencia, según escritura fechada el 51 de Mayo de 1512. La primera con
la representación de la impresión de las llagas de San Francisco. La segunda, la pre
sentación de Doña Inés de Castilla á Santo Tomas de Cantorberi, conducida por la ma
no de Santo Domingo ; con las armas de los Castillas y Enriquez. La tercera , con la
historia del acto en que recibió San Ildefonso la casulla milagrosa de manos de la
Virgen. El precio de estas vidrieras se calculó y pagó á 95 maravedises el palmo
cuadrado de vidrio de color.
Ademas, el mismo Santillana labró tres vidrieras de colores para el cabildo de la
catedral de Patencia en igual precio que las anteriores, y las seis redondas para los
ojos de la capilla de Nuestra Señora la Blanca, de la misma catedral, en el año 1515
—
35
—
al 14, con buenos colores y matices. La principal de aquéllas representaba á Nuestra
Señora con el niño, yen oración el señor canónigo Bartolomé de Falencia. En la vi
driera del segundo ojo se pintó á Santa Marina con el dragón. En las restantes, San
ta Catalina, San Andrés, Santa Lucía y la Magdalena. La catedral pagó al maestro
Santillana, ademas del precio convenido, la casa, carbón y los andamios que fueron
necesarios para sentar las obras.
S ocoma (D. F rancisco) : Artífice y maestro de vidrios, que labró en Mallorca en la
segunda mitad del siglo xiv, por los años de 1580 se encontraba en Palma como
maestro de las vidrieras de la catedral de aquella isla , que en aquel tiempo y ántes
de cerrarlas con manipostería, debieron ser difíciles de poderse conservar y componer.
V aldivieso (D. J uan) : Maestro artílice de vidrios de colores trasparentes por el
negó. Floreció en la segunda mitad del siglo xv. Fué vecino de Burgos y como com
pañero de Juan de Santillana pintó por los años 1497 al 99 várias de las vidrieras de
la catedral de Avila.
V aldovin (el maestro) : Maestro que floreció y labró lumbreras blancas y de co
lor, tal vez en el siglo xiv ó época anterior. Se le atribuye el trabajo de las anti
guas vidrieras con imágenes y de mosaico que poseyó la catedral de León , las cuales
tanto realce y belleza dieron á dicha santa iglesia en la Edad Media, y que sin duda
fueron origen de aquel antiguo dicho vulgar :
Campanas las de Toledo,
Vidrieras las de León,
Relox el de Benavente,
Rollo el de Villalon.
Atendida la fragilidad del vidrio y la magnitud excesiva que debieron tener las
vidrieras de León, labradas por el maestro Valdovin , lo cual las expuso á inutilizar
se con más facilidad que en otras iglesias de España , creemos que las obras de dicho
maestro han desaparecido hace algunos siglos; no existiendo hoy otras vidrieras en
aquella catedral más que las que probablemente labraron otros maestros del siglo xvi,
tal vez en Burgos ó Toledo, para la iglesia leonesa, como lo hicieron para las cate
drales de Oviedo, Palencia, Astorga y otras iglesias de Castilla la Vieja, León, Astu
rias y Galicia, en la referida centuria décimosexta.
El nombre del maestro Valdovin le cita el Sr. Villamil y Castro en sus rudimentos
de Arqueología sagrada, pág. 153.
X imen (N.): Artífice y oficial vidriero que floreció y labró en Toledo á mediados
del siglo x v ; se da noticia del nombre de este oficial como mozo de Fray Pablo, ga
nando 2o maravedises por dia, ó sea la mitad que su maestro, en el arte vidriero de
colores, según se dice en el libro de gastos de la santa iglesia primada de Toledo, año
de 1458, con motivo de la compra en Burgos de diez quintales y medio de vidrio,
más trece libras de colores de Flándes, que costaron, á razón de 2.000 maravedises
cada quintal, y con cuyos materiales comenzaron el maestro Fray Pablo y sus oficia-
36
—
les é mozos Ximen y Juanico el reparo de las antiguas vidrieras de la catedral de To
ledo, en el año de 1458. (Academia de la Historia, documentos inéditos, pág. 502.)
Hay alguna probabilidad para asegurar que este artílice Ximen tuviera por hijo á
Alexo Ximen ó Ximenez, que también fuá artifice vidriero de color y clérigo ó cape
llán en Toledo por los años 1509 (vide).
X imenez (D. A lexo ) : Artílice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
á últimos del siglo xv. Fué clérigo y labró en Toledo con mucha aceptación varias
vidrieras de la catedral de aquella imperial ciudad, por los años de 1509.
VIDRIEROS DEL SIGLO XVI.
A rce (J uan): Maestro y artífice de vidriería del que se tiene pocas noticias. Labro
en Rúrgos en la primera mitad del siglo xvi, sucediéndole como maestros de la ca
tedral de dicha ciudad, su hijo Juan y su nieto Pedro, que lo fueron posteriormente
desde 1540 hasta cerca de 1600, según varias peticiones que dirigieron al cabildo
de la catedral de Rúrgos, fechadas en 1586 y 90, suplicando aquellos maestros se les
encarguen las obras pendientes de reparación y demas en las vidrieras de la iglesia,
creyéndose que tenían cierto derecho á ello por sus muchos servicios prestados en el
trascurso de más de cincuenta años de trabajos bien acreditados, como vidrieros de
aquel templo.
A rce (D. J uan) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el fuego;
floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en Rúrgos, donde se le encargó
en 1581 la reparación de las vidrieras de la catedral, que concluyó; pagándole 8.600
maravedís por la obra. Este maestro y artílice vidriero lo fué de la catedral mencio
nada durante muchos años, pues figura en varias cuentas de vidriería del templo en
1568 y 69, en las cuales se advierte que nadie más que él entienda en todo lo relati
vo á las obras del vidrio, atento á los muchos años que entonces llevaba de servir con
su habilidad al cabildo de aquella santa iglesia.
A rce (P edro ): Maestro y artílice vidriero, que floreció y labró en Rúrgos en la se
gunda mitad del siglo xvi. Fué hijo y nieto de los dos maestros Juanes de Arce, que
le precedieron como tales en la catedral de aquella ciudad; consta su nombre en una
exposición al cabildo de la referida iglesia, en que pide se le conserven los derechos
de su padre, que liabia trabajado hasta 1586, más de 50 años, en las obras de vi
driería de la catedral de Burgos, sin contar los muchos más que trabajó para la mis
ma su abuelo Juan, también maestro del templo en el tiempo que vivió.
A rtífices talladores de vidrios, diamantes y otras piedras preciosas. —Esta clase
de artífices, según dice Juan Arfe, existían en España en el siglo xvi, es posible que
fuesen más antiguos, pues ya en el siglo x iii , según una ley de las Partidas (Lev 8.a,
tít. xvi, Partida vil de los falsarios), se dice que había en España Oreberes lapidarios
verdaderos y legales, que practicaban su arte leal y hábilmente, y otros Oreberes la
pidarios del siglo x iii , que en el xvi se llamaban enjoyeladores, los cuales, según la
—
37
—
ley de Partida referida «fazen enganno et uenden las sortiias que son de latón ó de
plata doradas diziendo que son de oro. Et otrosí uenden los dobletes de cristal, et las
piedras contra fechas de uidro por piedras preciosas.»
Sobre estas falsificaciones y manera de hacerlas escribió algunas consideraciones
Arfe, concluyendo por decir : »pero por maravilla se ve una de ellas antigua ó mo
derna en España, porque aquí, á pesar de la ley de Partida, no se hacen; y por
hacerlas en Italia y Francia, suceden en aquellos reinos más vezes semejantes en
gaños.
La talla geométrica y pulimento físico de los diamantes, trabajos considera
dos como arte, se verificaba por artífices en Lisboa, en Sevilla y en Madrid á me
diados del siglo xvi. Como lo comprueba el mismo Arfe en su Quilatador, pág. 576,
libro viii diciendo:
«Los diamantes lábranse con otros diamantes y con el polvo que sale de unos y
otros basta ponerlos en el talle (forma) que quieren , y después se pulen en rueda de
acero templado con aceite, y el polvo que sale dellos; como lo he visto en Lisboa
y en Sevilla y aquí en Madrid. Todo se hace á costa de mucho tiempo.»
A yala (F rancisco) : Artífice vidriero que floreció y labró en Palencia, constando
su nombre en una escritura otorgada ante el escribano Alonso Paz, á nombre del
cabildo de la catedral de aquella ciudad, fecha 9 de Octubre de 1516. En dicho do
cumento se conviene el maestro Ayala á aderezar todas las ventanas del crucero de
la capilla mayor de la iglesia de Palencia y las de las capillas de San Pedro, Santa
Ursula, Corpus Cristi, Nuestra Señora la Blanca y San Miguel, á contentamiento de
los obreros de dicha iglesia ; debiendo recibir el maestro Ayala por su trabajo 50 du
cados de oro. (Academia de la Historia, papel suelto sin colocación.)
B orgoña (Jorge ) : Artífice fabricante de vidrio de colores, trasparentes por el
fuego. Labraba en Palencia en el año de 1541 las vidrieras para la catedral, pero ha
biendo fallecido en dicho año, continuó en este trabajo, basta concluirlo, su cuñado
D. Diego de Salcedo. El precio fué de 100 maravedíes por cada pié de vidrio pintado
con imaginaria. Este maestro flamenco fué vecino de Burgos, donde casó con Ca
silda Diago; por los años de 1553 pasó á Palencia para encargarse del trabajo de las
vidrieras de dicha catedral, que no pudo concluir por haber fallecido, como se dice
arriba.
B ruxes (C arlos) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego. Labró para la catedral de Sevilla en 1558, la vidriera de la Resurrección del
Señor, que está en la capilla de las doncellas, y la otra vidriera frontera, cuyas imá
genes representan la venida del Espíritu-Santo. Reparó otras de la misma iglesia en
el año 1559. En el siguiente fué castigado por el tribunal de la Inquisición.
Campa ó C ampos ( el maestro J uan ) : Artífice fabricante de vidrios de colores, tras
parentes por el fuego. Labró para la catedral de Toledo algunas vidrieras, por los
años de 1522,
Cotin ó Contin (Gaspar) : Pudo ser nieto ó biznieto del maestro y antiguo vidrie-
—
38
—
ro Luis Contin, probablemente francés ó flamenco, que vino á España por los años
de 1418. Este maestro Gaspar nació en Castilla, su familia y maestros probablemente
fueron toledanos; labró de 1538, como vidriero de colores en Burgos, para la cate
dral , en el año referido.
Córdoba (Gonzalo de) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por
el fuego, que floreció á últimos del siglo xv. Labró en Toledo desde el año de 1510
al 13, las vidrieras de la catedral, que están en la nave intermedia, empezando por
la puerta de los escribanos, en las que representó la creación de Adan y Eva y otros
pasajes del Antiguo Testamento. Se considera entre las buenas obras de su género
que posee aquella santa iglesia catedral.
Cuesta (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el fue
go. Continuó los trabajos del maestro Córdoba en el año de 1513, reparando várias
vidrieras y labrando las de la capilla muzárabe en la catedral de Toledo.
D íaz (D iego) : Floreció en la segunda mitad del siglo x v i, como fabricante de
vidrios de colores y de imaginería por el fuego. Tuvo por maestro á Francisco Espi
nosa, á quien ayudó en los talleres y fabricación de la vidriería de color que Felipe II
babia establecido en el Quejigal, cerca del Escorial, donde se labraron magníficas
vidrieras para los templos de España, pagando al artífice Diaz sueldo regular ( Vide
Espinosa.
E spinosa (F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de color y de imaginería,
que floreció á mediados del siglo xvi. Fué natural de Cedieros, y muy conocido por
su ingenio y habilidad. El rey D. Felipe II, de quien algunos cuentan tuvo noticia
especial de los hombres de mérito que vivían en su tiempo en España, llamó á
Francisco Espinosa y á su hermano Hernando para dirigir los talleres del Quejigal v
labrar en ellos los vidrios de color que se necesitasen en el templo del Escorial ú
otras iglesias de España. La importancia de los trabajos de Espinosa pueden calcu
larse por una Real orden del 18 de Marzo de 1565, en que dispone el rey D. Felipe
se pongan á disposición de este artífice para la fabricación del vidrio y su colora
ción por el fuego, quinientas arrobas de barrilla, doce de colores y cuatro de zafre,
y por otra Real carta del 17 de Junio de 1566, le mandaron pagar 375.000 marave
dises por sus experiencias y trabajos.
La fábrica del Quejigal labró por algún tiempo con grandes y buenos resultados,
mandándose, por causa de haber muerto Hernando de Espinosa, venir de Cataluña
al maestro Galceran, también pintor, siguiendo prósperamente aquella fábrica hasta
1571, en cuyo año todavía se mandaron pagar al artífice Francisco Espinosa 4.000
maravedises por ciertos gastos en colores. Tuvo por discípulo en el arte á Diego Diaz,
oficial hábil. De la fábrica antigua del Quejigal se conservan hoy como restos vidrie
ros, los que cierran con coloración verde, dos de las grandes ventanas de la cúpula
ó cimborrio del monasterio del Escorial; cuando los examinamos, nos parecieron
que eran las últimas reliquias que Rabian quedado en los almacenes de aquella igle
sia , en otro tiempo bien provistos, para las reparaciones de sus antiguas vidrieras.
—
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F ernandez (P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego; se
sabe que veriíicó algunas experiencias y presentó algunas muestras de vidrio para
imaginaria en colores trasparentes al cabildo de la santa iglesia catedral de Sevilla,
por los años de 1526. No teniéndose más noticias de este oficial artiíice que, según
aquella fecha, floreció á principios del siglo.
F lándes (A rnao de ) : Maestro y artífice de vidrios de colores que floreció y labró
en Burgos probablemente desde tiñes del siglo xv. La primera noticia que se tiene
de este maestro es que el cabildo catedral de aquella ciudad le dispensó, en 1512,
algunos adelantos con la propiedad de ciertas casas que se hallaban en él arrabal de
Vega, á do dicen la Calera, para que allí lijase sus talleres el maestro Arnao, resi
dente en Burgos y casado con Inés de Vergara. Esta cesión de propiedad tenía una
cláusula que se referia á Nicolás de Vergara, como hijo y heredero del maestro Ar
nao, el cual debia ser mayor de edad, pues en dicho año 1512 residía en Toledo,
donde trabajaba como maestro vidriero, de gran habilidad y fama; lo cual prueba
que el maestro Arnao, padre, debió llegar á España por los años de 1480 al 90.
Murió de muchos años, hácia 1544, según un poder de su hijo Nicolás, fechado
en Enero de 1550, del que resulta el fallecimiento del maestro Arnao, á quien pudo
ayudar en muchas de sus obras en Burgos, desde el año de 1521 al 54, en que aquél
residió en dicha ciudad. Tuvo por discípulos á Nicolás Vergara su hijo, que después
se llamó Vergara el Viejo, y probablemente á Juan de Arce, que fué nombrado
maestro de las vidrieras de la catedral de Burgos en el año de 1544.
G a rc er an : Maestro de vidrios de color, que floreció y labró en Cataluña, en la
segunda mitad del siglo xvi. Se tienen noticias de dicho artífice por habérsele llama
do en tiempo de Felipe II, á fin de desempeñar el cargo que tuvo Hernando de
Espinosa, que falleció por los años de 1570 en la fábrica de vidrios del Quejigal cerca
del Escorial (Vid. Espinosa).
G elandia (B ernardino) : Artífice fabricante de vidrios de color y trasparentes por
el fuego. Labró en Sevilla, en 1518, con Juan Vivan, parte de las vidrieras de la ca
pilla mayor de la catedral.
G iraldo ó G iralte de Holanda : Este artífice fabricante de vidrios de color, tras
parentes por el fuego, pudo ser flamenco ú holandés; labró en Cuenca por los años
de 1540 al 50 algunas vidrieras de colores para la santa iglesia catedral de aquella
ciudad. El nombre de este artífice consta en las cuentas de fábrica y del cabildo de
aquella iglesia, correspondientes á la época y años referidos.
Guach (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego; floreció en
Tarragona en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en aquella ciudad, porlos años de
1571 y 72, y más adelante, las grandes vidrieras con imágenes é historias sagradas
que cerraban las lumbreras de la catedral tarraconense. Aquéllas sellan considerado
durante muchos años como obras de mérito en su género, y con las cuales, según
los entendidos, quedó bien probada la destreza y habilidad del maestro Guach, poco
conocido, aunque de creer es fué valenciano ó catalan.
—
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—
H olanda (Alberto de) : Artífice fabricante de vidrios coloreados. Estuvo muchos
años avecindado en Burgos á principios del siglo xvi. En 1520 se obligó á pintar las
vidrieras de la catedral de Avila, tan perfectas y áun mejores que las de la capilla de
las Vírgenes, dándole por cada pié cuadrado de vidrio pintado á razón de 82 mara
vedises, sin contar el vidrio. Los dibujos de apóstoles, mártires y otros adornos de
este trabajo, acreditaron al maestro Alberto, considerándole como uno de los que
mejor practicaron en su tiempo las reglas del arte. En 1522, concluidas las obras
contratadas para la catedral de Avila, pasó este maestro á Toledo, donde labró várias
vidrieras para aquella santa iglesia catedral y otras hasta el año de 1525, en cuya
época se perdió el nombre del maestro Alberto, tal vez por haber ocurrido su falle
cimiento. Tuvo por hijo y discípulo al excelente artífice Nicolás.
Holanda (Nicolás) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; aprendió el arte en Burgos en los talleres de su padre el maestro Alberto. En
1555, época en que tal vez habia fallecido el último, ó bien por estar éste muy ancia
no, labró vidrios de color para la catedral de Ávila, donde quince años ántes traba
jó su padre várias vidrieras. Las obras del maestro Nicolás, como las de su padre, tu
vieron notable gusto á lo romano ó estilo moderno de entonces, y fueron notables
por la corrección en el dibujo, en los escudos y adornos de color de sus obras.
J uan hijo de Jacobo el F lamenco : Artífice fabricante de vidrios de colores, traspa
rentes por el fuego. De él no se tienen más noticias que haberse hallado su nombre
en las cuentas de la fábrica y cabildo ¡de la catedral de Sevilla , con el título dicho y
que, como maestro, labró una de las vidrieras de aquella catedral en el año de 1510,
pagándosele por su trabajo doce ducados.
Ludeque ( D iego d e ) : Artífice de vidrios de colores trasparentes por el fuego y de
imaginería. Este fué el maestro que Felipe III nombró vidriero Beal en Setiembre
de 1600 por causa de haber muerto Antonio Pierres. Disfrutó poco tiempo su cargo,
falleciendo en 1602.
M enandro (V icente) : Artífice de vidrios de color, trasparentes por el fuego. Tra
bajó en Sevilla muchos años en la segunda mitad del siglo xvi , dejando, entre otras,
obras en aquella santa iglesia catedral, concluidas de su mano. En 1560 la vidriería
grande de la Conversión de San Pablo que está en la capilla de Santiago, por la que
se le pagaron 61.200 maravedises, y pudo tener cerca de 800 piés cuadrados de vi
drio de color á razón de 70 á 80 maravedises el pié. En el año de 1567 la vidriera re
donda de la Encarnación, colocada en la puerta de San Miguel, en el precio de
41.680 maravedises. En 1569 labró la de la Visitación de Nuestra Señora, compañera
de la anterior en tamaño, por la cantidad de 50.120 maravedises.
Estas obras del artífice Menandro se consideraron muchos años en Sevilla como
trabajos muy concluidos del arte, tanto por la belleza y diafanidad de los colores,
como por la corrección del dibujo y gusto de la composición que aquel maestro rea
lizó de una manera admirable, empleando los medios más difíciles del arte de la
vidriería de caballete y con imágen.
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N iel (nielar y esmaltar sobre metales) : El nielar era conocido en España en el
siglo xni, en cuya época se lee, como comprobante, un inventario de las alhajas de
I). Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo y que fue electo obispo de Cuenca por
los años de 1250, en cuvo inventario se lee : Un vaso copado con esmaltes en medio,
et Niel en la manzana et todo dorado. Otro vaso copado con Niel en medio. Otro
con torreciellas el Nieles (Biblioteca de la Academia de la Historia, tomo u, docu
mentos varios). Algunos creen que la palabra Niel procede de Niello ó Nigelio, que
traducen por cosa negra con que se rellenaban las hendiduras y grabados de los me
tales. Tal vez aquella sustancia desde los tiempos más antiguos f'ué fusible, aunque
hubo muchas otras que para adornar ¡as superficies metálicas se fijaban en los gra
bados hendiduras lineales, picaduras y otras soluciones de continuidad comprimién
dolas por el martillo y por cuerpos duros, como bruñidores, cuando por la ductilidad
de la materia incrustrada, ésta se presentaba fácil á quedar encajada y sólidamente
fija, constituyendo muchas veces una especie de filigrana. Este procedimiento úl
timo puramente mecánico es el que adoptaron desde muy antiguo, y hoy todavía le
siguen los artífices cuchilleros de Albacete, Santa Cruz de Múdela, Mora y otros lu
gares y talleres para rellenar con pasta ruja los grabados y calados de las cuchillas,
creyéndolas embellecer por este medio.
O rtega (Juan) : Artífice pintor de imaginería por el fuego, sobre vidrio. Labró
en Toledo las vidrieras de la capilla de los Reyes Nuevos, en la catedral, por los años
de 1554, y ademas la de la puerta del Perdón, de la misma santa iglesia, según
consta de las cuentas de fábrica de su cabildo.
P esquera (S ebastian) : Artífice de vidrios de colores. Labró en Sevilla á mediados
del siglo xvi, ocupándose, por encargo del cabildo de la santa iglesia catedral de
aquella ciudad, en la reparación de las vidrieras de dicha iglesia, por los años
de 1559 y 60.
P ierres (A ntonio) : Artífice de vidrios de colores para imaginería, que floreció en
la segunda mitad del siglo xvi. Atendiendo á sus especiales conocimientos, le nom
bró Felipe II, en el año de 1591, su vidriero real con el sueldo de 50.000 maravedises
al año y un salario diario de tres reales, se le concedieron también dos más para
un aprendiz. Este maestro falleció en el año de 1600, sucediéndole en el cargo de vi
driero real el artífice Diego de Ludeque.
R esen ( el maestro P elegrin) : Artítice pintor de vidrios por el fuego. Fué flamenco, y sus contemporáneos le concedieron la nota de excelente matemático y hábil re
lojero. Don Felipe II, en 1562, le nombró vidriero de su Real casa, con el sueldo de
160 ducados al año y los gajes. Este maestro falleció ea Madrid, en 1565, dejando
por discípulo y sucesor en el arte vidriero á su hijo Reneiro Resen.
R esen (R eneiro) : Maestro y artífice vidriero, hijo del anterior, y que le sucedió en
el cargo que aquél habia alcanzado en la casa del rey D. Felipe II. Labró vidrieras
para la córte desde el año referido hasta el de 1579, en cuyo tiempo se le concedió li
cencia por ocho meses para irse á Flándes, de donde no se tiene noticia que volvie6
42
—
se; sucediéndole en los cargos de Palacio, poco tiempo después, el maestro Pierres.
S alcedo (Diego de) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
en la primera mitad del siglo xvi; fué vecino de Burgos y cuñado de Jor-e de Borgoña. Muerto éste por los años de 1542, se encargó de concluir las vidrieras de la
catedral de Palencia, que en aquel entonces tenía el maestro Borgoña entre manos,
pagándosele a 1U0 maravedises el palmo cuadrado de vidrios de color.
S evilla : Los vidrieros de colores que se recuerdan haber trabajado en Sevilla
para la catedral de dicha ciudad, fueron , según el Sr. Cean , Micer Cristóbal, ale
mán, que labró en Sevilla por los años de 1504, Juan, hijo de Jacobo, Juan de Jaques,
Juan Bernal, Juan Vivan, Bernaldino de Gelandia, maestros que labraron para la
catedral de Sevilla en 1504 hasta 1525.
En 1525 los maestros Arnao de Flándes y su hijo Nicolás de Vergara se obligaron
con el cabildo de la catedral á pintar para Sevilla la mayor y mejor parte de las vi
drieras de dicha santa iglesia; pero residiendo aquellos dos maestros, por los años
referidos, de 1525 al 50 ó 34, en Burgos, donde Arnao el padre tenía sus talleres en
casas del cabildo, como dependencias de la misma iglesia, es casi seguro que en
aquellos se labraron para Sevilla las siguientes vidrieras por los dos maestros Arnao
y Nicolás, el primero flamenco y el segundo húrgales.
1. a Vidriera redonda para el crucero de la capilla mayor, representan lo con be
llísimas figuras la Ascensión del Señor.
2. * Idem redonda para el crucero, representativa con imágenes de la Asunción de
la Virgen.
5.* Para el testero de la iglesia de Sevilla, vidriera representando con imágenes
los mercaderes arrojados del templo,
4. a Para el mismo testero, otra vidriera representativa de la unción de María Mag
dalena.
5. * Para el mismo testero, vidriera historiada con la representación de la Resurrec
ción de Lázaro.
6. a Para ídem , historia en vidrios de la entrada de Jesús en Jerusalen.
7. a Para Ídem , historia en vidrio del Lavatorio.
8. ‘ Para ídem, historia en vi Irio de la Cena de Nuestro Señor con sus apóstoles.
9. a Otras várias de menor importancia, de composición artística,con las imágenes
de San Francisco y otros santos y santas.
En 1558 el maestro Cárlos de Bruges labró en Sevilla para dicha iglesia catedral
dos vidrieras para la capilla dicha de las Doncellas, que es probable, atendidas las
muchas relaciones mercantiles que tuvo en aquella época la ciudad de Sevilla con
Flándes, vinieron los vidrios pintados de este segundo país. Entre ellos se contaron :
1. a Vidriera de vidrios con imágenes historiales de la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, sobre la puerta pequeña de la capilla de las Doncellas, catedral de Sevilla.
2. * Vidriera frontera de la anterior, representando con sus imágenes la Venida del
Espíritu Santo.
—
43
—
Desde 1560 al 69, Vicente Menandro : Vidriero de colores que labró para la cate
dral de Sevilla, sin asegurarse por la misma razón conjetural expuesta del maestro
Bru ges, si los vidrios se labraron en Sevilla ó se trajeron de Flándes, en cuyo caso
el maestro Menandro no hizo más que montar la obra. Los trabajos atribuidos á éste
fueron :
1.
a Vidriera historiando la Conversión de San Pablo, colocada en 1560 sobre una
de las pueitas del templo.
2.
a Vidriera con la historia de la Anunciación de la Virgen, colocada en 1567 sobre
una de las puertas del templo.
5.* Vidriera con la historia déla Visitación de Nuestra Señora, colocada sobre la
puerta del Bautista en 1569.
De las anteriores indicaciones se infiere, sin negar el mérito de las vidrieras, pro
bablemente flamencas, de la catedral de Sevilla, que lo mejor y de más mérito artís
tico en el género de labores vidrieras se labraron en Burgos por los maestros Arnao
y su hijo Nicolás llamado el Viejo, á quien por este y otros trabajos se le puede con
siderar como el príncipe de la vidriería de coloré historia en España.
S taenheyl (U lrico) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; fué natural de Alemania y vino á España agregado á las compañías de la
guardia alemana de Felipe II. El año de 1566 , en atención á su mérito como artífice,
le nombró el Rey su vidriero, á quien poco tiempo después, estando la córte en Za
ragoza, se le dispensó de toda ocupación en la milicia, para que sirviese con su ha
bilidad de artífice á varias iglesias; con este motivo se le aumentaron 60 ducados al
sueldo que gozaba como militar. Falleció en Madrid en el año 1590.
V aldivielso (F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores, que floreció y labró
en Burgos por los años de 1530 al 40, en cuya época, y con fecha de 4532, se le com
praron por el cabildo catedral de aquella ciudad, tres vidrieras para las capillas de
Santiago y San Juan, figurando ademas como maestro de la misma iglesia desde 1538
en adelante. Debió tener por hijo, y entonces mozo, á Pedro Valdivielso, que por
aquella época se llevó de Burgos á Toledo para hacerle su oficial, el maestro Vergara el Viejo.
El artífice Francisco pudo ser hijo y discípulo de los talleres de Juan Valdivielso,
probablemente oriundo de la montaña de Santander, y excelente vidriero de colores
en Burgos, á últimos del siglo xv (vicie).
Valdivielso (P edro) : Oficial y discípulo de los talleres toledanos del maestro Vergara el viejo. Fué natural de Burgos y probablemente hijo de Francisco. Siendo mozo
acompañó á Toledo a su maestro por los años de 4534. En el tle 1551 se cita el nom
bre de este artífice Pedro, en un poder que extendió Vergara vi Viejo, como testigo,
á ruego de dicho maestro, llamándose en él su oficial y discípulo. Pudo tener por hijo
al maestro Diego Valdivielso, que en 4562, ó sean doce años después, figuró como ar
tífice de las importantes obras de vidriería de color, que en aquel año se concluyeron
para la catedral de Cuenca.
44
—
Valdiyjelso (D iego de ) : Arlilice vidriero de imaginería, coloreada por el fuego,
floreció en la segunda mitad del siglo xvi; fué el maestro que tuvo á su cargo des
de el año 1562 en la catedral de Cuenca, el arreglo y reparación de las antiguas vi
drieras en dicho templo.
Valerio (O ctavio) : Maestro y arlilice fabricante de vidrios de colores y de imagi
nería , por el fuego. Floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Este maestro labró en
Málaga donde concluyó las vidrieras de la catedral de dicha ciudad , en el año de 1599.
De aquéllas se han conservado hasta estos últimos años restos apreciables, los cuales
probaban la gran habilidad y destreza en el arte que ejerció el maestro Valerio.
Vasco de T roya : De este arlilice no se conservan más trabajos en España, que la
vidriera de la capilla de D. Luis de Silva, en la iglesia catedral de Toledo, concluida en
1503. En 1513 fué nombrado maestro de vidriería de la misma iglesia, por haber fellecido, ó tal vez marchado de la ciudad, losartílices franceses Pedro y Pedro Bonifacio.
V ergara (N icolás) : Maestro y artífice vidriero de color, que lloreció y labró en el
trascurso del siglo xvi, alcanzando por sus obrasen Burgos, Toledo y otras partes de
España, la nota de haber sido uno de los mejores y mas hábiles artífices en la vi
driería de su tiempo. Nació en Burgos ó su tierra, teniendo por padres al maestro
Arnao de Flándes y á Inés de Vergara. En los talleres de su tiempo se le conoció con
el nombre de Vergara el Viejo, aunque no contaba más que veinte y cuatro á treinta
años cuando se dió á conocer entre los más hábiles maestros.
Trabajó excelentes vidrieras de colores para la catedral de Toledo, desde el año
de 1512 al 20 ó 21. En este último se trasladó á Búrgos para labrar en compañía de
su padre y maestro Arnao, con quien permaneció catorce años, labrando allí las vi
drieras para las cátedras de Sevilla, hasta 1534, en el que se volvió á Toledo, figuran
do desde entonces como maestro de la vidriería en la catedral de dicha ciudad. En
tre sus mejores discípulos, oficiales y amigos de los talleres toledanos, se contó á Pe
dro Valdivielso, según consta de unos poderes que dió Vergara en 26 de Marzo de
1551, en los que el poderdante se dice natural de Búrgos, yen cuyo documento,
guardado hoy en la catedral de dicha ciudad , figura como testigo el oficial vidriero
Pedro Valdivielso, residente en Toledo.
V irago (Clemente ) : Gran maestro de escultura y grabado en hueco sobre el vi
drio y las piedras duras. Pudo ser natural de Milán , de donde le hizo venir Feiipe 11,
nombrándole su escultor y grabador en aquellos materiales, con 200 ducados al año,
ademas de pagarle aparte sus obras. Este artífice fue el que grabó en un diamante el
retrato del desgraciado príncipe D. Cárlos y en otro las armas de España, que fue
ron lasóos primeras obras que se habían visto en Europa, en su género y material
tan duro. En la Academia de la Historia de Madrid se conservan algunas cartas par
ticulares y curiosas del príncipe D. Cárlos, con sellos de lacre rojo, y cuyas armas de
España, si se estamparon, como es probable , con el sello de diamante de Virago, re
velan un concluido tan perfecto, que tal vez fuese imposible de realizarse de nuevo
aquel troquel por los mejores artífices de la Europa actual.
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—
El maestro Virago, reconociéndose muy viejo, en 1591 pidió al Rey que nombrase
para el cargo que desempeñaba á su sobrino Cristóbal Cambiago; falleciendo en
Madrid al año siguiente de 1592.
Es probable que á estos artífices, Virago, Cambiago y á algunos otros, se refirió
Juan de Arfe en su Ensayador de metales, cuando habla de talleres en Madrid, Se
villa y Lisboa, donde había visto esculpir, grabar y tallar las piedras duras y los
diamantes con toda la perfección apetecible para enjoyedadores; lo cual probaria
que en el siglo xvi en Holanda , Italia , España y Portugal hubo excelentes artífices
para trabajar las piedras duras y los diamantes.
V ivan (J uan) : Artífice fabricante de vidrios de color, que floreció á principios del
siglo xvi. Labró en Sevilla algunas de las vidrieras de la capilla mayor de la catedral
de dicha ciudad, en el año de 1518.
SIGLO XVII.
A lcalde (F kancisco) : Maestro y artífice vidriero que labró en Burgos como maes
tro de la catedral de dicha ciudad , desde el año de 1682 hasta el de 1705 en que
falleció. Este maestro pudo tener algunos conocimientos en el arte de colorear los
vidrios por el fuego, en cuyo caso fué el último artífice de su género que tuvo la
ajjtjgua familia de maestros que labraron, desde tiñes del sigo xiv, en Burgos vidrio
de hnaginería de color para las iglesias de diferentes puntos de España.
A lonso ( F rancisco) : Maestro y artífice que labró pura la catedral de Burgos algu
nas de las vidrieras nuevas para el crucero de aquella iglesia en el año de 1645 , se
gún consta en las cuentas de la fábrica del cabildo-catedral. Este maestro todavía
trabajó en el labrado de vidrios de color, aunque ya el uso de ellos en aquel tiem
po decaía rapidísimamente.
A rmallones : Fábrica antigua de vidrio blanco y alguna vasería hueca, que exis
tió (lesde muy antiguo en las cercanías de Recuenco.
Campo (D iego del) : Artífice fabricante de vidrios coloreados por el fuego. En 1.*
de Octubre de 1602 fué nombrado por Felipe III su vidriero real de imagenería con
el mismo sueldo y emolumentos que obtuvo su antecesor Diego de Ludeque. Traba
jó para los palacios del re y , sus capillas y algunas vidrieras de iglesia por encargo
especial.
C uenca : En esta ciudad y sus inmediaciones (Recuenco, Valdequemado y otras
se conservaban en los siglos xvi y xvii fábricas que labraron cantidades considera
bles de vidrios planos, huecos, moldeados y á soplo, con los cuales se hizo frente á
las necesidades de aquel país y de otros provincias de España en los referidos siglos.
Entre las partidas de vidrios planos que salieron de las fábricas de Cuenca en surti
do, se puede comprobar la que adquirió la catedral de Burgos, consistente en se
tenta y dos docenas de cuadros de vidriera que\licha iglesia adquirió, y se le remi-
-
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—
tieron desde Cuenca en el año -1628, á razón de diez y siete reales la docena (Vide
Valentín Ruiz).
D anis (J uan ):
Artífice fabricante de vidrios de colores é imagenería. Este artífice
floreció en la segunda mitad del siglo xvn. En su tiempo se dijo que había poseído
conocimientos físicos y químicos muy notables, con los que consiguió labrar en Se
govia, por los años de 4676, excelentes dibujos coloreados en el vidrio por el fuego,
diciendo algunos que Danis había recubrado la práctica antigua del arte, que se
creía entonces haberse perdido.
Por aquellos años, á instancias y expensas del cabildo de la catedral de Segovia, el
maestro Danis edificó hornos vidrieros en el lugar de Valdemaqueda, donde aquél
labró las vidrieras que faltaban á dicha catedral, constando que las que existían se
habian construido en 1544 por algunos maestros flamencos, y otros españoles en Me
dina del Campo y Segovia.
Como prueba de la mucha experiencia del Sr. Danis, escribió un 1bro sobre el
arte de la vidriería de color y de imagenería, adornado con diseños de los hornos é
instrumentos necesarios para el trabajo. Este libro se conservó muchos años ma
nuscrito é inédito en el archivo de la catedral de Segovia, del que despareció hace
tiempo. Sin embargo, nos parece haber tenido alguna noticia de la obra menciona
da como existente todavía en Segovia , aunque no en el archivo de la catedral, es
crita en vitelas, con los instrumentos de la vidriería muy bien dibujados en las mar
genes, y con el lujo y ornamentación de la época, en un libro que fué objeto de re
galo.
Relativamente al texto tenemos algunos motivos para sospechar que el maestro
Danis tuvo á la vista, ó casi tradujo, el Manual de la vidriería de color, escrito en
italiano en 1611 por Antonio Neri.
H erranz (D. F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego, que residió en Segovia. Fué pertiguero de la catedral, y como sin duda
alcanzase y ayudase á Juan Danis, aprendió el arte de fabricar los vidrios referidos.
Labró para la catedral en 1680 cincuenta y cuatro vidrieras. También se dice escri
bió con singular ingenio un libro sobre el arte de hacer vidrios de color, que se
guardaba inédito, unido al de Danis, en el archivo de aquella santa iglesia de Se
govia.
O lías ( F rancisco ) : Maestro y artífice de vidrios de colores, que lo fué de la cate
dral de Toledo, labrando para dicho templo desde el año de 1676. Más que en la fa
bricación se ocupó de reparar los estragos que el tiempo hacia y había hecho en las
antiguas vidrieras de la iglesia.
O vando (A ntonio ) : Artífice fabricante de vidrios, que floreció á últimos del si
glo x vii. Este maestro se encargó, por los años de 1692, de las antiguas fábricas de
vidrio de Cadalso y de San Martin de Valdeiglesias, las cuales, por un concurso de
circunstancias fatales, habian llegado casi á quedar abandonadas durante muchos
años. A pesar de las dificultades, el Sr. Ovando llegó á labrar anualmente hasta dos
-
47
—
mil piezas fie vidrio plano, que tan necesarias fueron entonces para satisfacer las ne
cesidades del país, y para que la referida industria fabril no desapareciese por com
pleto de las villas de Cadalso y San Martin.
N egro (P edro A ntonio ) : Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid un libro
manuscrito con el título Arte de vidriería, en castellano , escrito por Pedro Antonio
Negro, que, según algunos finales de capítulos, se escribió porlosañosde 1601 á 1610.
Por nuestra parte, hemos examinado cuidados mente dicha obra, cuya letra desde
luego nos pareció escrita setenta ú ochenta años después de aquella fecha. Este libro
y el de que se dijo autor el señor Perez de San Juan , y es probable los de Danis, Herranz y algunos otros, aunque en castellano, no son más que traducciones del arte
vidriero que escribió en italiano Antonio Neri, cuya obra el señor Negro al verterla en
castellano, la adicionó con varios finales, escritos para que nadie dudase haber sido
él quien la redactó original, y como uno de los artífices de su tiempo que para per
feccionarse habia recorrido la Italia y Flándes, verificando en todas partes curiosísi
mas y felices experiencias.
Las adiciones á las obras de Neri, á que nos referimos, se hallan en el libro caste
llano que su autor supone original, en el capítulo x x n que trata del agua marina, y en
la que dice la labró en Florencia año 1602. En el capítulo xxni, hablandodel vidrio co
lor celeste que preparó en Pisa, año 1602. En el x x x , con motivo de otras aguas
marinas, que le resultaron admirables, prévias sus experiencias felices, en la misma
ciudad de Pisa.
En el capítulo xxxi, el señor Negro traduciendo á Neri, creemos llegó á lo subli
me en sus adiciones ideadas para cometer un fraude literario y de artífice, diciendo :
«Agua marina maravillosa sobre todas las aguas marinas », como yo la he hecho
muchas veces en Flándes, en la ciudad de Ambéres, con maravilla de todos ; y á se
guida : «Este modo de hacer el vitriolo sin corrosivos, no sé que ninguno le haya in
ventado, y yo Pedro AntonioNegro, experimentándolo, lo he hallado maravilloso como
arriba dije , y por esto lo llamo de invención mia.
En el capítulo x li i , con motivo de una calcidonia artificial, dice que la labró en Flo
rencia, año de 1601, en las hornazas del egregio artífice Nicolás Lando, su especial
amigo.
Finalmente, para extraviar más al lector, que en el manuscrito castellano á que
nos referimos podría notar faltas gravísimas en el tecnicismo del arte, incomprensi
bles de haber sido vidriero el señor Negro, éste dice en el capítulo xliii : «Tercer mo
do de calcidonio. Ambéres, 1609, en el mes de Enero y muchos años después en casa
del señor Manuel Ximenez, caballero del hábito de San Estéban, noble portugués,
gallardo y universal en todas ciencias, en las hornazas que en dicha casa tenía el se
ñor Phelipe Girodolphi, caballero muy afable, labré muchas calcidonias que ad
miraron á muchos portugueses y al Excmo. Sr. Príncipe de Orange, quienes las ad
quirieron , pagando por ellas muy buenos ducados y escudos.»
En otro lugar de este trabajo se lleva indicada la única disculpa que podría darse
—
48
—
á los libros castellanos sobre la vidriería, que, como el titulado de Pedro Antonio Ne
gro, se escribieron en el siglo xvn.
P erez de S an J uan (C arlos) : El nombre de este maestro de vidrios de colores le
hemos encontrado en una traducción castellana del Arte de la vidriería de Antonio
Neri, que por la letra y papel se debió escribir á mediados del siido xvn; probable
mente en Avila ó Segovia, según las liligranas del papel y encuadernación. En di
cha traducción se dice en el capítulo xxix , con motivo de la preparación de un ver
de hermosísimo con vidrio com ún, lo siguiente : «toma la ramina de tres prepara
ciones hechas de vatiduras y escullas de caldereros, después entrueque del croco del
hierro, tómense escullas de hierro, la cual cae del yunque de los herreros; está bien
pulida y lavada de toda inmundicia, se muele y pasa por cedazos pulidamente, y con
la dosis susodicha mézclese con la ramina muy bien, y proyéctese en el vidrio común
hecho de polvorino que no haya tenido manganeso. Con aqueste croco de hierro ó
escaila, sin duda alguna verás en él un verde esmeralda maravilloso, el cual en todo
y por todo habrá perdido el color azulino ó marino que ordinariamente suele tener
el vidrio; y tendrás un maravilloso color de alcacel propio de la esmeralda con un
lustre hermosísimo, mucho más de los susodichos vidrios. El poner la esculla de
hierro con la ramina fué invención de D. Cárlos Perez de San Juan.»
Este libro manuscrito é inédito en que se tradujo de la obra de Neri la fórmula an
terior para el vidrio verde de color de esmeralda, le conservamos original en nues
tra librería, y como se ve en é l , se cita á un maestro vidriero ó tal vez el nombre del
traductor de la obra italiana de Antonio Neri.
P laza y A guirre (D. T omás de la ) : Canónigo de la santa iglesia catedral de Sego
via que floreció á mediados del siglo xvn. Se conserva la tradición de que á fin de
que no hubiera necesidad en España de acudir á Flándes ú otras partes extranjeras
para proporcionarse en España vidrios de color , se aplicó dicho señor á estudiar con
gran desvelo los secretos de la fabricación de aquéllos, enseñando al pertiguero,
Francisco Herranz, de la catedral de Segovia, el cual labró todas las vidrieras de
color de la nave mayor de la misma iglesia desde el año de 1674 al 1689.
El Sr. Plaza debió ser contemporáneo del vidriero Danis. que labró en Segovia y
Valdemaqueda ( Vide Danis).
Ruiz (V a len tín ) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego, que floreció
á principios del siglo xvn. Labró en Burgos, donde fué nombrado vidriero de la ca
tedral, en 1611, año en que falleció el último maestro vidriero de la familia de los
Arces.
En 1624, como maestro de Burgos, repasó las vidrieras antiguas y modernas del
crucero de la catedral, por cuyo trabajo, que debió ser de cierta importancia de ar
tífice, le pagaron al maestro Ruiz 40.800 maravedises.
En el año 1 6 2 8 , el cabildo de la misma iglesia le mandó traer de Cuenca y sus fa
bricas, para colorear y aderezar, setenta y dos docenas de cuadros de vidrio, que,
sin contar los portes, costaron al pié de fábrica á diez y siete reales cada docena.
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El maestro Ruiz murió en sus talleres de Burgos el año de 1631.
Ruiz (Simón) : Maestro y artífice vidriero, lo pudo ser de colores, que floreció en
Burgos á mediados del siglo xvii. Fué nombrado maestro de la catedral de aquella
ciudad desde el año de 1652 hasta el 1661. También es probable fuese hijo ó nieto
del antiguo maestro Valentín, que floreció en 1631 (Vide).
Valdeiglesias (S an Martin d e ) : Villa de Castilla la Nueva. En ella se estableció en
la segunda mitad del siglo xvii, y por los años de 1680, una colonia fabril extranjera
de artífices flamencos, dedicada, bajo la dirección del maestro Diodonet Lambot, á
la fabricación de cristales según la práctica veneciana.
Aquel maestro fué natural de la ciudad de Namur, y hallándose el Duque de Villahermosa de gobernador y capitán general de Jos estados de Flandes, mandó á Es
paña á dicho artífice con toda su familia, otros varios oficiales y los instrumentos
necesarios para establecerse como colonia fabril y vidriera en la villa de San Martin
de Valdeiglesias.
En un principio, los productos de esta fabricación fueron, según se dijo, com
parables con los venecianos por sus formas y belleza; pero muerto el maestro Lam
bot en 1683, y habiéndole sucedido el maestro Santiago Vandoleto, excelente fo
gonero, que preparaba bien los crisoles y las mezclas, pero de poquísima habilidad
para el vaciado y demas operaciones de la fábrica, ésta decayó rápidamente, hasta
que la colonia fabril y vidriera de Valdeiglesias se disolvió y desapareció completa
mente por los años de 1692, á pesar del maestro Ovando , que tan sólo pudo evitar
entonces la ruina de los hornos de Cadalso.
Valdemaqueda : Esta villa en el siglo xvi mantuvo en actividad algunos hornos de
vidrio para planos y vasería hueca, que alcanzó alto precio por su calidad. Los pro
ductos vidrieros de Vallemaqueda continuaron teniendo gran estima hasta mediados
del siglo xvii; pero desde entonces, y durante el reinado de Cárlos II, principiaron á
desmerecer de calidad hasta perderse completamente la fabricación mencionada,
dispersándose y desapareciendo de la villa los maestros y oficiales vidrieros, que la
braron en hornos, cuya antigüedad pasaba de dos siglos.
SIGLO XV11I.
A lmanzora (Rio) : Valle del vecino reino de Murcia, donde desde tiempos muy an
tiguos existieron varios hornos de vidrio, labrado en planos y huecos de clase ordi
naria y las necesidades del país. Estas pequeñas fábricas desaparecieron hará unos
cuarenta años por no haber podido sostener la competencia con el establecimiento y
fabricación vidriera en grande escala de Cartagena.
B arcelona : En esta ciudad se labró de muy antiguo el vidrio en planos y huecos.
En el siglo x v ii , Mendez Silva en su libro De la población de España, decia que los
productos vidrieros barceloneses eran tan bellos que emulaban al veneciano, proba
blemente en el color, en los adornos de esmalte y de vidrio en hilos. Su fabricación
7
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—
se conserva en la actualidad en Barcelona , donde se han continuado labrando pla
nos y alguna vaseria hueca para las necesidades del principado.
B urgo (D. T omas) : Fabricante de vidrios que intentó establecer, á principios del si
glo
x v iii ,
una fábrica en grande escala y hornos de fundir vidrio, en el sitio llamado
el Nuevo Baztan. Su establecimiento fabril y tecnológico desapareció muy pronto, ó
sea por los años de 1 7 12, no dejando más que el recuerdo y las esperanzas de lo que
hubiera llegado á ser, si las circunstancias políticas, los recursos pecuniarios y la
destreza délos maestros fuese proporcional á las ideas de la fundación de la fábrica
referida. ( Vicie Goyeneche y el maestro Sit.)
B usot : Villa del reino de Valencia, en la que se han conservado y mejorado no
tablemente todas las artes é industrias que en ella tuvieron los moriscos, en cuyo
tiempo había en la villa ochenta familias, que á fines del siglo xviii se habían elevado
á 526, sin contar las 150 de Argües de Busot (los baños), anexo á dicha villa ma
triz. En Busot se han conservado los hornos de vidrio que tuvo desde tiempos remo
tos; labrando por los años de 1790, según dice Cabanilles en sus Observaciones so
bre el reino de Valencia, 80.000 piezas entre planos y porrones, botellas y vaseria
común.
La barrilla que usan aquellos vidrieros es de la cosecha de la villa; las arenas pro
bablemente del monte Cabero y lomas inmediatas, en las que se ven algunas excava
ciones profundas que responden en cierto modo á la antigüedad recíproca de la fa
bricación del vidrio.
B usquet (José) : Fué maestro de labrados en las reales fábricas de cristal de San
Ildefonso y uno de los más hábiles y experimentados artífices de dicha fábrica. Faci
litó al Sr. Suarez para la traducción castellana del ^4 ríe de la vidriería , de N eri, no
tas curiosísimas sobre la coloración del vidrio por el fuego y de referencia á sus ex
periencias particulares, realizadas á fin de probar la exactitud de los procedimientos
que escribió Neri en 1611, con lo adicionado por Kumkel en la misma centuria dé
cimo-séptima.
El maestro Busquet pudo ser catalan , ó al ménos conocedor, y tal vez discípulo, de
la vidriería catalana, pues en una de sus notas sobre los esmaltes decia al Sr. Sua
rez, y éste publicó, que guardaba muchas fórmulas para esmaltar, que había recogido
en los talleres vidrieros de Cataluña.
Cadalso : En esta villa se conservan en la actualidad los hornos de vidrio, cuya
historia y origen es probable se remonta á la dominación gótica en España. Mendez
Silva en su libro sobre la población de España , escrito en el siglo x v n , decia que en
su tiempo Cadalso tenía tres hornos de finísimo vidrio con hermosos colores y gra
ciosas formas. En la actualidad, aunque los productos vidrieros de Cadalso han me
jorado, están muy léjos de la perfección que sería de desear.
Dorado (D. D iego) : Don Diego Dorado y sus sucesores, hijo y nieto, sostuvieron la
fábrica de vidrios de Recuenco en la provincia de Cuenca, durante el trascurso del
siglo XVIII.
—
51
Se cree que aquella fabricación , aunque de productos y labores toscas, existia
desde muy antiguo en aquella villa. Aprovechándose de sus elementos fabriles á que
aludimos, D. Fernando López de Aragón, por los años de 1720, construyó una fábri
ca de vidriería en Recuenco, en concurrencia con otras tres que existían de más an
tiguo ; pero esta fábrica la adquirió pronto el Sr. D. Diego Dorado, cuyo genio em
prendedor y activo consiguió en 1734, con notable fortuna, poner en el camino de
las mejoras y el progreso á su establecimiento fabril, alcanzando grandes ventajas
para su fábrica en el terreno industrial y m ercantil; entre otras, las de surtir de vi
drios y vasos á la casa del Rey y su real cava, lo mismo que á otros muchos estable
cimientos de la córte.
Al referido D. Diego, en vista de las calidades de los vidrios de su fábrica, se le
concedieron ademas algunas prerogativas, privilegios y exenciones para sus obreros,
con tendencia á considerar sus establecimientos fabriles obras de utilidad pública.
Las prerogativas se fueron prorogando hasta 1751, continuando aquellas fábricas,
pero sin notables progresos, durante la vida de D. Diego Dorado, que pudo fallecer
por los años de 1760, en cuya época le sucedió D. José Ruiz Dorado, quien las mantenia en 1778. Pero habiendo fallecido este fabricante hacia 1787, pasaron á sus hi
jos D. Diego y D. Joaquín, á quienes por Real cédula del año de 88 se les conlirmaron los privilegios de que habian gozado su padre y abuelo, con otras nuevas prerorativas, en atención á haber mejorado sus fabricas en el mismo año 88, estableciendo
en ellas el labrado de cristales linos, entrefinos, planos, vasos y huecos; para lo cual
habian traído de Alemania una pequeña colonia de artífices, adquiriendo ademas
todos los instrumentos modernos que se usaban en el extranjero para las nuevas la
bores, construyendo crisoles, vasos, vinajeras, salvillas, saleros, cajas y otras dife
rentes piezas que presentaron á S. M. como productos de las fábricas de Recuenco.
Con este motivo se les concedieron algunas subvenciones en metálico (diez mil du
ros) en el año de 1789 con otras franquicias temporeras, gracias á las cuales las
fábricas de Recuenco alcanzaron al siglo xix en un estado de prosperidad fabril, in
dustrial y mercantil, aceptable y con ventajas para el país en general, debidas á la ac
tividad de los señores Dorado D. Diego el Viejo, D. José Ruiz hijo, y de sus nietos
D. Diego y D. Joaquín.
Ademas de las fábricas de vidrio de Recuenco, se labró también en Vindel de cla
se ordinaria, y otras en Armallones.
G oyeneche (D. J uan) : Fué muy celebrado como industrial instruido en los últimos
años del siglo xvn y primeros años del xviii. Fundó la primera fábrica de vidrios y
una pequeña población llamada el Nuevo Baztan ; fabricación y pueblo que desapa
reció por los años de 4720, dispersándose los obreros que tenía y marchando á dife
rentes partes de España.
Las empresas del Señor Goyeneche y las dificultades que superó con su actividad,
con sus conocimientos tecnológicos especiales y con su inmenso capital, que empleó
casi todo en empresas industriales, merecen una memoria especial.
—
52
—
Fundó el Nuevo Baztan como población fabril y pretendió realizar algunos proyec
tos anteriores ó de últimos del siglo xvn, que también intentaron realizar el Sr. Bur
go y el francés Mr. Rouliére, estableciendo grandes fábricas de vidrios, con cuyos
productos se había de sostener, tanto el comercio interior como el exterior de las
colonias españolas de las Indias.
Con tal objeto y tan noble fin , elegida la situación de la futura fábrica, á la falda
de las sierras de Guadarrama, levantó el Sr. Goyeneche magníficos y grandiosos
edificios; pero á pesar de todo su celo y para probarle la desgracia, los grandes hor
nos de fundición apénas se concluyeron cayeron en ruina : ante esta desventura,
que según la opinión unánime de aquellos tiempos , hubiera hecho desistir á otro,
ni cedió ni retrocedió el Sr. Goyeneche, que comenzó de nuevo las obras. Concluidas
éstas, segunda vez vinieron á tierra, con pérdida de intereses considerables, pero
todavía esto no fué suficiente, y el industrial referido comenzó de nuevo, sin aterrarle
los gastos que se le ocurrieron por la necesidad de acudir á Tortosa en busca de las
tierras refractarias de que tuvo necesidad para labrar con seguridad del acierto sus
famosos hornos.
En esta tercera ocasión, la fortuna, que hasta entonces se le había presentado
como enemiga, cedió al parecer momentáneamente, y los vidrios de la más bella
composición y trasparencia entre los que se labraban en Europa, fueron los pro
ductos de la fábrica del Nuevo Baztan. Pero las esperanzas y grandes elogios, que con
justicia merecieron las obras del Sr. Goyeneche, no duraron mucho. Sus vidrios se
pedían del extranjero, se mandaron á América en grandes cantidades, se extendie
ron en el país. La fabricación nacional referida amenazó destruir el antiguo mono
polio extranjero de las labores y del comercio de vidrios en España y sus colonias.
Esta cuestión, según dice el Sr. Larruga, llegó á ser casi de alta diplomacia, propo
niéndose fuera y recibiendo órdenes los embajadores para oponerse y destruir, de ser
posible, el porvenir de la naciente fábrica del Sr. Goyeneche.
La cuestión, aunque difícil, no fué imposible, resultando que algunas combina
ciones mercantiles en el mercado de vidrios fueron suficiente por la baja forzada
del vidrio extranjero durante algún tiempo, para que el estanco de los productos
del Sr. Goyeneche y sus gastos dieran motivo á que aquel establecimiento industrial
desapareciese.
Algunos también dijeron que cierta estafa, dirigida por un supuesto maestro in
glés de vidrios huecos, precipitó la ruina de la fábrica del nuevo Baztan; pero esta
opinión no es creíble, atendiendo al carácter tenaz de que dio pruebas repetidas el
Sr. Goyeneche, quien cediendo ante tanta contrariedad como se le presentó, y or
gulloso de haberse servido en sus empresas de oficiales, maestros y obreros españo
les, consiguiendo con ellos resultados envidiados y codiciados hasta por los extranje
ros, se retiró á Villanueva de Alcoron, en la provincia de Cuenca, por los años de
1720, donde de nuevo se estableció como fabricante de vidrios por creer que allí
podría sostenerse, alejado de las intrigas de la córte y contando con la economía en
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53
—
el combustible, atendida la riqueza de los montes y pinares de aquella tierra, ca
restía á la que más principalmente atribuyó el Sr. Goyenechela necesidad de trasla
dar su fábrica del Nuevo Baztan.
Al trasladarse ésta se dispersaron sus oficiales catalanes, de Cadalso y San Martin
de Valdeiglesias, Recuenco y otras partes. Algunos de éstos, ricos de conocimientos
prácticos, aunque pobres de dinero, fueron los que algunos años después, pidiendo
casi limosna, con pequeños vidrios y espejos consiguieron deSS. MM. en las jorna
das de la córte á la Granja, el establecimiento de la grandiosa y Real fábrica de vi
drios de aquel sitio, fundada sobre principios fabriles é industriales, tan extraños
al sentido común fabril moderno, como fueron los resultados, á pesar de todo el
fausto, dinero y orgullo de los Reyes, que entonces dieron en llamarse industriales
por sí.
J unquera (L a ) : En las inmediaciones de esta villa, fronteriza entre Francia y Es
paña, camino de Barcelona, existieron antiguamente algunos hornos de vidrio, no
quedando más memoria de aquella industria que una casa conocida en el país con el
nombre de Forn del Vidre.
L ópez A ragón (F ernando) : A este ilustrado español se debe la reforma y fundación
de una gran fábrica de vidrios en Recuenco, año 1720, para hacer la concurrencia
á otras tres antiquísimas que existían en aquella villa. Dicho establecimiento fabril
pasó muy pronto á ser propiedad de los señores Dorado (vide).
Moreno (A paricio Manuel ) : Maestro y artífice de vidrios de color, que lo fué de la
catedral de Toledo en 1772. En cuya época, se dice, presentó un libro sobre los se
cretos de su arte, al cabildo de aquella santa iglesia. Si se atiende á lo que dice Ponz
del estado que entonces tenían las vidrieras de la catedral toledana y de los medios
que por los mismos años se empleaban para su conservación y reparación, bien se
puede asegurar que este maestro, á pesar de su libro de vidriería, no trabajó como
los antiguos artífices.
De este maestro, si lo fué, de vidrios de color, Le-Vieil, al concluir su Arte de
pintar el vidrio, publicó en francés la nota siguiente, como complemento á la histo
ria vidriera de España: «Extracto del suplemento á la Gaceta de Utrecht, 44 Diciem
bre de 1773. Este siglo ofrecerá ála posteridad muchos descubrimientos útiles para
la humanidad y las Bellas Artes. España brillará en aquéllos como las demas nacio
nes de Europa. Hace mucho tiempo que se habían perdido los secretos de pintar el
vidrio con la viveza, colorido y la duración que se admira en las vidrieras de edifi
cios antiguos. Si aquellos secretos se habían perdido, acaban de ser recobrados por
otros no ménos admirables, para pintar al vidrio por medio del fuego con toda clase
de colores y con tanta perfección si cabe, y áun mayor, que los antiguos. Un pintor
llamado D. Manuel Moreno Aparicio, que vive cerca de Toledo, ha descubierto el ar
cano, y las experiencias que él ha hecho le han probado que sus pinturas resisten al
agua y á todas las intemperies del aire.»
Por nuestra parte nos contentamos con transcribir aquí esta nota, recordar lo que
—
54
—
dice Ponz ( Vide Toledo) sobre las vidrieras, y respecto á la verdad que hubo
en el anuncio y noticia de la Gaceta de Utrecht. (Véanse los artículos Suarez y el
maestro Busquet.)
O llería (P rovincia
de
V alencia,
valle de
A yel o ) : Esta villa fué de las más im
portantes por su vidriería y tejidos de lienzo en la época árabe. En 1570, aunque
sus vecinos habían disminuido por las guerras y emigraciones, constaba de 216 ca
sas, que aumentaron hasta 430 en 1600, á pesar de la expulsión morisca. A princi
pios del siglo xviii los vecinos de la villa de Ollería llegaron á ser 88 0 , aumento que,
según Cabanilles en sus Observaciones sobre el reino de Valencia , se debía á la
agricultura, á los tejidos de lienzo y á los hornos de vidrio, que desde muy antiguo
existían en dicha villa.
Aquel naturalista añade que los vidrieros de Ollería usaban la barrilla de Alicante
y sacaban de las lomas contiguas á la población y convento de C ipuchinos la arena
necesaria para las fritas y mezclas. Esta arena se compone de partículas muy finas;
su color, por lo com ún, es de rosa claro y otras blanquecino; se halla en el interior
de las lomas anteriormente mencionadas, cubiertas por muchos piés de tierra vegetal.
Relativamente al combustible, los vidrieros de Ollería le recogían en lo alto y más
cerrado del valle de Ayelo y montes de los inmediatos. Sus productos, porrones,
jarras, botellas y alguna vasería común.
P jquer : Ayudante en los talleres del labrado en la real fábrica de vidrios de San
Ildefonso; lo fué del maestro Eder. Verificó algunas experiencias sobre los vidrios de
color en aquella real fábrica, y de él dio noticia el Sr. Suarez en su traducción de
Neri, cap-
lxíx,
al tratar del vidrio de plomo, color granate.
de A licante ) : Esta villa tuvo fábricas de vidrio probablemen
S alinas ( P rovincia
te en la época árabe ó en tiempos anteriores. En 1751 desapareció por inundación,
reedificándose á doscientas varas de distancia la villa y sus hornos de vidrio, que
continúan en la actualidad en dos fábricas de vidrio, que labran desde muy anti
guo porrones, botellas, vasería común y vidrios verdes y planos.
S ánchez Martínez ( F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores por el fuego,
que lo fué de la catedral de Toledo por los años de 1713, una vez que había falleci
do el maestro Olias. Algunos le han atribuido un libro sobre el arte y secretos de la
fabricación de los vidrios de colores, del que tal vez este maestro pudo poseer algún
antiguo cuaderno, pues el libro á que nos referimos parece que le escribió, según
otros, el maestro Manuel Moreno y Aparicio, quien le presentó al cabildo de la ca
tedral por medio del señor canónigo Lorenzana en el año de 1772. Respecto de los
que hablaron del cuaderno ó manuscrito de Sánchez Martínez, aseguran que estaba
fechado en 1721.
S it (D. Ventura ) : Artífice natural de Cataluña, que era diestrísimo en la fabri
cación del vidrio ; floreció en la primera mitad del siglo
xviii .
Como oficial de tra
bajos del vidrio, perteneció á la fábrica de D. Juan Goyeneche hasta que esta des
apareció. En tal situación, y por decirlo así, emigrado en su propio país, llegó al
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55
—
Real sitio de San Ildefonso en 1728, en donde obtuvo licencia para establecer un
horno á sus expensas para fabricar pequeños vidrios planos, que se vendían en el si
tio y Segovia, y cuyas dimensiones no pasaban de un pié en cuadro, continuando
así basta el año de 1756.
En este año, y habiendo construido la reina doña Isabel un magnífico edificio para
la fabricación en mayor escala del vidrio, se le encargó á Sit el dirigir estos trabajos,
así como á varios de los oficiales del Sr. Goyeneche y otros que se hicieron venir de
la Alcarria y Cataluña, con todos los cuales quedó constituida definitivamente la
Real fabrica de la Granja de cristalería en su segundo período , si como primero se
contasen los ocho años que hacia que el Sr. Sit estableció esta industria con sus cor
tos recursos particulares en aquel Real sitio.
Los primeros vidrios los labraba el Sr. Sit á soplo, y no teniendo grandes medios,
los construyó de pequeñas dimensiones; pero habiendo recibido encargo de trabajar
planos para espejos, dicho artífice, con singular destreza, verificó algunas expe
riencias por los años de 4738, cuyos resultados fueron felicísimos, y aprobados que
fueron por S. M. el Rey D. Felipe V, en vista de todo, pidió el Sr. Sit una gran plancha
de hierro para vaciar y moldear el vidrio, que había de servir ademas para azogar.
Ademas de la plancha empleaba el artífice referido un cilindro, también de hierro,
del que se servia para extender y aplanar los vidrios, logrando labrarlos de 28 á 30
pulgadas de largo, que después templaba y pulía valiéndose de un aparato inventa
do por el Sr. Pedro Fronvila, con el cual se daba movimiento á 17 pulidores de
madera, que equivalían en trabajo al de otros tantos obreros de los que se emplea
ban antiguamente en dicha operación.
Teniendo en cuenta los buenos resultados que cada dia obtenía el Sr. Sit con su
habilidad y destreza , se mandó que se le proporcionase, para sus trabajos, una gran
mesa de aplanar de 110 pulgadas de largo por 48 de ancho, toda ellas de bronce, con
un peso de 400 á 500 arrobas, y cilindros proporcionados de peso, obteniéndose en
esta segunda época de su fabricación resultados admirables por los espejos que en
tonces se labraron bajo la dirección, saber y destreza delSr. Sit.
La tercera época de la fabricación de vidrios en la Granja comenzó por el incen
dio dos veces de gran parte de los talleres, lo cual dió motivo para que S. M. man
dase reedificarlos de nuevo l'uera del Real sitio, en lugar más á propósito, ponien
do las obras de construcción bajo el inmediato cargo del arquitecto D. José Diaz
Gamones, el cual, arreglándose á los planos de las mejores fabricas de vidrios ex
tranjeras, levantó el nuevo edificio con dos grandes hornos de fundición y todas
las demas dependencias necesarias a la fabricación. Desde esta época , que pudo ser
por los años de 1740 al 42, no se vuelve á citar al Sr. Sit, ni tampoco al maquinista
Sr. Fronvila. En su lugar y en vez de buscar en el país la destreza y el saber délos
buenos maestros, siguiendo ciertas ideas tradicionales en nuestros reyes, que conta
ban con grandes recursos pecuniarios, y que un poco desacertadamente despreciaion casi siempre á los hombres de la industria indígena, en esta ocasión, como en
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56
—
várias otras más antiguas, se buscaron para este establecimiento industrial, como
parte del patrimonio de los reyes, artífices en el extranjero que le dirigieran , esco
giendo entre ellos al francés D. Dionisio Sivert, de quien se decia que era gran ofi
cial de soplo y caña , que llegó á la Granja con magnífico sueldo y emolumentos, al
que siguieron muy pronto, por los años de 1 /50 ó 54, el maestro Eder y sus hijos José
v Lorenzo, naturales de Suecia y el hanoveriano D. Sigismundo Brun. Dicho maes
tro sueco ofrecía construir vidrios de gran marca, tanto como los más bellos de los
que se han construido en estos últimos años para puertas, ventanas, todos del hueco,
y por consecuencia sin necesidad del raspado y pulimento antiguo.
El Sr. Brun por los años de 1768 manifestó que había descubierto un secreto para
dorar el cristal al fuego, miéntras que el Sr. D. Juan Dowling, que probablemente
era inglés, se le nombró maquinista de aquellas reales fábricas de vidrios planos,
huecos y de labrados ó moldeados, que tenían ademas sus departamentos de graba
do y tallado correspondientesá tan grandiosa empresa: así se l.i contemplaba en
aquel tiempo; pero á nuestro juicio este calificativo se ideó por una cierta especie de
adulación á las personas que se decían fundadoras en España de una nueva industria,
ó bien al dinero que se gastó en tal empresa.
Los antiguos vidrios azogados de Sit fueron objeto de admiración en las cortes
extranjeras, adonde como preciados regalos los mandaron los reyes ; posteriormente
la fabrica de la Granja pasó algunos años después con un pasivo enorme á ser propie
dad del Estado; no es fácil averiguar si esto fué por cesión graciosa, ó bien si fué trasferencia retribuida por el importe que tuvieron las obras, en cuyo caso el patrimo
nio Real debió percibir sumas de consideración; y aun dado el primer supuesto de
haber sido una cesión graciosa, fué costosísima, pues dicho establecimiento creemos
que desde los primeros años de su grandiosa y régia fundación se presentó con pér
didas anuales de consideración, siendo mucho mayor su pasivo que su activo mer
cantilmente considerados, compensados tan sólo por la gloria de nuestros reyes, ante
la cual, ó no pudo d ejaré creyó debía tomar el Estado una propiedad que le recar
gaba con cantidades de gastos de gran consideración. La idea industrial del Sr. Sit,
como todas las que se la asemejan , no podrán nunca, fructificar incubadas por solo
el dinero, el orgullo, la vanidad y la adulación.
S uarez (D. Miguel J erónimo) : Este escritor publicó en sus Memorias instructivas
y curiosas, año de 1780, tomo iv, la traducción del Arte de la vidriería de color de
Antonio N e ri, anotada por Merret y Kumkel, tomándola de la traducción francesa
de 1752, pero anotada por los maestros José Busquet, Eder, Brun y Piquer, y para la
cual principalmente el primero y* último comprobaron directamente casi todas las
experiencias del famoso vidriero de Italia y del químico Kumkel.
T oledo : En la catedral de esta ciudad, y probablemente en su torre y patios cer
canos, existieron en lo antiguo los talleres, hornos y oficinas del pintado de las an
tiguas vidrieras de aquella catedral. Las más antiguas, que hace muchísimos añosque
desaparecieron, se las llamó góticas; las modernas, de las que todavía se conservan
—
57
—
•
restos, fueron labradas en los siglos xv y xvi con cartones de los mejores artífices, pin
tores, arquitectos y escultores, que trabajaron en dichas centurias para la catedral,
como maestros de las escuelas Toledanas. A mediados del siglo xvm, según Ponz
que lo vio, habían desaparecido las oficinas de los vidrios que tuvo la catedral de
Toledo y no existia más que un almacén en que se guardaban los residuos de las la
bores de tiempos pasados. De éstos se echaba mano cuando había necesidad para
componer algún desperfecto en las vidrieras, escogiendo lo que más convenia. Aquel
viajero añade, que por ello se habia seguido el estropearse más algunas de las anti
guas obras; pues ante la necesidad y los pocos recursos que ya se hallaban en el al
macén, se echaba mano de lo que allí se encontraba, con tal que tuviese algún
color, aunque fuese inconveniente á la buena conservación ó reparación de las precio
sas lumbreras de la catedral, que algunas aparecían ya como objetos monstruosos ar
tísticamente considerados.
T ortosa : Esta ciudad tuvo fabricación antiquísima de vidrios huecos y planos. En
la actualidad conserva los últimos con algunos hornos para su labrado. Esta ciudad
posee desde los más remotos tiempos, en sus inmediaciones, las arcillas refractarias
tan necesarias para los hornos de fundición, magníficas cosechas de sosa ó barrilla
en los camiios que se extienden hasta Amposta , y se dice alcanzaron á treinta mil
quintales por año; los montes reales de gran cantidad de madera para combustible,
ademas de la que bajaba del Pirineo catalan y aragonés, con la cual se han provisto
en el trascurso de los siglos las costas de Valencia, Cataluña y las Baleares; ademas
el Ebro, que si hasta Tortosa fué y ha sido via de agua para el fácil trasporte de la
madera, lo fué también para el vidrio desde aquella ciudad al mar desde la época
romana.
V alencia : En esta ciudad, como recuerdo de la antigua fabricación vidriera, se
conserva una calle con el nombre de calle del Vidre; y en la actualidad dos fabri
cas de vidrios comunes y de botellas verde-oscuro, como resto de lo que fué su arte
vidriero en tiempos muy aparcados de los actuales.
V illanueva de A lcoron : Pueblo próximo á Recuenco, en la provincia de Cuenca,
donde el Sr. Goyeneche se retiró á principios del siglo xvm y estableció en él sus
hornos de vidrio, creyendo poderlos sostener por la abundancia y baratura del com
bustible y con la ayuda de la práctica y experiencia de algunos de los oficiales y
maestros que labraban en Recuenco.
Y indel : Fábrica antigua de vidrio ordinario plano y hueco en vasería común, pró
xima á los hornos de Recuenco, la cual es probable desapareció á mediados del si
glo xvm, á causa de los mejores labrados en el vidrio de la fábrica en grande escala
de los señores Dorado (vide ).
9
•
—
58
—
La vidriería española, como arte individual, se ha trasformado en el siglo que tras
curre en verdadera industria, con su personal de labores, sus establecimientos fa
briles en grande escala, capitales en dinero respetables, y su personal mercantil y de
administración correspondiente ; pero no es éste el momento de ocuparnos con de
talles de nuestra vidriería considerada como uno de los ramos importantes de la in
dustria moderna; la que si por una parte tendría sus bellezas, no la faltarían en la
España de la actualidad lunares que la dan cierta tendencia á desmejorar, ó estacio
narse ó quedar en la inmovilidad. Por esto dejamos la pluma, esperando mejores
dias y ocasión propicia para tratar histórica y críticamente de la fabricación del vi
drio español, bajo el punto de vista fabril, mercantil é industrial de la presente cen
turia, con los datos que sobre dicho punto tenemos reunidos.
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NO SE VENDE.
DEL VIDRIO
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SUS
ARTÍFICES
EN
ESPAÑA.
a vidriería en su parte de trabajo como arte que exigió ei) tiem
pos remotos la asociación de algunos obreros, y como industria
fabril desde hace tres siglos, vio reunidos en derredor de sus hor
nos muchos artífices; tiene su historia particular en cada una de
las naciones de Europa más ó ménos importante, según las épocas en que se labró
el vidrio para las múltiples aplicaciones de tan apreciable como precioso producto
del fuego y de ciertos materiales vitriíicables, conocidos con antigüedad casi pre
histórica.
Respecto de los artífices vidrieros españoles, sus nombres y lugares en que traba
jaron , épocas en que florecieron, secretos que poseyeron , más su influencia en los
progresos del arte, en Europa casi todo es desconocido; á pesar de la gran destreza
que suponen las obras que de ellos se conservan y de la venerable antigüedad en
que labraron, equiparable, y tal vez mayor, que la atribuida á los vidrieros venecia
nos, considerados como sucesores en el arte de los antiguos romanos; á los tudes
cos, bohemios y alemanes, á quienes algunos conceden, porque hoy son ilustrados
químicos, una habilidad superior en la Edad Media para fundir los metales, y desde
los primitivos tiempos de la era cristiana (concesión graciosa si el comercio aleman
en aquel entonces era limitado), secretos importantes y muy curiosos sobre la fun
dición y fabricación del vidrio. No pudiendo olvidarse que los vidrieros de España,
por la antigüedad pueden disputará los gaulas y cimbrios, flamencos y holandeses,
el mérito relativo desús conocimientos en el arte, no sólo de las épocas remotas, si
no muchos años después, cuando aquéllos se ejercitaron en colorear superficialmen
te los vidrios por medio del fuego; y áun sostenerse con crédito de hábiles frente
4
á los artifices suecos, noruegos y anglo-sajones, de quienes se recuerdan obras de la
Edad Media, que prueban fueron excelentes en el trabajo de los vidrios de colores,
extendidos en superficie trasparente y de esmalte sobre el oro y otros metales.
La vidriería española, sin embargo d éla consideración anterior, expuesta rápi
damente bajo el punto de vista de la historia del trabajo, lia permanecido en olvido
inexplicable; para sacarla de tal estado se reunieron las siguientes notas, ordenán
dolas, ademas, con dos fines: El primero para dar gloriaá los artífices que hubo en
España, poniendo algunas flores en sus desconocidas tumbas, como memoria á los
vidrieros y esmaltadores que por su ciencia y por los raros secretos y experiencias
que practicaron fueron compañeros de los fundidores de metales y de los alquimistas,
ó mejor dicho, verdaderos químicos en nuestro país, en edades muy apartadas de
la civilización actual, pues para muchos es dudoso si la vidriería, metalurgia y quí
mica deben considerarse en lo antiguo como hijas que se sucedieron, ó como her
manas engendradas en la inteligencia por los mismos siglos.
El segundo fin es para llenar el vacío que se nota con cierta sorpresa en las his
torias sobre la vidriería, publicadas en Europa en el transcurso de las dos últi
mas centurias. En muchos de sus libros, tratándose de España y sus hombres del
trabajo, los autores extranjeros se han contentado con repetir algunas frases genera
les de Plinio, escritas en el segundo siglo de la era cristiana y otras del vu, tomadas
de las etimologías enciclopédicas de San Isidoro, con las cuales el naturalista latino
y el Santo hispalense dicen que las fabricaciones más conocidas del vidrio en su
tiempo existían en Italia, en las Galias y en España. Los más prudentes entre los
historiadores del trabajo, y en particular del vidrio, como lo filé Le-Vieil en su me
moria aprobada con elogios por Duhamel du Mon^eau, Lassone y Macquer, de la Aca
demia francesa, desde las breves frases de Plinio con cierto asombro histórico saltan
para nuestros artífices diez y seis siglos, y como curioso citan un suplemento de 14
de Diciembre de 1775, á la Gaceta de Utrech, que anunciaba que un señor llamado
Manuel Moreno Aparicio, en España, había recobrado experimentalmente los se
cretos perdidos de la pintura, por medio del fuego, de los antiguos vidrios.
Alguno tal vez adivinará en la indicación anterior un pensamiento íntimo de pro
testa contra el olvido en que los historiadores extranjeros dejaron á la fabricación
vidriera de España; dispuestos á contestar en su caso que el silencio que guardaron
fué hijo de la ignorancia invencible, puesto que en España nada se había publicado
sobre este [»unto concreto. Esta razón podría ser atendible, pero al ver repetido aquel
silencio en otros puntos, también históricos de las artes y de las ciencias, por lo que
hace á España; al recordar que desde hace casi tres centurias aquel silencio se
elevó á sistema seguido ó adoptado por casi todos los escritores con relación á ia in
fluencia que tuvieron y pudieron tener nuestros artífices y maestros sobre los ade
lantos de la civilización actual; no se puede admitir de una manera absoluta la dis
culpa del olvido a que nos hemos referido, calificándole graciosamente de invencible
estando á la vista de todos, nacionales y extranjeros, primero las grandiosas obras vi-
drieras que durante siete siglos se admiraron en las antiguas basílicas y catedrales de
Palm a, Burgos, Santiago, León, Toledo y Sevilla, y otros cien templos é iglesias
en España. Segundo, recordando que en todas partes, las antiguas fábricas de v i
drios conocieron ó usaron las acreditadas cenizas alcalinas de Alicante en competen
cia con las de Sidon en Oriente, con las de A frica, con las del Ródano y con las
normandas. Ademas, que de la Italia antigua y otras partes venían á buscar las esco
gidas arcillas refractarias de Valencia, á nuestro juicio torlosina* , para los crisoles y
hornos de las fabricaciones vidrieras, sin contar con algunos descubrimientos y
prácticas de las más importantes en el arto, entallar (arreglar el talle de los vidrios
planos, blancos ó coloreados á sus encajes, por medio del córte), usando los dia
mantes naturales, llamados naifes, prácticas que si vinieron de Oriente á España en
los siglos
vii
ú viii, escritas en lengua liebráica, se dió noticia de ellas en castellano,
traduciéndolas en el siglo xm para recuerdo de lo que entonces se practicaba en la
Península como cosa vulgar y enseñanza de los venideros.
Pero no sigamos en exponer razones de queja en contra del silencio un poco des
preciativo ó interesado que guardaron los escritores extranjeros en la parte que se re
feria á España al tratar de las evoluciones en el arte de la vidriería desde su principio
hasta su perfección, que fueron infinitas, pues de proseguir será fácil tocar en los es
collos de la pasión y de lo injusto, sin utilidad ninguna, y áun con grave perjuicio de
la verdad histórica.
La química moderna da una acepción muy lata á las palabras vidrio y vitrificación.
La primera en el arte y fabricación á que nos vamos á referir en el presente trabajo
tiene un sentido limitado, entendiendo por vidrio el compuesto artificial trasparen
te, sólido y quebradizo, que resulta d éla fusión de las arenas silicosas mezcladas
previamente con diferentes sales y óxidos metálicos que por el fuego ayudan á fun
dir aquellas arenas, ó á colorear el compuesto resultante del que posteriormente se
sacan múltiples aplicaciones; unas para el arte suntuario, otras para comodidades
de la vida, hasta de la Sanclx Plebi Dei, según escribían en la Edad Media algunos
maestros sobre sus vidrios al fijarlos en las lumbreras, y para las investigaciones
más delicadas de las ciencias tísicas, que han venido utilizando el vidrio tallado en
formas redondas desde el siglo ni ó iv en Europa hasta la actualidad, como manifestarémos con algún texto castellano en el curso de esta memoria.
No vamos á discutir sobre el origen gramatical de la palabra vidrio ni sobre la
historia, más ó ménos poética y fabulosa, del compuesto vitrificado de que se trata, ni
si de él se habla en varios versículos de los libros bíblicos y á él se refirieron los
filósofos griegos y romanos en várias de sus obras. Tales discusiones nos llevarían
léjos, teniendo en unos momentos que negará la casualidad el derecho que se la dió
de haber engendrado al vidrio en las orillas arenosas del rio Belo, en derredor de las
—
tí
—
vasijas que ciertos emigrantes sostuvieron en el fuego sobre trozos de nitro, pues á
pesar de Josefo y Plinio , si el fuego encendido sobre la arena del mencionado rio no
alcanzó ni pudo alcanzar la intensidad del de reverbero, la arena, á pesar del nitro, de
bió quedar infusible, el último en sn caso debió deílagar y desmoronarse, perdiendo
nna solidez sin la cual es imposible comprender la estabilidad de las vasijas en que
los desconocidos comerciantes fenicios, al intentar preparar sus alimentos, dicen que
la casualidad les proporcionó el primer descubrimiento del vidrio, y esto con sor
presa del arle de las edades, con un fuego cuya llama , en lugar de concentrada y
reverberante, se elevaba libremente en medio del aire.
Si del descubrimiento del vidrio por la casualidad pasásemos á analizar lo que los
antiguos dejaron escrito sobre las facultades de los artífices, colosalmente mayores
que las conocidas en la actualidad, nos encontraríamos con el famoso teatro de Escauro, cuya galería media era toda de vidrio y capaz para 80.000 personas, y con aquel
templo de la isla de Aradas, que visitó San Pedro con sus discípulos, sostenido por
columnas de vidrio de altura y diámetro extraordinario, asegurando San Clemente
de Alejandría que el primer pontífice de la cristiandad halló aquellas columnas pre
feribles y más grandiosas que las bellísimas estátuas de Fidias, que el mismo templo
poseía.
Pero estas historias sobre la fabricación del vidrio antiguo, conservadas por la tra
dición y la fe de los creyentes , no pudieron sostenerse en pié por una razón de cier
ta analogía á la que expusimos respecto de las vasijas fenicias sostenidas en trozos
desfragadores de nitro, que, sin embargo, contaron habían dado origen al vidrio. A
nuestro juicio las grandes masas de vidrio del teatro de Escauro y las columnas ad
miradas por San Pedro en el templo de Aradus, si no fueron de arcilla cubierta de li
gero esmalte vitrificado, tal vez irisante, tal vez coloreado, no pudieron ser de vidrio
en su totalidad ; pues en el caso de serlo, hoy, como entonces, debieron recocerse des
pués de fundidas y solidificadas, y de ser tan grandes en su masa y espesor hubie
ran necesitado meses y años para enfriarse convenientemente, si habían de servir
en las obras y grandes construcciones de que dicen formaron parte, y para que
aquellas columnas no quedasen reducidas á polvo en toda su masa por el menor
choque, como acontece hoy en las lágrimas batábicas de vidrio sin destemplar.
En cambio de la fábula, veamos qué ¡deas y con qué frases se describía el vidrio
en el siglo xui, en castellano, traducidas del árabe en los libros de Abolais, que se
redactaron en hebreo oriental, tal vez en el siglo iv, v ó vi (1).
D e la p ied ra del vidrio. — «Del onceno grado del signo del Sagitario es la pie
dra del vidrio, et en esta piedra a una que es por sí cuerpo (la arena), et a otraque
es la incorporada (la sal), et cuando las purgan et las apartan dell fuego ayuntanse et facen por sí cuerpo. Esta piedra es de muchas colores que ay una blanca,
(1) Códice escurialcnsc y alfonsí dicho E l Lapidarle, traducido del árabe antiquísimo en caste
llano, año 124S.
et esta es más noble et irfcyor que las otras; et ay otra de color bermejo, et otra uerde , et otra xade , et otra cárdena. Piedra es que funde ligeramente en el fuego, et
cuando la sacan dell, tórnase á su sustancia. Pero si la sacasen á deshora a menos
de se enfriar de poc en poc quiébrase. Et cualquier color que pongan en ella rrescíbele ligeramientre. Et llaga a cualquier animal que lieran con ella tan bien como
con íierro......................................................................................................................................
En la definición anterior del vidrio, tomada del lapidario en castellano de A bolais, como se ve, ademas de dar una idea muy exacta de la composición y primera
formación de aquel producto, se nos da á conocer su clasificación dividiéndole en
blanco, ó sea trasparenté y sin color, como el vidrio más noble y mejor de los que
se conocieron; el bermejo ó rojo de diferente tono, el verde, el jade (oscuro de oxidiana) y el cárdeno (morado); pero á más de esto, que pudiera llamarse la paleta de
colores que poseían los antiguos vidrieros castellanos para sus obrajes de mosáico, en
el mismo lapidario se indican algunas fórmulas para tefiir superficialmente el vidrio
por el fuego, sin preocuparse mucho aquel autor de guardar secreto, como hicieron
posteriormente los artífices durante más de cuatro siglos en los procedimientos que
siguieron en la pintura del vidrio.
Entre las fórmulas, con las cuales se puede evidenciar la antigüedad de la pintura
superficial del vidrio, se encuentra en el lapidario de Abolais la siguiente, al tratar
de la piedra que tenía por nombre Ecce. «Esta piedra es fallada en España en un
monte, que es sobre la villa áque llaman Arraca, que dicen al monte Seclúdes, que
no es mucho alto, de color es muy negra, gotada de gotas amariellas, luciente et
libiana de peso, et porosa, et ligera de quebrantar................................et si la muelen,
et la amasan con m iel, et untaren el vidrio con ella , et lo allegan al fuego, tíñelo de
color de oro muy fermoso, et esfuércale de manera que le fage más fuerte que áutes
era, et estonce no se puede el vidrio fondir tan ayna, ni quiebra tan ligeramiente.»
Si en el primer texto de Abolais que llevamos referido revela el autor del lapidario
antiguo los elementos que entraban á formar parte del vidrio, ó sea su cuerpo, que
era la arena y la sustancia incorporada, que era cierta sal, implícitamente dice tam
bién que debian fundirse aquellos materiales en ciertos hornos, purgarse ó afinarse
en otros, y recocerse para enfriarse lentamente en distinto fuego, pues de no hacerlo
a sí, la obra, en vez de sólida y fuerte, se reduciría fácilmente á polvo.
Bn el segundo texto nos hallamos con la cita de algún mineral metálico de España
y de otro horno pequeño de esmaltar y colorear, para dorar hermosamente los anti
guos vidrios.
No se crea, sin em bargo, que los conocimientos antiguos en España en el arte
vidriero se redujeron álos dos manifestados anteriormente ; pues el mismo Abolais,
al ti atar del diamante, dejó consignado otro, si cabe de más valía que los men
cionados, ochocientos ó novecientos años ántes que Luis Vergen de Bruxas hubieía inventado, según la común creencia, la talla de aquella preciosa piedra con su
propio polvo y que la Duquesa de Etampes, favorita de Francisco I, grabase con el
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diamante de su sortija en el vidrio {le una ventana en el castillo de Chambord el g;acioso dístico:
Souventfemme varié,
Mal hábil qui s’y fie.
En lu"ar de esta gracia femenina, dice Abolais: «el diamante es piedra que que
branta todas las otras, foradándolas et tallándolas (cortar) et ninguna otra non pue
de tomar (herir) en ella , et áun face más esta piedra que si con ella traen (frotan) las
otras muélelas todas.»
«Perohav una natura de plomo, que dicen en Arabiguo aero et en latín estanno con
que quebrantan esta manera de piedra desta guisa. Que si envuelven el estanno en
deredor del diamante etle dan con el martiello, quiebraluégo, et desque lo han que
brado si ticiesen morteros ó majaderos de este plomo puedtmle moler et facer déI
jVOg...... et los que quieren forarar ó entallar las otras piedras, toman pedamos muy
pequennos, et delgados, et agudos del diamante, et pénenlo encima de unos astillicos
de plata ó de cobre con que foradan ó entallan las piedras que quieren entallar, et
graban, et facen camafeos.»
En otro lugar, y para tener completa idea de los conocimientos que alcanzaron los
antiguos maestros españoles en los trabajos del vidrio, decia el mismo Abolais en su
Lapidario, al tratar de la piedra llamada ciumberit, y los latinos smerle ó esmeril :
«Esta piedra semeja arena gruesa, et a en ella incorporadas unas con otras menudas,
grandes et medianas, es grande en peso et en dureza. De su color es parda que tira
á oscuro. En muchas partes es fallada, mas la ineyor de todas es la que se encuen
tra cabo la mar de Eniden.
»Etlos maestros adoban las que son preciosas con esta piedra molida, sobre ta
blas de cobre, ó de fierro, ó de plomo, ó de algunos fustes (maderas duras), sennaladas que son para esta maestría, et tácenlas claras et fermosas, trayéndolas (frotán
dolas) sobre aquellas tablas, et tajan de ellas lo que quieren, ó las foradan , ca non
a piedra que se les pueda defender sino la diamante sola. El polii que esta lace en
las otras piedras es meyor et más fuerte cuando sean moxadoslos polvos de ella que
cuando secos.»
Con relación al uso que en lo antiguo tuvieron los vidrios planos, y la época en
que se empleó parala comodidad de la vida, cerrando las ventanas con la diafanidad
v trasparencia del vidrio, cuestión que algunos lian discutido para fijar el tiempo en
que por primera vez se usaron las vidrieras, dice Abolais al tratar del talco : «Ca co
lor de esta piedra es como de conchas, et fallanla en muchos logares, así como en
tierra de Arruquia, et en la de Yeme, et en ladeCabrot; et cuando la desuellan luce
mucho, et por ende facen de ella en algunos lugares lumbreras para losbannos, bien
como si fuesen del vidrio que se emplea en otros, et cuanto más delgadas paiten las
lu jas del talco, tanto son más lustrosas et claras.»
Otra de las aplicaciones del vidrio, de míe dio cuenta Abolais en su Lapidario, es
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el de las lentes convexas, cuyo descubrimiento y primera fábrica los unos la lian
creído encontrar en algún fragmento de Plauto, interpretando la frase conspicillum.
En Plinio, al traducir la palabra spicillum , de que se sirvió el naturalista latino al
referir la muerte repentina del medico Cayo Julio. Otros creyeron fijar el origen de
las lentes con ciertas frases oscuras de Aiistófanes en su comedia de Las Nubes, yen
aquella escena en que el acreedor se propone, sonriéndose, hacer desaparecer de la
tableta de cera, acusadora de la deuda, las letras, fundiéndolas con los rayos del sol
concentrados por medio de un cierto vidrio.
Si de los tiempos latinos pasamos á la Edad Media en Europa, los italianos Redi,
Pablo Falconeri, los autores del Diccionario de la Crusca, Manni, y los franceses Gor
don y Guillermo de Chaublat, doctores de Montpellier, en sus antiguos libros del
Lirium medicini y gran cirujía, al fijar la época de la invención de los vidrios lenti
culares no han podido pasar en sus investigaciones del hermano Alejandro Spi
ra, modesto y bueno, que hizo y supo hacer los Ocularios, y murió en Pisa el año
4513.
Redi aseguró que poseía en su biblioteca, con la fecha de 1299, un manuscrito
italiano anónimo en que se leia : Mi trovo cosi gravoso d'anni, che non avrei valenza
di leggere e di iscrivere senza vetri appellati ochiali , trovati novellamente per como
dità di poveri vecchi quando affìebolano di vedere. Es decir : Los años me tienen tan
débil que no podría leer ni escribir sin estos vidrios que llaman anteojos, labra
dos bace poco tiempo para socorro de los pobres viejos cuya vista se debilitó con la
edad.
Manni, ademas de lo expuesto, publicó un epitafio, con el cual parece se liabia
descubierto el nombre del inventor de tan preciada obra, científicamente considera
da. El epitafio referido, según Manni, decía : «Aquí yace Salbino de Armato de la
Armada, de Florencia, inventor de las lentes......año 1517.» Y de quien Montucla,
en su Historia de las Matemáticas, dice que había guardado misteriosamente el se
creto, pero que el hermano Alejandro de la Spira se le había robado para publi
carlo.
En cambio de estas breves noticias que los escritores modernos han publicado como
fruto de sus investigaciones sobre la antigüedad en la inventiva de las lentes ópticas,
y que, como se ve, no pudieron retroceder más allá de últimos del siglo xm, con el
Lapidario en castellano de Afoláis hay medios suficientes para hacer retroceder
aquella invención al año 1248, y como el original del mismo Lapidario se escribió
en hebreo ó en caldeo, tal vez ántes del séptimo ú octavo siglo, pues ya en la época
de San Fernando y D. Alfonso de Castilla se consideraba como antiquísimo por sus
vitelas y por su letra, la invención ó primera construcción délas lentes se pierde, á
nuestro juicio, en los seis primeros siglos de la era cristiana, como se prueba con la si
guiente descripción del cristal, según el antiguo Lapidario : «Fallante, dice Abolais, en
muchas partes, mas la meyor de todas es la que fallan en tierra de Etiopia. La ma
teria de que se face es agua congelada que empedrece. Et la prueba desto es que
cuando la quebrantan fallan dentro como granos menudos que se entran en ella
cuando se face piedra (cristalizándose), et dentro algunas dellas fallan otrosí como
agua que es muy clara (hidrofana); et a dos cosas que son á contrario de todas las
otras piedras, ca el cristal cuando se calienta recibe en sí cualquier color que en él
metan, et labrase más ligeramiente, et otrosí fúndese con el fuego; et por ende facen
deella cual figura quieren, etsi la íigura es bien redonda et la ponen al sol, quema
lo que falla ante sí que sea de quemar; pero esto no lo face por su virtud, sino por la
claridad que es en ella, et por los rayos del sol que la fieren, et por la redondez de la
forma que a.»
En otros lugares del mismo Lapidario, al tratar de otras piedras transparentes,
dice el autor, y lo repite várias veces, que las pasa facilísimamcnte la vista, y que á
su través, cuando su forma es redonda, se descubren en los cuerpos bellísimos detalles
y cosas muy secretas á la simple vista. Debiendo por nuestra parte recordar que si
para el entalle y labrado de las piedras duras (forma facetada, en cabujón y bru
ñido), según Abolais se necesitaban las planchas de cobre, fierro y plomo, esmeriles
duros, el agua, y áun el polvo del diamante, pero al decir que el cristal y el vidrio
se labraba más ligeramente, por lo que era fácil darles figura y redondez cualquiera,
á nuestro juicio esta mayor facilidad excluye aquellas láminas duras en el labrado
del cristal y del vidrio para darles la forma conveniente, lo cual entonces se conse
guía sobre cueros, borras con engrudos y colas (fieltros) y láminas de madera y plo
mo en su caso, con esmerildes más blandos, y el roce y la presión menos dura de la
mano de los obreros, que antiguamente y según el arte trabajaron las primeras lentes
ópticas en Europa. Práctica que es la misma que se ha seguido hasta nuestros dias.
Sin contar hoy con la vidriería ó fabricación del vidrio en Oriente, que se supone
antiquísima, por lo que hace á los países occidentales de la Europa, es un hecho bas
tante bien probado que las Galias y España, según Piinio, fueron las dos naciones
que primero proveyeron de vidrios á los romanos, en competencia con los más an
tiguos de Alejandría , de Sidon y otros lugares desconocidos de Oriente.
Las principales obras de la vidriería de entonces consistían en copas de vidrio, bo
tellas, tazas, globos, láminas de cierto espesor y color oscuro para servir de espejos,
pequeños vidrios facetados, en cabujón, y coloreados con tintas en toda su masa, ó cu
biertos con una capa espesa de oro metálico. Se imitaba la pedrería de valor y las
perlas, alcanzándose, según Petroneo, en aquellas falsificaciones el volumen próxi
mamente de una haba, pues de haber sido de mayor tamaño, ni los joyeros de en
tonces, ni la mujer del emperador Galiano hubieran podido engañarse, comprando
perlas y piedras fingidas con vidrio, por finas y naturales.
La masa de vidrio que suponen las necesidades de la vida y del lujo del pueblo ro
mano, representada por los objetos anteriormente referidos, debió ser excesivamente
grande. Muchas de aquellas, es innegable que llegaron y pudieron llegar á la capital
del mundo entonces conocido, por Oriente, de fabricaciones orientales, y mucho tam
bién de las naciones de Occidente, ó sea de España; siendo en la actualidad rarísimos
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los vasos enteros que se conservan de la fabricación de aquellos apartados siglos. Sin
embargo, tuvimos ocasión de examinar algunos, de poseer otros y de compararlos en
museos extranjeros con vasijas de vidrio, al parecer de procedencias gaula é italiana
de igual tiempo, resultando de nuestro estudio comparativo, por la trasparencia, que
todavía conservan los vasos de época romana encontrados en España, por lo unido
de su masa, por la igualdad con que actuó el tiempo descomponiéndolos, por sus li
geras irisaciones, y por no resultar de la descomposición aquellas laminitas como taicosas, que se desprenden al menor contacto y al más ligero soplo, de los vidrios gaula
é italiano; que el de España en la época referida debió ser el preferido, pagándose
por aquél las sumasen dinero fabulosas de que hablan las historias, por su belleza pri
mitiva; porque sus vasos indudablemente resistieron los líquidos calientes sin rom
perse, y porque, á pesar del epigrama de Marcial, libro ix, artículo 60, en que decia
del vidrio blanco extranjero: Et túrbala levi queslus cryslallina nitro; las sales ó tun
dentes de la arena silicosa de la Iberia se eflorescieron tan poco, que lian sido nece
sarios dos mil años para matar ligeramente el brillo de la superficie libre de los vasos
labrados en España en la época mencionada.
Por esta razón no se pueden negar á los maestros vidrieros en España conocimien
tos singulares de las arenas vitrificables más linas de grano y más blancas que se
encontraban para el arte en las inmediaciones de sus talleres en la época de la do
minación romana. Que también fueron los primeros que utilizaron las sales ó so
sas y barillas blancas y puras de las costas mediterráneas, y supieron eludir los an
tiguos defectos y obtener fundiciones de más belleza en el arte vidriero, en el cual,
fuera de la forma obtenida por el soplo y el moldeo de los materiales una vez tundi
dos, en su intimidad y esencia tuvo entonces, como boy, relaciones íntimas con la
química.
Los lugares en España en que más principalmente se labró el vidrio, en los tiem
pos ibero-romanos, si se atendiese á la tradición para adivinar aquellos y á la anti
güedad, cuya memoria se perdía en el siglo xv y xv i; de los hornos de vidrio que
existieron en la península, nos hallaríamos que tan preciado producto del arte se la
bró en varios lugares del interior, en los valles que de la costa de Cataluña van á
concluir en el Pirineo. También cerca de la desembocadura del Ebro, con especia
lidad en Tortosa, donde, según los antiguos, concurrían para establecer lavorablementela fabricación del vidrio las cinco condiciones siguientes : primera, excelentes
arenas blancas vitrificables; la segunda, fundentes puros y los más á propósito para
preparar las mezclas y fritas ; tercera, excelentes arcillas refractarias para los hor
n os; cuarta, maderas abundantes para quemar; y quinta, camino de agua ó una vía
segura para trasportarla fragilidad del vidrio una vez labrado. Algunos, á las condi
ciones anteriores añadieron que los obreros de la tierra fuesen pobres en la agricultu
ra , pero que estuviesen sobreexcitados con la vista de algún territorio próximo, que
poseyese las más bellas producciones de la vida vegetal, á fin de que aquellos, esti
mulados con las ganancias de sus vecinos, llegasen á ser os más excelentes industria-
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les, alcanzando con el trabajo del fuego lo que á otros concedió la naturaleza más generosa y pródiga.
La fabricación vidriera en los tiempos á que nos referimos también se extendió por
el interior de los que después se llamaron reinos de Valencia y Murcia, en lugares
cercanos á los declives y pendientes que separan aquellos del interior de España, por
los valles de Ollería, Salinas, Busot y rio Almanzora, cuyos fonws del vidre fueron
muchos de ellos desapareciendo poco á poco, aunque ocupando en su primitiva épo
ca una zona que se extendía desde el cabo de Greus hasta el de Gata.
A nuestro juicio, la fabricación mediterránea del vidrio tardó algunos siglos, y tal
vez fue gótica, en avanzar hacia el interior de la península, estableciéndose primero
en tierra de Cuenca, posteriormente hácia Toledo, Avila y Segovia, aproximándose
á las faldas de la serranía, hoy llamada de Guadarrama.
En lo restante de la península, ni en la Bética, Lusitania y Cantabria , se halla el
menor vestigio de fabricación de vidrio que pudiera referirse á la época ibero-roma
na, á no ser una que da Strabon , muy oscura, sobre ciertos vasos y vajillas de cera
que cuenta el geógrafo latino labraban los lusitanos. Sobre estos vasos curiosísimos
si fueron de cera , de los antiguos españoles, escribió algo el señor Barco en su libro
Retrato natural y político de la antigua Bética, diciendo que no era creíble su exis
tencia, porque en ellos hubieran tomado mal sabor los licores, y porque si éstos es
taban calientes se derretirían por necesidad. A nuestro juicio, tal vez Strabon, al ha
blar de los vasis cereis que usaban los lusitanos, se refirió á ciertas vasijas de barro
cubiertas por esmaltes que imitasen por su color y traslucencia á la cera; ó si no, y
es también probable, se refiriese el geógrafo latino á la vaseria de cuero, barro y ma
dera , cubierta por su interior con una capa de pez ó resinas, que desde muy antiguo
la usaron los aborígenes é indígenas de las orillas del Duero y del Ebro hasta el Pi
rineo y costas cantábricas; á no ser que el geógrafo latino haya hablado de vasos de
barro cubiertos de una capa de cera, en la cual muchos siglos después se labraban
adornos y se doraban para aumentar su belleza, y de cuyas obras como del siglo xv
y xvi hemos visto algunas rarísimas piezas cerámicas trabajadas en España.
Los talleres españoles en que se fabricaba vidrio en la época que se va estudiando,
aunque en algunas localidades fuesen muchos por su número, cada uno de ellos ocu
paba brevísimo recinto. En éstos los maestros de entonces tenían algunos morte
ros ó majaderos de piedras duras, tal vez de metal (hierro), para triturar finamente
los materiales que habían de mezclarse ántes de la fundición, exceptuándose las are
nas silicosas, que escogían los artífices entre las más finas en grano que se hallaban
en la tierra; porque la experiencia debió enseñar á nuestros maestros del vidrio an
tiguo que los cuarzos y las arenas trituradas para la vidriería arrancaban de los mor
teros algunas materias extrañas, con las cuales se alteraba el color y trasparencia de
los vidrios.
Los hornos principales de la vidriería de aquel entonces fueron triples en uno, es
decir, formados de tres recintos superpuestos; el primero cilindrico para las cenizas
y el fuego; el segundo desde el plano anular de los crisoles hasta el domo semi-esférico para reverberar y concentrar el fuego y la llama que, formando columna abrasa
dora, cruzaba por el centro de la construcción, dando á los crisoles la temperatura
necesaria, en unos casos para la fundición de las fritas, y en otros para la afinación
y depuración de las mismas, hasta que su masa limpia, sin hervir ni levantar bur
bujas, se hallaba con todas las condiciones necesarias para el buen labrado á soplo
con caña y moldeo de los infinitos objetos de la vidriería. El tercer recinto de los
hornos que se describen estaba formado por otro domo superpuesto al primero, de
jando un espacio intermedio, en el que se colocaban las piezas modeladas para que
allí se recociese ó destemplase el vidrio, enfriándose conforme se apartaban poco á
poco de la violencia del fuego inferior. Los hornos tenían várias ventanas ó aberturas
colocadas á diferentes niveles; las inferiores para regir y gobernar el fuego, las me
dias para arreglar los crisoles y extraer con cañas metálicas el vidrio fundido para mo
delarle á soplo, otras menores para mantener en buen temple los extremos de dichas
cañas, y las superiores para manejar diestra y cuidadosamente el vidrio labrado al
trasladarle de unos lugares á otros, para que se destemplase convenientemente.
El régimen de estas aberturas en los hornos vidrieros de la antigüedad, como en los
actuales, tenia sus reglas, con las cuales se habia de evitar cuidadosamente que en
el interior de los hornos hubiese humo, y que el aire ó la frialdad exterior entrase en
el recinto de destemplar.
Las dimensiones de los hornos antiguos del vidrio, según las ruinas de algunos de
ellos que se han podido hallar en Italia y en España, fueron de cuatro codos de diá
metro, y de seis de altura. Sus materiales, la arcilla refractaria, infusible y que no
se calcinase con el fuego, y á la que se quitaba cuidadosamente con el agua de lavar
y amasar todo lo que tuviera soluble, salino y vitrificable. Dicha arcilla se moldea
ba después con diferentes formas y tamaño geométrico, en cuñas ó pirámides trun
cadas, para que sirviesen en la construcción uniforme por todas partes de los cilin
dros y domos en los antiguos hornos. Estos, al concluirse la campaña del trabajo,
se deshacían si era necesario, ó se reparaban cuidadosamente con nuevos materia
les por los oficiales y maestros más hábiles del arte.
Los crisoles en los primitivos tiempos del mismo arte vidriero eran de la misma
arcilla refractaria que los hornos , pero más escogida y más trabajada. Su forma la
de cono truncado de un codo de altura, medio de anchura en la boca, y dos ó tres
dedos de grueso en las paredes, aunque en el fondo tenía mayor espesor. Tales fue
ron los crisoles para el vidrio ordinario de los tiempos pasados; pues, para el más
fino en claridad, trasparencia y coloraciones, debieron ser de menores dimensiones
y capacidad.
Los crisoles se colocaban entonces, como hoy, en el interior de los hornos en su
emplazamiento anular, pero en lo antiguo, en número de dos, cuatro ó á lo más
seis, según los oficiales vidrieros de soplo y molde que habían de trabajar en derre
dor del fuego, ardiendo éste uno, dos ó tres dias seguidos.
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Un juego de cañas metálicas con su extremo de hierro , algunos puntiles del mis
mo metal, como único á que se pega el vidrio cuando está caliente, para sostener
por el fondo los vasos al moldear sus bocas, un banco, tijeras y grandes pinzas de
muelle, con cuya presión se cortaban los bordes v modelaban los cuellos de las va
sijas de vidrio hueco; algunos planos de hierro, bronce, jaspe ó de mármol duro,
humedecido con agua fresca y clara, de que se ayudaban los artííices para conseguir
que la ampolla hueca del vidrio á soplo tuviese en sus paredes espesor uniforme; al
gunas espátulas de metal con otras herramientas del laboratorio en que los hábiles
maestros preparaban el manganeso y las que llamaban cales metálicas de plomo, es
taño, cobre, hierro, y hasta de plata y o ro ; completaron en lo antiguo lo más prin
cipal de los talleres en que los artífices del arte en España concluyeron sus impor
tantes y apreciables trabajos vidrieros desde hace próximamente dos mil años.
En la misma época aquellos maestros debieron tener también otros hornos más
pequeños que los mencionados anteriormente para trabajos delicados, principalmen
te de aquellos vidrios pequeños que se destinaban á imitar las piedras preciosas de
la joyería, ó bien el vidrio de los vasos huecos, cuyas paredes se asemejaban á las
lumaquelas de tintas y colores diferentes, ó (pie habían de recibir cubiertas de oro y
de plata en láminas de espesor notable, si se comparase con lo que hoy se labra en
estos géneros. En unos objetos con el oro y la plata puestos á cierta profundidad,
bajo capas trasparentes de esmalte, y en otras piezas, sobrepuestos aquellos precia
dos metales en las superficies libres de los mismos objetos de vidrio.
Para estos primores de la vidriería antigua los maestros españoles ó idearon por
sí, ó usaron, tornándolas de prácticas más antiguas, las muflas, cajas de cementar y
manejaron con singular destreza el fuego. Tal vez, en lugar de las primeras, los men
cionados artífices se sirvieron de crisoles pequeños, superpuestos, enlodados por las
bocas, y con alguna perforación en el superior, para que escapasen los gases, miéntras los más hábiles y diestros aplicaban su mayor atención en reconocer el estado
del vidrio fundido en el interior cerrado de los crisoles, por el exámen de los cam
bios que ocurrían bajo la acción del mismo fuego en ciertas muestras fusibles, que se
colocaban en el horno en las inmediaciones de las muflas ó cajas de cementación.
M. Rollin en el siglo pasado decia que los mejores libros descriptivos y didácticos
de las artes, á su juicio, eran las obras concluidas por los antiguos artífices, princi
palmente aquellas que, conservadas por la fortuna, la feliz casualidad, y por su per
fecta construcción y labrado, producían la admiración de los inteligentes al través
de muchos siglos. Guiados nosotros por este axioma, hijo de la razón y el sentido
común, hemos procurado dar una idea descriptiva de los talleres antiguos de la v i
driería en su primitiva época ibero-romana; pues, sin todo lo que se lleva expuesto
con relación á dichos talleres hubiera sido humanamente imposible el labrado de las
urnas funerarias de vidrio que se han recogido en España. La una redondeada de
tres á cuatro decímetros de altura, boca en labio vuelto con filete de refuerzo, fondo
con la señal del puntil, labrada á soplo, con tapa plana y gruesa del mismo vidrio,
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que se conserva en una de las salas de la Biblioteca Real de Lisboa. Otras dos de la
misma forma que la anterior, de igual vidrio, de dos y tres decímetros de altura, se
ñaladas del p u n til, procedentes de la antigua Balancia , que se conservan en nuestra
colección. Otra de forma cuadrada, paredes gruesas, de tres á cuatro milímetros,
que se llalla en el Museo de antigüedades de Madrid; y varias otras que tuvimos oca
sión de examinar, aunque de léjos, en museos extranjeros, pero que por su aspecto
nos hicieron creer procedían, ó de las más bellas producciones orientales, ó de las
mejores fábricas españolas de la antigüedad.
También fueron necesarios los talleres de la vidriería, con todo loque se lleva ex
puesto y tie referencia á los primeros siglos de la era cristiana en España, pues sin
ellos hubiera sido imposible el labrado de las jarritas con asa, copas, fiólas sin pié y
cuello largo, pateras de vidrio con oro, platos y saleros gruesos y moldeados, ánforas
pequeñas, lacrimatorios de muy variadas formas, anillos rojos, amarillos y dorados,
cuentecillas, brazaletes, y una multitud de dijes de forma muy diversa, que rotos y
enteros se encuentran en los enterramientos de la época romana en España. No de
biéndose dar al olvido, porque aquéllos se encuentren en el interior de la península,
que si los productos de fabricación vidriera, en los primeros siglos de la era cristiana
marchaban en gran número y cantidad por el mar hacia Italia, no debió ser tam
poco pequeño su trasporte hacia el interior del propio país en que se trabajaron.
La vidriería española, destruido su comercio con Roma por la invasión y con
quistas de los godos, sufrió grandes pérdidas por falta del mercado más importante
que tenía. Sus maestros y oficiales en los siglos n al vn quedaron rerlucidosá un nú
mero casi insignificante, y e n sus hornos, aunque continuase el fuego encendido, se
perdieron muchas de las calidades y primores antiguos, quedando reducidos á labrarse
en aquellos los vidrios y vasería de ínfima calidad, pues los conquistadores de la Es
paña entonces, como del resto de Europa, la historia nos dice que más que el vidrio
apreciaron, como ántes y después lo hicieron todos los conquistadores, los vasos la
brados con el oro y la plata de los vencidos.
Sin embargo, debieron ser tan hábiles los maestros vidrieros en España de la época
romana en el arte de imitar las piedras preciosas, y de tal belleza sus obras en este gé
nero, que, á pesar del deseo de los godos por el oro y la plata, consideraron desde sus
primeros tiempos en mucho los vidrios de colores, respetando á los maestros que
los labraban. Como prueba de esta afirmación se deben recordar las rarísimas al
hajas de oro y plata de los primeros tiempos góticos en España. Estas las labraron
innegablemente artífices de la escuela ibero-romana, con vidrios y bellísimos esmal
tes de color, rivalizando en ellas el vidrio con el oro y la plata. Otras, como las coro
nas que en estos últimos años se encontraron en Guaroman, cercanas á Toledo, en
las cuales el vidrio de color azul, verde, rojo y de otras más bellas tintas se veia
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engástenmelo en el oro en pequeños cabujones ovalaelos, con un brillo en el que se
reconocía en lugar ele la acción de la rueda ele fuste y ei esm eril, lo que fué siempre
propio del fuego.
Los godos en España, ademas, como en lo restante de la Europa por ellos con
quistada, debieron conservar su costumbre boreal, de cerrar con algunos cuerpos
diáfanos como el talco , las lumbreras de sus habitaciones, de sus palacios y de los
templos. Para este fin creemos que utilizaron la fabricación vidriera que existia con
anterioridad en nuestro país, aunque sin preocuparse mucho de la belleza del vidrio,
que siendo antiguo y de color, debió emplearse muchas veces entonces para los es
maltes tan preferidos por los godos. De no ser así no se comprendería el hecho que re
fiere Gregorio de Tours, historiador del siglo v , de aquel ladrón que robó en una
iglesia gótica los vidrios de las lumbreras de color de la misma. El historiador relérido, con la credulidad de que algunos le acusan, añade que el vidrio robado le fun
dió el criminal á fuego violento durante tres dias seguidos, vendiéndolo después en
masas deformes á ciertos comerciantes extranjeros.
Esta relación, en medio de su candidez, según dice Le-Vieil, da motivo á conje
turar que ios vidrios robados eran de color y que por su belleza pudieron excitar la
codicia del ladrón y el deseo de los comerciantes para adquirirlos, aunque estuvieran
completamente destruidos. Pero á nuestro juicio, los vidrios de que habla Gregorio
de Tours, en lugar de fundidos por el fuego, que no se comprende bien, debieron ser
triturados finam ente, y como polvo fusible y de color, vendidos en sacos fáciles de
trasportar, á los que entonces viajaban buscando aquellos materiales antiguos para
servirse de ellos en el arte del esmalte.
Las reglas fundamentales de este arte consistían en labrar algunos rebajos y cajas
en las láminas de oro y cobre, dentro de las cuales, por capas ó estratos ponían los
esmaltadores el polvo fusible y vitrificable, entrando las piezas sucesivamente en el
fuego hasta quedar la caja llena de esmalte y con el espesor conveniente. Advirtién
dose que la primera capa , al fundirse, llenaba las desigualdades de las cajas arriba
referidas, la segunda y la tercera, si habia necesidad, se aplanaban con los esmeriles
y las ruedas de fuste ó madera; unas veces hasta obtener por este medio un brillo
aceptable si el esmalte era excesivamente duro; en otras, y con más frecuencia, sien
do los metales infusibles y poco dilatables, obtenían el brillo los esmaltadores en sus
obras, por un último golpe de fuego, calculado á fin de que sólo se fundiera la su
perficie libre á pequeñísima profundidad del esmalte extendido. Los esmaltadores de
la época gótica, como vidrieros de color, muy pronto debieron complicar sus labo
res con experiencias curiosísimas, sirviéndose del fuego, para pintar en ellas detalles,
perfiles, y dando aparente relieve con las sombras á las imágenes de los objetos na
turales y de aquellos otros simbólicos qu e, según las costumbres de laGotia, habían
escogido sus guerreros para estamparlos como memoria de las acciones heroicas ó
de la nobleza de familia y antigua raza, en sus escudos, timbres y sellos, que después
se llamaron de armas.
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—
Las coronas de Guarroman con sus vidrios de color ó esdras engastonadas y pen
dientes dei siglo v ó vi; las vidrieras de color mencionadas por Gregorio de Tours,
en la centuria vi; la copa de oro con inscripción del esmalte, que, como riquísima
joya, mandó labrar Alfredo el Grande de Inglaterra en el siglo íx; la tumbado
Eduardo el Confesor, en Inglaterra, enriquecida con esmaltes por Enrique III en el
siglo xii ; el bellísimo presente de amor, que en estos últimos años se ha encontrado
en Castilla, esmaltado de rojo y letras de oro, en la que fué tumba del Infante D. Feli
pe, labrada en el siglo xm, que se guarda en nuestra colección; las copas de don
Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo en 1250, son objetos que todos ellos pueden
servir para tener idea del estado que alcanzaron las artes de vidriería y del esmalte en
Europa y en España desde el segundo hasta el déciinotercio siglo de la era cristiana.
En las provincias dominadas en la península por los árabes, la vidriería y el arte
del esmalte debió estar relativamente conocida, como lo prueban los libros de Abolais, hebreos y arábigos en su principio, deque anteriormente se hizo mérito, y si
éstos no fuesen bastantes, porque del vidrio no se sabe se guarden y conserven en
la actualidad piezas que puedan referirse á las fabricaciones arábigas en España,
quedan, sin embargo, muchos vasos antiguos, y con especialidad pequeñas losas
de barro cocido, cubiertas de esmaltes irisantes con reflejos de oro y plata, que en el
fondo de algunas revelan la intención de los artífices, de imitar los más bellos y me
nudos mosaicos que se labraron con el vidrio, las piedras duras y los esmaltes en la
época romana.
Estas obras de barro hispano-inurejares, aunque su gusto fuese oriental, prueban
que los artílices vidrieros en España, bajo la dominación gótica se aplicaron á lijar
diestramente el vidrio y sus esmaltes sobre el oro, el cobre, y tal vez lo más difícil
sobre la plata, secreto raro que se lia perdido y del que no liemos tenido ocasión de
ver más que una riquísima joya esmaltada de azul con caprichosísimos pájaros, que
se labi o probablemente en Zaragoza en el siglo xiv; y bajo la dominación árabe los
mismos maestros trabajaron cuidadosamente y poseyeron singulares reglas para lijar
el mismo vidrio y los esmaltes sobre el barro cocido.
En los siglos xi, xu y xm la vidriería propiamente dicha en España, que había lan
guidecido tanto cuando la faltó el mercado romano con la invasión de los pueblos
del Norte, recibió un poderoso impulso de la Iglesia cristiana, que por todas partes
levantó templos, cerrando sus numerosas lumbreras con vidrios blancos, verdes, y
muy pronto de color, como ocurrió en el siglo xi, en la Catedral de Santiago, que,
según Aimerico, que la visitó por los años de H00, poseía más de sesenta enormes
lumbreras cerradas con vidrios.
No discutirémos aquí si el origen de las lumbreras formadas de vidrio se usaron
por las iglesias cristianas desde los primeros siglos, reemplazando con ellas á las ce
losías de tabletas movibles y fijas que usaron los romanos. El brillo resplandeciente
de aquellas en los templos, la coloración que tomaba el aire en los mismos cuando
los cruzaban los rayos de la aurora, fué motivo suficiente para que, como poetas, los
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describiesen Fortunato de Poitiers, San Vital, obispo de Rávena, y algunos autores
griegos, que describieron , como muy singulares, las ventanas cerradas con vidrio,
á cuyo través se iluminaba el templo de Santa Sofía en los siglosiv, v y vi; pero es
tas bellezas literarias no conducen á nuestro lin del momento.
En cambio, loque puede asegurarse es que en los siglos xi, xn y xm se generaliza
ron las vidrieras en las iglesias cristianas de Europa, dejando de ser, .’.orno obras de
arte singulares para ser utilizadas por todos, con ventaja del arte que entonces co
menzó á desarrollarse en toda su actividad, primero, proveyendo de vidrios á los tem
plos, casi al mismo tiempo, ó poco después, á los castillos y palacios de los señores, g e
neralizándose en definitiva más y más hasta prestar servicios á las más humildes cla
ses sociales. Esto en cuanto á los vidrios planos, pues á la vez se generalizaron tam
bién los huecos con su infinita variedad de formas, útiles para las ciencias y necesarios
para la vida de los hombres, contándose entre los primeros los vocales, capellinas,
recipientes, pelicanos, retortas, antidótanos, serpentines, garrafas, redomas, huevos
filosóficos, lentes y otras variedades de vasos, que para extraer los elíxires, arcanos,
quintas esencias, sales, azufres, vitriolos, mercurios, extractos y tinturas, usaron los
espagíricos, alquimistas ó químicos de la antigüedad.
Si la caída de Roma como nación dominadora produjo grandes desastres en la vi
driería de España, la Iglesia cristiana de Occidente y las ciencias de la Europa reco
gieron los restos de este arte útil para las necesidades de sus pueblos, dándose desde
el siglo xu el gran impulso, á que se debe el estado del mismo arte en la actualidad.
En aquella época del renacimiento de la vidriería, que así pudiéramos llamarle,
ésta verificó un adelanto importante, que se refiere, no á la construcción de los vidrios
de coloren toda su masa, sino á la coloración superficial del blanco por medio del lue
go y de materiales fusibles, que á ciertas temperaturas adquieren la facultad de pe
netrar á profundidades variables en el interior del vidrio, conservando éste la tras
parencia en la masa primitiva, y de cuyo procedimiento antiguo habló Abolais. Este
como trabajo del arte se generalizó mucho en los siglos
xii
y xm. De él se ocupa
ron maestros y oficiales de dicha especialidad, los cuales se servían de hornos p e
queños cuadrados, en los que amollaban y cementaban, los vidrios blancos cu
biertos con las sustancias que por el fuego habían de colorearlos, sirviéndose para
ello de lechos, capas ó extratos calizos en polvo, y vidrios finamente rotos, en que
se enterraban aquellos, superponiéndolos alternativamente, para que los colores no
se corriesen de unos á otros manchándolos y estropeando las obras. Los hornos re
feridos estaban cerrados durante la coloración del vidrio. La cámara de colorear te
nía pequeñas aberturas que se correspondían á la parte interior, media y superior,
por donde se introducían en los hornos muestras de vidrio bañada con las mismas
materias colorantes, las cuales, examinadas cuidadosamente cuando el fuego había
desarrollado toda su acció n , servían para indicar al maestro el verdadero estado de
la obra encerrada en las mullas de cementar, y para saber si los resultados apete
cidos respecto al color se habían conseguido.
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19
—
Los vidrieros que se ocupaban de este trabajo pasaban después á armar las lum
breras, que si en el siglo xi y xii , á más tardar, fueron de mosaico en forma de da
dos, grecas caprichosas, estrellas radiantes sobre fondos de blanco y azul, poco
tiempo después fueron de imaginería, ó dibujo compuesto de imágenes santas y
asuntos sagrados, según el gusto cristiano, llamándose á estas últimas vidrierías pin
tadas en caballete.
Las primeras fueron notables por lo complicado de sus armaduras de plomo, que
entonces se labraban trabajosamente en rieles y turquesas longitudinales. Se arma
ban lentamente con los soldadores, y se sostenían, para darlas fuerza, con ligeras
barretas de hierro. También fueron singulares por los muchos millares de piezas de
forma distinta y color diverso que entraban en la formación y dibujo de las obras
mosaicas de que en este momento se trata, que ya son rarísimas de encontrar.
Tanto las vidrieras mosaicas, cuyos vidrios se han podido estudiar desde hace más
de un siglo basta hoy, como las de caballete antiguo, han sido el tormento de los
artílices modernos, que intentaron imitarlas ó bien para restaurar ó conservar aqué
llas. La destreza de los tiempos actuales, á pesar de la mejor y más científica pre
paración de los colores, ha fracasado siempre al intentar labrar de nuevo vidrios
pintados por el fuego, que pudieran equipararse á los más bellos de la antigüedad.
Este fenómeno tan singular para la industria, altivez de la ciencia moderna, que
cree poderlo todo, y la destreza de los más hábiles artífices, depende, a nuestro jui
cio, de dos causas : la primera físico-química, refiriéndonos á la lentitud con que el
tiempo y ciertos agentes atmosféricos han ido trabajando y descomponiendo en la
superficie y fondos los vidrios antiguos, que por tales medios han adquirido tonos y
coloraciones de suavidad inimitable para el arte, cuando éste, como el actual, traba
ja un poco precipitadamente.
La segunda causa la liemos creido encontrar en el estudio de los antiguos vidrios,
que prueban, cuando con cuidado se los contempla, fueron pintados uno á uno,
con tales precauciones y tan gran paciencia, que sorprenderían en los talleres de la
industria moderna. Ésta, en sus vidrios de color, los ha dado fuego, que podría lla
marse, comparado con el antiguo, arrebatado. También en ella los oficiales pintó
les del vidrio, podría decirse, habían trasladado á sus obras el ruido de los oficiales
que con ellos trabajaban en los grandes talleres y su tranquilidad por el porvenir, en
atención que sus trabajos forman parte délas fabricaciones industriales de más im
portancia en la actualidad. En cambio, los maestros vidrieros antiguos trasladaron á
sus obras, expresándolo con tintas ténues y suaves, la tristeza, la soledad y el secreto
de sus talleres, rodeados del silencio, de las pocas esperanzas en el tiempo venidero
yen cuyo interior cerrado concluían aquellas las diversas y complicadas operaciones
del arte.
El secreto para trabajar los artífices y los mejores maestros de la antigüedad, prin
cipalmente en las artes tecnológicas, que son aquellas que siempre tuvieron y tie
nen relaciones íntimas con las ciencias físicas, químicas y naturales , y que confor-
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—
me éstas retroceden, avanzan ó se estacionan , á su vez aquéllas presentan análogos
accidentes, es un hecho que t'ué real y positivo desde los primeros tiempos góticos
en Europa hasta últimos del siglo pasado, desapareciendo dicho secreto de las artes
conforme se fueron trasformando en industrias fabriles más ó ménos importantes.
Sobre dicho secreto en el trabajo se lia escrito poco, considerándole los más como
aberración y extraña costumbre hija de los tiempos; pero á nosotros nos toca decir
que no fué costumbre tan extraña como algunos aseguraron.
Los vidrieros, según Marcial, como numerosa familia, llegaron á ocupar en Roma
barrios enteros, citándose el Circo Flaminio como especial por sus grandes vidrierías;
también Marciano señala otro en Roma cercano al monte Celio. En dichos distritos
vidrieros es evidente que los trabajos de la vidriería no pudieron ser secretos. Allí
el emperador Heleogábalo declaró que los maestros y oficiales de la vidriería labraban
objetos de lujo, comprendiéndolos en las leyes suntuarias, que establecían grandes
impuestos. Allí también los emperadores Constantino y Constante declararon libres á
los vidrieros y sus oficiales del pago de contribuciones y gabelas por sus trabajos. Es
tos hechos prueban que para los artilicesen Roma había cierta igualdad de clase, tai
vez la de la esclavitud; pero en definitiva, ¡guales todos, se asociaron, sin esconderse
unos á otros las reglas para labrar y concluir sus obras, pues entonces la habilidad
y la destreza, individualmente consideradas en las artes tecnológicas, no se sabe que
entre los romanos diera derecho á grandes ni á pequeños privilegios.
La Europa, al salir de la dominación romana, comenzó muy prontoá organizarse
socialmente sobre bases desconocidas de la antigüedad , y entre otras sobre la de la
unidad de las nacionalidades y sobre la variedad de las clases de ciudadanos de que
se componían , reconociéndose que la inteligencia de los más sabios y la habilidad
de los más diestros eran fuentes de derecho, de distinción social y hasta de privi
legio, tanto para el individuo, como hereditario y de familia. Por esto, y para conse
guir aquellas ventajas, las artes tecnológicas de la época gótica rompieron su an
tigua solidaridad, presentándose sus artífices y maestros, desde el siglo iii ó iv de
nuestra era en Europa, aislados y recelosos cuando labraban de que alguno pudie
ra sorprenderles y robarles la experiencia; no permitiéndose la entrada en los talle
res más que al aprendiz muy escogido, que pagaba al principio ó prometía la retri
bución para cuando fuese oficial; porque si los maestros salieron del taller en las
épocas á que nos referimos, y áun muchos años después, aunque aparentemente,
lo hacían para asociarse con los de su gremio, á fin de progresar en las artes, la rea
lidad fué otra , puesto que aquellas salidas á las juntas de los gremios tenían por ob
jeto más principal el socorro mutuo en los casos fortuitos de enfermedad y en las
desgracias de familia ineludibles después de la muerte.
Los talleres de la vidriería para verificar la coloración, generalmente se establecie
ron desde el siglo xn en adelante, con el nombre de oficinas del vidrio, en el recin
to interior de las grandes catedrales, como sucedió en Toledo, ó en edificios y depen
dencias apartadas de las mismas iglesias, como ocurrió en Burgos. En aquellos lu-
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gares los maestros construían sus hornos cuadrados, donde pintaban el vidrio blan
co y en pequeños cuadros, que los cabildos pedían á las fábricas vidrieras de Flándes, Cuenca, Cataluña, Valencia y tierra de Toledo. Unas veces el color le dabaji por
una sola superficie, otras por las dos iguales ó distintos, para producir los más be
llos cambiantes.
Se debe advertir que en este nuevo trabajo de la vidriería de color, tanto en la
mosáica como en la de caballete con imágenes, el arte tomó para muchos, por la be
lleza de la forma y composición de los dibujos, supuestas condiciones de las artes libe
rales, sin perderse ninguna de lasque le correspondían como arte fisico-químico tec
nológico. De aquí se siguió la entrada en los talleres vidrieros de los arquitectos , tra
cistas, delineantes y excelentes pintores, que preparaban cartones imagineros. Éstos
generalmente eran tres, uno con la idea delineada y coloreada en pequeña escala, otro
también coloreado con las dimensiones más ó ménos grandes de la vidriera, que se
recortaba á trozos numerados para servir de patrones con el color que les correspon
diese. Otro, y era el último, con las dimensiones del segundo, que se conservaba
entero para el caso de restauración ó composición de las vidrieras si por cualquier
incidente llegaban á romperse.
Los cartones de la antigua vidriería de color no sabemos se conserve alguno de
los siglos xiii ó xiv en Europa ; sin embargo, en España , cuando se examinan algu
nos códices escritos por los años de 1250 en bellísimas vitelas, como lo fueron el
Lapidario de Abolais y las Cantigas del rey D. Alfonso, al contemplar en este último
lo mismo que en el de los Juegos de ajedrez y otros, las cartelas de dibujo y colora
ción que tienen, sería difícil decidir si aquéllos se idearon tomando por modelo las
pinturas vidrieras de la época , pues dichas cartelas pudieron ser cartones para la vi
driería, en atención á la sencillez en los partidos de ropas, á la simplicidad de la co
loración de las manos y cabezas, á la brevedad de los detalles en las partes que repre
sentan edificios , y á los contrastes de azul y blanco en los fondos, que son los ca
ractères que en las vidrieras del siglo xiv, y en las cartelas de los libros que se lle
van mencionados, las distinguen más principalmente ; pero de tal modo se corres
ponden unas y otras, que parece , ó que lascártelas dichas se compusieron sobre
las vidrieras de color de aquellas edades, ó que las vidrieras se labraron teniendo á
la vista los dibujos y pinturas en las vitelas castellanas de la época alfonsin, cin
cuenta años ántes que Cimabue en Italia con sus pinceles hubiera iniciado el gran
impulso de la pintura, auxiliando, según algunos, á la vidriería de color, que fué
considerada por muchos desde entonces como arte liberal.
Una vez delineados los cartones, los maestros vidrieros pasaban á trazarlos sobre vi
drios cuadrados que ocupaban la extension conveniente, dejando entre unos y otros
el espacio necesario para los plomos de armar. Después se procedía á la iluminación
de las imágenes y demas objetos que habian de representarse en las vidrieras, valién
dose de varios compuestos en polvo fino, que se diluían en aguas gomosas y en al
gunos líquidos orgánicos, como el vinagre, la orina, la miel y otros, para poderlos fi-
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ja r sóbrela superficie del vidrio, aclarándolos, prévia la desecación, en unos luga
res y doblando su densidad en otros para que después fundidos los colores por el fue
go, se produjesen los efectos de las sombras.
Para el amarillo, que era el color que penetraba á la mayor profundidad en el v i
drio, se emplearon en lo antiguo con mucha frecuencia ciertas preparaciones de plata
(sulfuros) y el nitrato de potasa finamente pulverizados y porfirizados. Para los negros,
blancos, rojos, verdes, azules, púrpuras, violetas con más los colores para imitar las
carnes, los antiguos artífices usaron otros compuestos fusibles en que entraban los
óxidos y los sulfuros del hierro, estaño, plomo, cobre, manganeso y de la plata, que
al fundirse penetraban en el vidrio á la profundidad de medio milímetro próximamen
te , según se ha podido ver en los restos de la vidriería antigua.
Los colores en polvo fusible extendidos por la superficie del vidrio, se desecaban
por dos ó tres dias ántes de pasar las láminas trasparentes en que a<)uéllos estaban
adheridos, al fuego de que habló Abolais para esta operación en el siglo vi ó vil, y
que los vidrieros del xm y xiv concluían en sus hornos de pintar.
Dichos hornos, una vez que los colores se habían fundido, ó corrido como se de
cía en lo antiguo, y penetrado en el interior de la masa del vidrio reblandecida por
el calor, se apagaban cerrados herméticamente y enfriaban con lentitud á fin de con
seguir que la obra no saliese quebradiza. Sucediéndose las hornadas, por ser peque
ñas, basta concluir la multitud de piezas que habían de formar las vidrieras.
Muchas veces los maestros aplicaron la rueda de fuste y los pulidores de madera
para desgastar en ciertos lugares la pintura y dar a la capa del color espesores dife
rentes, con el objeto de aclarar la pintura difuminándola, por decirlo a s í, y comple
tar la ilusión con todas las bellezas de las sombras.
Nos parece evidente por la ligerísima idea que se lleva expuesta de los procedi
mientos químicos, físicos y mecánicos seguidos por la antigua vidriería de color, que
sus maestros no hicieron más que esmaltar tenuemente el vidrio, como lo hicieron
otros maestros sus contemporáneos, con el barro cocido, y otros sobre el oro, el co
bre, y rarísima vez extendiendo los esmaltes sobre la plata.
El ramo de la vidriería de que nos ocupamos tuvo sus diestros maestros en el si
glo xm en España, pero como en lo restante de Europa, escondieron sus nombres.
Los primeros deque se tiene noticia, contemporáneos de Enrique Mellein, que flo
reció en Bitrges en 1390, fueron los dos maestros Francisco Socoma, que labró en
Palma de Mallorca en 1580, y Guillermo de Qollivella, que trabajó en Lérida en 1591,
preparando las vidrieras de color que habia pintado Juan de San-A m at, algunos años
ántes de aquella fecha, para la catedral de la ciudad mencionada ( Viile los artículos
correspondientes á dichos artífices).
En el siglo xv la vidriería de color en España contó con mucho mayor número de
maestros conocidos, apareciendo en el país varios oficiales de notable habilidad, al
gunos que procedían de talleres franceses, flamencos y alemanes. En dicho siglo re
cibió gran impulso la vidriería de color en España, mejorándose conforme se prepa-
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raba la edad de oro de la pintura clásica, á la vez que aquélla se enriquecía con nuevas
experiencias y procedimientos, esencialmente químicos, unos ideados en la Penín
sula, y otros traídos por los pintores del vidrio, nómadas, que de diferentes partes de
Europa llegaron á España en busca de trabajo, mas principalmente para embellecer
las lumbreras de los muchos monasterios, iglesias y catedrales de nuestro país, co
mo se puede comprobar con las noticias que más adelante se darán.
La época gótica del vidrio blanco y de color en España se puede suponer que con
cluyó con el siglo xv para llegaren la centuria décimo-sexta á su apogeo. En el tras
curso de la misma centuria recíprocamente debió tener gran actividad la fabricación
de los vidrios planos en Cataluña , Valencia, Murcia, Cuenca y Toledo. Pero habien
do tomado el ramo de la vidriería coloreada carácter decididamente cristiano y de la
iglesia española, que la consideró como una de sus artes suntuarias, la fabricación pro
piamente dicha del vidrio, con especialidad el hueco, en todo el género de vasería
para las necesidades de la vida, quedó reducida en nuestro país al labrado de las
piezas más baratas y ordinarias. En cambio en aquel tiempo los venecianos consti
tuían, sin los grandes recursos en dinero que entonces tuvo la España, la gran fabri
cación industrial de Murano, de huecos y espejos de vidrio, proveyendo á toda la Eu
ropa, y á España inclusive, de tales artefactos. A la vez que la Bohemia, Alemania,
Francia y la Inglaterra desde 1557 labraron ó principiaron á labrar el vibrio blanco
en inmenso número de piezas, de más bella trasparencia que el vidrio español, y que
si se sirvieron de él en sus propios países, invadió también nuestros mercados y los
más importantes de las inmensas colonias que en Oriente y Occidente fundaba en
tonces la España.
La reforma religiosa y la persecución obligó á emigrar á algunas familias y maes
tros vidrieros de color, que llegaron principalmente á Sevilla, desde Flándes, en el
siglo xvi, buscando el amparo de muchos flamencos y alemanes, que con anteriori
dad habían llegado á vivir y negociar en aquella ciudad, emporio entonces del co
mercio con las Indias, pero estos emigrantes, en la mejora de la fabricación del vidrio
español tuvieron escasísima influencia. Por el contrario, aquellos obreros, el gran lu
jo de la Iglesia y su predilección por el vidrio coloreado por el fuego, con más la de
bilidad administrativa interior de los gobiernos que en la misma centuria se sucedie
ron en E spaña, hecho real y positivo, según aseguraron algunos prudentes extran
jeros, se reflejaron fatalmente, como sobre otras muchas artes, sobre la vidriería pátrja , que abandonada por el poder y oscurecida por cien empresas más ó ménosglo
riosas en el exterior, vió apagarse poco á poco sus hornos, la fué imposible trasfor
marse en industrial y fabril, y abandonada en el siglo xvi y x v n , pudo contemplar á
la España y sus colonias, si no esclavizadas, por lo ménos convertidas en consumido
ras en grande escala de los mejores productos del vidrio, que más y más perfecto y re
bajado de precio, se fué labrando en Europa.
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—
En España, en el trascurso de los siglos xvi y xvn, el oro y la plata, como metales,
costó poco adquirirlos, y por ello no se supo bien para qué servia el dinero de aquel
presente para el porvenir de hoy, y el vidrio, cuando bien labrado, produce sensación
singular, su forma y trasparencia sorprende á la imaginación y desarrolla los deseos
más caprichosos de la voluntad; por esta razón los pueblos que llegaron á ser ricos
en cualquiera época, siempre, y con especialidad los que no supieron apreciar el di
nero, codiciaron hasta con exceso todas las bellezas y primores de la vidriería, aun
que para ello, como sucedió en España y sus colonias, tuviera que pagarse á la fabri
cación extranjera, en los siglos xvi y xvn, por sus vidrios, tal vez una cantidad tri
ple de la asombrosa contribución de guerra, impuesta en nuestros dias por la nación
que venció á la Francia, y séxtupla de aquella cantidad, ó seis veces más grande,
si se acumulase el dinero empleado por la España y sus colonias en adquirir el vidrio
extranjero, desde que comenzó el siglo xvi hasta nuestros dias.
Hubiera sido necesario entonces no dar al olvido que el oro y la plata los compa
raron los antiguos por su valía, socialmente considerados, con el vidrio, aunque de
éste decían que al envejecer se desmejoraba, miéntras el oro con los años se hacia de
color más bello, pero que, sin embargo, los prudentes debían considerar al vidrio co
mo preferible á los metales más nobles, aunque fuese frágil y con el tiempo alterable,
porque la naturaleza guardaba en contados sitios y regiones al oro y la plata, y ge
nerosamente presentaba al hombreen toda la faz de la tierra los elementos necesarios
para labrar el vidrio, tan necesario para las ciencias y la vida , y que sin él las p ri
meras se hubieran visto sin un gran recurso para progresar, y la segunda hubiera su
frido profundas modificaciones.
Los maestros vidrieros de color en el siglo xvn fueron disminuyendo lentamente
en número, sin duda porque las grandes labores del arte y pintura del vidrio se ha
bían concluido en el siglo anterior, á pesar de haber publicado, en 1611 , el floren
tino Antonio Neri su curioso é importante libro, en que declaró las reglas, hasta su
tiempo secretas, del arte de la vidriería de color. Esta obra la tradujo Merreten Lon
dres en inglés y latín; la comentó Kunkell. El mismo libro se tradujo en francés,
muchos años después. Respecto de España, también hubo á mediados del siglo xvii
quien tradujo en castellano los libros de Neri, aunque las traducciones castellanas se
guardaron inéditas en los archivos de algunas catedrales, á cuyos cabildos, como
última prueba de su existencia, debieron presentárselas los que entonces se llama
ban sus maestros vidrieros de color. No se puede decidir hoy si aquellos presentes
escritos se hicieron con el fin de mejorar el arte, ó más bien para pedir alguna gra
tificación ó conservar las humildes rentas en dinero que como maestros vidrieros te
nían señaladas en nuestras iglesias de muy antiguo aquéllos, y que sin duda, por los
años de 16 S0 , se pensaron suprimir, bien por innecesarias, ya juzgándolas supérfluas. Por esta razón se explica que dichos libros, aunque traducidos, quedasen in
éditos y sin utilidad alguna en España para el arte.
Sin embargo, no faltaron algunos, como el Duque de Villa Hermosa, el Sr. Goye-
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neche y D. Tomas Burgos, que intentasen, á fines de la centuria décimo-séptima en
España, sacar á la vidriería de planos y huecos en el blanco ó sin color del estado
de postración en que se encontraba. Para ello intentaron establecer en grande es
cala la fabricación del vidrio por las inmediaciones de Segovia y faldas del Guadar
rama. La empresa era gloriosa, de inmensa utilidad, si realizada hubiera llegado á
tener entonces el mercado de la península y sus colonias; pero los tiempos (años de
1690 á 1712) fueron de fatalidad señalada, interviniendo hasta la diplomacia para
destruir en su cuna la naciente industria vidriera de España, que entonces des
apareció casi por completo ahogada por los sucesos políticos, y por el consejo, ó me
jo r dicho mandato que recibieron los embajadores extranjeros de matar, cualquiera
fuesen los medios, al trabajo de este país, con especialidad el del vidrio, del que sa
caban inmenso lucro las naciones extranjeras, vendiendo el de sus industriasen Es
paña y sus colonias. (Véase más adelante' el artículo correspondiente á Goyeneche,
como fabricante de vidrios.)
En el sig!o xviii la vidriería española comenzó nueva evolución con los trabajos
del maestro S it, con los de López de Aragón y D. Diego Dorado. El primero, esta
bleciéndose en la Granja para desaparecer muy pronto, según el proverbio castella
no de que en España lo mejor siempre fue enemigo ele lo bueno; reemplazado aquel
artífice catatan por ciertas colonias de alemanes, flamencos, suecos, ingleses y fran
ceses, que alternativamente fueron trayendo con inmenso coste y sueldos fabulosos
los monarcas de España, á la que se llamó la grandiosa fábrica de vidrios de San
Ildefonso.
Sin duda los reyes, que se creyeron fundadores del establecimiento fabril á que
nos referimos, al considerar la modestia del maestro Sit, juzgaron que éste no basta
ría para llevar adelante la noble empresa, confundida lastimosamente por sus pro
ductos con las bellas artes, que, según dice Ponz, las acompañan la belleza y la
opulencia de quien la sostiene, y que del mismo modo aparecen que desaparecen
de las naciones en faltándolas aquellas dos circunstancias.
Los monarcas de España ademas de confundir la vidriería con las bellas artesen
la G ranja, cometieron la grave falta de despreciar á los maestros y oficiales naciona
les, que, como Sit y otros, habían dado pruebas de habilidad singular en medio de
su abandono, sin tener presente ciertas quejas que formuló Ponz, arriba menciona
do, sobre una desgracia antiquísima para nuestros artífices nacionales, diciendo:
«Gran mal ha sido siempre en España el no premiar á los hombres hábiles é ins
truidos, dejándolos en los tristes brazos de su m iseria, pero infinitamente mayor fué
en nuestro país, desde hace algunas centurias, elevar con premios y grandes sueldos
á los que no tuvieron disposición para dar esplendor á la nación por ningún lado, ni
adelantarla con sus obras en la industria y en las artes. Estos huyen y á veces insul
tan al que sabe, se ríen y mofan de sus desvelos, y no siendo capaces de que en su
entendimiento entre la justa crítica con que la práctica de los artífices adquiere su
perfección, adoptan una bárbara é infame mordacidad con que, agregando gente del
i
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mismo humor á su partido, aterraron y confundieron muchas veces á los maestros
en España; lo que fué tanto más fácil cuanto los que tienen mayor poder que ellos
no entraron en el empeño de sublimarlos ni de sostenerlos.» En otro lugar, el mis
mo Ponz decía : «Los grandes artífices y personas de singular mérito en cualquiera
línea, han solido venir y podrán venir á España, pero atrayéndolos con grandes in
tereses, haciéndonos creer que hacen enormes sacrificios domiciliándose entre nos
otros, que por consecuencia se les pagase proporcionalmente.» Nada de lo anterior
mente expuesto por Ponz se tuvo presente al establecer la que se llamó Fábrica Real
de vidriería de San Ildefonso, reemplazando muy pronto en ella á los obreros indí
genas con el francés Sivert, poco conocido en su país, pero que los cortesanos de
Felipe V y Fernando VI decían que era el más grande oficial de soplo y caña cono
cido en Europa, y á quien se señaló magnífico sueldo y otros emolumentos cuando
llegó á la Granja. A éste le siguieron el maestro Eder y sus hijos José y Lorenzo, suecos,
el hannoveriano Brun y el inglés Douling. El primero, que prometía construir vidrios
de marca tan grande como ios mayores y más bellos de los que se han construido en
estos últimos años en Europa, para puertas y ventanas; todos del hueco; ¡fanales de
20 y 50 palmos de altura! por consecuencia, sin necesidad del raspado y pulimen
to en que tanto había trabajado el artífice español Pedro Fromvila, años ántes, en
la misma Granja. El oficial Brun manifestó casi desde su llegada, sin duda para
mejorar de sueldo, que había descubierto un secreto para dorar el vidrio y el cris
tal con el fuego.
Todas fueron magníficas ofertas referentes al regio y grandioso establecimiento fa
bril é industrial, que en aquel entonces se estableció en la Granja con la idea de
servir de único y privilegiado centro al comercio vidriero de España y de sus co
lonias, y que se creia que no sólo sería nacional, sino que muy pronto sus pro
ductos podrían tener acceso fácil y con ventaja en los más importantes mercados
de Europa. De conformidad con tales ideas, los sueldos de los maestros extranjeros
que llegaron á la Granja fueron proporciónalos á la esplendidez y grandes riquezas
de los dueños fundadores de aquel establecimiento fabril; pero como arriba se indi
có, los últimos debieron confundir á la vidriería con las bellas artes, porque de no
ser así, no se comprende cuando se examinan y estudian las obras vidrieras de la
Granja en su primer período extranjero, la calidad de los productos, escondiendo sus
defectos de fabricación tras de trabajos muy admirables en el grabado en hueco. De
éstos conservamos varios ejemplares curiosímos y de gran valor por la belleza del
dibujo, tanto de adorno como de figura. Verdad es también que el vidrio de la Gran
ja mejoró bastante en tiempo de Cárlos III en su diafanidad y blancura, por los
trabajos de uno de los hijos de Eder y maestros Busquet y Piquer, perdiendo algo
la perfección del grabado. Se desmejoró en tiempo de Cárlos IV, y desapareció del
todo en la época de su hijo D. Fernando; pero á nuestro juicio, prévio el examen de
las obras vidrieras que se labraron en la Granja en los primeros tiempos de la fabri
cación, nos han hecho creer siempre que los maestros extranjeros que á ella llegaron y
—
27
—
arriba se mencionan, para fundar y dirigir tan noble empresa, fueron más que vi
drieros propiamente dichos, excelentes grabadores y tallistas, que cometieron cierta
estafa, frecuente en España en los tiempos pasados, de suponerse aquéllos hábiles
desde que cruzaron el Pirineo, para todas las operaciones de las fábricas, cualquiera
sean, v que tan amargas quejas arrancaron á la pluma de Ponz en sus cartas sépti
ma, octava y última del tomo ix de sus Viajes, que son á lasque anteriormente nos
referimos, dando con ellas razón y el por qué en nuestro país no había llegado á ser
en varios ramos más industrial y fabril que lo fué y ha sido.
Las consideraciones anteriores se podrían generalizar en el siglo pasado por ser
comunes á las grandes fábricas que entóneos se idearon en España de vidriería,
como la de San Ildefonso, y á las de paños de Guadalajara, indianas de Avila, papel
de imprimir y de escritura en grande escala, pólvoras de caza y guerra en Murcia y
su tierra, sedería de Talayera y algunas otras, calificadas todas do establecimientos
Reales, y que fueron desapareciendo unos tras otros después de producir pérdidas
enormes al erario. Pero no entraremos en ésta que pudiera llamarse la profundísima
sima colmada con las lágrimas de la industria y trabajo de los artífices españoles, en
la centuria décimo-octava, para fijarnos por hoy en una causa especial que se refiere
á nuestra vidriería, que tuvo ó pudo tener influencia en su marcha decadente en el
mismo siglo.
La Francia desde muy antiguo dispensó á los obreros del vidrio los honores de
gentileshombres, declarándolos nobles por el hecho sólo de dedicarse á las labores
de aquel compuesto. Ademas, en aquel país, en los siglos xv, xvi y xvn, hasta se
llegó á exigir que ántes de penetrar en los talleres los aprendices y oficiales tuvieran
que exibir las pruebas de la nobleza de sangre de sus antepasados. Respecto de los
jetes y maestros vidrieros franceses, desde Antonio de Brossard en 1453, hasta los se
ñores Sagrier de Bongard en 1667, según dice Handicquer de Blancourt (A rte de la
vidriería, tom. i, pág. 47), todos fueron de la más antigua y veneranda nobleza fran
cesa, contándose entre ellos príncipes de la corona, príncipes de la Iglesia y barones
con escudos y timbres nobiliarios del mayor respeto y más grande consideración so
cial de aquel país.
Como estos hechos de la antigua vidriería habían constituido una especie de tra
dición cuidadosamente conservada por la familia real francesa , por lo ménos desde
el Sr. Cárlos de Artois, conde de Eu y príncipe de la sangre real en 1455, hasta
Luis XIV el Grande de Francia, resultó que los reyes Felipe V y Fernando VI en
España , al intentar la fundación en San Ildefonso, de la que llamaron su fábrica de
vidrios, no se atrevieron á ennoblecer á los artífices castellanos, y de conformidad
con sus tradiciones de familia fueron á buscar en el extranjero un personal que pa
sase en España como de antigua nobleza, aunque su habilidad de artífice no pudie
ra compararse con la de los maestros desheredados en su propio país; pues obrar de
otro modo hubiera sido incomprensible á los reyes ya referidos, toda vez que, según
la historia, sus antecesores habían obrado así siempre con justicia, casi inspirada y
—
28
—
con acierto industrial, como lo probaba el estado, es verdad que un poco atrasado,
de la vidriería francesa en aquellas épocas privilegiadas, comparada con la italiana,
bohemia, alemana, flamenca, sueca é inglesa de iguales tiempos.
Las antiguas fábricas de Cataluña, Valencia, Murcia, Cuenca y Castilla continua
ron, durante el trascurso del siglo xvm, labrando los vidrios planos y los huecos en
vasería del género ordinario y barato, de que había necesidad para el consumo de
las poblaciones pequeñas y de la gente pobre; pues en las grandes ciudades los ex
tranjeros. como de tiempo atras, tenían establecidos sus almacenes de vidrio, en
los cuales no podían competir los produc tos nacionales. Algunos esfuerzos se hicieron
en la misma centuria en las fábricas de Recuenco, Valencia, Tortosa y Barcelona,
para sacar á la industria del vidrio en España de la decadencia y estado tristísimo en
que se encontraba. Para ello se mejoraron algo los vidrios en su masa, color y tras
parencia ; se tallaron en aquellas fábricas con más corrección , se adornaron y em
bellecieron algunas vaserías huecas con nervios de hilo y esmalte blanco lechoso y
de otros colores á la italiana, según se habían labrado muchos vasos en España en
los siglos xvi y xvn, de los cuales conservamos algunas muestras curiosísimas; pero
bien sea por falta de administración, por no tener medio para franquear los merca
dos, desembarazándoles de los productos más perfectos extranjeros, por la dificultad
de proporcionarse algunas materias primeras, y por los trastornos políticos que des
pués ocurrieron en lo que va de siglo, los esfuerzos últimamente referidos de la vi
driería española no dieron los resultados que hubieran sido de desear.
Aquellas fábricas, sin embargo, han continuado y continúan hasta nuestros dias,
encendiendo sus hornos. Por los años de 1828 al 53 volvió á trabajar la Granja. Poco
tiempo después Cartagena, á que siguió Aranjuez, la Coruña y Jijón, la Luisiana y
la Cantábrica, en las Rozas y Valdearroyo de la provincia de Santander, cuyos esta
blecimientos fabriles tal vez consigan dentro de poco recobrar una parte del tiempo
perdido afirmando el porvenir de la industria vidriera española , que como indus
tria, no como arte, contó en lo antiguo con la habilidad individual de los maestros y
oficiales que siguen :
MAESTROS VIDRIEROS QUE LABRARON EN ESPAÑA.
SIGLOS ANTERIORES AL XVI.
Abolais : Autor que escribió ántes del siglo xui, y tradujo del hebreo en árabe un
libro llamado el Lapidario , el cual se encontró en Toledo, donde le mandó poner en
castellano el Infante D. Alfonso, que siendo rey poco tiempo después de i 248, se le
llamó el Sabio. En esta obra se dieron curiosísimas noticias importantes de la vidrie
ría antigua. Para tener una idea del contenido del libro de Abolais, de las épocas en
que se redactó y tradujo en castellano, trascribiremos aquí el prólogo de dicho có
dice, guardado hoy en el Escorial, y dice :
—
29
—
t ...... Mas los que escriuieron de las piedras ansi como Aristotil, que tizo un libro
en que nombra setecientas dellas, et dixo de cada una de qué color era, et de qué
grandeza et qué uirtud auié, eten qué lugar la fallaban, et ansi íizieron otros mu
chos sabios que en estas cosas tanxieron et tocaron. Mas entre aquellos ouo y algu
nos que se metieron mas a saber el fecho de ellas, et tuuieron que les non abandonaua de connoscer su color et su grandez, et su uirtud, sinon connosciesen quales
eran los cuerpos celestiales con que tien acercamiento, et de que resciben la su uir
tud. Et porque se enderzeauan a hazer sus obras, según el enderezamiento de tos
estados de los cuerpos desuso, en toda obra de bien ó de mal.
» Et entre los sabios que se mas desto trabaxarou, fue uno que ouo nombre Abolays, como quierque el touiesse la ley de los moros, era hombre que amauu mucho
los gentiles et sennaladamente los de tierra de Caldea, porque de alli eran sus abuelos,
et porque el sabie hablar aquel lenguaje, et leye la su letra, pagóse mucho de bus
car los sus libros, et de estudiar por ellos, porque oyera dezir que en aquella tierra
fueron los mayores sabios que en otras del mundo. Mas por las grandes guerras, ei
las otras muchas ocasiones que alli acaescieron, murió la gente , et licaron los sa
beres como perdidos, ansi que muy poco se fallaua dello. Et este Abolays auie un su
amigo que buscaua e_-ios libros, et se los fazie a u er, et entre aquellos que el buscó
faltó este que fabla de trescientas et sesenta piedras según los grados de los signos
que son en el cielo ochauo, et dixo de cada una qual color el qual nombre, et que
uirtud a , et en que lugar es fallada , et de la estrella de la ligura que es en el grado
daquel signo, donde ella rescibe fuerza et uirtud, et esto según el sol cosre en todo
el año, por los grados de las liguras de los doze signos, que se fazen por todos tres
cientos et sesenta que son todos figurados de estrellas menudas, et otras figuras mu
chas que están en el ochauo cielo que son figuradas otrossi de estrellas las mas, aparte
de septentrión que es a la estrella que llaman tram ontana, et las otras aparte de me
dio dia que son dellas dentro en los signos, et las otras de fuera dellos ansi que se fa
zen por todas con los signos quarenta et ocho. Onde quando Abolays falló este libro
fue con el muy contento, porque ouo y falló en el todo lo que cobdiciaua saber de
las piedras, y desque ouo por el mucho leydo et entendió lo que en el era, trasladólo
de lenguaje Caldeo, en arauigo, et en su uida punno de prouar aquellas cosas que en
el yazien, et fallólas ciertas et uerdaderas, porque el era sabidor de la arte de astro
nomía , et de la natura de conoscer las piedras. Et depues que el murió, tico como fue
perdido este libro muy gran tiempo de manera que los que le auien no le entendien
b ien , ni sabien obrar del ansi como conuiene, fasta que quiso Dios que uiniese a
manos del Rey D. Alfonso lijo del muy noble Rey D. Fernando et de la Reina Doña
Beatriz, et Señor de Castilla et de Toledo, et de L eó n , et de Galizia, etde Seuilla,
et de Cordoua, et de Murcia, et de Jaén et de Algarue, et le falló en seyendo In
fante en uida de su padre en el anno que ganó el reyno de M urcia, que fue en la era
de 1290 annos poco mas órnenos, et ouoleen Toledo de un judio que lo tenic abscondido, que se non querie aprouechar de e l, ninque a otro touiesse pro , et des-
que este libro tuuo en su poder fizolo leer a i tro su judio que era su phisico et dizenle
Yhuda Mosca el menor, que era mucho entendido en la arte de astronomía et
sabie, et entendie bien el arábigo et el latín. Et desque por este judio su phisico
ouo antendido el bien et la grande pro que en el vazia mandóselo trasladar de ara uigo en lenguaje castellano porque los hombres lo entendiessen, et mejor sopiessen
dél mas se aprouechar, et ayudó en este trasladamiento Garci Perez un su clérigo,
que era otrossi muy entendido en este saber de astronomía. Et fue acabado de tras
ladar el segundo año que el noble Rey D. Fernando su padre ganó la ciudad de Seuilla. Este libro es muy noble et muy preciado et quien dél se quisiese aprouechar
conuiene que pare mientes en tres cosas: la primera que sea sabidor de astronomía
porque sepa conoscer las estrellas en qual estado están, et en qual razón uiene ma
yor uirtud a las piedras dellas, según la uirtud que resciben de Dios. La segunda co
sa es que sepan conoscer las piedras, et las colores, et las fayeiones dellas; otrossi
que sepan ciertamente los lugares sennalados o se crian et se fallan. Estremar la con
tra-fecha de la natural, et de parar otrossi las que naturalmente se esencian en uno
conosciendolas por peso o por dureza, et por las otras sennales porque se pueden co
noscer a hombre que fuese entendido en este saber. La tercera cosa es que sea sabi
dor del arte de Física que yaze mucho della encerrada en la uirtud de las piedras se
gún en este libro se m uestra, et que sepa de ellas otras ansi como él m anda, et que
sea de buen seso porque sepa ayudarse de las cosas que fazen pro et se guarde de
las que tienen danno. Et obrando desta guisa llegaran a loque quisieren tacer por
ellas, et uerá cosas marauillosas de la su uirtud que resciben de Dios, porque aya a
loar et bendecir el su nombre que sea bendito para siempre jamas amen.
A lemán ( Micer Cristóbal) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes
por el fuego, y obrero de imagenería sobre vidrio. Fué el primero que labró en Se
villa , para la catedral, una vidriera de setenta palmos con imágenes, concluyendo
su obra en 1504, pagándole por ella 10.030 maravedíes.
A mat ( J uan de S an) : Trabajó las vidrieras más antiguas de la catedral de Lérida
en el siglo xiv, por los años 1340. ( Vide Qolivella.)
A liman (el maestro P edro): Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo en el año
de 1459, con el maestro aleman llamado Pablo, teniéndose pocas noticias de estos a r
tífices de mediados del siglo xv, como maestros vidrieros de color en España. (Véase
el tomo lv de los documentos inéditos, Academia de la Hist.)
B onifacio ( P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el
fuego, labró en Toledo, y continuó, en 1493, la obra de las vidrieras de la cate
dral , siendo de este maestro las antiguas que hubo desde el reloj hasta el coro del
Dean; por su trabajo se le pagaron 193.450 maravedíes.
CjOlivella (G uillermo) : Este maestro de vidriería de colores residió y labró en
Lérida en la segunda mitad del siglo xiv y principios del xv. Se conserva su memo
ria en la catedral de aquella ciudad, donde en 1392 era magisler operis y encargado
—
31
de la visura y cuidado de las vidrieras de colores que fabricó años ántes Juan de San
Amat. Gomo escultor, hizo en 1591 dos estatuas de los Apóstoles, que á principios
de este siglo xix se guardaban en la iglesia de San Pablo en Lérida.
Cotin (Luis el maestro) : Artítice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego y de imagenería, pudo ser oficial á principios del siglo xv del maestro Dolíin, labrando cou éste en Toledo por los años de 1420 al 1425. En este ùltimo acae
ció la muerte del referido maestro, por cuyo motivo el artífice Luis continuó la obra
comenzada de las vidrieras de la catedral de Toledo, labrando las que estuvieron
desde la fachada del reloj hasta el lado opuesto, cuyo trabajo se finalizó en 1429,
recibiendo por la mano de obra 600 llorínes del cuño de Aragón.
C risòstomo ( el aleman) : Maestro de vidrios en colores por el fuego, que labró en
Toledo , con el maestro Pablo ( vide), para la catedral desde el año 1459 hasta muy
cerca de los años de 1495, en que pudo haber fallecido.
Dolfin ( el maestro) : Artífice fabricante de vidrios de colores y de imaginaria de
los más antiguos que labraron por el fuego en Toledo. Al parecer, por su apellido
parece francés, áun cuando en la época que floreció este maestro las palabras Golfín,
Dolfin y Dalíin pudieron ser flamencas ó alemanas. Labró en Toledo los famosos vi
drios de colores para las vidrieras de aquella catedral primada en 1418, por valor
de 7.725 maravedíes de la moneda m oderna, que equivalían á 150 florines de oro
del cuño de Aragón, á razón de 51 maravedíes y 5 dineros cada florín. (Archivos de
la catedral de Toledo.) Le ayudó y tuvo por oficial á Luis Cotin.
A Dolfin y á Luis les siguieron, como maestros vidrieros de colores, en la catedral
de Toledo, los maestros P ablo y C risòstomo (alemanes), en 1459. P edro F rancés y
P edro B onifacio , en 1495. Vasco de T ro ya , en 1515. J uan de C ue sta , hasta 1515.
J uan de C ampos , hasta 1522. A lberto de H olanda , hasta 1525. J uan de Ortega , 1554.
F rancisco de O l í a s , en 1676. F rancisco S ánchez Mar tínez , en 1715, áquien se atri
buye un tratado sobre el arte de la fabricación de los vidrios de colores é imaginaria,
que presentó como maestro al cabildo de la catedral de Toledo en el año de 1721.
Manuel Moreno A paricio , siendo canónigo de la santa iglesia el Sr. Lorenzana, se
nombró maestro de vidrios á dicho artífice en 1772. Fué el último que se conoció
en dicha iglesia primada para las vidrieras de imaginería. Algunos dicen que éste, y
no el anterior, fué el que escribió el tratado de los vidrios de colores de que se hace
memoria.
E nrique (el maestro) : Fué maestro vidriero, de nación aleman, vecino de Toledo,
donde residía por los años de 1480. Se casó en España con María Maldonada. Como
maestro de vidrieras de color, le encargó el cabildo catedral de Toledo la construc
ción de algunas vidrieras nuevas para la santa iglesia primada y la reparación de las
antiguas en el año de 1485, según concordia y capitulación fechada el 11 de Junio de
aquel año, por la cual el maestro Enrique se comprometía á seguir las dichas obras,
hasta dejarlas concluidas.
Este maestro falleció en 1492, habiendo labrado y sentado catorce vidrieras en la re-
—
32
—
ferida catedral, con imágenes de santos, santas y algunas de composición historial,
que midieron dos mil nuevecientos treinta y cuatro palmos y medio cuadrados de vi
drios de color. Pero como la obra y el compromiso del maestro Enrique no se hubiera
concluido, la continuaron sus oficiales en 1492 y 93, bajo la responsabilidad de la
viuda María Maldonada, labrando los oficiales Pedro Bonifacio y Pedro el francés las
seis vidrieras últimas, que según el compromiso, convenio y escritura del maestro
Enrique, medidas resultaron tener en su totalidad dichas seis vidrieras dos mil se
tecientos veintinueve palmos cuadrados, y ?/3 de palmo.
Estas noticias se han tomado de la concordia y capitulación que firmó el maestro
Enrique con la catedral de Toledo en el año 1485, publicada en el tomo ly de los do
cumentos inéditos de la Academia de la Historia. Pero leyendo dicha concordia re
sultan algunos hechos en ella consignados que tienen cierta importancia para el arte
de la fabricación de vidrio blanco y de color en la centuria decimaquinta.
El primero es que, según uno de los artículos de la concordia, el maestro E nri
que había de pasar á Burgos, Flándes ú otras partes á comprar el vidrio que fuese
necesario para la obra proyectada por la santa iglesia primada.
El segundo hecho singular es el haberse señalado en el mismo documento los
colores más principales que se habían de usar en la vidriería, y que constituían la
que hoy podría llamarse la paleta de los maestros del siglo xv. Diciéndose sobre este
punto que el maestro Enrique había de traer buen vidrio, asi blanco, como azul,
verde , colorado, morado, amarillo, prieto, y de la groseza que lleváre muestra.
El tercero, y después de señalar el grueso del vidrio, se refiere á las condiciones
físicas del mismo material, cuando le trajera el maestro Enrique; «el cual no se ad
mitiría si no fuere bueno é bien fecho (diáfano, homogéneo en su masa y bien des
templado de modo que fuese resistente y poco frágil), é bien entretexidos las colores
á vista (ó que cuando les pasase la vista y la luz, como entonces se decía , resultase
una sensación de uniformidad la más perfecta posible, relativamente á los matices
y coloración de los vidrios, examinados por los reflexos y por la refracción ó paso de
luz á su través), y si no fuese á contentamiento de los dichos señores obreros é visi
tadores, que non sean obligados d lo tomar por ningún precio.*
Estas frases , toda vez que el cabildo había adelantado el dinero para la compra
del vidrio, y sus términos absolutos, nos hacen sospechar que existían en el si
glo xv la estafa y el fraude mercantil en el artículo del vidrio extranjero que venía
á España, y que con dicho fraude había sido castigada alguna vez la iglesia de Toledo.
Pero ésta, en su concordia con el maestro Enrique, no se contentó con sentar las
condiciones anteriores, sino que ademas, temerosa de que el artífice por ser extran
jero poseyera ó no la habilidad que decia de maestro, lo cual supone estafa posible
de otro orden que en la del vidrio, pues sería personal, dispuso que aquél, «ántes de
comenzar lo principal de la obra, labrára una ventana con figuras, im ágenes, lazos
y otras labores, con las canales de plomo bien fornidas é altas para que abracen y
encajen bien el vidrio. Et si todo saliere bien é á contentamiento de los señores obre-
—
33
—
ros é visitadores de la iglesia, que se le pague su valor é siga en las obras de la vi
driería, y si no, se le pague aquella obra y devuelva el dinero que se le dio para la
compra de los materiales, dándole plazo de un año para la devolución al maestro
Enrique ó sus fiadores.»
F rancés (el maestro P edro) : Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo, en el
año de 1495, no teniéndose más noticias de este artífice de mediados del siglo xv,
como maestro que labró en España.
Guisquin de Vaque H usfren : Mercader y vecino de Toledo por los años de 4420
al 28 , que proporcionó é hizo llegar á dicha ciudad várias partidas de vidrios blan
cos y de colores, probablemante de Alemania, Flándes y tal vez de Burgos, para las
grandes vidrieras que en aquel entonces labraron los maestros Dolfin y Lois Contin
para la catedral primada de Toledo. Las cantidades de vidrios que proporcionó el
mercader Guisquin pueden calcularse de considerables, atendiendo á que para solas
dos vidrieras que labró el artífice Lois después del fallecimiento de su maestro Dolfin
aquél proporcionó á los talleres de la catedral algo más de once quintales de vidrios
blancos y de color, según consta de una carta de recibo y pago firmada por Guis
quin, fechada á 12 de Noviembre de 1428 años, en Toledo. (Documentos inéditos de
la Academia de la Historia , tomo l v , pág. 487.)
J uan ( el maestro) : Maestro y artífice de vidrios de colores, conocido tan sólo por
el nombre del maestro Joan, que labró en Burgos algunas vidrieras de colores y otras
para la catedral de aquella ciudad, desde el año 4427 al 33, según los registros de
las actas capitulares de aquella santa iglesia, correspondientes á los años menciona
dos; no se sabe la patria de este antiguo artífice.
J u a n ico (N.): Artífice y oficial vidriero, que labró en Toledo como ayudante y
mozo de Fray Pablo en la reparación de las antiguas vidrieras de la iglesia primada,
que se acordó llevar á cabo en el año 1458. Este oficial se le señaló por el cabildo el
sueldo de 25 maravedises por dia como á su compañero de taller Ximeno (vitle), ó
sea la mitad que al maestro Fray Pablo. (Academia de la Historia, documentos in
éditos, tomo lv .)
O viedo (Catedral de) : En el templo y santa iglesia catedral de Oviedo se conser
van cinco grandes vidrieras ojivales sobre el altar mayor, formando el coronamiento
gótico de la capilla mayor, de muy bellísimo efecto. Ademas, en la nave de la misma
capilla y costado del Mediodía se cuentan otras cinco vidrieras mayores con seis
compartimentos y colores, santos é historias de composición concluida. Las vidrieras
correspondientes al costado Norte se tapiaron hace muchos años á causa de los vien
tos y lluvias que por aquel lado combatían al edificio, inutilizándose, y siendo por ello
costosísima la conservación de aquéllas.
En los dos lados del crucero, en la parte del trascoro y otras capillas y lugares de
la iglesia, se hallan varios óvalos de cantería y talla, cerrados los calados en piedra con
vidrios claros; resultando obras de mucha elegancia y gusto á la antigua, ó decuan5
34
-
do se servian los maestros de la piedra misma como armaduras del vidrio trasparente.
Las vidrieras de colores referidas, consta en el archivo de la catedral de Oviedo que
se labraron por los años de 4501, por maestros que fueron de la catedral de To
ledo, los cuales, habiendo concluido sus labores en la iglesia primada en el año re
ferido, solicitaron encargarse de la obra de las vidrieras de la catedral de Oviedo en
el año 4501. Sin embargo, aunque los artífices mencionados se sospecha fueron fla
mencos , no se citan sus nombres ni el coste que tuvieron las vidrieras de Oviedo.
Es probable que los maestros á que se refiere el apuntamiento anterior fueron
Pedro el francés y Pedro Bonifacio, que de 1405 á 1500 habían finalizado sus obras
vidrieras en la catedral de Toledo.
P ablo (F ray) : Artífice aleman que vino á España á mediados del siglo xv; fué
maestro del arte de pintar vidrios con colores trasparentes por el fuego. Trabajó en
Toledo, entre otras obras, algunas de las vidrieras de la catedral por los años de 1459.
(Archivo de id.)
S antillana (D. D iego ) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego, que
residía en Burgos en el último tercio del siglo xv. En el año de 1497 paséen compa
ñía del maestro Juan de Valdivieso á Avila, para ajustar las vidrieras de su catedral,
con cuyo trabajo se quedaron aquellos dos artífices en el año siguiente de 1498, pin
tando dos para la capilla del Cardenal. Pasando después á pintar otras várias de las
de la banda izquierda de aquella iglesia, y concluyendo las de las santas Agueda,
Inés, Cristina , Cecilia y algunas otras que sellan conservado hasta la actualidad, bien
pintadas y con diseño y actitudes sencillas. A principios del mismo año 98, estando
este maestro en Burgos, contrató con la catedral de esta ciudad algunas obras de vi
driería de color, asociado al mismo artífice Juan de Valdivielso. Este convenio tiene
ia fecha de 25 de Enero de dicho año 1498.
Debió ser compañero y amigo de Arnao de Flándes y del famoso vidriero hurgó
les Nicolás de Vergara, figurando Santillana, como testigo, en unas diligencias del
maestro Arnao y por encargo de su liijo Nicolás, fechadas en 1512, año en el cual el
último residia en Toledo y trabajaba como maestro las bellísimas vidrieras de la ca
tedral de aquella ciudad. Por los mismos años de 1512 al 15, el maestro Santillana
labró en Búrgos tres vidrieras historiadas para la iglesia del monasterio de San Fran
cisco de Falencia, según escritura fechada el 51 de Mayo de 1512. La primera con
la representación de la impresión de las llagas de San Francisco. La segunda, la pre
sentación de Doña Inés de Castilla á Santo Tomas de Cantorberi, conducida por la ma
no de Santo Domingo ; con las armas de los Castillas y Enriquez. La tercera , con la
historia del acto en que recibió San Ildefonso la casulla milagrosa de manos de la
Virgen. El precio de estas vidrieras se calculó y pagó á 95 maravedises el palmo
cuadrado de vidrio de color.
Ademas, el mismo Santillana labró tres vidrieras de colores para el cabildo de la
catedral de Patencia en igual precio que las anteriores, y las seis redondas para los
ojos de la capilla de Nuestra Señora la Blanca, de la misma catedral, en el año 1515
—
35
—
al 14, con buenos colores y matices. La principal de aquéllas representaba á Nuestra
Señora con el niño, yen oración el señor canónigo Bartolomé de Falencia. En la vi
driera del segundo ojo se pintó á Santa Marina con el dragón. En las restantes, San
ta Catalina, San Andrés, Santa Lucía y la Magdalena. La catedral pagó al maestro
Santillana, ademas del precio convenido, la casa, carbón y los andamios que fueron
necesarios para sentar las obras.
S ocoma (D. F rancisco) : Artífice y maestro de vidrios, que labró en Mallorca en la
segunda mitad del siglo xiv, por los años de 1580 se encontraba en Palma como
maestro de las vidrieras de la catedral de aquella isla , que en aquel tiempo y ántes
de cerrarlas con manipostería, debieron ser difíciles de poderse conservar y componer.
V aldivieso (D. J uan) : Maestro artílice de vidrios de colores trasparentes por el
negó. Floreció en la segunda mitad del siglo xv. Fué vecino de Burgos y como com
pañero de Juan de Santillana pintó por los años 1497 al 99 várias de las vidrieras de
la catedral de Avila.
V aldovin (el maestro) : Maestro que floreció y labró lumbreras blancas y de co
lor, tal vez en el siglo xiv ó época anterior. Se le atribuye el trabajo de las anti
guas vidrieras con imágenes y de mosaico que poseyó la catedral de León , las cuales
tanto realce y belleza dieron á dicha santa iglesia en la Edad Media, y que sin duda
fueron origen de aquel antiguo dicho vulgar :
Campanas las de Toledo,
Vidrieras las de León,
Relox el de Benavente,
Rollo el de Villalon.
Atendida la fragilidad del vidrio y la magnitud excesiva que debieron tener las
vidrieras de León, labradas por el maestro Valdovin , lo cual las expuso á inutilizar
se con más facilidad que en otras iglesias de España , creemos que las obras de dicho
maestro han desaparecido hace algunos siglos; no existiendo hoy otras vidrieras en
aquella catedral más que las que probablemente labraron otros maestros del siglo xvi,
tal vez en Burgos ó Toledo, para la iglesia leonesa, como lo hicieron para las cate
drales de Oviedo, Palencia, Astorga y otras iglesias de Castilla la Vieja, León, Astu
rias y Galicia, en la referida centuria décimosexta.
El nombre del maestro Valdovin le cita el Sr. Villamil y Castro en sus rudimentos
de Arqueología sagrada, pág. 153.
X imen (N.): Artífice y oficial vidriero que floreció y labró en Toledo á mediados
del siglo x v ; se da noticia del nombre de este oficial como mozo de Fray Pablo, ga
nando 2o maravedises por dia, ó sea la mitad que su maestro, en el arte vidriero de
colores, según se dice en el libro de gastos de la santa iglesia primada de Toledo, año
de 1458, con motivo de la compra en Burgos de diez quintales y medio de vidrio,
más trece libras de colores de Flándes, que costaron, á razón de 2.000 maravedises
cada quintal, y con cuyos materiales comenzaron el maestro Fray Pablo y sus oficia-
36
—
les é mozos Ximen y Juanico el reparo de las antiguas vidrieras de la catedral de To
ledo, en el año de 1458. (Academia de la Historia, documentos inéditos, pág. 502.)
Hay alguna probabilidad para asegurar que este artílice Ximen tuviera por hijo á
Alexo Ximen ó Ximenez, que también fuá artifice vidriero de color y clérigo ó cape
llán en Toledo por los años 1509 (vide).
X imenez (D. A lexo ) : Artílice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
á últimos del siglo xv. Fué clérigo y labró en Toledo con mucha aceptación varias
vidrieras de la catedral de aquella imperial ciudad, por los años de 1509.
VIDRIEROS DEL SIGLO XVI.
A rce (J uan): Maestro y artífice de vidriería del que se tiene pocas noticias. Labro
en Rúrgos en la primera mitad del siglo xvi, sucediéndole como maestros de la ca
tedral de dicha ciudad, su hijo Juan y su nieto Pedro, que lo fueron posteriormente
desde 1540 hasta cerca de 1600, según varias peticiones que dirigieron al cabildo
de la catedral de Rúrgos, fechadas en 1586 y 90, suplicando aquellos maestros se les
encarguen las obras pendientes de reparación y demas en las vidrieras de la iglesia,
creyéndose que tenían cierto derecho á ello por sus muchos servicios prestados en el
trascurso de más de cincuenta años de trabajos bien acreditados, como vidrieros de
aquel templo.
A rce (D. J uan) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el fuego;
floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en Rúrgos, donde se le encargó
en 1581 la reparación de las vidrieras de la catedral, que concluyó; pagándole 8.600
maravedís por la obra. Este maestro y artílice vidriero lo fué de la catedral mencio
nada durante muchos años, pues figura en varias cuentas de vidriería del templo en
1568 y 69, en las cuales se advierte que nadie más que él entienda en todo lo relati
vo á las obras del vidrio, atento á los muchos años que entonces llevaba de servir con
su habilidad al cabildo de aquella santa iglesia.
A rce (P edro ): Maestro y artílice vidriero, que floreció y labró en Rúrgos en la se
gunda mitad del siglo xvi. Fué hijo y nieto de los dos maestros Juanes de Arce, que
le precedieron como tales en la catedral de aquella ciudad; consta su nombre en una
exposición al cabildo de la referida iglesia, en que pide se le conserven los derechos
de su padre, que liabia trabajado hasta 1586, más de 50 años, en las obras de vi
driería de la catedral de Burgos, sin contar los muchos más que trabajó para la mis
ma su abuelo Juan, también maestro del templo en el tiempo que vivió.
A rtífices talladores de vidrios, diamantes y otras piedras preciosas. —Esta clase
de artífices, según dice Juan Arfe, existían en España en el siglo xvi, es posible que
fuesen más antiguos, pues ya en el siglo x iii , según una ley de las Partidas (Lev 8.a,
tít. xvi, Partida vil de los falsarios), se dice que había en España Oreberes lapidarios
verdaderos y legales, que practicaban su arte leal y hábilmente, y otros Oreberes la
pidarios del siglo x iii , que en el xvi se llamaban enjoyeladores, los cuales, según la
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37
—
ley de Partida referida «fazen enganno et uenden las sortiias que son de latón ó de
plata doradas diziendo que son de oro. Et otrosí uenden los dobletes de cristal, et las
piedras contra fechas de uidro por piedras preciosas.»
Sobre estas falsificaciones y manera de hacerlas escribió algunas consideraciones
Arfe, concluyendo por decir : »pero por maravilla se ve una de ellas antigua ó mo
derna en España, porque aquí, á pesar de la ley de Partida, no se hacen; y por
hacerlas en Italia y Francia, suceden en aquellos reinos más vezes semejantes en
gaños.
La talla geométrica y pulimento físico de los diamantes, trabajos considera
dos como arte, se verificaba por artífices en Lisboa, en Sevilla y en Madrid á me
diados del siglo xvi. Como lo comprueba el mismo Arfe en su Quilatador, pág. 576,
libro viii diciendo:
«Los diamantes lábranse con otros diamantes y con el polvo que sale de unos y
otros basta ponerlos en el talle (forma) que quieren , y después se pulen en rueda de
acero templado con aceite, y el polvo que sale dellos; como lo he visto en Lisboa
y en Sevilla y aquí en Madrid. Todo se hace á costa de mucho tiempo.»
A yala (F rancisco) : Artífice vidriero que floreció y labró en Palencia, constando
su nombre en una escritura otorgada ante el escribano Alonso Paz, á nombre del
cabildo de la catedral de aquella ciudad, fecha 9 de Octubre de 1516. En dicho do
cumento se conviene el maestro Ayala á aderezar todas las ventanas del crucero de
la capilla mayor de la iglesia de Palencia y las de las capillas de San Pedro, Santa
Ursula, Corpus Cristi, Nuestra Señora la Blanca y San Miguel, á contentamiento de
los obreros de dicha iglesia ; debiendo recibir el maestro Ayala por su trabajo 50 du
cados de oro. (Academia de la Historia, papel suelto sin colocación.)
B orgoña (Jorge ) : Artífice fabricante de vidrio de colores, trasparentes por el
fuego. Labraba en Palencia en el año de 1541 las vidrieras para la catedral, pero ha
biendo fallecido en dicho año, continuó en este trabajo, basta concluirlo, su cuñado
D. Diego de Salcedo. El precio fué de 100 maravedíes por cada pié de vidrio pintado
con imaginaria. Este maestro flamenco fué vecino de Burgos, donde casó con Ca
silda Diago; por los años de 1553 pasó á Palencia para encargarse del trabajo de las
vidrieras de dicha catedral, que no pudo concluir por haber fallecido, como se dice
arriba.
B ruxes (C arlos) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego. Labró para la catedral de Sevilla en 1558, la vidriera de la Resurrección del
Señor, que está en la capilla de las doncellas, y la otra vidriera frontera, cuyas imá
genes representan la venida del Espíritu-Santo. Reparó otras de la misma iglesia en
el año 1559. En el siguiente fué castigado por el tribunal de la Inquisición.
Campa ó C ampos ( el maestro J uan ) : Artífice fabricante de vidrios de colores, tras
parentes por el fuego. Labró para la catedral de Toledo algunas vidrieras, por los
años de 1522,
Cotin ó Contin (Gaspar) : Pudo ser nieto ó biznieto del maestro y antiguo vidrie-
—
38
—
ro Luis Contin, probablemente francés ó flamenco, que vino á España por los años
de 1418. Este maestro Gaspar nació en Castilla, su familia y maestros probablemente
fueron toledanos; labró de 1538, como vidriero de colores en Burgos, para la cate
dral , en el año referido.
Córdoba (Gonzalo de) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por
el fuego, que floreció á últimos del siglo xv. Labró en Toledo desde el año de 1510
al 13, las vidrieras de la catedral, que están en la nave intermedia, empezando por
la puerta de los escribanos, en las que representó la creación de Adan y Eva y otros
pasajes del Antiguo Testamento. Se considera entre las buenas obras de su género
que posee aquella santa iglesia catedral.
Cuesta (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el fue
go. Continuó los trabajos del maestro Córdoba en el año de 1513, reparando várias
vidrieras y labrando las de la capilla muzárabe en la catedral de Toledo.
D íaz (D iego) : Floreció en la segunda mitad del siglo x v i, como fabricante de
vidrios de colores y de imaginería por el fuego. Tuvo por maestro á Francisco Espi
nosa, á quien ayudó en los talleres y fabricación de la vidriería de color que Felipe II
babia establecido en el Quejigal, cerca del Escorial, donde se labraron magníficas
vidrieras para los templos de España, pagando al artífice Diaz sueldo regular ( Vide
Espinosa.
E spinosa (F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de color y de imaginería,
que floreció á mediados del siglo xvi. Fué natural de Cedieros, y muy conocido por
su ingenio y habilidad. El rey D. Felipe II, de quien algunos cuentan tuvo noticia
especial de los hombres de mérito que vivían en su tiempo en España, llamó á
Francisco Espinosa y á su hermano Hernando para dirigir los talleres del Quejigal v
labrar en ellos los vidrios de color que se necesitasen en el templo del Escorial ú
otras iglesias de España. La importancia de los trabajos de Espinosa pueden calcu
larse por una Real orden del 18 de Marzo de 1565, en que dispone el rey D. Felipe
se pongan á disposición de este artífice para la fabricación del vidrio y su colora
ción por el fuego, quinientas arrobas de barrilla, doce de colores y cuatro de zafre,
y por otra Real carta del 17 de Junio de 1566, le mandaron pagar 375.000 marave
dises por sus experiencias y trabajos.
La fábrica del Quejigal labró por algún tiempo con grandes y buenos resultados,
mandándose, por causa de haber muerto Hernando de Espinosa, venir de Cataluña
al maestro Galceran, también pintor, siguiendo prósperamente aquella fábrica hasta
1571, en cuyo año todavía se mandaron pagar al artífice Francisco Espinosa 4.000
maravedises por ciertos gastos en colores. Tuvo por discípulo en el arte á Diego Diaz,
oficial hábil. De la fábrica antigua del Quejigal se conservan hoy como restos vidrie
ros, los que cierran con coloración verde, dos de las grandes ventanas de la cúpula
ó cimborrio del monasterio del Escorial; cuando los examinamos, nos parecieron
que eran las últimas reliquias que Rabian quedado en los almacenes de aquella igle
sia , en otro tiempo bien provistos, para las reparaciones de sus antiguas vidrieras.
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F ernandez (P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego; se
sabe que veriíicó algunas experiencias y presentó algunas muestras de vidrio para
imaginaria en colores trasparentes al cabildo de la santa iglesia catedral de Sevilla,
por los años de 1526. No teniéndose más noticias de este oficial artiíice que, según
aquella fecha, floreció á principios del siglo.
F lándes (A rnao de ) : Maestro y artífice de vidrios de colores que floreció y labró
en Burgos probablemente desde tiñes del siglo xv. La primera noticia que se tiene
de este maestro es que el cabildo catedral de aquella ciudad le dispensó, en 1512,
algunos adelantos con la propiedad de ciertas casas que se hallaban en él arrabal de
Vega, á do dicen la Calera, para que allí lijase sus talleres el maestro Arnao, resi
dente en Burgos y casado con Inés de Vergara. Esta cesión de propiedad tenía una
cláusula que se referia á Nicolás de Vergara, como hijo y heredero del maestro Ar
nao, el cual debia ser mayor de edad, pues en dicho año 1512 residía en Toledo,
donde trabajaba como maestro vidriero, de gran habilidad y fama; lo cual prueba
que el maestro Arnao, padre, debió llegar á España por los años de 1480 al 90.
Murió de muchos años, hácia 1544, según un poder de su hijo Nicolás, fechado
en Enero de 1550, del que resulta el fallecimiento del maestro Arnao, á quien pudo
ayudar en muchas de sus obras en Burgos, desde el año de 1521 al 54, en que aquél
residió en dicha ciudad. Tuvo por discípulos á Nicolás Vergara su hijo, que después
se llamó Vergara el Viejo, y probablemente á Juan de Arce, que fué nombrado
maestro de las vidrieras de la catedral de Burgos en el año de 1544.
G a rc er an : Maestro de vidrios de color, que floreció y labró en Cataluña, en la
segunda mitad del siglo xvi. Se tienen noticias de dicho artífice por habérsele llama
do en tiempo de Felipe II, á fin de desempeñar el cargo que tuvo Hernando de
Espinosa, que falleció por los años de 1570 en la fábrica de vidrios del Quejigal cerca
del Escorial (Vid. Espinosa).
G elandia (B ernardino) : Artífice fabricante de vidrios de color y trasparentes por
el fuego. Labró en Sevilla, en 1518, con Juan Vivan, parte de las vidrieras de la ca
pilla mayor de la catedral.
G iraldo ó G iralte de Holanda : Este artífice fabricante de vidrios de color, tras
parentes por el fuego, pudo ser flamenco ú holandés; labró en Cuenca por los años
de 1540 al 50 algunas vidrieras de colores para la santa iglesia catedral de aquella
ciudad. El nombre de este artífice consta en las cuentas de fábrica y del cabildo de
aquella iglesia, correspondientes á la época y años referidos.
Guach (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego; floreció en
Tarragona en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en aquella ciudad, porlos años de
1571 y 72, y más adelante, las grandes vidrieras con imágenes é historias sagradas
que cerraban las lumbreras de la catedral tarraconense. Aquéllas sellan considerado
durante muchos años como obras de mérito en su género, y con las cuales, según
los entendidos, quedó bien probada la destreza y habilidad del maestro Guach, poco
conocido, aunque de creer es fué valenciano ó catalan.
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40
—
H olanda (Alberto de) : Artífice fabricante de vidrios coloreados. Estuvo muchos
años avecindado en Burgos á principios del siglo xvi. En 1520 se obligó á pintar las
vidrieras de la catedral de Avila, tan perfectas y áun mejores que las de la capilla de
las Vírgenes, dándole por cada pié cuadrado de vidrio pintado á razón de 82 mara
vedises, sin contar el vidrio. Los dibujos de apóstoles, mártires y otros adornos de
este trabajo, acreditaron al maestro Alberto, considerándole como uno de los que
mejor practicaron en su tiempo las reglas del arte. En 1522, concluidas las obras
contratadas para la catedral de Avila, pasó este maestro á Toledo, donde labró várias
vidrieras para aquella santa iglesia catedral y otras hasta el año de 1525, en cuya
época se perdió el nombre del maestro Alberto, tal vez por haber ocurrido su falle
cimiento. Tuvo por hijo y discípulo al excelente artífice Nicolás.
Holanda (Nicolás) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; aprendió el arte en Burgos en los talleres de su padre el maestro Alberto. En
1555, época en que tal vez habia fallecido el último, ó bien por estar éste muy ancia
no, labró vidrios de color para la catedral de Ávila, donde quince años ántes traba
jó su padre várias vidrieras. Las obras del maestro Nicolás, como las de su padre, tu
vieron notable gusto á lo romano ó estilo moderno de entonces, y fueron notables
por la corrección en el dibujo, en los escudos y adornos de color de sus obras.
J uan hijo de Jacobo el F lamenco : Artífice fabricante de vidrios de colores, traspa
rentes por el fuego. De él no se tienen más noticias que haberse hallado su nombre
en las cuentas de la fábrica y cabildo ¡de la catedral de Sevilla , con el título dicho y
que, como maestro, labró una de las vidrieras de aquella catedral en el año de 1510,
pagándosele por su trabajo doce ducados.
Ludeque ( D iego d e ) : Artífice de vidrios de colores trasparentes por el fuego y de
imaginería. Este fué el maestro que Felipe III nombró vidriero Beal en Setiembre
de 1600 por causa de haber muerto Antonio Pierres. Disfrutó poco tiempo su cargo,
falleciendo en 1602.
M enandro (V icente) : Artífice de vidrios de color, trasparentes por el fuego. Tra
bajó en Sevilla muchos años en la segunda mitad del siglo xvi , dejando, entre otras,
obras en aquella santa iglesia catedral, concluidas de su mano. En 1560 la vidriería
grande de la Conversión de San Pablo que está en la capilla de Santiago, por la que
se le pagaron 61.200 maravedises, y pudo tener cerca de 800 piés cuadrados de vi
drio de color á razón de 70 á 80 maravedises el pié. En el año de 1567 la vidriera re
donda de la Encarnación, colocada en la puerta de San Miguel, en el precio de
41.680 maravedises. En 1569 labró la de la Visitación de Nuestra Señora, compañera
de la anterior en tamaño, por la cantidad de 50.120 maravedises.
Estas obras del artífice Menandro se consideraron muchos años en Sevilla como
trabajos muy concluidos del arte, tanto por la belleza y diafanidad de los colores,
como por la corrección del dibujo y gusto de la composición que aquel maestro rea
lizó de una manera admirable, empleando los medios más difíciles del arte de la
vidriería de caballete y con imágen.
41
N iel (nielar y esmaltar sobre metales) : El nielar era conocido en España en el
siglo xni, en cuya época se lee, como comprobante, un inventario de las alhajas de
I). Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo y que fue electo obispo de Cuenca por
los años de 1250, en cuvo inventario se lee : Un vaso copado con esmaltes en medio,
et Niel en la manzana et todo dorado. Otro vaso copado con Niel en medio. Otro
con torreciellas el Nieles (Biblioteca de la Academia de la Historia, tomo u, docu
mentos varios). Algunos creen que la palabra Niel procede de Niello ó Nigelio, que
traducen por cosa negra con que se rellenaban las hendiduras y grabados de los me
tales. Tal vez aquella sustancia desde los tiempos más antiguos f'ué fusible, aunque
hubo muchas otras que para adornar ¡as superficies metálicas se fijaban en los gra
bados hendiduras lineales, picaduras y otras soluciones de continuidad comprimién
dolas por el martillo y por cuerpos duros, como bruñidores, cuando por la ductilidad
de la materia incrustrada, ésta se presentaba fácil á quedar encajada y sólidamente
fija, constituyendo muchas veces una especie de filigrana. Este procedimiento úl
timo puramente mecánico es el que adoptaron desde muy antiguo, y hoy todavía le
siguen los artífices cuchilleros de Albacete, Santa Cruz de Múdela, Mora y otros lu
gares y talleres para rellenar con pasta ruja los grabados y calados de las cuchillas,
creyéndolas embellecer por este medio.
O rtega (Juan) : Artífice pintor de imaginería por el fuego, sobre vidrio. Labró
en Toledo las vidrieras de la capilla de los Reyes Nuevos, en la catedral, por los años
de 1554, y ademas la de la puerta del Perdón, de la misma santa iglesia, según
consta de las cuentas de fábrica de su cabildo.
P esquera (S ebastian) : Artífice de vidrios de colores. Labró en Sevilla á mediados
del siglo xvi, ocupándose, por encargo del cabildo de la santa iglesia catedral de
aquella ciudad, en la reparación de las vidrieras de dicha iglesia, por los años
de 1559 y 60.
P ierres (A ntonio) : Artífice de vidrios de colores para imaginería, que floreció en
la segunda mitad del siglo xvi. Atendiendo á sus especiales conocimientos, le nom
bró Felipe II, en el año de 1591, su vidriero real con el sueldo de 50.000 maravedises
al año y un salario diario de tres reales, se le concedieron también dos más para
un aprendiz. Este maestro falleció en el año de 1600, sucediéndole en el cargo de vi
driero real el artífice Diego de Ludeque.
R esen ( el maestro P elegrin) : Artítice pintor de vidrios por el fuego. Fué flamenco, y sus contemporáneos le concedieron la nota de excelente matemático y hábil re
lojero. Don Felipe II, en 1562, le nombró vidriero de su Real casa, con el sueldo de
160 ducados al año y los gajes. Este maestro falleció ea Madrid, en 1565, dejando
por discípulo y sucesor en el arte vidriero á su hijo Reneiro Resen.
R esen (R eneiro) : Maestro y artífice vidriero, hijo del anterior, y que le sucedió en
el cargo que aquél habia alcanzado en la casa del rey D. Felipe II. Labró vidrieras
para la córte desde el año referido hasta el de 1579, en cuyo tiempo se le concedió li
cencia por ocho meses para irse á Flándes, de donde no se tiene noticia que volvie6
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—
se; sucediéndole en los cargos de Palacio, poco tiempo después, el maestro Pierres.
S alcedo (Diego de) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
en la primera mitad del siglo xvi; fué vecino de Burgos y cuñado de Jor-e de Borgoña. Muerto éste por los años de 1542, se encargó de concluir las vidrieras de la
catedral de Palencia, que en aquel entonces tenía el maestro Borgoña entre manos,
pagándosele a 1U0 maravedises el palmo cuadrado de vidrios de color.
S evilla : Los vidrieros de colores que se recuerdan haber trabajado en Sevilla
para la catedral de dicha ciudad, fueron , según el Sr. Cean , Micer Cristóbal, ale
mán, que labró en Sevilla por los años de 1504, Juan, hijo de Jacobo, Juan de Jaques,
Juan Bernal, Juan Vivan, Bernaldino de Gelandia, maestros que labraron para la
catedral de Sevilla en 1504 hasta 1525.
En 1525 los maestros Arnao de Flándes y su hijo Nicolás de Vergara se obligaron
con el cabildo de la catedral á pintar para Sevilla la mayor y mejor parte de las vi
drieras de dicha santa iglesia; pero residiendo aquellos dos maestros, por los años
referidos, de 1525 al 50 ó 34, en Burgos, donde Arnao el padre tenía sus talleres en
casas del cabildo, como dependencias de la misma iglesia, es casi seguro que en
aquellos se labraron para Sevilla las siguientes vidrieras por los dos maestros Arnao
y Nicolás, el primero flamenco y el segundo húrgales.
1. a Vidriera redonda para el crucero de la capilla mayor, representan lo con be
llísimas figuras la Ascensión del Señor.
2. * Idem redonda para el crucero, representativa con imágenes de la Asunción de
la Virgen.
5.* Para el testero de la iglesia de Sevilla, vidriera representando con imágenes
los mercaderes arrojados del templo,
4. a Para el mismo testero, otra vidriera representativa de la unción de María Mag
dalena.
5. * Para el mismo testero, vidriera historiada con la representación de la Resurrec
ción de Lázaro.
6. a Para ídem , historia en vidrios de la entrada de Jesús en Jerusalen.
7. a Para Ídem , historia en vidrio del Lavatorio.
8. ‘ Para ídem, historia en vi Irio de la Cena de Nuestro Señor con sus apóstoles.
9. a Otras várias de menor importancia, de composición artística,con las imágenes
de San Francisco y otros santos y santas.
En 1558 el maestro Cárlos de Bruges labró en Sevilla para dicha iglesia catedral
dos vidrieras para la capilla dicha de las Doncellas, que es probable, atendidas las
muchas relaciones mercantiles que tuvo en aquella época la ciudad de Sevilla con
Flándes, vinieron los vidrios pintados de este segundo país. Entre ellos se contaron :
1. a Vidriera de vidrios con imágenes historiales de la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, sobre la puerta pequeña de la capilla de las Doncellas, catedral de Sevilla.
2. * Vidriera frontera de la anterior, representando con sus imágenes la Venida del
Espíritu Santo.
—
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—
Desde 1560 al 69, Vicente Menandro : Vidriero de colores que labró para la cate
dral de Sevilla, sin asegurarse por la misma razón conjetural expuesta del maestro
Bru ges, si los vidrios se labraron en Sevilla ó se trajeron de Flándes, en cuyo caso
el maestro Menandro no hizo más que montar la obra. Los trabajos atribuidos á éste
fueron :
1.
a Vidriera historiando la Conversión de San Pablo, colocada en 1560 sobre una
de las pueitas del templo.
2.
a Vidriera con la historia de la Anunciación de la Virgen, colocada en 1567 sobre
una de las puertas del templo.
5.* Vidriera con la historia déla Visitación de Nuestra Señora, colocada sobre la
puerta del Bautista en 1569.
De las anteriores indicaciones se infiere, sin negar el mérito de las vidrieras, pro
bablemente flamencas, de la catedral de Sevilla, que lo mejor y de más mérito artís
tico en el género de labores vidrieras se labraron en Burgos por los maestros Arnao
y su hijo Nicolás llamado el Viejo, á quien por este y otros trabajos se le puede con
siderar como el príncipe de la vidriería de coloré historia en España.
S taenheyl (U lrico) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; fué natural de Alemania y vino á España agregado á las compañías de la
guardia alemana de Felipe II. El año de 1566 , en atención á su mérito como artífice,
le nombró el Rey su vidriero, á quien poco tiempo después, estando la córte en Za
ragoza, se le dispensó de toda ocupación en la milicia, para que sirviese con su ha
bilidad de artífice á varias iglesias; con este motivo se le aumentaron 60 ducados al
sueldo que gozaba como militar. Falleció en Madrid en el año 1590.
V aldivielso (F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores, que floreció y labró
en Burgos por los años de 1530 al 40, en cuya época, y con fecha de 4532, se le com
praron por el cabildo catedral de aquella ciudad, tres vidrieras para las capillas de
Santiago y San Juan, figurando ademas como maestro de la misma iglesia desde 1538
en adelante. Debió tener por hijo, y entonces mozo, á Pedro Valdivielso, que por
aquella época se llevó de Burgos á Toledo para hacerle su oficial, el maestro Vergara el Viejo.
El artífice Francisco pudo ser hijo y discípulo de los talleres de Juan Valdivielso,
probablemente oriundo de la montaña de Santander, y excelente vidriero de colores
en Burgos, á últimos del siglo xv (vicie).
Valdivielso (P edro) : Oficial y discípulo de los talleres toledanos del maestro Vergara el viejo. Fué natural de Burgos y probablemente hijo de Francisco. Siendo mozo
acompañó á Toledo a su maestro por los años de 4534. En el tle 1551 se cita el nom
bre de este artífice Pedro, en un poder que extendió Vergara vi Viejo, como testigo,
á ruego de dicho maestro, llamándose en él su oficial y discípulo. Pudo tener por hijo
al maestro Diego Valdivielso, que en 4562, ó sean doce años después, figuró como ar
tífice de las importantes obras de vidriería de color, que en aquel año se concluyeron
para la catedral de Cuenca.
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Valdiyjelso (D iego de ) : Arlilice vidriero de imaginería, coloreada por el fuego,
floreció en la segunda mitad del siglo xvi; fué el maestro que tuvo á su cargo des
de el año 1562 en la catedral de Cuenca, el arreglo y reparación de las antiguas vi
drieras en dicho templo.
Valerio (O ctavio) : Maestro y arlilice fabricante de vidrios de colores y de imagi
nería , por el fuego. Floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Este maestro labró en
Málaga donde concluyó las vidrieras de la catedral de dicha ciudad , en el año de 1599.
De aquéllas se han conservado hasta estos últimos años restos apreciables, los cuales
probaban la gran habilidad y destreza en el arte que ejerció el maestro Valerio.
Vasco de T roya : De este arlilice no se conservan más trabajos en España, que la
vidriera de la capilla de D. Luis de Silva, en la iglesia catedral de Toledo, concluida en
1503. En 1513 fué nombrado maestro de vidriería de la misma iglesia, por haber fellecido, ó tal vez marchado de la ciudad, losartílices franceses Pedro y Pedro Bonifacio.
V ergara (N icolás) : Maestro y artífice vidriero de color, que lloreció y labró en el
trascurso del siglo xvi, alcanzando por sus obrasen Burgos, Toledo y otras partes de
España, la nota de haber sido uno de los mejores y mas hábiles artífices en la vi
driería de su tiempo. Nació en Burgos ó su tierra, teniendo por padres al maestro
Arnao de Flándes y á Inés de Vergara. En los talleres de su tiempo se le conoció con
el nombre de Vergara el Viejo, aunque no contaba más que veinte y cuatro á treinta
años cuando se dió á conocer entre los más hábiles maestros.
Trabajó excelentes vidrieras de colores para la catedral de Toledo, desde el año
de 1512 al 20 ó 21. En este último se trasladó á Búrgos para labrar en compañía de
su padre y maestro Arnao, con quien permaneció catorce años, labrando allí las vi
drieras para las cátedras de Sevilla, hasta 1534, en el que se volvió á Toledo, figuran
do desde entonces como maestro de la vidriería en la catedral de dicha ciudad. En
tre sus mejores discípulos, oficiales y amigos de los talleres toledanos, se contó á Pe
dro Valdivielso, según consta de unos poderes que dió Vergara en 26 de Marzo de
1551, en los que el poderdante se dice natural de Búrgos, yen cuyo documento,
guardado hoy en la catedral de dicha ciudad , figura como testigo el oficial vidriero
Pedro Valdivielso, residente en Toledo.
V irago (Clemente ) : Gran maestro de escultura y grabado en hueco sobre el vi
drio y las piedras duras. Pudo ser natural de Milán , de donde le hizo venir Feiipe 11,
nombrándole su escultor y grabador en aquellos materiales, con 200 ducados al año,
ademas de pagarle aparte sus obras. Este artífice fue el que grabó en un diamante el
retrato del desgraciado príncipe D. Cárlos y en otro las armas de España, que fue
ron lasóos primeras obras que se habían visto en Europa, en su género y material
tan duro. En la Academia de la Historia de Madrid se conservan algunas cartas par
ticulares y curiosas del príncipe D. Cárlos, con sellos de lacre rojo, y cuyas armas de
España, si se estamparon, como es probable , con el sello de diamante de Virago, re
velan un concluido tan perfecto, que tal vez fuese imposible de realizarse de nuevo
aquel troquel por los mejores artífices de la Europa actual.
45
—
El maestro Virago, reconociéndose muy viejo, en 1591 pidió al Rey que nombrase
para el cargo que desempeñaba á su sobrino Cristóbal Cambiago; falleciendo en
Madrid al año siguiente de 1592.
Es probable que á estos artífices, Virago, Cambiago y á algunos otros, se refirió
Juan de Arfe en su Ensayador de metales, cuando habla de talleres en Madrid, Se
villa y Lisboa, donde había visto esculpir, grabar y tallar las piedras duras y los
diamantes con toda la perfección apetecible para enjoyedadores; lo cual probaria
que en el siglo xvi en Holanda , Italia , España y Portugal hubo excelentes artífices
para trabajar las piedras duras y los diamantes.
V ivan (J uan) : Artífice fabricante de vidrios de color, que floreció á principios del
siglo xvi. Labró en Sevilla algunas de las vidrieras de la capilla mayor de la catedral
de dicha ciudad, en el año de 1518.
SIGLO XVII.
A lcalde (F kancisco) : Maestro y artífice vidriero que labró en Burgos como maes
tro de la catedral de dicha ciudad , desde el año de 1682 hasta el de 1705 en que
falleció. Este maestro pudo tener algunos conocimientos en el arte de colorear los
vidrios por el fuego, en cuyo caso fué el último artífice de su género que tuvo la
ajjtjgua familia de maestros que labraron, desde tiñes del sigo xiv, en Burgos vidrio
de hnaginería de color para las iglesias de diferentes puntos de España.
A lonso ( F rancisco) : Maestro y artífice que labró pura la catedral de Burgos algu
nas de las vidrieras nuevas para el crucero de aquella iglesia en el año de 1645 , se
gún consta en las cuentas de la fábrica del cabildo-catedral. Este maestro todavía
trabajó en el labrado de vidrios de color, aunque ya el uso de ellos en aquel tiem
po decaía rapidísimamente.
A rmallones : Fábrica antigua de vidrio blanco y alguna vasería hueca, que exis
tió (lesde muy antiguo en las cercanías de Recuenco.
Campo (D iego del) : Artífice fabricante de vidrios coloreados por el fuego. En 1.*
de Octubre de 1602 fué nombrado por Felipe III su vidriero real de imagenería con
el mismo sueldo y emolumentos que obtuvo su antecesor Diego de Ludeque. Traba
jó para los palacios del re y , sus capillas y algunas vidrieras de iglesia por encargo
especial.
C uenca : En esta ciudad y sus inmediaciones (Recuenco, Valdequemado y otras
se conservaban en los siglos xvi y xvii fábricas que labraron cantidades considera
bles de vidrios planos, huecos, moldeados y á soplo, con los cuales se hizo frente á
las necesidades de aquel país y de otros provincias de España en los referidos siglos.
Entre las partidas de vidrios planos que salieron de las fábricas de Cuenca en surti
do, se puede comprobar la que adquirió la catedral de Burgos, consistente en se
tenta y dos docenas de cuadros de vidriera que\licha iglesia adquirió, y se le remi-
-
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—
tieron desde Cuenca en el año -1628, á razón de diez y siete reales la docena (Vide
Valentín Ruiz).
D anis (J uan ):
Artífice fabricante de vidrios de colores é imagenería. Este artífice
floreció en la segunda mitad del siglo xvn. En su tiempo se dijo que había poseído
conocimientos físicos y químicos muy notables, con los que consiguió labrar en Se
govia, por los años de 4676, excelentes dibujos coloreados en el vidrio por el fuego,
diciendo algunos que Danis había recubrado la práctica antigua del arte, que se
creía entonces haberse perdido.
Por aquellos años, á instancias y expensas del cabildo de la catedral de Segovia, el
maestro Danis edificó hornos vidrieros en el lugar de Valdemaqueda, donde aquél
labró las vidrieras que faltaban á dicha catedral, constando que las que existían se
habian construido en 1544 por algunos maestros flamencos, y otros españoles en Me
dina del Campo y Segovia.
Como prueba de la mucha experiencia del Sr. Danis, escribió un 1bro sobre el
arte de la vidriería de color y de imagenería, adornado con diseños de los hornos é
instrumentos necesarios para el trabajo. Este libro se conservó muchos años ma
nuscrito é inédito en el archivo de la catedral de Segovia, del que despareció hace
tiempo. Sin embargo, nos parece haber tenido alguna noticia de la obra menciona
da como existente todavía en Segovia , aunque no en el archivo de la catedral, es
crita en vitelas, con los instrumentos de la vidriería muy bien dibujados en las mar
genes, y con el lujo y ornamentación de la época, en un libro que fué objeto de re
galo.
Relativamente al texto tenemos algunos motivos para sospechar que el maestro
Danis tuvo á la vista, ó casi tradujo, el Manual de la vidriería de color, escrito en
italiano en 1611 por Antonio Neri.
H erranz (D. F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego, que residió en Segovia. Fué pertiguero de la catedral, y como sin duda
alcanzase y ayudase á Juan Danis, aprendió el arte de fabricar los vidrios referidos.
Labró para la catedral en 1680 cincuenta y cuatro vidrieras. También se dice escri
bió con singular ingenio un libro sobre el arte de hacer vidrios de color, que se
guardaba inédito, unido al de Danis, en el archivo de aquella santa iglesia de Se
govia.
O lías ( F rancisco ) : Maestro y artífice de vidrios de colores, que lo fué de la cate
dral de Toledo, labrando para dicho templo desde el año de 1676. Más que en la fa
bricación se ocupó de reparar los estragos que el tiempo hacia y había hecho en las
antiguas vidrieras de la iglesia.
O vando (A ntonio ) : Artífice fabricante de vidrios, que floreció á últimos del si
glo x vii. Este maestro se encargó, por los años de 1692, de las antiguas fábricas de
vidrio de Cadalso y de San Martin de Valdeiglesias, las cuales, por un concurso de
circunstancias fatales, habian llegado casi á quedar abandonadas durante muchos
años. A pesar de las dificultades, el Sr. Ovando llegó á labrar anualmente hasta dos
-
47
—
mil piezas fie vidrio plano, que tan necesarias fueron entonces para satisfacer las ne
cesidades del país, y para que la referida industria fabril no desapareciese por com
pleto de las villas de Cadalso y San Martin.
N egro (P edro A ntonio ) : Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid un libro
manuscrito con el título Arte de vidriería, en castellano , escrito por Pedro Antonio
Negro, que, según algunos finales de capítulos, se escribió porlosañosde 1601 á 1610.
Por nuestra parte, hemos examinado cuidados mente dicha obra, cuya letra desde
luego nos pareció escrita setenta ú ochenta años después de aquella fecha. Este libro
y el de que se dijo autor el señor Perez de San Juan , y es probable los de Danis, Herranz y algunos otros, aunque en castellano, no son más que traducciones del arte
vidriero que escribió en italiano Antonio Neri, cuya obra el señor Negro al verterla en
castellano, la adicionó con varios finales, escritos para que nadie dudase haber sido
él quien la redactó original, y como uno de los artífices de su tiempo que para per
feccionarse habia recorrido la Italia y Flándes, verificando en todas partes curiosísi
mas y felices experiencias.
Las adiciones á las obras de Neri, á que nos referimos, se hallan en el libro caste
llano que su autor supone original, en el capítulo x x n que trata del agua marina, y en
la que dice la labró en Florencia año 1602. En el capítulo xxni, hablandodel vidrio co
lor celeste que preparó en Pisa, año 1602. En el x x x , con motivo de otras aguas
marinas, que le resultaron admirables, prévias sus experiencias felices, en la misma
ciudad de Pisa.
En el capítulo xxxi, el señor Negro traduciendo á Neri, creemos llegó á lo subli
me en sus adiciones ideadas para cometer un fraude literario y de artífice, diciendo :
«Agua marina maravillosa sobre todas las aguas marinas », como yo la he hecho
muchas veces en Flándes, en la ciudad de Ambéres, con maravilla de todos ; y á se
guida : «Este modo de hacer el vitriolo sin corrosivos, no sé que ninguno le haya in
ventado, y yo Pedro AntonioNegro, experimentándolo, lo he hallado maravilloso como
arriba dije , y por esto lo llamo de invención mia.
En el capítulo x li i , con motivo de una calcidonia artificial, dice que la labró en Flo
rencia, año de 1601, en las hornazas del egregio artífice Nicolás Lando, su especial
amigo.
Finalmente, para extraviar más al lector, que en el manuscrito castellano á que
nos referimos podría notar faltas gravísimas en el tecnicismo del arte, incomprensi
bles de haber sido vidriero el señor Negro, éste dice en el capítulo xliii : «Tercer mo
do de calcidonio. Ambéres, 1609, en el mes de Enero y muchos años después en casa
del señor Manuel Ximenez, caballero del hábito de San Estéban, noble portugués,
gallardo y universal en todas ciencias, en las hornazas que en dicha casa tenía el se
ñor Phelipe Girodolphi, caballero muy afable, labré muchas calcidonias que ad
miraron á muchos portugueses y al Excmo. Sr. Príncipe de Orange, quienes las ad
quirieron , pagando por ellas muy buenos ducados y escudos.»
En otro lugar de este trabajo se lleva indicada la única disculpa que podría darse
—
48
—
á los libros castellanos sobre la vidriería, que, como el titulado de Pedro Antonio Ne
gro, se escribieron en el siglo xvn.
P erez de S an J uan (C arlos) : El nombre de este maestro de vidrios de colores le
hemos encontrado en una traducción castellana del Arte de la vidriería de Antonio
Neri, que por la letra y papel se debió escribir á mediados del siido xvn; probable
mente en Avila ó Segovia, según las liligranas del papel y encuadernación. En di
cha traducción se dice en el capítulo xxix , con motivo de la preparación de un ver
de hermosísimo con vidrio com ún, lo siguiente : «toma la ramina de tres prepara
ciones hechas de vatiduras y escullas de caldereros, después entrueque del croco del
hierro, tómense escullas de hierro, la cual cae del yunque de los herreros; está bien
pulida y lavada de toda inmundicia, se muele y pasa por cedazos pulidamente, y con
la dosis susodicha mézclese con la ramina muy bien, y proyéctese en el vidrio común
hecho de polvorino que no haya tenido manganeso. Con aqueste croco de hierro ó
escaila, sin duda alguna verás en él un verde esmeralda maravilloso, el cual en todo
y por todo habrá perdido el color azulino ó marino que ordinariamente suele tener
el vidrio; y tendrás un maravilloso color de alcacel propio de la esmeralda con un
lustre hermosísimo, mucho más de los susodichos vidrios. El poner la esculla de
hierro con la ramina fué invención de D. Cárlos Perez de San Juan.»
Este libro manuscrito é inédito en que se tradujo de la obra de Neri la fórmula an
terior para el vidrio verde de color de esmeralda, le conservamos original en nues
tra librería, y como se ve en é l , se cita á un maestro vidriero ó tal vez el nombre del
traductor de la obra italiana de Antonio Neri.
P laza y A guirre (D. T omás de la ) : Canónigo de la santa iglesia catedral de Sego
via que floreció á mediados del siglo xvn. Se conserva la tradición de que á fin de
que no hubiera necesidad en España de acudir á Flándes ú otras partes extranjeras
para proporcionarse en España vidrios de color , se aplicó dicho señor á estudiar con
gran desvelo los secretos de la fabricación de aquéllos, enseñando al pertiguero,
Francisco Herranz, de la catedral de Segovia, el cual labró todas las vidrieras de
color de la nave mayor de la misma iglesia desde el año de 1674 al 1689.
El Sr. Plaza debió ser contemporáneo del vidriero Danis. que labró en Segovia y
Valdemaqueda ( Vide Danis).
Ruiz (V a len tín ) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego, que floreció
á principios del siglo xvn. Labró en Burgos, donde fué nombrado vidriero de la ca
tedral, en 1611, año en que falleció el último maestro vidriero de la familia de los
Arces.
En 1624, como maestro de Burgos, repasó las vidrieras antiguas y modernas del
crucero de la catedral, por cuyo trabajo, que debió ser de cierta importancia de ar
tífice, le pagaron al maestro Ruiz 40.800 maravedises.
En el año 1 6 2 8 , el cabildo de la misma iglesia le mandó traer de Cuenca y sus fa
bricas, para colorear y aderezar, setenta y dos docenas de cuadros de vidrio, que,
sin contar los portes, costaron al pié de fábrica á diez y siete reales cada docena.
—
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El maestro Ruiz murió en sus talleres de Burgos el año de 1631.
Ruiz (Simón) : Maestro y artífice vidriero, lo pudo ser de colores, que floreció en
Burgos á mediados del siglo xvii. Fué nombrado maestro de la catedral de aquella
ciudad desde el año de 1652 hasta el 1661. También es probable fuese hijo ó nieto
del antiguo maestro Valentín, que floreció en 1631 (Vide).
Valdeiglesias (S an Martin d e ) : Villa de Castilla la Nueva. En ella se estableció en
la segunda mitad del siglo xvii, y por los años de 1680, una colonia fabril extranjera
de artífices flamencos, dedicada, bajo la dirección del maestro Diodonet Lambot, á
la fabricación de cristales según la práctica veneciana.
Aquel maestro fué natural de la ciudad de Namur, y hallándose el Duque de Villahermosa de gobernador y capitán general de Jos estados de Flandes, mandó á Es
paña á dicho artífice con toda su familia, otros varios oficiales y los instrumentos
necesarios para establecerse como colonia fabril y vidriera en la villa de San Martin
de Valdeiglesias.
En un principio, los productos de esta fabricación fueron, según se dijo, com
parables con los venecianos por sus formas y belleza; pero muerto el maestro Lam
bot en 1683, y habiéndole sucedido el maestro Santiago Vandoleto, excelente fo
gonero, que preparaba bien los crisoles y las mezclas, pero de poquísima habilidad
para el vaciado y demas operaciones de la fábrica, ésta decayó rápidamente, hasta
que la colonia fabril y vidriera de Valdeiglesias se disolvió y desapareció completa
mente por los años de 1692, á pesar del maestro Ovando , que tan sólo pudo evitar
entonces la ruina de los hornos de Cadalso.
Valdemaqueda : Esta villa en el siglo xvi mantuvo en actividad algunos hornos de
vidrio para planos y vasería hueca, que alcanzó alto precio por su calidad. Los pro
ductos vidrieros de Vallemaqueda continuaron teniendo gran estima hasta mediados
del siglo xvii; pero desde entonces, y durante el reinado de Cárlos II, principiaron á
desmerecer de calidad hasta perderse completamente la fabricación mencionada,
dispersándose y desapareciendo de la villa los maestros y oficiales vidrieros, que la
braron en hornos, cuya antigüedad pasaba de dos siglos.
SIGLO XV11I.
A lmanzora (Rio) : Valle del vecino reino de Murcia, donde desde tiempos muy an
tiguos existieron varios hornos de vidrio, labrado en planos y huecos de clase ordi
naria y las necesidades del país. Estas pequeñas fábricas desaparecieron hará unos
cuarenta años por no haber podido sostener la competencia con el establecimiento y
fabricación vidriera en grande escala de Cartagena.
B arcelona : En esta ciudad se labró de muy antiguo el vidrio en planos y huecos.
En el siglo x v ii , Mendez Silva en su libro De la población de España, decia que los
productos vidrieros barceloneses eran tan bellos que emulaban al veneciano, proba
blemente en el color, en los adornos de esmalte y de vidrio en hilos. Su fabricación
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-
50
—
se conserva en la actualidad en Barcelona , donde se han continuado labrando pla
nos y alguna vaseria hueca para las necesidades del principado.
B urgo (D. T omas) : Fabricante de vidrios que intentó establecer, á principios del si
glo
x v iii ,
una fábrica en grande escala y hornos de fundir vidrio, en el sitio llamado
el Nuevo Baztan. Su establecimiento fabril y tecnológico desapareció muy pronto, ó
sea por los años de 1 7 12, no dejando más que el recuerdo y las esperanzas de lo que
hubiera llegado á ser, si las circunstancias políticas, los recursos pecuniarios y la
destreza délos maestros fuese proporcional á las ideas de la fundación de la fábrica
referida. ( Vicie Goyeneche y el maestro Sit.)
B usot : Villa del reino de Valencia, en la que se han conservado y mejorado no
tablemente todas las artes é industrias que en ella tuvieron los moriscos, en cuyo
tiempo había en la villa ochenta familias, que á fines del siglo xviii se habían elevado
á 526, sin contar las 150 de Argües de Busot (los baños), anexo á dicha villa ma
triz. En Busot se han conservado los hornos de vidrio que tuvo desde tiempos remo
tos; labrando por los años de 1790, según dice Cabanilles en sus Observaciones so
bre el reino de Valencia, 80.000 piezas entre planos y porrones, botellas y vaseria
común.
La barrilla que usan aquellos vidrieros es de la cosecha de la villa; las arenas pro
bablemente del monte Cabero y lomas inmediatas, en las que se ven algunas excava
ciones profundas que responden en cierto modo á la antigüedad recíproca de la fa
bricación del vidrio.
B usquet (José) : Fué maestro de labrados en las reales fábricas de cristal de San
Ildefonso y uno de los más hábiles y experimentados artífices de dicha fábrica. Faci
litó al Sr. Suarez para la traducción castellana del ^4 ríe de la vidriería , de N eri, no
tas curiosísimas sobre la coloración del vidrio por el fuego y de referencia á sus ex
periencias particulares, realizadas á fin de probar la exactitud de los procedimientos
que escribió Neri en 1611, con lo adicionado por Kumkel en la misma centuria dé
cimo-séptima.
El maestro Busquet pudo ser catalan , ó al ménos conocedor, y tal vez discípulo, de
la vidriería catalana, pues en una de sus notas sobre los esmaltes decia al Sr. Sua
rez, y éste publicó, que guardaba muchas fórmulas para esmaltar, que había recogido
en los talleres vidrieros de Cataluña.
Cadalso : En esta villa se conservan en la actualidad los hornos de vidrio, cuya
historia y origen es probable se remonta á la dominación gótica en España. Mendez
Silva en su libro sobre la población de España , escrito en el siglo x v n , decia que en
su tiempo Cadalso tenía tres hornos de finísimo vidrio con hermosos colores y gra
ciosas formas. En la actualidad, aunque los productos vidrieros de Cadalso han me
jorado, están muy léjos de la perfección que sería de desear.
Dorado (D. D iego) : Don Diego Dorado y sus sucesores, hijo y nieto, sostuvieron la
fábrica de vidrios de Recuenco en la provincia de Cuenca, durante el trascurso del
siglo XVIII.
—
51
Se cree que aquella fabricación , aunque de productos y labores toscas, existia
desde muy antiguo en aquella villa. Aprovechándose de sus elementos fabriles á que
aludimos, D. Fernando López de Aragón, por los años de 1720, construyó una fábri
ca de vidriería en Recuenco, en concurrencia con otras tres que existían de más an
tiguo ; pero esta fábrica la adquirió pronto el Sr. D. Diego Dorado, cuyo genio em
prendedor y activo consiguió en 1734, con notable fortuna, poner en el camino de
las mejoras y el progreso á su establecimiento fabril, alcanzando grandes ventajas
para su fábrica en el terreno industrial y m ercantil; entre otras, las de surtir de vi
drios y vasos á la casa del Rey y su real cava, lo mismo que á otros muchos estable
cimientos de la córte.
Al referido D. Diego, en vista de las calidades de los vidrios de su fábrica, se le
concedieron ademas algunas prerogativas, privilegios y exenciones para sus obreros,
con tendencia á considerar sus establecimientos fabriles obras de utilidad pública.
Las prerogativas se fueron prorogando hasta 1751, continuando aquellas fábricas,
pero sin notables progresos, durante la vida de D. Diego Dorado, que pudo fallecer
por los años de 1760, en cuya época le sucedió D. José Ruiz Dorado, quien las mantenia en 1778. Pero habiendo fallecido este fabricante hacia 1787, pasaron á sus hi
jos D. Diego y D. Joaquín, á quienes por Real cédula del año de 88 se les conlirmaron los privilegios de que habian gozado su padre y abuelo, con otras nuevas prerorativas, en atención á haber mejorado sus fabricas en el mismo año 88, estableciendo
en ellas el labrado de cristales linos, entrefinos, planos, vasos y huecos; para lo cual
habian traído de Alemania una pequeña colonia de artífices, adquiriendo ademas
todos los instrumentos modernos que se usaban en el extranjero para las nuevas la
bores, construyendo crisoles, vasos, vinajeras, salvillas, saleros, cajas y otras dife
rentes piezas que presentaron á S. M. como productos de las fábricas de Recuenco.
Con este motivo se les concedieron algunas subvenciones en metálico (diez mil du
ros) en el año de 1789 con otras franquicias temporeras, gracias á las cuales las
fábricas de Recuenco alcanzaron al siglo xix en un estado de prosperidad fabril, in
dustrial y mercantil, aceptable y con ventajas para el país en general, debidas á la ac
tividad de los señores Dorado D. Diego el Viejo, D. José Ruiz hijo, y de sus nietos
D. Diego y D. Joaquín.
Ademas de las fábricas de vidrio de Recuenco, se labró también en Vindel de cla
se ordinaria, y otras en Armallones.
G oyeneche (D. J uan) : Fué muy celebrado como industrial instruido en los últimos
años del siglo xvn y primeros años del xviii. Fundó la primera fábrica de vidrios y
una pequeña población llamada el Nuevo Baztan ; fabricación y pueblo que desapa
reció por los años de 4720, dispersándose los obreros que tenía y marchando á dife
rentes partes de España.
Las empresas del Señor Goyeneche y las dificultades que superó con su actividad,
con sus conocimientos tecnológicos especiales y con su inmenso capital, que empleó
casi todo en empresas industriales, merecen una memoria especial.
—
52
—
Fundó el Nuevo Baztan como población fabril y pretendió realizar algunos proyec
tos anteriores ó de últimos del siglo xvn, que también intentaron realizar el Sr. Bur
go y el francés Mr. Rouliére, estableciendo grandes fábricas de vidrios, con cuyos
productos se había de sostener, tanto el comercio interior como el exterior de las
colonias españolas de las Indias.
Con tal objeto y tan noble fin , elegida la situación de la futura fábrica, á la falda
de las sierras de Guadarrama, levantó el Sr. Goyeneche magníficos y grandiosos
edificios; pero á pesar de todo su celo y para probarle la desgracia, los grandes hor
nos de fundición apénas se concluyeron cayeron en ruina : ante esta desventura,
que según la opinión unánime de aquellos tiempos , hubiera hecho desistir á otro,
ni cedió ni retrocedió el Sr. Goyeneche, que comenzó de nuevo las obras. Concluidas
éstas, segunda vez vinieron á tierra, con pérdida de intereses considerables, pero
todavía esto no fué suficiente, y el industrial referido comenzó de nuevo, sin aterrarle
los gastos que se le ocurrieron por la necesidad de acudir á Tortosa en busca de las
tierras refractarias de que tuvo necesidad para labrar con seguridad del acierto sus
famosos hornos.
En esta tercera ocasión, la fortuna, que hasta entonces se le había presentado
como enemiga, cedió al parecer momentáneamente, y los vidrios de la más bella
composición y trasparencia entre los que se labraban en Europa, fueron los pro
ductos de la fábrica del Nuevo Baztan. Pero las esperanzas y grandes elogios, que con
justicia merecieron las obras del Sr. Goyeneche, no duraron mucho. Sus vidrios se
pedían del extranjero, se mandaron á América en grandes cantidades, se extendie
ron en el país. La fabricación nacional referida amenazó destruir el antiguo mono
polio extranjero de las labores y del comercio de vidrios en España y sus colonias.
Esta cuestión, según dice el Sr. Larruga, llegó á ser casi de alta diplomacia, propo
niéndose fuera y recibiendo órdenes los embajadores para oponerse y destruir, de ser
posible, el porvenir de la naciente fábrica del Sr. Goyeneche.
La cuestión, aunque difícil, no fué imposible, resultando que algunas combina
ciones mercantiles en el mercado de vidrios fueron suficiente por la baja forzada
del vidrio extranjero durante algún tiempo, para que el estanco de los productos
del Sr. Goyeneche y sus gastos dieran motivo á que aquel establecimiento industrial
desapareciese.
Algunos también dijeron que cierta estafa, dirigida por un supuesto maestro in
glés de vidrios huecos, precipitó la ruina de la fábrica del nuevo Baztan; pero esta
opinión no es creíble, atendiendo al carácter tenaz de que dio pruebas repetidas el
Sr. Goyeneche, quien cediendo ante tanta contrariedad como se le presentó, y or
gulloso de haberse servido en sus empresas de oficiales, maestros y obreros españo
les, consiguiendo con ellos resultados envidiados y codiciados hasta por los extranje
ros, se retiró á Villanueva de Alcoron, en la provincia de Cuenca, por los años de
1720, donde de nuevo se estableció como fabricante de vidrios por creer que allí
podría sostenerse, alejado de las intrigas de la córte y contando con la economía en
—
53
—
el combustible, atendida la riqueza de los montes y pinares de aquella tierra, ca
restía á la que más principalmente atribuyó el Sr. Goyenechela necesidad de trasla
dar su fábrica del Nuevo Baztan.
Al trasladarse ésta se dispersaron sus oficiales catalanes, de Cadalso y San Martin
de Valdeiglesias, Recuenco y otras partes. Algunos de éstos, ricos de conocimientos
prácticos, aunque pobres de dinero, fueron los que algunos años después, pidiendo
casi limosna, con pequeños vidrios y espejos consiguieron deSS. MM. en las jorna
das de la córte á la Granja, el establecimiento de la grandiosa y Real fábrica de vi
drios de aquel sitio, fundada sobre principios fabriles é industriales, tan extraños
al sentido común fabril moderno, como fueron los resultados, á pesar de todo el
fausto, dinero y orgullo de los Reyes, que entonces dieron en llamarse industriales
por sí.
J unquera (L a ) : En las inmediaciones de esta villa, fronteriza entre Francia y Es
paña, camino de Barcelona, existieron antiguamente algunos hornos de vidrio, no
quedando más memoria de aquella industria que una casa conocida en el país con el
nombre de Forn del Vidre.
L ópez A ragón (F ernando) : A este ilustrado español se debe la reforma y fundación
de una gran fábrica de vidrios en Recuenco, año 1720, para hacer la concurrencia
á otras tres antiquísimas que existían en aquella villa. Dicho establecimiento fabril
pasó muy pronto á ser propiedad de los señores Dorado (vide).
Moreno (A paricio Manuel ) : Maestro y artífice de vidrios de color, que lo fué de la
catedral de Toledo en 1772. En cuya época, se dice, presentó un libro sobre los se
cretos de su arte, al cabildo de aquella santa iglesia. Si se atiende á lo que dice Ponz
del estado que entonces tenían las vidrieras de la catedral toledana y de los medios
que por los mismos años se empleaban para su conservación y reparación, bien se
puede asegurar que este maestro, á pesar de su libro de vidriería, no trabajó como
los antiguos artífices.
De este maestro, si lo fué, de vidrios de color, Le-Vieil, al concluir su Arte de
pintar el vidrio, publicó en francés la nota siguiente, como complemento á la histo
ria vidriera de España: «Extracto del suplemento á la Gaceta de Utrecht, 44 Diciem
bre de 1773. Este siglo ofrecerá ála posteridad muchos descubrimientos útiles para
la humanidad y las Bellas Artes. España brillará en aquéllos como las demas nacio
nes de Europa. Hace mucho tiempo que se habían perdido los secretos de pintar el
vidrio con la viveza, colorido y la duración que se admira en las vidrieras de edifi
cios antiguos. Si aquellos secretos se habían perdido, acaban de ser recobrados por
otros no ménos admirables, para pintar al vidrio por medio del fuego con toda clase
de colores y con tanta perfección si cabe, y áun mayor, que los antiguos. Un pintor
llamado D. Manuel Moreno Aparicio, que vive cerca de Toledo, ha descubierto el ar
cano, y las experiencias que él ha hecho le han probado que sus pinturas resisten al
agua y á todas las intemperies del aire.»
Por nuestra parte nos contentamos con transcribir aquí esta nota, recordar lo que
—
54
—
dice Ponz ( Vide Toledo) sobre las vidrieras, y respecto á la verdad que hubo
en el anuncio y noticia de la Gaceta de Utrecht. (Véanse los artículos Suarez y el
maestro Busquet.)
O llería (P rovincia
de
V alencia,
valle de
A yel o ) : Esta villa fué de las más im
portantes por su vidriería y tejidos de lienzo en la época árabe. En 1570, aunque
sus vecinos habían disminuido por las guerras y emigraciones, constaba de 216 ca
sas, que aumentaron hasta 430 en 1600, á pesar de la expulsión morisca. A princi
pios del siglo xviii los vecinos de la villa de Ollería llegaron á ser 88 0 , aumento que,
según Cabanilles en sus Observaciones sobre el reino de Valencia , se debía á la
agricultura, á los tejidos de lienzo y á los hornos de vidrio, que desde muy antiguo
existían en dicha villa.
Aquel naturalista añade que los vidrieros de Ollería usaban la barrilla de Alicante
y sacaban de las lomas contiguas á la población y convento de C ipuchinos la arena
necesaria para las fritas y mezclas. Esta arena se compone de partículas muy finas;
su color, por lo com ún, es de rosa claro y otras blanquecino; se halla en el interior
de las lomas anteriormente mencionadas, cubiertas por muchos piés de tierra vegetal.
Relativamente al combustible, los vidrieros de Ollería le recogían en lo alto y más
cerrado del valle de Ayelo y montes de los inmediatos. Sus productos, porrones,
jarras, botellas y alguna vasería común.
P jquer : Ayudante en los talleres del labrado en la real fábrica de vidrios de San
Ildefonso; lo fué del maestro Eder. Verificó algunas experiencias sobre los vidrios de
color en aquella real fábrica, y de él dio noticia el Sr. Suarez en su traducción de
Neri, cap-
lxíx,
al tratar del vidrio de plomo, color granate.
de A licante ) : Esta villa tuvo fábricas de vidrio probablemen
S alinas ( P rovincia
te en la época árabe ó en tiempos anteriores. En 1751 desapareció por inundación,
reedificándose á doscientas varas de distancia la villa y sus hornos de vidrio, que
continúan en la actualidad en dos fábricas de vidrio, que labran desde muy anti
guo porrones, botellas, vasería común y vidrios verdes y planos.
S ánchez Martínez ( F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores por el fuego,
que lo fué de la catedral de Toledo por los años de 1713, una vez que había falleci
do el maestro Olias. Algunos le han atribuido un libro sobre el arte y secretos de la
fabricación de los vidrios de colores, del que tal vez este maestro pudo poseer algún
antiguo cuaderno, pues el libro á que nos referimos parece que le escribió, según
otros, el maestro Manuel Moreno y Aparicio, quien le presentó al cabildo de la ca
tedral por medio del señor canónigo Lorenzana en el año de 1772. Respecto de los
que hablaron del cuaderno ó manuscrito de Sánchez Martínez, aseguran que estaba
fechado en 1721.
S it (D. Ventura ) : Artífice natural de Cataluña, que era diestrísimo en la fabri
cación del vidrio ; floreció en la primera mitad del siglo
xviii .
Como oficial de tra
bajos del vidrio, perteneció á la fábrica de D. Juan Goyeneche hasta que esta des
apareció. En tal situación, y por decirlo así, emigrado en su propio país, llegó al
—
55
—
Real sitio de San Ildefonso en 1728, en donde obtuvo licencia para establecer un
horno á sus expensas para fabricar pequeños vidrios planos, que se vendían en el si
tio y Segovia, y cuyas dimensiones no pasaban de un pié en cuadro, continuando
así basta el año de 1756.
En este año, y habiendo construido la reina doña Isabel un magnífico edificio para
la fabricación en mayor escala del vidrio, se le encargó á Sit el dirigir estos trabajos,
así como á varios de los oficiales del Sr. Goyeneche y otros que se hicieron venir de
la Alcarria y Cataluña, con todos los cuales quedó constituida definitivamente la
Real fabrica de la Granja de cristalería en su segundo período , si como primero se
contasen los ocho años que hacia que el Sr. Sit estableció esta industria con sus cor
tos recursos particulares en aquel Real sitio.
Los primeros vidrios los labraba el Sr. Sit á soplo, y no teniendo grandes medios,
los construyó de pequeñas dimensiones; pero habiendo recibido encargo de trabajar
planos para espejos, dicho artífice, con singular destreza, verificó algunas expe
riencias por los años de 4738, cuyos resultados fueron felicísimos, y aprobados que
fueron por S. M. el Rey D. Felipe V, en vista de todo, pidió el Sr. Sit una gran plancha
de hierro para vaciar y moldear el vidrio, que había de servir ademas para azogar.
Ademas de la plancha empleaba el artífice referido un cilindro, también de hierro,
del que se servia para extender y aplanar los vidrios, logrando labrarlos de 28 á 30
pulgadas de largo, que después templaba y pulía valiéndose de un aparato inventa
do por el Sr. Pedro Fronvila, con el cual se daba movimiento á 17 pulidores de
madera, que equivalían en trabajo al de otros tantos obreros de los que se emplea
ban antiguamente en dicha operación.
Teniendo en cuenta los buenos resultados que cada dia obtenía el Sr. Sit con su
habilidad y destreza , se mandó que se le proporcionase, para sus trabajos, una gran
mesa de aplanar de 110 pulgadas de largo por 48 de ancho, toda ellas de bronce, con
un peso de 400 á 500 arrobas, y cilindros proporcionados de peso, obteniéndose en
esta segunda época de su fabricación resultados admirables por los espejos que en
tonces se labraron bajo la dirección, saber y destreza delSr. Sit.
La tercera época de la fabricación de vidrios en la Granja comenzó por el incen
dio dos veces de gran parte de los talleres, lo cual dió motivo para que S. M. man
dase reedificarlos de nuevo l'uera del Real sitio, en lugar más á propósito, ponien
do las obras de construcción bajo el inmediato cargo del arquitecto D. José Diaz
Gamones, el cual, arreglándose á los planos de las mejores fabricas de vidrios ex
tranjeras, levantó el nuevo edificio con dos grandes hornos de fundición y todas
las demas dependencias necesarias a la fabricación. Desde esta época , que pudo ser
por los años de 1740 al 42, no se vuelve á citar al Sr. Sit, ni tampoco al maquinista
Sr. Fronvila. En su lugar y en vez de buscar en el país la destreza y el saber délos
buenos maestros, siguiendo ciertas ideas tradicionales en nuestros reyes, que conta
ban con grandes recursos pecuniarios, y que un poco desacertadamente despreciaion casi siempre á los hombres de la industria indígena, en esta ocasión, como en
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56
—
várias otras más antiguas, se buscaron para este establecimiento industrial, como
parte del patrimonio de los reyes, artífices en el extranjero que le dirigieran , esco
giendo entre ellos al francés D. Dionisio Sivert, de quien se decia que era gran ofi
cial de soplo y caña , que llegó á la Granja con magnífico sueldo y emolumentos, al
que siguieron muy pronto, por los años de 1 /50 ó 54, el maestro Eder y sus hijos José
v Lorenzo, naturales de Suecia y el hanoveriano D. Sigismundo Brun. Dicho maes
tro sueco ofrecía construir vidrios de gran marca, tanto como los más bellos de los
que se han construido en estos últimos años para puertas, ventanas, todos del hueco,
y por consecuencia sin necesidad del raspado y pulimento antiguo.
El Sr. Brun por los años de 1768 manifestó que había descubierto un secreto para
dorar el cristal al fuego, miéntras que el Sr. D. Juan Dowling, que probablemente
era inglés, se le nombró maquinista de aquellas reales fábricas de vidrios planos,
huecos y de labrados ó moldeados, que tenían ademas sus departamentos de graba
do y tallado correspondientesá tan grandiosa empresa: así se l.i contemplaba en
aquel tiempo; pero á nuestro juicio este calificativo se ideó por una cierta especie de
adulación á las personas que se decían fundadoras en España de una nueva industria,
ó bien al dinero que se gastó en tal empresa.
Los antiguos vidrios azogados de Sit fueron objeto de admiración en las cortes
extranjeras, adonde como preciados regalos los mandaron los reyes ; posteriormente
la fabrica de la Granja pasó algunos años después con un pasivo enorme á ser propie
dad del Estado; no es fácil averiguar si esto fué por cesión graciosa, ó bien si fué trasferencia retribuida por el importe que tuvieron las obras, en cuyo caso el patrimo
nio Real debió percibir sumas de consideración; y aun dado el primer supuesto de
haber sido una cesión graciosa, fué costosísima, pues dicho establecimiento creemos
que desde los primeros años de su grandiosa y régia fundación se presentó con pér
didas anuales de consideración, siendo mucho mayor su pasivo que su activo mer
cantilmente considerados, compensados tan sólo por la gloria de nuestros reyes, ante
la cual, ó no pudo d ejaré creyó debía tomar el Estado una propiedad que le recar
gaba con cantidades de gastos de gran consideración. La idea industrial del Sr. Sit,
como todas las que se la asemejan , no podrán nunca, fructificar incubadas por solo
el dinero, el orgullo, la vanidad y la adulación.
S uarez (D. Miguel J erónimo) : Este escritor publicó en sus Memorias instructivas
y curiosas, año de 1780, tomo iv, la traducción del Arte de la vidriería de color de
Antonio N e ri, anotada por Merret y Kumkel, tomándola de la traducción francesa
de 1752, pero anotada por los maestros José Busquet, Eder, Brun y Piquer, y para la
cual principalmente el primero y* último comprobaron directamente casi todas las
experiencias del famoso vidriero de Italia y del químico Kumkel.
T oledo : En la catedral de esta ciudad, y probablemente en su torre y patios cer
canos, existieron en lo antiguo los talleres, hornos y oficinas del pintado de las an
tiguas vidrieras de aquella catedral. Las más antiguas, que hace muchísimos añosque
desaparecieron, se las llamó góticas; las modernas, de las que todavía se conservan
—
57
—
•
restos, fueron labradas en los siglos xv y xvi con cartones de los mejores artífices, pin
tores, arquitectos y escultores, que trabajaron en dichas centurias para la catedral,
como maestros de las escuelas Toledanas. A mediados del siglo xvm, según Ponz
que lo vio, habían desaparecido las oficinas de los vidrios que tuvo la catedral de
Toledo y no existia más que un almacén en que se guardaban los residuos de las la
bores de tiempos pasados. De éstos se echaba mano cuando había necesidad para
componer algún desperfecto en las vidrieras, escogiendo lo que más convenia. Aquel
viajero añade, que por ello se habia seguido el estropearse más algunas de las anti
guas obras; pues ante la necesidad y los pocos recursos que ya se hallaban en el al
macén, se echaba mano de lo que allí se encontraba, con tal que tuviese algún
color, aunque fuese inconveniente á la buena conservación ó reparación de las precio
sas lumbreras de la catedral, que algunas aparecían ya como objetos monstruosos ar
tísticamente considerados.
T ortosa : Esta ciudad tuvo fabricación antiquísima de vidrios huecos y planos. En
la actualidad conserva los últimos con algunos hornos para su labrado. Esta ciudad
posee desde los más remotos tiempos, en sus inmediaciones, las arcillas refractarias
tan necesarias para los hornos de fundición, magníficas cosechas de sosa ó barrilla
en los camiios que se extienden hasta Amposta , y se dice alcanzaron á treinta mil
quintales por año; los montes reales de gran cantidad de madera para combustible,
ademas de la que bajaba del Pirineo catalan y aragonés, con la cual se han provisto
en el trascurso de los siglos las costas de Valencia, Cataluña y las Baleares; ademas
el Ebro, que si hasta Tortosa fué y ha sido via de agua para el fácil trasporte de la
madera, lo fué también para el vidrio desde aquella ciudad al mar desde la época
romana.
V alencia : En esta ciudad, como recuerdo de la antigua fabricación vidriera, se
conserva una calle con el nombre de calle del Vidre; y en la actualidad dos fabri
cas de vidrios comunes y de botellas verde-oscuro, como resto de lo que fué su arte
vidriero en tiempos muy aparcados de los actuales.
V illanueva de A lcoron : Pueblo próximo á Recuenco, en la provincia de Cuenca,
donde el Sr. Goyeneche se retiró á principios del siglo xvm y estableció en él sus
hornos de vidrio, creyendo poderlos sostener por la abundancia y baratura del com
bustible y con la ayuda de la práctica y experiencia de algunos de los oficiales y
maestros que labraban en Recuenco.
Y indel : Fábrica antigua de vidrio ordinario plano y hueco en vasería común, pró
xima á los hornos de Recuenco, la cual es probable desapareció á mediados del si
glo xvm, á causa de los mejores labrados en el vidrio de la fábrica en grande escala
de los señores Dorado (vide ).
9
•
—
58
—
La vidriería española, como arte individual, se ha trasformado en el siglo que tras
curre en verdadera industria, con su personal de labores, sus establecimientos fa
briles en grande escala, capitales en dinero respetables, y su personal mercantil y de
administración correspondiente ; pero no es éste el momento de ocuparnos con de
talles de nuestra vidriería considerada como uno de los ramos importantes de la in
dustria moderna; la que si por una parte tendría sus bellezas, no la faltarían en la
España de la actualidad lunares que la dan cierta tendencia á desmejorar, ó estacio
narse ó quedar en la inmovilidad. Por esto dejamos la pluma, esperando mejores
dias y ocasión propicia para tratar histórica y críticamente de la fabricación del vi
drio español, bajo el punto de vista fabril, mercantil é industrial de la presente cen
turia, con los datos que sobre dicho punto tenemos reunidos.
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NO SE VENDE.
DEL VIDRIO
Y DK
SUS
ARTÍFICES
EN
ESPAÑA.
a vidriería en su parte de trabajo como arte que exigió ei) tiem
pos remotos la asociación de algunos obreros, y como industria
fabril desde hace tres siglos, vio reunidos en derredor de sus hor
nos muchos artífices; tiene su historia particular en cada una de
las naciones de Europa más ó ménos importante, según las épocas en que se labró
el vidrio para las múltiples aplicaciones de tan apreciable como precioso producto
del fuego y de ciertos materiales vitriíicables, conocidos con antigüedad casi pre
histórica.
Respecto de los artífices vidrieros españoles, sus nombres y lugares en que traba
jaron , épocas en que florecieron, secretos que poseyeron , más su influencia en los
progresos del arte, en Europa casi todo es desconocido; á pesar de la gran destreza
que suponen las obras que de ellos se conservan y de la venerable antigüedad en
que labraron, equiparable, y tal vez mayor, que la atribuida á los vidrieros venecia
nos, considerados como sucesores en el arte de los antiguos romanos; á los tudes
cos, bohemios y alemanes, á quienes algunos conceden, porque hoy son ilustrados
químicos, una habilidad superior en la Edad Media para fundir los metales, y desde
los primitivos tiempos de la era cristiana (concesión graciosa si el comercio aleman
en aquel entonces era limitado), secretos importantes y muy curiosos sobre la fun
dición y fabricación del vidrio. No pudiendo olvidarse que los vidrieros de España,
por la antigüedad pueden disputará los gaulas y cimbrios, flamencos y holandeses,
el mérito relativo desús conocimientos en el arte, no sólo de las épocas remotas, si
no muchos años después, cuando aquéllos se ejercitaron en colorear superficialmen
te los vidrios por medio del fuego; y áun sostenerse con crédito de hábiles frente
4
á los artifices suecos, noruegos y anglo-sajones, de quienes se recuerdan obras de la
Edad Media, que prueban fueron excelentes en el trabajo de los vidrios de colores,
extendidos en superficie trasparente y de esmalte sobre el oro y otros metales.
La vidriería española, sin embargo d éla consideración anterior, expuesta rápi
damente bajo el punto de vista de la historia del trabajo, lia permanecido en olvido
inexplicable; para sacarla de tal estado se reunieron las siguientes notas, ordenán
dolas, ademas, con dos fines: El primero para dar gloriaá los artífices que hubo en
España, poniendo algunas flores en sus desconocidas tumbas, como memoria á los
vidrieros y esmaltadores que por su ciencia y por los raros secretos y experiencias
que practicaron fueron compañeros de los fundidores de metales y de los alquimistas,
ó mejor dicho, verdaderos químicos en nuestro país, en edades muy apartadas de
la civilización actual, pues para muchos es dudoso si la vidriería, metalurgia y quí
mica deben considerarse en lo antiguo como hijas que se sucedieron, ó como her
manas engendradas en la inteligencia por los mismos siglos.
El segundo fin es para llenar el vacío que se nota con cierta sorpresa en las his
torias sobre la vidriería, publicadas en Europa en el transcurso de las dos últi
mas centurias. En muchos de sus libros, tratándose de España y sus hombres del
trabajo, los autores extranjeros se han contentado con repetir algunas frases genera
les de Plinio, escritas en el segundo siglo de la era cristiana y otras del vu, tomadas
de las etimologías enciclopédicas de San Isidoro, con las cuales el naturalista latino
y el Santo hispalense dicen que las fabricaciones más conocidas del vidrio en su
tiempo existían en Italia, en las Galias y en España. Los más prudentes entre los
historiadores del trabajo, y en particular del vidrio, como lo filé Le-Vieil en su me
moria aprobada con elogios por Duhamel du Mon^eau, Lassone y Macquer, de la Aca
demia francesa, desde las breves frases de Plinio con cierto asombro histórico saltan
para nuestros artífices diez y seis siglos, y como curioso citan un suplemento de 14
de Diciembre de 1775, á la Gaceta de Utrech, que anunciaba que un señor llamado
Manuel Moreno Aparicio, en España, había recobrado experimentalmente los se
cretos perdidos de la pintura, por medio del fuego, de los antiguos vidrios.
Alguno tal vez adivinará en la indicación anterior un pensamiento íntimo de pro
testa contra el olvido en que los historiadores extranjeros dejaron á la fabricación
vidriera de España; dispuestos á contestar en su caso que el silencio que guardaron
fué hijo de la ignorancia invencible, puesto que en España nada se había publicado
sobre este [»unto concreto. Esta razón podría ser atendible, pero al ver repetido aquel
silencio en otros puntos, también históricos de las artes y de las ciencias, por lo que
hace á España; al recordar que desde hace casi tres centurias aquel silencio se
elevó á sistema seguido ó adoptado por casi todos los escritores con relación á ia in
fluencia que tuvieron y pudieron tener nuestros artífices y maestros sobre los ade
lantos de la civilización actual; no se puede admitir de una manera absoluta la dis
culpa del olvido a que nos hemos referido, calificándole graciosamente de invencible
estando á la vista de todos, nacionales y extranjeros, primero las grandiosas obras vi-
drieras que durante siete siglos se admiraron en las antiguas basílicas y catedrales de
Palm a, Burgos, Santiago, León, Toledo y Sevilla, y otros cien templos é iglesias
en España. Segundo, recordando que en todas partes, las antiguas fábricas de v i
drios conocieron ó usaron las acreditadas cenizas alcalinas de Alicante en competen
cia con las de Sidon en Oriente, con las de A frica, con las del Ródano y con las
normandas. Ademas, que de la Italia antigua y otras partes venían á buscar las esco
gidas arcillas refractarias de Valencia, á nuestro juicio torlosina* , para los crisoles y
hornos de las fabricaciones vidrieras, sin contar con algunos descubrimientos y
prácticas de las más importantes en el arto, entallar (arreglar el talle de los vidrios
planos, blancos ó coloreados á sus encajes, por medio del córte), usando los dia
mantes naturales, llamados naifes, prácticas que si vinieron de Oriente á España en
los siglos
vii
ú viii, escritas en lengua liebráica, se dió noticia de ellas en castellano,
traduciéndolas en el siglo xm para recuerdo de lo que entonces se practicaba en la
Península como cosa vulgar y enseñanza de los venideros.
Pero no sigamos en exponer razones de queja en contra del silencio un poco des
preciativo ó interesado que guardaron los escritores extranjeros en la parte que se re
feria á España al tratar de las evoluciones en el arte de la vidriería desde su principio
hasta su perfección, que fueron infinitas, pues de proseguir será fácil tocar en los es
collos de la pasión y de lo injusto, sin utilidad ninguna, y áun con grave perjuicio de
la verdad histórica.
La química moderna da una acepción muy lata á las palabras vidrio y vitrificación.
La primera en el arte y fabricación á que nos vamos á referir en el presente trabajo
tiene un sentido limitado, entendiendo por vidrio el compuesto artificial trasparen
te, sólido y quebradizo, que resulta d éla fusión de las arenas silicosas mezcladas
previamente con diferentes sales y óxidos metálicos que por el fuego ayudan á fun
dir aquellas arenas, ó á colorear el compuesto resultante del que posteriormente se
sacan múltiples aplicaciones; unas para el arte suntuario, otras para comodidades
de la vida, hasta de la Sanclx Plebi Dei, según escribían en la Edad Media algunos
maestros sobre sus vidrios al fijarlos en las lumbreras, y para las investigaciones
más delicadas de las ciencias tísicas, que han venido utilizando el vidrio tallado en
formas redondas desde el siglo ni ó iv en Europa hasta la actualidad, como manifestarémos con algún texto castellano en el curso de esta memoria.
No vamos á discutir sobre el origen gramatical de la palabra vidrio ni sobre la
historia, más ó ménos poética y fabulosa, del compuesto vitrificado de que se trata, ni
si de él se habla en varios versículos de los libros bíblicos y á él se refirieron los
filósofos griegos y romanos en várias de sus obras. Tales discusiones nos llevarían
léjos, teniendo en unos momentos que negará la casualidad el derecho que se la dió
de haber engendrado al vidrio en las orillas arenosas del rio Belo, en derredor de las
—
tí
—
vasijas que ciertos emigrantes sostuvieron en el fuego sobre trozos de nitro, pues á
pesar de Josefo y Plinio , si el fuego encendido sobre la arena del mencionado rio no
alcanzó ni pudo alcanzar la intensidad del de reverbero, la arena, á pesar del nitro, de
bió quedar infusible, el último en sn caso debió deílagar y desmoronarse, perdiendo
nna solidez sin la cual es imposible comprender la estabilidad de las vasijas en que
los desconocidos comerciantes fenicios, al intentar preparar sus alimentos, dicen que
la casualidad les proporcionó el primer descubrimiento del vidrio, y esto con sor
presa del arle de las edades, con un fuego cuya llama , en lugar de concentrada y
reverberante, se elevaba libremente en medio del aire.
Si del descubrimiento del vidrio por la casualidad pasásemos á analizar lo que los
antiguos dejaron escrito sobre las facultades de los artífices, colosalmente mayores
que las conocidas en la actualidad, nos encontraríamos con el famoso teatro de Escauro, cuya galería media era toda de vidrio y capaz para 80.000 personas, y con aquel
templo de la isla de Aradas, que visitó San Pedro con sus discípulos, sostenido por
columnas de vidrio de altura y diámetro extraordinario, asegurando San Clemente
de Alejandría que el primer pontífice de la cristiandad halló aquellas columnas pre
feribles y más grandiosas que las bellísimas estátuas de Fidias, que el mismo templo
poseía.
Pero estas historias sobre la fabricación del vidrio antiguo, conservadas por la tra
dición y la fe de los creyentes , no pudieron sostenerse en pié por una razón de cier
ta analogía á la que expusimos respecto de las vasijas fenicias sostenidas en trozos
desfragadores de nitro, que, sin embargo, contaron habían dado origen al vidrio. A
nuestro juicio las grandes masas de vidrio del teatro de Escauro y las columnas ad
miradas por San Pedro en el templo de Aradus, si no fueron de arcilla cubierta de li
gero esmalte vitrificado, tal vez irisante, tal vez coloreado, no pudieron ser de vidrio
en su totalidad ; pues en el caso de serlo, hoy, como entonces, debieron recocerse des
pués de fundidas y solidificadas, y de ser tan grandes en su masa y espesor hubie
ran necesitado meses y años para enfriarse convenientemente, si habían de servir
en las obras y grandes construcciones de que dicen formaron parte, y para que
aquellas columnas no quedasen reducidas á polvo en toda su masa por el menor
choque, como acontece hoy en las lágrimas batábicas de vidrio sin destemplar.
En cambio de la fábula, veamos qué ¡deas y con qué frases se describía el vidrio
en el siglo xui, en castellano, traducidas del árabe en los libros de Abolais, que se
redactaron en hebreo oriental, tal vez en el siglo iv, v ó vi (1).
D e la p ied ra del vidrio. — «Del onceno grado del signo del Sagitario es la pie
dra del vidrio, et en esta piedra a una que es por sí cuerpo (la arena), et a otraque
es la incorporada (la sal), et cuando las purgan et las apartan dell fuego ayuntanse et facen por sí cuerpo. Esta piedra es de muchas colores que ay una blanca,
(1) Códice escurialcnsc y alfonsí dicho E l Lapidarle, traducido del árabe antiquísimo en caste
llano, año 124S.
et esta es más noble et irfcyor que las otras; et ay otra de color bermejo, et otra uerde , et otra xade , et otra cárdena. Piedra es que funde ligeramente en el fuego, et
cuando la sacan dell, tórnase á su sustancia. Pero si la sacasen á deshora a menos
de se enfriar de poc en poc quiébrase. Et cualquier color que pongan en ella rrescíbele ligeramientre. Et llaga a cualquier animal que lieran con ella tan bien como
con íierro......................................................................................................................................
En la definición anterior del vidrio, tomada del lapidario en castellano de A bolais, como se ve, ademas de dar una idea muy exacta de la composición y primera
formación de aquel producto, se nos da á conocer su clasificación dividiéndole en
blanco, ó sea trasparenté y sin color, como el vidrio más noble y mejor de los que
se conocieron; el bermejo ó rojo de diferente tono, el verde, el jade (oscuro de oxidiana) y el cárdeno (morado); pero á más de esto, que pudiera llamarse la paleta de
colores que poseían los antiguos vidrieros castellanos para sus obrajes de mosáico, en
el mismo lapidario se indican algunas fórmulas para tefiir superficialmente el vidrio
por el fuego, sin preocuparse mucho aquel autor de guardar secreto, como hicieron
posteriormente los artífices durante más de cuatro siglos en los procedimientos que
siguieron en la pintura del vidrio.
Entre las fórmulas, con las cuales se puede evidenciar la antigüedad de la pintura
superficial del vidrio, se encuentra en el lapidario de Abolais la siguiente, al tratar
de la piedra que tenía por nombre Ecce. «Esta piedra es fallada en España en un
monte, que es sobre la villa áque llaman Arraca, que dicen al monte Seclúdes, que
no es mucho alto, de color es muy negra, gotada de gotas amariellas, luciente et
libiana de peso, et porosa, et ligera de quebrantar................................et si la muelen,
et la amasan con m iel, et untaren el vidrio con ella , et lo allegan al fuego, tíñelo de
color de oro muy fermoso, et esfuércale de manera que le fage más fuerte que áutes
era, et estonce no se puede el vidrio fondir tan ayna, ni quiebra tan ligeramiente.»
Si en el primer texto de Abolais que llevamos referido revela el autor del lapidario
antiguo los elementos que entraban á formar parte del vidrio, ó sea su cuerpo, que
era la arena y la sustancia incorporada, que era cierta sal, implícitamente dice tam
bién que debian fundirse aquellos materiales en ciertos hornos, purgarse ó afinarse
en otros, y recocerse para enfriarse lentamente en distinto fuego, pues de no hacerlo
a sí, la obra, en vez de sólida y fuerte, se reduciría fácilmente á polvo.
Bn el segundo texto nos hallamos con la cita de algún mineral metálico de España
y de otro horno pequeño de esmaltar y colorear, para dorar hermosamente los anti
guos vidrios.
No se crea, sin em bargo, que los conocimientos antiguos en España en el arte
vidriero se redujeron álos dos manifestados anteriormente ; pues el mismo Abolais,
al ti atar del diamante, dejó consignado otro, si cabe de más valía que los men
cionados, ochocientos ó novecientos años ántes que Luis Vergen de Bruxas hubieía inventado, según la común creencia, la talla de aquella preciosa piedra con su
propio polvo y que la Duquesa de Etampes, favorita de Francisco I, grabase con el
—
8
diamante de su sortija en el vidrio {le una ventana en el castillo de Chambord el g;acioso dístico:
Souventfemme varié,
Mal hábil qui s’y fie.
En lu"ar de esta gracia femenina, dice Abolais: «el diamante es piedra que que
branta todas las otras, foradándolas et tallándolas (cortar) et ninguna otra non pue
de tomar (herir) en ella , et áun face más esta piedra que si con ella traen (frotan) las
otras muélelas todas.»
«Perohav una natura de plomo, que dicen en Arabiguo aero et en latín estanno con
que quebrantan esta manera de piedra desta guisa. Que si envuelven el estanno en
deredor del diamante etle dan con el martiello, quiebraluégo, et desque lo han que
brado si ticiesen morteros ó majaderos de este plomo puedtmle moler et facer déI
jVOg...... et los que quieren forarar ó entallar las otras piedras, toman pedamos muy
pequennos, et delgados, et agudos del diamante, et pénenlo encima de unos astillicos
de plata ó de cobre con que foradan ó entallan las piedras que quieren entallar, et
graban, et facen camafeos.»
En otro lugar, y para tener completa idea de los conocimientos que alcanzaron los
antiguos maestros españoles en los trabajos del vidrio, decia el mismo Abolais en su
Lapidario, al tratar de la piedra llamada ciumberit, y los latinos smerle ó esmeril :
«Esta piedra semeja arena gruesa, et a en ella incorporadas unas con otras menudas,
grandes et medianas, es grande en peso et en dureza. De su color es parda que tira
á oscuro. En muchas partes es fallada, mas la ineyor de todas es la que se encuen
tra cabo la mar de Eniden.
»Etlos maestros adoban las que son preciosas con esta piedra molida, sobre ta
blas de cobre, ó de fierro, ó de plomo, ó de algunos fustes (maderas duras), sennaladas que son para esta maestría, et tácenlas claras et fermosas, trayéndolas (frotán
dolas) sobre aquellas tablas, et tajan de ellas lo que quieren, ó las foradan , ca non
a piedra que se les pueda defender sino la diamante sola. El polii que esta lace en
las otras piedras es meyor et más fuerte cuando sean moxadoslos polvos de ella que
cuando secos.»
Con relación al uso que en lo antiguo tuvieron los vidrios planos, y la época en
que se empleó parala comodidad de la vida, cerrando las ventanas con la diafanidad
v trasparencia del vidrio, cuestión que algunos lian discutido para fijar el tiempo en
que por primera vez se usaron las vidrieras, dice Abolais al tratar del talco : «Ca co
lor de esta piedra es como de conchas, et fallanla en muchos logares, así como en
tierra de Arruquia, et en la de Yeme, et en ladeCabrot; et cuando la desuellan luce
mucho, et por ende facen de ella en algunos lugares lumbreras para losbannos, bien
como si fuesen del vidrio que se emplea en otros, et cuanto más delgadas paiten las
lu jas del talco, tanto son más lustrosas et claras.»
Otra de las aplicaciones del vidrio, de míe dio cuenta Abolais en su Lapidario, es
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9
—
el de las lentes convexas, cuyo descubrimiento y primera fábrica los unos la lian
creído encontrar en algún fragmento de Plauto, interpretando la frase conspicillum.
En Plinio, al traducir la palabra spicillum , de que se sirvió el naturalista latino al
referir la muerte repentina del medico Cayo Julio. Otros creyeron fijar el origen de
las lentes con ciertas frases oscuras de Aiistófanes en su comedia de Las Nubes, yen
aquella escena en que el acreedor se propone, sonriéndose, hacer desaparecer de la
tableta de cera, acusadora de la deuda, las letras, fundiéndolas con los rayos del sol
concentrados por medio de un cierto vidrio.
Si de los tiempos latinos pasamos á la Edad Media en Europa, los italianos Redi,
Pablo Falconeri, los autores del Diccionario de la Crusca, Manni, y los franceses Gor
don y Guillermo de Chaublat, doctores de Montpellier, en sus antiguos libros del
Lirium medicini y gran cirujía, al fijar la época de la invención de los vidrios lenti
culares no han podido pasar en sus investigaciones del hermano Alejandro Spi
ra, modesto y bueno, que hizo y supo hacer los Ocularios, y murió en Pisa el año
4513.
Redi aseguró que poseía en su biblioteca, con la fecha de 1299, un manuscrito
italiano anónimo en que se leia : Mi trovo cosi gravoso d'anni, che non avrei valenza
di leggere e di iscrivere senza vetri appellati ochiali , trovati novellamente per como
dità di poveri vecchi quando affìebolano di vedere. Es decir : Los años me tienen tan
débil que no podría leer ni escribir sin estos vidrios que llaman anteojos, labra
dos bace poco tiempo para socorro de los pobres viejos cuya vista se debilitó con la
edad.
Manni, ademas de lo expuesto, publicó un epitafio, con el cual parece se liabia
descubierto el nombre del inventor de tan preciada obra, científicamente considera
da. El epitafio referido, según Manni, decía : «Aquí yace Salbino de Armato de la
Armada, de Florencia, inventor de las lentes......año 1517.» Y de quien Montucla,
en su Historia de las Matemáticas, dice que había guardado misteriosamente el se
creto, pero que el hermano Alejandro de la Spira se le había robado para publi
carlo.
En cambio de estas breves noticias que los escritores modernos han publicado como
fruto de sus investigaciones sobre la antigüedad en la inventiva de las lentes ópticas,
y que, como se ve, no pudieron retroceder más allá de últimos del siglo xm, con el
Lapidario en castellano de Afoláis hay medios suficientes para hacer retroceder
aquella invención al año 1248, y como el original del mismo Lapidario se escribió
en hebreo ó en caldeo, tal vez ántes del séptimo ú octavo siglo, pues ya en la época
de San Fernando y D. Alfonso de Castilla se consideraba como antiquísimo por sus
vitelas y por su letra, la invención ó primera construcción délas lentes se pierde, á
nuestro juicio, en los seis primeros siglos de la era cristiana, como se prueba con la si
guiente descripción del cristal, según el antiguo Lapidario : «Fallante, dice Abolais, en
muchas partes, mas la meyor de todas es la que fallan en tierra de Etiopia. La ma
teria de que se face es agua congelada que empedrece. Et la prueba desto es que
cuando la quebrantan fallan dentro como granos menudos que se entran en ella
cuando se face piedra (cristalizándose), et dentro algunas dellas fallan otrosí como
agua que es muy clara (hidrofana); et a dos cosas que son á contrario de todas las
otras piedras, ca el cristal cuando se calienta recibe en sí cualquier color que en él
metan, et labrase más ligeramiente, et otrosí fúndese con el fuego; et por ende facen
deella cual figura quieren, etsi la íigura es bien redonda et la ponen al sol, quema
lo que falla ante sí que sea de quemar; pero esto no lo face por su virtud, sino por la
claridad que es en ella, et por los rayos del sol que la fieren, et por la redondez de la
forma que a.»
En otros lugares del mismo Lapidario, al tratar de otras piedras transparentes,
dice el autor, y lo repite várias veces, que las pasa facilísimamcnte la vista, y que á
su través, cuando su forma es redonda, se descubren en los cuerpos bellísimos detalles
y cosas muy secretas á la simple vista. Debiendo por nuestra parte recordar que si
para el entalle y labrado de las piedras duras (forma facetada, en cabujón y bru
ñido), según Abolais se necesitaban las planchas de cobre, fierro y plomo, esmeriles
duros, el agua, y áun el polvo del diamante, pero al decir que el cristal y el vidrio
se labraba más ligeramente, por lo que era fácil darles figura y redondez cualquiera,
á nuestro juicio esta mayor facilidad excluye aquellas láminas duras en el labrado
del cristal y del vidrio para darles la forma conveniente, lo cual entonces se conse
guía sobre cueros, borras con engrudos y colas (fieltros) y láminas de madera y plo
mo en su caso, con esmerildes más blandos, y el roce y la presión menos dura de la
mano de los obreros, que antiguamente y según el arte trabajaron las primeras lentes
ópticas en Europa. Práctica que es la misma que se ha seguido hasta nuestros dias.
Sin contar hoy con la vidriería ó fabricación del vidrio en Oriente, que se supone
antiquísima, por lo que hace á los países occidentales de la Europa, es un hecho bas
tante bien probado que las Galias y España, según Piinio, fueron las dos naciones
que primero proveyeron de vidrios á los romanos, en competencia con los más an
tiguos de Alejandría , de Sidon y otros lugares desconocidos de Oriente.
Las principales obras de la vidriería de entonces consistían en copas de vidrio, bo
tellas, tazas, globos, láminas de cierto espesor y color oscuro para servir de espejos,
pequeños vidrios facetados, en cabujón, y coloreados con tintas en toda su masa, ó cu
biertos con una capa espesa de oro metálico. Se imitaba la pedrería de valor y las
perlas, alcanzándose, según Petroneo, en aquellas falsificaciones el volumen próxi
mamente de una haba, pues de haber sido de mayor tamaño, ni los joyeros de en
tonces, ni la mujer del emperador Galiano hubieran podido engañarse, comprando
perlas y piedras fingidas con vidrio, por finas y naturales.
La masa de vidrio que suponen las necesidades de la vida y del lujo del pueblo ro
mano, representada por los objetos anteriormente referidos, debió ser excesivamente
grande. Muchas de aquellas, es innegable que llegaron y pudieron llegar á la capital
del mundo entonces conocido, por Oriente, de fabricaciones orientales, y mucho tam
bién de las naciones de Occidente, ó sea de España; siendo en la actualidad rarísimos
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los vasos enteros que se conservan de la fabricación de aquellos apartados siglos. Sin
embargo, tuvimos ocasión de examinar algunos, de poseer otros y de compararlos en
museos extranjeros con vasijas de vidrio, al parecer de procedencias gaula é italiana
de igual tiempo, resultando de nuestro estudio comparativo, por la trasparencia, que
todavía conservan los vasos de época romana encontrados en España, por lo unido
de su masa, por la igualdad con que actuó el tiempo descomponiéndolos, por sus li
geras irisaciones, y por no resultar de la descomposición aquellas laminitas como taicosas, que se desprenden al menor contacto y al más ligero soplo, de los vidrios gaula
é italiano; que el de España en la época referida debió ser el preferido, pagándose
por aquél las sumasen dinero fabulosas de que hablan las historias, por su belleza pri
mitiva; porque sus vasos indudablemente resistieron los líquidos calientes sin rom
perse, y porque, á pesar del epigrama de Marcial, libro ix, artículo 60, en que decia
del vidrio blanco extranjero: Et túrbala levi queslus cryslallina nitro; las sales ó tun
dentes de la arena silicosa de la Iberia se eflorescieron tan poco, que lian sido nece
sarios dos mil años para matar ligeramente el brillo de la superficie libre de los vasos
labrados en España en la época mencionada.
Por esta razón no se pueden negar á los maestros vidrieros en España conocimien
tos singulares de las arenas vitrificables más linas de grano y más blancas que se
encontraban para el arte en las inmediaciones de sus talleres en la época de la do
minación romana. Que también fueron los primeros que utilizaron las sales ó so
sas y barillas blancas y puras de las costas mediterráneas, y supieron eludir los an
tiguos defectos y obtener fundiciones de más belleza en el arte vidriero, en el cual,
fuera de la forma obtenida por el soplo y el moldeo de los materiales una vez tundi
dos, en su intimidad y esencia tuvo entonces, como boy, relaciones íntimas con la
química.
Los lugares en España en que más principalmente se labró el vidrio, en los tiem
pos ibero-romanos, si se atendiese á la tradición para adivinar aquellos y á la anti
güedad, cuya memoria se perdía en el siglo xv y xv i; de los hornos de vidrio que
existieron en la península, nos hallaríamos que tan preciado producto del arte se la
bró en varios lugares del interior, en los valles que de la costa de Cataluña van á
concluir en el Pirineo. También cerca de la desembocadura del Ebro, con especia
lidad en Tortosa, donde, según los antiguos, concurrían para establecer lavorablementela fabricación del vidrio las cinco condiciones siguientes : primera, excelentes
arenas blancas vitrificables; la segunda, fundentes puros y los más á propósito para
preparar las mezclas y fritas ; tercera, excelentes arcillas refractarias para los hor
n os; cuarta, maderas abundantes para quemar; y quinta, camino de agua ó una vía
segura para trasportarla fragilidad del vidrio una vez labrado. Algunos, á las condi
ciones anteriores añadieron que los obreros de la tierra fuesen pobres en la agricultu
ra , pero que estuviesen sobreexcitados con la vista de algún territorio próximo, que
poseyese las más bellas producciones de la vida vegetal, á fin de que aquellos, esti
mulados con las ganancias de sus vecinos, llegasen á ser os más excelentes industria-
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les, alcanzando con el trabajo del fuego lo que á otros concedió la naturaleza más generosa y pródiga.
La fabricación vidriera en los tiempos á que nos referimos también se extendió por
el interior de los que después se llamaron reinos de Valencia y Murcia, en lugares
cercanos á los declives y pendientes que separan aquellos del interior de España, por
los valles de Ollería, Salinas, Busot y rio Almanzora, cuyos fonws del vidre fueron
muchos de ellos desapareciendo poco á poco, aunque ocupando en su primitiva épo
ca una zona que se extendía desde el cabo de Greus hasta el de Gata.
A nuestro juicio, la fabricación mediterránea del vidrio tardó algunos siglos, y tal
vez fue gótica, en avanzar hacia el interior de la península, estableciéndose primero
en tierra de Cuenca, posteriormente hácia Toledo, Avila y Segovia, aproximándose
á las faldas de la serranía, hoy llamada de Guadarrama.
En lo restante de la península, ni en la Bética, Lusitania y Cantabria , se halla el
menor vestigio de fabricación de vidrio que pudiera referirse á la época ibero-roma
na, á no ser una que da Strabon , muy oscura, sobre ciertos vasos y vajillas de cera
que cuenta el geógrafo latino labraban los lusitanos. Sobre estos vasos curiosísimos
si fueron de cera , de los antiguos españoles, escribió algo el señor Barco en su libro
Retrato natural y político de la antigua Bética, diciendo que no era creíble su exis
tencia, porque en ellos hubieran tomado mal sabor los licores, y porque si éstos es
taban calientes se derretirían por necesidad. A nuestro juicio, tal vez Strabon, al ha
blar de los vasis cereis que usaban los lusitanos, se refirió á ciertas vasijas de barro
cubiertas por esmaltes que imitasen por su color y traslucencia á la cera; ó si no, y
es también probable, se refiriese el geógrafo latino á la vaseria de cuero, barro y ma
dera , cubierta por su interior con una capa de pez ó resinas, que desde muy antiguo
la usaron los aborígenes é indígenas de las orillas del Duero y del Ebro hasta el Pi
rineo y costas cantábricas; á no ser que el geógrafo latino haya hablado de vasos de
barro cubiertos de una capa de cera, en la cual muchos siglos después se labraban
adornos y se doraban para aumentar su belleza, y de cuyas obras como del siglo xv
y xvi hemos visto algunas rarísimas piezas cerámicas trabajadas en España.
Los talleres españoles en que se fabricaba vidrio en la época que se va estudiando,
aunque en algunas localidades fuesen muchos por su número, cada uno de ellos ocu
paba brevísimo recinto. En éstos los maestros de entonces tenían algunos morte
ros ó majaderos de piedras duras, tal vez de metal (hierro), para triturar finamente
los materiales que habían de mezclarse ántes de la fundición, exceptuándose las are
nas silicosas, que escogían los artífices entre las más finas en grano que se hallaban
en la tierra; porque la experiencia debió enseñar á nuestros maestros del vidrio an
tiguo que los cuarzos y las arenas trituradas para la vidriería arrancaban de los mor
teros algunas materias extrañas, con las cuales se alteraba el color y trasparencia de
los vidrios.
Los hornos principales de la vidriería de aquel entonces fueron triples en uno, es
decir, formados de tres recintos superpuestos; el primero cilindrico para las cenizas
y el fuego; el segundo desde el plano anular de los crisoles hasta el domo semi-esférico para reverberar y concentrar el fuego y la llama que, formando columna abrasa
dora, cruzaba por el centro de la construcción, dando á los crisoles la temperatura
necesaria, en unos casos para la fundición de las fritas, y en otros para la afinación
y depuración de las mismas, hasta que su masa limpia, sin hervir ni levantar bur
bujas, se hallaba con todas las condiciones necesarias para el buen labrado á soplo
con caña y moldeo de los infinitos objetos de la vidriería. El tercer recinto de los
hornos que se describen estaba formado por otro domo superpuesto al primero, de
jando un espacio intermedio, en el que se colocaban las piezas modeladas para que
allí se recociese ó destemplase el vidrio, enfriándose conforme se apartaban poco á
poco de la violencia del fuego inferior. Los hornos tenían várias ventanas ó aberturas
colocadas á diferentes niveles; las inferiores para regir y gobernar el fuego, las me
dias para arreglar los crisoles y extraer con cañas metálicas el vidrio fundido para mo
delarle á soplo, otras menores para mantener en buen temple los extremos de dichas
cañas, y las superiores para manejar diestra y cuidadosamente el vidrio labrado al
trasladarle de unos lugares á otros, para que se destemplase convenientemente.
El régimen de estas aberturas en los hornos vidrieros de la antigüedad, como en los
actuales, tenia sus reglas, con las cuales se habia de evitar cuidadosamente que en
el interior de los hornos hubiese humo, y que el aire ó la frialdad exterior entrase en
el recinto de destemplar.
Las dimensiones de los hornos antiguos del vidrio, según las ruinas de algunos de
ellos que se han podido hallar en Italia y en España, fueron de cuatro codos de diá
metro, y de seis de altura. Sus materiales, la arcilla refractaria, infusible y que no
se calcinase con el fuego, y á la que se quitaba cuidadosamente con el agua de lavar
y amasar todo lo que tuviera soluble, salino y vitrificable. Dicha arcilla se moldea
ba después con diferentes formas y tamaño geométrico, en cuñas ó pirámides trun
cadas, para que sirviesen en la construcción uniforme por todas partes de los cilin
dros y domos en los antiguos hornos. Estos, al concluirse la campaña del trabajo,
se deshacían si era necesario, ó se reparaban cuidadosamente con nuevos materia
les por los oficiales y maestros más hábiles del arte.
Los crisoles en los primitivos tiempos del mismo arte vidriero eran de la misma
arcilla refractaria que los hornos , pero más escogida y más trabajada. Su forma la
de cono truncado de un codo de altura, medio de anchura en la boca, y dos ó tres
dedos de grueso en las paredes, aunque en el fondo tenía mayor espesor. Tales fue
ron los crisoles para el vidrio ordinario de los tiempos pasados; pues, para el más
fino en claridad, trasparencia y coloraciones, debieron ser de menores dimensiones
y capacidad.
Los crisoles se colocaban entonces, como hoy, en el interior de los hornos en su
emplazamiento anular, pero en lo antiguo, en número de dos, cuatro ó á lo más
seis, según los oficiales vidrieros de soplo y molde que habían de trabajar en derre
dor del fuego, ardiendo éste uno, dos ó tres dias seguidos.
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Un juego de cañas metálicas con su extremo de hierro , algunos puntiles del mis
mo metal, como único á que se pega el vidrio cuando está caliente, para sostener
por el fondo los vasos al moldear sus bocas, un banco, tijeras y grandes pinzas de
muelle, con cuya presión se cortaban los bordes v modelaban los cuellos de las va
sijas de vidrio hueco; algunos planos de hierro, bronce, jaspe ó de mármol duro,
humedecido con agua fresca y clara, de que se ayudaban los artííices para conseguir
que la ampolla hueca del vidrio á soplo tuviese en sus paredes espesor uniforme; al
gunas espátulas de metal con otras herramientas del laboratorio en que los hábiles
maestros preparaban el manganeso y las que llamaban cales metálicas de plomo, es
taño, cobre, hierro, y hasta de plata y o ro ; completaron en lo antiguo lo más prin
cipal de los talleres en que los artífices del arte en España concluyeron sus impor
tantes y apreciables trabajos vidrieros desde hace próximamente dos mil años.
En la misma época aquellos maestros debieron tener también otros hornos más
pequeños que los mencionados anteriormente para trabajos delicados, principalmen
te de aquellos vidrios pequeños que se destinaban á imitar las piedras preciosas de
la joyería, ó bien el vidrio de los vasos huecos, cuyas paredes se asemejaban á las
lumaquelas de tintas y colores diferentes, ó (pie habían de recibir cubiertas de oro y
de plata en láminas de espesor notable, si se comparase con lo que hoy se labra en
estos géneros. En unos objetos con el oro y la plata puestos á cierta profundidad,
bajo capas trasparentes de esmalte, y en otras piezas, sobrepuestos aquellos precia
dos metales en las superficies libres de los mismos objetos de vidrio.
Para estos primores de la vidriería antigua los maestros españoles ó idearon por
sí, ó usaron, tornándolas de prácticas más antiguas, las muflas, cajas de cementar y
manejaron con singular destreza el fuego. Tal vez, en lugar de las primeras, los men
cionados artífices se sirvieron de crisoles pequeños, superpuestos, enlodados por las
bocas, y con alguna perforación en el superior, para que escapasen los gases, miéntras los más hábiles y diestros aplicaban su mayor atención en reconocer el estado
del vidrio fundido en el interior cerrado de los crisoles, por el exámen de los cam
bios que ocurrían bajo la acción del mismo fuego en ciertas muestras fusibles, que se
colocaban en el horno en las inmediaciones de las muflas ó cajas de cementación.
M. Rollin en el siglo pasado decia que los mejores libros descriptivos y didácticos
de las artes, á su juicio, eran las obras concluidas por los antiguos artífices, princi
palmente aquellas que, conservadas por la fortuna, la feliz casualidad, y por su per
fecta construcción y labrado, producían la admiración de los inteligentes al través
de muchos siglos. Guiados nosotros por este axioma, hijo de la razón y el sentido
común, hemos procurado dar una idea descriptiva de los talleres antiguos de la v i
driería en su primitiva época ibero-romana; pues, sin todo lo que se lleva expuesto
con relación á dichos talleres hubiera sido humanamente imposible el labrado de las
urnas funerarias de vidrio que se han recogido en España. La una redondeada de
tres á cuatro decímetros de altura, boca en labio vuelto con filete de refuerzo, fondo
con la señal del puntil, labrada á soplo, con tapa plana y gruesa del mismo vidrio,
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que se conserva en una de las salas de la Biblioteca Real de Lisboa. Otras dos de la
misma forma que la anterior, de igual vidrio, de dos y tres decímetros de altura, se
ñaladas del p u n til, procedentes de la antigua Balancia , que se conservan en nuestra
colección. Otra de forma cuadrada, paredes gruesas, de tres á cuatro milímetros,
que se llalla en el Museo de antigüedades de Madrid; y varias otras que tuvimos oca
sión de examinar, aunque de léjos, en museos extranjeros, pero que por su aspecto
nos hicieron creer procedían, ó de las más bellas producciones orientales, ó de las
mejores fábricas españolas de la antigüedad.
También fueron necesarios los talleres de la vidriería, con todo loque se lleva ex
puesto y tie referencia á los primeros siglos de la era cristiana en España, pues sin
ellos hubiera sido imposible el labrado de las jarritas con asa, copas, fiólas sin pié y
cuello largo, pateras de vidrio con oro, platos y saleros gruesos y moldeados, ánforas
pequeñas, lacrimatorios de muy variadas formas, anillos rojos, amarillos y dorados,
cuentecillas, brazaletes, y una multitud de dijes de forma muy diversa, que rotos y
enteros se encuentran en los enterramientos de la época romana en España. No de
biéndose dar al olvido, porque aquéllos se encuentren en el interior de la península,
que si los productos de fabricación vidriera, en los primeros siglos de la era cristiana
marchaban en gran número y cantidad por el mar hacia Italia, no debió ser tam
poco pequeño su trasporte hacia el interior del propio país en que se trabajaron.
La vidriería española, destruido su comercio con Roma por la invasión y con
quistas de los godos, sufrió grandes pérdidas por falta del mercado más importante
que tenía. Sus maestros y oficiales en los siglos n al vn quedaron rerlucidosá un nú
mero casi insignificante, y e n sus hornos, aunque continuase el fuego encendido, se
perdieron muchas de las calidades y primores antiguos, quedando reducidos á labrarse
en aquellos los vidrios y vasería de ínfima calidad, pues los conquistadores de la Es
paña entonces, como del resto de Europa, la historia nos dice que más que el vidrio
apreciaron, como ántes y después lo hicieron todos los conquistadores, los vasos la
brados con el oro y la plata de los vencidos.
Sin embargo, debieron ser tan hábiles los maestros vidrieros en España de la época
romana en el arte de imitar las piedras preciosas, y de tal belleza sus obras en este gé
nero, que, á pesar del deseo de los godos por el oro y la plata, consideraron desde sus
primeros tiempos en mucho los vidrios de colores, respetando á los maestros que
los labraban. Como prueba de esta afirmación se deben recordar las rarísimas al
hajas de oro y plata de los primeros tiempos góticos en España. Estas las labraron
innegablemente artífices de la escuela ibero-romana, con vidrios y bellísimos esmal
tes de color, rivalizando en ellas el vidrio con el oro y la plata. Otras, como las coro
nas que en estos últimos años se encontraron en Guaroman, cercanas á Toledo, en
las cuales el vidrio de color azul, verde, rojo y de otras más bellas tintas se veia
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engástenmelo en el oro en pequeños cabujones ovalaelos, con un brillo en el que se
reconocía en lugar ele la acción de la rueda ele fuste y ei esm eril, lo que fué siempre
propio del fuego.
Los godos en España, ademas, como en lo restante de la Europa por ellos con
quistada, debieron conservar su costumbre boreal, de cerrar con algunos cuerpos
diáfanos como el talco , las lumbreras de sus habitaciones, de sus palacios y de los
templos. Para este fin creemos que utilizaron la fabricación vidriera que existia con
anterioridad en nuestro país, aunque sin preocuparse mucho de la belleza del vidrio,
que siendo antiguo y de color, debió emplearse muchas veces entonces para los es
maltes tan preferidos por los godos. De no ser así no se comprendería el hecho que re
fiere Gregorio de Tours, historiador del siglo v , de aquel ladrón que robó en una
iglesia gótica los vidrios de las lumbreras de color de la misma. El historiador relérido, con la credulidad de que algunos le acusan, añade que el vidrio robado le fun
dió el criminal á fuego violento durante tres dias seguidos, vendiéndolo después en
masas deformes á ciertos comerciantes extranjeros.
Esta relación, en medio de su candidez, según dice Le-Vieil, da motivo á conje
turar que ios vidrios robados eran de color y que por su belleza pudieron excitar la
codicia del ladrón y el deseo de los comerciantes para adquirirlos, aunque estuvieran
completamente destruidos. Pero á nuestro juicio, los vidrios de que habla Gregorio
de Tours, en lugar de fundidos por el fuego, que no se comprende bien, debieron ser
triturados finam ente, y como polvo fusible y de color, vendidos en sacos fáciles de
trasportar, á los que entonces viajaban buscando aquellos materiales antiguos para
servirse de ellos en el arte del esmalte.
Las reglas fundamentales de este arte consistían en labrar algunos rebajos y cajas
en las láminas de oro y cobre, dentro de las cuales, por capas ó estratos ponían los
esmaltadores el polvo fusible y vitrificable, entrando las piezas sucesivamente en el
fuego hasta quedar la caja llena de esmalte y con el espesor conveniente. Advirtién
dose que la primera capa , al fundirse, llenaba las desigualdades de las cajas arriba
referidas, la segunda y la tercera, si habia necesidad, se aplanaban con los esmeriles
y las ruedas de fuste ó madera; unas veces hasta obtener por este medio un brillo
aceptable si el esmalte era excesivamente duro; en otras, y con más frecuencia, sien
do los metales infusibles y poco dilatables, obtenían el brillo los esmaltadores en sus
obras, por un último golpe de fuego, calculado á fin de que sólo se fundiera la su
perficie libre á pequeñísima profundidad del esmalte extendido. Los esmaltadores de
la época gótica, como vidrieros de color, muy pronto debieron complicar sus labo
res con experiencias curiosísimas, sirviéndose del fuego, para pintar en ellas detalles,
perfiles, y dando aparente relieve con las sombras á las imágenes de los objetos na
turales y de aquellos otros simbólicos qu e, según las costumbres de laGotia, habían
escogido sus guerreros para estamparlos como memoria de las acciones heroicas ó
de la nobleza de familia y antigua raza, en sus escudos, timbres y sellos, que después
se llamaron de armas.
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Las coronas de Guarroman con sus vidrios de color ó esdras engastonadas y pen
dientes dei siglo v ó vi; las vidrieras de color mencionadas por Gregorio de Tours,
en la centuria vi; la copa de oro con inscripción del esmalte, que, como riquísima
joya, mandó labrar Alfredo el Grande de Inglaterra en el siglo íx; la tumbado
Eduardo el Confesor, en Inglaterra, enriquecida con esmaltes por Enrique III en el
siglo xii ; el bellísimo presente de amor, que en estos últimos años se ha encontrado
en Castilla, esmaltado de rojo y letras de oro, en la que fué tumba del Infante D. Feli
pe, labrada en el siglo xm, que se guarda en nuestra colección; las copas de don
Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo en 1250, son objetos que todos ellos pueden
servir para tener idea del estado que alcanzaron las artes de vidriería y del esmalte en
Europa y en España desde el segundo hasta el déciinotercio siglo de la era cristiana.
En las provincias dominadas en la península por los árabes, la vidriería y el arte
del esmalte debió estar relativamente conocida, como lo prueban los libros de Abolais, hebreos y arábigos en su principio, deque anteriormente se hizo mérito, y si
éstos no fuesen bastantes, porque del vidrio no se sabe se guarden y conserven en
la actualidad piezas que puedan referirse á las fabricaciones arábigas en España,
quedan, sin embargo, muchos vasos antiguos, y con especialidad pequeñas losas
de barro cocido, cubiertas de esmaltes irisantes con reflejos de oro y plata, que en el
fondo de algunas revelan la intención de los artífices, de imitar los más bellos y me
nudos mosaicos que se labraron con el vidrio, las piedras duras y los esmaltes en la
época romana.
Estas obras de barro hispano-inurejares, aunque su gusto fuese oriental, prueban
que los artílices vidrieros en España, bajo la dominación gótica se aplicaron á lijar
diestramente el vidrio y sus esmaltes sobre el oro, el cobre, y tal vez lo más difícil
sobre la plata, secreto raro que se lia perdido y del que no liemos tenido ocasión de
ver más que una riquísima joya esmaltada de azul con caprichosísimos pájaros, que
se labi o probablemente en Zaragoza en el siglo xiv; y bajo la dominación árabe los
mismos maestros trabajaron cuidadosamente y poseyeron singulares reglas para lijar
el mismo vidrio y los esmaltes sobre el barro cocido.
En los siglos xi, xu y xm la vidriería propiamente dicha en España, que había lan
guidecido tanto cuando la faltó el mercado romano con la invasión de los pueblos
del Norte, recibió un poderoso impulso de la Iglesia cristiana, que por todas partes
levantó templos, cerrando sus numerosas lumbreras con vidrios blancos, verdes, y
muy pronto de color, como ocurrió en el siglo xi, en la Catedral de Santiago, que,
según Aimerico, que la visitó por los años de H00, poseía más de sesenta enormes
lumbreras cerradas con vidrios.
No discutirémos aquí si el origen de las lumbreras formadas de vidrio se usaron
por las iglesias cristianas desde los primeros siglos, reemplazando con ellas á las ce
losías de tabletas movibles y fijas que usaron los romanos. El brillo resplandeciente
de aquellas en los templos, la coloración que tomaba el aire en los mismos cuando
los cruzaban los rayos de la aurora, fué motivo suficiente para que, como poetas, los
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describiesen Fortunato de Poitiers, San Vital, obispo de Rávena, y algunos autores
griegos, que describieron , como muy singulares, las ventanas cerradas con vidrio,
á cuyo través se iluminaba el templo de Santa Sofía en los siglosiv, v y vi; pero es
tas bellezas literarias no conducen á nuestro lin del momento.
En cambio, loque puede asegurarse es que en los siglos xi, xn y xm se generaliza
ron las vidrieras en las iglesias cristianas de Europa, dejando de ser, .’.orno obras de
arte singulares para ser utilizadas por todos, con ventaja del arte que entonces co
menzó á desarrollarse en toda su actividad, primero, proveyendo de vidrios á los tem
plos, casi al mismo tiempo, ó poco después, á los castillos y palacios de los señores, g e
neralizándose en definitiva más y más hasta prestar servicios á las más humildes cla
ses sociales. Esto en cuanto á los vidrios planos, pues á la vez se generalizaron tam
bién los huecos con su infinita variedad de formas, útiles para las ciencias y necesarios
para la vida de los hombres, contándose entre los primeros los vocales, capellinas,
recipientes, pelicanos, retortas, antidótanos, serpentines, garrafas, redomas, huevos
filosóficos, lentes y otras variedades de vasos, que para extraer los elíxires, arcanos,
quintas esencias, sales, azufres, vitriolos, mercurios, extractos y tinturas, usaron los
espagíricos, alquimistas ó químicos de la antigüedad.
Si la caída de Roma como nación dominadora produjo grandes desastres en la vi
driería de España, la Iglesia cristiana de Occidente y las ciencias de la Europa reco
gieron los restos de este arte útil para las necesidades de sus pueblos, dándose desde
el siglo xu el gran impulso, á que se debe el estado del mismo arte en la actualidad.
En aquella época del renacimiento de la vidriería, que así pudiéramos llamarle,
ésta verificó un adelanto importante, que se refiere, no á la construcción de los vidrios
de coloren toda su masa, sino á la coloración superficial del blanco por medio del lue
go y de materiales fusibles, que á ciertas temperaturas adquieren la facultad de pe
netrar á profundidades variables en el interior del vidrio, conservando éste la tras
parencia en la masa primitiva, y de cuyo procedimiento antiguo habló Abolais. Este
como trabajo del arte se generalizó mucho en los siglos
xii
y xm. De él se ocupa
ron maestros y oficiales de dicha especialidad, los cuales se servían de hornos p e
queños cuadrados, en los que amollaban y cementaban, los vidrios blancos cu
biertos con las sustancias que por el fuego habían de colorearlos, sirviéndose para
ello de lechos, capas ó extratos calizos en polvo, y vidrios finamente rotos, en que
se enterraban aquellos, superponiéndolos alternativamente, para que los colores no
se corriesen de unos á otros manchándolos y estropeando las obras. Los hornos re
feridos estaban cerrados durante la coloración del vidrio. La cámara de colorear te
nía pequeñas aberturas que se correspondían á la parte interior, media y superior,
por donde se introducían en los hornos muestras de vidrio bañada con las mismas
materias colorantes, las cuales, examinadas cuidadosamente cuando el fuego había
desarrollado toda su acció n , servían para indicar al maestro el verdadero estado de
la obra encerrada en las mullas de cementar, y para saber si los resultados apete
cidos respecto al color se habían conseguido.
—
19
—
Los vidrieros que se ocupaban de este trabajo pasaban después á armar las lum
breras, que si en el siglo xi y xii , á más tardar, fueron de mosaico en forma de da
dos, grecas caprichosas, estrellas radiantes sobre fondos de blanco y azul, poco
tiempo después fueron de imaginería, ó dibujo compuesto de imágenes santas y
asuntos sagrados, según el gusto cristiano, llamándose á estas últimas vidrierías pin
tadas en caballete.
Las primeras fueron notables por lo complicado de sus armaduras de plomo, que
entonces se labraban trabajosamente en rieles y turquesas longitudinales. Se arma
ban lentamente con los soldadores, y se sostenían, para darlas fuerza, con ligeras
barretas de hierro. También fueron singulares por los muchos millares de piezas de
forma distinta y color diverso que entraban en la formación y dibujo de las obras
mosaicas de que en este momento se trata, que ya son rarísimas de encontrar.
Tanto las vidrieras mosaicas, cuyos vidrios se han podido estudiar desde hace más
de un siglo basta hoy, como las de caballete antiguo, han sido el tormento de los
artílices modernos, que intentaron imitarlas ó bien para restaurar ó conservar aqué
llas. La destreza de los tiempos actuales, á pesar de la mejor y más científica pre
paración de los colores, ha fracasado siempre al intentar labrar de nuevo vidrios
pintados por el fuego, que pudieran equipararse á los más bellos de la antigüedad.
Este fenómeno tan singular para la industria, altivez de la ciencia moderna, que
cree poderlo todo, y la destreza de los más hábiles artífices, depende, a nuestro jui
cio, de dos causas : la primera físico-química, refiriéndonos á la lentitud con que el
tiempo y ciertos agentes atmosféricos han ido trabajando y descomponiendo en la
superficie y fondos los vidrios antiguos, que por tales medios han adquirido tonos y
coloraciones de suavidad inimitable para el arte, cuando éste, como el actual, traba
ja un poco precipitadamente.
La segunda causa la liemos creido encontrar en el estudio de los antiguos vidrios,
que prueban, cuando con cuidado se los contempla, fueron pintados uno á uno,
con tales precauciones y tan gran paciencia, que sorprenderían en los talleres de la
industria moderna. Ésta, en sus vidrios de color, los ha dado fuego, que podría lla
marse, comparado con el antiguo, arrebatado. También en ella los oficiales pintó
les del vidrio, podría decirse, habían trasladado á sus obras el ruido de los oficiales
que con ellos trabajaban en los grandes talleres y su tranquilidad por el porvenir, en
atención que sus trabajos forman parte délas fabricaciones industriales de más im
portancia en la actualidad. En cambio, los maestros vidrieros antiguos trasladaron á
sus obras, expresándolo con tintas ténues y suaves, la tristeza, la soledad y el secreto
de sus talleres, rodeados del silencio, de las pocas esperanzas en el tiempo venidero
yen cuyo interior cerrado concluían aquellas las diversas y complicadas operaciones
del arte.
El secreto para trabajar los artífices y los mejores maestros de la antigüedad, prin
cipalmente en las artes tecnológicas, que son aquellas que siempre tuvieron y tie
nen relaciones íntimas con las ciencias físicas, químicas y naturales , y que confor-
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20
—
me éstas retroceden, avanzan ó se estacionan , á su vez aquéllas presentan análogos
accidentes, es un hecho que t'ué real y positivo desde los primeros tiempos góticos
en Europa hasta últimos del siglo pasado, desapareciendo dicho secreto de las artes
conforme se fueron trasformando en industrias fabriles más ó ménos importantes.
Sobre dicho secreto en el trabajo se lia escrito poco, considerándole los más como
aberración y extraña costumbre hija de los tiempos; pero á nosotros nos toca decir
que no fué costumbre tan extraña como algunos aseguraron.
Los vidrieros, según Marcial, como numerosa familia, llegaron á ocupar en Roma
barrios enteros, citándose el Circo Flaminio como especial por sus grandes vidrierías;
también Marciano señala otro en Roma cercano al monte Celio. En dichos distritos
vidrieros es evidente que los trabajos de la vidriería no pudieron ser secretos. Allí
el emperador Heleogábalo declaró que los maestros y oficiales de la vidriería labraban
objetos de lujo, comprendiéndolos en las leyes suntuarias, que establecían grandes
impuestos. Allí también los emperadores Constantino y Constante declararon libres á
los vidrieros y sus oficiales del pago de contribuciones y gabelas por sus trabajos. Es
tos hechos prueban que para los artilicesen Roma había cierta igualdad de clase, tai
vez la de la esclavitud; pero en definitiva, ¡guales todos, se asociaron, sin esconderse
unos á otros las reglas para labrar y concluir sus obras, pues entonces la habilidad
y la destreza, individualmente consideradas en las artes tecnológicas, no se sabe que
entre los romanos diera derecho á grandes ni á pequeños privilegios.
La Europa, al salir de la dominación romana, comenzó muy prontoá organizarse
socialmente sobre bases desconocidas de la antigüedad , y entre otras sobre la de la
unidad de las nacionalidades y sobre la variedad de las clases de ciudadanos de que
se componían , reconociéndose que la inteligencia de los más sabios y la habilidad
de los más diestros eran fuentes de derecho, de distinción social y hasta de privi
legio, tanto para el individuo, como hereditario y de familia. Por esto, y para conse
guir aquellas ventajas, las artes tecnológicas de la época gótica rompieron su an
tigua solidaridad, presentándose sus artífices y maestros, desde el siglo iii ó iv de
nuestra era en Europa, aislados y recelosos cuando labraban de que alguno pudie
ra sorprenderles y robarles la experiencia; no permitiéndose la entrada en los talle
res más que al aprendiz muy escogido, que pagaba al principio ó prometía la retri
bución para cuando fuese oficial; porque si los maestros salieron del taller en las
épocas á que nos referimos, y áun muchos años después, aunque aparentemente,
lo hacían para asociarse con los de su gremio, á fin de progresar en las artes, la rea
lidad fué otra , puesto que aquellas salidas á las juntas de los gremios tenían por ob
jeto más principal el socorro mutuo en los casos fortuitos de enfermedad y en las
desgracias de familia ineludibles después de la muerte.
Los talleres de la vidriería para verificar la coloración, generalmente se establecie
ron desde el siglo xn en adelante, con el nombre de oficinas del vidrio, en el recin
to interior de las grandes catedrales, como sucedió en Toledo, ó en edificios y depen
dencias apartadas de las mismas iglesias, como ocurrió en Burgos. En aquellos lu-
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—
gares los maestros construían sus hornos cuadrados, donde pintaban el vidrio blan
co y en pequeños cuadros, que los cabildos pedían á las fábricas vidrieras de Flándes, Cuenca, Cataluña, Valencia y tierra de Toledo. Unas veces el color le dabaji por
una sola superficie, otras por las dos iguales ó distintos, para producir los más be
llos cambiantes.
Se debe advertir que en este nuevo trabajo de la vidriería de color, tanto en la
mosáica como en la de caballete con imágenes, el arte tomó para muchos, por la be
lleza de la forma y composición de los dibujos, supuestas condiciones de las artes libe
rales, sin perderse ninguna de lasque le correspondían como arte fisico-químico tec
nológico. De aquí se siguió la entrada en los talleres vidrieros de los arquitectos , tra
cistas, delineantes y excelentes pintores, que preparaban cartones imagineros. Éstos
generalmente eran tres, uno con la idea delineada y coloreada en pequeña escala, otro
también coloreado con las dimensiones más ó ménos grandes de la vidriera, que se
recortaba á trozos numerados para servir de patrones con el color que les correspon
diese. Otro, y era el último, con las dimensiones del segundo, que se conservaba
entero para el caso de restauración ó composición de las vidrieras si por cualquier
incidente llegaban á romperse.
Los cartones de la antigua vidriería de color no sabemos se conserve alguno de
los siglos xiii ó xiv en Europa ; sin embargo, en España , cuando se examinan algu
nos códices escritos por los años de 1250 en bellísimas vitelas, como lo fueron el
Lapidario de Abolais y las Cantigas del rey D. Alfonso, al contemplar en este último
lo mismo que en el de los Juegos de ajedrez y otros, las cartelas de dibujo y colora
ción que tienen, sería difícil decidir si aquéllos se idearon tomando por modelo las
pinturas vidrieras de la época , pues dichas cartelas pudieron ser cartones para la vi
driería, en atención á la sencillez en los partidos de ropas, á la simplicidad de la co
loración de las manos y cabezas, á la brevedad de los detalles en las partes que repre
sentan edificios , y á los contrastes de azul y blanco en los fondos, que son los ca
ractères que en las vidrieras del siglo xiv, y en las cartelas de los libros que se lle
van mencionados, las distinguen más principalmente ; pero de tal modo se corres
ponden unas y otras, que parece , ó que lascártelas dichas se compusieron sobre
las vidrieras de color de aquellas edades, ó que las vidrieras se labraron teniendo á
la vista los dibujos y pinturas en las vitelas castellanas de la época alfonsin, cin
cuenta años ántes que Cimabue en Italia con sus pinceles hubiera iniciado el gran
impulso de la pintura, auxiliando, según algunos, á la vidriería de color, que fué
considerada por muchos desde entonces como arte liberal.
Una vez delineados los cartones, los maestros vidrieros pasaban á trazarlos sobre vi
drios cuadrados que ocupaban la extension conveniente, dejando entre unos y otros
el espacio necesario para los plomos de armar. Después se procedía á la iluminación
de las imágenes y demas objetos que habian de representarse en las vidrieras, valién
dose de varios compuestos en polvo fino, que se diluían en aguas gomosas y en al
gunos líquidos orgánicos, como el vinagre, la orina, la miel y otros, para poderlos fi-
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ja r sóbrela superficie del vidrio, aclarándolos, prévia la desecación, en unos luga
res y doblando su densidad en otros para que después fundidos los colores por el fue
go, se produjesen los efectos de las sombras.
Para el amarillo, que era el color que penetraba á la mayor profundidad en el v i
drio, se emplearon en lo antiguo con mucha frecuencia ciertas preparaciones de plata
(sulfuros) y el nitrato de potasa finamente pulverizados y porfirizados. Para los negros,
blancos, rojos, verdes, azules, púrpuras, violetas con más los colores para imitar las
carnes, los antiguos artífices usaron otros compuestos fusibles en que entraban los
óxidos y los sulfuros del hierro, estaño, plomo, cobre, manganeso y de la plata, que
al fundirse penetraban en el vidrio á la profundidad de medio milímetro próximamen
te , según se ha podido ver en los restos de la vidriería antigua.
Los colores en polvo fusible extendidos por la superficie del vidrio, se desecaban
por dos ó tres dias ántes de pasar las láminas trasparentes en que a<)uéllos estaban
adheridos, al fuego de que habló Abolais para esta operación en el siglo vi ó vil, y
que los vidrieros del xm y xiv concluían en sus hornos de pintar.
Dichos hornos, una vez que los colores se habían fundido, ó corrido como se de
cía en lo antiguo, y penetrado en el interior de la masa del vidrio reblandecida por
el calor, se apagaban cerrados herméticamente y enfriaban con lentitud á fin de con
seguir que la obra no saliese quebradiza. Sucediéndose las hornadas, por ser peque
ñas, basta concluir la multitud de piezas que habían de formar las vidrieras.
Muchas veces los maestros aplicaron la rueda de fuste y los pulidores de madera
para desgastar en ciertos lugares la pintura y dar a la capa del color espesores dife
rentes, con el objeto de aclarar la pintura difuminándola, por decirlo a s í, y comple
tar la ilusión con todas las bellezas de las sombras.
Nos parece evidente por la ligerísima idea que se lleva expuesta de los procedi
mientos químicos, físicos y mecánicos seguidos por la antigua vidriería de color, que
sus maestros no hicieron más que esmaltar tenuemente el vidrio, como lo hicieron
otros maestros sus contemporáneos, con el barro cocido, y otros sobre el oro, el co
bre, y rarísima vez extendiendo los esmaltes sobre la plata.
El ramo de la vidriería de que nos ocupamos tuvo sus diestros maestros en el si
glo xm en España, pero como en lo restante de Europa, escondieron sus nombres.
Los primeros deque se tiene noticia, contemporáneos de Enrique Mellein, que flo
reció en Bitrges en 1390, fueron los dos maestros Francisco Socoma, que labró en
Palma de Mallorca en 1580, y Guillermo de Qollivella, que trabajó en Lérida en 1591,
preparando las vidrieras de color que habia pintado Juan de San-A m at, algunos años
ántes de aquella fecha, para la catedral de la ciudad mencionada ( Viile los artículos
correspondientes á dichos artífices).
En el siglo xv la vidriería de color en España contó con mucho mayor número de
maestros conocidos, apareciendo en el país varios oficiales de notable habilidad, al
gunos que procedían de talleres franceses, flamencos y alemanes. En dicho siglo re
cibió gran impulso la vidriería de color en España, mejorándose conforme se prepa-
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raba la edad de oro de la pintura clásica, á la vez que aquélla se enriquecía con nuevas
experiencias y procedimientos, esencialmente químicos, unos ideados en la Penín
sula, y otros traídos por los pintores del vidrio, nómadas, que de diferentes partes de
Europa llegaron á España en busca de trabajo, mas principalmente para embellecer
las lumbreras de los muchos monasterios, iglesias y catedrales de nuestro país, co
mo se puede comprobar con las noticias que más adelante se darán.
La época gótica del vidrio blanco y de color en España se puede suponer que con
cluyó con el siglo xv para llegaren la centuria décimo-sexta á su apogeo. En el tras
curso de la misma centuria recíprocamente debió tener gran actividad la fabricación
de los vidrios planos en Cataluña , Valencia, Murcia, Cuenca y Toledo. Pero habien
do tomado el ramo de la vidriería coloreada carácter decididamente cristiano y de la
iglesia española, que la consideró como una de sus artes suntuarias, la fabricación pro
piamente dicha del vidrio, con especialidad el hueco, en todo el género de vasería
para las necesidades de la vida, quedó reducida en nuestro país al labrado de las
piezas más baratas y ordinarias. En cambio en aquel tiempo los venecianos consti
tuían, sin los grandes recursos en dinero que entonces tuvo la España, la gran fabri
cación industrial de Murano, de huecos y espejos de vidrio, proveyendo á toda la Eu
ropa, y á España inclusive, de tales artefactos. A la vez que la Bohemia, Alemania,
Francia y la Inglaterra desde 1557 labraron ó principiaron á labrar el vibrio blanco
en inmenso número de piezas, de más bella trasparencia que el vidrio español, y que
si se sirvieron de él en sus propios países, invadió también nuestros mercados y los
más importantes de las inmensas colonias que en Oriente y Occidente fundaba en
tonces la España.
La reforma religiosa y la persecución obligó á emigrar á algunas familias y maes
tros vidrieros de color, que llegaron principalmente á Sevilla, desde Flándes, en el
siglo xvi, buscando el amparo de muchos flamencos y alemanes, que con anteriori
dad habían llegado á vivir y negociar en aquella ciudad, emporio entonces del co
mercio con las Indias, pero estos emigrantes, en la mejora de la fabricación del vidrio
español tuvieron escasísima influencia. Por el contrario, aquellos obreros, el gran lu
jo de la Iglesia y su predilección por el vidrio coloreado por el fuego, con más la de
bilidad administrativa interior de los gobiernos que en la misma centuria se sucedie
ron en E spaña, hecho real y positivo, según aseguraron algunos prudentes extran
jeros, se reflejaron fatalmente, como sobre otras muchas artes, sobre la vidriería pátrja , que abandonada por el poder y oscurecida por cien empresas más ó ménosglo
riosas en el exterior, vió apagarse poco á poco sus hornos, la fué imposible trasfor
marse en industrial y fabril, y abandonada en el siglo xvi y x v n , pudo contemplar á
la España y sus colonias, si no esclavizadas, por lo ménos convertidas en consumido
ras en grande escala de los mejores productos del vidrio, que más y más perfecto y re
bajado de precio, se fué labrando en Europa.
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—
En España, en el trascurso de los siglos xvi y xvn, el oro y la plata, como metales,
costó poco adquirirlos, y por ello no se supo bien para qué servia el dinero de aquel
presente para el porvenir de hoy, y el vidrio, cuando bien labrado, produce sensación
singular, su forma y trasparencia sorprende á la imaginación y desarrolla los deseos
más caprichosos de la voluntad; por esta razón los pueblos que llegaron á ser ricos
en cualquiera época, siempre, y con especialidad los que no supieron apreciar el di
nero, codiciaron hasta con exceso todas las bellezas y primores de la vidriería, aun
que para ello, como sucedió en España y sus colonias, tuviera que pagarse á la fabri
cación extranjera, en los siglos xvi y xvn, por sus vidrios, tal vez una cantidad tri
ple de la asombrosa contribución de guerra, impuesta en nuestros dias por la nación
que venció á la Francia, y séxtupla de aquella cantidad, ó seis veces más grande,
si se acumulase el dinero empleado por la España y sus colonias en adquirir el vidrio
extranjero, desde que comenzó el siglo xvi hasta nuestros dias.
Hubiera sido necesario entonces no dar al olvido que el oro y la plata los compa
raron los antiguos por su valía, socialmente considerados, con el vidrio, aunque de
éste decían que al envejecer se desmejoraba, miéntras el oro con los años se hacia de
color más bello, pero que, sin embargo, los prudentes debían considerar al vidrio co
mo preferible á los metales más nobles, aunque fuese frágil y con el tiempo alterable,
porque la naturaleza guardaba en contados sitios y regiones al oro y la plata, y ge
nerosamente presentaba al hombreen toda la faz de la tierra los elementos necesarios
para labrar el vidrio, tan necesario para las ciencias y la vida , y que sin él las p ri
meras se hubieran visto sin un gran recurso para progresar, y la segunda hubiera su
frido profundas modificaciones.
Los maestros vidrieros de color en el siglo xvn fueron disminuyendo lentamente
en número, sin duda porque las grandes labores del arte y pintura del vidrio se ha
bían concluido en el siglo anterior, á pesar de haber publicado, en 1611 , el floren
tino Antonio Neri su curioso é importante libro, en que declaró las reglas, hasta su
tiempo secretas, del arte de la vidriería de color. Esta obra la tradujo Merreten Lon
dres en inglés y latín; la comentó Kunkell. El mismo libro se tradujo en francés,
muchos años después. Respecto de España, también hubo á mediados del siglo xvii
quien tradujo en castellano los libros de Neri, aunque las traducciones castellanas se
guardaron inéditas en los archivos de algunas catedrales, á cuyos cabildos, como
última prueba de su existencia, debieron presentárselas los que entonces se llama
ban sus maestros vidrieros de color. No se puede decidir hoy si aquellos presentes
escritos se hicieron con el fin de mejorar el arte, ó más bien para pedir alguna gra
tificación ó conservar las humildes rentas en dinero que como maestros vidrieros te
nían señaladas en nuestras iglesias de muy antiguo aquéllos, y que sin duda, por los
años de 16 S0 , se pensaron suprimir, bien por innecesarias, ya juzgándolas supérfluas. Por esta razón se explica que dichos libros, aunque traducidos, quedasen in
éditos y sin utilidad alguna en España para el arte.
Sin embargo, no faltaron algunos, como el Duque de Villa Hermosa, el Sr. Goye-
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neche y D. Tomas Burgos, que intentasen, á fines de la centuria décimo-séptima en
España, sacar á la vidriería de planos y huecos en el blanco ó sin color del estado
de postración en que se encontraba. Para ello intentaron establecer en grande es
cala la fabricación del vidrio por las inmediaciones de Segovia y faldas del Guadar
rama. La empresa era gloriosa, de inmensa utilidad, si realizada hubiera llegado á
tener entonces el mercado de la península y sus colonias; pero los tiempos (años de
1690 á 1712) fueron de fatalidad señalada, interviniendo hasta la diplomacia para
destruir en su cuna la naciente industria vidriera de España, que entonces des
apareció casi por completo ahogada por los sucesos políticos, y por el consejo, ó me
jo r dicho mandato que recibieron los embajadores extranjeros de matar, cualquiera
fuesen los medios, al trabajo de este país, con especialidad el del vidrio, del que sa
caban inmenso lucro las naciones extranjeras, vendiendo el de sus industriasen Es
paña y sus colonias. (Véase más adelante' el artículo correspondiente á Goyeneche,
como fabricante de vidrios.)
En el sig!o xviii la vidriería española comenzó nueva evolución con los trabajos
del maestro S it, con los de López de Aragón y D. Diego Dorado. El primero, esta
bleciéndose en la Granja para desaparecer muy pronto, según el proverbio castella
no de que en España lo mejor siempre fue enemigo ele lo bueno; reemplazado aquel
artífice catatan por ciertas colonias de alemanes, flamencos, suecos, ingleses y fran
ceses, que alternativamente fueron trayendo con inmenso coste y sueldos fabulosos
los monarcas de España, á la que se llamó la grandiosa fábrica de vidrios de San
Ildefonso.
Sin duda los reyes, que se creyeron fundadores del establecimiento fabril á que
nos referimos, al considerar la modestia del maestro Sit, juzgaron que éste no basta
ría para llevar adelante la noble empresa, confundida lastimosamente por sus pro
ductos con las bellas artes, que, según dice Ponz, las acompañan la belleza y la
opulencia de quien la sostiene, y que del mismo modo aparecen que desaparecen
de las naciones en faltándolas aquellas dos circunstancias.
Los monarcas de España ademas de confundir la vidriería con las bellas artesen
la G ranja, cometieron la grave falta de despreciar á los maestros y oficiales naciona
les, que, como Sit y otros, habían dado pruebas de habilidad singular en medio de
su abandono, sin tener presente ciertas quejas que formuló Ponz, arriba menciona
do, sobre una desgracia antiquísima para nuestros artífices nacionales, diciendo:
«Gran mal ha sido siempre en España el no premiar á los hombres hábiles é ins
truidos, dejándolos en los tristes brazos de su m iseria, pero infinitamente mayor fué
en nuestro país, desde hace algunas centurias, elevar con premios y grandes sueldos
á los que no tuvieron disposición para dar esplendor á la nación por ningún lado, ni
adelantarla con sus obras en la industria y en las artes. Estos huyen y á veces insul
tan al que sabe, se ríen y mofan de sus desvelos, y no siendo capaces de que en su
entendimiento entre la justa crítica con que la práctica de los artífices adquiere su
perfección, adoptan una bárbara é infame mordacidad con que, agregando gente del
i
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mismo humor á su partido, aterraron y confundieron muchas veces á los maestros
en España; lo que fué tanto más fácil cuanto los que tienen mayor poder que ellos
no entraron en el empeño de sublimarlos ni de sostenerlos.» En otro lugar, el mis
mo Ponz decía : «Los grandes artífices y personas de singular mérito en cualquiera
línea, han solido venir y podrán venir á España, pero atrayéndolos con grandes in
tereses, haciéndonos creer que hacen enormes sacrificios domiciliándose entre nos
otros, que por consecuencia se les pagase proporcionalmente.» Nada de lo anterior
mente expuesto por Ponz se tuvo presente al establecer la que se llamó Fábrica Real
de vidriería de San Ildefonso, reemplazando muy pronto en ella á los obreros indí
genas con el francés Sivert, poco conocido en su país, pero que los cortesanos de
Felipe V y Fernando VI decían que era el más grande oficial de soplo y caña cono
cido en Europa, y á quien se señaló magnífico sueldo y otros emolumentos cuando
llegó á la Granja. A éste le siguieron el maestro Eder y sus hijos José y Lorenzo, suecos,
el hannoveriano Brun y el inglés Douling. El primero, que prometía construir vidrios
de marca tan grande como ios mayores y más bellos de los que se han construido en
estos últimos años en Europa, para puertas y ventanas; todos del hueco; ¡fanales de
20 y 50 palmos de altura! por consecuencia, sin necesidad del raspado y pulimen
to en que tanto había trabajado el artífice español Pedro Fromvila, años ántes, en
la misma Granja. El oficial Brun manifestó casi desde su llegada, sin duda para
mejorar de sueldo, que había descubierto un secreto para dorar el vidrio y el cris
tal con el fuego.
Todas fueron magníficas ofertas referentes al regio y grandioso establecimiento fa
bril é industrial, que en aquel entonces se estableció en la Granja con la idea de
servir de único y privilegiado centro al comercio vidriero de España y de sus co
lonias, y que se creia que no sólo sería nacional, sino que muy pronto sus pro
ductos podrían tener acceso fácil y con ventaja en los más importantes mercados
de Europa. De conformidad con tales ideas, los sueldos de los maestros extranjeros
que llegaron á la Granja fueron proporciónalos á la esplendidez y grandes riquezas
de los dueños fundadores de aquel establecimiento fabril; pero como arriba se indi
có, los últimos debieron confundir á la vidriería con las bellas artes, porque de no
ser así, no se comprende cuando se examinan y estudian las obras vidrieras de la
Granja en su primer período extranjero, la calidad de los productos, escondiendo sus
defectos de fabricación tras de trabajos muy admirables en el grabado en hueco. De
éstos conservamos varios ejemplares curiosímos y de gran valor por la belleza del
dibujo, tanto de adorno como de figura. Verdad es también que el vidrio de la Gran
ja mejoró bastante en tiempo de Cárlos III en su diafanidad y blancura, por los
trabajos de uno de los hijos de Eder y maestros Busquet y Piquer, perdiendo algo
la perfección del grabado. Se desmejoró en tiempo de Cárlos IV, y desapareció del
todo en la época de su hijo D. Fernando; pero á nuestro juicio, prévio el examen de
las obras vidrieras que se labraron en la Granja en los primeros tiempos de la fabri
cación, nos han hecho creer siempre que los maestros extranjeros que á ella llegaron y
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arriba se mencionan, para fundar y dirigir tan noble empresa, fueron más que vi
drieros propiamente dichos, excelentes grabadores y tallistas, que cometieron cierta
estafa, frecuente en España en los tiempos pasados, de suponerse aquéllos hábiles
desde que cruzaron el Pirineo, para todas las operaciones de las fábricas, cualquiera
sean, v que tan amargas quejas arrancaron á la pluma de Ponz en sus cartas sépti
ma, octava y última del tomo ix de sus Viajes, que son á lasque anteriormente nos
referimos, dando con ellas razón y el por qué en nuestro país no había llegado á ser
en varios ramos más industrial y fabril que lo fué y ha sido.
Las consideraciones anteriores se podrían generalizar en el siglo pasado por ser
comunes á las grandes fábricas que entóneos se idearon en España de vidriería,
como la de San Ildefonso, y á las de paños de Guadalajara, indianas de Avila, papel
de imprimir y de escritura en grande escala, pólvoras de caza y guerra en Murcia y
su tierra, sedería de Talayera y algunas otras, calificadas todas do establecimientos
Reales, y que fueron desapareciendo unos tras otros después de producir pérdidas
enormes al erario. Pero no entraremos en ésta que pudiera llamarse la profundísima
sima colmada con las lágrimas de la industria y trabajo de los artífices españoles, en
la centuria décimo-octava, para fijarnos por hoy en una causa especial que se refiere
á nuestra vidriería, que tuvo ó pudo tener influencia en su marcha decadente en el
mismo siglo.
La Francia desde muy antiguo dispensó á los obreros del vidrio los honores de
gentileshombres, declarándolos nobles por el hecho sólo de dedicarse á las labores
de aquel compuesto. Ademas, en aquel país, en los siglos xv, xvi y xvn, hasta se
llegó á exigir que ántes de penetrar en los talleres los aprendices y oficiales tuvieran
que exibir las pruebas de la nobleza de sangre de sus antepasados. Respecto de los
jetes y maestros vidrieros franceses, desde Antonio de Brossard en 1453, hasta los se
ñores Sagrier de Bongard en 1667, según dice Handicquer de Blancourt (A rte de la
vidriería, tom. i, pág. 47), todos fueron de la más antigua y veneranda nobleza fran
cesa, contándose entre ellos príncipes de la corona, príncipes de la Iglesia y barones
con escudos y timbres nobiliarios del mayor respeto y más grande consideración so
cial de aquel país.
Como estos hechos de la antigua vidriería habían constituido una especie de tra
dición cuidadosamente conservada por la familia real francesa , por lo ménos desde
el Sr. Cárlos de Artois, conde de Eu y príncipe de la sangre real en 1455, hasta
Luis XIV el Grande de Francia, resultó que los reyes Felipe V y Fernando VI en
España , al intentar la fundación en San Ildefonso, de la que llamaron su fábrica de
vidrios, no se atrevieron á ennoblecer á los artífices castellanos, y de conformidad
con sus tradiciones de familia fueron á buscar en el extranjero un personal que pa
sase en España como de antigua nobleza, aunque su habilidad de artífice no pudie
ra compararse con la de los maestros desheredados en su propio país; pues obrar de
otro modo hubiera sido incomprensible á los reyes ya referidos, toda vez que, según
la historia, sus antecesores habían obrado así siempre con justicia, casi inspirada y
—
28
—
con acierto industrial, como lo probaba el estado, es verdad que un poco atrasado,
de la vidriería francesa en aquellas épocas privilegiadas, comparada con la italiana,
bohemia, alemana, flamenca, sueca é inglesa de iguales tiempos.
Las antiguas fábricas de Cataluña, Valencia, Murcia, Cuenca y Castilla continua
ron, durante el trascurso del siglo xvm, labrando los vidrios planos y los huecos en
vasería del género ordinario y barato, de que había necesidad para el consumo de
las poblaciones pequeñas y de la gente pobre; pues en las grandes ciudades los ex
tranjeros. como de tiempo atras, tenían establecidos sus almacenes de vidrio, en
los cuales no podían competir los produc tos nacionales. Algunos esfuerzos se hicieron
en la misma centuria en las fábricas de Recuenco, Valencia, Tortosa y Barcelona,
para sacar á la industria del vidrio en España de la decadencia y estado tristísimo en
que se encontraba. Para ello se mejoraron algo los vidrios en su masa, color y tras
parencia ; se tallaron en aquellas fábricas con más corrección , se adornaron y em
bellecieron algunas vaserías huecas con nervios de hilo y esmalte blanco lechoso y
de otros colores á la italiana, según se habían labrado muchos vasos en España en
los siglos xvi y xvn, de los cuales conservamos algunas muestras curiosísimas; pero
bien sea por falta de administración, por no tener medio para franquear los merca
dos, desembarazándoles de los productos más perfectos extranjeros, por la dificultad
de proporcionarse algunas materias primeras, y por los trastornos políticos que des
pués ocurrieron en lo que va de siglo, los esfuerzos últimamente referidos de la vi
driería española no dieron los resultados que hubieran sido de desear.
Aquellas fábricas, sin embargo, han continuado y continúan hasta nuestros dias,
encendiendo sus hornos. Por los años de 1828 al 53 volvió á trabajar la Granja. Poco
tiempo después Cartagena, á que siguió Aranjuez, la Coruña y Jijón, la Luisiana y
la Cantábrica, en las Rozas y Valdearroyo de la provincia de Santander, cuyos esta
blecimientos fabriles tal vez consigan dentro de poco recobrar una parte del tiempo
perdido afirmando el porvenir de la industria vidriera española , que como indus
tria, no como arte, contó en lo antiguo con la habilidad individual de los maestros y
oficiales que siguen :
MAESTROS VIDRIEROS QUE LABRARON EN ESPAÑA.
SIGLOS ANTERIORES AL XVI.
Abolais : Autor que escribió ántes del siglo xui, y tradujo del hebreo en árabe un
libro llamado el Lapidario , el cual se encontró en Toledo, donde le mandó poner en
castellano el Infante D. Alfonso, que siendo rey poco tiempo después de i 248, se le
llamó el Sabio. En esta obra se dieron curiosísimas noticias importantes de la vidrie
ría antigua. Para tener una idea del contenido del libro de Abolais, de las épocas en
que se redactó y tradujo en castellano, trascribiremos aquí el prólogo de dicho có
dice, guardado hoy en el Escorial, y dice :
—
29
—
t ...... Mas los que escriuieron de las piedras ansi como Aristotil, que tizo un libro
en que nombra setecientas dellas, et dixo de cada una de qué color era, et de qué
grandeza et qué uirtud auié, eten qué lugar la fallaban, et ansi íizieron otros mu
chos sabios que en estas cosas tanxieron et tocaron. Mas entre aquellos ouo y algu
nos que se metieron mas a saber el fecho de ellas, et tuuieron que les non abandonaua de connoscer su color et su grandez, et su uirtud, sinon connosciesen quales
eran los cuerpos celestiales con que tien acercamiento, et de que resciben la su uir
tud. Et porque se enderzeauan a hazer sus obras, según el enderezamiento de tos
estados de los cuerpos desuso, en toda obra de bien ó de mal.
» Et entre los sabios que se mas desto trabaxarou, fue uno que ouo nombre Abolays, como quierque el touiesse la ley de los moros, era hombre que amauu mucho
los gentiles et sennaladamente los de tierra de Caldea, porque de alli eran sus abuelos,
et porque el sabie hablar aquel lenguaje, et leye la su letra, pagóse mucho de bus
car los sus libros, et de estudiar por ellos, porque oyera dezir que en aquella tierra
fueron los mayores sabios que en otras del mundo. Mas por las grandes guerras, ei
las otras muchas ocasiones que alli acaescieron, murió la gente , et licaron los sa
beres como perdidos, ansi que muy poco se fallaua dello. Et este Abolays auie un su
amigo que buscaua e_-ios libros, et se los fazie a u er, et entre aquellos que el buscó
faltó este que fabla de trescientas et sesenta piedras según los grados de los signos
que son en el cielo ochauo, et dixo de cada una qual color el qual nombre, et que
uirtud a , et en que lugar es fallada , et de la estrella de la ligura que es en el grado
daquel signo, donde ella rescibe fuerza et uirtud, et esto según el sol cosre en todo
el año, por los grados de las liguras de los doze signos, que se fazen por todos tres
cientos et sesenta que son todos figurados de estrellas menudas, et otras figuras mu
chas que están en el ochauo cielo que son figuradas otrossi de estrellas las mas, aparte
de septentrión que es a la estrella que llaman tram ontana, et las otras aparte de me
dio dia que son dellas dentro en los signos, et las otras de fuera dellos ansi que se fa
zen por todas con los signos quarenta et ocho. Onde quando Abolays falló este libro
fue con el muy contento, porque ouo y falló en el todo lo que cobdiciaua saber de
las piedras, y desque ouo por el mucho leydo et entendió lo que en el era, trasladólo
de lenguaje Caldeo, en arauigo, et en su uida punno de prouar aquellas cosas que en
el yazien, et fallólas ciertas et uerdaderas, porque el era sabidor de la arte de astro
nomía , et de la natura de conoscer las piedras. Et depues que el murió, tico como fue
perdido este libro muy gran tiempo de manera que los que le auien no le entendien
b ien , ni sabien obrar del ansi como conuiene, fasta que quiso Dios que uiniese a
manos del Rey D. Alfonso lijo del muy noble Rey D. Fernando et de la Reina Doña
Beatriz, et Señor de Castilla et de Toledo, et de L eó n , et de Galizia, etde Seuilla,
et de Cordoua, et de Murcia, et de Jaén et de Algarue, et le falló en seyendo In
fante en uida de su padre en el anno que ganó el reyno de M urcia, que fue en la era
de 1290 annos poco mas órnenos, et ouoleen Toledo de un judio que lo tenic abscondido, que se non querie aprouechar de e l, ninque a otro touiesse pro , et des-
que este libro tuuo en su poder fizolo leer a i tro su judio que era su phisico et dizenle
Yhuda Mosca el menor, que era mucho entendido en la arte de astronomía et
sabie, et entendie bien el arábigo et el latín. Et desque por este judio su phisico
ouo antendido el bien et la grande pro que en el vazia mandóselo trasladar de ara uigo en lenguaje castellano porque los hombres lo entendiessen, et mejor sopiessen
dél mas se aprouechar, et ayudó en este trasladamiento Garci Perez un su clérigo,
que era otrossi muy entendido en este saber de astronomía. Et fue acabado de tras
ladar el segundo año que el noble Rey D. Fernando su padre ganó la ciudad de Seuilla. Este libro es muy noble et muy preciado et quien dél se quisiese aprouechar
conuiene que pare mientes en tres cosas: la primera que sea sabidor de astronomía
porque sepa conoscer las estrellas en qual estado están, et en qual razón uiene ma
yor uirtud a las piedras dellas, según la uirtud que resciben de Dios. La segunda co
sa es que sepan conoscer las piedras, et las colores, et las fayeiones dellas; otrossi
que sepan ciertamente los lugares sennalados o se crian et se fallan. Estremar la con
tra-fecha de la natural, et de parar otrossi las que naturalmente se esencian en uno
conosciendolas por peso o por dureza, et por las otras sennales porque se pueden co
noscer a hombre que fuese entendido en este saber. La tercera cosa es que sea sabi
dor del arte de Física que yaze mucho della encerrada en la uirtud de las piedras se
gún en este libro se m uestra, et que sepa de ellas otras ansi como él m anda, et que
sea de buen seso porque sepa ayudarse de las cosas que fazen pro et se guarde de
las que tienen danno. Et obrando desta guisa llegaran a loque quisieren tacer por
ellas, et uerá cosas marauillosas de la su uirtud que resciben de Dios, porque aya a
loar et bendecir el su nombre que sea bendito para siempre jamas amen.
A lemán ( Micer Cristóbal) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes
por el fuego, y obrero de imagenería sobre vidrio. Fué el primero que labró en Se
villa , para la catedral, una vidriera de setenta palmos con imágenes, concluyendo
su obra en 1504, pagándole por ella 10.030 maravedíes.
A mat ( J uan de S an) : Trabajó las vidrieras más antiguas de la catedral de Lérida
en el siglo xiv, por los años 1340. ( Vide Qolivella.)
A liman (el maestro P edro): Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo en el año
de 1459, con el maestro aleman llamado Pablo, teniéndose pocas noticias de estos a r
tífices de mediados del siglo xv, como maestros vidrieros de color en España. (Véase
el tomo lv de los documentos inéditos, Academia de la Hist.)
B onifacio ( P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el
fuego, labró en Toledo, y continuó, en 1493, la obra de las vidrieras de la cate
dral , siendo de este maestro las antiguas que hubo desde el reloj hasta el coro del
Dean; por su trabajo se le pagaron 193.450 maravedíes.
CjOlivella (G uillermo) : Este maestro de vidriería de colores residió y labró en
Lérida en la segunda mitad del siglo xiv y principios del xv. Se conserva su memo
ria en la catedral de aquella ciudad, donde en 1392 era magisler operis y encargado
—
31
de la visura y cuidado de las vidrieras de colores que fabricó años ántes Juan de San
Amat. Gomo escultor, hizo en 1591 dos estatuas de los Apóstoles, que á principios
de este siglo xix se guardaban en la iglesia de San Pablo en Lérida.
Cotin (Luis el maestro) : Artítice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego y de imagenería, pudo ser oficial á principios del siglo xv del maestro Dolíin, labrando cou éste en Toledo por los años de 1420 al 1425. En este ùltimo acae
ció la muerte del referido maestro, por cuyo motivo el artífice Luis continuó la obra
comenzada de las vidrieras de la catedral de Toledo, labrando las que estuvieron
desde la fachada del reloj hasta el lado opuesto, cuyo trabajo se finalizó en 1429,
recibiendo por la mano de obra 600 llorínes del cuño de Aragón.
C risòstomo ( el aleman) : Maestro de vidrios en colores por el fuego, que labró en
Toledo , con el maestro Pablo ( vide), para la catedral desde el año 1459 hasta muy
cerca de los años de 1495, en que pudo haber fallecido.
Dolfin ( el maestro) : Artífice fabricante de vidrios de colores y de imaginaria de
los más antiguos que labraron por el fuego en Toledo. Al parecer, por su apellido
parece francés, áun cuando en la época que floreció este maestro las palabras Golfín,
Dolfin y Dalíin pudieron ser flamencas ó alemanas. Labró en Toledo los famosos vi
drios de colores para las vidrieras de aquella catedral primada en 1418, por valor
de 7.725 maravedíes de la moneda m oderna, que equivalían á 150 florines de oro
del cuño de Aragón, á razón de 51 maravedíes y 5 dineros cada florín. (Archivos de
la catedral de Toledo.) Le ayudó y tuvo por oficial á Luis Cotin.
A Dolfin y á Luis les siguieron, como maestros vidrieros de colores, en la catedral
de Toledo, los maestros P ablo y C risòstomo (alemanes), en 1459. P edro F rancés y
P edro B onifacio , en 1495. Vasco de T ro ya , en 1515. J uan de C ue sta , hasta 1515.
J uan de C ampos , hasta 1522. A lberto de H olanda , hasta 1525. J uan de Ortega , 1554.
F rancisco de O l í a s , en 1676. F rancisco S ánchez Mar tínez , en 1715, áquien se atri
buye un tratado sobre el arte de la fabricación de los vidrios de colores é imaginaria,
que presentó como maestro al cabildo de la catedral de Toledo en el año de 1721.
Manuel Moreno A paricio , siendo canónigo de la santa iglesia el Sr. Lorenzana, se
nombró maestro de vidrios á dicho artífice en 1772. Fué el último que se conoció
en dicha iglesia primada para las vidrieras de imaginería. Algunos dicen que éste, y
no el anterior, fué el que escribió el tratado de los vidrios de colores de que se hace
memoria.
E nrique (el maestro) : Fué maestro vidriero, de nación aleman, vecino de Toledo,
donde residía por los años de 1480. Se casó en España con María Maldonada. Como
maestro de vidrieras de color, le encargó el cabildo catedral de Toledo la construc
ción de algunas vidrieras nuevas para la santa iglesia primada y la reparación de las
antiguas en el año de 1485, según concordia y capitulación fechada el 11 de Junio de
aquel año, por la cual el maestro Enrique se comprometía á seguir las dichas obras,
hasta dejarlas concluidas.
Este maestro falleció en 1492, habiendo labrado y sentado catorce vidrieras en la re-
—
32
—
ferida catedral, con imágenes de santos, santas y algunas de composición historial,
que midieron dos mil nuevecientos treinta y cuatro palmos y medio cuadrados de vi
drios de color. Pero como la obra y el compromiso del maestro Enrique no se hubiera
concluido, la continuaron sus oficiales en 1492 y 93, bajo la responsabilidad de la
viuda María Maldonada, labrando los oficiales Pedro Bonifacio y Pedro el francés las
seis vidrieras últimas, que según el compromiso, convenio y escritura del maestro
Enrique, medidas resultaron tener en su totalidad dichas seis vidrieras dos mil se
tecientos veintinueve palmos cuadrados, y ?/3 de palmo.
Estas noticias se han tomado de la concordia y capitulación que firmó el maestro
Enrique con la catedral de Toledo en el año 1485, publicada en el tomo ly de los do
cumentos inéditos de la Academia de la Historia. Pero leyendo dicha concordia re
sultan algunos hechos en ella consignados que tienen cierta importancia para el arte
de la fabricación de vidrio blanco y de color en la centuria decimaquinta.
El primero es que, según uno de los artículos de la concordia, el maestro E nri
que había de pasar á Burgos, Flándes ú otras partes á comprar el vidrio que fuese
necesario para la obra proyectada por la santa iglesia primada.
El segundo hecho singular es el haberse señalado en el mismo documento los
colores más principales que se habían de usar en la vidriería, y que constituían la
que hoy podría llamarse la paleta de los maestros del siglo xv. Diciéndose sobre este
punto que el maestro Enrique había de traer buen vidrio, asi blanco, como azul,
verde , colorado, morado, amarillo, prieto, y de la groseza que lleváre muestra.
El tercero, y después de señalar el grueso del vidrio, se refiere á las condiciones
físicas del mismo material, cuando le trajera el maestro Enrique; «el cual no se ad
mitiría si no fuere bueno é bien fecho (diáfano, homogéneo en su masa y bien des
templado de modo que fuese resistente y poco frágil), é bien entretexidos las colores
á vista (ó que cuando les pasase la vista y la luz, como entonces se decía , resultase
una sensación de uniformidad la más perfecta posible, relativamente á los matices
y coloración de los vidrios, examinados por los reflexos y por la refracción ó paso de
luz á su través), y si no fuese á contentamiento de los dichos señores obreros é visi
tadores, que non sean obligados d lo tomar por ningún precio.*
Estas frases , toda vez que el cabildo había adelantado el dinero para la compra
del vidrio, y sus términos absolutos, nos hacen sospechar que existían en el si
glo xv la estafa y el fraude mercantil en el artículo del vidrio extranjero que venía
á España, y que con dicho fraude había sido castigada alguna vez la iglesia de Toledo.
Pero ésta, en su concordia con el maestro Enrique, no se contentó con sentar las
condiciones anteriores, sino que ademas, temerosa de que el artífice por ser extran
jero poseyera ó no la habilidad que decia de maestro, lo cual supone estafa posible
de otro orden que en la del vidrio, pues sería personal, dispuso que aquél, «ántes de
comenzar lo principal de la obra, labrára una ventana con figuras, im ágenes, lazos
y otras labores, con las canales de plomo bien fornidas é altas para que abracen y
encajen bien el vidrio. Et si todo saliere bien é á contentamiento de los señores obre-
—
33
—
ros é visitadores de la iglesia, que se le pague su valor é siga en las obras de la vi
driería, y si no, se le pague aquella obra y devuelva el dinero que se le dio para la
compra de los materiales, dándole plazo de un año para la devolución al maestro
Enrique ó sus fiadores.»
F rancés (el maestro P edro) : Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo, en el
año de 1495, no teniéndose más noticias de este artífice de mediados del siglo xv,
como maestro que labró en España.
Guisquin de Vaque H usfren : Mercader y vecino de Toledo por los años de 4420
al 28 , que proporcionó é hizo llegar á dicha ciudad várias partidas de vidrios blan
cos y de colores, probablemante de Alemania, Flándes y tal vez de Burgos, para las
grandes vidrieras que en aquel entonces labraron los maestros Dolfin y Lois Contin
para la catedral primada de Toledo. Las cantidades de vidrios que proporcionó el
mercader Guisquin pueden calcularse de considerables, atendiendo á que para solas
dos vidrieras que labró el artífice Lois después del fallecimiento de su maestro Dolfin
aquél proporcionó á los talleres de la catedral algo más de once quintales de vidrios
blancos y de color, según consta de una carta de recibo y pago firmada por Guis
quin, fechada á 12 de Noviembre de 1428 años, en Toledo. (Documentos inéditos de
la Academia de la Historia , tomo l v , pág. 487.)
J uan ( el maestro) : Maestro y artífice de vidrios de colores, conocido tan sólo por
el nombre del maestro Joan, que labró en Burgos algunas vidrieras de colores y otras
para la catedral de aquella ciudad, desde el año 4427 al 33, según los registros de
las actas capitulares de aquella santa iglesia, correspondientes á los años menciona
dos; no se sabe la patria de este antiguo artífice.
J u a n ico (N.): Artífice y oficial vidriero, que labró en Toledo como ayudante y
mozo de Fray Pablo en la reparación de las antiguas vidrieras de la iglesia primada,
que se acordó llevar á cabo en el año 1458. Este oficial se le señaló por el cabildo el
sueldo de 25 maravedises por dia como á su compañero de taller Ximeno (vitle), ó
sea la mitad que al maestro Fray Pablo. (Academia de la Historia, documentos in
éditos, tomo lv .)
O viedo (Catedral de) : En el templo y santa iglesia catedral de Oviedo se conser
van cinco grandes vidrieras ojivales sobre el altar mayor, formando el coronamiento
gótico de la capilla mayor, de muy bellísimo efecto. Ademas, en la nave de la misma
capilla y costado del Mediodía se cuentan otras cinco vidrieras mayores con seis
compartimentos y colores, santos é historias de composición concluida. Las vidrieras
correspondientes al costado Norte se tapiaron hace muchos años á causa de los vien
tos y lluvias que por aquel lado combatían al edificio, inutilizándose, y siendo por ello
costosísima la conservación de aquéllas.
En los dos lados del crucero, en la parte del trascoro y otras capillas y lugares de
la iglesia, se hallan varios óvalos de cantería y talla, cerrados los calados en piedra con
vidrios claros; resultando obras de mucha elegancia y gusto á la antigua, ó decuan5
34
-
do se servian los maestros de la piedra misma como armaduras del vidrio trasparente.
Las vidrieras de colores referidas, consta en el archivo de la catedral de Oviedo que
se labraron por los años de 4501, por maestros que fueron de la catedral de To
ledo, los cuales, habiendo concluido sus labores en la iglesia primada en el año re
ferido, solicitaron encargarse de la obra de las vidrieras de la catedral de Oviedo en
el año 4501. Sin embargo, aunque los artífices mencionados se sospecha fueron fla
mencos , no se citan sus nombres ni el coste que tuvieron las vidrieras de Oviedo.
Es probable que los maestros á que se refiere el apuntamiento anterior fueron
Pedro el francés y Pedro Bonifacio, que de 1405 á 1500 habían finalizado sus obras
vidrieras en la catedral de Toledo.
P ablo (F ray) : Artífice aleman que vino á España á mediados del siglo xv; fué
maestro del arte de pintar vidrios con colores trasparentes por el fuego. Trabajó en
Toledo, entre otras obras, algunas de las vidrieras de la catedral por los años de 1459.
(Archivo de id.)
S antillana (D. D iego ) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego, que
residía en Burgos en el último tercio del siglo xv. En el año de 1497 paséen compa
ñía del maestro Juan de Valdivieso á Avila, para ajustar las vidrieras de su catedral,
con cuyo trabajo se quedaron aquellos dos artífices en el año siguiente de 1498, pin
tando dos para la capilla del Cardenal. Pasando después á pintar otras várias de las
de la banda izquierda de aquella iglesia, y concluyendo las de las santas Agueda,
Inés, Cristina , Cecilia y algunas otras que sellan conservado hasta la actualidad, bien
pintadas y con diseño y actitudes sencillas. A principios del mismo año 98, estando
este maestro en Burgos, contrató con la catedral de esta ciudad algunas obras de vi
driería de color, asociado al mismo artífice Juan de Valdivielso. Este convenio tiene
ia fecha de 25 de Enero de dicho año 1498.
Debió ser compañero y amigo de Arnao de Flándes y del famoso vidriero hurgó
les Nicolás de Vergara, figurando Santillana, como testigo, en unas diligencias del
maestro Arnao y por encargo de su liijo Nicolás, fechadas en 1512, año en el cual el
último residia en Toledo y trabajaba como maestro las bellísimas vidrieras de la ca
tedral de aquella ciudad. Por los mismos años de 1512 al 15, el maestro Santillana
labró en Búrgos tres vidrieras historiadas para la iglesia del monasterio de San Fran
cisco de Falencia, según escritura fechada el 51 de Mayo de 1512. La primera con
la representación de la impresión de las llagas de San Francisco. La segunda, la pre
sentación de Doña Inés de Castilla á Santo Tomas de Cantorberi, conducida por la ma
no de Santo Domingo ; con las armas de los Castillas y Enriquez. La tercera , con la
historia del acto en que recibió San Ildefonso la casulla milagrosa de manos de la
Virgen. El precio de estas vidrieras se calculó y pagó á 95 maravedises el palmo
cuadrado de vidrio de color.
Ademas, el mismo Santillana labró tres vidrieras de colores para el cabildo de la
catedral de Patencia en igual precio que las anteriores, y las seis redondas para los
ojos de la capilla de Nuestra Señora la Blanca, de la misma catedral, en el año 1515
—
35
—
al 14, con buenos colores y matices. La principal de aquéllas representaba á Nuestra
Señora con el niño, yen oración el señor canónigo Bartolomé de Falencia. En la vi
driera del segundo ojo se pintó á Santa Marina con el dragón. En las restantes, San
ta Catalina, San Andrés, Santa Lucía y la Magdalena. La catedral pagó al maestro
Santillana, ademas del precio convenido, la casa, carbón y los andamios que fueron
necesarios para sentar las obras.
S ocoma (D. F rancisco) : Artífice y maestro de vidrios, que labró en Mallorca en la
segunda mitad del siglo xiv, por los años de 1580 se encontraba en Palma como
maestro de las vidrieras de la catedral de aquella isla , que en aquel tiempo y ántes
de cerrarlas con manipostería, debieron ser difíciles de poderse conservar y componer.
V aldivieso (D. J uan) : Maestro artílice de vidrios de colores trasparentes por el
negó. Floreció en la segunda mitad del siglo xv. Fué vecino de Burgos y como com
pañero de Juan de Santillana pintó por los años 1497 al 99 várias de las vidrieras de
la catedral de Avila.
V aldovin (el maestro) : Maestro que floreció y labró lumbreras blancas y de co
lor, tal vez en el siglo xiv ó época anterior. Se le atribuye el trabajo de las anti
guas vidrieras con imágenes y de mosaico que poseyó la catedral de León , las cuales
tanto realce y belleza dieron á dicha santa iglesia en la Edad Media, y que sin duda
fueron origen de aquel antiguo dicho vulgar :
Campanas las de Toledo,
Vidrieras las de León,
Relox el de Benavente,
Rollo el de Villalon.
Atendida la fragilidad del vidrio y la magnitud excesiva que debieron tener las
vidrieras de León, labradas por el maestro Valdovin , lo cual las expuso á inutilizar
se con más facilidad que en otras iglesias de España , creemos que las obras de dicho
maestro han desaparecido hace algunos siglos; no existiendo hoy otras vidrieras en
aquella catedral más que las que probablemente labraron otros maestros del siglo xvi,
tal vez en Burgos ó Toledo, para la iglesia leonesa, como lo hicieron para las cate
drales de Oviedo, Palencia, Astorga y otras iglesias de Castilla la Vieja, León, Astu
rias y Galicia, en la referida centuria décimosexta.
El nombre del maestro Valdovin le cita el Sr. Villamil y Castro en sus rudimentos
de Arqueología sagrada, pág. 153.
X imen (N.): Artífice y oficial vidriero que floreció y labró en Toledo á mediados
del siglo x v ; se da noticia del nombre de este oficial como mozo de Fray Pablo, ga
nando 2o maravedises por dia, ó sea la mitad que su maestro, en el arte vidriero de
colores, según se dice en el libro de gastos de la santa iglesia primada de Toledo, año
de 1458, con motivo de la compra en Burgos de diez quintales y medio de vidrio,
más trece libras de colores de Flándes, que costaron, á razón de 2.000 maravedises
cada quintal, y con cuyos materiales comenzaron el maestro Fray Pablo y sus oficia-
36
—
les é mozos Ximen y Juanico el reparo de las antiguas vidrieras de la catedral de To
ledo, en el año de 1458. (Academia de la Historia, documentos inéditos, pág. 502.)
Hay alguna probabilidad para asegurar que este artílice Ximen tuviera por hijo á
Alexo Ximen ó Ximenez, que también fuá artifice vidriero de color y clérigo ó cape
llán en Toledo por los años 1509 (vide).
X imenez (D. A lexo ) : Artílice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
á últimos del siglo xv. Fué clérigo y labró en Toledo con mucha aceptación varias
vidrieras de la catedral de aquella imperial ciudad, por los años de 1509.
VIDRIEROS DEL SIGLO XVI.
A rce (J uan): Maestro y artífice de vidriería del que se tiene pocas noticias. Labro
en Rúrgos en la primera mitad del siglo xvi, sucediéndole como maestros de la ca
tedral de dicha ciudad, su hijo Juan y su nieto Pedro, que lo fueron posteriormente
desde 1540 hasta cerca de 1600, según varias peticiones que dirigieron al cabildo
de la catedral de Rúrgos, fechadas en 1586 y 90, suplicando aquellos maestros se les
encarguen las obras pendientes de reparación y demas en las vidrieras de la iglesia,
creyéndose que tenían cierto derecho á ello por sus muchos servicios prestados en el
trascurso de más de cincuenta años de trabajos bien acreditados, como vidrieros de
aquel templo.
A rce (D. J uan) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el fuego;
floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en Rúrgos, donde se le encargó
en 1581 la reparación de las vidrieras de la catedral, que concluyó; pagándole 8.600
maravedís por la obra. Este maestro y artílice vidriero lo fué de la catedral mencio
nada durante muchos años, pues figura en varias cuentas de vidriería del templo en
1568 y 69, en las cuales se advierte que nadie más que él entienda en todo lo relati
vo á las obras del vidrio, atento á los muchos años que entonces llevaba de servir con
su habilidad al cabildo de aquella santa iglesia.
A rce (P edro ): Maestro y artílice vidriero, que floreció y labró en Rúrgos en la se
gunda mitad del siglo xvi. Fué hijo y nieto de los dos maestros Juanes de Arce, que
le precedieron como tales en la catedral de aquella ciudad; consta su nombre en una
exposición al cabildo de la referida iglesia, en que pide se le conserven los derechos
de su padre, que liabia trabajado hasta 1586, más de 50 años, en las obras de vi
driería de la catedral de Burgos, sin contar los muchos más que trabajó para la mis
ma su abuelo Juan, también maestro del templo en el tiempo que vivió.
A rtífices talladores de vidrios, diamantes y otras piedras preciosas. —Esta clase
de artífices, según dice Juan Arfe, existían en España en el siglo xvi, es posible que
fuesen más antiguos, pues ya en el siglo x iii , según una ley de las Partidas (Lev 8.a,
tít. xvi, Partida vil de los falsarios), se dice que había en España Oreberes lapidarios
verdaderos y legales, que practicaban su arte leal y hábilmente, y otros Oreberes la
pidarios del siglo x iii , que en el xvi se llamaban enjoyeladores, los cuales, según la
—
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—
ley de Partida referida «fazen enganno et uenden las sortiias que son de latón ó de
plata doradas diziendo que son de oro. Et otrosí uenden los dobletes de cristal, et las
piedras contra fechas de uidro por piedras preciosas.»
Sobre estas falsificaciones y manera de hacerlas escribió algunas consideraciones
Arfe, concluyendo por decir : »pero por maravilla se ve una de ellas antigua ó mo
derna en España, porque aquí, á pesar de la ley de Partida, no se hacen; y por
hacerlas en Italia y Francia, suceden en aquellos reinos más vezes semejantes en
gaños.
La talla geométrica y pulimento físico de los diamantes, trabajos considera
dos como arte, se verificaba por artífices en Lisboa, en Sevilla y en Madrid á me
diados del siglo xvi. Como lo comprueba el mismo Arfe en su Quilatador, pág. 576,
libro viii diciendo:
«Los diamantes lábranse con otros diamantes y con el polvo que sale de unos y
otros basta ponerlos en el talle (forma) que quieren , y después se pulen en rueda de
acero templado con aceite, y el polvo que sale dellos; como lo he visto en Lisboa
y en Sevilla y aquí en Madrid. Todo se hace á costa de mucho tiempo.»
A yala (F rancisco) : Artífice vidriero que floreció y labró en Palencia, constando
su nombre en una escritura otorgada ante el escribano Alonso Paz, á nombre del
cabildo de la catedral de aquella ciudad, fecha 9 de Octubre de 1516. En dicho do
cumento se conviene el maestro Ayala á aderezar todas las ventanas del crucero de
la capilla mayor de la iglesia de Palencia y las de las capillas de San Pedro, Santa
Ursula, Corpus Cristi, Nuestra Señora la Blanca y San Miguel, á contentamiento de
los obreros de dicha iglesia ; debiendo recibir el maestro Ayala por su trabajo 50 du
cados de oro. (Academia de la Historia, papel suelto sin colocación.)
B orgoña (Jorge ) : Artífice fabricante de vidrio de colores, trasparentes por el
fuego. Labraba en Palencia en el año de 1541 las vidrieras para la catedral, pero ha
biendo fallecido en dicho año, continuó en este trabajo, basta concluirlo, su cuñado
D. Diego de Salcedo. El precio fué de 100 maravedíes por cada pié de vidrio pintado
con imaginaria. Este maestro flamenco fué vecino de Burgos, donde casó con Ca
silda Diago; por los años de 1553 pasó á Palencia para encargarse del trabajo de las
vidrieras de dicha catedral, que no pudo concluir por haber fallecido, como se dice
arriba.
B ruxes (C arlos) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego. Labró para la catedral de Sevilla en 1558, la vidriera de la Resurrección del
Señor, que está en la capilla de las doncellas, y la otra vidriera frontera, cuyas imá
genes representan la venida del Espíritu-Santo. Reparó otras de la misma iglesia en
el año 1559. En el siguiente fué castigado por el tribunal de la Inquisición.
Campa ó C ampos ( el maestro J uan ) : Artífice fabricante de vidrios de colores, tras
parentes por el fuego. Labró para la catedral de Toledo algunas vidrieras, por los
años de 1522,
Cotin ó Contin (Gaspar) : Pudo ser nieto ó biznieto del maestro y antiguo vidrie-
—
38
—
ro Luis Contin, probablemente francés ó flamenco, que vino á España por los años
de 1418. Este maestro Gaspar nació en Castilla, su familia y maestros probablemente
fueron toledanos; labró de 1538, como vidriero de colores en Burgos, para la cate
dral , en el año referido.
Córdoba (Gonzalo de) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por
el fuego, que floreció á últimos del siglo xv. Labró en Toledo desde el año de 1510
al 13, las vidrieras de la catedral, que están en la nave intermedia, empezando por
la puerta de los escribanos, en las que representó la creación de Adan y Eva y otros
pasajes del Antiguo Testamento. Se considera entre las buenas obras de su género
que posee aquella santa iglesia catedral.
Cuesta (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el fue
go. Continuó los trabajos del maestro Córdoba en el año de 1513, reparando várias
vidrieras y labrando las de la capilla muzárabe en la catedral de Toledo.
D íaz (D iego) : Floreció en la segunda mitad del siglo x v i, como fabricante de
vidrios de colores y de imaginería por el fuego. Tuvo por maestro á Francisco Espi
nosa, á quien ayudó en los talleres y fabricación de la vidriería de color que Felipe II
babia establecido en el Quejigal, cerca del Escorial, donde se labraron magníficas
vidrieras para los templos de España, pagando al artífice Diaz sueldo regular ( Vide
Espinosa.
E spinosa (F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de color y de imaginería,
que floreció á mediados del siglo xvi. Fué natural de Cedieros, y muy conocido por
su ingenio y habilidad. El rey D. Felipe II, de quien algunos cuentan tuvo noticia
especial de los hombres de mérito que vivían en su tiempo en España, llamó á
Francisco Espinosa y á su hermano Hernando para dirigir los talleres del Quejigal v
labrar en ellos los vidrios de color que se necesitasen en el templo del Escorial ú
otras iglesias de España. La importancia de los trabajos de Espinosa pueden calcu
larse por una Real orden del 18 de Marzo de 1565, en que dispone el rey D. Felipe
se pongan á disposición de este artífice para la fabricación del vidrio y su colora
ción por el fuego, quinientas arrobas de barrilla, doce de colores y cuatro de zafre,
y por otra Real carta del 17 de Junio de 1566, le mandaron pagar 375.000 marave
dises por sus experiencias y trabajos.
La fábrica del Quejigal labró por algún tiempo con grandes y buenos resultados,
mandándose, por causa de haber muerto Hernando de Espinosa, venir de Cataluña
al maestro Galceran, también pintor, siguiendo prósperamente aquella fábrica hasta
1571, en cuyo año todavía se mandaron pagar al artífice Francisco Espinosa 4.000
maravedises por ciertos gastos en colores. Tuvo por discípulo en el arte á Diego Diaz,
oficial hábil. De la fábrica antigua del Quejigal se conservan hoy como restos vidrie
ros, los que cierran con coloración verde, dos de las grandes ventanas de la cúpula
ó cimborrio del monasterio del Escorial; cuando los examinamos, nos parecieron
que eran las últimas reliquias que Rabian quedado en los almacenes de aquella igle
sia , en otro tiempo bien provistos, para las reparaciones de sus antiguas vidrieras.
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F ernandez (P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego; se
sabe que veriíicó algunas experiencias y presentó algunas muestras de vidrio para
imaginaria en colores trasparentes al cabildo de la santa iglesia catedral de Sevilla,
por los años de 1526. No teniéndose más noticias de este oficial artiíice que, según
aquella fecha, floreció á principios del siglo.
F lándes (A rnao de ) : Maestro y artífice de vidrios de colores que floreció y labró
en Burgos probablemente desde tiñes del siglo xv. La primera noticia que se tiene
de este maestro es que el cabildo catedral de aquella ciudad le dispensó, en 1512,
algunos adelantos con la propiedad de ciertas casas que se hallaban en él arrabal de
Vega, á do dicen la Calera, para que allí lijase sus talleres el maestro Arnao, resi
dente en Burgos y casado con Inés de Vergara. Esta cesión de propiedad tenía una
cláusula que se referia á Nicolás de Vergara, como hijo y heredero del maestro Ar
nao, el cual debia ser mayor de edad, pues en dicho año 1512 residía en Toledo,
donde trabajaba como maestro vidriero, de gran habilidad y fama; lo cual prueba
que el maestro Arnao, padre, debió llegar á España por los años de 1480 al 90.
Murió de muchos años, hácia 1544, según un poder de su hijo Nicolás, fechado
en Enero de 1550, del que resulta el fallecimiento del maestro Arnao, á quien pudo
ayudar en muchas de sus obras en Burgos, desde el año de 1521 al 54, en que aquél
residió en dicha ciudad. Tuvo por discípulos á Nicolás Vergara su hijo, que después
se llamó Vergara el Viejo, y probablemente á Juan de Arce, que fué nombrado
maestro de las vidrieras de la catedral de Burgos en el año de 1544.
G a rc er an : Maestro de vidrios de color, que floreció y labró en Cataluña, en la
segunda mitad del siglo xvi. Se tienen noticias de dicho artífice por habérsele llama
do en tiempo de Felipe II, á fin de desempeñar el cargo que tuvo Hernando de
Espinosa, que falleció por los años de 1570 en la fábrica de vidrios del Quejigal cerca
del Escorial (Vid. Espinosa).
G elandia (B ernardino) : Artífice fabricante de vidrios de color y trasparentes por
el fuego. Labró en Sevilla, en 1518, con Juan Vivan, parte de las vidrieras de la ca
pilla mayor de la catedral.
G iraldo ó G iralte de Holanda : Este artífice fabricante de vidrios de color, tras
parentes por el fuego, pudo ser flamenco ú holandés; labró en Cuenca por los años
de 1540 al 50 algunas vidrieras de colores para la santa iglesia catedral de aquella
ciudad. El nombre de este artífice consta en las cuentas de fábrica y del cabildo de
aquella iglesia, correspondientes á la época y años referidos.
Guach (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego; floreció en
Tarragona en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en aquella ciudad, porlos años de
1571 y 72, y más adelante, las grandes vidrieras con imágenes é historias sagradas
que cerraban las lumbreras de la catedral tarraconense. Aquéllas sellan considerado
durante muchos años como obras de mérito en su género, y con las cuales, según
los entendidos, quedó bien probada la destreza y habilidad del maestro Guach, poco
conocido, aunque de creer es fué valenciano ó catalan.
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H olanda (Alberto de) : Artífice fabricante de vidrios coloreados. Estuvo muchos
años avecindado en Burgos á principios del siglo xvi. En 1520 se obligó á pintar las
vidrieras de la catedral de Avila, tan perfectas y áun mejores que las de la capilla de
las Vírgenes, dándole por cada pié cuadrado de vidrio pintado á razón de 82 mara
vedises, sin contar el vidrio. Los dibujos de apóstoles, mártires y otros adornos de
este trabajo, acreditaron al maestro Alberto, considerándole como uno de los que
mejor practicaron en su tiempo las reglas del arte. En 1522, concluidas las obras
contratadas para la catedral de Avila, pasó este maestro á Toledo, donde labró várias
vidrieras para aquella santa iglesia catedral y otras hasta el año de 1525, en cuya
época se perdió el nombre del maestro Alberto, tal vez por haber ocurrido su falle
cimiento. Tuvo por hijo y discípulo al excelente artífice Nicolás.
Holanda (Nicolás) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; aprendió el arte en Burgos en los talleres de su padre el maestro Alberto. En
1555, época en que tal vez habia fallecido el último, ó bien por estar éste muy ancia
no, labró vidrios de color para la catedral de Ávila, donde quince años ántes traba
jó su padre várias vidrieras. Las obras del maestro Nicolás, como las de su padre, tu
vieron notable gusto á lo romano ó estilo moderno de entonces, y fueron notables
por la corrección en el dibujo, en los escudos y adornos de color de sus obras.
J uan hijo de Jacobo el F lamenco : Artífice fabricante de vidrios de colores, traspa
rentes por el fuego. De él no se tienen más noticias que haberse hallado su nombre
en las cuentas de la fábrica y cabildo ¡de la catedral de Sevilla , con el título dicho y
que, como maestro, labró una de las vidrieras de aquella catedral en el año de 1510,
pagándosele por su trabajo doce ducados.
Ludeque ( D iego d e ) : Artífice de vidrios de colores trasparentes por el fuego y de
imaginería. Este fué el maestro que Felipe III nombró vidriero Beal en Setiembre
de 1600 por causa de haber muerto Antonio Pierres. Disfrutó poco tiempo su cargo,
falleciendo en 1602.
M enandro (V icente) : Artífice de vidrios de color, trasparentes por el fuego. Tra
bajó en Sevilla muchos años en la segunda mitad del siglo xvi , dejando, entre otras,
obras en aquella santa iglesia catedral, concluidas de su mano. En 1560 la vidriería
grande de la Conversión de San Pablo que está en la capilla de Santiago, por la que
se le pagaron 61.200 maravedises, y pudo tener cerca de 800 piés cuadrados de vi
drio de color á razón de 70 á 80 maravedises el pié. En el año de 1567 la vidriera re
donda de la Encarnación, colocada en la puerta de San Miguel, en el precio de
41.680 maravedises. En 1569 labró la de la Visitación de Nuestra Señora, compañera
de la anterior en tamaño, por la cantidad de 50.120 maravedises.
Estas obras del artífice Menandro se consideraron muchos años en Sevilla como
trabajos muy concluidos del arte, tanto por la belleza y diafanidad de los colores,
como por la corrección del dibujo y gusto de la composición que aquel maestro rea
lizó de una manera admirable, empleando los medios más difíciles del arte de la
vidriería de caballete y con imágen.
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N iel (nielar y esmaltar sobre metales) : El nielar era conocido en España en el
siglo xni, en cuya época se lee, como comprobante, un inventario de las alhajas de
I). Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo y que fue electo obispo de Cuenca por
los años de 1250, en cuvo inventario se lee : Un vaso copado con esmaltes en medio,
et Niel en la manzana et todo dorado. Otro vaso copado con Niel en medio. Otro
con torreciellas el Nieles (Biblioteca de la Academia de la Historia, tomo u, docu
mentos varios). Algunos creen que la palabra Niel procede de Niello ó Nigelio, que
traducen por cosa negra con que se rellenaban las hendiduras y grabados de los me
tales. Tal vez aquella sustancia desde los tiempos más antiguos f'ué fusible, aunque
hubo muchas otras que para adornar ¡as superficies metálicas se fijaban en los gra
bados hendiduras lineales, picaduras y otras soluciones de continuidad comprimién
dolas por el martillo y por cuerpos duros, como bruñidores, cuando por la ductilidad
de la materia incrustrada, ésta se presentaba fácil á quedar encajada y sólidamente
fija, constituyendo muchas veces una especie de filigrana. Este procedimiento úl
timo puramente mecánico es el que adoptaron desde muy antiguo, y hoy todavía le
siguen los artífices cuchilleros de Albacete, Santa Cruz de Múdela, Mora y otros lu
gares y talleres para rellenar con pasta ruja los grabados y calados de las cuchillas,
creyéndolas embellecer por este medio.
O rtega (Juan) : Artífice pintor de imaginería por el fuego, sobre vidrio. Labró
en Toledo las vidrieras de la capilla de los Reyes Nuevos, en la catedral, por los años
de 1554, y ademas la de la puerta del Perdón, de la misma santa iglesia, según
consta de las cuentas de fábrica de su cabildo.
P esquera (S ebastian) : Artífice de vidrios de colores. Labró en Sevilla á mediados
del siglo xvi, ocupándose, por encargo del cabildo de la santa iglesia catedral de
aquella ciudad, en la reparación de las vidrieras de dicha iglesia, por los años
de 1559 y 60.
P ierres (A ntonio) : Artífice de vidrios de colores para imaginería, que floreció en
la segunda mitad del siglo xvi. Atendiendo á sus especiales conocimientos, le nom
bró Felipe II, en el año de 1591, su vidriero real con el sueldo de 50.000 maravedises
al año y un salario diario de tres reales, se le concedieron también dos más para
un aprendiz. Este maestro falleció en el año de 1600, sucediéndole en el cargo de vi
driero real el artífice Diego de Ludeque.
R esen ( el maestro P elegrin) : Artítice pintor de vidrios por el fuego. Fué flamenco, y sus contemporáneos le concedieron la nota de excelente matemático y hábil re
lojero. Don Felipe II, en 1562, le nombró vidriero de su Real casa, con el sueldo de
160 ducados al año y los gajes. Este maestro falleció ea Madrid, en 1565, dejando
por discípulo y sucesor en el arte vidriero á su hijo Reneiro Resen.
R esen (R eneiro) : Maestro y artífice vidriero, hijo del anterior, y que le sucedió en
el cargo que aquél habia alcanzado en la casa del rey D. Felipe II. Labró vidrieras
para la córte desde el año referido hasta el de 1579, en cuyo tiempo se le concedió li
cencia por ocho meses para irse á Flándes, de donde no se tiene noticia que volvie6
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—
se; sucediéndole en los cargos de Palacio, poco tiempo después, el maestro Pierres.
S alcedo (Diego de) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
en la primera mitad del siglo xvi; fué vecino de Burgos y cuñado de Jor-e de Borgoña. Muerto éste por los años de 1542, se encargó de concluir las vidrieras de la
catedral de Palencia, que en aquel entonces tenía el maestro Borgoña entre manos,
pagándosele a 1U0 maravedises el palmo cuadrado de vidrios de color.
S evilla : Los vidrieros de colores que se recuerdan haber trabajado en Sevilla
para la catedral de dicha ciudad, fueron , según el Sr. Cean , Micer Cristóbal, ale
mán, que labró en Sevilla por los años de 1504, Juan, hijo de Jacobo, Juan de Jaques,
Juan Bernal, Juan Vivan, Bernaldino de Gelandia, maestros que labraron para la
catedral de Sevilla en 1504 hasta 1525.
En 1525 los maestros Arnao de Flándes y su hijo Nicolás de Vergara se obligaron
con el cabildo de la catedral á pintar para Sevilla la mayor y mejor parte de las vi
drieras de dicha santa iglesia; pero residiendo aquellos dos maestros, por los años
referidos, de 1525 al 50 ó 34, en Burgos, donde Arnao el padre tenía sus talleres en
casas del cabildo, como dependencias de la misma iglesia, es casi seguro que en
aquellos se labraron para Sevilla las siguientes vidrieras por los dos maestros Arnao
y Nicolás, el primero flamenco y el segundo húrgales.
1. a Vidriera redonda para el crucero de la capilla mayor, representan lo con be
llísimas figuras la Ascensión del Señor.
2. * Idem redonda para el crucero, representativa con imágenes de la Asunción de
la Virgen.
5.* Para el testero de la iglesia de Sevilla, vidriera representando con imágenes
los mercaderes arrojados del templo,
4. a Para el mismo testero, otra vidriera representativa de la unción de María Mag
dalena.
5. * Para el mismo testero, vidriera historiada con la representación de la Resurrec
ción de Lázaro.
6. a Para ídem , historia en vidrios de la entrada de Jesús en Jerusalen.
7. a Para Ídem , historia en vidrio del Lavatorio.
8. ‘ Para ídem, historia en vi Irio de la Cena de Nuestro Señor con sus apóstoles.
9. a Otras várias de menor importancia, de composición artística,con las imágenes
de San Francisco y otros santos y santas.
En 1558 el maestro Cárlos de Bruges labró en Sevilla para dicha iglesia catedral
dos vidrieras para la capilla dicha de las Doncellas, que es probable, atendidas las
muchas relaciones mercantiles que tuvo en aquella época la ciudad de Sevilla con
Flándes, vinieron los vidrios pintados de este segundo país. Entre ellos se contaron :
1. a Vidriera de vidrios con imágenes historiales de la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, sobre la puerta pequeña de la capilla de las Doncellas, catedral de Sevilla.
2. * Vidriera frontera de la anterior, representando con sus imágenes la Venida del
Espíritu Santo.
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Desde 1560 al 69, Vicente Menandro : Vidriero de colores que labró para la cate
dral de Sevilla, sin asegurarse por la misma razón conjetural expuesta del maestro
Bru ges, si los vidrios se labraron en Sevilla ó se trajeron de Flándes, en cuyo caso
el maestro Menandro no hizo más que montar la obra. Los trabajos atribuidos á éste
fueron :
1.
a Vidriera historiando la Conversión de San Pablo, colocada en 1560 sobre una
de las pueitas del templo.
2.
a Vidriera con la historia de la Anunciación de la Virgen, colocada en 1567 sobre
una de las puertas del templo.
5.* Vidriera con la historia déla Visitación de Nuestra Señora, colocada sobre la
puerta del Bautista en 1569.
De las anteriores indicaciones se infiere, sin negar el mérito de las vidrieras, pro
bablemente flamencas, de la catedral de Sevilla, que lo mejor y de más mérito artís
tico en el género de labores vidrieras se labraron en Burgos por los maestros Arnao
y su hijo Nicolás llamado el Viejo, á quien por este y otros trabajos se le puede con
siderar como el príncipe de la vidriería de coloré historia en España.
S taenheyl (U lrico) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; fué natural de Alemania y vino á España agregado á las compañías de la
guardia alemana de Felipe II. El año de 1566 , en atención á su mérito como artífice,
le nombró el Rey su vidriero, á quien poco tiempo después, estando la córte en Za
ragoza, se le dispensó de toda ocupación en la milicia, para que sirviese con su ha
bilidad de artífice á varias iglesias; con este motivo se le aumentaron 60 ducados al
sueldo que gozaba como militar. Falleció en Madrid en el año 1590.
V aldivielso (F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores, que floreció y labró
en Burgos por los años de 1530 al 40, en cuya época, y con fecha de 4532, se le com
praron por el cabildo catedral de aquella ciudad, tres vidrieras para las capillas de
Santiago y San Juan, figurando ademas como maestro de la misma iglesia desde 1538
en adelante. Debió tener por hijo, y entonces mozo, á Pedro Valdivielso, que por
aquella época se llevó de Burgos á Toledo para hacerle su oficial, el maestro Vergara el Viejo.
El artífice Francisco pudo ser hijo y discípulo de los talleres de Juan Valdivielso,
probablemente oriundo de la montaña de Santander, y excelente vidriero de colores
en Burgos, á últimos del siglo xv (vicie).
Valdivielso (P edro) : Oficial y discípulo de los talleres toledanos del maestro Vergara el viejo. Fué natural de Burgos y probablemente hijo de Francisco. Siendo mozo
acompañó á Toledo a su maestro por los años de 4534. En el tle 1551 se cita el nom
bre de este artífice Pedro, en un poder que extendió Vergara vi Viejo, como testigo,
á ruego de dicho maestro, llamándose en él su oficial y discípulo. Pudo tener por hijo
al maestro Diego Valdivielso, que en 4562, ó sean doce años después, figuró como ar
tífice de las importantes obras de vidriería de color, que en aquel año se concluyeron
para la catedral de Cuenca.
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Valdiyjelso (D iego de ) : Arlilice vidriero de imaginería, coloreada por el fuego,
floreció en la segunda mitad del siglo xvi; fué el maestro que tuvo á su cargo des
de el año 1562 en la catedral de Cuenca, el arreglo y reparación de las antiguas vi
drieras en dicho templo.
Valerio (O ctavio) : Maestro y arlilice fabricante de vidrios de colores y de imagi
nería , por el fuego. Floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Este maestro labró en
Málaga donde concluyó las vidrieras de la catedral de dicha ciudad , en el año de 1599.
De aquéllas se han conservado hasta estos últimos años restos apreciables, los cuales
probaban la gran habilidad y destreza en el arte que ejerció el maestro Valerio.
Vasco de T roya : De este arlilice no se conservan más trabajos en España, que la
vidriera de la capilla de D. Luis de Silva, en la iglesia catedral de Toledo, concluida en
1503. En 1513 fué nombrado maestro de vidriería de la misma iglesia, por haber fellecido, ó tal vez marchado de la ciudad, losartílices franceses Pedro y Pedro Bonifacio.
V ergara (N icolás) : Maestro y artífice vidriero de color, que lloreció y labró en el
trascurso del siglo xvi, alcanzando por sus obrasen Burgos, Toledo y otras partes de
España, la nota de haber sido uno de los mejores y mas hábiles artífices en la vi
driería de su tiempo. Nació en Burgos ó su tierra, teniendo por padres al maestro
Arnao de Flándes y á Inés de Vergara. En los talleres de su tiempo se le conoció con
el nombre de Vergara el Viejo, aunque no contaba más que veinte y cuatro á treinta
años cuando se dió á conocer entre los más hábiles maestros.
Trabajó excelentes vidrieras de colores para la catedral de Toledo, desde el año
de 1512 al 20 ó 21. En este último se trasladó á Búrgos para labrar en compañía de
su padre y maestro Arnao, con quien permaneció catorce años, labrando allí las vi
drieras para las cátedras de Sevilla, hasta 1534, en el que se volvió á Toledo, figuran
do desde entonces como maestro de la vidriería en la catedral de dicha ciudad. En
tre sus mejores discípulos, oficiales y amigos de los talleres toledanos, se contó á Pe
dro Valdivielso, según consta de unos poderes que dió Vergara en 26 de Marzo de
1551, en los que el poderdante se dice natural de Búrgos, yen cuyo documento,
guardado hoy en la catedral de dicha ciudad , figura como testigo el oficial vidriero
Pedro Valdivielso, residente en Toledo.
V irago (Clemente ) : Gran maestro de escultura y grabado en hueco sobre el vi
drio y las piedras duras. Pudo ser natural de Milán , de donde le hizo venir Feiipe 11,
nombrándole su escultor y grabador en aquellos materiales, con 200 ducados al año,
ademas de pagarle aparte sus obras. Este artífice fue el que grabó en un diamante el
retrato del desgraciado príncipe D. Cárlos y en otro las armas de España, que fue
ron lasóos primeras obras que se habían visto en Europa, en su género y material
tan duro. En la Academia de la Historia de Madrid se conservan algunas cartas par
ticulares y curiosas del príncipe D. Cárlos, con sellos de lacre rojo, y cuyas armas de
España, si se estamparon, como es probable , con el sello de diamante de Virago, re
velan un concluido tan perfecto, que tal vez fuese imposible de realizarse de nuevo
aquel troquel por los mejores artífices de la Europa actual.
45
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El maestro Virago, reconociéndose muy viejo, en 1591 pidió al Rey que nombrase
para el cargo que desempeñaba á su sobrino Cristóbal Cambiago; falleciendo en
Madrid al año siguiente de 1592.
Es probable que á estos artífices, Virago, Cambiago y á algunos otros, se refirió
Juan de Arfe en su Ensayador de metales, cuando habla de talleres en Madrid, Se
villa y Lisboa, donde había visto esculpir, grabar y tallar las piedras duras y los
diamantes con toda la perfección apetecible para enjoyedadores; lo cual probaria
que en el siglo xvi en Holanda , Italia , España y Portugal hubo excelentes artífices
para trabajar las piedras duras y los diamantes.
V ivan (J uan) : Artífice fabricante de vidrios de color, que floreció á principios del
siglo xvi. Labró en Sevilla algunas de las vidrieras de la capilla mayor de la catedral
de dicha ciudad, en el año de 1518.
SIGLO XVII.
A lcalde (F kancisco) : Maestro y artífice vidriero que labró en Burgos como maes
tro de la catedral de dicha ciudad , desde el año de 1682 hasta el de 1705 en que
falleció. Este maestro pudo tener algunos conocimientos en el arte de colorear los
vidrios por el fuego, en cuyo caso fué el último artífice de su género que tuvo la
ajjtjgua familia de maestros que labraron, desde tiñes del sigo xiv, en Burgos vidrio
de hnaginería de color para las iglesias de diferentes puntos de España.
A lonso ( F rancisco) : Maestro y artífice que labró pura la catedral de Burgos algu
nas de las vidrieras nuevas para el crucero de aquella iglesia en el año de 1645 , se
gún consta en las cuentas de la fábrica del cabildo-catedral. Este maestro todavía
trabajó en el labrado de vidrios de color, aunque ya el uso de ellos en aquel tiem
po decaía rapidísimamente.
A rmallones : Fábrica antigua de vidrio blanco y alguna vasería hueca, que exis
tió (lesde muy antiguo en las cercanías de Recuenco.
Campo (D iego del) : Artífice fabricante de vidrios coloreados por el fuego. En 1.*
de Octubre de 1602 fué nombrado por Felipe III su vidriero real de imagenería con
el mismo sueldo y emolumentos que obtuvo su antecesor Diego de Ludeque. Traba
jó para los palacios del re y , sus capillas y algunas vidrieras de iglesia por encargo
especial.
C uenca : En esta ciudad y sus inmediaciones (Recuenco, Valdequemado y otras
se conservaban en los siglos xvi y xvii fábricas que labraron cantidades considera
bles de vidrios planos, huecos, moldeados y á soplo, con los cuales se hizo frente á
las necesidades de aquel país y de otros provincias de España en los referidos siglos.
Entre las partidas de vidrios planos que salieron de las fábricas de Cuenca en surti
do, se puede comprobar la que adquirió la catedral de Burgos, consistente en se
tenta y dos docenas de cuadros de vidriera que\licha iglesia adquirió, y se le remi-
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46
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tieron desde Cuenca en el año -1628, á razón de diez y siete reales la docena (Vide
Valentín Ruiz).
D anis (J uan ):
Artífice fabricante de vidrios de colores é imagenería. Este artífice
floreció en la segunda mitad del siglo xvn. En su tiempo se dijo que había poseído
conocimientos físicos y químicos muy notables, con los que consiguió labrar en Se
govia, por los años de 4676, excelentes dibujos coloreados en el vidrio por el fuego,
diciendo algunos que Danis había recubrado la práctica antigua del arte, que se
creía entonces haberse perdido.
Por aquellos años, á instancias y expensas del cabildo de la catedral de Segovia, el
maestro Danis edificó hornos vidrieros en el lugar de Valdemaqueda, donde aquél
labró las vidrieras que faltaban á dicha catedral, constando que las que existían se
habian construido en 1544 por algunos maestros flamencos, y otros españoles en Me
dina del Campo y Segovia.
Como prueba de la mucha experiencia del Sr. Danis, escribió un 1bro sobre el
arte de la vidriería de color y de imagenería, adornado con diseños de los hornos é
instrumentos necesarios para el trabajo. Este libro se conservó muchos años ma
nuscrito é inédito en el archivo de la catedral de Segovia, del que despareció hace
tiempo. Sin embargo, nos parece haber tenido alguna noticia de la obra menciona
da como existente todavía en Segovia , aunque no en el archivo de la catedral, es
crita en vitelas, con los instrumentos de la vidriería muy bien dibujados en las mar
genes, y con el lujo y ornamentación de la época, en un libro que fué objeto de re
galo.
Relativamente al texto tenemos algunos motivos para sospechar que el maestro
Danis tuvo á la vista, ó casi tradujo, el Manual de la vidriería de color, escrito en
italiano en 1611 por Antonio Neri.
H erranz (D. F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego, que residió en Segovia. Fué pertiguero de la catedral, y como sin duda
alcanzase y ayudase á Juan Danis, aprendió el arte de fabricar los vidrios referidos.
Labró para la catedral en 1680 cincuenta y cuatro vidrieras. También se dice escri
bió con singular ingenio un libro sobre el arte de hacer vidrios de color, que se
guardaba inédito, unido al de Danis, en el archivo de aquella santa iglesia de Se
govia.
O lías ( F rancisco ) : Maestro y artífice de vidrios de colores, que lo fué de la cate
dral de Toledo, labrando para dicho templo desde el año de 1676. Más que en la fa
bricación se ocupó de reparar los estragos que el tiempo hacia y había hecho en las
antiguas vidrieras de la iglesia.
O vando (A ntonio ) : Artífice fabricante de vidrios, que floreció á últimos del si
glo x vii. Este maestro se encargó, por los años de 1692, de las antiguas fábricas de
vidrio de Cadalso y de San Martin de Valdeiglesias, las cuales, por un concurso de
circunstancias fatales, habian llegado casi á quedar abandonadas durante muchos
años. A pesar de las dificultades, el Sr. Ovando llegó á labrar anualmente hasta dos
-
47
—
mil piezas fie vidrio plano, que tan necesarias fueron entonces para satisfacer las ne
cesidades del país, y para que la referida industria fabril no desapareciese por com
pleto de las villas de Cadalso y San Martin.
N egro (P edro A ntonio ) : Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid un libro
manuscrito con el título Arte de vidriería, en castellano , escrito por Pedro Antonio
Negro, que, según algunos finales de capítulos, se escribió porlosañosde 1601 á 1610.
Por nuestra parte, hemos examinado cuidados mente dicha obra, cuya letra desde
luego nos pareció escrita setenta ú ochenta años después de aquella fecha. Este libro
y el de que se dijo autor el señor Perez de San Juan , y es probable los de Danis, Herranz y algunos otros, aunque en castellano, no son más que traducciones del arte
vidriero que escribió en italiano Antonio Neri, cuya obra el señor Negro al verterla en
castellano, la adicionó con varios finales, escritos para que nadie dudase haber sido
él quien la redactó original, y como uno de los artífices de su tiempo que para per
feccionarse habia recorrido la Italia y Flándes, verificando en todas partes curiosísi
mas y felices experiencias.
Las adiciones á las obras de Neri, á que nos referimos, se hallan en el libro caste
llano que su autor supone original, en el capítulo x x n que trata del agua marina, y en
la que dice la labró en Florencia año 1602. En el capítulo xxni, hablandodel vidrio co
lor celeste que preparó en Pisa, año 1602. En el x x x , con motivo de otras aguas
marinas, que le resultaron admirables, prévias sus experiencias felices, en la misma
ciudad de Pisa.
En el capítulo xxxi, el señor Negro traduciendo á Neri, creemos llegó á lo subli
me en sus adiciones ideadas para cometer un fraude literario y de artífice, diciendo :
«Agua marina maravillosa sobre todas las aguas marinas », como yo la he hecho
muchas veces en Flándes, en la ciudad de Ambéres, con maravilla de todos ; y á se
guida : «Este modo de hacer el vitriolo sin corrosivos, no sé que ninguno le haya in
ventado, y yo Pedro AntonioNegro, experimentándolo, lo he hallado maravilloso como
arriba dije , y por esto lo llamo de invención mia.
En el capítulo x li i , con motivo de una calcidonia artificial, dice que la labró en Flo
rencia, año de 1601, en las hornazas del egregio artífice Nicolás Lando, su especial
amigo.
Finalmente, para extraviar más al lector, que en el manuscrito castellano á que
nos referimos podría notar faltas gravísimas en el tecnicismo del arte, incomprensi
bles de haber sido vidriero el señor Negro, éste dice en el capítulo xliii : «Tercer mo
do de calcidonio. Ambéres, 1609, en el mes de Enero y muchos años después en casa
del señor Manuel Ximenez, caballero del hábito de San Estéban, noble portugués,
gallardo y universal en todas ciencias, en las hornazas que en dicha casa tenía el se
ñor Phelipe Girodolphi, caballero muy afable, labré muchas calcidonias que ad
miraron á muchos portugueses y al Excmo. Sr. Príncipe de Orange, quienes las ad
quirieron , pagando por ellas muy buenos ducados y escudos.»
En otro lugar de este trabajo se lleva indicada la única disculpa que podría darse
—
48
—
á los libros castellanos sobre la vidriería, que, como el titulado de Pedro Antonio Ne
gro, se escribieron en el siglo xvn.
P erez de S an J uan (C arlos) : El nombre de este maestro de vidrios de colores le
hemos encontrado en una traducción castellana del Arte de la vidriería de Antonio
Neri, que por la letra y papel se debió escribir á mediados del siido xvn; probable
mente en Avila ó Segovia, según las liligranas del papel y encuadernación. En di
cha traducción se dice en el capítulo xxix , con motivo de la preparación de un ver
de hermosísimo con vidrio com ún, lo siguiente : «toma la ramina de tres prepara
ciones hechas de vatiduras y escullas de caldereros, después entrueque del croco del
hierro, tómense escullas de hierro, la cual cae del yunque de los herreros; está bien
pulida y lavada de toda inmundicia, se muele y pasa por cedazos pulidamente, y con
la dosis susodicha mézclese con la ramina muy bien, y proyéctese en el vidrio común
hecho de polvorino que no haya tenido manganeso. Con aqueste croco de hierro ó
escaila, sin duda alguna verás en él un verde esmeralda maravilloso, el cual en todo
y por todo habrá perdido el color azulino ó marino que ordinariamente suele tener
el vidrio; y tendrás un maravilloso color de alcacel propio de la esmeralda con un
lustre hermosísimo, mucho más de los susodichos vidrios. El poner la esculla de
hierro con la ramina fué invención de D. Cárlos Perez de San Juan.»
Este libro manuscrito é inédito en que se tradujo de la obra de Neri la fórmula an
terior para el vidrio verde de color de esmeralda, le conservamos original en nues
tra librería, y como se ve en é l , se cita á un maestro vidriero ó tal vez el nombre del
traductor de la obra italiana de Antonio Neri.
P laza y A guirre (D. T omás de la ) : Canónigo de la santa iglesia catedral de Sego
via que floreció á mediados del siglo xvn. Se conserva la tradición de que á fin de
que no hubiera necesidad en España de acudir á Flándes ú otras partes extranjeras
para proporcionarse en España vidrios de color , se aplicó dicho señor á estudiar con
gran desvelo los secretos de la fabricación de aquéllos, enseñando al pertiguero,
Francisco Herranz, de la catedral de Segovia, el cual labró todas las vidrieras de
color de la nave mayor de la misma iglesia desde el año de 1674 al 1689.
El Sr. Plaza debió ser contemporáneo del vidriero Danis. que labró en Segovia y
Valdemaqueda ( Vide Danis).
Ruiz (V a len tín ) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego, que floreció
á principios del siglo xvn. Labró en Burgos, donde fué nombrado vidriero de la ca
tedral, en 1611, año en que falleció el último maestro vidriero de la familia de los
Arces.
En 1624, como maestro de Burgos, repasó las vidrieras antiguas y modernas del
crucero de la catedral, por cuyo trabajo, que debió ser de cierta importancia de ar
tífice, le pagaron al maestro Ruiz 40.800 maravedises.
En el año 1 6 2 8 , el cabildo de la misma iglesia le mandó traer de Cuenca y sus fa
bricas, para colorear y aderezar, setenta y dos docenas de cuadros de vidrio, que,
sin contar los portes, costaron al pié de fábrica á diez y siete reales cada docena.
—
49
El maestro Ruiz murió en sus talleres de Burgos el año de 1631.
Ruiz (Simón) : Maestro y artífice vidriero, lo pudo ser de colores, que floreció en
Burgos á mediados del siglo xvii. Fué nombrado maestro de la catedral de aquella
ciudad desde el año de 1652 hasta el 1661. También es probable fuese hijo ó nieto
del antiguo maestro Valentín, que floreció en 1631 (Vide).
Valdeiglesias (S an Martin d e ) : Villa de Castilla la Nueva. En ella se estableció en
la segunda mitad del siglo xvii, y por los años de 1680, una colonia fabril extranjera
de artífices flamencos, dedicada, bajo la dirección del maestro Diodonet Lambot, á
la fabricación de cristales según la práctica veneciana.
Aquel maestro fué natural de la ciudad de Namur, y hallándose el Duque de Villahermosa de gobernador y capitán general de Jos estados de Flandes, mandó á Es
paña á dicho artífice con toda su familia, otros varios oficiales y los instrumentos
necesarios para establecerse como colonia fabril y vidriera en la villa de San Martin
de Valdeiglesias.
En un principio, los productos de esta fabricación fueron, según se dijo, com
parables con los venecianos por sus formas y belleza; pero muerto el maestro Lam
bot en 1683, y habiéndole sucedido el maestro Santiago Vandoleto, excelente fo
gonero, que preparaba bien los crisoles y las mezclas, pero de poquísima habilidad
para el vaciado y demas operaciones de la fábrica, ésta decayó rápidamente, hasta
que la colonia fabril y vidriera de Valdeiglesias se disolvió y desapareció completa
mente por los años de 1692, á pesar del maestro Ovando , que tan sólo pudo evitar
entonces la ruina de los hornos de Cadalso.
Valdemaqueda : Esta villa en el siglo xvi mantuvo en actividad algunos hornos de
vidrio para planos y vasería hueca, que alcanzó alto precio por su calidad. Los pro
ductos vidrieros de Vallemaqueda continuaron teniendo gran estima hasta mediados
del siglo xvii; pero desde entonces, y durante el reinado de Cárlos II, principiaron á
desmerecer de calidad hasta perderse completamente la fabricación mencionada,
dispersándose y desapareciendo de la villa los maestros y oficiales vidrieros, que la
braron en hornos, cuya antigüedad pasaba de dos siglos.
SIGLO XV11I.
A lmanzora (Rio) : Valle del vecino reino de Murcia, donde desde tiempos muy an
tiguos existieron varios hornos de vidrio, labrado en planos y huecos de clase ordi
naria y las necesidades del país. Estas pequeñas fábricas desaparecieron hará unos
cuarenta años por no haber podido sostener la competencia con el establecimiento y
fabricación vidriera en grande escala de Cartagena.
B arcelona : En esta ciudad se labró de muy antiguo el vidrio en planos y huecos.
En el siglo x v ii , Mendez Silva en su libro De la población de España, decia que los
productos vidrieros barceloneses eran tan bellos que emulaban al veneciano, proba
blemente en el color, en los adornos de esmalte y de vidrio en hilos. Su fabricación
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-
50
—
se conserva en la actualidad en Barcelona , donde se han continuado labrando pla
nos y alguna vaseria hueca para las necesidades del principado.
B urgo (D. T omas) : Fabricante de vidrios que intentó establecer, á principios del si
glo
x v iii ,
una fábrica en grande escala y hornos de fundir vidrio, en el sitio llamado
el Nuevo Baztan. Su establecimiento fabril y tecnológico desapareció muy pronto, ó
sea por los años de 1 7 12, no dejando más que el recuerdo y las esperanzas de lo que
hubiera llegado á ser, si las circunstancias políticas, los recursos pecuniarios y la
destreza délos maestros fuese proporcional á las ideas de la fundación de la fábrica
referida. ( Vicie Goyeneche y el maestro Sit.)
B usot : Villa del reino de Valencia, en la que se han conservado y mejorado no
tablemente todas las artes é industrias que en ella tuvieron los moriscos, en cuyo
tiempo había en la villa ochenta familias, que á fines del siglo xviii se habían elevado
á 526, sin contar las 150 de Argües de Busot (los baños), anexo á dicha villa ma
triz. En Busot se han conservado los hornos de vidrio que tuvo desde tiempos remo
tos; labrando por los años de 1790, según dice Cabanilles en sus Observaciones so
bre el reino de Valencia, 80.000 piezas entre planos y porrones, botellas y vaseria
común.
La barrilla que usan aquellos vidrieros es de la cosecha de la villa; las arenas pro
bablemente del monte Cabero y lomas inmediatas, en las que se ven algunas excava
ciones profundas que responden en cierto modo á la antigüedad recíproca de la fa
bricación del vidrio.
B usquet (José) : Fué maestro de labrados en las reales fábricas de cristal de San
Ildefonso y uno de los más hábiles y experimentados artífices de dicha fábrica. Faci
litó al Sr. Suarez para la traducción castellana del ^4 ríe de la vidriería , de N eri, no
tas curiosísimas sobre la coloración del vidrio por el fuego y de referencia á sus ex
periencias particulares, realizadas á fin de probar la exactitud de los procedimientos
que escribió Neri en 1611, con lo adicionado por Kumkel en la misma centuria dé
cimo-séptima.
El maestro Busquet pudo ser catalan , ó al ménos conocedor, y tal vez discípulo, de
la vidriería catalana, pues en una de sus notas sobre los esmaltes decia al Sr. Sua
rez, y éste publicó, que guardaba muchas fórmulas para esmaltar, que había recogido
en los talleres vidrieros de Cataluña.
Cadalso : En esta villa se conservan en la actualidad los hornos de vidrio, cuya
historia y origen es probable se remonta á la dominación gótica en España. Mendez
Silva en su libro sobre la población de España , escrito en el siglo x v n , decia que en
su tiempo Cadalso tenía tres hornos de finísimo vidrio con hermosos colores y gra
ciosas formas. En la actualidad, aunque los productos vidrieros de Cadalso han me
jorado, están muy léjos de la perfección que sería de desear.
Dorado (D. D iego) : Don Diego Dorado y sus sucesores, hijo y nieto, sostuvieron la
fábrica de vidrios de Recuenco en la provincia de Cuenca, durante el trascurso del
siglo XVIII.
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51
Se cree que aquella fabricación , aunque de productos y labores toscas, existia
desde muy antiguo en aquella villa. Aprovechándose de sus elementos fabriles á que
aludimos, D. Fernando López de Aragón, por los años de 1720, construyó una fábri
ca de vidriería en Recuenco, en concurrencia con otras tres que existían de más an
tiguo ; pero esta fábrica la adquirió pronto el Sr. D. Diego Dorado, cuyo genio em
prendedor y activo consiguió en 1734, con notable fortuna, poner en el camino de
las mejoras y el progreso á su establecimiento fabril, alcanzando grandes ventajas
para su fábrica en el terreno industrial y m ercantil; entre otras, las de surtir de vi
drios y vasos á la casa del Rey y su real cava, lo mismo que á otros muchos estable
cimientos de la córte.
Al referido D. Diego, en vista de las calidades de los vidrios de su fábrica, se le
concedieron ademas algunas prerogativas, privilegios y exenciones para sus obreros,
con tendencia á considerar sus establecimientos fabriles obras de utilidad pública.
Las prerogativas se fueron prorogando hasta 1751, continuando aquellas fábricas,
pero sin notables progresos, durante la vida de D. Diego Dorado, que pudo fallecer
por los años de 1760, en cuya época le sucedió D. José Ruiz Dorado, quien las mantenia en 1778. Pero habiendo fallecido este fabricante hacia 1787, pasaron á sus hi
jos D. Diego y D. Joaquín, á quienes por Real cédula del año de 88 se les conlirmaron los privilegios de que habian gozado su padre y abuelo, con otras nuevas prerorativas, en atención á haber mejorado sus fabricas en el mismo año 88, estableciendo
en ellas el labrado de cristales linos, entrefinos, planos, vasos y huecos; para lo cual
habian traído de Alemania una pequeña colonia de artífices, adquiriendo ademas
todos los instrumentos modernos que se usaban en el extranjero para las nuevas la
bores, construyendo crisoles, vasos, vinajeras, salvillas, saleros, cajas y otras dife
rentes piezas que presentaron á S. M. como productos de las fábricas de Recuenco.
Con este motivo se les concedieron algunas subvenciones en metálico (diez mil du
ros) en el año de 1789 con otras franquicias temporeras, gracias á las cuales las
fábricas de Recuenco alcanzaron al siglo xix en un estado de prosperidad fabril, in
dustrial y mercantil, aceptable y con ventajas para el país en general, debidas á la ac
tividad de los señores Dorado D. Diego el Viejo, D. José Ruiz hijo, y de sus nietos
D. Diego y D. Joaquín.
Ademas de las fábricas de vidrio de Recuenco, se labró también en Vindel de cla
se ordinaria, y otras en Armallones.
G oyeneche (D. J uan) : Fué muy celebrado como industrial instruido en los últimos
años del siglo xvn y primeros años del xviii. Fundó la primera fábrica de vidrios y
una pequeña población llamada el Nuevo Baztan ; fabricación y pueblo que desapa
reció por los años de 4720, dispersándose los obreros que tenía y marchando á dife
rentes partes de España.
Las empresas del Señor Goyeneche y las dificultades que superó con su actividad,
con sus conocimientos tecnológicos especiales y con su inmenso capital, que empleó
casi todo en empresas industriales, merecen una memoria especial.
—
52
—
Fundó el Nuevo Baztan como población fabril y pretendió realizar algunos proyec
tos anteriores ó de últimos del siglo xvn, que también intentaron realizar el Sr. Bur
go y el francés Mr. Rouliére, estableciendo grandes fábricas de vidrios, con cuyos
productos se había de sostener, tanto el comercio interior como el exterior de las
colonias españolas de las Indias.
Con tal objeto y tan noble fin , elegida la situación de la futura fábrica, á la falda
de las sierras de Guadarrama, levantó el Sr. Goyeneche magníficos y grandiosos
edificios; pero á pesar de todo su celo y para probarle la desgracia, los grandes hor
nos de fundición apénas se concluyeron cayeron en ruina : ante esta desventura,
que según la opinión unánime de aquellos tiempos , hubiera hecho desistir á otro,
ni cedió ni retrocedió el Sr. Goyeneche, que comenzó de nuevo las obras. Concluidas
éstas, segunda vez vinieron á tierra, con pérdida de intereses considerables, pero
todavía esto no fué suficiente, y el industrial referido comenzó de nuevo, sin aterrarle
los gastos que se le ocurrieron por la necesidad de acudir á Tortosa en busca de las
tierras refractarias de que tuvo necesidad para labrar con seguridad del acierto sus
famosos hornos.
En esta tercera ocasión, la fortuna, que hasta entonces se le había presentado
como enemiga, cedió al parecer momentáneamente, y los vidrios de la más bella
composición y trasparencia entre los que se labraban en Europa, fueron los pro
ductos de la fábrica del Nuevo Baztan. Pero las esperanzas y grandes elogios, que con
justicia merecieron las obras del Sr. Goyeneche, no duraron mucho. Sus vidrios se
pedían del extranjero, se mandaron á América en grandes cantidades, se extendie
ron en el país. La fabricación nacional referida amenazó destruir el antiguo mono
polio extranjero de las labores y del comercio de vidrios en España y sus colonias.
Esta cuestión, según dice el Sr. Larruga, llegó á ser casi de alta diplomacia, propo
niéndose fuera y recibiendo órdenes los embajadores para oponerse y destruir, de ser
posible, el porvenir de la naciente fábrica del Sr. Goyeneche.
La cuestión, aunque difícil, no fué imposible, resultando que algunas combina
ciones mercantiles en el mercado de vidrios fueron suficiente por la baja forzada
del vidrio extranjero durante algún tiempo, para que el estanco de los productos
del Sr. Goyeneche y sus gastos dieran motivo á que aquel establecimiento industrial
desapareciese.
Algunos también dijeron que cierta estafa, dirigida por un supuesto maestro in
glés de vidrios huecos, precipitó la ruina de la fábrica del nuevo Baztan; pero esta
opinión no es creíble, atendiendo al carácter tenaz de que dio pruebas repetidas el
Sr. Goyeneche, quien cediendo ante tanta contrariedad como se le presentó, y or
gulloso de haberse servido en sus empresas de oficiales, maestros y obreros españo
les, consiguiendo con ellos resultados envidiados y codiciados hasta por los extranje
ros, se retiró á Villanueva de Alcoron, en la provincia de Cuenca, por los años de
1720, donde de nuevo se estableció como fabricante de vidrios por creer que allí
podría sostenerse, alejado de las intrigas de la córte y contando con la economía en
—
53
—
el combustible, atendida la riqueza de los montes y pinares de aquella tierra, ca
restía á la que más principalmente atribuyó el Sr. Goyenechela necesidad de trasla
dar su fábrica del Nuevo Baztan.
Al trasladarse ésta se dispersaron sus oficiales catalanes, de Cadalso y San Martin
de Valdeiglesias, Recuenco y otras partes. Algunos de éstos, ricos de conocimientos
prácticos, aunque pobres de dinero, fueron los que algunos años después, pidiendo
casi limosna, con pequeños vidrios y espejos consiguieron deSS. MM. en las jorna
das de la córte á la Granja, el establecimiento de la grandiosa y Real fábrica de vi
drios de aquel sitio, fundada sobre principios fabriles é industriales, tan extraños
al sentido común fabril moderno, como fueron los resultados, á pesar de todo el
fausto, dinero y orgullo de los Reyes, que entonces dieron en llamarse industriales
por sí.
J unquera (L a ) : En las inmediaciones de esta villa, fronteriza entre Francia y Es
paña, camino de Barcelona, existieron antiguamente algunos hornos de vidrio, no
quedando más memoria de aquella industria que una casa conocida en el país con el
nombre de Forn del Vidre.
L ópez A ragón (F ernando) : A este ilustrado español se debe la reforma y fundación
de una gran fábrica de vidrios en Recuenco, año 1720, para hacer la concurrencia
á otras tres antiquísimas que existían en aquella villa. Dicho establecimiento fabril
pasó muy pronto á ser propiedad de los señores Dorado (vide).
Moreno (A paricio Manuel ) : Maestro y artífice de vidrios de color, que lo fué de la
catedral de Toledo en 1772. En cuya época, se dice, presentó un libro sobre los se
cretos de su arte, al cabildo de aquella santa iglesia. Si se atiende á lo que dice Ponz
del estado que entonces tenían las vidrieras de la catedral toledana y de los medios
que por los mismos años se empleaban para su conservación y reparación, bien se
puede asegurar que este maestro, á pesar de su libro de vidriería, no trabajó como
los antiguos artífices.
De este maestro, si lo fué, de vidrios de color, Le-Vieil, al concluir su Arte de
pintar el vidrio, publicó en francés la nota siguiente, como complemento á la histo
ria vidriera de España: «Extracto del suplemento á la Gaceta de Utrecht, 44 Diciem
bre de 1773. Este siglo ofrecerá ála posteridad muchos descubrimientos útiles para
la humanidad y las Bellas Artes. España brillará en aquéllos como las demas nacio
nes de Europa. Hace mucho tiempo que se habían perdido los secretos de pintar el
vidrio con la viveza, colorido y la duración que se admira en las vidrieras de edifi
cios antiguos. Si aquellos secretos se habían perdido, acaban de ser recobrados por
otros no ménos admirables, para pintar al vidrio por medio del fuego con toda clase
de colores y con tanta perfección si cabe, y áun mayor, que los antiguos. Un pintor
llamado D. Manuel Moreno Aparicio, que vive cerca de Toledo, ha descubierto el ar
cano, y las experiencias que él ha hecho le han probado que sus pinturas resisten al
agua y á todas las intemperies del aire.»
Por nuestra parte nos contentamos con transcribir aquí esta nota, recordar lo que
—
54
—
dice Ponz ( Vide Toledo) sobre las vidrieras, y respecto á la verdad que hubo
en el anuncio y noticia de la Gaceta de Utrecht. (Véanse los artículos Suarez y el
maestro Busquet.)
O llería (P rovincia
de
V alencia,
valle de
A yel o ) : Esta villa fué de las más im
portantes por su vidriería y tejidos de lienzo en la época árabe. En 1570, aunque
sus vecinos habían disminuido por las guerras y emigraciones, constaba de 216 ca
sas, que aumentaron hasta 430 en 1600, á pesar de la expulsión morisca. A princi
pios del siglo xviii los vecinos de la villa de Ollería llegaron á ser 88 0 , aumento que,
según Cabanilles en sus Observaciones sobre el reino de Valencia , se debía á la
agricultura, á los tejidos de lienzo y á los hornos de vidrio, que desde muy antiguo
existían en dicha villa.
Aquel naturalista añade que los vidrieros de Ollería usaban la barrilla de Alicante
y sacaban de las lomas contiguas á la población y convento de C ipuchinos la arena
necesaria para las fritas y mezclas. Esta arena se compone de partículas muy finas;
su color, por lo com ún, es de rosa claro y otras blanquecino; se halla en el interior
de las lomas anteriormente mencionadas, cubiertas por muchos piés de tierra vegetal.
Relativamente al combustible, los vidrieros de Ollería le recogían en lo alto y más
cerrado del valle de Ayelo y montes de los inmediatos. Sus productos, porrones,
jarras, botellas y alguna vasería común.
P jquer : Ayudante en los talleres del labrado en la real fábrica de vidrios de San
Ildefonso; lo fué del maestro Eder. Verificó algunas experiencias sobre los vidrios de
color en aquella real fábrica, y de él dio noticia el Sr. Suarez en su traducción de
Neri, cap-
lxíx,
al tratar del vidrio de plomo, color granate.
de A licante ) : Esta villa tuvo fábricas de vidrio probablemen
S alinas ( P rovincia
te en la época árabe ó en tiempos anteriores. En 1751 desapareció por inundación,
reedificándose á doscientas varas de distancia la villa y sus hornos de vidrio, que
continúan en la actualidad en dos fábricas de vidrio, que labran desde muy anti
guo porrones, botellas, vasería común y vidrios verdes y planos.
S ánchez Martínez ( F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores por el fuego,
que lo fué de la catedral de Toledo por los años de 1713, una vez que había falleci
do el maestro Olias. Algunos le han atribuido un libro sobre el arte y secretos de la
fabricación de los vidrios de colores, del que tal vez este maestro pudo poseer algún
antiguo cuaderno, pues el libro á que nos referimos parece que le escribió, según
otros, el maestro Manuel Moreno y Aparicio, quien le presentó al cabildo de la ca
tedral por medio del señor canónigo Lorenzana en el año de 1772. Respecto de los
que hablaron del cuaderno ó manuscrito de Sánchez Martínez, aseguran que estaba
fechado en 1721.
S it (D. Ventura ) : Artífice natural de Cataluña, que era diestrísimo en la fabri
cación del vidrio ; floreció en la primera mitad del siglo
xviii .
Como oficial de tra
bajos del vidrio, perteneció á la fábrica de D. Juan Goyeneche hasta que esta des
apareció. En tal situación, y por decirlo así, emigrado en su propio país, llegó al
—
55
—
Real sitio de San Ildefonso en 1728, en donde obtuvo licencia para establecer un
horno á sus expensas para fabricar pequeños vidrios planos, que se vendían en el si
tio y Segovia, y cuyas dimensiones no pasaban de un pié en cuadro, continuando
así basta el año de 1756.
En este año, y habiendo construido la reina doña Isabel un magnífico edificio para
la fabricación en mayor escala del vidrio, se le encargó á Sit el dirigir estos trabajos,
así como á varios de los oficiales del Sr. Goyeneche y otros que se hicieron venir de
la Alcarria y Cataluña, con todos los cuales quedó constituida definitivamente la
Real fabrica de la Granja de cristalería en su segundo período , si como primero se
contasen los ocho años que hacia que el Sr. Sit estableció esta industria con sus cor
tos recursos particulares en aquel Real sitio.
Los primeros vidrios los labraba el Sr. Sit á soplo, y no teniendo grandes medios,
los construyó de pequeñas dimensiones; pero habiendo recibido encargo de trabajar
planos para espejos, dicho artífice, con singular destreza, verificó algunas expe
riencias por los años de 4738, cuyos resultados fueron felicísimos, y aprobados que
fueron por S. M. el Rey D. Felipe V, en vista de todo, pidió el Sr. Sit una gran plancha
de hierro para vaciar y moldear el vidrio, que había de servir ademas para azogar.
Ademas de la plancha empleaba el artífice referido un cilindro, también de hierro,
del que se servia para extender y aplanar los vidrios, logrando labrarlos de 28 á 30
pulgadas de largo, que después templaba y pulía valiéndose de un aparato inventa
do por el Sr. Pedro Fronvila, con el cual se daba movimiento á 17 pulidores de
madera, que equivalían en trabajo al de otros tantos obreros de los que se emplea
ban antiguamente en dicha operación.
Teniendo en cuenta los buenos resultados que cada dia obtenía el Sr. Sit con su
habilidad y destreza , se mandó que se le proporcionase, para sus trabajos, una gran
mesa de aplanar de 110 pulgadas de largo por 48 de ancho, toda ellas de bronce, con
un peso de 400 á 500 arrobas, y cilindros proporcionados de peso, obteniéndose en
esta segunda época de su fabricación resultados admirables por los espejos que en
tonces se labraron bajo la dirección, saber y destreza delSr. Sit.
La tercera época de la fabricación de vidrios en la Granja comenzó por el incen
dio dos veces de gran parte de los talleres, lo cual dió motivo para que S. M. man
dase reedificarlos de nuevo l'uera del Real sitio, en lugar más á propósito, ponien
do las obras de construcción bajo el inmediato cargo del arquitecto D. José Diaz
Gamones, el cual, arreglándose á los planos de las mejores fabricas de vidrios ex
tranjeras, levantó el nuevo edificio con dos grandes hornos de fundición y todas
las demas dependencias necesarias a la fabricación. Desde esta época , que pudo ser
por los años de 1740 al 42, no se vuelve á citar al Sr. Sit, ni tampoco al maquinista
Sr. Fronvila. En su lugar y en vez de buscar en el país la destreza y el saber délos
buenos maestros, siguiendo ciertas ideas tradicionales en nuestros reyes, que conta
ban con grandes recursos pecuniarios, y que un poco desacertadamente despreciaion casi siempre á los hombres de la industria indígena, en esta ocasión, como en
—
56
—
várias otras más antiguas, se buscaron para este establecimiento industrial, como
parte del patrimonio de los reyes, artífices en el extranjero que le dirigieran , esco
giendo entre ellos al francés D. Dionisio Sivert, de quien se decia que era gran ofi
cial de soplo y caña , que llegó á la Granja con magnífico sueldo y emolumentos, al
que siguieron muy pronto, por los años de 1 /50 ó 54, el maestro Eder y sus hijos José
v Lorenzo, naturales de Suecia y el hanoveriano D. Sigismundo Brun. Dicho maes
tro sueco ofrecía construir vidrios de gran marca, tanto como los más bellos de los
que se han construido en estos últimos años para puertas, ventanas, todos del hueco,
y por consecuencia sin necesidad del raspado y pulimento antiguo.
El Sr. Brun por los años de 1768 manifestó que había descubierto un secreto para
dorar el cristal al fuego, miéntras que el Sr. D. Juan Dowling, que probablemente
era inglés, se le nombró maquinista de aquellas reales fábricas de vidrios planos,
huecos y de labrados ó moldeados, que tenían ademas sus departamentos de graba
do y tallado correspondientesá tan grandiosa empresa: así se l.i contemplaba en
aquel tiempo; pero á nuestro juicio este calificativo se ideó por una cierta especie de
adulación á las personas que se decían fundadoras en España de una nueva industria,
ó bien al dinero que se gastó en tal empresa.
Los antiguos vidrios azogados de Sit fueron objeto de admiración en las cortes
extranjeras, adonde como preciados regalos los mandaron los reyes ; posteriormente
la fabrica de la Granja pasó algunos años después con un pasivo enorme á ser propie
dad del Estado; no es fácil averiguar si esto fué por cesión graciosa, ó bien si fué trasferencia retribuida por el importe que tuvieron las obras, en cuyo caso el patrimo
nio Real debió percibir sumas de consideración; y aun dado el primer supuesto de
haber sido una cesión graciosa, fué costosísima, pues dicho establecimiento creemos
que desde los primeros años de su grandiosa y régia fundación se presentó con pér
didas anuales de consideración, siendo mucho mayor su pasivo que su activo mer
cantilmente considerados, compensados tan sólo por la gloria de nuestros reyes, ante
la cual, ó no pudo d ejaré creyó debía tomar el Estado una propiedad que le recar
gaba con cantidades de gastos de gran consideración. La idea industrial del Sr. Sit,
como todas las que se la asemejan , no podrán nunca, fructificar incubadas por solo
el dinero, el orgullo, la vanidad y la adulación.
S uarez (D. Miguel J erónimo) : Este escritor publicó en sus Memorias instructivas
y curiosas, año de 1780, tomo iv, la traducción del Arte de la vidriería de color de
Antonio N e ri, anotada por Merret y Kumkel, tomándola de la traducción francesa
de 1752, pero anotada por los maestros José Busquet, Eder, Brun y Piquer, y para la
cual principalmente el primero y* último comprobaron directamente casi todas las
experiencias del famoso vidriero de Italia y del químico Kumkel.
T oledo : En la catedral de esta ciudad, y probablemente en su torre y patios cer
canos, existieron en lo antiguo los talleres, hornos y oficinas del pintado de las an
tiguas vidrieras de aquella catedral. Las más antiguas, que hace muchísimos añosque
desaparecieron, se las llamó góticas; las modernas, de las que todavía se conservan
—
57
—
•
restos, fueron labradas en los siglos xv y xvi con cartones de los mejores artífices, pin
tores, arquitectos y escultores, que trabajaron en dichas centurias para la catedral,
como maestros de las escuelas Toledanas. A mediados del siglo xvm, según Ponz
que lo vio, habían desaparecido las oficinas de los vidrios que tuvo la catedral de
Toledo y no existia más que un almacén en que se guardaban los residuos de las la
bores de tiempos pasados. De éstos se echaba mano cuando había necesidad para
componer algún desperfecto en las vidrieras, escogiendo lo que más convenia. Aquel
viajero añade, que por ello se habia seguido el estropearse más algunas de las anti
guas obras; pues ante la necesidad y los pocos recursos que ya se hallaban en el al
macén, se echaba mano de lo que allí se encontraba, con tal que tuviese algún
color, aunque fuese inconveniente á la buena conservación ó reparación de las precio
sas lumbreras de la catedral, que algunas aparecían ya como objetos monstruosos ar
tísticamente considerados.
T ortosa : Esta ciudad tuvo fabricación antiquísima de vidrios huecos y planos. En
la actualidad conserva los últimos con algunos hornos para su labrado. Esta ciudad
posee desde los más remotos tiempos, en sus inmediaciones, las arcillas refractarias
tan necesarias para los hornos de fundición, magníficas cosechas de sosa ó barrilla
en los camiios que se extienden hasta Amposta , y se dice alcanzaron á treinta mil
quintales por año; los montes reales de gran cantidad de madera para combustible,
ademas de la que bajaba del Pirineo catalan y aragonés, con la cual se han provisto
en el trascurso de los siglos las costas de Valencia, Cataluña y las Baleares; ademas
el Ebro, que si hasta Tortosa fué y ha sido via de agua para el fácil trasporte de la
madera, lo fué también para el vidrio desde aquella ciudad al mar desde la época
romana.
V alencia : En esta ciudad, como recuerdo de la antigua fabricación vidriera, se
conserva una calle con el nombre de calle del Vidre; y en la actualidad dos fabri
cas de vidrios comunes y de botellas verde-oscuro, como resto de lo que fué su arte
vidriero en tiempos muy aparcados de los actuales.
V illanueva de A lcoron : Pueblo próximo á Recuenco, en la provincia de Cuenca,
donde el Sr. Goyeneche se retiró á principios del siglo xvm y estableció en él sus
hornos de vidrio, creyendo poderlos sostener por la abundancia y baratura del com
bustible y con la ayuda de la práctica y experiencia de algunos de los oficiales y
maestros que labraban en Recuenco.
Y indel : Fábrica antigua de vidrio ordinario plano y hueco en vasería común, pró
xima á los hornos de Recuenco, la cual es probable desapareció á mediados del si
glo xvm, á causa de los mejores labrados en el vidrio de la fábrica en grande escala
de los señores Dorado (vide ).
9
•
—
58
—
La vidriería española, como arte individual, se ha trasformado en el siglo que tras
curre en verdadera industria, con su personal de labores, sus establecimientos fa
briles en grande escala, capitales en dinero respetables, y su personal mercantil y de
administración correspondiente ; pero no es éste el momento de ocuparnos con de
talles de nuestra vidriería considerada como uno de los ramos importantes de la in
dustria moderna; la que si por una parte tendría sus bellezas, no la faltarían en la
España de la actualidad lunares que la dan cierta tendencia á desmejorar, ó estacio
narse ó quedar en la inmovilidad. Por esto dejamos la pluma, esperando mejores
dias y ocasión propicia para tratar histórica y críticamente de la fabricación del vi
drio español, bajo el punto de vista fabril, mercantil é industrial de la presente cen
turia, con los datos que sobre dicho punto tenemos reunidos.
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NO SE VENDE.
DEL VIDRIO
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SUS
ARTÍFICES
EN
ESPAÑA.
a vidriería en su parte de trabajo como arte que exigió ei) tiem
pos remotos la asociación de algunos obreros, y como industria
fabril desde hace tres siglos, vio reunidos en derredor de sus hor
nos muchos artífices; tiene su historia particular en cada una de
las naciones de Europa más ó ménos importante, según las épocas en que se labró
el vidrio para las múltiples aplicaciones de tan apreciable como precioso producto
del fuego y de ciertos materiales vitriíicables, conocidos con antigüedad casi pre
histórica.
Respecto de los artífices vidrieros españoles, sus nombres y lugares en que traba
jaron , épocas en que florecieron, secretos que poseyeron , más su influencia en los
progresos del arte, en Europa casi todo es desconocido; á pesar de la gran destreza
que suponen las obras que de ellos se conservan y de la venerable antigüedad en
que labraron, equiparable, y tal vez mayor, que la atribuida á los vidrieros venecia
nos, considerados como sucesores en el arte de los antiguos romanos; á los tudes
cos, bohemios y alemanes, á quienes algunos conceden, porque hoy son ilustrados
químicos, una habilidad superior en la Edad Media para fundir los metales, y desde
los primitivos tiempos de la era cristiana (concesión graciosa si el comercio aleman
en aquel entonces era limitado), secretos importantes y muy curiosos sobre la fun
dición y fabricación del vidrio. No pudiendo olvidarse que los vidrieros de España,
por la antigüedad pueden disputará los gaulas y cimbrios, flamencos y holandeses,
el mérito relativo desús conocimientos en el arte, no sólo de las épocas remotas, si
no muchos años después, cuando aquéllos se ejercitaron en colorear superficialmen
te los vidrios por medio del fuego; y áun sostenerse con crédito de hábiles frente
4
á los artifices suecos, noruegos y anglo-sajones, de quienes se recuerdan obras de la
Edad Media, que prueban fueron excelentes en el trabajo de los vidrios de colores,
extendidos en superficie trasparente y de esmalte sobre el oro y otros metales.
La vidriería española, sin embargo d éla consideración anterior, expuesta rápi
damente bajo el punto de vista de la historia del trabajo, lia permanecido en olvido
inexplicable; para sacarla de tal estado se reunieron las siguientes notas, ordenán
dolas, ademas, con dos fines: El primero para dar gloriaá los artífices que hubo en
España, poniendo algunas flores en sus desconocidas tumbas, como memoria á los
vidrieros y esmaltadores que por su ciencia y por los raros secretos y experiencias
que practicaron fueron compañeros de los fundidores de metales y de los alquimistas,
ó mejor dicho, verdaderos químicos en nuestro país, en edades muy apartadas de
la civilización actual, pues para muchos es dudoso si la vidriería, metalurgia y quí
mica deben considerarse en lo antiguo como hijas que se sucedieron, ó como her
manas engendradas en la inteligencia por los mismos siglos.
El segundo fin es para llenar el vacío que se nota con cierta sorpresa en las his
torias sobre la vidriería, publicadas en Europa en el transcurso de las dos últi
mas centurias. En muchos de sus libros, tratándose de España y sus hombres del
trabajo, los autores extranjeros se han contentado con repetir algunas frases genera
les de Plinio, escritas en el segundo siglo de la era cristiana y otras del vu, tomadas
de las etimologías enciclopédicas de San Isidoro, con las cuales el naturalista latino
y el Santo hispalense dicen que las fabricaciones más conocidas del vidrio en su
tiempo existían en Italia, en las Galias y en España. Los más prudentes entre los
historiadores del trabajo, y en particular del vidrio, como lo filé Le-Vieil en su me
moria aprobada con elogios por Duhamel du Mon^eau, Lassone y Macquer, de la Aca
demia francesa, desde las breves frases de Plinio con cierto asombro histórico saltan
para nuestros artífices diez y seis siglos, y como curioso citan un suplemento de 14
de Diciembre de 1775, á la Gaceta de Utrech, que anunciaba que un señor llamado
Manuel Moreno Aparicio, en España, había recobrado experimentalmente los se
cretos perdidos de la pintura, por medio del fuego, de los antiguos vidrios.
Alguno tal vez adivinará en la indicación anterior un pensamiento íntimo de pro
testa contra el olvido en que los historiadores extranjeros dejaron á la fabricación
vidriera de España; dispuestos á contestar en su caso que el silencio que guardaron
fué hijo de la ignorancia invencible, puesto que en España nada se había publicado
sobre este [»unto concreto. Esta razón podría ser atendible, pero al ver repetido aquel
silencio en otros puntos, también históricos de las artes y de las ciencias, por lo que
hace á España; al recordar que desde hace casi tres centurias aquel silencio se
elevó á sistema seguido ó adoptado por casi todos los escritores con relación á ia in
fluencia que tuvieron y pudieron tener nuestros artífices y maestros sobre los ade
lantos de la civilización actual; no se puede admitir de una manera absoluta la dis
culpa del olvido a que nos hemos referido, calificándole graciosamente de invencible
estando á la vista de todos, nacionales y extranjeros, primero las grandiosas obras vi-
drieras que durante siete siglos se admiraron en las antiguas basílicas y catedrales de
Palm a, Burgos, Santiago, León, Toledo y Sevilla, y otros cien templos é iglesias
en España. Segundo, recordando que en todas partes, las antiguas fábricas de v i
drios conocieron ó usaron las acreditadas cenizas alcalinas de Alicante en competen
cia con las de Sidon en Oriente, con las de A frica, con las del Ródano y con las
normandas. Ademas, que de la Italia antigua y otras partes venían á buscar las esco
gidas arcillas refractarias de Valencia, á nuestro juicio torlosina* , para los crisoles y
hornos de las fabricaciones vidrieras, sin contar con algunos descubrimientos y
prácticas de las más importantes en el arto, entallar (arreglar el talle de los vidrios
planos, blancos ó coloreados á sus encajes, por medio del córte), usando los dia
mantes naturales, llamados naifes, prácticas que si vinieron de Oriente á España en
los siglos
vii
ú viii, escritas en lengua liebráica, se dió noticia de ellas en castellano,
traduciéndolas en el siglo xm para recuerdo de lo que entonces se practicaba en la
Península como cosa vulgar y enseñanza de los venideros.
Pero no sigamos en exponer razones de queja en contra del silencio un poco des
preciativo ó interesado que guardaron los escritores extranjeros en la parte que se re
feria á España al tratar de las evoluciones en el arte de la vidriería desde su principio
hasta su perfección, que fueron infinitas, pues de proseguir será fácil tocar en los es
collos de la pasión y de lo injusto, sin utilidad ninguna, y áun con grave perjuicio de
la verdad histórica.
La química moderna da una acepción muy lata á las palabras vidrio y vitrificación.
La primera en el arte y fabricación á que nos vamos á referir en el presente trabajo
tiene un sentido limitado, entendiendo por vidrio el compuesto artificial trasparen
te, sólido y quebradizo, que resulta d éla fusión de las arenas silicosas mezcladas
previamente con diferentes sales y óxidos metálicos que por el fuego ayudan á fun
dir aquellas arenas, ó á colorear el compuesto resultante del que posteriormente se
sacan múltiples aplicaciones; unas para el arte suntuario, otras para comodidades
de la vida, hasta de la Sanclx Plebi Dei, según escribían en la Edad Media algunos
maestros sobre sus vidrios al fijarlos en las lumbreras, y para las investigaciones
más delicadas de las ciencias tísicas, que han venido utilizando el vidrio tallado en
formas redondas desde el siglo ni ó iv en Europa hasta la actualidad, como manifestarémos con algún texto castellano en el curso de esta memoria.
No vamos á discutir sobre el origen gramatical de la palabra vidrio ni sobre la
historia, más ó ménos poética y fabulosa, del compuesto vitrificado de que se trata, ni
si de él se habla en varios versículos de los libros bíblicos y á él se refirieron los
filósofos griegos y romanos en várias de sus obras. Tales discusiones nos llevarían
léjos, teniendo en unos momentos que negará la casualidad el derecho que se la dió
de haber engendrado al vidrio en las orillas arenosas del rio Belo, en derredor de las
—
tí
—
vasijas que ciertos emigrantes sostuvieron en el fuego sobre trozos de nitro, pues á
pesar de Josefo y Plinio , si el fuego encendido sobre la arena del mencionado rio no
alcanzó ni pudo alcanzar la intensidad del de reverbero, la arena, á pesar del nitro, de
bió quedar infusible, el último en sn caso debió deílagar y desmoronarse, perdiendo
nna solidez sin la cual es imposible comprender la estabilidad de las vasijas en que
los desconocidos comerciantes fenicios, al intentar preparar sus alimentos, dicen que
la casualidad les proporcionó el primer descubrimiento del vidrio, y esto con sor
presa del arle de las edades, con un fuego cuya llama , en lugar de concentrada y
reverberante, se elevaba libremente en medio del aire.
Si del descubrimiento del vidrio por la casualidad pasásemos á analizar lo que los
antiguos dejaron escrito sobre las facultades de los artífices, colosalmente mayores
que las conocidas en la actualidad, nos encontraríamos con el famoso teatro de Escauro, cuya galería media era toda de vidrio y capaz para 80.000 personas, y con aquel
templo de la isla de Aradas, que visitó San Pedro con sus discípulos, sostenido por
columnas de vidrio de altura y diámetro extraordinario, asegurando San Clemente
de Alejandría que el primer pontífice de la cristiandad halló aquellas columnas pre
feribles y más grandiosas que las bellísimas estátuas de Fidias, que el mismo templo
poseía.
Pero estas historias sobre la fabricación del vidrio antiguo, conservadas por la tra
dición y la fe de los creyentes , no pudieron sostenerse en pié por una razón de cier
ta analogía á la que expusimos respecto de las vasijas fenicias sostenidas en trozos
desfragadores de nitro, que, sin embargo, contaron habían dado origen al vidrio. A
nuestro juicio las grandes masas de vidrio del teatro de Escauro y las columnas ad
miradas por San Pedro en el templo de Aradus, si no fueron de arcilla cubierta de li
gero esmalte vitrificado, tal vez irisante, tal vez coloreado, no pudieron ser de vidrio
en su totalidad ; pues en el caso de serlo, hoy, como entonces, debieron recocerse des
pués de fundidas y solidificadas, y de ser tan grandes en su masa y espesor hubie
ran necesitado meses y años para enfriarse convenientemente, si habían de servir
en las obras y grandes construcciones de que dicen formaron parte, y para que
aquellas columnas no quedasen reducidas á polvo en toda su masa por el menor
choque, como acontece hoy en las lágrimas batábicas de vidrio sin destemplar.
En cambio de la fábula, veamos qué ¡deas y con qué frases se describía el vidrio
en el siglo xui, en castellano, traducidas del árabe en los libros de Abolais, que se
redactaron en hebreo oriental, tal vez en el siglo iv, v ó vi (1).
D e la p ied ra del vidrio. — «Del onceno grado del signo del Sagitario es la pie
dra del vidrio, et en esta piedra a una que es por sí cuerpo (la arena), et a otraque
es la incorporada (la sal), et cuando las purgan et las apartan dell fuego ayuntanse et facen por sí cuerpo. Esta piedra es de muchas colores que ay una blanca,
(1) Códice escurialcnsc y alfonsí dicho E l Lapidarle, traducido del árabe antiquísimo en caste
llano, año 124S.
et esta es más noble et irfcyor que las otras; et ay otra de color bermejo, et otra uerde , et otra xade , et otra cárdena. Piedra es que funde ligeramente en el fuego, et
cuando la sacan dell, tórnase á su sustancia. Pero si la sacasen á deshora a menos
de se enfriar de poc en poc quiébrase. Et cualquier color que pongan en ella rrescíbele ligeramientre. Et llaga a cualquier animal que lieran con ella tan bien como
con íierro......................................................................................................................................
En la definición anterior del vidrio, tomada del lapidario en castellano de A bolais, como se ve, ademas de dar una idea muy exacta de la composición y primera
formación de aquel producto, se nos da á conocer su clasificación dividiéndole en
blanco, ó sea trasparenté y sin color, como el vidrio más noble y mejor de los que
se conocieron; el bermejo ó rojo de diferente tono, el verde, el jade (oscuro de oxidiana) y el cárdeno (morado); pero á más de esto, que pudiera llamarse la paleta de
colores que poseían los antiguos vidrieros castellanos para sus obrajes de mosáico, en
el mismo lapidario se indican algunas fórmulas para tefiir superficialmente el vidrio
por el fuego, sin preocuparse mucho aquel autor de guardar secreto, como hicieron
posteriormente los artífices durante más de cuatro siglos en los procedimientos que
siguieron en la pintura del vidrio.
Entre las fórmulas, con las cuales se puede evidenciar la antigüedad de la pintura
superficial del vidrio, se encuentra en el lapidario de Abolais la siguiente, al tratar
de la piedra que tenía por nombre Ecce. «Esta piedra es fallada en España en un
monte, que es sobre la villa áque llaman Arraca, que dicen al monte Seclúdes, que
no es mucho alto, de color es muy negra, gotada de gotas amariellas, luciente et
libiana de peso, et porosa, et ligera de quebrantar................................et si la muelen,
et la amasan con m iel, et untaren el vidrio con ella , et lo allegan al fuego, tíñelo de
color de oro muy fermoso, et esfuércale de manera que le fage más fuerte que áutes
era, et estonce no se puede el vidrio fondir tan ayna, ni quiebra tan ligeramiente.»
Si en el primer texto de Abolais que llevamos referido revela el autor del lapidario
antiguo los elementos que entraban á formar parte del vidrio, ó sea su cuerpo, que
era la arena y la sustancia incorporada, que era cierta sal, implícitamente dice tam
bién que debian fundirse aquellos materiales en ciertos hornos, purgarse ó afinarse
en otros, y recocerse para enfriarse lentamente en distinto fuego, pues de no hacerlo
a sí, la obra, en vez de sólida y fuerte, se reduciría fácilmente á polvo.
Bn el segundo texto nos hallamos con la cita de algún mineral metálico de España
y de otro horno pequeño de esmaltar y colorear, para dorar hermosamente los anti
guos vidrios.
No se crea, sin em bargo, que los conocimientos antiguos en España en el arte
vidriero se redujeron álos dos manifestados anteriormente ; pues el mismo Abolais,
al ti atar del diamante, dejó consignado otro, si cabe de más valía que los men
cionados, ochocientos ó novecientos años ántes que Luis Vergen de Bruxas hubieía inventado, según la común creencia, la talla de aquella preciosa piedra con su
propio polvo y que la Duquesa de Etampes, favorita de Francisco I, grabase con el
—
8
diamante de su sortija en el vidrio {le una ventana en el castillo de Chambord el g;acioso dístico:
Souventfemme varié,
Mal hábil qui s’y fie.
En lu"ar de esta gracia femenina, dice Abolais: «el diamante es piedra que que
branta todas las otras, foradándolas et tallándolas (cortar) et ninguna otra non pue
de tomar (herir) en ella , et áun face más esta piedra que si con ella traen (frotan) las
otras muélelas todas.»
«Perohav una natura de plomo, que dicen en Arabiguo aero et en latín estanno con
que quebrantan esta manera de piedra desta guisa. Que si envuelven el estanno en
deredor del diamante etle dan con el martiello, quiebraluégo, et desque lo han que
brado si ticiesen morteros ó majaderos de este plomo puedtmle moler et facer déI
jVOg...... et los que quieren forarar ó entallar las otras piedras, toman pedamos muy
pequennos, et delgados, et agudos del diamante, et pénenlo encima de unos astillicos
de plata ó de cobre con que foradan ó entallan las piedras que quieren entallar, et
graban, et facen camafeos.»
En otro lugar, y para tener completa idea de los conocimientos que alcanzaron los
antiguos maestros españoles en los trabajos del vidrio, decia el mismo Abolais en su
Lapidario, al tratar de la piedra llamada ciumberit, y los latinos smerle ó esmeril :
«Esta piedra semeja arena gruesa, et a en ella incorporadas unas con otras menudas,
grandes et medianas, es grande en peso et en dureza. De su color es parda que tira
á oscuro. En muchas partes es fallada, mas la ineyor de todas es la que se encuen
tra cabo la mar de Eniden.
»Etlos maestros adoban las que son preciosas con esta piedra molida, sobre ta
blas de cobre, ó de fierro, ó de plomo, ó de algunos fustes (maderas duras), sennaladas que son para esta maestría, et tácenlas claras et fermosas, trayéndolas (frotán
dolas) sobre aquellas tablas, et tajan de ellas lo que quieren, ó las foradan , ca non
a piedra que se les pueda defender sino la diamante sola. El polii que esta lace en
las otras piedras es meyor et más fuerte cuando sean moxadoslos polvos de ella que
cuando secos.»
Con relación al uso que en lo antiguo tuvieron los vidrios planos, y la época en
que se empleó parala comodidad de la vida, cerrando las ventanas con la diafanidad
v trasparencia del vidrio, cuestión que algunos lian discutido para fijar el tiempo en
que por primera vez se usaron las vidrieras, dice Abolais al tratar del talco : «Ca co
lor de esta piedra es como de conchas, et fallanla en muchos logares, así como en
tierra de Arruquia, et en la de Yeme, et en ladeCabrot; et cuando la desuellan luce
mucho, et por ende facen de ella en algunos lugares lumbreras para losbannos, bien
como si fuesen del vidrio que se emplea en otros, et cuanto más delgadas paiten las
lu jas del talco, tanto son más lustrosas et claras.»
Otra de las aplicaciones del vidrio, de míe dio cuenta Abolais en su Lapidario, es
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9
—
el de las lentes convexas, cuyo descubrimiento y primera fábrica los unos la lian
creído encontrar en algún fragmento de Plauto, interpretando la frase conspicillum.
En Plinio, al traducir la palabra spicillum , de que se sirvió el naturalista latino al
referir la muerte repentina del medico Cayo Julio. Otros creyeron fijar el origen de
las lentes con ciertas frases oscuras de Aiistófanes en su comedia de Las Nubes, yen
aquella escena en que el acreedor se propone, sonriéndose, hacer desaparecer de la
tableta de cera, acusadora de la deuda, las letras, fundiéndolas con los rayos del sol
concentrados por medio de un cierto vidrio.
Si de los tiempos latinos pasamos á la Edad Media en Europa, los italianos Redi,
Pablo Falconeri, los autores del Diccionario de la Crusca, Manni, y los franceses Gor
don y Guillermo de Chaublat, doctores de Montpellier, en sus antiguos libros del
Lirium medicini y gran cirujía, al fijar la época de la invención de los vidrios lenti
culares no han podido pasar en sus investigaciones del hermano Alejandro Spi
ra, modesto y bueno, que hizo y supo hacer los Ocularios, y murió en Pisa el año
4513.
Redi aseguró que poseía en su biblioteca, con la fecha de 1299, un manuscrito
italiano anónimo en que se leia : Mi trovo cosi gravoso d'anni, che non avrei valenza
di leggere e di iscrivere senza vetri appellati ochiali , trovati novellamente per como
dità di poveri vecchi quando affìebolano di vedere. Es decir : Los años me tienen tan
débil que no podría leer ni escribir sin estos vidrios que llaman anteojos, labra
dos bace poco tiempo para socorro de los pobres viejos cuya vista se debilitó con la
edad.
Manni, ademas de lo expuesto, publicó un epitafio, con el cual parece se liabia
descubierto el nombre del inventor de tan preciada obra, científicamente considera
da. El epitafio referido, según Manni, decía : «Aquí yace Salbino de Armato de la
Armada, de Florencia, inventor de las lentes......año 1517.» Y de quien Montucla,
en su Historia de las Matemáticas, dice que había guardado misteriosamente el se
creto, pero que el hermano Alejandro de la Spira se le había robado para publi
carlo.
En cambio de estas breves noticias que los escritores modernos han publicado como
fruto de sus investigaciones sobre la antigüedad en la inventiva de las lentes ópticas,
y que, como se ve, no pudieron retroceder más allá de últimos del siglo xm, con el
Lapidario en castellano de Afoláis hay medios suficientes para hacer retroceder
aquella invención al año 1248, y como el original del mismo Lapidario se escribió
en hebreo ó en caldeo, tal vez ántes del séptimo ú octavo siglo, pues ya en la época
de San Fernando y D. Alfonso de Castilla se consideraba como antiquísimo por sus
vitelas y por su letra, la invención ó primera construcción délas lentes se pierde, á
nuestro juicio, en los seis primeros siglos de la era cristiana, como se prueba con la si
guiente descripción del cristal, según el antiguo Lapidario : «Fallante, dice Abolais, en
muchas partes, mas la meyor de todas es la que fallan en tierra de Etiopia. La ma
teria de que se face es agua congelada que empedrece. Et la prueba desto es que
cuando la quebrantan fallan dentro como granos menudos que se entran en ella
cuando se face piedra (cristalizándose), et dentro algunas dellas fallan otrosí como
agua que es muy clara (hidrofana); et a dos cosas que son á contrario de todas las
otras piedras, ca el cristal cuando se calienta recibe en sí cualquier color que en él
metan, et labrase más ligeramiente, et otrosí fúndese con el fuego; et por ende facen
deella cual figura quieren, etsi la íigura es bien redonda et la ponen al sol, quema
lo que falla ante sí que sea de quemar; pero esto no lo face por su virtud, sino por la
claridad que es en ella, et por los rayos del sol que la fieren, et por la redondez de la
forma que a.»
En otros lugares del mismo Lapidario, al tratar de otras piedras transparentes,
dice el autor, y lo repite várias veces, que las pasa facilísimamcnte la vista, y que á
su través, cuando su forma es redonda, se descubren en los cuerpos bellísimos detalles
y cosas muy secretas á la simple vista. Debiendo por nuestra parte recordar que si
para el entalle y labrado de las piedras duras (forma facetada, en cabujón y bru
ñido), según Abolais se necesitaban las planchas de cobre, fierro y plomo, esmeriles
duros, el agua, y áun el polvo del diamante, pero al decir que el cristal y el vidrio
se labraba más ligeramente, por lo que era fácil darles figura y redondez cualquiera,
á nuestro juicio esta mayor facilidad excluye aquellas láminas duras en el labrado
del cristal y del vidrio para darles la forma conveniente, lo cual entonces se conse
guía sobre cueros, borras con engrudos y colas (fieltros) y láminas de madera y plo
mo en su caso, con esmerildes más blandos, y el roce y la presión menos dura de la
mano de los obreros, que antiguamente y según el arte trabajaron las primeras lentes
ópticas en Europa. Práctica que es la misma que se ha seguido hasta nuestros dias.
Sin contar hoy con la vidriería ó fabricación del vidrio en Oriente, que se supone
antiquísima, por lo que hace á los países occidentales de la Europa, es un hecho bas
tante bien probado que las Galias y España, según Piinio, fueron las dos naciones
que primero proveyeron de vidrios á los romanos, en competencia con los más an
tiguos de Alejandría , de Sidon y otros lugares desconocidos de Oriente.
Las principales obras de la vidriería de entonces consistían en copas de vidrio, bo
tellas, tazas, globos, láminas de cierto espesor y color oscuro para servir de espejos,
pequeños vidrios facetados, en cabujón, y coloreados con tintas en toda su masa, ó cu
biertos con una capa espesa de oro metálico. Se imitaba la pedrería de valor y las
perlas, alcanzándose, según Petroneo, en aquellas falsificaciones el volumen próxi
mamente de una haba, pues de haber sido de mayor tamaño, ni los joyeros de en
tonces, ni la mujer del emperador Galiano hubieran podido engañarse, comprando
perlas y piedras fingidas con vidrio, por finas y naturales.
La masa de vidrio que suponen las necesidades de la vida y del lujo del pueblo ro
mano, representada por los objetos anteriormente referidos, debió ser excesivamente
grande. Muchas de aquellas, es innegable que llegaron y pudieron llegar á la capital
del mundo entonces conocido, por Oriente, de fabricaciones orientales, y mucho tam
bién de las naciones de Occidente, ó sea de España; siendo en la actualidad rarísimos
11
—
los vasos enteros que se conservan de la fabricación de aquellos apartados siglos. Sin
embargo, tuvimos ocasión de examinar algunos, de poseer otros y de compararlos en
museos extranjeros con vasijas de vidrio, al parecer de procedencias gaula é italiana
de igual tiempo, resultando de nuestro estudio comparativo, por la trasparencia, que
todavía conservan los vasos de época romana encontrados en España, por lo unido
de su masa, por la igualdad con que actuó el tiempo descomponiéndolos, por sus li
geras irisaciones, y por no resultar de la descomposición aquellas laminitas como taicosas, que se desprenden al menor contacto y al más ligero soplo, de los vidrios gaula
é italiano; que el de España en la época referida debió ser el preferido, pagándose
por aquél las sumasen dinero fabulosas de que hablan las historias, por su belleza pri
mitiva; porque sus vasos indudablemente resistieron los líquidos calientes sin rom
perse, y porque, á pesar del epigrama de Marcial, libro ix, artículo 60, en que decia
del vidrio blanco extranjero: Et túrbala levi queslus cryslallina nitro; las sales ó tun
dentes de la arena silicosa de la Iberia se eflorescieron tan poco, que lian sido nece
sarios dos mil años para matar ligeramente el brillo de la superficie libre de los vasos
labrados en España en la época mencionada.
Por esta razón no se pueden negar á los maestros vidrieros en España conocimien
tos singulares de las arenas vitrificables más linas de grano y más blancas que se
encontraban para el arte en las inmediaciones de sus talleres en la época de la do
minación romana. Que también fueron los primeros que utilizaron las sales ó so
sas y barillas blancas y puras de las costas mediterráneas, y supieron eludir los an
tiguos defectos y obtener fundiciones de más belleza en el arte vidriero, en el cual,
fuera de la forma obtenida por el soplo y el moldeo de los materiales una vez tundi
dos, en su intimidad y esencia tuvo entonces, como boy, relaciones íntimas con la
química.
Los lugares en España en que más principalmente se labró el vidrio, en los tiem
pos ibero-romanos, si se atendiese á la tradición para adivinar aquellos y á la anti
güedad, cuya memoria se perdía en el siglo xv y xv i; de los hornos de vidrio que
existieron en la península, nos hallaríamos que tan preciado producto del arte se la
bró en varios lugares del interior, en los valles que de la costa de Cataluña van á
concluir en el Pirineo. También cerca de la desembocadura del Ebro, con especia
lidad en Tortosa, donde, según los antiguos, concurrían para establecer lavorablementela fabricación del vidrio las cinco condiciones siguientes : primera, excelentes
arenas blancas vitrificables; la segunda, fundentes puros y los más á propósito para
preparar las mezclas y fritas ; tercera, excelentes arcillas refractarias para los hor
n os; cuarta, maderas abundantes para quemar; y quinta, camino de agua ó una vía
segura para trasportarla fragilidad del vidrio una vez labrado. Algunos, á las condi
ciones anteriores añadieron que los obreros de la tierra fuesen pobres en la agricultu
ra , pero que estuviesen sobreexcitados con la vista de algún territorio próximo, que
poseyese las más bellas producciones de la vida vegetal, á fin de que aquellos, esti
mulados con las ganancias de sus vecinos, llegasen á ser os más excelentes industria-
12
—
les, alcanzando con el trabajo del fuego lo que á otros concedió la naturaleza más generosa y pródiga.
La fabricación vidriera en los tiempos á que nos referimos también se extendió por
el interior de los que después se llamaron reinos de Valencia y Murcia, en lugares
cercanos á los declives y pendientes que separan aquellos del interior de España, por
los valles de Ollería, Salinas, Busot y rio Almanzora, cuyos fonws del vidre fueron
muchos de ellos desapareciendo poco á poco, aunque ocupando en su primitiva épo
ca una zona que se extendía desde el cabo de Greus hasta el de Gata.
A nuestro juicio, la fabricación mediterránea del vidrio tardó algunos siglos, y tal
vez fue gótica, en avanzar hacia el interior de la península, estableciéndose primero
en tierra de Cuenca, posteriormente hácia Toledo, Avila y Segovia, aproximándose
á las faldas de la serranía, hoy llamada de Guadarrama.
En lo restante de la península, ni en la Bética, Lusitania y Cantabria , se halla el
menor vestigio de fabricación de vidrio que pudiera referirse á la época ibero-roma
na, á no ser una que da Strabon , muy oscura, sobre ciertos vasos y vajillas de cera
que cuenta el geógrafo latino labraban los lusitanos. Sobre estos vasos curiosísimos
si fueron de cera , de los antiguos españoles, escribió algo el señor Barco en su libro
Retrato natural y político de la antigua Bética, diciendo que no era creíble su exis
tencia, porque en ellos hubieran tomado mal sabor los licores, y porque si éstos es
taban calientes se derretirían por necesidad. A nuestro juicio, tal vez Strabon, al ha
blar de los vasis cereis que usaban los lusitanos, se refirió á ciertas vasijas de barro
cubiertas por esmaltes que imitasen por su color y traslucencia á la cera; ó si no, y
es también probable, se refiriese el geógrafo latino á la vaseria de cuero, barro y ma
dera , cubierta por su interior con una capa de pez ó resinas, que desde muy antiguo
la usaron los aborígenes é indígenas de las orillas del Duero y del Ebro hasta el Pi
rineo y costas cantábricas; á no ser que el geógrafo latino haya hablado de vasos de
barro cubiertos de una capa de cera, en la cual muchos siglos después se labraban
adornos y se doraban para aumentar su belleza, y de cuyas obras como del siglo xv
y xvi hemos visto algunas rarísimas piezas cerámicas trabajadas en España.
Los talleres españoles en que se fabricaba vidrio en la época que se va estudiando,
aunque en algunas localidades fuesen muchos por su número, cada uno de ellos ocu
paba brevísimo recinto. En éstos los maestros de entonces tenían algunos morte
ros ó majaderos de piedras duras, tal vez de metal (hierro), para triturar finamente
los materiales que habían de mezclarse ántes de la fundición, exceptuándose las are
nas silicosas, que escogían los artífices entre las más finas en grano que se hallaban
en la tierra; porque la experiencia debió enseñar á nuestros maestros del vidrio an
tiguo que los cuarzos y las arenas trituradas para la vidriería arrancaban de los mor
teros algunas materias extrañas, con las cuales se alteraba el color y trasparencia de
los vidrios.
Los hornos principales de la vidriería de aquel entonces fueron triples en uno, es
decir, formados de tres recintos superpuestos; el primero cilindrico para las cenizas
y el fuego; el segundo desde el plano anular de los crisoles hasta el domo semi-esférico para reverberar y concentrar el fuego y la llama que, formando columna abrasa
dora, cruzaba por el centro de la construcción, dando á los crisoles la temperatura
necesaria, en unos casos para la fundición de las fritas, y en otros para la afinación
y depuración de las mismas, hasta que su masa limpia, sin hervir ni levantar bur
bujas, se hallaba con todas las condiciones necesarias para el buen labrado á soplo
con caña y moldeo de los infinitos objetos de la vidriería. El tercer recinto de los
hornos que se describen estaba formado por otro domo superpuesto al primero, de
jando un espacio intermedio, en el que se colocaban las piezas modeladas para que
allí se recociese ó destemplase el vidrio, enfriándose conforme se apartaban poco á
poco de la violencia del fuego inferior. Los hornos tenían várias ventanas ó aberturas
colocadas á diferentes niveles; las inferiores para regir y gobernar el fuego, las me
dias para arreglar los crisoles y extraer con cañas metálicas el vidrio fundido para mo
delarle á soplo, otras menores para mantener en buen temple los extremos de dichas
cañas, y las superiores para manejar diestra y cuidadosamente el vidrio labrado al
trasladarle de unos lugares á otros, para que se destemplase convenientemente.
El régimen de estas aberturas en los hornos vidrieros de la antigüedad, como en los
actuales, tenia sus reglas, con las cuales se habia de evitar cuidadosamente que en
el interior de los hornos hubiese humo, y que el aire ó la frialdad exterior entrase en
el recinto de destemplar.
Las dimensiones de los hornos antiguos del vidrio, según las ruinas de algunos de
ellos que se han podido hallar en Italia y en España, fueron de cuatro codos de diá
metro, y de seis de altura. Sus materiales, la arcilla refractaria, infusible y que no
se calcinase con el fuego, y á la que se quitaba cuidadosamente con el agua de lavar
y amasar todo lo que tuviera soluble, salino y vitrificable. Dicha arcilla se moldea
ba después con diferentes formas y tamaño geométrico, en cuñas ó pirámides trun
cadas, para que sirviesen en la construcción uniforme por todas partes de los cilin
dros y domos en los antiguos hornos. Estos, al concluirse la campaña del trabajo,
se deshacían si era necesario, ó se reparaban cuidadosamente con nuevos materia
les por los oficiales y maestros más hábiles del arte.
Los crisoles en los primitivos tiempos del mismo arte vidriero eran de la misma
arcilla refractaria que los hornos , pero más escogida y más trabajada. Su forma la
de cono truncado de un codo de altura, medio de anchura en la boca, y dos ó tres
dedos de grueso en las paredes, aunque en el fondo tenía mayor espesor. Tales fue
ron los crisoles para el vidrio ordinario de los tiempos pasados; pues, para el más
fino en claridad, trasparencia y coloraciones, debieron ser de menores dimensiones
y capacidad.
Los crisoles se colocaban entonces, como hoy, en el interior de los hornos en su
emplazamiento anular, pero en lo antiguo, en número de dos, cuatro ó á lo más
seis, según los oficiales vidrieros de soplo y molde que habían de trabajar en derre
dor del fuego, ardiendo éste uno, dos ó tres dias seguidos.
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—
Un juego de cañas metálicas con su extremo de hierro , algunos puntiles del mis
mo metal, como único á que se pega el vidrio cuando está caliente, para sostener
por el fondo los vasos al moldear sus bocas, un banco, tijeras y grandes pinzas de
muelle, con cuya presión se cortaban los bordes v modelaban los cuellos de las va
sijas de vidrio hueco; algunos planos de hierro, bronce, jaspe ó de mármol duro,
humedecido con agua fresca y clara, de que se ayudaban los artííices para conseguir
que la ampolla hueca del vidrio á soplo tuviese en sus paredes espesor uniforme; al
gunas espátulas de metal con otras herramientas del laboratorio en que los hábiles
maestros preparaban el manganeso y las que llamaban cales metálicas de plomo, es
taño, cobre, hierro, y hasta de plata y o ro ; completaron en lo antiguo lo más prin
cipal de los talleres en que los artífices del arte en España concluyeron sus impor
tantes y apreciables trabajos vidrieros desde hace próximamente dos mil años.
En la misma época aquellos maestros debieron tener también otros hornos más
pequeños que los mencionados anteriormente para trabajos delicados, principalmen
te de aquellos vidrios pequeños que se destinaban á imitar las piedras preciosas de
la joyería, ó bien el vidrio de los vasos huecos, cuyas paredes se asemejaban á las
lumaquelas de tintas y colores diferentes, ó (pie habían de recibir cubiertas de oro y
de plata en láminas de espesor notable, si se comparase con lo que hoy se labra en
estos géneros. En unos objetos con el oro y la plata puestos á cierta profundidad,
bajo capas trasparentes de esmalte, y en otras piezas, sobrepuestos aquellos precia
dos metales en las superficies libres de los mismos objetos de vidrio.
Para estos primores de la vidriería antigua los maestros españoles ó idearon por
sí, ó usaron, tornándolas de prácticas más antiguas, las muflas, cajas de cementar y
manejaron con singular destreza el fuego. Tal vez, en lugar de las primeras, los men
cionados artífices se sirvieron de crisoles pequeños, superpuestos, enlodados por las
bocas, y con alguna perforación en el superior, para que escapasen los gases, miéntras los más hábiles y diestros aplicaban su mayor atención en reconocer el estado
del vidrio fundido en el interior cerrado de los crisoles, por el exámen de los cam
bios que ocurrían bajo la acción del mismo fuego en ciertas muestras fusibles, que se
colocaban en el horno en las inmediaciones de las muflas ó cajas de cementación.
M. Rollin en el siglo pasado decia que los mejores libros descriptivos y didácticos
de las artes, á su juicio, eran las obras concluidas por los antiguos artífices, princi
palmente aquellas que, conservadas por la fortuna, la feliz casualidad, y por su per
fecta construcción y labrado, producían la admiración de los inteligentes al través
de muchos siglos. Guiados nosotros por este axioma, hijo de la razón y el sentido
común, hemos procurado dar una idea descriptiva de los talleres antiguos de la v i
driería en su primitiva época ibero-romana; pues, sin todo lo que se lleva expuesto
con relación á dichos talleres hubiera sido humanamente imposible el labrado de las
urnas funerarias de vidrio que se han recogido en España. La una redondeada de
tres á cuatro decímetros de altura, boca en labio vuelto con filete de refuerzo, fondo
con la señal del puntil, labrada á soplo, con tapa plana y gruesa del mismo vidrio,
—
15
—
que se conserva en una de las salas de la Biblioteca Real de Lisboa. Otras dos de la
misma forma que la anterior, de igual vidrio, de dos y tres decímetros de altura, se
ñaladas del p u n til, procedentes de la antigua Balancia , que se conservan en nuestra
colección. Otra de forma cuadrada, paredes gruesas, de tres á cuatro milímetros,
que se llalla en el Museo de antigüedades de Madrid; y varias otras que tuvimos oca
sión de examinar, aunque de léjos, en museos extranjeros, pero que por su aspecto
nos hicieron creer procedían, ó de las más bellas producciones orientales, ó de las
mejores fábricas españolas de la antigüedad.
También fueron necesarios los talleres de la vidriería, con todo loque se lleva ex
puesto y tie referencia á los primeros siglos de la era cristiana en España, pues sin
ellos hubiera sido imposible el labrado de las jarritas con asa, copas, fiólas sin pié y
cuello largo, pateras de vidrio con oro, platos y saleros gruesos y moldeados, ánforas
pequeñas, lacrimatorios de muy variadas formas, anillos rojos, amarillos y dorados,
cuentecillas, brazaletes, y una multitud de dijes de forma muy diversa, que rotos y
enteros se encuentran en los enterramientos de la época romana en España. No de
biéndose dar al olvido, porque aquéllos se encuentren en el interior de la península,
que si los productos de fabricación vidriera, en los primeros siglos de la era cristiana
marchaban en gran número y cantidad por el mar hacia Italia, no debió ser tam
poco pequeño su trasporte hacia el interior del propio país en que se trabajaron.
La vidriería española, destruido su comercio con Roma por la invasión y con
quistas de los godos, sufrió grandes pérdidas por falta del mercado más importante
que tenía. Sus maestros y oficiales en los siglos n al vn quedaron rerlucidosá un nú
mero casi insignificante, y e n sus hornos, aunque continuase el fuego encendido, se
perdieron muchas de las calidades y primores antiguos, quedando reducidos á labrarse
en aquellos los vidrios y vasería de ínfima calidad, pues los conquistadores de la Es
paña entonces, como del resto de Europa, la historia nos dice que más que el vidrio
apreciaron, como ántes y después lo hicieron todos los conquistadores, los vasos la
brados con el oro y la plata de los vencidos.
Sin embargo, debieron ser tan hábiles los maestros vidrieros en España de la época
romana en el arte de imitar las piedras preciosas, y de tal belleza sus obras en este gé
nero, que, á pesar del deseo de los godos por el oro y la plata, consideraron desde sus
primeros tiempos en mucho los vidrios de colores, respetando á los maestros que
los labraban. Como prueba de esta afirmación se deben recordar las rarísimas al
hajas de oro y plata de los primeros tiempos góticos en España. Estas las labraron
innegablemente artífices de la escuela ibero-romana, con vidrios y bellísimos esmal
tes de color, rivalizando en ellas el vidrio con el oro y la plata. Otras, como las coro
nas que en estos últimos años se encontraron en Guaroman, cercanas á Toledo, en
las cuales el vidrio de color azul, verde, rojo y de otras más bellas tintas se veia
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engástenmelo en el oro en pequeños cabujones ovalaelos, con un brillo en el que se
reconocía en lugar ele la acción de la rueda ele fuste y ei esm eril, lo que fué siempre
propio del fuego.
Los godos en España, ademas, como en lo restante de la Europa por ellos con
quistada, debieron conservar su costumbre boreal, de cerrar con algunos cuerpos
diáfanos como el talco , las lumbreras de sus habitaciones, de sus palacios y de los
templos. Para este fin creemos que utilizaron la fabricación vidriera que existia con
anterioridad en nuestro país, aunque sin preocuparse mucho de la belleza del vidrio,
que siendo antiguo y de color, debió emplearse muchas veces entonces para los es
maltes tan preferidos por los godos. De no ser así no se comprendería el hecho que re
fiere Gregorio de Tours, historiador del siglo v , de aquel ladrón que robó en una
iglesia gótica los vidrios de las lumbreras de color de la misma. El historiador relérido, con la credulidad de que algunos le acusan, añade que el vidrio robado le fun
dió el criminal á fuego violento durante tres dias seguidos, vendiéndolo después en
masas deformes á ciertos comerciantes extranjeros.
Esta relación, en medio de su candidez, según dice Le-Vieil, da motivo á conje
turar que ios vidrios robados eran de color y que por su belleza pudieron excitar la
codicia del ladrón y el deseo de los comerciantes para adquirirlos, aunque estuvieran
completamente destruidos. Pero á nuestro juicio, los vidrios de que habla Gregorio
de Tours, en lugar de fundidos por el fuego, que no se comprende bien, debieron ser
triturados finam ente, y como polvo fusible y de color, vendidos en sacos fáciles de
trasportar, á los que entonces viajaban buscando aquellos materiales antiguos para
servirse de ellos en el arte del esmalte.
Las reglas fundamentales de este arte consistían en labrar algunos rebajos y cajas
en las láminas de oro y cobre, dentro de las cuales, por capas ó estratos ponían los
esmaltadores el polvo fusible y vitrificable, entrando las piezas sucesivamente en el
fuego hasta quedar la caja llena de esmalte y con el espesor conveniente. Advirtién
dose que la primera capa , al fundirse, llenaba las desigualdades de las cajas arriba
referidas, la segunda y la tercera, si habia necesidad, se aplanaban con los esmeriles
y las ruedas de fuste ó madera; unas veces hasta obtener por este medio un brillo
aceptable si el esmalte era excesivamente duro; en otras, y con más frecuencia, sien
do los metales infusibles y poco dilatables, obtenían el brillo los esmaltadores en sus
obras, por un último golpe de fuego, calculado á fin de que sólo se fundiera la su
perficie libre á pequeñísima profundidad del esmalte extendido. Los esmaltadores de
la época gótica, como vidrieros de color, muy pronto debieron complicar sus labo
res con experiencias curiosísimas, sirviéndose del fuego, para pintar en ellas detalles,
perfiles, y dando aparente relieve con las sombras á las imágenes de los objetos na
turales y de aquellos otros simbólicos qu e, según las costumbres de laGotia, habían
escogido sus guerreros para estamparlos como memoria de las acciones heroicas ó
de la nobleza de familia y antigua raza, en sus escudos, timbres y sellos, que después
se llamaron de armas.
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Las coronas de Guarroman con sus vidrios de color ó esdras engastonadas y pen
dientes dei siglo v ó vi; las vidrieras de color mencionadas por Gregorio de Tours,
en la centuria vi; la copa de oro con inscripción del esmalte, que, como riquísima
joya, mandó labrar Alfredo el Grande de Inglaterra en el siglo íx; la tumbado
Eduardo el Confesor, en Inglaterra, enriquecida con esmaltes por Enrique III en el
siglo xii ; el bellísimo presente de amor, que en estos últimos años se ha encontrado
en Castilla, esmaltado de rojo y letras de oro, en la que fué tumba del Infante D. Feli
pe, labrada en el siglo xm, que se guarda en nuestra colección; las copas de don
Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo en 1250, son objetos que todos ellos pueden
servir para tener idea del estado que alcanzaron las artes de vidriería y del esmalte en
Europa y en España desde el segundo hasta el déciinotercio siglo de la era cristiana.
En las provincias dominadas en la península por los árabes, la vidriería y el arte
del esmalte debió estar relativamente conocida, como lo prueban los libros de Abolais, hebreos y arábigos en su principio, deque anteriormente se hizo mérito, y si
éstos no fuesen bastantes, porque del vidrio no se sabe se guarden y conserven en
la actualidad piezas que puedan referirse á las fabricaciones arábigas en España,
quedan, sin embargo, muchos vasos antiguos, y con especialidad pequeñas losas
de barro cocido, cubiertas de esmaltes irisantes con reflejos de oro y plata, que en el
fondo de algunas revelan la intención de los artífices, de imitar los más bellos y me
nudos mosaicos que se labraron con el vidrio, las piedras duras y los esmaltes en la
época romana.
Estas obras de barro hispano-inurejares, aunque su gusto fuese oriental, prueban
que los artílices vidrieros en España, bajo la dominación gótica se aplicaron á lijar
diestramente el vidrio y sus esmaltes sobre el oro, el cobre, y tal vez lo más difícil
sobre la plata, secreto raro que se lia perdido y del que no liemos tenido ocasión de
ver más que una riquísima joya esmaltada de azul con caprichosísimos pájaros, que
se labi o probablemente en Zaragoza en el siglo xiv; y bajo la dominación árabe los
mismos maestros trabajaron cuidadosamente y poseyeron singulares reglas para lijar
el mismo vidrio y los esmaltes sobre el barro cocido.
En los siglos xi, xu y xm la vidriería propiamente dicha en España, que había lan
guidecido tanto cuando la faltó el mercado romano con la invasión de los pueblos
del Norte, recibió un poderoso impulso de la Iglesia cristiana, que por todas partes
levantó templos, cerrando sus numerosas lumbreras con vidrios blancos, verdes, y
muy pronto de color, como ocurrió en el siglo xi, en la Catedral de Santiago, que,
según Aimerico, que la visitó por los años de H00, poseía más de sesenta enormes
lumbreras cerradas con vidrios.
No discutirémos aquí si el origen de las lumbreras formadas de vidrio se usaron
por las iglesias cristianas desde los primeros siglos, reemplazando con ellas á las ce
losías de tabletas movibles y fijas que usaron los romanos. El brillo resplandeciente
de aquellas en los templos, la coloración que tomaba el aire en los mismos cuando
los cruzaban los rayos de la aurora, fué motivo suficiente para que, como poetas, los
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describiesen Fortunato de Poitiers, San Vital, obispo de Rávena, y algunos autores
griegos, que describieron , como muy singulares, las ventanas cerradas con vidrio,
á cuyo través se iluminaba el templo de Santa Sofía en los siglosiv, v y vi; pero es
tas bellezas literarias no conducen á nuestro lin del momento.
En cambio, loque puede asegurarse es que en los siglos xi, xn y xm se generaliza
ron las vidrieras en las iglesias cristianas de Europa, dejando de ser, .’.orno obras de
arte singulares para ser utilizadas por todos, con ventaja del arte que entonces co
menzó á desarrollarse en toda su actividad, primero, proveyendo de vidrios á los tem
plos, casi al mismo tiempo, ó poco después, á los castillos y palacios de los señores, g e
neralizándose en definitiva más y más hasta prestar servicios á las más humildes cla
ses sociales. Esto en cuanto á los vidrios planos, pues á la vez se generalizaron tam
bién los huecos con su infinita variedad de formas, útiles para las ciencias y necesarios
para la vida de los hombres, contándose entre los primeros los vocales, capellinas,
recipientes, pelicanos, retortas, antidótanos, serpentines, garrafas, redomas, huevos
filosóficos, lentes y otras variedades de vasos, que para extraer los elíxires, arcanos,
quintas esencias, sales, azufres, vitriolos, mercurios, extractos y tinturas, usaron los
espagíricos, alquimistas ó químicos de la antigüedad.
Si la caída de Roma como nación dominadora produjo grandes desastres en la vi
driería de España, la Iglesia cristiana de Occidente y las ciencias de la Europa reco
gieron los restos de este arte útil para las necesidades de sus pueblos, dándose desde
el siglo xu el gran impulso, á que se debe el estado del mismo arte en la actualidad.
En aquella época del renacimiento de la vidriería, que así pudiéramos llamarle,
ésta verificó un adelanto importante, que se refiere, no á la construcción de los vidrios
de coloren toda su masa, sino á la coloración superficial del blanco por medio del lue
go y de materiales fusibles, que á ciertas temperaturas adquieren la facultad de pe
netrar á profundidades variables en el interior del vidrio, conservando éste la tras
parencia en la masa primitiva, y de cuyo procedimiento antiguo habló Abolais. Este
como trabajo del arte se generalizó mucho en los siglos
xii
y xm. De él se ocupa
ron maestros y oficiales de dicha especialidad, los cuales se servían de hornos p e
queños cuadrados, en los que amollaban y cementaban, los vidrios blancos cu
biertos con las sustancias que por el fuego habían de colorearlos, sirviéndose para
ello de lechos, capas ó extratos calizos en polvo, y vidrios finamente rotos, en que
se enterraban aquellos, superponiéndolos alternativamente, para que los colores no
se corriesen de unos á otros manchándolos y estropeando las obras. Los hornos re
feridos estaban cerrados durante la coloración del vidrio. La cámara de colorear te
nía pequeñas aberturas que se correspondían á la parte interior, media y superior,
por donde se introducían en los hornos muestras de vidrio bañada con las mismas
materias colorantes, las cuales, examinadas cuidadosamente cuando el fuego había
desarrollado toda su acció n , servían para indicar al maestro el verdadero estado de
la obra encerrada en las mullas de cementar, y para saber si los resultados apete
cidos respecto al color se habían conseguido.
—
19
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Los vidrieros que se ocupaban de este trabajo pasaban después á armar las lum
breras, que si en el siglo xi y xii , á más tardar, fueron de mosaico en forma de da
dos, grecas caprichosas, estrellas radiantes sobre fondos de blanco y azul, poco
tiempo después fueron de imaginería, ó dibujo compuesto de imágenes santas y
asuntos sagrados, según el gusto cristiano, llamándose á estas últimas vidrierías pin
tadas en caballete.
Las primeras fueron notables por lo complicado de sus armaduras de plomo, que
entonces se labraban trabajosamente en rieles y turquesas longitudinales. Se arma
ban lentamente con los soldadores, y se sostenían, para darlas fuerza, con ligeras
barretas de hierro. También fueron singulares por los muchos millares de piezas de
forma distinta y color diverso que entraban en la formación y dibujo de las obras
mosaicas de que en este momento se trata, que ya son rarísimas de encontrar.
Tanto las vidrieras mosaicas, cuyos vidrios se han podido estudiar desde hace más
de un siglo basta hoy, como las de caballete antiguo, han sido el tormento de los
artílices modernos, que intentaron imitarlas ó bien para restaurar ó conservar aqué
llas. La destreza de los tiempos actuales, á pesar de la mejor y más científica pre
paración de los colores, ha fracasado siempre al intentar labrar de nuevo vidrios
pintados por el fuego, que pudieran equipararse á los más bellos de la antigüedad.
Este fenómeno tan singular para la industria, altivez de la ciencia moderna, que
cree poderlo todo, y la destreza de los más hábiles artífices, depende, a nuestro jui
cio, de dos causas : la primera físico-química, refiriéndonos á la lentitud con que el
tiempo y ciertos agentes atmosféricos han ido trabajando y descomponiendo en la
superficie y fondos los vidrios antiguos, que por tales medios han adquirido tonos y
coloraciones de suavidad inimitable para el arte, cuando éste, como el actual, traba
ja un poco precipitadamente.
La segunda causa la liemos creido encontrar en el estudio de los antiguos vidrios,
que prueban, cuando con cuidado se los contempla, fueron pintados uno á uno,
con tales precauciones y tan gran paciencia, que sorprenderían en los talleres de la
industria moderna. Ésta, en sus vidrios de color, los ha dado fuego, que podría lla
marse, comparado con el antiguo, arrebatado. También en ella los oficiales pintó
les del vidrio, podría decirse, habían trasladado á sus obras el ruido de los oficiales
que con ellos trabajaban en los grandes talleres y su tranquilidad por el porvenir, en
atención que sus trabajos forman parte délas fabricaciones industriales de más im
portancia en la actualidad. En cambio, los maestros vidrieros antiguos trasladaron á
sus obras, expresándolo con tintas ténues y suaves, la tristeza, la soledad y el secreto
de sus talleres, rodeados del silencio, de las pocas esperanzas en el tiempo venidero
yen cuyo interior cerrado concluían aquellas las diversas y complicadas operaciones
del arte.
El secreto para trabajar los artífices y los mejores maestros de la antigüedad, prin
cipalmente en las artes tecnológicas, que son aquellas que siempre tuvieron y tie
nen relaciones íntimas con las ciencias físicas, químicas y naturales , y que confor-
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20
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me éstas retroceden, avanzan ó se estacionan , á su vez aquéllas presentan análogos
accidentes, es un hecho que t'ué real y positivo desde los primeros tiempos góticos
en Europa hasta últimos del siglo pasado, desapareciendo dicho secreto de las artes
conforme se fueron trasformando en industrias fabriles más ó ménos importantes.
Sobre dicho secreto en el trabajo se lia escrito poco, considerándole los más como
aberración y extraña costumbre hija de los tiempos; pero á nosotros nos toca decir
que no fué costumbre tan extraña como algunos aseguraron.
Los vidrieros, según Marcial, como numerosa familia, llegaron á ocupar en Roma
barrios enteros, citándose el Circo Flaminio como especial por sus grandes vidrierías;
también Marciano señala otro en Roma cercano al monte Celio. En dichos distritos
vidrieros es evidente que los trabajos de la vidriería no pudieron ser secretos. Allí
el emperador Heleogábalo declaró que los maestros y oficiales de la vidriería labraban
objetos de lujo, comprendiéndolos en las leyes suntuarias, que establecían grandes
impuestos. Allí también los emperadores Constantino y Constante declararon libres á
los vidrieros y sus oficiales del pago de contribuciones y gabelas por sus trabajos. Es
tos hechos prueban que para los artilicesen Roma había cierta igualdad de clase, tai
vez la de la esclavitud; pero en definitiva, ¡guales todos, se asociaron, sin esconderse
unos á otros las reglas para labrar y concluir sus obras, pues entonces la habilidad
y la destreza, individualmente consideradas en las artes tecnológicas, no se sabe que
entre los romanos diera derecho á grandes ni á pequeños privilegios.
La Europa, al salir de la dominación romana, comenzó muy prontoá organizarse
socialmente sobre bases desconocidas de la antigüedad , y entre otras sobre la de la
unidad de las nacionalidades y sobre la variedad de las clases de ciudadanos de que
se componían , reconociéndose que la inteligencia de los más sabios y la habilidad
de los más diestros eran fuentes de derecho, de distinción social y hasta de privi
legio, tanto para el individuo, como hereditario y de familia. Por esto, y para conse
guir aquellas ventajas, las artes tecnológicas de la época gótica rompieron su an
tigua solidaridad, presentándose sus artífices y maestros, desde el siglo iii ó iv de
nuestra era en Europa, aislados y recelosos cuando labraban de que alguno pudie
ra sorprenderles y robarles la experiencia; no permitiéndose la entrada en los talle
res más que al aprendiz muy escogido, que pagaba al principio ó prometía la retri
bución para cuando fuese oficial; porque si los maestros salieron del taller en las
épocas á que nos referimos, y áun muchos años después, aunque aparentemente,
lo hacían para asociarse con los de su gremio, á fin de progresar en las artes, la rea
lidad fué otra , puesto que aquellas salidas á las juntas de los gremios tenían por ob
jeto más principal el socorro mutuo en los casos fortuitos de enfermedad y en las
desgracias de familia ineludibles después de la muerte.
Los talleres de la vidriería para verificar la coloración, generalmente se establecie
ron desde el siglo xn en adelante, con el nombre de oficinas del vidrio, en el recin
to interior de las grandes catedrales, como sucedió en Toledo, ó en edificios y depen
dencias apartadas de las mismas iglesias, como ocurrió en Burgos. En aquellos lu-
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—
gares los maestros construían sus hornos cuadrados, donde pintaban el vidrio blan
co y en pequeños cuadros, que los cabildos pedían á las fábricas vidrieras de Flándes, Cuenca, Cataluña, Valencia y tierra de Toledo. Unas veces el color le dabaji por
una sola superficie, otras por las dos iguales ó distintos, para producir los más be
llos cambiantes.
Se debe advertir que en este nuevo trabajo de la vidriería de color, tanto en la
mosáica como en la de caballete con imágenes, el arte tomó para muchos, por la be
lleza de la forma y composición de los dibujos, supuestas condiciones de las artes libe
rales, sin perderse ninguna de lasque le correspondían como arte fisico-químico tec
nológico. De aquí se siguió la entrada en los talleres vidrieros de los arquitectos , tra
cistas, delineantes y excelentes pintores, que preparaban cartones imagineros. Éstos
generalmente eran tres, uno con la idea delineada y coloreada en pequeña escala, otro
también coloreado con las dimensiones más ó ménos grandes de la vidriera, que se
recortaba á trozos numerados para servir de patrones con el color que les correspon
diese. Otro, y era el último, con las dimensiones del segundo, que se conservaba
entero para el caso de restauración ó composición de las vidrieras si por cualquier
incidente llegaban á romperse.
Los cartones de la antigua vidriería de color no sabemos se conserve alguno de
los siglos xiii ó xiv en Europa ; sin embargo, en España , cuando se examinan algu
nos códices escritos por los años de 1250 en bellísimas vitelas, como lo fueron el
Lapidario de Abolais y las Cantigas del rey D. Alfonso, al contemplar en este último
lo mismo que en el de los Juegos de ajedrez y otros, las cartelas de dibujo y colora
ción que tienen, sería difícil decidir si aquéllos se idearon tomando por modelo las
pinturas vidrieras de la época , pues dichas cartelas pudieron ser cartones para la vi
driería, en atención á la sencillez en los partidos de ropas, á la simplicidad de la co
loración de las manos y cabezas, á la brevedad de los detalles en las partes que repre
sentan edificios , y á los contrastes de azul y blanco en los fondos, que son los ca
ractères que en las vidrieras del siglo xiv, y en las cartelas de los libros que se lle
van mencionados, las distinguen más principalmente ; pero de tal modo se corres
ponden unas y otras, que parece , ó que lascártelas dichas se compusieron sobre
las vidrieras de color de aquellas edades, ó que las vidrieras se labraron teniendo á
la vista los dibujos y pinturas en las vitelas castellanas de la época alfonsin, cin
cuenta años ántes que Cimabue en Italia con sus pinceles hubiera iniciado el gran
impulso de la pintura, auxiliando, según algunos, á la vidriería de color, que fué
considerada por muchos desde entonces como arte liberal.
Una vez delineados los cartones, los maestros vidrieros pasaban á trazarlos sobre vi
drios cuadrados que ocupaban la extension conveniente, dejando entre unos y otros
el espacio necesario para los plomos de armar. Después se procedía á la iluminación
de las imágenes y demas objetos que habian de representarse en las vidrieras, valién
dose de varios compuestos en polvo fino, que se diluían en aguas gomosas y en al
gunos líquidos orgánicos, como el vinagre, la orina, la miel y otros, para poderlos fi-
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ja r sóbrela superficie del vidrio, aclarándolos, prévia la desecación, en unos luga
res y doblando su densidad en otros para que después fundidos los colores por el fue
go, se produjesen los efectos de las sombras.
Para el amarillo, que era el color que penetraba á la mayor profundidad en el v i
drio, se emplearon en lo antiguo con mucha frecuencia ciertas preparaciones de plata
(sulfuros) y el nitrato de potasa finamente pulverizados y porfirizados. Para los negros,
blancos, rojos, verdes, azules, púrpuras, violetas con más los colores para imitar las
carnes, los antiguos artífices usaron otros compuestos fusibles en que entraban los
óxidos y los sulfuros del hierro, estaño, plomo, cobre, manganeso y de la plata, que
al fundirse penetraban en el vidrio á la profundidad de medio milímetro próximamen
te , según se ha podido ver en los restos de la vidriería antigua.
Los colores en polvo fusible extendidos por la superficie del vidrio, se desecaban
por dos ó tres dias ántes de pasar las láminas trasparentes en que a<)uéllos estaban
adheridos, al fuego de que habló Abolais para esta operación en el siglo vi ó vil, y
que los vidrieros del xm y xiv concluían en sus hornos de pintar.
Dichos hornos, una vez que los colores se habían fundido, ó corrido como se de
cía en lo antiguo, y penetrado en el interior de la masa del vidrio reblandecida por
el calor, se apagaban cerrados herméticamente y enfriaban con lentitud á fin de con
seguir que la obra no saliese quebradiza. Sucediéndose las hornadas, por ser peque
ñas, basta concluir la multitud de piezas que habían de formar las vidrieras.
Muchas veces los maestros aplicaron la rueda de fuste y los pulidores de madera
para desgastar en ciertos lugares la pintura y dar a la capa del color espesores dife
rentes, con el objeto de aclarar la pintura difuminándola, por decirlo a s í, y comple
tar la ilusión con todas las bellezas de las sombras.
Nos parece evidente por la ligerísima idea que se lleva expuesta de los procedi
mientos químicos, físicos y mecánicos seguidos por la antigua vidriería de color, que
sus maestros no hicieron más que esmaltar tenuemente el vidrio, como lo hicieron
otros maestros sus contemporáneos, con el barro cocido, y otros sobre el oro, el co
bre, y rarísima vez extendiendo los esmaltes sobre la plata.
El ramo de la vidriería de que nos ocupamos tuvo sus diestros maestros en el si
glo xm en España, pero como en lo restante de Europa, escondieron sus nombres.
Los primeros deque se tiene noticia, contemporáneos de Enrique Mellein, que flo
reció en Bitrges en 1390, fueron los dos maestros Francisco Socoma, que labró en
Palma de Mallorca en 1580, y Guillermo de Qollivella, que trabajó en Lérida en 1591,
preparando las vidrieras de color que habia pintado Juan de San-A m at, algunos años
ántes de aquella fecha, para la catedral de la ciudad mencionada ( Viile los artículos
correspondientes á dichos artífices).
En el siglo xv la vidriería de color en España contó con mucho mayor número de
maestros conocidos, apareciendo en el país varios oficiales de notable habilidad, al
gunos que procedían de talleres franceses, flamencos y alemanes. En dicho siglo re
cibió gran impulso la vidriería de color en España, mejorándose conforme se prepa-
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raba la edad de oro de la pintura clásica, á la vez que aquélla se enriquecía con nuevas
experiencias y procedimientos, esencialmente químicos, unos ideados en la Penín
sula, y otros traídos por los pintores del vidrio, nómadas, que de diferentes partes de
Europa llegaron á España en busca de trabajo, mas principalmente para embellecer
las lumbreras de los muchos monasterios, iglesias y catedrales de nuestro país, co
mo se puede comprobar con las noticias que más adelante se darán.
La época gótica del vidrio blanco y de color en España se puede suponer que con
cluyó con el siglo xv para llegaren la centuria décimo-sexta á su apogeo. En el tras
curso de la misma centuria recíprocamente debió tener gran actividad la fabricación
de los vidrios planos en Cataluña , Valencia, Murcia, Cuenca y Toledo. Pero habien
do tomado el ramo de la vidriería coloreada carácter decididamente cristiano y de la
iglesia española, que la consideró como una de sus artes suntuarias, la fabricación pro
piamente dicha del vidrio, con especialidad el hueco, en todo el género de vasería
para las necesidades de la vida, quedó reducida en nuestro país al labrado de las
piezas más baratas y ordinarias. En cambio en aquel tiempo los venecianos consti
tuían, sin los grandes recursos en dinero que entonces tuvo la España, la gran fabri
cación industrial de Murano, de huecos y espejos de vidrio, proveyendo á toda la Eu
ropa, y á España inclusive, de tales artefactos. A la vez que la Bohemia, Alemania,
Francia y la Inglaterra desde 1557 labraron ó principiaron á labrar el vibrio blanco
en inmenso número de piezas, de más bella trasparencia que el vidrio español, y que
si se sirvieron de él en sus propios países, invadió también nuestros mercados y los
más importantes de las inmensas colonias que en Oriente y Occidente fundaba en
tonces la España.
La reforma religiosa y la persecución obligó á emigrar á algunas familias y maes
tros vidrieros de color, que llegaron principalmente á Sevilla, desde Flándes, en el
siglo xvi, buscando el amparo de muchos flamencos y alemanes, que con anteriori
dad habían llegado á vivir y negociar en aquella ciudad, emporio entonces del co
mercio con las Indias, pero estos emigrantes, en la mejora de la fabricación del vidrio
español tuvieron escasísima influencia. Por el contrario, aquellos obreros, el gran lu
jo de la Iglesia y su predilección por el vidrio coloreado por el fuego, con más la de
bilidad administrativa interior de los gobiernos que en la misma centuria se sucedie
ron en E spaña, hecho real y positivo, según aseguraron algunos prudentes extran
jeros, se reflejaron fatalmente, como sobre otras muchas artes, sobre la vidriería pátrja , que abandonada por el poder y oscurecida por cien empresas más ó ménosglo
riosas en el exterior, vió apagarse poco á poco sus hornos, la fué imposible trasfor
marse en industrial y fabril, y abandonada en el siglo xvi y x v n , pudo contemplar á
la España y sus colonias, si no esclavizadas, por lo ménos convertidas en consumido
ras en grande escala de los mejores productos del vidrio, que más y más perfecto y re
bajado de precio, se fué labrando en Europa.
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—
En España, en el trascurso de los siglos xvi y xvn, el oro y la plata, como metales,
costó poco adquirirlos, y por ello no se supo bien para qué servia el dinero de aquel
presente para el porvenir de hoy, y el vidrio, cuando bien labrado, produce sensación
singular, su forma y trasparencia sorprende á la imaginación y desarrolla los deseos
más caprichosos de la voluntad; por esta razón los pueblos que llegaron á ser ricos
en cualquiera época, siempre, y con especialidad los que no supieron apreciar el di
nero, codiciaron hasta con exceso todas las bellezas y primores de la vidriería, aun
que para ello, como sucedió en España y sus colonias, tuviera que pagarse á la fabri
cación extranjera, en los siglos xvi y xvn, por sus vidrios, tal vez una cantidad tri
ple de la asombrosa contribución de guerra, impuesta en nuestros dias por la nación
que venció á la Francia, y séxtupla de aquella cantidad, ó seis veces más grande,
si se acumulase el dinero empleado por la España y sus colonias en adquirir el vidrio
extranjero, desde que comenzó el siglo xvi hasta nuestros dias.
Hubiera sido necesario entonces no dar al olvido que el oro y la plata los compa
raron los antiguos por su valía, socialmente considerados, con el vidrio, aunque de
éste decían que al envejecer se desmejoraba, miéntras el oro con los años se hacia de
color más bello, pero que, sin embargo, los prudentes debían considerar al vidrio co
mo preferible á los metales más nobles, aunque fuese frágil y con el tiempo alterable,
porque la naturaleza guardaba en contados sitios y regiones al oro y la plata, y ge
nerosamente presentaba al hombreen toda la faz de la tierra los elementos necesarios
para labrar el vidrio, tan necesario para las ciencias y la vida , y que sin él las p ri
meras se hubieran visto sin un gran recurso para progresar, y la segunda hubiera su
frido profundas modificaciones.
Los maestros vidrieros de color en el siglo xvn fueron disminuyendo lentamente
en número, sin duda porque las grandes labores del arte y pintura del vidrio se ha
bían concluido en el siglo anterior, á pesar de haber publicado, en 1611 , el floren
tino Antonio Neri su curioso é importante libro, en que declaró las reglas, hasta su
tiempo secretas, del arte de la vidriería de color. Esta obra la tradujo Merreten Lon
dres en inglés y latín; la comentó Kunkell. El mismo libro se tradujo en francés,
muchos años después. Respecto de España, también hubo á mediados del siglo xvii
quien tradujo en castellano los libros de Neri, aunque las traducciones castellanas se
guardaron inéditas en los archivos de algunas catedrales, á cuyos cabildos, como
última prueba de su existencia, debieron presentárselas los que entonces se llama
ban sus maestros vidrieros de color. No se puede decidir hoy si aquellos presentes
escritos se hicieron con el fin de mejorar el arte, ó más bien para pedir alguna gra
tificación ó conservar las humildes rentas en dinero que como maestros vidrieros te
nían señaladas en nuestras iglesias de muy antiguo aquéllos, y que sin duda, por los
años de 16 S0 , se pensaron suprimir, bien por innecesarias, ya juzgándolas supérfluas. Por esta razón se explica que dichos libros, aunque traducidos, quedasen in
éditos y sin utilidad alguna en España para el arte.
Sin embargo, no faltaron algunos, como el Duque de Villa Hermosa, el Sr. Goye-
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neche y D. Tomas Burgos, que intentasen, á fines de la centuria décimo-séptima en
España, sacar á la vidriería de planos y huecos en el blanco ó sin color del estado
de postración en que se encontraba. Para ello intentaron establecer en grande es
cala la fabricación del vidrio por las inmediaciones de Segovia y faldas del Guadar
rama. La empresa era gloriosa, de inmensa utilidad, si realizada hubiera llegado á
tener entonces el mercado de la península y sus colonias; pero los tiempos (años de
1690 á 1712) fueron de fatalidad señalada, interviniendo hasta la diplomacia para
destruir en su cuna la naciente industria vidriera de España, que entonces des
apareció casi por completo ahogada por los sucesos políticos, y por el consejo, ó me
jo r dicho mandato que recibieron los embajadores extranjeros de matar, cualquiera
fuesen los medios, al trabajo de este país, con especialidad el del vidrio, del que sa
caban inmenso lucro las naciones extranjeras, vendiendo el de sus industriasen Es
paña y sus colonias. (Véase más adelante' el artículo correspondiente á Goyeneche,
como fabricante de vidrios.)
En el sig!o xviii la vidriería española comenzó nueva evolución con los trabajos
del maestro S it, con los de López de Aragón y D. Diego Dorado. El primero, esta
bleciéndose en la Granja para desaparecer muy pronto, según el proverbio castella
no de que en España lo mejor siempre fue enemigo ele lo bueno; reemplazado aquel
artífice catatan por ciertas colonias de alemanes, flamencos, suecos, ingleses y fran
ceses, que alternativamente fueron trayendo con inmenso coste y sueldos fabulosos
los monarcas de España, á la que se llamó la grandiosa fábrica de vidrios de San
Ildefonso.
Sin duda los reyes, que se creyeron fundadores del establecimiento fabril á que
nos referimos, al considerar la modestia del maestro Sit, juzgaron que éste no basta
ría para llevar adelante la noble empresa, confundida lastimosamente por sus pro
ductos con las bellas artes, que, según dice Ponz, las acompañan la belleza y la
opulencia de quien la sostiene, y que del mismo modo aparecen que desaparecen
de las naciones en faltándolas aquellas dos circunstancias.
Los monarcas de España ademas de confundir la vidriería con las bellas artesen
la G ranja, cometieron la grave falta de despreciar á los maestros y oficiales naciona
les, que, como Sit y otros, habían dado pruebas de habilidad singular en medio de
su abandono, sin tener presente ciertas quejas que formuló Ponz, arriba menciona
do, sobre una desgracia antiquísima para nuestros artífices nacionales, diciendo:
«Gran mal ha sido siempre en España el no premiar á los hombres hábiles é ins
truidos, dejándolos en los tristes brazos de su m iseria, pero infinitamente mayor fué
en nuestro país, desde hace algunas centurias, elevar con premios y grandes sueldos
á los que no tuvieron disposición para dar esplendor á la nación por ningún lado, ni
adelantarla con sus obras en la industria y en las artes. Estos huyen y á veces insul
tan al que sabe, se ríen y mofan de sus desvelos, y no siendo capaces de que en su
entendimiento entre la justa crítica con que la práctica de los artífices adquiere su
perfección, adoptan una bárbara é infame mordacidad con que, agregando gente del
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mismo humor á su partido, aterraron y confundieron muchas veces á los maestros
en España; lo que fué tanto más fácil cuanto los que tienen mayor poder que ellos
no entraron en el empeño de sublimarlos ni de sostenerlos.» En otro lugar, el mis
mo Ponz decía : «Los grandes artífices y personas de singular mérito en cualquiera
línea, han solido venir y podrán venir á España, pero atrayéndolos con grandes in
tereses, haciéndonos creer que hacen enormes sacrificios domiciliándose entre nos
otros, que por consecuencia se les pagase proporcionalmente.» Nada de lo anterior
mente expuesto por Ponz se tuvo presente al establecer la que se llamó Fábrica Real
de vidriería de San Ildefonso, reemplazando muy pronto en ella á los obreros indí
genas con el francés Sivert, poco conocido en su país, pero que los cortesanos de
Felipe V y Fernando VI decían que era el más grande oficial de soplo y caña cono
cido en Europa, y á quien se señaló magnífico sueldo y otros emolumentos cuando
llegó á la Granja. A éste le siguieron el maestro Eder y sus hijos José y Lorenzo, suecos,
el hannoveriano Brun y el inglés Douling. El primero, que prometía construir vidrios
de marca tan grande como ios mayores y más bellos de los que se han construido en
estos últimos años en Europa, para puertas y ventanas; todos del hueco; ¡fanales de
20 y 50 palmos de altura! por consecuencia, sin necesidad del raspado y pulimen
to en que tanto había trabajado el artífice español Pedro Fromvila, años ántes, en
la misma Granja. El oficial Brun manifestó casi desde su llegada, sin duda para
mejorar de sueldo, que había descubierto un secreto para dorar el vidrio y el cris
tal con el fuego.
Todas fueron magníficas ofertas referentes al regio y grandioso establecimiento fa
bril é industrial, que en aquel entonces se estableció en la Granja con la idea de
servir de único y privilegiado centro al comercio vidriero de España y de sus co
lonias, y que se creia que no sólo sería nacional, sino que muy pronto sus pro
ductos podrían tener acceso fácil y con ventaja en los más importantes mercados
de Europa. De conformidad con tales ideas, los sueldos de los maestros extranjeros
que llegaron á la Granja fueron proporciónalos á la esplendidez y grandes riquezas
de los dueños fundadores de aquel establecimiento fabril; pero como arriba se indi
có, los últimos debieron confundir á la vidriería con las bellas artes, porque de no
ser así, no se comprende cuando se examinan y estudian las obras vidrieras de la
Granja en su primer período extranjero, la calidad de los productos, escondiendo sus
defectos de fabricación tras de trabajos muy admirables en el grabado en hueco. De
éstos conservamos varios ejemplares curiosímos y de gran valor por la belleza del
dibujo, tanto de adorno como de figura. Verdad es también que el vidrio de la Gran
ja mejoró bastante en tiempo de Cárlos III en su diafanidad y blancura, por los
trabajos de uno de los hijos de Eder y maestros Busquet y Piquer, perdiendo algo
la perfección del grabado. Se desmejoró en tiempo de Cárlos IV, y desapareció del
todo en la época de su hijo D. Fernando; pero á nuestro juicio, prévio el examen de
las obras vidrieras que se labraron en la Granja en los primeros tiempos de la fabri
cación, nos han hecho creer siempre que los maestros extranjeros que á ella llegaron y
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arriba se mencionan, para fundar y dirigir tan noble empresa, fueron más que vi
drieros propiamente dichos, excelentes grabadores y tallistas, que cometieron cierta
estafa, frecuente en España en los tiempos pasados, de suponerse aquéllos hábiles
desde que cruzaron el Pirineo, para todas las operaciones de las fábricas, cualquiera
sean, v que tan amargas quejas arrancaron á la pluma de Ponz en sus cartas sépti
ma, octava y última del tomo ix de sus Viajes, que son á lasque anteriormente nos
referimos, dando con ellas razón y el por qué en nuestro país no había llegado á ser
en varios ramos más industrial y fabril que lo fué y ha sido.
Las consideraciones anteriores se podrían generalizar en el siglo pasado por ser
comunes á las grandes fábricas que entóneos se idearon en España de vidriería,
como la de San Ildefonso, y á las de paños de Guadalajara, indianas de Avila, papel
de imprimir y de escritura en grande escala, pólvoras de caza y guerra en Murcia y
su tierra, sedería de Talayera y algunas otras, calificadas todas do establecimientos
Reales, y que fueron desapareciendo unos tras otros después de producir pérdidas
enormes al erario. Pero no entraremos en ésta que pudiera llamarse la profundísima
sima colmada con las lágrimas de la industria y trabajo de los artífices españoles, en
la centuria décimo-octava, para fijarnos por hoy en una causa especial que se refiere
á nuestra vidriería, que tuvo ó pudo tener influencia en su marcha decadente en el
mismo siglo.
La Francia desde muy antiguo dispensó á los obreros del vidrio los honores de
gentileshombres, declarándolos nobles por el hecho sólo de dedicarse á las labores
de aquel compuesto. Ademas, en aquel país, en los siglos xv, xvi y xvn, hasta se
llegó á exigir que ántes de penetrar en los talleres los aprendices y oficiales tuvieran
que exibir las pruebas de la nobleza de sangre de sus antepasados. Respecto de los
jetes y maestros vidrieros franceses, desde Antonio de Brossard en 1453, hasta los se
ñores Sagrier de Bongard en 1667, según dice Handicquer de Blancourt (A rte de la
vidriería, tom. i, pág. 47), todos fueron de la más antigua y veneranda nobleza fran
cesa, contándose entre ellos príncipes de la corona, príncipes de la Iglesia y barones
con escudos y timbres nobiliarios del mayor respeto y más grande consideración so
cial de aquel país.
Como estos hechos de la antigua vidriería habían constituido una especie de tra
dición cuidadosamente conservada por la familia real francesa , por lo ménos desde
el Sr. Cárlos de Artois, conde de Eu y príncipe de la sangre real en 1455, hasta
Luis XIV el Grande de Francia, resultó que los reyes Felipe V y Fernando VI en
España , al intentar la fundación en San Ildefonso, de la que llamaron su fábrica de
vidrios, no se atrevieron á ennoblecer á los artífices castellanos, y de conformidad
con sus tradiciones de familia fueron á buscar en el extranjero un personal que pa
sase en España como de antigua nobleza, aunque su habilidad de artífice no pudie
ra compararse con la de los maestros desheredados en su propio país; pues obrar de
otro modo hubiera sido incomprensible á los reyes ya referidos, toda vez que, según
la historia, sus antecesores habían obrado así siempre con justicia, casi inspirada y
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con acierto industrial, como lo probaba el estado, es verdad que un poco atrasado,
de la vidriería francesa en aquellas épocas privilegiadas, comparada con la italiana,
bohemia, alemana, flamenca, sueca é inglesa de iguales tiempos.
Las antiguas fábricas de Cataluña, Valencia, Murcia, Cuenca y Castilla continua
ron, durante el trascurso del siglo xvm, labrando los vidrios planos y los huecos en
vasería del género ordinario y barato, de que había necesidad para el consumo de
las poblaciones pequeñas y de la gente pobre; pues en las grandes ciudades los ex
tranjeros. como de tiempo atras, tenían establecidos sus almacenes de vidrio, en
los cuales no podían competir los produc tos nacionales. Algunos esfuerzos se hicieron
en la misma centuria en las fábricas de Recuenco, Valencia, Tortosa y Barcelona,
para sacar á la industria del vidrio en España de la decadencia y estado tristísimo en
que se encontraba. Para ello se mejoraron algo los vidrios en su masa, color y tras
parencia ; se tallaron en aquellas fábricas con más corrección , se adornaron y em
bellecieron algunas vaserías huecas con nervios de hilo y esmalte blanco lechoso y
de otros colores á la italiana, según se habían labrado muchos vasos en España en
los siglos xvi y xvn, de los cuales conservamos algunas muestras curiosísimas; pero
bien sea por falta de administración, por no tener medio para franquear los merca
dos, desembarazándoles de los productos más perfectos extranjeros, por la dificultad
de proporcionarse algunas materias primeras, y por los trastornos políticos que des
pués ocurrieron en lo que va de siglo, los esfuerzos últimamente referidos de la vi
driería española no dieron los resultados que hubieran sido de desear.
Aquellas fábricas, sin embargo, han continuado y continúan hasta nuestros dias,
encendiendo sus hornos. Por los años de 1828 al 53 volvió á trabajar la Granja. Poco
tiempo después Cartagena, á que siguió Aranjuez, la Coruña y Jijón, la Luisiana y
la Cantábrica, en las Rozas y Valdearroyo de la provincia de Santander, cuyos esta
blecimientos fabriles tal vez consigan dentro de poco recobrar una parte del tiempo
perdido afirmando el porvenir de la industria vidriera española , que como indus
tria, no como arte, contó en lo antiguo con la habilidad individual de los maestros y
oficiales que siguen :
MAESTROS VIDRIEROS QUE LABRARON EN ESPAÑA.
SIGLOS ANTERIORES AL XVI.
Abolais : Autor que escribió ántes del siglo xui, y tradujo del hebreo en árabe un
libro llamado el Lapidario , el cual se encontró en Toledo, donde le mandó poner en
castellano el Infante D. Alfonso, que siendo rey poco tiempo después de i 248, se le
llamó el Sabio. En esta obra se dieron curiosísimas noticias importantes de la vidrie
ría antigua. Para tener una idea del contenido del libro de Abolais, de las épocas en
que se redactó y tradujo en castellano, trascribiremos aquí el prólogo de dicho có
dice, guardado hoy en el Escorial, y dice :
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t ...... Mas los que escriuieron de las piedras ansi como Aristotil, que tizo un libro
en que nombra setecientas dellas, et dixo de cada una de qué color era, et de qué
grandeza et qué uirtud auié, eten qué lugar la fallaban, et ansi íizieron otros mu
chos sabios que en estas cosas tanxieron et tocaron. Mas entre aquellos ouo y algu
nos que se metieron mas a saber el fecho de ellas, et tuuieron que les non abandonaua de connoscer su color et su grandez, et su uirtud, sinon connosciesen quales
eran los cuerpos celestiales con que tien acercamiento, et de que resciben la su uir
tud. Et porque se enderzeauan a hazer sus obras, según el enderezamiento de tos
estados de los cuerpos desuso, en toda obra de bien ó de mal.
» Et entre los sabios que se mas desto trabaxarou, fue uno que ouo nombre Abolays, como quierque el touiesse la ley de los moros, era hombre que amauu mucho
los gentiles et sennaladamente los de tierra de Caldea, porque de alli eran sus abuelos,
et porque el sabie hablar aquel lenguaje, et leye la su letra, pagóse mucho de bus
car los sus libros, et de estudiar por ellos, porque oyera dezir que en aquella tierra
fueron los mayores sabios que en otras del mundo. Mas por las grandes guerras, ei
las otras muchas ocasiones que alli acaescieron, murió la gente , et licaron los sa
beres como perdidos, ansi que muy poco se fallaua dello. Et este Abolays auie un su
amigo que buscaua e_-ios libros, et se los fazie a u er, et entre aquellos que el buscó
faltó este que fabla de trescientas et sesenta piedras según los grados de los signos
que son en el cielo ochauo, et dixo de cada una qual color el qual nombre, et que
uirtud a , et en que lugar es fallada , et de la estrella de la ligura que es en el grado
daquel signo, donde ella rescibe fuerza et uirtud, et esto según el sol cosre en todo
el año, por los grados de las liguras de los doze signos, que se fazen por todos tres
cientos et sesenta que son todos figurados de estrellas menudas, et otras figuras mu
chas que están en el ochauo cielo que son figuradas otrossi de estrellas las mas, aparte
de septentrión que es a la estrella que llaman tram ontana, et las otras aparte de me
dio dia que son dellas dentro en los signos, et las otras de fuera dellos ansi que se fa
zen por todas con los signos quarenta et ocho. Onde quando Abolays falló este libro
fue con el muy contento, porque ouo y falló en el todo lo que cobdiciaua saber de
las piedras, y desque ouo por el mucho leydo et entendió lo que en el era, trasladólo
de lenguaje Caldeo, en arauigo, et en su uida punno de prouar aquellas cosas que en
el yazien, et fallólas ciertas et uerdaderas, porque el era sabidor de la arte de astro
nomía , et de la natura de conoscer las piedras. Et depues que el murió, tico como fue
perdido este libro muy gran tiempo de manera que los que le auien no le entendien
b ien , ni sabien obrar del ansi como conuiene, fasta que quiso Dios que uiniese a
manos del Rey D. Alfonso lijo del muy noble Rey D. Fernando et de la Reina Doña
Beatriz, et Señor de Castilla et de Toledo, et de L eó n , et de Galizia, etde Seuilla,
et de Cordoua, et de Murcia, et de Jaén et de Algarue, et le falló en seyendo In
fante en uida de su padre en el anno que ganó el reyno de M urcia, que fue en la era
de 1290 annos poco mas órnenos, et ouoleen Toledo de un judio que lo tenic abscondido, que se non querie aprouechar de e l, ninque a otro touiesse pro , et des-
que este libro tuuo en su poder fizolo leer a i tro su judio que era su phisico et dizenle
Yhuda Mosca el menor, que era mucho entendido en la arte de astronomía et
sabie, et entendie bien el arábigo et el latín. Et desque por este judio su phisico
ouo antendido el bien et la grande pro que en el vazia mandóselo trasladar de ara uigo en lenguaje castellano porque los hombres lo entendiessen, et mejor sopiessen
dél mas se aprouechar, et ayudó en este trasladamiento Garci Perez un su clérigo,
que era otrossi muy entendido en este saber de astronomía. Et fue acabado de tras
ladar el segundo año que el noble Rey D. Fernando su padre ganó la ciudad de Seuilla. Este libro es muy noble et muy preciado et quien dél se quisiese aprouechar
conuiene que pare mientes en tres cosas: la primera que sea sabidor de astronomía
porque sepa conoscer las estrellas en qual estado están, et en qual razón uiene ma
yor uirtud a las piedras dellas, según la uirtud que resciben de Dios. La segunda co
sa es que sepan conoscer las piedras, et las colores, et las fayeiones dellas; otrossi
que sepan ciertamente los lugares sennalados o se crian et se fallan. Estremar la con
tra-fecha de la natural, et de parar otrossi las que naturalmente se esencian en uno
conosciendolas por peso o por dureza, et por las otras sennales porque se pueden co
noscer a hombre que fuese entendido en este saber. La tercera cosa es que sea sabi
dor del arte de Física que yaze mucho della encerrada en la uirtud de las piedras se
gún en este libro se m uestra, et que sepa de ellas otras ansi como él m anda, et que
sea de buen seso porque sepa ayudarse de las cosas que fazen pro et se guarde de
las que tienen danno. Et obrando desta guisa llegaran a loque quisieren tacer por
ellas, et uerá cosas marauillosas de la su uirtud que resciben de Dios, porque aya a
loar et bendecir el su nombre que sea bendito para siempre jamas amen.
A lemán ( Micer Cristóbal) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes
por el fuego, y obrero de imagenería sobre vidrio. Fué el primero que labró en Se
villa , para la catedral, una vidriera de setenta palmos con imágenes, concluyendo
su obra en 1504, pagándole por ella 10.030 maravedíes.
A mat ( J uan de S an) : Trabajó las vidrieras más antiguas de la catedral de Lérida
en el siglo xiv, por los años 1340. ( Vide Qolivella.)
A liman (el maestro P edro): Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo en el año
de 1459, con el maestro aleman llamado Pablo, teniéndose pocas noticias de estos a r
tífices de mediados del siglo xv, como maestros vidrieros de color en España. (Véase
el tomo lv de los documentos inéditos, Academia de la Hist.)
B onifacio ( P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el
fuego, labró en Toledo, y continuó, en 1493, la obra de las vidrieras de la cate
dral , siendo de este maestro las antiguas que hubo desde el reloj hasta el coro del
Dean; por su trabajo se le pagaron 193.450 maravedíes.
CjOlivella (G uillermo) : Este maestro de vidriería de colores residió y labró en
Lérida en la segunda mitad del siglo xiv y principios del xv. Se conserva su memo
ria en la catedral de aquella ciudad, donde en 1392 era magisler operis y encargado
—
31
de la visura y cuidado de las vidrieras de colores que fabricó años ántes Juan de San
Amat. Gomo escultor, hizo en 1591 dos estatuas de los Apóstoles, que á principios
de este siglo xix se guardaban en la iglesia de San Pablo en Lérida.
Cotin (Luis el maestro) : Artítice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego y de imagenería, pudo ser oficial á principios del siglo xv del maestro Dolíin, labrando cou éste en Toledo por los años de 1420 al 1425. En este ùltimo acae
ció la muerte del referido maestro, por cuyo motivo el artífice Luis continuó la obra
comenzada de las vidrieras de la catedral de Toledo, labrando las que estuvieron
desde la fachada del reloj hasta el lado opuesto, cuyo trabajo se finalizó en 1429,
recibiendo por la mano de obra 600 llorínes del cuño de Aragón.
C risòstomo ( el aleman) : Maestro de vidrios en colores por el fuego, que labró en
Toledo , con el maestro Pablo ( vide), para la catedral desde el año 1459 hasta muy
cerca de los años de 1495, en que pudo haber fallecido.
Dolfin ( el maestro) : Artífice fabricante de vidrios de colores y de imaginaria de
los más antiguos que labraron por el fuego en Toledo. Al parecer, por su apellido
parece francés, áun cuando en la época que floreció este maestro las palabras Golfín,
Dolfin y Dalíin pudieron ser flamencas ó alemanas. Labró en Toledo los famosos vi
drios de colores para las vidrieras de aquella catedral primada en 1418, por valor
de 7.725 maravedíes de la moneda m oderna, que equivalían á 150 florines de oro
del cuño de Aragón, á razón de 51 maravedíes y 5 dineros cada florín. (Archivos de
la catedral de Toledo.) Le ayudó y tuvo por oficial á Luis Cotin.
A Dolfin y á Luis les siguieron, como maestros vidrieros de colores, en la catedral
de Toledo, los maestros P ablo y C risòstomo (alemanes), en 1459. P edro F rancés y
P edro B onifacio , en 1495. Vasco de T ro ya , en 1515. J uan de C ue sta , hasta 1515.
J uan de C ampos , hasta 1522. A lberto de H olanda , hasta 1525. J uan de Ortega , 1554.
F rancisco de O l í a s , en 1676. F rancisco S ánchez Mar tínez , en 1715, áquien se atri
buye un tratado sobre el arte de la fabricación de los vidrios de colores é imaginaria,
que presentó como maestro al cabildo de la catedral de Toledo en el año de 1721.
Manuel Moreno A paricio , siendo canónigo de la santa iglesia el Sr. Lorenzana, se
nombró maestro de vidrios á dicho artífice en 1772. Fué el último que se conoció
en dicha iglesia primada para las vidrieras de imaginería. Algunos dicen que éste, y
no el anterior, fué el que escribió el tratado de los vidrios de colores de que se hace
memoria.
E nrique (el maestro) : Fué maestro vidriero, de nación aleman, vecino de Toledo,
donde residía por los años de 1480. Se casó en España con María Maldonada. Como
maestro de vidrieras de color, le encargó el cabildo catedral de Toledo la construc
ción de algunas vidrieras nuevas para la santa iglesia primada y la reparación de las
antiguas en el año de 1485, según concordia y capitulación fechada el 11 de Junio de
aquel año, por la cual el maestro Enrique se comprometía á seguir las dichas obras,
hasta dejarlas concluidas.
Este maestro falleció en 1492, habiendo labrado y sentado catorce vidrieras en la re-
—
32
—
ferida catedral, con imágenes de santos, santas y algunas de composición historial,
que midieron dos mil nuevecientos treinta y cuatro palmos y medio cuadrados de vi
drios de color. Pero como la obra y el compromiso del maestro Enrique no se hubiera
concluido, la continuaron sus oficiales en 1492 y 93, bajo la responsabilidad de la
viuda María Maldonada, labrando los oficiales Pedro Bonifacio y Pedro el francés las
seis vidrieras últimas, que según el compromiso, convenio y escritura del maestro
Enrique, medidas resultaron tener en su totalidad dichas seis vidrieras dos mil se
tecientos veintinueve palmos cuadrados, y ?/3 de palmo.
Estas noticias se han tomado de la concordia y capitulación que firmó el maestro
Enrique con la catedral de Toledo en el año 1485, publicada en el tomo ly de los do
cumentos inéditos de la Academia de la Historia. Pero leyendo dicha concordia re
sultan algunos hechos en ella consignados que tienen cierta importancia para el arte
de la fabricación de vidrio blanco y de color en la centuria decimaquinta.
El primero es que, según uno de los artículos de la concordia, el maestro E nri
que había de pasar á Burgos, Flándes ú otras partes á comprar el vidrio que fuese
necesario para la obra proyectada por la santa iglesia primada.
El segundo hecho singular es el haberse señalado en el mismo documento los
colores más principales que se habían de usar en la vidriería, y que constituían la
que hoy podría llamarse la paleta de los maestros del siglo xv. Diciéndose sobre este
punto que el maestro Enrique había de traer buen vidrio, asi blanco, como azul,
verde , colorado, morado, amarillo, prieto, y de la groseza que lleváre muestra.
El tercero, y después de señalar el grueso del vidrio, se refiere á las condiciones
físicas del mismo material, cuando le trajera el maestro Enrique; «el cual no se ad
mitiría si no fuere bueno é bien fecho (diáfano, homogéneo en su masa y bien des
templado de modo que fuese resistente y poco frágil), é bien entretexidos las colores
á vista (ó que cuando les pasase la vista y la luz, como entonces se decía , resultase
una sensación de uniformidad la más perfecta posible, relativamente á los matices
y coloración de los vidrios, examinados por los reflexos y por la refracción ó paso de
luz á su través), y si no fuese á contentamiento de los dichos señores obreros é visi
tadores, que non sean obligados d lo tomar por ningún precio.*
Estas frases , toda vez que el cabildo había adelantado el dinero para la compra
del vidrio, y sus términos absolutos, nos hacen sospechar que existían en el si
glo xv la estafa y el fraude mercantil en el artículo del vidrio extranjero que venía
á España, y que con dicho fraude había sido castigada alguna vez la iglesia de Toledo.
Pero ésta, en su concordia con el maestro Enrique, no se contentó con sentar las
condiciones anteriores, sino que ademas, temerosa de que el artífice por ser extran
jero poseyera ó no la habilidad que decia de maestro, lo cual supone estafa posible
de otro orden que en la del vidrio, pues sería personal, dispuso que aquél, «ántes de
comenzar lo principal de la obra, labrára una ventana con figuras, im ágenes, lazos
y otras labores, con las canales de plomo bien fornidas é altas para que abracen y
encajen bien el vidrio. Et si todo saliere bien é á contentamiento de los señores obre-
—
33
—
ros é visitadores de la iglesia, que se le pague su valor é siga en las obras de la vi
driería, y si no, se le pague aquella obra y devuelva el dinero que se le dio para la
compra de los materiales, dándole plazo de un año para la devolución al maestro
Enrique ó sus fiadores.»
F rancés (el maestro P edro) : Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo, en el
año de 1495, no teniéndose más noticias de este artífice de mediados del siglo xv,
como maestro que labró en España.
Guisquin de Vaque H usfren : Mercader y vecino de Toledo por los años de 4420
al 28 , que proporcionó é hizo llegar á dicha ciudad várias partidas de vidrios blan
cos y de colores, probablemante de Alemania, Flándes y tal vez de Burgos, para las
grandes vidrieras que en aquel entonces labraron los maestros Dolfin y Lois Contin
para la catedral primada de Toledo. Las cantidades de vidrios que proporcionó el
mercader Guisquin pueden calcularse de considerables, atendiendo á que para solas
dos vidrieras que labró el artífice Lois después del fallecimiento de su maestro Dolfin
aquél proporcionó á los talleres de la catedral algo más de once quintales de vidrios
blancos y de color, según consta de una carta de recibo y pago firmada por Guis
quin, fechada á 12 de Noviembre de 1428 años, en Toledo. (Documentos inéditos de
la Academia de la Historia , tomo l v , pág. 487.)
J uan ( el maestro) : Maestro y artífice de vidrios de colores, conocido tan sólo por
el nombre del maestro Joan, que labró en Burgos algunas vidrieras de colores y otras
para la catedral de aquella ciudad, desde el año 4427 al 33, según los registros de
las actas capitulares de aquella santa iglesia, correspondientes á los años menciona
dos; no se sabe la patria de este antiguo artífice.
J u a n ico (N.): Artífice y oficial vidriero, que labró en Toledo como ayudante y
mozo de Fray Pablo en la reparación de las antiguas vidrieras de la iglesia primada,
que se acordó llevar á cabo en el año 1458. Este oficial se le señaló por el cabildo el
sueldo de 25 maravedises por dia como á su compañero de taller Ximeno (vitle), ó
sea la mitad que al maestro Fray Pablo. (Academia de la Historia, documentos in
éditos, tomo lv .)
O viedo (Catedral de) : En el templo y santa iglesia catedral de Oviedo se conser
van cinco grandes vidrieras ojivales sobre el altar mayor, formando el coronamiento
gótico de la capilla mayor, de muy bellísimo efecto. Ademas, en la nave de la misma
capilla y costado del Mediodía se cuentan otras cinco vidrieras mayores con seis
compartimentos y colores, santos é historias de composición concluida. Las vidrieras
correspondientes al costado Norte se tapiaron hace muchos años á causa de los vien
tos y lluvias que por aquel lado combatían al edificio, inutilizándose, y siendo por ello
costosísima la conservación de aquéllas.
En los dos lados del crucero, en la parte del trascoro y otras capillas y lugares de
la iglesia, se hallan varios óvalos de cantería y talla, cerrados los calados en piedra con
vidrios claros; resultando obras de mucha elegancia y gusto á la antigua, ó decuan5
34
-
do se servian los maestros de la piedra misma como armaduras del vidrio trasparente.
Las vidrieras de colores referidas, consta en el archivo de la catedral de Oviedo que
se labraron por los años de 4501, por maestros que fueron de la catedral de To
ledo, los cuales, habiendo concluido sus labores en la iglesia primada en el año re
ferido, solicitaron encargarse de la obra de las vidrieras de la catedral de Oviedo en
el año 4501. Sin embargo, aunque los artífices mencionados se sospecha fueron fla
mencos , no se citan sus nombres ni el coste que tuvieron las vidrieras de Oviedo.
Es probable que los maestros á que se refiere el apuntamiento anterior fueron
Pedro el francés y Pedro Bonifacio, que de 1405 á 1500 habían finalizado sus obras
vidrieras en la catedral de Toledo.
P ablo (F ray) : Artífice aleman que vino á España á mediados del siglo xv; fué
maestro del arte de pintar vidrios con colores trasparentes por el fuego. Trabajó en
Toledo, entre otras obras, algunas de las vidrieras de la catedral por los años de 1459.
(Archivo de id.)
S antillana (D. D iego ) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego, que
residía en Burgos en el último tercio del siglo xv. En el año de 1497 paséen compa
ñía del maestro Juan de Valdivieso á Avila, para ajustar las vidrieras de su catedral,
con cuyo trabajo se quedaron aquellos dos artífices en el año siguiente de 1498, pin
tando dos para la capilla del Cardenal. Pasando después á pintar otras várias de las
de la banda izquierda de aquella iglesia, y concluyendo las de las santas Agueda,
Inés, Cristina , Cecilia y algunas otras que sellan conservado hasta la actualidad, bien
pintadas y con diseño y actitudes sencillas. A principios del mismo año 98, estando
este maestro en Burgos, contrató con la catedral de esta ciudad algunas obras de vi
driería de color, asociado al mismo artífice Juan de Valdivielso. Este convenio tiene
ia fecha de 25 de Enero de dicho año 1498.
Debió ser compañero y amigo de Arnao de Flándes y del famoso vidriero hurgó
les Nicolás de Vergara, figurando Santillana, como testigo, en unas diligencias del
maestro Arnao y por encargo de su liijo Nicolás, fechadas en 1512, año en el cual el
último residia en Toledo y trabajaba como maestro las bellísimas vidrieras de la ca
tedral de aquella ciudad. Por los mismos años de 1512 al 15, el maestro Santillana
labró en Búrgos tres vidrieras historiadas para la iglesia del monasterio de San Fran
cisco de Falencia, según escritura fechada el 51 de Mayo de 1512. La primera con
la representación de la impresión de las llagas de San Francisco. La segunda, la pre
sentación de Doña Inés de Castilla á Santo Tomas de Cantorberi, conducida por la ma
no de Santo Domingo ; con las armas de los Castillas y Enriquez. La tercera , con la
historia del acto en que recibió San Ildefonso la casulla milagrosa de manos de la
Virgen. El precio de estas vidrieras se calculó y pagó á 95 maravedises el palmo
cuadrado de vidrio de color.
Ademas, el mismo Santillana labró tres vidrieras de colores para el cabildo de la
catedral de Patencia en igual precio que las anteriores, y las seis redondas para los
ojos de la capilla de Nuestra Señora la Blanca, de la misma catedral, en el año 1515
—
35
—
al 14, con buenos colores y matices. La principal de aquéllas representaba á Nuestra
Señora con el niño, yen oración el señor canónigo Bartolomé de Falencia. En la vi
driera del segundo ojo se pintó á Santa Marina con el dragón. En las restantes, San
ta Catalina, San Andrés, Santa Lucía y la Magdalena. La catedral pagó al maestro
Santillana, ademas del precio convenido, la casa, carbón y los andamios que fueron
necesarios para sentar las obras.
S ocoma (D. F rancisco) : Artífice y maestro de vidrios, que labró en Mallorca en la
segunda mitad del siglo xiv, por los años de 1580 se encontraba en Palma como
maestro de las vidrieras de la catedral de aquella isla , que en aquel tiempo y ántes
de cerrarlas con manipostería, debieron ser difíciles de poderse conservar y componer.
V aldivieso (D. J uan) : Maestro artílice de vidrios de colores trasparentes por el
negó. Floreció en la segunda mitad del siglo xv. Fué vecino de Burgos y como com
pañero de Juan de Santillana pintó por los años 1497 al 99 várias de las vidrieras de
la catedral de Avila.
V aldovin (el maestro) : Maestro que floreció y labró lumbreras blancas y de co
lor, tal vez en el siglo xiv ó época anterior. Se le atribuye el trabajo de las anti
guas vidrieras con imágenes y de mosaico que poseyó la catedral de León , las cuales
tanto realce y belleza dieron á dicha santa iglesia en la Edad Media, y que sin duda
fueron origen de aquel antiguo dicho vulgar :
Campanas las de Toledo,
Vidrieras las de León,
Relox el de Benavente,
Rollo el de Villalon.
Atendida la fragilidad del vidrio y la magnitud excesiva que debieron tener las
vidrieras de León, labradas por el maestro Valdovin , lo cual las expuso á inutilizar
se con más facilidad que en otras iglesias de España , creemos que las obras de dicho
maestro han desaparecido hace algunos siglos; no existiendo hoy otras vidrieras en
aquella catedral más que las que probablemente labraron otros maestros del siglo xvi,
tal vez en Burgos ó Toledo, para la iglesia leonesa, como lo hicieron para las cate
drales de Oviedo, Palencia, Astorga y otras iglesias de Castilla la Vieja, León, Astu
rias y Galicia, en la referida centuria décimosexta.
El nombre del maestro Valdovin le cita el Sr. Villamil y Castro en sus rudimentos
de Arqueología sagrada, pág. 153.
X imen (N.): Artífice y oficial vidriero que floreció y labró en Toledo á mediados
del siglo x v ; se da noticia del nombre de este oficial como mozo de Fray Pablo, ga
nando 2o maravedises por dia, ó sea la mitad que su maestro, en el arte vidriero de
colores, según se dice en el libro de gastos de la santa iglesia primada de Toledo, año
de 1458, con motivo de la compra en Burgos de diez quintales y medio de vidrio,
más trece libras de colores de Flándes, que costaron, á razón de 2.000 maravedises
cada quintal, y con cuyos materiales comenzaron el maestro Fray Pablo y sus oficia-
36
—
les é mozos Ximen y Juanico el reparo de las antiguas vidrieras de la catedral de To
ledo, en el año de 1458. (Academia de la Historia, documentos inéditos, pág. 502.)
Hay alguna probabilidad para asegurar que este artílice Ximen tuviera por hijo á
Alexo Ximen ó Ximenez, que también fuá artifice vidriero de color y clérigo ó cape
llán en Toledo por los años 1509 (vide).
X imenez (D. A lexo ) : Artílice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
á últimos del siglo xv. Fué clérigo y labró en Toledo con mucha aceptación varias
vidrieras de la catedral de aquella imperial ciudad, por los años de 1509.
VIDRIEROS DEL SIGLO XVI.
A rce (J uan): Maestro y artífice de vidriería del que se tiene pocas noticias. Labro
en Rúrgos en la primera mitad del siglo xvi, sucediéndole como maestros de la ca
tedral de dicha ciudad, su hijo Juan y su nieto Pedro, que lo fueron posteriormente
desde 1540 hasta cerca de 1600, según varias peticiones que dirigieron al cabildo
de la catedral de Rúrgos, fechadas en 1586 y 90, suplicando aquellos maestros se les
encarguen las obras pendientes de reparación y demas en las vidrieras de la iglesia,
creyéndose que tenían cierto derecho á ello por sus muchos servicios prestados en el
trascurso de más de cincuenta años de trabajos bien acreditados, como vidrieros de
aquel templo.
A rce (D. J uan) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el fuego;
floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en Rúrgos, donde se le encargó
en 1581 la reparación de las vidrieras de la catedral, que concluyó; pagándole 8.600
maravedís por la obra. Este maestro y artílice vidriero lo fué de la catedral mencio
nada durante muchos años, pues figura en varias cuentas de vidriería del templo en
1568 y 69, en las cuales se advierte que nadie más que él entienda en todo lo relati
vo á las obras del vidrio, atento á los muchos años que entonces llevaba de servir con
su habilidad al cabildo de aquella santa iglesia.
A rce (P edro ): Maestro y artílice vidriero, que floreció y labró en Rúrgos en la se
gunda mitad del siglo xvi. Fué hijo y nieto de los dos maestros Juanes de Arce, que
le precedieron como tales en la catedral de aquella ciudad; consta su nombre en una
exposición al cabildo de la referida iglesia, en que pide se le conserven los derechos
de su padre, que liabia trabajado hasta 1586, más de 50 años, en las obras de vi
driería de la catedral de Burgos, sin contar los muchos más que trabajó para la mis
ma su abuelo Juan, también maestro del templo en el tiempo que vivió.
A rtífices talladores de vidrios, diamantes y otras piedras preciosas. —Esta clase
de artífices, según dice Juan Arfe, existían en España en el siglo xvi, es posible que
fuesen más antiguos, pues ya en el siglo x iii , según una ley de las Partidas (Lev 8.a,
tít. xvi, Partida vil de los falsarios), se dice que había en España Oreberes lapidarios
verdaderos y legales, que practicaban su arte leal y hábilmente, y otros Oreberes la
pidarios del siglo x iii , que en el xvi se llamaban enjoyeladores, los cuales, según la
—
37
—
ley de Partida referida «fazen enganno et uenden las sortiias que son de latón ó de
plata doradas diziendo que son de oro. Et otrosí uenden los dobletes de cristal, et las
piedras contra fechas de uidro por piedras preciosas.»
Sobre estas falsificaciones y manera de hacerlas escribió algunas consideraciones
Arfe, concluyendo por decir : »pero por maravilla se ve una de ellas antigua ó mo
derna en España, porque aquí, á pesar de la ley de Partida, no se hacen; y por
hacerlas en Italia y Francia, suceden en aquellos reinos más vezes semejantes en
gaños.
La talla geométrica y pulimento físico de los diamantes, trabajos considera
dos como arte, se verificaba por artífices en Lisboa, en Sevilla y en Madrid á me
diados del siglo xvi. Como lo comprueba el mismo Arfe en su Quilatador, pág. 576,
libro viii diciendo:
«Los diamantes lábranse con otros diamantes y con el polvo que sale de unos y
otros basta ponerlos en el talle (forma) que quieren , y después se pulen en rueda de
acero templado con aceite, y el polvo que sale dellos; como lo he visto en Lisboa
y en Sevilla y aquí en Madrid. Todo se hace á costa de mucho tiempo.»
A yala (F rancisco) : Artífice vidriero que floreció y labró en Palencia, constando
su nombre en una escritura otorgada ante el escribano Alonso Paz, á nombre del
cabildo de la catedral de aquella ciudad, fecha 9 de Octubre de 1516. En dicho do
cumento se conviene el maestro Ayala á aderezar todas las ventanas del crucero de
la capilla mayor de la iglesia de Palencia y las de las capillas de San Pedro, Santa
Ursula, Corpus Cristi, Nuestra Señora la Blanca y San Miguel, á contentamiento de
los obreros de dicha iglesia ; debiendo recibir el maestro Ayala por su trabajo 50 du
cados de oro. (Academia de la Historia, papel suelto sin colocación.)
B orgoña (Jorge ) : Artífice fabricante de vidrio de colores, trasparentes por el
fuego. Labraba en Palencia en el año de 1541 las vidrieras para la catedral, pero ha
biendo fallecido en dicho año, continuó en este trabajo, basta concluirlo, su cuñado
D. Diego de Salcedo. El precio fué de 100 maravedíes por cada pié de vidrio pintado
con imaginaria. Este maestro flamenco fué vecino de Burgos, donde casó con Ca
silda Diago; por los años de 1553 pasó á Palencia para encargarse del trabajo de las
vidrieras de dicha catedral, que no pudo concluir por haber fallecido, como se dice
arriba.
B ruxes (C arlos) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego. Labró para la catedral de Sevilla en 1558, la vidriera de la Resurrección del
Señor, que está en la capilla de las doncellas, y la otra vidriera frontera, cuyas imá
genes representan la venida del Espíritu-Santo. Reparó otras de la misma iglesia en
el año 1559. En el siguiente fué castigado por el tribunal de la Inquisición.
Campa ó C ampos ( el maestro J uan ) : Artífice fabricante de vidrios de colores, tras
parentes por el fuego. Labró para la catedral de Toledo algunas vidrieras, por los
años de 1522,
Cotin ó Contin (Gaspar) : Pudo ser nieto ó biznieto del maestro y antiguo vidrie-
—
38
—
ro Luis Contin, probablemente francés ó flamenco, que vino á España por los años
de 1418. Este maestro Gaspar nació en Castilla, su familia y maestros probablemente
fueron toledanos; labró de 1538, como vidriero de colores en Burgos, para la cate
dral , en el año referido.
Córdoba (Gonzalo de) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por
el fuego, que floreció á últimos del siglo xv. Labró en Toledo desde el año de 1510
al 13, las vidrieras de la catedral, que están en la nave intermedia, empezando por
la puerta de los escribanos, en las que representó la creación de Adan y Eva y otros
pasajes del Antiguo Testamento. Se considera entre las buenas obras de su género
que posee aquella santa iglesia catedral.
Cuesta (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el fue
go. Continuó los trabajos del maestro Córdoba en el año de 1513, reparando várias
vidrieras y labrando las de la capilla muzárabe en la catedral de Toledo.
D íaz (D iego) : Floreció en la segunda mitad del siglo x v i, como fabricante de
vidrios de colores y de imaginería por el fuego. Tuvo por maestro á Francisco Espi
nosa, á quien ayudó en los talleres y fabricación de la vidriería de color que Felipe II
babia establecido en el Quejigal, cerca del Escorial, donde se labraron magníficas
vidrieras para los templos de España, pagando al artífice Diaz sueldo regular ( Vide
Espinosa.
E spinosa (F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de color y de imaginería,
que floreció á mediados del siglo xvi. Fué natural de Cedieros, y muy conocido por
su ingenio y habilidad. El rey D. Felipe II, de quien algunos cuentan tuvo noticia
especial de los hombres de mérito que vivían en su tiempo en España, llamó á
Francisco Espinosa y á su hermano Hernando para dirigir los talleres del Quejigal v
labrar en ellos los vidrios de color que se necesitasen en el templo del Escorial ú
otras iglesias de España. La importancia de los trabajos de Espinosa pueden calcu
larse por una Real orden del 18 de Marzo de 1565, en que dispone el rey D. Felipe
se pongan á disposición de este artífice para la fabricación del vidrio y su colora
ción por el fuego, quinientas arrobas de barrilla, doce de colores y cuatro de zafre,
y por otra Real carta del 17 de Junio de 1566, le mandaron pagar 375.000 marave
dises por sus experiencias y trabajos.
La fábrica del Quejigal labró por algún tiempo con grandes y buenos resultados,
mandándose, por causa de haber muerto Hernando de Espinosa, venir de Cataluña
al maestro Galceran, también pintor, siguiendo prósperamente aquella fábrica hasta
1571, en cuyo año todavía se mandaron pagar al artífice Francisco Espinosa 4.000
maravedises por ciertos gastos en colores. Tuvo por discípulo en el arte á Diego Diaz,
oficial hábil. De la fábrica antigua del Quejigal se conservan hoy como restos vidrie
ros, los que cierran con coloración verde, dos de las grandes ventanas de la cúpula
ó cimborrio del monasterio del Escorial; cuando los examinamos, nos parecieron
que eran las últimas reliquias que Rabian quedado en los almacenes de aquella igle
sia , en otro tiempo bien provistos, para las reparaciones de sus antiguas vidrieras.
—
39
F ernandez (P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego; se
sabe que veriíicó algunas experiencias y presentó algunas muestras de vidrio para
imaginaria en colores trasparentes al cabildo de la santa iglesia catedral de Sevilla,
por los años de 1526. No teniéndose más noticias de este oficial artiíice que, según
aquella fecha, floreció á principios del siglo.
F lándes (A rnao de ) : Maestro y artífice de vidrios de colores que floreció y labró
en Burgos probablemente desde tiñes del siglo xv. La primera noticia que se tiene
de este maestro es que el cabildo catedral de aquella ciudad le dispensó, en 1512,
algunos adelantos con la propiedad de ciertas casas que se hallaban en él arrabal de
Vega, á do dicen la Calera, para que allí lijase sus talleres el maestro Arnao, resi
dente en Burgos y casado con Inés de Vergara. Esta cesión de propiedad tenía una
cláusula que se referia á Nicolás de Vergara, como hijo y heredero del maestro Ar
nao, el cual debia ser mayor de edad, pues en dicho año 1512 residía en Toledo,
donde trabajaba como maestro vidriero, de gran habilidad y fama; lo cual prueba
que el maestro Arnao, padre, debió llegar á España por los años de 1480 al 90.
Murió de muchos años, hácia 1544, según un poder de su hijo Nicolás, fechado
en Enero de 1550, del que resulta el fallecimiento del maestro Arnao, á quien pudo
ayudar en muchas de sus obras en Burgos, desde el año de 1521 al 54, en que aquél
residió en dicha ciudad. Tuvo por discípulos á Nicolás Vergara su hijo, que después
se llamó Vergara el Viejo, y probablemente á Juan de Arce, que fué nombrado
maestro de las vidrieras de la catedral de Burgos en el año de 1544.
G a rc er an : Maestro de vidrios de color, que floreció y labró en Cataluña, en la
segunda mitad del siglo xvi. Se tienen noticias de dicho artífice por habérsele llama
do en tiempo de Felipe II, á fin de desempeñar el cargo que tuvo Hernando de
Espinosa, que falleció por los años de 1570 en la fábrica de vidrios del Quejigal cerca
del Escorial (Vid. Espinosa).
G elandia (B ernardino) : Artífice fabricante de vidrios de color y trasparentes por
el fuego. Labró en Sevilla, en 1518, con Juan Vivan, parte de las vidrieras de la ca
pilla mayor de la catedral.
G iraldo ó G iralte de Holanda : Este artífice fabricante de vidrios de color, tras
parentes por el fuego, pudo ser flamenco ú holandés; labró en Cuenca por los años
de 1540 al 50 algunas vidrieras de colores para la santa iglesia catedral de aquella
ciudad. El nombre de este artífice consta en las cuentas de fábrica y del cabildo de
aquella iglesia, correspondientes á la época y años referidos.
Guach (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego; floreció en
Tarragona en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en aquella ciudad, porlos años de
1571 y 72, y más adelante, las grandes vidrieras con imágenes é historias sagradas
que cerraban las lumbreras de la catedral tarraconense. Aquéllas sellan considerado
durante muchos años como obras de mérito en su género, y con las cuales, según
los entendidos, quedó bien probada la destreza y habilidad del maestro Guach, poco
conocido, aunque de creer es fué valenciano ó catalan.
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40
—
H olanda (Alberto de) : Artífice fabricante de vidrios coloreados. Estuvo muchos
años avecindado en Burgos á principios del siglo xvi. En 1520 se obligó á pintar las
vidrieras de la catedral de Avila, tan perfectas y áun mejores que las de la capilla de
las Vírgenes, dándole por cada pié cuadrado de vidrio pintado á razón de 82 mara
vedises, sin contar el vidrio. Los dibujos de apóstoles, mártires y otros adornos de
este trabajo, acreditaron al maestro Alberto, considerándole como uno de los que
mejor practicaron en su tiempo las reglas del arte. En 1522, concluidas las obras
contratadas para la catedral de Avila, pasó este maestro á Toledo, donde labró várias
vidrieras para aquella santa iglesia catedral y otras hasta el año de 1525, en cuya
época se perdió el nombre del maestro Alberto, tal vez por haber ocurrido su falle
cimiento. Tuvo por hijo y discípulo al excelente artífice Nicolás.
Holanda (Nicolás) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; aprendió el arte en Burgos en los talleres de su padre el maestro Alberto. En
1555, época en que tal vez habia fallecido el último, ó bien por estar éste muy ancia
no, labró vidrios de color para la catedral de Ávila, donde quince años ántes traba
jó su padre várias vidrieras. Las obras del maestro Nicolás, como las de su padre, tu
vieron notable gusto á lo romano ó estilo moderno de entonces, y fueron notables
por la corrección en el dibujo, en los escudos y adornos de color de sus obras.
J uan hijo de Jacobo el F lamenco : Artífice fabricante de vidrios de colores, traspa
rentes por el fuego. De él no se tienen más noticias que haberse hallado su nombre
en las cuentas de la fábrica y cabildo ¡de la catedral de Sevilla , con el título dicho y
que, como maestro, labró una de las vidrieras de aquella catedral en el año de 1510,
pagándosele por su trabajo doce ducados.
Ludeque ( D iego d e ) : Artífice de vidrios de colores trasparentes por el fuego y de
imaginería. Este fué el maestro que Felipe III nombró vidriero Beal en Setiembre
de 1600 por causa de haber muerto Antonio Pierres. Disfrutó poco tiempo su cargo,
falleciendo en 1602.
M enandro (V icente) : Artífice de vidrios de color, trasparentes por el fuego. Tra
bajó en Sevilla muchos años en la segunda mitad del siglo xvi , dejando, entre otras,
obras en aquella santa iglesia catedral, concluidas de su mano. En 1560 la vidriería
grande de la Conversión de San Pablo que está en la capilla de Santiago, por la que
se le pagaron 61.200 maravedises, y pudo tener cerca de 800 piés cuadrados de vi
drio de color á razón de 70 á 80 maravedises el pié. En el año de 1567 la vidriera re
donda de la Encarnación, colocada en la puerta de San Miguel, en el precio de
41.680 maravedises. En 1569 labró la de la Visitación de Nuestra Señora, compañera
de la anterior en tamaño, por la cantidad de 50.120 maravedises.
Estas obras del artífice Menandro se consideraron muchos años en Sevilla como
trabajos muy concluidos del arte, tanto por la belleza y diafanidad de los colores,
como por la corrección del dibujo y gusto de la composición que aquel maestro rea
lizó de una manera admirable, empleando los medios más difíciles del arte de la
vidriería de caballete y con imágen.
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N iel (nielar y esmaltar sobre metales) : El nielar era conocido en España en el
siglo xni, en cuya época se lee, como comprobante, un inventario de las alhajas de
I). Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo y que fue electo obispo de Cuenca por
los años de 1250, en cuvo inventario se lee : Un vaso copado con esmaltes en medio,
et Niel en la manzana et todo dorado. Otro vaso copado con Niel en medio. Otro
con torreciellas el Nieles (Biblioteca de la Academia de la Historia, tomo u, docu
mentos varios). Algunos creen que la palabra Niel procede de Niello ó Nigelio, que
traducen por cosa negra con que se rellenaban las hendiduras y grabados de los me
tales. Tal vez aquella sustancia desde los tiempos más antiguos f'ué fusible, aunque
hubo muchas otras que para adornar ¡as superficies metálicas se fijaban en los gra
bados hendiduras lineales, picaduras y otras soluciones de continuidad comprimién
dolas por el martillo y por cuerpos duros, como bruñidores, cuando por la ductilidad
de la materia incrustrada, ésta se presentaba fácil á quedar encajada y sólidamente
fija, constituyendo muchas veces una especie de filigrana. Este procedimiento úl
timo puramente mecánico es el que adoptaron desde muy antiguo, y hoy todavía le
siguen los artífices cuchilleros de Albacete, Santa Cruz de Múdela, Mora y otros lu
gares y talleres para rellenar con pasta ruja los grabados y calados de las cuchillas,
creyéndolas embellecer por este medio.
O rtega (Juan) : Artífice pintor de imaginería por el fuego, sobre vidrio. Labró
en Toledo las vidrieras de la capilla de los Reyes Nuevos, en la catedral, por los años
de 1554, y ademas la de la puerta del Perdón, de la misma santa iglesia, según
consta de las cuentas de fábrica de su cabildo.
P esquera (S ebastian) : Artífice de vidrios de colores. Labró en Sevilla á mediados
del siglo xvi, ocupándose, por encargo del cabildo de la santa iglesia catedral de
aquella ciudad, en la reparación de las vidrieras de dicha iglesia, por los años
de 1559 y 60.
P ierres (A ntonio) : Artífice de vidrios de colores para imaginería, que floreció en
la segunda mitad del siglo xvi. Atendiendo á sus especiales conocimientos, le nom
bró Felipe II, en el año de 1591, su vidriero real con el sueldo de 50.000 maravedises
al año y un salario diario de tres reales, se le concedieron también dos más para
un aprendiz. Este maestro falleció en el año de 1600, sucediéndole en el cargo de vi
driero real el artífice Diego de Ludeque.
R esen ( el maestro P elegrin) : Artítice pintor de vidrios por el fuego. Fué flamenco, y sus contemporáneos le concedieron la nota de excelente matemático y hábil re
lojero. Don Felipe II, en 1562, le nombró vidriero de su Real casa, con el sueldo de
160 ducados al año y los gajes. Este maestro falleció ea Madrid, en 1565, dejando
por discípulo y sucesor en el arte vidriero á su hijo Reneiro Resen.
R esen (R eneiro) : Maestro y artífice vidriero, hijo del anterior, y que le sucedió en
el cargo que aquél habia alcanzado en la casa del rey D. Felipe II. Labró vidrieras
para la córte desde el año referido hasta el de 1579, en cuyo tiempo se le concedió li
cencia por ocho meses para irse á Flándes, de donde no se tiene noticia que volvie6
42
—
se; sucediéndole en los cargos de Palacio, poco tiempo después, el maestro Pierres.
S alcedo (Diego de) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
en la primera mitad del siglo xvi; fué vecino de Burgos y cuñado de Jor-e de Borgoña. Muerto éste por los años de 1542, se encargó de concluir las vidrieras de la
catedral de Palencia, que en aquel entonces tenía el maestro Borgoña entre manos,
pagándosele a 1U0 maravedises el palmo cuadrado de vidrios de color.
S evilla : Los vidrieros de colores que se recuerdan haber trabajado en Sevilla
para la catedral de dicha ciudad, fueron , según el Sr. Cean , Micer Cristóbal, ale
mán, que labró en Sevilla por los años de 1504, Juan, hijo de Jacobo, Juan de Jaques,
Juan Bernal, Juan Vivan, Bernaldino de Gelandia, maestros que labraron para la
catedral de Sevilla en 1504 hasta 1525.
En 1525 los maestros Arnao de Flándes y su hijo Nicolás de Vergara se obligaron
con el cabildo de la catedral á pintar para Sevilla la mayor y mejor parte de las vi
drieras de dicha santa iglesia; pero residiendo aquellos dos maestros, por los años
referidos, de 1525 al 50 ó 34, en Burgos, donde Arnao el padre tenía sus talleres en
casas del cabildo, como dependencias de la misma iglesia, es casi seguro que en
aquellos se labraron para Sevilla las siguientes vidrieras por los dos maestros Arnao
y Nicolás, el primero flamenco y el segundo húrgales.
1. a Vidriera redonda para el crucero de la capilla mayor, representan lo con be
llísimas figuras la Ascensión del Señor.
2. * Idem redonda para el crucero, representativa con imágenes de la Asunción de
la Virgen.
5.* Para el testero de la iglesia de Sevilla, vidriera representando con imágenes
los mercaderes arrojados del templo,
4. a Para el mismo testero, otra vidriera representativa de la unción de María Mag
dalena.
5. * Para el mismo testero, vidriera historiada con la representación de la Resurrec
ción de Lázaro.
6. a Para ídem , historia en vidrios de la entrada de Jesús en Jerusalen.
7. a Para Ídem , historia en vidrio del Lavatorio.
8. ‘ Para ídem, historia en vi Irio de la Cena de Nuestro Señor con sus apóstoles.
9. a Otras várias de menor importancia, de composición artística,con las imágenes
de San Francisco y otros santos y santas.
En 1558 el maestro Cárlos de Bruges labró en Sevilla para dicha iglesia catedral
dos vidrieras para la capilla dicha de las Doncellas, que es probable, atendidas las
muchas relaciones mercantiles que tuvo en aquella época la ciudad de Sevilla con
Flándes, vinieron los vidrios pintados de este segundo país. Entre ellos se contaron :
1. a Vidriera de vidrios con imágenes historiales de la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, sobre la puerta pequeña de la capilla de las Doncellas, catedral de Sevilla.
2. * Vidriera frontera de la anterior, representando con sus imágenes la Venida del
Espíritu Santo.
—
43
—
Desde 1560 al 69, Vicente Menandro : Vidriero de colores que labró para la cate
dral de Sevilla, sin asegurarse por la misma razón conjetural expuesta del maestro
Bru ges, si los vidrios se labraron en Sevilla ó se trajeron de Flándes, en cuyo caso
el maestro Menandro no hizo más que montar la obra. Los trabajos atribuidos á éste
fueron :
1.
a Vidriera historiando la Conversión de San Pablo, colocada en 1560 sobre una
de las pueitas del templo.
2.
a Vidriera con la historia de la Anunciación de la Virgen, colocada en 1567 sobre
una de las puertas del templo.
5.* Vidriera con la historia déla Visitación de Nuestra Señora, colocada sobre la
puerta del Bautista en 1569.
De las anteriores indicaciones se infiere, sin negar el mérito de las vidrieras, pro
bablemente flamencas, de la catedral de Sevilla, que lo mejor y de más mérito artís
tico en el género de labores vidrieras se labraron en Burgos por los maestros Arnao
y su hijo Nicolás llamado el Viejo, á quien por este y otros trabajos se le puede con
siderar como el príncipe de la vidriería de coloré historia en España.
S taenheyl (U lrico) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; fué natural de Alemania y vino á España agregado á las compañías de la
guardia alemana de Felipe II. El año de 1566 , en atención á su mérito como artífice,
le nombró el Rey su vidriero, á quien poco tiempo después, estando la córte en Za
ragoza, se le dispensó de toda ocupación en la milicia, para que sirviese con su ha
bilidad de artífice á varias iglesias; con este motivo se le aumentaron 60 ducados al
sueldo que gozaba como militar. Falleció en Madrid en el año 1590.
V aldivielso (F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores, que floreció y labró
en Burgos por los años de 1530 al 40, en cuya época, y con fecha de 4532, se le com
praron por el cabildo catedral de aquella ciudad, tres vidrieras para las capillas de
Santiago y San Juan, figurando ademas como maestro de la misma iglesia desde 1538
en adelante. Debió tener por hijo, y entonces mozo, á Pedro Valdivielso, que por
aquella época se llevó de Burgos á Toledo para hacerle su oficial, el maestro Vergara el Viejo.
El artífice Francisco pudo ser hijo y discípulo de los talleres de Juan Valdivielso,
probablemente oriundo de la montaña de Santander, y excelente vidriero de colores
en Burgos, á últimos del siglo xv (vicie).
Valdivielso (P edro) : Oficial y discípulo de los talleres toledanos del maestro Vergara el viejo. Fué natural de Burgos y probablemente hijo de Francisco. Siendo mozo
acompañó á Toledo a su maestro por los años de 4534. En el tle 1551 se cita el nom
bre de este artífice Pedro, en un poder que extendió Vergara vi Viejo, como testigo,
á ruego de dicho maestro, llamándose en él su oficial y discípulo. Pudo tener por hijo
al maestro Diego Valdivielso, que en 4562, ó sean doce años después, figuró como ar
tífice de las importantes obras de vidriería de color, que en aquel año se concluyeron
para la catedral de Cuenca.
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Valdiyjelso (D iego de ) : Arlilice vidriero de imaginería, coloreada por el fuego,
floreció en la segunda mitad del siglo xvi; fué el maestro que tuvo á su cargo des
de el año 1562 en la catedral de Cuenca, el arreglo y reparación de las antiguas vi
drieras en dicho templo.
Valerio (O ctavio) : Maestro y arlilice fabricante de vidrios de colores y de imagi
nería , por el fuego. Floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Este maestro labró en
Málaga donde concluyó las vidrieras de la catedral de dicha ciudad , en el año de 1599.
De aquéllas se han conservado hasta estos últimos años restos apreciables, los cuales
probaban la gran habilidad y destreza en el arte que ejerció el maestro Valerio.
Vasco de T roya : De este arlilice no se conservan más trabajos en España, que la
vidriera de la capilla de D. Luis de Silva, en la iglesia catedral de Toledo, concluida en
1503. En 1513 fué nombrado maestro de vidriería de la misma iglesia, por haber fellecido, ó tal vez marchado de la ciudad, losartílices franceses Pedro y Pedro Bonifacio.
V ergara (N icolás) : Maestro y artífice vidriero de color, que lloreció y labró en el
trascurso del siglo xvi, alcanzando por sus obrasen Burgos, Toledo y otras partes de
España, la nota de haber sido uno de los mejores y mas hábiles artífices en la vi
driería de su tiempo. Nació en Burgos ó su tierra, teniendo por padres al maestro
Arnao de Flándes y á Inés de Vergara. En los talleres de su tiempo se le conoció con
el nombre de Vergara el Viejo, aunque no contaba más que veinte y cuatro á treinta
años cuando se dió á conocer entre los más hábiles maestros.
Trabajó excelentes vidrieras de colores para la catedral de Toledo, desde el año
de 1512 al 20 ó 21. En este último se trasladó á Búrgos para labrar en compañía de
su padre y maestro Arnao, con quien permaneció catorce años, labrando allí las vi
drieras para las cátedras de Sevilla, hasta 1534, en el que se volvió á Toledo, figuran
do desde entonces como maestro de la vidriería en la catedral de dicha ciudad. En
tre sus mejores discípulos, oficiales y amigos de los talleres toledanos, se contó á Pe
dro Valdivielso, según consta de unos poderes que dió Vergara en 26 de Marzo de
1551, en los que el poderdante se dice natural de Búrgos, yen cuyo documento,
guardado hoy en la catedral de dicha ciudad , figura como testigo el oficial vidriero
Pedro Valdivielso, residente en Toledo.
V irago (Clemente ) : Gran maestro de escultura y grabado en hueco sobre el vi
drio y las piedras duras. Pudo ser natural de Milán , de donde le hizo venir Feiipe 11,
nombrándole su escultor y grabador en aquellos materiales, con 200 ducados al año,
ademas de pagarle aparte sus obras. Este artífice fue el que grabó en un diamante el
retrato del desgraciado príncipe D. Cárlos y en otro las armas de España, que fue
ron lasóos primeras obras que se habían visto en Europa, en su género y material
tan duro. En la Academia de la Historia de Madrid se conservan algunas cartas par
ticulares y curiosas del príncipe D. Cárlos, con sellos de lacre rojo, y cuyas armas de
España, si se estamparon, como es probable , con el sello de diamante de Virago, re
velan un concluido tan perfecto, que tal vez fuese imposible de realizarse de nuevo
aquel troquel por los mejores artífices de la Europa actual.
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El maestro Virago, reconociéndose muy viejo, en 1591 pidió al Rey que nombrase
para el cargo que desempeñaba á su sobrino Cristóbal Cambiago; falleciendo en
Madrid al año siguiente de 1592.
Es probable que á estos artífices, Virago, Cambiago y á algunos otros, se refirió
Juan de Arfe en su Ensayador de metales, cuando habla de talleres en Madrid, Se
villa y Lisboa, donde había visto esculpir, grabar y tallar las piedras duras y los
diamantes con toda la perfección apetecible para enjoyedadores; lo cual probaria
que en el siglo xvi en Holanda , Italia , España y Portugal hubo excelentes artífices
para trabajar las piedras duras y los diamantes.
V ivan (J uan) : Artífice fabricante de vidrios de color, que floreció á principios del
siglo xvi. Labró en Sevilla algunas de las vidrieras de la capilla mayor de la catedral
de dicha ciudad, en el año de 1518.
SIGLO XVII.
A lcalde (F kancisco) : Maestro y artífice vidriero que labró en Burgos como maes
tro de la catedral de dicha ciudad , desde el año de 1682 hasta el de 1705 en que
falleció. Este maestro pudo tener algunos conocimientos en el arte de colorear los
vidrios por el fuego, en cuyo caso fué el último artífice de su género que tuvo la
ajjtjgua familia de maestros que labraron, desde tiñes del sigo xiv, en Burgos vidrio
de hnaginería de color para las iglesias de diferentes puntos de España.
A lonso ( F rancisco) : Maestro y artífice que labró pura la catedral de Burgos algu
nas de las vidrieras nuevas para el crucero de aquella iglesia en el año de 1645 , se
gún consta en las cuentas de la fábrica del cabildo-catedral. Este maestro todavía
trabajó en el labrado de vidrios de color, aunque ya el uso de ellos en aquel tiem
po decaía rapidísimamente.
A rmallones : Fábrica antigua de vidrio blanco y alguna vasería hueca, que exis
tió (lesde muy antiguo en las cercanías de Recuenco.
Campo (D iego del) : Artífice fabricante de vidrios coloreados por el fuego. En 1.*
de Octubre de 1602 fué nombrado por Felipe III su vidriero real de imagenería con
el mismo sueldo y emolumentos que obtuvo su antecesor Diego de Ludeque. Traba
jó para los palacios del re y , sus capillas y algunas vidrieras de iglesia por encargo
especial.
C uenca : En esta ciudad y sus inmediaciones (Recuenco, Valdequemado y otras
se conservaban en los siglos xvi y xvii fábricas que labraron cantidades considera
bles de vidrios planos, huecos, moldeados y á soplo, con los cuales se hizo frente á
las necesidades de aquel país y de otros provincias de España en los referidos siglos.
Entre las partidas de vidrios planos que salieron de las fábricas de Cuenca en surti
do, se puede comprobar la que adquirió la catedral de Burgos, consistente en se
tenta y dos docenas de cuadros de vidriera que\licha iglesia adquirió, y se le remi-
-
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—
tieron desde Cuenca en el año -1628, á razón de diez y siete reales la docena (Vide
Valentín Ruiz).
D anis (J uan ):
Artífice fabricante de vidrios de colores é imagenería. Este artífice
floreció en la segunda mitad del siglo xvn. En su tiempo se dijo que había poseído
conocimientos físicos y químicos muy notables, con los que consiguió labrar en Se
govia, por los años de 4676, excelentes dibujos coloreados en el vidrio por el fuego,
diciendo algunos que Danis había recubrado la práctica antigua del arte, que se
creía entonces haberse perdido.
Por aquellos años, á instancias y expensas del cabildo de la catedral de Segovia, el
maestro Danis edificó hornos vidrieros en el lugar de Valdemaqueda, donde aquél
labró las vidrieras que faltaban á dicha catedral, constando que las que existían se
habian construido en 1544 por algunos maestros flamencos, y otros españoles en Me
dina del Campo y Segovia.
Como prueba de la mucha experiencia del Sr. Danis, escribió un 1bro sobre el
arte de la vidriería de color y de imagenería, adornado con diseños de los hornos é
instrumentos necesarios para el trabajo. Este libro se conservó muchos años ma
nuscrito é inédito en el archivo de la catedral de Segovia, del que despareció hace
tiempo. Sin embargo, nos parece haber tenido alguna noticia de la obra menciona
da como existente todavía en Segovia , aunque no en el archivo de la catedral, es
crita en vitelas, con los instrumentos de la vidriería muy bien dibujados en las mar
genes, y con el lujo y ornamentación de la época, en un libro que fué objeto de re
galo.
Relativamente al texto tenemos algunos motivos para sospechar que el maestro
Danis tuvo á la vista, ó casi tradujo, el Manual de la vidriería de color, escrito en
italiano en 1611 por Antonio Neri.
H erranz (D. F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego, que residió en Segovia. Fué pertiguero de la catedral, y como sin duda
alcanzase y ayudase á Juan Danis, aprendió el arte de fabricar los vidrios referidos.
Labró para la catedral en 1680 cincuenta y cuatro vidrieras. También se dice escri
bió con singular ingenio un libro sobre el arte de hacer vidrios de color, que se
guardaba inédito, unido al de Danis, en el archivo de aquella santa iglesia de Se
govia.
O lías ( F rancisco ) : Maestro y artífice de vidrios de colores, que lo fué de la cate
dral de Toledo, labrando para dicho templo desde el año de 1676. Más que en la fa
bricación se ocupó de reparar los estragos que el tiempo hacia y había hecho en las
antiguas vidrieras de la iglesia.
O vando (A ntonio ) : Artífice fabricante de vidrios, que floreció á últimos del si
glo x vii. Este maestro se encargó, por los años de 1692, de las antiguas fábricas de
vidrio de Cadalso y de San Martin de Valdeiglesias, las cuales, por un concurso de
circunstancias fatales, habian llegado casi á quedar abandonadas durante muchos
años. A pesar de las dificultades, el Sr. Ovando llegó á labrar anualmente hasta dos
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mil piezas fie vidrio plano, que tan necesarias fueron entonces para satisfacer las ne
cesidades del país, y para que la referida industria fabril no desapareciese por com
pleto de las villas de Cadalso y San Martin.
N egro (P edro A ntonio ) : Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid un libro
manuscrito con el título Arte de vidriería, en castellano , escrito por Pedro Antonio
Negro, que, según algunos finales de capítulos, se escribió porlosañosde 1601 á 1610.
Por nuestra parte, hemos examinado cuidados mente dicha obra, cuya letra desde
luego nos pareció escrita setenta ú ochenta años después de aquella fecha. Este libro
y el de que se dijo autor el señor Perez de San Juan , y es probable los de Danis, Herranz y algunos otros, aunque en castellano, no son más que traducciones del arte
vidriero que escribió en italiano Antonio Neri, cuya obra el señor Negro al verterla en
castellano, la adicionó con varios finales, escritos para que nadie dudase haber sido
él quien la redactó original, y como uno de los artífices de su tiempo que para per
feccionarse habia recorrido la Italia y Flándes, verificando en todas partes curiosísi
mas y felices experiencias.
Las adiciones á las obras de Neri, á que nos referimos, se hallan en el libro caste
llano que su autor supone original, en el capítulo x x n que trata del agua marina, y en
la que dice la labró en Florencia año 1602. En el capítulo xxni, hablandodel vidrio co
lor celeste que preparó en Pisa, año 1602. En el x x x , con motivo de otras aguas
marinas, que le resultaron admirables, prévias sus experiencias felices, en la misma
ciudad de Pisa.
En el capítulo xxxi, el señor Negro traduciendo á Neri, creemos llegó á lo subli
me en sus adiciones ideadas para cometer un fraude literario y de artífice, diciendo :
«Agua marina maravillosa sobre todas las aguas marinas », como yo la he hecho
muchas veces en Flándes, en la ciudad de Ambéres, con maravilla de todos ; y á se
guida : «Este modo de hacer el vitriolo sin corrosivos, no sé que ninguno le haya in
ventado, y yo Pedro AntonioNegro, experimentándolo, lo he hallado maravilloso como
arriba dije , y por esto lo llamo de invención mia.
En el capítulo x li i , con motivo de una calcidonia artificial, dice que la labró en Flo
rencia, año de 1601, en las hornazas del egregio artífice Nicolás Lando, su especial
amigo.
Finalmente, para extraviar más al lector, que en el manuscrito castellano á que
nos referimos podría notar faltas gravísimas en el tecnicismo del arte, incomprensi
bles de haber sido vidriero el señor Negro, éste dice en el capítulo xliii : «Tercer mo
do de calcidonio. Ambéres, 1609, en el mes de Enero y muchos años después en casa
del señor Manuel Ximenez, caballero del hábito de San Estéban, noble portugués,
gallardo y universal en todas ciencias, en las hornazas que en dicha casa tenía el se
ñor Phelipe Girodolphi, caballero muy afable, labré muchas calcidonias que ad
miraron á muchos portugueses y al Excmo. Sr. Príncipe de Orange, quienes las ad
quirieron , pagando por ellas muy buenos ducados y escudos.»
En otro lugar de este trabajo se lleva indicada la única disculpa que podría darse
—
48
—
á los libros castellanos sobre la vidriería, que, como el titulado de Pedro Antonio Ne
gro, se escribieron en el siglo xvn.
P erez de S an J uan (C arlos) : El nombre de este maestro de vidrios de colores le
hemos encontrado en una traducción castellana del Arte de la vidriería de Antonio
Neri, que por la letra y papel se debió escribir á mediados del siido xvn; probable
mente en Avila ó Segovia, según las liligranas del papel y encuadernación. En di
cha traducción se dice en el capítulo xxix , con motivo de la preparación de un ver
de hermosísimo con vidrio com ún, lo siguiente : «toma la ramina de tres prepara
ciones hechas de vatiduras y escullas de caldereros, después entrueque del croco del
hierro, tómense escullas de hierro, la cual cae del yunque de los herreros; está bien
pulida y lavada de toda inmundicia, se muele y pasa por cedazos pulidamente, y con
la dosis susodicha mézclese con la ramina muy bien, y proyéctese en el vidrio común
hecho de polvorino que no haya tenido manganeso. Con aqueste croco de hierro ó
escaila, sin duda alguna verás en él un verde esmeralda maravilloso, el cual en todo
y por todo habrá perdido el color azulino ó marino que ordinariamente suele tener
el vidrio; y tendrás un maravilloso color de alcacel propio de la esmeralda con un
lustre hermosísimo, mucho más de los susodichos vidrios. El poner la esculla de
hierro con la ramina fué invención de D. Cárlos Perez de San Juan.»
Este libro manuscrito é inédito en que se tradujo de la obra de Neri la fórmula an
terior para el vidrio verde de color de esmeralda, le conservamos original en nues
tra librería, y como se ve en é l , se cita á un maestro vidriero ó tal vez el nombre del
traductor de la obra italiana de Antonio Neri.
P laza y A guirre (D. T omás de la ) : Canónigo de la santa iglesia catedral de Sego
via que floreció á mediados del siglo xvn. Se conserva la tradición de que á fin de
que no hubiera necesidad en España de acudir á Flándes ú otras partes extranjeras
para proporcionarse en España vidrios de color , se aplicó dicho señor á estudiar con
gran desvelo los secretos de la fabricación de aquéllos, enseñando al pertiguero,
Francisco Herranz, de la catedral de Segovia, el cual labró todas las vidrieras de
color de la nave mayor de la misma iglesia desde el año de 1674 al 1689.
El Sr. Plaza debió ser contemporáneo del vidriero Danis. que labró en Segovia y
Valdemaqueda ( Vide Danis).
Ruiz (V a len tín ) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego, que floreció
á principios del siglo xvn. Labró en Burgos, donde fué nombrado vidriero de la ca
tedral, en 1611, año en que falleció el último maestro vidriero de la familia de los
Arces.
En 1624, como maestro de Burgos, repasó las vidrieras antiguas y modernas del
crucero de la catedral, por cuyo trabajo, que debió ser de cierta importancia de ar
tífice, le pagaron al maestro Ruiz 40.800 maravedises.
En el año 1 6 2 8 , el cabildo de la misma iglesia le mandó traer de Cuenca y sus fa
bricas, para colorear y aderezar, setenta y dos docenas de cuadros de vidrio, que,
sin contar los portes, costaron al pié de fábrica á diez y siete reales cada docena.
—
49
El maestro Ruiz murió en sus talleres de Burgos el año de 1631.
Ruiz (Simón) : Maestro y artífice vidriero, lo pudo ser de colores, que floreció en
Burgos á mediados del siglo xvii. Fué nombrado maestro de la catedral de aquella
ciudad desde el año de 1652 hasta el 1661. También es probable fuese hijo ó nieto
del antiguo maestro Valentín, que floreció en 1631 (Vide).
Valdeiglesias (S an Martin d e ) : Villa de Castilla la Nueva. En ella se estableció en
la segunda mitad del siglo xvii, y por los años de 1680, una colonia fabril extranjera
de artífices flamencos, dedicada, bajo la dirección del maestro Diodonet Lambot, á
la fabricación de cristales según la práctica veneciana.
Aquel maestro fué natural de la ciudad de Namur, y hallándose el Duque de Villahermosa de gobernador y capitán general de Jos estados de Flandes, mandó á Es
paña á dicho artífice con toda su familia, otros varios oficiales y los instrumentos
necesarios para establecerse como colonia fabril y vidriera en la villa de San Martin
de Valdeiglesias.
En un principio, los productos de esta fabricación fueron, según se dijo, com
parables con los venecianos por sus formas y belleza; pero muerto el maestro Lam
bot en 1683, y habiéndole sucedido el maestro Santiago Vandoleto, excelente fo
gonero, que preparaba bien los crisoles y las mezclas, pero de poquísima habilidad
para el vaciado y demas operaciones de la fábrica, ésta decayó rápidamente, hasta
que la colonia fabril y vidriera de Valdeiglesias se disolvió y desapareció completa
mente por los años de 1692, á pesar del maestro Ovando , que tan sólo pudo evitar
entonces la ruina de los hornos de Cadalso.
Valdemaqueda : Esta villa en el siglo xvi mantuvo en actividad algunos hornos de
vidrio para planos y vasería hueca, que alcanzó alto precio por su calidad. Los pro
ductos vidrieros de Vallemaqueda continuaron teniendo gran estima hasta mediados
del siglo xvii; pero desde entonces, y durante el reinado de Cárlos II, principiaron á
desmerecer de calidad hasta perderse completamente la fabricación mencionada,
dispersándose y desapareciendo de la villa los maestros y oficiales vidrieros, que la
braron en hornos, cuya antigüedad pasaba de dos siglos.
SIGLO XV11I.
A lmanzora (Rio) : Valle del vecino reino de Murcia, donde desde tiempos muy an
tiguos existieron varios hornos de vidrio, labrado en planos y huecos de clase ordi
naria y las necesidades del país. Estas pequeñas fábricas desaparecieron hará unos
cuarenta años por no haber podido sostener la competencia con el establecimiento y
fabricación vidriera en grande escala de Cartagena.
B arcelona : En esta ciudad se labró de muy antiguo el vidrio en planos y huecos.
En el siglo x v ii , Mendez Silva en su libro De la población de España, decia que los
productos vidrieros barceloneses eran tan bellos que emulaban al veneciano, proba
blemente en el color, en los adornos de esmalte y de vidrio en hilos. Su fabricación
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-
50
—
se conserva en la actualidad en Barcelona , donde se han continuado labrando pla
nos y alguna vaseria hueca para las necesidades del principado.
B urgo (D. T omas) : Fabricante de vidrios que intentó establecer, á principios del si
glo
x v iii ,
una fábrica en grande escala y hornos de fundir vidrio, en el sitio llamado
el Nuevo Baztan. Su establecimiento fabril y tecnológico desapareció muy pronto, ó
sea por los años de 1 7 12, no dejando más que el recuerdo y las esperanzas de lo que
hubiera llegado á ser, si las circunstancias políticas, los recursos pecuniarios y la
destreza délos maestros fuese proporcional á las ideas de la fundación de la fábrica
referida. ( Vicie Goyeneche y el maestro Sit.)
B usot : Villa del reino de Valencia, en la que se han conservado y mejorado no
tablemente todas las artes é industrias que en ella tuvieron los moriscos, en cuyo
tiempo había en la villa ochenta familias, que á fines del siglo xviii se habían elevado
á 526, sin contar las 150 de Argües de Busot (los baños), anexo á dicha villa ma
triz. En Busot se han conservado los hornos de vidrio que tuvo desde tiempos remo
tos; labrando por los años de 1790, según dice Cabanilles en sus Observaciones so
bre el reino de Valencia, 80.000 piezas entre planos y porrones, botellas y vaseria
común.
La barrilla que usan aquellos vidrieros es de la cosecha de la villa; las arenas pro
bablemente del monte Cabero y lomas inmediatas, en las que se ven algunas excava
ciones profundas que responden en cierto modo á la antigüedad recíproca de la fa
bricación del vidrio.
B usquet (José) : Fué maestro de labrados en las reales fábricas de cristal de San
Ildefonso y uno de los más hábiles y experimentados artífices de dicha fábrica. Faci
litó al Sr. Suarez para la traducción castellana del ^4 ríe de la vidriería , de N eri, no
tas curiosísimas sobre la coloración del vidrio por el fuego y de referencia á sus ex
periencias particulares, realizadas á fin de probar la exactitud de los procedimientos
que escribió Neri en 1611, con lo adicionado por Kumkel en la misma centuria dé
cimo-séptima.
El maestro Busquet pudo ser catalan , ó al ménos conocedor, y tal vez discípulo, de
la vidriería catalana, pues en una de sus notas sobre los esmaltes decia al Sr. Sua
rez, y éste publicó, que guardaba muchas fórmulas para esmaltar, que había recogido
en los talleres vidrieros de Cataluña.
Cadalso : En esta villa se conservan en la actualidad los hornos de vidrio, cuya
historia y origen es probable se remonta á la dominación gótica en España. Mendez
Silva en su libro sobre la población de España , escrito en el siglo x v n , decia que en
su tiempo Cadalso tenía tres hornos de finísimo vidrio con hermosos colores y gra
ciosas formas. En la actualidad, aunque los productos vidrieros de Cadalso han me
jorado, están muy léjos de la perfección que sería de desear.
Dorado (D. D iego) : Don Diego Dorado y sus sucesores, hijo y nieto, sostuvieron la
fábrica de vidrios de Recuenco en la provincia de Cuenca, durante el trascurso del
siglo XVIII.
—
51
Se cree que aquella fabricación , aunque de productos y labores toscas, existia
desde muy antiguo en aquella villa. Aprovechándose de sus elementos fabriles á que
aludimos, D. Fernando López de Aragón, por los años de 1720, construyó una fábri
ca de vidriería en Recuenco, en concurrencia con otras tres que existían de más an
tiguo ; pero esta fábrica la adquirió pronto el Sr. D. Diego Dorado, cuyo genio em
prendedor y activo consiguió en 1734, con notable fortuna, poner en el camino de
las mejoras y el progreso á su establecimiento fabril, alcanzando grandes ventajas
para su fábrica en el terreno industrial y m ercantil; entre otras, las de surtir de vi
drios y vasos á la casa del Rey y su real cava, lo mismo que á otros muchos estable
cimientos de la córte.
Al referido D. Diego, en vista de las calidades de los vidrios de su fábrica, se le
concedieron ademas algunas prerogativas, privilegios y exenciones para sus obreros,
con tendencia á considerar sus establecimientos fabriles obras de utilidad pública.
Las prerogativas se fueron prorogando hasta 1751, continuando aquellas fábricas,
pero sin notables progresos, durante la vida de D. Diego Dorado, que pudo fallecer
por los años de 1760, en cuya época le sucedió D. José Ruiz Dorado, quien las mantenia en 1778. Pero habiendo fallecido este fabricante hacia 1787, pasaron á sus hi
jos D. Diego y D. Joaquín, á quienes por Real cédula del año de 88 se les conlirmaron los privilegios de que habian gozado su padre y abuelo, con otras nuevas prerorativas, en atención á haber mejorado sus fabricas en el mismo año 88, estableciendo
en ellas el labrado de cristales linos, entrefinos, planos, vasos y huecos; para lo cual
habian traído de Alemania una pequeña colonia de artífices, adquiriendo ademas
todos los instrumentos modernos que se usaban en el extranjero para las nuevas la
bores, construyendo crisoles, vasos, vinajeras, salvillas, saleros, cajas y otras dife
rentes piezas que presentaron á S. M. como productos de las fábricas de Recuenco.
Con este motivo se les concedieron algunas subvenciones en metálico (diez mil du
ros) en el año de 1789 con otras franquicias temporeras, gracias á las cuales las
fábricas de Recuenco alcanzaron al siglo xix en un estado de prosperidad fabril, in
dustrial y mercantil, aceptable y con ventajas para el país en general, debidas á la ac
tividad de los señores Dorado D. Diego el Viejo, D. José Ruiz hijo, y de sus nietos
D. Diego y D. Joaquín.
Ademas de las fábricas de vidrio de Recuenco, se labró también en Vindel de cla
se ordinaria, y otras en Armallones.
G oyeneche (D. J uan) : Fué muy celebrado como industrial instruido en los últimos
años del siglo xvn y primeros años del xviii. Fundó la primera fábrica de vidrios y
una pequeña población llamada el Nuevo Baztan ; fabricación y pueblo que desapa
reció por los años de 4720, dispersándose los obreros que tenía y marchando á dife
rentes partes de España.
Las empresas del Señor Goyeneche y las dificultades que superó con su actividad,
con sus conocimientos tecnológicos especiales y con su inmenso capital, que empleó
casi todo en empresas industriales, merecen una memoria especial.
—
52
—
Fundó el Nuevo Baztan como población fabril y pretendió realizar algunos proyec
tos anteriores ó de últimos del siglo xvn, que también intentaron realizar el Sr. Bur
go y el francés Mr. Rouliére, estableciendo grandes fábricas de vidrios, con cuyos
productos se había de sostener, tanto el comercio interior como el exterior de las
colonias españolas de las Indias.
Con tal objeto y tan noble fin , elegida la situación de la futura fábrica, á la falda
de las sierras de Guadarrama, levantó el Sr. Goyeneche magníficos y grandiosos
edificios; pero á pesar de todo su celo y para probarle la desgracia, los grandes hor
nos de fundición apénas se concluyeron cayeron en ruina : ante esta desventura,
que según la opinión unánime de aquellos tiempos , hubiera hecho desistir á otro,
ni cedió ni retrocedió el Sr. Goyeneche, que comenzó de nuevo las obras. Concluidas
éstas, segunda vez vinieron á tierra, con pérdida de intereses considerables, pero
todavía esto no fué suficiente, y el industrial referido comenzó de nuevo, sin aterrarle
los gastos que se le ocurrieron por la necesidad de acudir á Tortosa en busca de las
tierras refractarias de que tuvo necesidad para labrar con seguridad del acierto sus
famosos hornos.
En esta tercera ocasión, la fortuna, que hasta entonces se le había presentado
como enemiga, cedió al parecer momentáneamente, y los vidrios de la más bella
composición y trasparencia entre los que se labraban en Europa, fueron los pro
ductos de la fábrica del Nuevo Baztan. Pero las esperanzas y grandes elogios, que con
justicia merecieron las obras del Sr. Goyeneche, no duraron mucho. Sus vidrios se
pedían del extranjero, se mandaron á América en grandes cantidades, se extendie
ron en el país. La fabricación nacional referida amenazó destruir el antiguo mono
polio extranjero de las labores y del comercio de vidrios en España y sus colonias.
Esta cuestión, según dice el Sr. Larruga, llegó á ser casi de alta diplomacia, propo
niéndose fuera y recibiendo órdenes los embajadores para oponerse y destruir, de ser
posible, el porvenir de la naciente fábrica del Sr. Goyeneche.
La cuestión, aunque difícil, no fué imposible, resultando que algunas combina
ciones mercantiles en el mercado de vidrios fueron suficiente por la baja forzada
del vidrio extranjero durante algún tiempo, para que el estanco de los productos
del Sr. Goyeneche y sus gastos dieran motivo á que aquel establecimiento industrial
desapareciese.
Algunos también dijeron que cierta estafa, dirigida por un supuesto maestro in
glés de vidrios huecos, precipitó la ruina de la fábrica del nuevo Baztan; pero esta
opinión no es creíble, atendiendo al carácter tenaz de que dio pruebas repetidas el
Sr. Goyeneche, quien cediendo ante tanta contrariedad como se le presentó, y or
gulloso de haberse servido en sus empresas de oficiales, maestros y obreros españo
les, consiguiendo con ellos resultados envidiados y codiciados hasta por los extranje
ros, se retiró á Villanueva de Alcoron, en la provincia de Cuenca, por los años de
1720, donde de nuevo se estableció como fabricante de vidrios por creer que allí
podría sostenerse, alejado de las intrigas de la córte y contando con la economía en
—
53
—
el combustible, atendida la riqueza de los montes y pinares de aquella tierra, ca
restía á la que más principalmente atribuyó el Sr. Goyenechela necesidad de trasla
dar su fábrica del Nuevo Baztan.
Al trasladarse ésta se dispersaron sus oficiales catalanes, de Cadalso y San Martin
de Valdeiglesias, Recuenco y otras partes. Algunos de éstos, ricos de conocimientos
prácticos, aunque pobres de dinero, fueron los que algunos años después, pidiendo
casi limosna, con pequeños vidrios y espejos consiguieron deSS. MM. en las jorna
das de la córte á la Granja, el establecimiento de la grandiosa y Real fábrica de vi
drios de aquel sitio, fundada sobre principios fabriles é industriales, tan extraños
al sentido común fabril moderno, como fueron los resultados, á pesar de todo el
fausto, dinero y orgullo de los Reyes, que entonces dieron en llamarse industriales
por sí.
J unquera (L a ) : En las inmediaciones de esta villa, fronteriza entre Francia y Es
paña, camino de Barcelona, existieron antiguamente algunos hornos de vidrio, no
quedando más memoria de aquella industria que una casa conocida en el país con el
nombre de Forn del Vidre.
L ópez A ragón (F ernando) : A este ilustrado español se debe la reforma y fundación
de una gran fábrica de vidrios en Recuenco, año 1720, para hacer la concurrencia
á otras tres antiquísimas que existían en aquella villa. Dicho establecimiento fabril
pasó muy pronto á ser propiedad de los señores Dorado (vide).
Moreno (A paricio Manuel ) : Maestro y artífice de vidrios de color, que lo fué de la
catedral de Toledo en 1772. En cuya época, se dice, presentó un libro sobre los se
cretos de su arte, al cabildo de aquella santa iglesia. Si se atiende á lo que dice Ponz
del estado que entonces tenían las vidrieras de la catedral toledana y de los medios
que por los mismos años se empleaban para su conservación y reparación, bien se
puede asegurar que este maestro, á pesar de su libro de vidriería, no trabajó como
los antiguos artífices.
De este maestro, si lo fué, de vidrios de color, Le-Vieil, al concluir su Arte de
pintar el vidrio, publicó en francés la nota siguiente, como complemento á la histo
ria vidriera de España: «Extracto del suplemento á la Gaceta de Utrecht, 44 Diciem
bre de 1773. Este siglo ofrecerá ála posteridad muchos descubrimientos útiles para
la humanidad y las Bellas Artes. España brillará en aquéllos como las demas nacio
nes de Europa. Hace mucho tiempo que se habían perdido los secretos de pintar el
vidrio con la viveza, colorido y la duración que se admira en las vidrieras de edifi
cios antiguos. Si aquellos secretos se habían perdido, acaban de ser recobrados por
otros no ménos admirables, para pintar al vidrio por medio del fuego con toda clase
de colores y con tanta perfección si cabe, y áun mayor, que los antiguos. Un pintor
llamado D. Manuel Moreno Aparicio, que vive cerca de Toledo, ha descubierto el ar
cano, y las experiencias que él ha hecho le han probado que sus pinturas resisten al
agua y á todas las intemperies del aire.»
Por nuestra parte nos contentamos con transcribir aquí esta nota, recordar lo que
—
54
—
dice Ponz ( Vide Toledo) sobre las vidrieras, y respecto á la verdad que hubo
en el anuncio y noticia de la Gaceta de Utrecht. (Véanse los artículos Suarez y el
maestro Busquet.)
O llería (P rovincia
de
V alencia,
valle de
A yel o ) : Esta villa fué de las más im
portantes por su vidriería y tejidos de lienzo en la época árabe. En 1570, aunque
sus vecinos habían disminuido por las guerras y emigraciones, constaba de 216 ca
sas, que aumentaron hasta 430 en 1600, á pesar de la expulsión morisca. A princi
pios del siglo xviii los vecinos de la villa de Ollería llegaron á ser 88 0 , aumento que,
según Cabanilles en sus Observaciones sobre el reino de Valencia , se debía á la
agricultura, á los tejidos de lienzo y á los hornos de vidrio, que desde muy antiguo
existían en dicha villa.
Aquel naturalista añade que los vidrieros de Ollería usaban la barrilla de Alicante
y sacaban de las lomas contiguas á la población y convento de C ipuchinos la arena
necesaria para las fritas y mezclas. Esta arena se compone de partículas muy finas;
su color, por lo com ún, es de rosa claro y otras blanquecino; se halla en el interior
de las lomas anteriormente mencionadas, cubiertas por muchos piés de tierra vegetal.
Relativamente al combustible, los vidrieros de Ollería le recogían en lo alto y más
cerrado del valle de Ayelo y montes de los inmediatos. Sus productos, porrones,
jarras, botellas y alguna vasería común.
P jquer : Ayudante en los talleres del labrado en la real fábrica de vidrios de San
Ildefonso; lo fué del maestro Eder. Verificó algunas experiencias sobre los vidrios de
color en aquella real fábrica, y de él dio noticia el Sr. Suarez en su traducción de
Neri, cap-
lxíx,
al tratar del vidrio de plomo, color granate.
de A licante ) : Esta villa tuvo fábricas de vidrio probablemen
S alinas ( P rovincia
te en la época árabe ó en tiempos anteriores. En 1751 desapareció por inundación,
reedificándose á doscientas varas de distancia la villa y sus hornos de vidrio, que
continúan en la actualidad en dos fábricas de vidrio, que labran desde muy anti
guo porrones, botellas, vasería común y vidrios verdes y planos.
S ánchez Martínez ( F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores por el fuego,
que lo fué de la catedral de Toledo por los años de 1713, una vez que había falleci
do el maestro Olias. Algunos le han atribuido un libro sobre el arte y secretos de la
fabricación de los vidrios de colores, del que tal vez este maestro pudo poseer algún
antiguo cuaderno, pues el libro á que nos referimos parece que le escribió, según
otros, el maestro Manuel Moreno y Aparicio, quien le presentó al cabildo de la ca
tedral por medio del señor canónigo Lorenzana en el año de 1772. Respecto de los
que hablaron del cuaderno ó manuscrito de Sánchez Martínez, aseguran que estaba
fechado en 1721.
S it (D. Ventura ) : Artífice natural de Cataluña, que era diestrísimo en la fabri
cación del vidrio ; floreció en la primera mitad del siglo
xviii .
Como oficial de tra
bajos del vidrio, perteneció á la fábrica de D. Juan Goyeneche hasta que esta des
apareció. En tal situación, y por decirlo así, emigrado en su propio país, llegó al
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55
—
Real sitio de San Ildefonso en 1728, en donde obtuvo licencia para establecer un
horno á sus expensas para fabricar pequeños vidrios planos, que se vendían en el si
tio y Segovia, y cuyas dimensiones no pasaban de un pié en cuadro, continuando
así basta el año de 1756.
En este año, y habiendo construido la reina doña Isabel un magnífico edificio para
la fabricación en mayor escala del vidrio, se le encargó á Sit el dirigir estos trabajos,
así como á varios de los oficiales del Sr. Goyeneche y otros que se hicieron venir de
la Alcarria y Cataluña, con todos los cuales quedó constituida definitivamente la
Real fabrica de la Granja de cristalería en su segundo período , si como primero se
contasen los ocho años que hacia que el Sr. Sit estableció esta industria con sus cor
tos recursos particulares en aquel Real sitio.
Los primeros vidrios los labraba el Sr. Sit á soplo, y no teniendo grandes medios,
los construyó de pequeñas dimensiones; pero habiendo recibido encargo de trabajar
planos para espejos, dicho artífice, con singular destreza, verificó algunas expe
riencias por los años de 4738, cuyos resultados fueron felicísimos, y aprobados que
fueron por S. M. el Rey D. Felipe V, en vista de todo, pidió el Sr. Sit una gran plancha
de hierro para vaciar y moldear el vidrio, que había de servir ademas para azogar.
Ademas de la plancha empleaba el artífice referido un cilindro, también de hierro,
del que se servia para extender y aplanar los vidrios, logrando labrarlos de 28 á 30
pulgadas de largo, que después templaba y pulía valiéndose de un aparato inventa
do por el Sr. Pedro Fronvila, con el cual se daba movimiento á 17 pulidores de
madera, que equivalían en trabajo al de otros tantos obreros de los que se emplea
ban antiguamente en dicha operación.
Teniendo en cuenta los buenos resultados que cada dia obtenía el Sr. Sit con su
habilidad y destreza , se mandó que se le proporcionase, para sus trabajos, una gran
mesa de aplanar de 110 pulgadas de largo por 48 de ancho, toda ellas de bronce, con
un peso de 400 á 500 arrobas, y cilindros proporcionados de peso, obteniéndose en
esta segunda época de su fabricación resultados admirables por los espejos que en
tonces se labraron bajo la dirección, saber y destreza delSr. Sit.
La tercera época de la fabricación de vidrios en la Granja comenzó por el incen
dio dos veces de gran parte de los talleres, lo cual dió motivo para que S. M. man
dase reedificarlos de nuevo l'uera del Real sitio, en lugar más á propósito, ponien
do las obras de construcción bajo el inmediato cargo del arquitecto D. José Diaz
Gamones, el cual, arreglándose á los planos de las mejores fabricas de vidrios ex
tranjeras, levantó el nuevo edificio con dos grandes hornos de fundición y todas
las demas dependencias necesarias a la fabricación. Desde esta época , que pudo ser
por los años de 1740 al 42, no se vuelve á citar al Sr. Sit, ni tampoco al maquinista
Sr. Fronvila. En su lugar y en vez de buscar en el país la destreza y el saber délos
buenos maestros, siguiendo ciertas ideas tradicionales en nuestros reyes, que conta
ban con grandes recursos pecuniarios, y que un poco desacertadamente despreciaion casi siempre á los hombres de la industria indígena, en esta ocasión, como en
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56
—
várias otras más antiguas, se buscaron para este establecimiento industrial, como
parte del patrimonio de los reyes, artífices en el extranjero que le dirigieran , esco
giendo entre ellos al francés D. Dionisio Sivert, de quien se decia que era gran ofi
cial de soplo y caña , que llegó á la Granja con magnífico sueldo y emolumentos, al
que siguieron muy pronto, por los años de 1 /50 ó 54, el maestro Eder y sus hijos José
v Lorenzo, naturales de Suecia y el hanoveriano D. Sigismundo Brun. Dicho maes
tro sueco ofrecía construir vidrios de gran marca, tanto como los más bellos de los
que se han construido en estos últimos años para puertas, ventanas, todos del hueco,
y por consecuencia sin necesidad del raspado y pulimento antiguo.
El Sr. Brun por los años de 1768 manifestó que había descubierto un secreto para
dorar el cristal al fuego, miéntras que el Sr. D. Juan Dowling, que probablemente
era inglés, se le nombró maquinista de aquellas reales fábricas de vidrios planos,
huecos y de labrados ó moldeados, que tenían ademas sus departamentos de graba
do y tallado correspondientesá tan grandiosa empresa: así se l.i contemplaba en
aquel tiempo; pero á nuestro juicio este calificativo se ideó por una cierta especie de
adulación á las personas que se decían fundadoras en España de una nueva industria,
ó bien al dinero que se gastó en tal empresa.
Los antiguos vidrios azogados de Sit fueron objeto de admiración en las cortes
extranjeras, adonde como preciados regalos los mandaron los reyes ; posteriormente
la fabrica de la Granja pasó algunos años después con un pasivo enorme á ser propie
dad del Estado; no es fácil averiguar si esto fué por cesión graciosa, ó bien si fué trasferencia retribuida por el importe que tuvieron las obras, en cuyo caso el patrimo
nio Real debió percibir sumas de consideración; y aun dado el primer supuesto de
haber sido una cesión graciosa, fué costosísima, pues dicho establecimiento creemos
que desde los primeros años de su grandiosa y régia fundación se presentó con pér
didas anuales de consideración, siendo mucho mayor su pasivo que su activo mer
cantilmente considerados, compensados tan sólo por la gloria de nuestros reyes, ante
la cual, ó no pudo d ejaré creyó debía tomar el Estado una propiedad que le recar
gaba con cantidades de gastos de gran consideración. La idea industrial del Sr. Sit,
como todas las que se la asemejan , no podrán nunca, fructificar incubadas por solo
el dinero, el orgullo, la vanidad y la adulación.
S uarez (D. Miguel J erónimo) : Este escritor publicó en sus Memorias instructivas
y curiosas, año de 1780, tomo iv, la traducción del Arte de la vidriería de color de
Antonio N e ri, anotada por Merret y Kumkel, tomándola de la traducción francesa
de 1752, pero anotada por los maestros José Busquet, Eder, Brun y Piquer, y para la
cual principalmente el primero y* último comprobaron directamente casi todas las
experiencias del famoso vidriero de Italia y del químico Kumkel.
T oledo : En la catedral de esta ciudad, y probablemente en su torre y patios cer
canos, existieron en lo antiguo los talleres, hornos y oficinas del pintado de las an
tiguas vidrieras de aquella catedral. Las más antiguas, que hace muchísimos añosque
desaparecieron, se las llamó góticas; las modernas, de las que todavía se conservan
—
57
—
•
restos, fueron labradas en los siglos xv y xvi con cartones de los mejores artífices, pin
tores, arquitectos y escultores, que trabajaron en dichas centurias para la catedral,
como maestros de las escuelas Toledanas. A mediados del siglo xvm, según Ponz
que lo vio, habían desaparecido las oficinas de los vidrios que tuvo la catedral de
Toledo y no existia más que un almacén en que se guardaban los residuos de las la
bores de tiempos pasados. De éstos se echaba mano cuando había necesidad para
componer algún desperfecto en las vidrieras, escogiendo lo que más convenia. Aquel
viajero añade, que por ello se habia seguido el estropearse más algunas de las anti
guas obras; pues ante la necesidad y los pocos recursos que ya se hallaban en el al
macén, se echaba mano de lo que allí se encontraba, con tal que tuviese algún
color, aunque fuese inconveniente á la buena conservación ó reparación de las precio
sas lumbreras de la catedral, que algunas aparecían ya como objetos monstruosos ar
tísticamente considerados.
T ortosa : Esta ciudad tuvo fabricación antiquísima de vidrios huecos y planos. En
la actualidad conserva los últimos con algunos hornos para su labrado. Esta ciudad
posee desde los más remotos tiempos, en sus inmediaciones, las arcillas refractarias
tan necesarias para los hornos de fundición, magníficas cosechas de sosa ó barrilla
en los camiios que se extienden hasta Amposta , y se dice alcanzaron á treinta mil
quintales por año; los montes reales de gran cantidad de madera para combustible,
ademas de la que bajaba del Pirineo catalan y aragonés, con la cual se han provisto
en el trascurso de los siglos las costas de Valencia, Cataluña y las Baleares; ademas
el Ebro, que si hasta Tortosa fué y ha sido via de agua para el fácil trasporte de la
madera, lo fué también para el vidrio desde aquella ciudad al mar desde la época
romana.
V alencia : En esta ciudad, como recuerdo de la antigua fabricación vidriera, se
conserva una calle con el nombre de calle del Vidre; y en la actualidad dos fabri
cas de vidrios comunes y de botellas verde-oscuro, como resto de lo que fué su arte
vidriero en tiempos muy aparcados de los actuales.
V illanueva de A lcoron : Pueblo próximo á Recuenco, en la provincia de Cuenca,
donde el Sr. Goyeneche se retiró á principios del siglo xvm y estableció en él sus
hornos de vidrio, creyendo poderlos sostener por la abundancia y baratura del com
bustible y con la ayuda de la práctica y experiencia de algunos de los oficiales y
maestros que labraban en Recuenco.
Y indel : Fábrica antigua de vidrio ordinario plano y hueco en vasería común, pró
xima á los hornos de Recuenco, la cual es probable desapareció á mediados del si
glo xvm, á causa de los mejores labrados en el vidrio de la fábrica en grande escala
de los señores Dorado (vide ).
9
•
—
58
—
La vidriería española, como arte individual, se ha trasformado en el siglo que tras
curre en verdadera industria, con su personal de labores, sus establecimientos fa
briles en grande escala, capitales en dinero respetables, y su personal mercantil y de
administración correspondiente ; pero no es éste el momento de ocuparnos con de
talles de nuestra vidriería considerada como uno de los ramos importantes de la in
dustria moderna; la que si por una parte tendría sus bellezas, no la faltarían en la
España de la actualidad lunares que la dan cierta tendencia á desmejorar, ó estacio
narse ó quedar en la inmovilidad. Por esto dejamos la pluma, esperando mejores
dias y ocasión propicia para tratar histórica y críticamente de la fabricación del vi
drio español, bajo el punto de vista fabril, mercantil é industrial de la presente cen
turia, con los datos que sobre dicho punto tenemos reunidos.
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NO SE VENDE.
DEL VIDRIO
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SUS
ARTÍFICES
EN
ESPAÑA.
a vidriería en su parte de trabajo como arte que exigió ei) tiem
pos remotos la asociación de algunos obreros, y como industria
fabril desde hace tres siglos, vio reunidos en derredor de sus hor
nos muchos artífices; tiene su historia particular en cada una de
las naciones de Europa más ó ménos importante, según las épocas en que se labró
el vidrio para las múltiples aplicaciones de tan apreciable como precioso producto
del fuego y de ciertos materiales vitriíicables, conocidos con antigüedad casi pre
histórica.
Respecto de los artífices vidrieros españoles, sus nombres y lugares en que traba
jaron , épocas en que florecieron, secretos que poseyeron , más su influencia en los
progresos del arte, en Europa casi todo es desconocido; á pesar de la gran destreza
que suponen las obras que de ellos se conservan y de la venerable antigüedad en
que labraron, equiparable, y tal vez mayor, que la atribuida á los vidrieros venecia
nos, considerados como sucesores en el arte de los antiguos romanos; á los tudes
cos, bohemios y alemanes, á quienes algunos conceden, porque hoy son ilustrados
químicos, una habilidad superior en la Edad Media para fundir los metales, y desde
los primitivos tiempos de la era cristiana (concesión graciosa si el comercio aleman
en aquel entonces era limitado), secretos importantes y muy curiosos sobre la fun
dición y fabricación del vidrio. No pudiendo olvidarse que los vidrieros de España,
por la antigüedad pueden disputará los gaulas y cimbrios, flamencos y holandeses,
el mérito relativo desús conocimientos en el arte, no sólo de las épocas remotas, si
no muchos años después, cuando aquéllos se ejercitaron en colorear superficialmen
te los vidrios por medio del fuego; y áun sostenerse con crédito de hábiles frente
4
á los artifices suecos, noruegos y anglo-sajones, de quienes se recuerdan obras de la
Edad Media, que prueban fueron excelentes en el trabajo de los vidrios de colores,
extendidos en superficie trasparente y de esmalte sobre el oro y otros metales.
La vidriería española, sin embargo d éla consideración anterior, expuesta rápi
damente bajo el punto de vista de la historia del trabajo, lia permanecido en olvido
inexplicable; para sacarla de tal estado se reunieron las siguientes notas, ordenán
dolas, ademas, con dos fines: El primero para dar gloriaá los artífices que hubo en
España, poniendo algunas flores en sus desconocidas tumbas, como memoria á los
vidrieros y esmaltadores que por su ciencia y por los raros secretos y experiencias
que practicaron fueron compañeros de los fundidores de metales y de los alquimistas,
ó mejor dicho, verdaderos químicos en nuestro país, en edades muy apartadas de
la civilización actual, pues para muchos es dudoso si la vidriería, metalurgia y quí
mica deben considerarse en lo antiguo como hijas que se sucedieron, ó como her
manas engendradas en la inteligencia por los mismos siglos.
El segundo fin es para llenar el vacío que se nota con cierta sorpresa en las his
torias sobre la vidriería, publicadas en Europa en el transcurso de las dos últi
mas centurias. En muchos de sus libros, tratándose de España y sus hombres del
trabajo, los autores extranjeros se han contentado con repetir algunas frases genera
les de Plinio, escritas en el segundo siglo de la era cristiana y otras del vu, tomadas
de las etimologías enciclopédicas de San Isidoro, con las cuales el naturalista latino
y el Santo hispalense dicen que las fabricaciones más conocidas del vidrio en su
tiempo existían en Italia, en las Galias y en España. Los más prudentes entre los
historiadores del trabajo, y en particular del vidrio, como lo filé Le-Vieil en su me
moria aprobada con elogios por Duhamel du Mon^eau, Lassone y Macquer, de la Aca
demia francesa, desde las breves frases de Plinio con cierto asombro histórico saltan
para nuestros artífices diez y seis siglos, y como curioso citan un suplemento de 14
de Diciembre de 1775, á la Gaceta de Utrech, que anunciaba que un señor llamado
Manuel Moreno Aparicio, en España, había recobrado experimentalmente los se
cretos perdidos de la pintura, por medio del fuego, de los antiguos vidrios.
Alguno tal vez adivinará en la indicación anterior un pensamiento íntimo de pro
testa contra el olvido en que los historiadores extranjeros dejaron á la fabricación
vidriera de España; dispuestos á contestar en su caso que el silencio que guardaron
fué hijo de la ignorancia invencible, puesto que en España nada se había publicado
sobre este [»unto concreto. Esta razón podría ser atendible, pero al ver repetido aquel
silencio en otros puntos, también históricos de las artes y de las ciencias, por lo que
hace á España; al recordar que desde hace casi tres centurias aquel silencio se
elevó á sistema seguido ó adoptado por casi todos los escritores con relación á ia in
fluencia que tuvieron y pudieron tener nuestros artífices y maestros sobre los ade
lantos de la civilización actual; no se puede admitir de una manera absoluta la dis
culpa del olvido a que nos hemos referido, calificándole graciosamente de invencible
estando á la vista de todos, nacionales y extranjeros, primero las grandiosas obras vi-
drieras que durante siete siglos se admiraron en las antiguas basílicas y catedrales de
Palm a, Burgos, Santiago, León, Toledo y Sevilla, y otros cien templos é iglesias
en España. Segundo, recordando que en todas partes, las antiguas fábricas de v i
drios conocieron ó usaron las acreditadas cenizas alcalinas de Alicante en competen
cia con las de Sidon en Oriente, con las de A frica, con las del Ródano y con las
normandas. Ademas, que de la Italia antigua y otras partes venían á buscar las esco
gidas arcillas refractarias de Valencia, á nuestro juicio torlosina* , para los crisoles y
hornos de las fabricaciones vidrieras, sin contar con algunos descubrimientos y
prácticas de las más importantes en el arto, entallar (arreglar el talle de los vidrios
planos, blancos ó coloreados á sus encajes, por medio del córte), usando los dia
mantes naturales, llamados naifes, prácticas que si vinieron de Oriente á España en
los siglos
vii
ú viii, escritas en lengua liebráica, se dió noticia de ellas en castellano,
traduciéndolas en el siglo xm para recuerdo de lo que entonces se practicaba en la
Península como cosa vulgar y enseñanza de los venideros.
Pero no sigamos en exponer razones de queja en contra del silencio un poco des
preciativo ó interesado que guardaron los escritores extranjeros en la parte que se re
feria á España al tratar de las evoluciones en el arte de la vidriería desde su principio
hasta su perfección, que fueron infinitas, pues de proseguir será fácil tocar en los es
collos de la pasión y de lo injusto, sin utilidad ninguna, y áun con grave perjuicio de
la verdad histórica.
La química moderna da una acepción muy lata á las palabras vidrio y vitrificación.
La primera en el arte y fabricación á que nos vamos á referir en el presente trabajo
tiene un sentido limitado, entendiendo por vidrio el compuesto artificial trasparen
te, sólido y quebradizo, que resulta d éla fusión de las arenas silicosas mezcladas
previamente con diferentes sales y óxidos metálicos que por el fuego ayudan á fun
dir aquellas arenas, ó á colorear el compuesto resultante del que posteriormente se
sacan múltiples aplicaciones; unas para el arte suntuario, otras para comodidades
de la vida, hasta de la Sanclx Plebi Dei, según escribían en la Edad Media algunos
maestros sobre sus vidrios al fijarlos en las lumbreras, y para las investigaciones
más delicadas de las ciencias tísicas, que han venido utilizando el vidrio tallado en
formas redondas desde el siglo ni ó iv en Europa hasta la actualidad, como manifestarémos con algún texto castellano en el curso de esta memoria.
No vamos á discutir sobre el origen gramatical de la palabra vidrio ni sobre la
historia, más ó ménos poética y fabulosa, del compuesto vitrificado de que se trata, ni
si de él se habla en varios versículos de los libros bíblicos y á él se refirieron los
filósofos griegos y romanos en várias de sus obras. Tales discusiones nos llevarían
léjos, teniendo en unos momentos que negará la casualidad el derecho que se la dió
de haber engendrado al vidrio en las orillas arenosas del rio Belo, en derredor de las
—
tí
—
vasijas que ciertos emigrantes sostuvieron en el fuego sobre trozos de nitro, pues á
pesar de Josefo y Plinio , si el fuego encendido sobre la arena del mencionado rio no
alcanzó ni pudo alcanzar la intensidad del de reverbero, la arena, á pesar del nitro, de
bió quedar infusible, el último en sn caso debió deílagar y desmoronarse, perdiendo
nna solidez sin la cual es imposible comprender la estabilidad de las vasijas en que
los desconocidos comerciantes fenicios, al intentar preparar sus alimentos, dicen que
la casualidad les proporcionó el primer descubrimiento del vidrio, y esto con sor
presa del arle de las edades, con un fuego cuya llama , en lugar de concentrada y
reverberante, se elevaba libremente en medio del aire.
Si del descubrimiento del vidrio por la casualidad pasásemos á analizar lo que los
antiguos dejaron escrito sobre las facultades de los artífices, colosalmente mayores
que las conocidas en la actualidad, nos encontraríamos con el famoso teatro de Escauro, cuya galería media era toda de vidrio y capaz para 80.000 personas, y con aquel
templo de la isla de Aradas, que visitó San Pedro con sus discípulos, sostenido por
columnas de vidrio de altura y diámetro extraordinario, asegurando San Clemente
de Alejandría que el primer pontífice de la cristiandad halló aquellas columnas pre
feribles y más grandiosas que las bellísimas estátuas de Fidias, que el mismo templo
poseía.
Pero estas historias sobre la fabricación del vidrio antiguo, conservadas por la tra
dición y la fe de los creyentes , no pudieron sostenerse en pié por una razón de cier
ta analogía á la que expusimos respecto de las vasijas fenicias sostenidas en trozos
desfragadores de nitro, que, sin embargo, contaron habían dado origen al vidrio. A
nuestro juicio las grandes masas de vidrio del teatro de Escauro y las columnas ad
miradas por San Pedro en el templo de Aradus, si no fueron de arcilla cubierta de li
gero esmalte vitrificado, tal vez irisante, tal vez coloreado, no pudieron ser de vidrio
en su totalidad ; pues en el caso de serlo, hoy, como entonces, debieron recocerse des
pués de fundidas y solidificadas, y de ser tan grandes en su masa y espesor hubie
ran necesitado meses y años para enfriarse convenientemente, si habían de servir
en las obras y grandes construcciones de que dicen formaron parte, y para que
aquellas columnas no quedasen reducidas á polvo en toda su masa por el menor
choque, como acontece hoy en las lágrimas batábicas de vidrio sin destemplar.
En cambio de la fábula, veamos qué ¡deas y con qué frases se describía el vidrio
en el siglo xui, en castellano, traducidas del árabe en los libros de Abolais, que se
redactaron en hebreo oriental, tal vez en el siglo iv, v ó vi (1).
D e la p ied ra del vidrio. — «Del onceno grado del signo del Sagitario es la pie
dra del vidrio, et en esta piedra a una que es por sí cuerpo (la arena), et a otraque
es la incorporada (la sal), et cuando las purgan et las apartan dell fuego ayuntanse et facen por sí cuerpo. Esta piedra es de muchas colores que ay una blanca,
(1) Códice escurialcnsc y alfonsí dicho E l Lapidarle, traducido del árabe antiquísimo en caste
llano, año 124S.
et esta es más noble et irfcyor que las otras; et ay otra de color bermejo, et otra uerde , et otra xade , et otra cárdena. Piedra es que funde ligeramente en el fuego, et
cuando la sacan dell, tórnase á su sustancia. Pero si la sacasen á deshora a menos
de se enfriar de poc en poc quiébrase. Et cualquier color que pongan en ella rrescíbele ligeramientre. Et llaga a cualquier animal que lieran con ella tan bien como
con íierro......................................................................................................................................
En la definición anterior del vidrio, tomada del lapidario en castellano de A bolais, como se ve, ademas de dar una idea muy exacta de la composición y primera
formación de aquel producto, se nos da á conocer su clasificación dividiéndole en
blanco, ó sea trasparenté y sin color, como el vidrio más noble y mejor de los que
se conocieron; el bermejo ó rojo de diferente tono, el verde, el jade (oscuro de oxidiana) y el cárdeno (morado); pero á más de esto, que pudiera llamarse la paleta de
colores que poseían los antiguos vidrieros castellanos para sus obrajes de mosáico, en
el mismo lapidario se indican algunas fórmulas para tefiir superficialmente el vidrio
por el fuego, sin preocuparse mucho aquel autor de guardar secreto, como hicieron
posteriormente los artífices durante más de cuatro siglos en los procedimientos que
siguieron en la pintura del vidrio.
Entre las fórmulas, con las cuales se puede evidenciar la antigüedad de la pintura
superficial del vidrio, se encuentra en el lapidario de Abolais la siguiente, al tratar
de la piedra que tenía por nombre Ecce. «Esta piedra es fallada en España en un
monte, que es sobre la villa áque llaman Arraca, que dicen al monte Seclúdes, que
no es mucho alto, de color es muy negra, gotada de gotas amariellas, luciente et
libiana de peso, et porosa, et ligera de quebrantar................................et si la muelen,
et la amasan con m iel, et untaren el vidrio con ella , et lo allegan al fuego, tíñelo de
color de oro muy fermoso, et esfuércale de manera que le fage más fuerte que áutes
era, et estonce no se puede el vidrio fondir tan ayna, ni quiebra tan ligeramiente.»
Si en el primer texto de Abolais que llevamos referido revela el autor del lapidario
antiguo los elementos que entraban á formar parte del vidrio, ó sea su cuerpo, que
era la arena y la sustancia incorporada, que era cierta sal, implícitamente dice tam
bién que debian fundirse aquellos materiales en ciertos hornos, purgarse ó afinarse
en otros, y recocerse para enfriarse lentamente en distinto fuego, pues de no hacerlo
a sí, la obra, en vez de sólida y fuerte, se reduciría fácilmente á polvo.
Bn el segundo texto nos hallamos con la cita de algún mineral metálico de España
y de otro horno pequeño de esmaltar y colorear, para dorar hermosamente los anti
guos vidrios.
No se crea, sin em bargo, que los conocimientos antiguos en España en el arte
vidriero se redujeron álos dos manifestados anteriormente ; pues el mismo Abolais,
al ti atar del diamante, dejó consignado otro, si cabe de más valía que los men
cionados, ochocientos ó novecientos años ántes que Luis Vergen de Bruxas hubieía inventado, según la común creencia, la talla de aquella preciosa piedra con su
propio polvo y que la Duquesa de Etampes, favorita de Francisco I, grabase con el
—
8
diamante de su sortija en el vidrio {le una ventana en el castillo de Chambord el g;acioso dístico:
Souventfemme varié,
Mal hábil qui s’y fie.
En lu"ar de esta gracia femenina, dice Abolais: «el diamante es piedra que que
branta todas las otras, foradándolas et tallándolas (cortar) et ninguna otra non pue
de tomar (herir) en ella , et áun face más esta piedra que si con ella traen (frotan) las
otras muélelas todas.»
«Perohav una natura de plomo, que dicen en Arabiguo aero et en latín estanno con
que quebrantan esta manera de piedra desta guisa. Que si envuelven el estanno en
deredor del diamante etle dan con el martiello, quiebraluégo, et desque lo han que
brado si ticiesen morteros ó majaderos de este plomo puedtmle moler et facer déI
jVOg...... et los que quieren forarar ó entallar las otras piedras, toman pedamos muy
pequennos, et delgados, et agudos del diamante, et pénenlo encima de unos astillicos
de plata ó de cobre con que foradan ó entallan las piedras que quieren entallar, et
graban, et facen camafeos.»
En otro lugar, y para tener completa idea de los conocimientos que alcanzaron los
antiguos maestros españoles en los trabajos del vidrio, decia el mismo Abolais en su
Lapidario, al tratar de la piedra llamada ciumberit, y los latinos smerle ó esmeril :
«Esta piedra semeja arena gruesa, et a en ella incorporadas unas con otras menudas,
grandes et medianas, es grande en peso et en dureza. De su color es parda que tira
á oscuro. En muchas partes es fallada, mas la ineyor de todas es la que se encuen
tra cabo la mar de Eniden.
»Etlos maestros adoban las que son preciosas con esta piedra molida, sobre ta
blas de cobre, ó de fierro, ó de plomo, ó de algunos fustes (maderas duras), sennaladas que son para esta maestría, et tácenlas claras et fermosas, trayéndolas (frotán
dolas) sobre aquellas tablas, et tajan de ellas lo que quieren, ó las foradan , ca non
a piedra que se les pueda defender sino la diamante sola. El polii que esta lace en
las otras piedras es meyor et más fuerte cuando sean moxadoslos polvos de ella que
cuando secos.»
Con relación al uso que en lo antiguo tuvieron los vidrios planos, y la época en
que se empleó parala comodidad de la vida, cerrando las ventanas con la diafanidad
v trasparencia del vidrio, cuestión que algunos lian discutido para fijar el tiempo en
que por primera vez se usaron las vidrieras, dice Abolais al tratar del talco : «Ca co
lor de esta piedra es como de conchas, et fallanla en muchos logares, así como en
tierra de Arruquia, et en la de Yeme, et en ladeCabrot; et cuando la desuellan luce
mucho, et por ende facen de ella en algunos lugares lumbreras para losbannos, bien
como si fuesen del vidrio que se emplea en otros, et cuanto más delgadas paiten las
lu jas del talco, tanto son más lustrosas et claras.»
Otra de las aplicaciones del vidrio, de míe dio cuenta Abolais en su Lapidario, es
—
9
—
el de las lentes convexas, cuyo descubrimiento y primera fábrica los unos la lian
creído encontrar en algún fragmento de Plauto, interpretando la frase conspicillum.
En Plinio, al traducir la palabra spicillum , de que se sirvió el naturalista latino al
referir la muerte repentina del medico Cayo Julio. Otros creyeron fijar el origen de
las lentes con ciertas frases oscuras de Aiistófanes en su comedia de Las Nubes, yen
aquella escena en que el acreedor se propone, sonriéndose, hacer desaparecer de la
tableta de cera, acusadora de la deuda, las letras, fundiéndolas con los rayos del sol
concentrados por medio de un cierto vidrio.
Si de los tiempos latinos pasamos á la Edad Media en Europa, los italianos Redi,
Pablo Falconeri, los autores del Diccionario de la Crusca, Manni, y los franceses Gor
don y Guillermo de Chaublat, doctores de Montpellier, en sus antiguos libros del
Lirium medicini y gran cirujía, al fijar la época de la invención de los vidrios lenti
culares no han podido pasar en sus investigaciones del hermano Alejandro Spi
ra, modesto y bueno, que hizo y supo hacer los Ocularios, y murió en Pisa el año
4513.
Redi aseguró que poseía en su biblioteca, con la fecha de 1299, un manuscrito
italiano anónimo en que se leia : Mi trovo cosi gravoso d'anni, che non avrei valenza
di leggere e di iscrivere senza vetri appellati ochiali , trovati novellamente per como
dità di poveri vecchi quando affìebolano di vedere. Es decir : Los años me tienen tan
débil que no podría leer ni escribir sin estos vidrios que llaman anteojos, labra
dos bace poco tiempo para socorro de los pobres viejos cuya vista se debilitó con la
edad.
Manni, ademas de lo expuesto, publicó un epitafio, con el cual parece se liabia
descubierto el nombre del inventor de tan preciada obra, científicamente considera
da. El epitafio referido, según Manni, decía : «Aquí yace Salbino de Armato de la
Armada, de Florencia, inventor de las lentes......año 1517.» Y de quien Montucla,
en su Historia de las Matemáticas, dice que había guardado misteriosamente el se
creto, pero que el hermano Alejandro de la Spira se le había robado para publi
carlo.
En cambio de estas breves noticias que los escritores modernos han publicado como
fruto de sus investigaciones sobre la antigüedad en la inventiva de las lentes ópticas,
y que, como se ve, no pudieron retroceder más allá de últimos del siglo xm, con el
Lapidario en castellano de Afoláis hay medios suficientes para hacer retroceder
aquella invención al año 1248, y como el original del mismo Lapidario se escribió
en hebreo ó en caldeo, tal vez ántes del séptimo ú octavo siglo, pues ya en la época
de San Fernando y D. Alfonso de Castilla se consideraba como antiquísimo por sus
vitelas y por su letra, la invención ó primera construcción délas lentes se pierde, á
nuestro juicio, en los seis primeros siglos de la era cristiana, como se prueba con la si
guiente descripción del cristal, según el antiguo Lapidario : «Fallante, dice Abolais, en
muchas partes, mas la meyor de todas es la que fallan en tierra de Etiopia. La ma
teria de que se face es agua congelada que empedrece. Et la prueba desto es que
cuando la quebrantan fallan dentro como granos menudos que se entran en ella
cuando se face piedra (cristalizándose), et dentro algunas dellas fallan otrosí como
agua que es muy clara (hidrofana); et a dos cosas que son á contrario de todas las
otras piedras, ca el cristal cuando se calienta recibe en sí cualquier color que en él
metan, et labrase más ligeramiente, et otrosí fúndese con el fuego; et por ende facen
deella cual figura quieren, etsi la íigura es bien redonda et la ponen al sol, quema
lo que falla ante sí que sea de quemar; pero esto no lo face por su virtud, sino por la
claridad que es en ella, et por los rayos del sol que la fieren, et por la redondez de la
forma que a.»
En otros lugares del mismo Lapidario, al tratar de otras piedras transparentes,
dice el autor, y lo repite várias veces, que las pasa facilísimamcnte la vista, y que á
su través, cuando su forma es redonda, se descubren en los cuerpos bellísimos detalles
y cosas muy secretas á la simple vista. Debiendo por nuestra parte recordar que si
para el entalle y labrado de las piedras duras (forma facetada, en cabujón y bru
ñido), según Abolais se necesitaban las planchas de cobre, fierro y plomo, esmeriles
duros, el agua, y áun el polvo del diamante, pero al decir que el cristal y el vidrio
se labraba más ligeramente, por lo que era fácil darles figura y redondez cualquiera,
á nuestro juicio esta mayor facilidad excluye aquellas láminas duras en el labrado
del cristal y del vidrio para darles la forma conveniente, lo cual entonces se conse
guía sobre cueros, borras con engrudos y colas (fieltros) y láminas de madera y plo
mo en su caso, con esmerildes más blandos, y el roce y la presión menos dura de la
mano de los obreros, que antiguamente y según el arte trabajaron las primeras lentes
ópticas en Europa. Práctica que es la misma que se ha seguido hasta nuestros dias.
Sin contar hoy con la vidriería ó fabricación del vidrio en Oriente, que se supone
antiquísima, por lo que hace á los países occidentales de la Europa, es un hecho bas
tante bien probado que las Galias y España, según Piinio, fueron las dos naciones
que primero proveyeron de vidrios á los romanos, en competencia con los más an
tiguos de Alejandría , de Sidon y otros lugares desconocidos de Oriente.
Las principales obras de la vidriería de entonces consistían en copas de vidrio, bo
tellas, tazas, globos, láminas de cierto espesor y color oscuro para servir de espejos,
pequeños vidrios facetados, en cabujón, y coloreados con tintas en toda su masa, ó cu
biertos con una capa espesa de oro metálico. Se imitaba la pedrería de valor y las
perlas, alcanzándose, según Petroneo, en aquellas falsificaciones el volumen próxi
mamente de una haba, pues de haber sido de mayor tamaño, ni los joyeros de en
tonces, ni la mujer del emperador Galiano hubieran podido engañarse, comprando
perlas y piedras fingidas con vidrio, por finas y naturales.
La masa de vidrio que suponen las necesidades de la vida y del lujo del pueblo ro
mano, representada por los objetos anteriormente referidos, debió ser excesivamente
grande. Muchas de aquellas, es innegable que llegaron y pudieron llegar á la capital
del mundo entonces conocido, por Oriente, de fabricaciones orientales, y mucho tam
bién de las naciones de Occidente, ó sea de España; siendo en la actualidad rarísimos
11
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los vasos enteros que se conservan de la fabricación de aquellos apartados siglos. Sin
embargo, tuvimos ocasión de examinar algunos, de poseer otros y de compararlos en
museos extranjeros con vasijas de vidrio, al parecer de procedencias gaula é italiana
de igual tiempo, resultando de nuestro estudio comparativo, por la trasparencia, que
todavía conservan los vasos de época romana encontrados en España, por lo unido
de su masa, por la igualdad con que actuó el tiempo descomponiéndolos, por sus li
geras irisaciones, y por no resultar de la descomposición aquellas laminitas como taicosas, que se desprenden al menor contacto y al más ligero soplo, de los vidrios gaula
é italiano; que el de España en la época referida debió ser el preferido, pagándose
por aquél las sumasen dinero fabulosas de que hablan las historias, por su belleza pri
mitiva; porque sus vasos indudablemente resistieron los líquidos calientes sin rom
perse, y porque, á pesar del epigrama de Marcial, libro ix, artículo 60, en que decia
del vidrio blanco extranjero: Et túrbala levi queslus cryslallina nitro; las sales ó tun
dentes de la arena silicosa de la Iberia se eflorescieron tan poco, que lian sido nece
sarios dos mil años para matar ligeramente el brillo de la superficie libre de los vasos
labrados en España en la época mencionada.
Por esta razón no se pueden negar á los maestros vidrieros en España conocimien
tos singulares de las arenas vitrificables más linas de grano y más blancas que se
encontraban para el arte en las inmediaciones de sus talleres en la época de la do
minación romana. Que también fueron los primeros que utilizaron las sales ó so
sas y barillas blancas y puras de las costas mediterráneas, y supieron eludir los an
tiguos defectos y obtener fundiciones de más belleza en el arte vidriero, en el cual,
fuera de la forma obtenida por el soplo y el moldeo de los materiales una vez tundi
dos, en su intimidad y esencia tuvo entonces, como boy, relaciones íntimas con la
química.
Los lugares en España en que más principalmente se labró el vidrio, en los tiem
pos ibero-romanos, si se atendiese á la tradición para adivinar aquellos y á la anti
güedad, cuya memoria se perdía en el siglo xv y xv i; de los hornos de vidrio que
existieron en la península, nos hallaríamos que tan preciado producto del arte se la
bró en varios lugares del interior, en los valles que de la costa de Cataluña van á
concluir en el Pirineo. También cerca de la desembocadura del Ebro, con especia
lidad en Tortosa, donde, según los antiguos, concurrían para establecer lavorablementela fabricación del vidrio las cinco condiciones siguientes : primera, excelentes
arenas blancas vitrificables; la segunda, fundentes puros y los más á propósito para
preparar las mezclas y fritas ; tercera, excelentes arcillas refractarias para los hor
n os; cuarta, maderas abundantes para quemar; y quinta, camino de agua ó una vía
segura para trasportarla fragilidad del vidrio una vez labrado. Algunos, á las condi
ciones anteriores añadieron que los obreros de la tierra fuesen pobres en la agricultu
ra , pero que estuviesen sobreexcitados con la vista de algún territorio próximo, que
poseyese las más bellas producciones de la vida vegetal, á fin de que aquellos, esti
mulados con las ganancias de sus vecinos, llegasen á ser os más excelentes industria-
12
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les, alcanzando con el trabajo del fuego lo que á otros concedió la naturaleza más generosa y pródiga.
La fabricación vidriera en los tiempos á que nos referimos también se extendió por
el interior de los que después se llamaron reinos de Valencia y Murcia, en lugares
cercanos á los declives y pendientes que separan aquellos del interior de España, por
los valles de Ollería, Salinas, Busot y rio Almanzora, cuyos fonws del vidre fueron
muchos de ellos desapareciendo poco á poco, aunque ocupando en su primitiva épo
ca una zona que se extendía desde el cabo de Greus hasta el de Gata.
A nuestro juicio, la fabricación mediterránea del vidrio tardó algunos siglos, y tal
vez fue gótica, en avanzar hacia el interior de la península, estableciéndose primero
en tierra de Cuenca, posteriormente hácia Toledo, Avila y Segovia, aproximándose
á las faldas de la serranía, hoy llamada de Guadarrama.
En lo restante de la península, ni en la Bética, Lusitania y Cantabria , se halla el
menor vestigio de fabricación de vidrio que pudiera referirse á la época ibero-roma
na, á no ser una que da Strabon , muy oscura, sobre ciertos vasos y vajillas de cera
que cuenta el geógrafo latino labraban los lusitanos. Sobre estos vasos curiosísimos
si fueron de cera , de los antiguos españoles, escribió algo el señor Barco en su libro
Retrato natural y político de la antigua Bética, diciendo que no era creíble su exis
tencia, porque en ellos hubieran tomado mal sabor los licores, y porque si éstos es
taban calientes se derretirían por necesidad. A nuestro juicio, tal vez Strabon, al ha
blar de los vasis cereis que usaban los lusitanos, se refirió á ciertas vasijas de barro
cubiertas por esmaltes que imitasen por su color y traslucencia á la cera; ó si no, y
es también probable, se refiriese el geógrafo latino á la vaseria de cuero, barro y ma
dera , cubierta por su interior con una capa de pez ó resinas, que desde muy antiguo
la usaron los aborígenes é indígenas de las orillas del Duero y del Ebro hasta el Pi
rineo y costas cantábricas; á no ser que el geógrafo latino haya hablado de vasos de
barro cubiertos de una capa de cera, en la cual muchos siglos después se labraban
adornos y se doraban para aumentar su belleza, y de cuyas obras como del siglo xv
y xvi hemos visto algunas rarísimas piezas cerámicas trabajadas en España.
Los talleres españoles en que se fabricaba vidrio en la época que se va estudiando,
aunque en algunas localidades fuesen muchos por su número, cada uno de ellos ocu
paba brevísimo recinto. En éstos los maestros de entonces tenían algunos morte
ros ó majaderos de piedras duras, tal vez de metal (hierro), para triturar finamente
los materiales que habían de mezclarse ántes de la fundición, exceptuándose las are
nas silicosas, que escogían los artífices entre las más finas en grano que se hallaban
en la tierra; porque la experiencia debió enseñar á nuestros maestros del vidrio an
tiguo que los cuarzos y las arenas trituradas para la vidriería arrancaban de los mor
teros algunas materias extrañas, con las cuales se alteraba el color y trasparencia de
los vidrios.
Los hornos principales de la vidriería de aquel entonces fueron triples en uno, es
decir, formados de tres recintos superpuestos; el primero cilindrico para las cenizas
y el fuego; el segundo desde el plano anular de los crisoles hasta el domo semi-esférico para reverberar y concentrar el fuego y la llama que, formando columna abrasa
dora, cruzaba por el centro de la construcción, dando á los crisoles la temperatura
necesaria, en unos casos para la fundición de las fritas, y en otros para la afinación
y depuración de las mismas, hasta que su masa limpia, sin hervir ni levantar bur
bujas, se hallaba con todas las condiciones necesarias para el buen labrado á soplo
con caña y moldeo de los infinitos objetos de la vidriería. El tercer recinto de los
hornos que se describen estaba formado por otro domo superpuesto al primero, de
jando un espacio intermedio, en el que se colocaban las piezas modeladas para que
allí se recociese ó destemplase el vidrio, enfriándose conforme se apartaban poco á
poco de la violencia del fuego inferior. Los hornos tenían várias ventanas ó aberturas
colocadas á diferentes niveles; las inferiores para regir y gobernar el fuego, las me
dias para arreglar los crisoles y extraer con cañas metálicas el vidrio fundido para mo
delarle á soplo, otras menores para mantener en buen temple los extremos de dichas
cañas, y las superiores para manejar diestra y cuidadosamente el vidrio labrado al
trasladarle de unos lugares á otros, para que se destemplase convenientemente.
El régimen de estas aberturas en los hornos vidrieros de la antigüedad, como en los
actuales, tenia sus reglas, con las cuales se habia de evitar cuidadosamente que en
el interior de los hornos hubiese humo, y que el aire ó la frialdad exterior entrase en
el recinto de destemplar.
Las dimensiones de los hornos antiguos del vidrio, según las ruinas de algunos de
ellos que se han podido hallar en Italia y en España, fueron de cuatro codos de diá
metro, y de seis de altura. Sus materiales, la arcilla refractaria, infusible y que no
se calcinase con el fuego, y á la que se quitaba cuidadosamente con el agua de lavar
y amasar todo lo que tuviera soluble, salino y vitrificable. Dicha arcilla se moldea
ba después con diferentes formas y tamaño geométrico, en cuñas ó pirámides trun
cadas, para que sirviesen en la construcción uniforme por todas partes de los cilin
dros y domos en los antiguos hornos. Estos, al concluirse la campaña del trabajo,
se deshacían si era necesario, ó se reparaban cuidadosamente con nuevos materia
les por los oficiales y maestros más hábiles del arte.
Los crisoles en los primitivos tiempos del mismo arte vidriero eran de la misma
arcilla refractaria que los hornos , pero más escogida y más trabajada. Su forma la
de cono truncado de un codo de altura, medio de anchura en la boca, y dos ó tres
dedos de grueso en las paredes, aunque en el fondo tenía mayor espesor. Tales fue
ron los crisoles para el vidrio ordinario de los tiempos pasados; pues, para el más
fino en claridad, trasparencia y coloraciones, debieron ser de menores dimensiones
y capacidad.
Los crisoles se colocaban entonces, como hoy, en el interior de los hornos en su
emplazamiento anular, pero en lo antiguo, en número de dos, cuatro ó á lo más
seis, según los oficiales vidrieros de soplo y molde que habían de trabajar en derre
dor del fuego, ardiendo éste uno, dos ó tres dias seguidos.
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—
Un juego de cañas metálicas con su extremo de hierro , algunos puntiles del mis
mo metal, como único á que se pega el vidrio cuando está caliente, para sostener
por el fondo los vasos al moldear sus bocas, un banco, tijeras y grandes pinzas de
muelle, con cuya presión se cortaban los bordes v modelaban los cuellos de las va
sijas de vidrio hueco; algunos planos de hierro, bronce, jaspe ó de mármol duro,
humedecido con agua fresca y clara, de que se ayudaban los artííices para conseguir
que la ampolla hueca del vidrio á soplo tuviese en sus paredes espesor uniforme; al
gunas espátulas de metal con otras herramientas del laboratorio en que los hábiles
maestros preparaban el manganeso y las que llamaban cales metálicas de plomo, es
taño, cobre, hierro, y hasta de plata y o ro ; completaron en lo antiguo lo más prin
cipal de los talleres en que los artífices del arte en España concluyeron sus impor
tantes y apreciables trabajos vidrieros desde hace próximamente dos mil años.
En la misma época aquellos maestros debieron tener también otros hornos más
pequeños que los mencionados anteriormente para trabajos delicados, principalmen
te de aquellos vidrios pequeños que se destinaban á imitar las piedras preciosas de
la joyería, ó bien el vidrio de los vasos huecos, cuyas paredes se asemejaban á las
lumaquelas de tintas y colores diferentes, ó (pie habían de recibir cubiertas de oro y
de plata en láminas de espesor notable, si se comparase con lo que hoy se labra en
estos géneros. En unos objetos con el oro y la plata puestos á cierta profundidad,
bajo capas trasparentes de esmalte, y en otras piezas, sobrepuestos aquellos precia
dos metales en las superficies libres de los mismos objetos de vidrio.
Para estos primores de la vidriería antigua los maestros españoles ó idearon por
sí, ó usaron, tornándolas de prácticas más antiguas, las muflas, cajas de cementar y
manejaron con singular destreza el fuego. Tal vez, en lugar de las primeras, los men
cionados artífices se sirvieron de crisoles pequeños, superpuestos, enlodados por las
bocas, y con alguna perforación en el superior, para que escapasen los gases, miéntras los más hábiles y diestros aplicaban su mayor atención en reconocer el estado
del vidrio fundido en el interior cerrado de los crisoles, por el exámen de los cam
bios que ocurrían bajo la acción del mismo fuego en ciertas muestras fusibles, que se
colocaban en el horno en las inmediaciones de las muflas ó cajas de cementación.
M. Rollin en el siglo pasado decia que los mejores libros descriptivos y didácticos
de las artes, á su juicio, eran las obras concluidas por los antiguos artífices, princi
palmente aquellas que, conservadas por la fortuna, la feliz casualidad, y por su per
fecta construcción y labrado, producían la admiración de los inteligentes al través
de muchos siglos. Guiados nosotros por este axioma, hijo de la razón y el sentido
común, hemos procurado dar una idea descriptiva de los talleres antiguos de la v i
driería en su primitiva época ibero-romana; pues, sin todo lo que se lleva expuesto
con relación á dichos talleres hubiera sido humanamente imposible el labrado de las
urnas funerarias de vidrio que se han recogido en España. La una redondeada de
tres á cuatro decímetros de altura, boca en labio vuelto con filete de refuerzo, fondo
con la señal del puntil, labrada á soplo, con tapa plana y gruesa del mismo vidrio,
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que se conserva en una de las salas de la Biblioteca Real de Lisboa. Otras dos de la
misma forma que la anterior, de igual vidrio, de dos y tres decímetros de altura, se
ñaladas del p u n til, procedentes de la antigua Balancia , que se conservan en nuestra
colección. Otra de forma cuadrada, paredes gruesas, de tres á cuatro milímetros,
que se llalla en el Museo de antigüedades de Madrid; y varias otras que tuvimos oca
sión de examinar, aunque de léjos, en museos extranjeros, pero que por su aspecto
nos hicieron creer procedían, ó de las más bellas producciones orientales, ó de las
mejores fábricas españolas de la antigüedad.
También fueron necesarios los talleres de la vidriería, con todo loque se lleva ex
puesto y tie referencia á los primeros siglos de la era cristiana en España, pues sin
ellos hubiera sido imposible el labrado de las jarritas con asa, copas, fiólas sin pié y
cuello largo, pateras de vidrio con oro, platos y saleros gruesos y moldeados, ánforas
pequeñas, lacrimatorios de muy variadas formas, anillos rojos, amarillos y dorados,
cuentecillas, brazaletes, y una multitud de dijes de forma muy diversa, que rotos y
enteros se encuentran en los enterramientos de la época romana en España. No de
biéndose dar al olvido, porque aquéllos se encuentren en el interior de la península,
que si los productos de fabricación vidriera, en los primeros siglos de la era cristiana
marchaban en gran número y cantidad por el mar hacia Italia, no debió ser tam
poco pequeño su trasporte hacia el interior del propio país en que se trabajaron.
La vidriería española, destruido su comercio con Roma por la invasión y con
quistas de los godos, sufrió grandes pérdidas por falta del mercado más importante
que tenía. Sus maestros y oficiales en los siglos n al vn quedaron rerlucidosá un nú
mero casi insignificante, y e n sus hornos, aunque continuase el fuego encendido, se
perdieron muchas de las calidades y primores antiguos, quedando reducidos á labrarse
en aquellos los vidrios y vasería de ínfima calidad, pues los conquistadores de la Es
paña entonces, como del resto de Europa, la historia nos dice que más que el vidrio
apreciaron, como ántes y después lo hicieron todos los conquistadores, los vasos la
brados con el oro y la plata de los vencidos.
Sin embargo, debieron ser tan hábiles los maestros vidrieros en España de la época
romana en el arte de imitar las piedras preciosas, y de tal belleza sus obras en este gé
nero, que, á pesar del deseo de los godos por el oro y la plata, consideraron desde sus
primeros tiempos en mucho los vidrios de colores, respetando á los maestros que
los labraban. Como prueba de esta afirmación se deben recordar las rarísimas al
hajas de oro y plata de los primeros tiempos góticos en España. Estas las labraron
innegablemente artífices de la escuela ibero-romana, con vidrios y bellísimos esmal
tes de color, rivalizando en ellas el vidrio con el oro y la plata. Otras, como las coro
nas que en estos últimos años se encontraron en Guaroman, cercanas á Toledo, en
las cuales el vidrio de color azul, verde, rojo y de otras más bellas tintas se veia
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engástenmelo en el oro en pequeños cabujones ovalaelos, con un brillo en el que se
reconocía en lugar ele la acción de la rueda ele fuste y ei esm eril, lo que fué siempre
propio del fuego.
Los godos en España, ademas, como en lo restante de la Europa por ellos con
quistada, debieron conservar su costumbre boreal, de cerrar con algunos cuerpos
diáfanos como el talco , las lumbreras de sus habitaciones, de sus palacios y de los
templos. Para este fin creemos que utilizaron la fabricación vidriera que existia con
anterioridad en nuestro país, aunque sin preocuparse mucho de la belleza del vidrio,
que siendo antiguo y de color, debió emplearse muchas veces entonces para los es
maltes tan preferidos por los godos. De no ser así no se comprendería el hecho que re
fiere Gregorio de Tours, historiador del siglo v , de aquel ladrón que robó en una
iglesia gótica los vidrios de las lumbreras de color de la misma. El historiador relérido, con la credulidad de que algunos le acusan, añade que el vidrio robado le fun
dió el criminal á fuego violento durante tres dias seguidos, vendiéndolo después en
masas deformes á ciertos comerciantes extranjeros.
Esta relación, en medio de su candidez, según dice Le-Vieil, da motivo á conje
turar que ios vidrios robados eran de color y que por su belleza pudieron excitar la
codicia del ladrón y el deseo de los comerciantes para adquirirlos, aunque estuvieran
completamente destruidos. Pero á nuestro juicio, los vidrios de que habla Gregorio
de Tours, en lugar de fundidos por el fuego, que no se comprende bien, debieron ser
triturados finam ente, y como polvo fusible y de color, vendidos en sacos fáciles de
trasportar, á los que entonces viajaban buscando aquellos materiales antiguos para
servirse de ellos en el arte del esmalte.
Las reglas fundamentales de este arte consistían en labrar algunos rebajos y cajas
en las láminas de oro y cobre, dentro de las cuales, por capas ó estratos ponían los
esmaltadores el polvo fusible y vitrificable, entrando las piezas sucesivamente en el
fuego hasta quedar la caja llena de esmalte y con el espesor conveniente. Advirtién
dose que la primera capa , al fundirse, llenaba las desigualdades de las cajas arriba
referidas, la segunda y la tercera, si habia necesidad, se aplanaban con los esmeriles
y las ruedas de fuste ó madera; unas veces hasta obtener por este medio un brillo
aceptable si el esmalte era excesivamente duro; en otras, y con más frecuencia, sien
do los metales infusibles y poco dilatables, obtenían el brillo los esmaltadores en sus
obras, por un último golpe de fuego, calculado á fin de que sólo se fundiera la su
perficie libre á pequeñísima profundidad del esmalte extendido. Los esmaltadores de
la época gótica, como vidrieros de color, muy pronto debieron complicar sus labo
res con experiencias curiosísimas, sirviéndose del fuego, para pintar en ellas detalles,
perfiles, y dando aparente relieve con las sombras á las imágenes de los objetos na
turales y de aquellos otros simbólicos qu e, según las costumbres de laGotia, habían
escogido sus guerreros para estamparlos como memoria de las acciones heroicas ó
de la nobleza de familia y antigua raza, en sus escudos, timbres y sellos, que después
se llamaron de armas.
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Las coronas de Guarroman con sus vidrios de color ó esdras engastonadas y pen
dientes dei siglo v ó vi; las vidrieras de color mencionadas por Gregorio de Tours,
en la centuria vi; la copa de oro con inscripción del esmalte, que, como riquísima
joya, mandó labrar Alfredo el Grande de Inglaterra en el siglo íx; la tumbado
Eduardo el Confesor, en Inglaterra, enriquecida con esmaltes por Enrique III en el
siglo xii ; el bellísimo presente de amor, que en estos últimos años se ha encontrado
en Castilla, esmaltado de rojo y letras de oro, en la que fué tumba del Infante D. Feli
pe, labrada en el siglo xm, que se guarda en nuestra colección; las copas de don
Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo en 1250, son objetos que todos ellos pueden
servir para tener idea del estado que alcanzaron las artes de vidriería y del esmalte en
Europa y en España desde el segundo hasta el déciinotercio siglo de la era cristiana.
En las provincias dominadas en la península por los árabes, la vidriería y el arte
del esmalte debió estar relativamente conocida, como lo prueban los libros de Abolais, hebreos y arábigos en su principio, deque anteriormente se hizo mérito, y si
éstos no fuesen bastantes, porque del vidrio no se sabe se guarden y conserven en
la actualidad piezas que puedan referirse á las fabricaciones arábigas en España,
quedan, sin embargo, muchos vasos antiguos, y con especialidad pequeñas losas
de barro cocido, cubiertas de esmaltes irisantes con reflejos de oro y plata, que en el
fondo de algunas revelan la intención de los artífices, de imitar los más bellos y me
nudos mosaicos que se labraron con el vidrio, las piedras duras y los esmaltes en la
época romana.
Estas obras de barro hispano-inurejares, aunque su gusto fuese oriental, prueban
que los artílices vidrieros en España, bajo la dominación gótica se aplicaron á lijar
diestramente el vidrio y sus esmaltes sobre el oro, el cobre, y tal vez lo más difícil
sobre la plata, secreto raro que se lia perdido y del que no liemos tenido ocasión de
ver más que una riquísima joya esmaltada de azul con caprichosísimos pájaros, que
se labi o probablemente en Zaragoza en el siglo xiv; y bajo la dominación árabe los
mismos maestros trabajaron cuidadosamente y poseyeron singulares reglas para lijar
el mismo vidrio y los esmaltes sobre el barro cocido.
En los siglos xi, xu y xm la vidriería propiamente dicha en España, que había lan
guidecido tanto cuando la faltó el mercado romano con la invasión de los pueblos
del Norte, recibió un poderoso impulso de la Iglesia cristiana, que por todas partes
levantó templos, cerrando sus numerosas lumbreras con vidrios blancos, verdes, y
muy pronto de color, como ocurrió en el siglo xi, en la Catedral de Santiago, que,
según Aimerico, que la visitó por los años de H00, poseía más de sesenta enormes
lumbreras cerradas con vidrios.
No discutirémos aquí si el origen de las lumbreras formadas de vidrio se usaron
por las iglesias cristianas desde los primeros siglos, reemplazando con ellas á las ce
losías de tabletas movibles y fijas que usaron los romanos. El brillo resplandeciente
de aquellas en los templos, la coloración que tomaba el aire en los mismos cuando
los cruzaban los rayos de la aurora, fué motivo suficiente para que, como poetas, los
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describiesen Fortunato de Poitiers, San Vital, obispo de Rávena, y algunos autores
griegos, que describieron , como muy singulares, las ventanas cerradas con vidrio,
á cuyo través se iluminaba el templo de Santa Sofía en los siglosiv, v y vi; pero es
tas bellezas literarias no conducen á nuestro lin del momento.
En cambio, loque puede asegurarse es que en los siglos xi, xn y xm se generaliza
ron las vidrieras en las iglesias cristianas de Europa, dejando de ser, .’.orno obras de
arte singulares para ser utilizadas por todos, con ventaja del arte que entonces co
menzó á desarrollarse en toda su actividad, primero, proveyendo de vidrios á los tem
plos, casi al mismo tiempo, ó poco después, á los castillos y palacios de los señores, g e
neralizándose en definitiva más y más hasta prestar servicios á las más humildes cla
ses sociales. Esto en cuanto á los vidrios planos, pues á la vez se generalizaron tam
bién los huecos con su infinita variedad de formas, útiles para las ciencias y necesarios
para la vida de los hombres, contándose entre los primeros los vocales, capellinas,
recipientes, pelicanos, retortas, antidótanos, serpentines, garrafas, redomas, huevos
filosóficos, lentes y otras variedades de vasos, que para extraer los elíxires, arcanos,
quintas esencias, sales, azufres, vitriolos, mercurios, extractos y tinturas, usaron los
espagíricos, alquimistas ó químicos de la antigüedad.
Si la caída de Roma como nación dominadora produjo grandes desastres en la vi
driería de España, la Iglesia cristiana de Occidente y las ciencias de la Europa reco
gieron los restos de este arte útil para las necesidades de sus pueblos, dándose desde
el siglo xu el gran impulso, á que se debe el estado del mismo arte en la actualidad.
En aquella época del renacimiento de la vidriería, que así pudiéramos llamarle,
ésta verificó un adelanto importante, que se refiere, no á la construcción de los vidrios
de coloren toda su masa, sino á la coloración superficial del blanco por medio del lue
go y de materiales fusibles, que á ciertas temperaturas adquieren la facultad de pe
netrar á profundidades variables en el interior del vidrio, conservando éste la tras
parencia en la masa primitiva, y de cuyo procedimiento antiguo habló Abolais. Este
como trabajo del arte se generalizó mucho en los siglos
xii
y xm. De él se ocupa
ron maestros y oficiales de dicha especialidad, los cuales se servían de hornos p e
queños cuadrados, en los que amollaban y cementaban, los vidrios blancos cu
biertos con las sustancias que por el fuego habían de colorearlos, sirviéndose para
ello de lechos, capas ó extratos calizos en polvo, y vidrios finamente rotos, en que
se enterraban aquellos, superponiéndolos alternativamente, para que los colores no
se corriesen de unos á otros manchándolos y estropeando las obras. Los hornos re
feridos estaban cerrados durante la coloración del vidrio. La cámara de colorear te
nía pequeñas aberturas que se correspondían á la parte interior, media y superior,
por donde se introducían en los hornos muestras de vidrio bañada con las mismas
materias colorantes, las cuales, examinadas cuidadosamente cuando el fuego había
desarrollado toda su acció n , servían para indicar al maestro el verdadero estado de
la obra encerrada en las mullas de cementar, y para saber si los resultados apete
cidos respecto al color se habían conseguido.
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—
Los vidrieros que se ocupaban de este trabajo pasaban después á armar las lum
breras, que si en el siglo xi y xii , á más tardar, fueron de mosaico en forma de da
dos, grecas caprichosas, estrellas radiantes sobre fondos de blanco y azul, poco
tiempo después fueron de imaginería, ó dibujo compuesto de imágenes santas y
asuntos sagrados, según el gusto cristiano, llamándose á estas últimas vidrierías pin
tadas en caballete.
Las primeras fueron notables por lo complicado de sus armaduras de plomo, que
entonces se labraban trabajosamente en rieles y turquesas longitudinales. Se arma
ban lentamente con los soldadores, y se sostenían, para darlas fuerza, con ligeras
barretas de hierro. También fueron singulares por los muchos millares de piezas de
forma distinta y color diverso que entraban en la formación y dibujo de las obras
mosaicas de que en este momento se trata, que ya son rarísimas de encontrar.
Tanto las vidrieras mosaicas, cuyos vidrios se han podido estudiar desde hace más
de un siglo basta hoy, como las de caballete antiguo, han sido el tormento de los
artílices modernos, que intentaron imitarlas ó bien para restaurar ó conservar aqué
llas. La destreza de los tiempos actuales, á pesar de la mejor y más científica pre
paración de los colores, ha fracasado siempre al intentar labrar de nuevo vidrios
pintados por el fuego, que pudieran equipararse á los más bellos de la antigüedad.
Este fenómeno tan singular para la industria, altivez de la ciencia moderna, que
cree poderlo todo, y la destreza de los más hábiles artífices, depende, a nuestro jui
cio, de dos causas : la primera físico-química, refiriéndonos á la lentitud con que el
tiempo y ciertos agentes atmosféricos han ido trabajando y descomponiendo en la
superficie y fondos los vidrios antiguos, que por tales medios han adquirido tonos y
coloraciones de suavidad inimitable para el arte, cuando éste, como el actual, traba
ja un poco precipitadamente.
La segunda causa la liemos creido encontrar en el estudio de los antiguos vidrios,
que prueban, cuando con cuidado se los contempla, fueron pintados uno á uno,
con tales precauciones y tan gran paciencia, que sorprenderían en los talleres de la
industria moderna. Ésta, en sus vidrios de color, los ha dado fuego, que podría lla
marse, comparado con el antiguo, arrebatado. También en ella los oficiales pintó
les del vidrio, podría decirse, habían trasladado á sus obras el ruido de los oficiales
que con ellos trabajaban en los grandes talleres y su tranquilidad por el porvenir, en
atención que sus trabajos forman parte délas fabricaciones industriales de más im
portancia en la actualidad. En cambio, los maestros vidrieros antiguos trasladaron á
sus obras, expresándolo con tintas ténues y suaves, la tristeza, la soledad y el secreto
de sus talleres, rodeados del silencio, de las pocas esperanzas en el tiempo venidero
yen cuyo interior cerrado concluían aquellas las diversas y complicadas operaciones
del arte.
El secreto para trabajar los artífices y los mejores maestros de la antigüedad, prin
cipalmente en las artes tecnológicas, que son aquellas que siempre tuvieron y tie
nen relaciones íntimas con las ciencias físicas, químicas y naturales , y que confor-
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me éstas retroceden, avanzan ó se estacionan , á su vez aquéllas presentan análogos
accidentes, es un hecho que t'ué real y positivo desde los primeros tiempos góticos
en Europa hasta últimos del siglo pasado, desapareciendo dicho secreto de las artes
conforme se fueron trasformando en industrias fabriles más ó ménos importantes.
Sobre dicho secreto en el trabajo se lia escrito poco, considerándole los más como
aberración y extraña costumbre hija de los tiempos; pero á nosotros nos toca decir
que no fué costumbre tan extraña como algunos aseguraron.
Los vidrieros, según Marcial, como numerosa familia, llegaron á ocupar en Roma
barrios enteros, citándose el Circo Flaminio como especial por sus grandes vidrierías;
también Marciano señala otro en Roma cercano al monte Celio. En dichos distritos
vidrieros es evidente que los trabajos de la vidriería no pudieron ser secretos. Allí
el emperador Heleogábalo declaró que los maestros y oficiales de la vidriería labraban
objetos de lujo, comprendiéndolos en las leyes suntuarias, que establecían grandes
impuestos. Allí también los emperadores Constantino y Constante declararon libres á
los vidrieros y sus oficiales del pago de contribuciones y gabelas por sus trabajos. Es
tos hechos prueban que para los artilicesen Roma había cierta igualdad de clase, tai
vez la de la esclavitud; pero en definitiva, ¡guales todos, se asociaron, sin esconderse
unos á otros las reglas para labrar y concluir sus obras, pues entonces la habilidad
y la destreza, individualmente consideradas en las artes tecnológicas, no se sabe que
entre los romanos diera derecho á grandes ni á pequeños privilegios.
La Europa, al salir de la dominación romana, comenzó muy prontoá organizarse
socialmente sobre bases desconocidas de la antigüedad , y entre otras sobre la de la
unidad de las nacionalidades y sobre la variedad de las clases de ciudadanos de que
se componían , reconociéndose que la inteligencia de los más sabios y la habilidad
de los más diestros eran fuentes de derecho, de distinción social y hasta de privi
legio, tanto para el individuo, como hereditario y de familia. Por esto, y para conse
guir aquellas ventajas, las artes tecnológicas de la época gótica rompieron su an
tigua solidaridad, presentándose sus artífices y maestros, desde el siglo iii ó iv de
nuestra era en Europa, aislados y recelosos cuando labraban de que alguno pudie
ra sorprenderles y robarles la experiencia; no permitiéndose la entrada en los talle
res más que al aprendiz muy escogido, que pagaba al principio ó prometía la retri
bución para cuando fuese oficial; porque si los maestros salieron del taller en las
épocas á que nos referimos, y áun muchos años después, aunque aparentemente,
lo hacían para asociarse con los de su gremio, á fin de progresar en las artes, la rea
lidad fué otra , puesto que aquellas salidas á las juntas de los gremios tenían por ob
jeto más principal el socorro mutuo en los casos fortuitos de enfermedad y en las
desgracias de familia ineludibles después de la muerte.
Los talleres de la vidriería para verificar la coloración, generalmente se establecie
ron desde el siglo xn en adelante, con el nombre de oficinas del vidrio, en el recin
to interior de las grandes catedrales, como sucedió en Toledo, ó en edificios y depen
dencias apartadas de las mismas iglesias, como ocurrió en Burgos. En aquellos lu-
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gares los maestros construían sus hornos cuadrados, donde pintaban el vidrio blan
co y en pequeños cuadros, que los cabildos pedían á las fábricas vidrieras de Flándes, Cuenca, Cataluña, Valencia y tierra de Toledo. Unas veces el color le dabaji por
una sola superficie, otras por las dos iguales ó distintos, para producir los más be
llos cambiantes.
Se debe advertir que en este nuevo trabajo de la vidriería de color, tanto en la
mosáica como en la de caballete con imágenes, el arte tomó para muchos, por la be
lleza de la forma y composición de los dibujos, supuestas condiciones de las artes libe
rales, sin perderse ninguna de lasque le correspondían como arte fisico-químico tec
nológico. De aquí se siguió la entrada en los talleres vidrieros de los arquitectos , tra
cistas, delineantes y excelentes pintores, que preparaban cartones imagineros. Éstos
generalmente eran tres, uno con la idea delineada y coloreada en pequeña escala, otro
también coloreado con las dimensiones más ó ménos grandes de la vidriera, que se
recortaba á trozos numerados para servir de patrones con el color que les correspon
diese. Otro, y era el último, con las dimensiones del segundo, que se conservaba
entero para el caso de restauración ó composición de las vidrieras si por cualquier
incidente llegaban á romperse.
Los cartones de la antigua vidriería de color no sabemos se conserve alguno de
los siglos xiii ó xiv en Europa ; sin embargo, en España , cuando se examinan algu
nos códices escritos por los años de 1250 en bellísimas vitelas, como lo fueron el
Lapidario de Abolais y las Cantigas del rey D. Alfonso, al contemplar en este último
lo mismo que en el de los Juegos de ajedrez y otros, las cartelas de dibujo y colora
ción que tienen, sería difícil decidir si aquéllos se idearon tomando por modelo las
pinturas vidrieras de la época , pues dichas cartelas pudieron ser cartones para la vi
driería, en atención á la sencillez en los partidos de ropas, á la simplicidad de la co
loración de las manos y cabezas, á la brevedad de los detalles en las partes que repre
sentan edificios , y á los contrastes de azul y blanco en los fondos, que son los ca
ractères que en las vidrieras del siglo xiv, y en las cartelas de los libros que se lle
van mencionados, las distinguen más principalmente ; pero de tal modo se corres
ponden unas y otras, que parece , ó que lascártelas dichas se compusieron sobre
las vidrieras de color de aquellas edades, ó que las vidrieras se labraron teniendo á
la vista los dibujos y pinturas en las vitelas castellanas de la época alfonsin, cin
cuenta años ántes que Cimabue en Italia con sus pinceles hubiera iniciado el gran
impulso de la pintura, auxiliando, según algunos, á la vidriería de color, que fué
considerada por muchos desde entonces como arte liberal.
Una vez delineados los cartones, los maestros vidrieros pasaban á trazarlos sobre vi
drios cuadrados que ocupaban la extension conveniente, dejando entre unos y otros
el espacio necesario para los plomos de armar. Después se procedía á la iluminación
de las imágenes y demas objetos que habian de representarse en las vidrieras, valién
dose de varios compuestos en polvo fino, que se diluían en aguas gomosas y en al
gunos líquidos orgánicos, como el vinagre, la orina, la miel y otros, para poderlos fi-
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ja r sóbrela superficie del vidrio, aclarándolos, prévia la desecación, en unos luga
res y doblando su densidad en otros para que después fundidos los colores por el fue
go, se produjesen los efectos de las sombras.
Para el amarillo, que era el color que penetraba á la mayor profundidad en el v i
drio, se emplearon en lo antiguo con mucha frecuencia ciertas preparaciones de plata
(sulfuros) y el nitrato de potasa finamente pulverizados y porfirizados. Para los negros,
blancos, rojos, verdes, azules, púrpuras, violetas con más los colores para imitar las
carnes, los antiguos artífices usaron otros compuestos fusibles en que entraban los
óxidos y los sulfuros del hierro, estaño, plomo, cobre, manganeso y de la plata, que
al fundirse penetraban en el vidrio á la profundidad de medio milímetro próximamen
te , según se ha podido ver en los restos de la vidriería antigua.
Los colores en polvo fusible extendidos por la superficie del vidrio, se desecaban
por dos ó tres dias ántes de pasar las láminas trasparentes en que a<)uéllos estaban
adheridos, al fuego de que habló Abolais para esta operación en el siglo vi ó vil, y
que los vidrieros del xm y xiv concluían en sus hornos de pintar.
Dichos hornos, una vez que los colores se habían fundido, ó corrido como se de
cía en lo antiguo, y penetrado en el interior de la masa del vidrio reblandecida por
el calor, se apagaban cerrados herméticamente y enfriaban con lentitud á fin de con
seguir que la obra no saliese quebradiza. Sucediéndose las hornadas, por ser peque
ñas, basta concluir la multitud de piezas que habían de formar las vidrieras.
Muchas veces los maestros aplicaron la rueda de fuste y los pulidores de madera
para desgastar en ciertos lugares la pintura y dar a la capa del color espesores dife
rentes, con el objeto de aclarar la pintura difuminándola, por decirlo a s í, y comple
tar la ilusión con todas las bellezas de las sombras.
Nos parece evidente por la ligerísima idea que se lleva expuesta de los procedi
mientos químicos, físicos y mecánicos seguidos por la antigua vidriería de color, que
sus maestros no hicieron más que esmaltar tenuemente el vidrio, como lo hicieron
otros maestros sus contemporáneos, con el barro cocido, y otros sobre el oro, el co
bre, y rarísima vez extendiendo los esmaltes sobre la plata.
El ramo de la vidriería de que nos ocupamos tuvo sus diestros maestros en el si
glo xm en España, pero como en lo restante de Europa, escondieron sus nombres.
Los primeros deque se tiene noticia, contemporáneos de Enrique Mellein, que flo
reció en Bitrges en 1390, fueron los dos maestros Francisco Socoma, que labró en
Palma de Mallorca en 1580, y Guillermo de Qollivella, que trabajó en Lérida en 1591,
preparando las vidrieras de color que habia pintado Juan de San-A m at, algunos años
ántes de aquella fecha, para la catedral de la ciudad mencionada ( Viile los artículos
correspondientes á dichos artífices).
En el siglo xv la vidriería de color en España contó con mucho mayor número de
maestros conocidos, apareciendo en el país varios oficiales de notable habilidad, al
gunos que procedían de talleres franceses, flamencos y alemanes. En dicho siglo re
cibió gran impulso la vidriería de color en España, mejorándose conforme se prepa-
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raba la edad de oro de la pintura clásica, á la vez que aquélla se enriquecía con nuevas
experiencias y procedimientos, esencialmente químicos, unos ideados en la Penín
sula, y otros traídos por los pintores del vidrio, nómadas, que de diferentes partes de
Europa llegaron á España en busca de trabajo, mas principalmente para embellecer
las lumbreras de los muchos monasterios, iglesias y catedrales de nuestro país, co
mo se puede comprobar con las noticias que más adelante se darán.
La época gótica del vidrio blanco y de color en España se puede suponer que con
cluyó con el siglo xv para llegaren la centuria décimo-sexta á su apogeo. En el tras
curso de la misma centuria recíprocamente debió tener gran actividad la fabricación
de los vidrios planos en Cataluña , Valencia, Murcia, Cuenca y Toledo. Pero habien
do tomado el ramo de la vidriería coloreada carácter decididamente cristiano y de la
iglesia española, que la consideró como una de sus artes suntuarias, la fabricación pro
piamente dicha del vidrio, con especialidad el hueco, en todo el género de vasería
para las necesidades de la vida, quedó reducida en nuestro país al labrado de las
piezas más baratas y ordinarias. En cambio en aquel tiempo los venecianos consti
tuían, sin los grandes recursos en dinero que entonces tuvo la España, la gran fabri
cación industrial de Murano, de huecos y espejos de vidrio, proveyendo á toda la Eu
ropa, y á España inclusive, de tales artefactos. A la vez que la Bohemia, Alemania,
Francia y la Inglaterra desde 1557 labraron ó principiaron á labrar el vibrio blanco
en inmenso número de piezas, de más bella trasparencia que el vidrio español, y que
si se sirvieron de él en sus propios países, invadió también nuestros mercados y los
más importantes de las inmensas colonias que en Oriente y Occidente fundaba en
tonces la España.
La reforma religiosa y la persecución obligó á emigrar á algunas familias y maes
tros vidrieros de color, que llegaron principalmente á Sevilla, desde Flándes, en el
siglo xvi, buscando el amparo de muchos flamencos y alemanes, que con anteriori
dad habían llegado á vivir y negociar en aquella ciudad, emporio entonces del co
mercio con las Indias, pero estos emigrantes, en la mejora de la fabricación del vidrio
español tuvieron escasísima influencia. Por el contrario, aquellos obreros, el gran lu
jo de la Iglesia y su predilección por el vidrio coloreado por el fuego, con más la de
bilidad administrativa interior de los gobiernos que en la misma centuria se sucedie
ron en E spaña, hecho real y positivo, según aseguraron algunos prudentes extran
jeros, se reflejaron fatalmente, como sobre otras muchas artes, sobre la vidriería pátrja , que abandonada por el poder y oscurecida por cien empresas más ó ménosglo
riosas en el exterior, vió apagarse poco á poco sus hornos, la fué imposible trasfor
marse en industrial y fabril, y abandonada en el siglo xvi y x v n , pudo contemplar á
la España y sus colonias, si no esclavizadas, por lo ménos convertidas en consumido
ras en grande escala de los mejores productos del vidrio, que más y más perfecto y re
bajado de precio, se fué labrando en Europa.
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24
—
En España, en el trascurso de los siglos xvi y xvn, el oro y la plata, como metales,
costó poco adquirirlos, y por ello no se supo bien para qué servia el dinero de aquel
presente para el porvenir de hoy, y el vidrio, cuando bien labrado, produce sensación
singular, su forma y trasparencia sorprende á la imaginación y desarrolla los deseos
más caprichosos de la voluntad; por esta razón los pueblos que llegaron á ser ricos
en cualquiera época, siempre, y con especialidad los que no supieron apreciar el di
nero, codiciaron hasta con exceso todas las bellezas y primores de la vidriería, aun
que para ello, como sucedió en España y sus colonias, tuviera que pagarse á la fabri
cación extranjera, en los siglos xvi y xvn, por sus vidrios, tal vez una cantidad tri
ple de la asombrosa contribución de guerra, impuesta en nuestros dias por la nación
que venció á la Francia, y séxtupla de aquella cantidad, ó seis veces más grande,
si se acumulase el dinero empleado por la España y sus colonias en adquirir el vidrio
extranjero, desde que comenzó el siglo xvi hasta nuestros dias.
Hubiera sido necesario entonces no dar al olvido que el oro y la plata los compa
raron los antiguos por su valía, socialmente considerados, con el vidrio, aunque de
éste decían que al envejecer se desmejoraba, miéntras el oro con los años se hacia de
color más bello, pero que, sin embargo, los prudentes debían considerar al vidrio co
mo preferible á los metales más nobles, aunque fuese frágil y con el tiempo alterable,
porque la naturaleza guardaba en contados sitios y regiones al oro y la plata, y ge
nerosamente presentaba al hombreen toda la faz de la tierra los elementos necesarios
para labrar el vidrio, tan necesario para las ciencias y la vida , y que sin él las p ri
meras se hubieran visto sin un gran recurso para progresar, y la segunda hubiera su
frido profundas modificaciones.
Los maestros vidrieros de color en el siglo xvn fueron disminuyendo lentamente
en número, sin duda porque las grandes labores del arte y pintura del vidrio se ha
bían concluido en el siglo anterior, á pesar de haber publicado, en 1611 , el floren
tino Antonio Neri su curioso é importante libro, en que declaró las reglas, hasta su
tiempo secretas, del arte de la vidriería de color. Esta obra la tradujo Merreten Lon
dres en inglés y latín; la comentó Kunkell. El mismo libro se tradujo en francés,
muchos años después. Respecto de España, también hubo á mediados del siglo xvii
quien tradujo en castellano los libros de Neri, aunque las traducciones castellanas se
guardaron inéditas en los archivos de algunas catedrales, á cuyos cabildos, como
última prueba de su existencia, debieron presentárselas los que entonces se llama
ban sus maestros vidrieros de color. No se puede decidir hoy si aquellos presentes
escritos se hicieron con el fin de mejorar el arte, ó más bien para pedir alguna gra
tificación ó conservar las humildes rentas en dinero que como maestros vidrieros te
nían señaladas en nuestras iglesias de muy antiguo aquéllos, y que sin duda, por los
años de 16 S0 , se pensaron suprimir, bien por innecesarias, ya juzgándolas supérfluas. Por esta razón se explica que dichos libros, aunque traducidos, quedasen in
éditos y sin utilidad alguna en España para el arte.
Sin embargo, no faltaron algunos, como el Duque de Villa Hermosa, el Sr. Goye-
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neche y D. Tomas Burgos, que intentasen, á fines de la centuria décimo-séptima en
España, sacar á la vidriería de planos y huecos en el blanco ó sin color del estado
de postración en que se encontraba. Para ello intentaron establecer en grande es
cala la fabricación del vidrio por las inmediaciones de Segovia y faldas del Guadar
rama. La empresa era gloriosa, de inmensa utilidad, si realizada hubiera llegado á
tener entonces el mercado de la península y sus colonias; pero los tiempos (años de
1690 á 1712) fueron de fatalidad señalada, interviniendo hasta la diplomacia para
destruir en su cuna la naciente industria vidriera de España, que entonces des
apareció casi por completo ahogada por los sucesos políticos, y por el consejo, ó me
jo r dicho mandato que recibieron los embajadores extranjeros de matar, cualquiera
fuesen los medios, al trabajo de este país, con especialidad el del vidrio, del que sa
caban inmenso lucro las naciones extranjeras, vendiendo el de sus industriasen Es
paña y sus colonias. (Véase más adelante' el artículo correspondiente á Goyeneche,
como fabricante de vidrios.)
En el sig!o xviii la vidriería española comenzó nueva evolución con los trabajos
del maestro S it, con los de López de Aragón y D. Diego Dorado. El primero, esta
bleciéndose en la Granja para desaparecer muy pronto, según el proverbio castella
no de que en España lo mejor siempre fue enemigo ele lo bueno; reemplazado aquel
artífice catatan por ciertas colonias de alemanes, flamencos, suecos, ingleses y fran
ceses, que alternativamente fueron trayendo con inmenso coste y sueldos fabulosos
los monarcas de España, á la que se llamó la grandiosa fábrica de vidrios de San
Ildefonso.
Sin duda los reyes, que se creyeron fundadores del establecimiento fabril á que
nos referimos, al considerar la modestia del maestro Sit, juzgaron que éste no basta
ría para llevar adelante la noble empresa, confundida lastimosamente por sus pro
ductos con las bellas artes, que, según dice Ponz, las acompañan la belleza y la
opulencia de quien la sostiene, y que del mismo modo aparecen que desaparecen
de las naciones en faltándolas aquellas dos circunstancias.
Los monarcas de España ademas de confundir la vidriería con las bellas artesen
la G ranja, cometieron la grave falta de despreciar á los maestros y oficiales naciona
les, que, como Sit y otros, habían dado pruebas de habilidad singular en medio de
su abandono, sin tener presente ciertas quejas que formuló Ponz, arriba menciona
do, sobre una desgracia antiquísima para nuestros artífices nacionales, diciendo:
«Gran mal ha sido siempre en España el no premiar á los hombres hábiles é ins
truidos, dejándolos en los tristes brazos de su m iseria, pero infinitamente mayor fué
en nuestro país, desde hace algunas centurias, elevar con premios y grandes sueldos
á los que no tuvieron disposición para dar esplendor á la nación por ningún lado, ni
adelantarla con sus obras en la industria y en las artes. Estos huyen y á veces insul
tan al que sabe, se ríen y mofan de sus desvelos, y no siendo capaces de que en su
entendimiento entre la justa crítica con que la práctica de los artífices adquiere su
perfección, adoptan una bárbara é infame mordacidad con que, agregando gente del
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mismo humor á su partido, aterraron y confundieron muchas veces á los maestros
en España; lo que fué tanto más fácil cuanto los que tienen mayor poder que ellos
no entraron en el empeño de sublimarlos ni de sostenerlos.» En otro lugar, el mis
mo Ponz decía : «Los grandes artífices y personas de singular mérito en cualquiera
línea, han solido venir y podrán venir á España, pero atrayéndolos con grandes in
tereses, haciéndonos creer que hacen enormes sacrificios domiciliándose entre nos
otros, que por consecuencia se les pagase proporcionalmente.» Nada de lo anterior
mente expuesto por Ponz se tuvo presente al establecer la que se llamó Fábrica Real
de vidriería de San Ildefonso, reemplazando muy pronto en ella á los obreros indí
genas con el francés Sivert, poco conocido en su país, pero que los cortesanos de
Felipe V y Fernando VI decían que era el más grande oficial de soplo y caña cono
cido en Europa, y á quien se señaló magnífico sueldo y otros emolumentos cuando
llegó á la Granja. A éste le siguieron el maestro Eder y sus hijos José y Lorenzo, suecos,
el hannoveriano Brun y el inglés Douling. El primero, que prometía construir vidrios
de marca tan grande como ios mayores y más bellos de los que se han construido en
estos últimos años en Europa, para puertas y ventanas; todos del hueco; ¡fanales de
20 y 50 palmos de altura! por consecuencia, sin necesidad del raspado y pulimen
to en que tanto había trabajado el artífice español Pedro Fromvila, años ántes, en
la misma Granja. El oficial Brun manifestó casi desde su llegada, sin duda para
mejorar de sueldo, que había descubierto un secreto para dorar el vidrio y el cris
tal con el fuego.
Todas fueron magníficas ofertas referentes al regio y grandioso establecimiento fa
bril é industrial, que en aquel entonces se estableció en la Granja con la idea de
servir de único y privilegiado centro al comercio vidriero de España y de sus co
lonias, y que se creia que no sólo sería nacional, sino que muy pronto sus pro
ductos podrían tener acceso fácil y con ventaja en los más importantes mercados
de Europa. De conformidad con tales ideas, los sueldos de los maestros extranjeros
que llegaron á la Granja fueron proporciónalos á la esplendidez y grandes riquezas
de los dueños fundadores de aquel establecimiento fabril; pero como arriba se indi
có, los últimos debieron confundir á la vidriería con las bellas artes, porque de no
ser así, no se comprende cuando se examinan y estudian las obras vidrieras de la
Granja en su primer período extranjero, la calidad de los productos, escondiendo sus
defectos de fabricación tras de trabajos muy admirables en el grabado en hueco. De
éstos conservamos varios ejemplares curiosímos y de gran valor por la belleza del
dibujo, tanto de adorno como de figura. Verdad es también que el vidrio de la Gran
ja mejoró bastante en tiempo de Cárlos III en su diafanidad y blancura, por los
trabajos de uno de los hijos de Eder y maestros Busquet y Piquer, perdiendo algo
la perfección del grabado. Se desmejoró en tiempo de Cárlos IV, y desapareció del
todo en la época de su hijo D. Fernando; pero á nuestro juicio, prévio el examen de
las obras vidrieras que se labraron en la Granja en los primeros tiempos de la fabri
cación, nos han hecho creer siempre que los maestros extranjeros que á ella llegaron y
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—
arriba se mencionan, para fundar y dirigir tan noble empresa, fueron más que vi
drieros propiamente dichos, excelentes grabadores y tallistas, que cometieron cierta
estafa, frecuente en España en los tiempos pasados, de suponerse aquéllos hábiles
desde que cruzaron el Pirineo, para todas las operaciones de las fábricas, cualquiera
sean, v que tan amargas quejas arrancaron á la pluma de Ponz en sus cartas sépti
ma, octava y última del tomo ix de sus Viajes, que son á lasque anteriormente nos
referimos, dando con ellas razón y el por qué en nuestro país no había llegado á ser
en varios ramos más industrial y fabril que lo fué y ha sido.
Las consideraciones anteriores se podrían generalizar en el siglo pasado por ser
comunes á las grandes fábricas que entóneos se idearon en España de vidriería,
como la de San Ildefonso, y á las de paños de Guadalajara, indianas de Avila, papel
de imprimir y de escritura en grande escala, pólvoras de caza y guerra en Murcia y
su tierra, sedería de Talayera y algunas otras, calificadas todas do establecimientos
Reales, y que fueron desapareciendo unos tras otros después de producir pérdidas
enormes al erario. Pero no entraremos en ésta que pudiera llamarse la profundísima
sima colmada con las lágrimas de la industria y trabajo de los artífices españoles, en
la centuria décimo-octava, para fijarnos por hoy en una causa especial que se refiere
á nuestra vidriería, que tuvo ó pudo tener influencia en su marcha decadente en el
mismo siglo.
La Francia desde muy antiguo dispensó á los obreros del vidrio los honores de
gentileshombres, declarándolos nobles por el hecho sólo de dedicarse á las labores
de aquel compuesto. Ademas, en aquel país, en los siglos xv, xvi y xvn, hasta se
llegó á exigir que ántes de penetrar en los talleres los aprendices y oficiales tuvieran
que exibir las pruebas de la nobleza de sangre de sus antepasados. Respecto de los
jetes y maestros vidrieros franceses, desde Antonio de Brossard en 1453, hasta los se
ñores Sagrier de Bongard en 1667, según dice Handicquer de Blancourt (A rte de la
vidriería, tom. i, pág. 47), todos fueron de la más antigua y veneranda nobleza fran
cesa, contándose entre ellos príncipes de la corona, príncipes de la Iglesia y barones
con escudos y timbres nobiliarios del mayor respeto y más grande consideración so
cial de aquel país.
Como estos hechos de la antigua vidriería habían constituido una especie de tra
dición cuidadosamente conservada por la familia real francesa , por lo ménos desde
el Sr. Cárlos de Artois, conde de Eu y príncipe de la sangre real en 1455, hasta
Luis XIV el Grande de Francia, resultó que los reyes Felipe V y Fernando VI en
España , al intentar la fundación en San Ildefonso, de la que llamaron su fábrica de
vidrios, no se atrevieron á ennoblecer á los artífices castellanos, y de conformidad
con sus tradiciones de familia fueron á buscar en el extranjero un personal que pa
sase en España como de antigua nobleza, aunque su habilidad de artífice no pudie
ra compararse con la de los maestros desheredados en su propio país; pues obrar de
otro modo hubiera sido incomprensible á los reyes ya referidos, toda vez que, según
la historia, sus antecesores habían obrado así siempre con justicia, casi inspirada y
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—
con acierto industrial, como lo probaba el estado, es verdad que un poco atrasado,
de la vidriería francesa en aquellas épocas privilegiadas, comparada con la italiana,
bohemia, alemana, flamenca, sueca é inglesa de iguales tiempos.
Las antiguas fábricas de Cataluña, Valencia, Murcia, Cuenca y Castilla continua
ron, durante el trascurso del siglo xvm, labrando los vidrios planos y los huecos en
vasería del género ordinario y barato, de que había necesidad para el consumo de
las poblaciones pequeñas y de la gente pobre; pues en las grandes ciudades los ex
tranjeros. como de tiempo atras, tenían establecidos sus almacenes de vidrio, en
los cuales no podían competir los produc tos nacionales. Algunos esfuerzos se hicieron
en la misma centuria en las fábricas de Recuenco, Valencia, Tortosa y Barcelona,
para sacar á la industria del vidrio en España de la decadencia y estado tristísimo en
que se encontraba. Para ello se mejoraron algo los vidrios en su masa, color y tras
parencia ; se tallaron en aquellas fábricas con más corrección , se adornaron y em
bellecieron algunas vaserías huecas con nervios de hilo y esmalte blanco lechoso y
de otros colores á la italiana, según se habían labrado muchos vasos en España en
los siglos xvi y xvn, de los cuales conservamos algunas muestras curiosísimas; pero
bien sea por falta de administración, por no tener medio para franquear los merca
dos, desembarazándoles de los productos más perfectos extranjeros, por la dificultad
de proporcionarse algunas materias primeras, y por los trastornos políticos que des
pués ocurrieron en lo que va de siglo, los esfuerzos últimamente referidos de la vi
driería española no dieron los resultados que hubieran sido de desear.
Aquellas fábricas, sin embargo, han continuado y continúan hasta nuestros dias,
encendiendo sus hornos. Por los años de 1828 al 53 volvió á trabajar la Granja. Poco
tiempo después Cartagena, á que siguió Aranjuez, la Coruña y Jijón, la Luisiana y
la Cantábrica, en las Rozas y Valdearroyo de la provincia de Santander, cuyos esta
blecimientos fabriles tal vez consigan dentro de poco recobrar una parte del tiempo
perdido afirmando el porvenir de la industria vidriera española , que como indus
tria, no como arte, contó en lo antiguo con la habilidad individual de los maestros y
oficiales que siguen :
MAESTROS VIDRIEROS QUE LABRARON EN ESPAÑA.
SIGLOS ANTERIORES AL XVI.
Abolais : Autor que escribió ántes del siglo xui, y tradujo del hebreo en árabe un
libro llamado el Lapidario , el cual se encontró en Toledo, donde le mandó poner en
castellano el Infante D. Alfonso, que siendo rey poco tiempo después de i 248, se le
llamó el Sabio. En esta obra se dieron curiosísimas noticias importantes de la vidrie
ría antigua. Para tener una idea del contenido del libro de Abolais, de las épocas en
que se redactó y tradujo en castellano, trascribiremos aquí el prólogo de dicho có
dice, guardado hoy en el Escorial, y dice :
—
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—
t ...... Mas los que escriuieron de las piedras ansi como Aristotil, que tizo un libro
en que nombra setecientas dellas, et dixo de cada una de qué color era, et de qué
grandeza et qué uirtud auié, eten qué lugar la fallaban, et ansi íizieron otros mu
chos sabios que en estas cosas tanxieron et tocaron. Mas entre aquellos ouo y algu
nos que se metieron mas a saber el fecho de ellas, et tuuieron que les non abandonaua de connoscer su color et su grandez, et su uirtud, sinon connosciesen quales
eran los cuerpos celestiales con que tien acercamiento, et de que resciben la su uir
tud. Et porque se enderzeauan a hazer sus obras, según el enderezamiento de tos
estados de los cuerpos desuso, en toda obra de bien ó de mal.
» Et entre los sabios que se mas desto trabaxarou, fue uno que ouo nombre Abolays, como quierque el touiesse la ley de los moros, era hombre que amauu mucho
los gentiles et sennaladamente los de tierra de Caldea, porque de alli eran sus abuelos,
et porque el sabie hablar aquel lenguaje, et leye la su letra, pagóse mucho de bus
car los sus libros, et de estudiar por ellos, porque oyera dezir que en aquella tierra
fueron los mayores sabios que en otras del mundo. Mas por las grandes guerras, ei
las otras muchas ocasiones que alli acaescieron, murió la gente , et licaron los sa
beres como perdidos, ansi que muy poco se fallaua dello. Et este Abolays auie un su
amigo que buscaua e_-ios libros, et se los fazie a u er, et entre aquellos que el buscó
faltó este que fabla de trescientas et sesenta piedras según los grados de los signos
que son en el cielo ochauo, et dixo de cada una qual color el qual nombre, et que
uirtud a , et en que lugar es fallada , et de la estrella de la ligura que es en el grado
daquel signo, donde ella rescibe fuerza et uirtud, et esto según el sol cosre en todo
el año, por los grados de las liguras de los doze signos, que se fazen por todos tres
cientos et sesenta que son todos figurados de estrellas menudas, et otras figuras mu
chas que están en el ochauo cielo que son figuradas otrossi de estrellas las mas, aparte
de septentrión que es a la estrella que llaman tram ontana, et las otras aparte de me
dio dia que son dellas dentro en los signos, et las otras de fuera dellos ansi que se fa
zen por todas con los signos quarenta et ocho. Onde quando Abolays falló este libro
fue con el muy contento, porque ouo y falló en el todo lo que cobdiciaua saber de
las piedras, y desque ouo por el mucho leydo et entendió lo que en el era, trasladólo
de lenguaje Caldeo, en arauigo, et en su uida punno de prouar aquellas cosas que en
el yazien, et fallólas ciertas et uerdaderas, porque el era sabidor de la arte de astro
nomía , et de la natura de conoscer las piedras. Et depues que el murió, tico como fue
perdido este libro muy gran tiempo de manera que los que le auien no le entendien
b ien , ni sabien obrar del ansi como conuiene, fasta que quiso Dios que uiniese a
manos del Rey D. Alfonso lijo del muy noble Rey D. Fernando et de la Reina Doña
Beatriz, et Señor de Castilla et de Toledo, et de L eó n , et de Galizia, etde Seuilla,
et de Cordoua, et de Murcia, et de Jaén et de Algarue, et le falló en seyendo In
fante en uida de su padre en el anno que ganó el reyno de M urcia, que fue en la era
de 1290 annos poco mas órnenos, et ouoleen Toledo de un judio que lo tenic abscondido, que se non querie aprouechar de e l, ninque a otro touiesse pro , et des-
que este libro tuuo en su poder fizolo leer a i tro su judio que era su phisico et dizenle
Yhuda Mosca el menor, que era mucho entendido en la arte de astronomía et
sabie, et entendie bien el arábigo et el latín. Et desque por este judio su phisico
ouo antendido el bien et la grande pro que en el vazia mandóselo trasladar de ara uigo en lenguaje castellano porque los hombres lo entendiessen, et mejor sopiessen
dél mas se aprouechar, et ayudó en este trasladamiento Garci Perez un su clérigo,
que era otrossi muy entendido en este saber de astronomía. Et fue acabado de tras
ladar el segundo año que el noble Rey D. Fernando su padre ganó la ciudad de Seuilla. Este libro es muy noble et muy preciado et quien dél se quisiese aprouechar
conuiene que pare mientes en tres cosas: la primera que sea sabidor de astronomía
porque sepa conoscer las estrellas en qual estado están, et en qual razón uiene ma
yor uirtud a las piedras dellas, según la uirtud que resciben de Dios. La segunda co
sa es que sepan conoscer las piedras, et las colores, et las fayeiones dellas; otrossi
que sepan ciertamente los lugares sennalados o se crian et se fallan. Estremar la con
tra-fecha de la natural, et de parar otrossi las que naturalmente se esencian en uno
conosciendolas por peso o por dureza, et por las otras sennales porque se pueden co
noscer a hombre que fuese entendido en este saber. La tercera cosa es que sea sabi
dor del arte de Física que yaze mucho della encerrada en la uirtud de las piedras se
gún en este libro se m uestra, et que sepa de ellas otras ansi como él m anda, et que
sea de buen seso porque sepa ayudarse de las cosas que fazen pro et se guarde de
las que tienen danno. Et obrando desta guisa llegaran a loque quisieren tacer por
ellas, et uerá cosas marauillosas de la su uirtud que resciben de Dios, porque aya a
loar et bendecir el su nombre que sea bendito para siempre jamas amen.
A lemán ( Micer Cristóbal) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes
por el fuego, y obrero de imagenería sobre vidrio. Fué el primero que labró en Se
villa , para la catedral, una vidriera de setenta palmos con imágenes, concluyendo
su obra en 1504, pagándole por ella 10.030 maravedíes.
A mat ( J uan de S an) : Trabajó las vidrieras más antiguas de la catedral de Lérida
en el siglo xiv, por los años 1340. ( Vide Qolivella.)
A liman (el maestro P edro): Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo en el año
de 1459, con el maestro aleman llamado Pablo, teniéndose pocas noticias de estos a r
tífices de mediados del siglo xv, como maestros vidrieros de color en España. (Véase
el tomo lv de los documentos inéditos, Academia de la Hist.)
B onifacio ( P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el
fuego, labró en Toledo, y continuó, en 1493, la obra de las vidrieras de la cate
dral , siendo de este maestro las antiguas que hubo desde el reloj hasta el coro del
Dean; por su trabajo se le pagaron 193.450 maravedíes.
CjOlivella (G uillermo) : Este maestro de vidriería de colores residió y labró en
Lérida en la segunda mitad del siglo xiv y principios del xv. Se conserva su memo
ria en la catedral de aquella ciudad, donde en 1392 era magisler operis y encargado
—
31
de la visura y cuidado de las vidrieras de colores que fabricó años ántes Juan de San
Amat. Gomo escultor, hizo en 1591 dos estatuas de los Apóstoles, que á principios
de este siglo xix se guardaban en la iglesia de San Pablo en Lérida.
Cotin (Luis el maestro) : Artítice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego y de imagenería, pudo ser oficial á principios del siglo xv del maestro Dolíin, labrando cou éste en Toledo por los años de 1420 al 1425. En este ùltimo acae
ció la muerte del referido maestro, por cuyo motivo el artífice Luis continuó la obra
comenzada de las vidrieras de la catedral de Toledo, labrando las que estuvieron
desde la fachada del reloj hasta el lado opuesto, cuyo trabajo se finalizó en 1429,
recibiendo por la mano de obra 600 llorínes del cuño de Aragón.
C risòstomo ( el aleman) : Maestro de vidrios en colores por el fuego, que labró en
Toledo , con el maestro Pablo ( vide), para la catedral desde el año 1459 hasta muy
cerca de los años de 1495, en que pudo haber fallecido.
Dolfin ( el maestro) : Artífice fabricante de vidrios de colores y de imaginaria de
los más antiguos que labraron por el fuego en Toledo. Al parecer, por su apellido
parece francés, áun cuando en la época que floreció este maestro las palabras Golfín,
Dolfin y Dalíin pudieron ser flamencas ó alemanas. Labró en Toledo los famosos vi
drios de colores para las vidrieras de aquella catedral primada en 1418, por valor
de 7.725 maravedíes de la moneda m oderna, que equivalían á 150 florines de oro
del cuño de Aragón, á razón de 51 maravedíes y 5 dineros cada florín. (Archivos de
la catedral de Toledo.) Le ayudó y tuvo por oficial á Luis Cotin.
A Dolfin y á Luis les siguieron, como maestros vidrieros de colores, en la catedral
de Toledo, los maestros P ablo y C risòstomo (alemanes), en 1459. P edro F rancés y
P edro B onifacio , en 1495. Vasco de T ro ya , en 1515. J uan de C ue sta , hasta 1515.
J uan de C ampos , hasta 1522. A lberto de H olanda , hasta 1525. J uan de Ortega , 1554.
F rancisco de O l í a s , en 1676. F rancisco S ánchez Mar tínez , en 1715, áquien se atri
buye un tratado sobre el arte de la fabricación de los vidrios de colores é imaginaria,
que presentó como maestro al cabildo de la catedral de Toledo en el año de 1721.
Manuel Moreno A paricio , siendo canónigo de la santa iglesia el Sr. Lorenzana, se
nombró maestro de vidrios á dicho artífice en 1772. Fué el último que se conoció
en dicha iglesia primada para las vidrieras de imaginería. Algunos dicen que éste, y
no el anterior, fué el que escribió el tratado de los vidrios de colores de que se hace
memoria.
E nrique (el maestro) : Fué maestro vidriero, de nación aleman, vecino de Toledo,
donde residía por los años de 1480. Se casó en España con María Maldonada. Como
maestro de vidrieras de color, le encargó el cabildo catedral de Toledo la construc
ción de algunas vidrieras nuevas para la santa iglesia primada y la reparación de las
antiguas en el año de 1485, según concordia y capitulación fechada el 11 de Junio de
aquel año, por la cual el maestro Enrique se comprometía á seguir las dichas obras,
hasta dejarlas concluidas.
Este maestro falleció en 1492, habiendo labrado y sentado catorce vidrieras en la re-
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32
—
ferida catedral, con imágenes de santos, santas y algunas de composición historial,
que midieron dos mil nuevecientos treinta y cuatro palmos y medio cuadrados de vi
drios de color. Pero como la obra y el compromiso del maestro Enrique no se hubiera
concluido, la continuaron sus oficiales en 1492 y 93, bajo la responsabilidad de la
viuda María Maldonada, labrando los oficiales Pedro Bonifacio y Pedro el francés las
seis vidrieras últimas, que según el compromiso, convenio y escritura del maestro
Enrique, medidas resultaron tener en su totalidad dichas seis vidrieras dos mil se
tecientos veintinueve palmos cuadrados, y ?/3 de palmo.
Estas noticias se han tomado de la concordia y capitulación que firmó el maestro
Enrique con la catedral de Toledo en el año 1485, publicada en el tomo ly de los do
cumentos inéditos de la Academia de la Historia. Pero leyendo dicha concordia re
sultan algunos hechos en ella consignados que tienen cierta importancia para el arte
de la fabricación de vidrio blanco y de color en la centuria decimaquinta.
El primero es que, según uno de los artículos de la concordia, el maestro E nri
que había de pasar á Burgos, Flándes ú otras partes á comprar el vidrio que fuese
necesario para la obra proyectada por la santa iglesia primada.
El segundo hecho singular es el haberse señalado en el mismo documento los
colores más principales que se habían de usar en la vidriería, y que constituían la
que hoy podría llamarse la paleta de los maestros del siglo xv. Diciéndose sobre este
punto que el maestro Enrique había de traer buen vidrio, asi blanco, como azul,
verde , colorado, morado, amarillo, prieto, y de la groseza que lleváre muestra.
El tercero, y después de señalar el grueso del vidrio, se refiere á las condiciones
físicas del mismo material, cuando le trajera el maestro Enrique; «el cual no se ad
mitiría si no fuere bueno é bien fecho (diáfano, homogéneo en su masa y bien des
templado de modo que fuese resistente y poco frágil), é bien entretexidos las colores
á vista (ó que cuando les pasase la vista y la luz, como entonces se decía , resultase
una sensación de uniformidad la más perfecta posible, relativamente á los matices
y coloración de los vidrios, examinados por los reflexos y por la refracción ó paso de
luz á su través), y si no fuese á contentamiento de los dichos señores obreros é visi
tadores, que non sean obligados d lo tomar por ningún precio.*
Estas frases , toda vez que el cabildo había adelantado el dinero para la compra
del vidrio, y sus términos absolutos, nos hacen sospechar que existían en el si
glo xv la estafa y el fraude mercantil en el artículo del vidrio extranjero que venía
á España, y que con dicho fraude había sido castigada alguna vez la iglesia de Toledo.
Pero ésta, en su concordia con el maestro Enrique, no se contentó con sentar las
condiciones anteriores, sino que ademas, temerosa de que el artífice por ser extran
jero poseyera ó no la habilidad que decia de maestro, lo cual supone estafa posible
de otro orden que en la del vidrio, pues sería personal, dispuso que aquél, «ántes de
comenzar lo principal de la obra, labrára una ventana con figuras, im ágenes, lazos
y otras labores, con las canales de plomo bien fornidas é altas para que abracen y
encajen bien el vidrio. Et si todo saliere bien é á contentamiento de los señores obre-
—
33
—
ros é visitadores de la iglesia, que se le pague su valor é siga en las obras de la vi
driería, y si no, se le pague aquella obra y devuelva el dinero que se le dio para la
compra de los materiales, dándole plazo de un año para la devolución al maestro
Enrique ó sus fiadores.»
F rancés (el maestro P edro) : Artífice fabricante de vidrios coloreados y trasparen
tes por el fuego; labró algunas de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo, en el
año de 1495, no teniéndose más noticias de este artífice de mediados del siglo xv,
como maestro que labró en España.
Guisquin de Vaque H usfren : Mercader y vecino de Toledo por los años de 4420
al 28 , que proporcionó é hizo llegar á dicha ciudad várias partidas de vidrios blan
cos y de colores, probablemante de Alemania, Flándes y tal vez de Burgos, para las
grandes vidrieras que en aquel entonces labraron los maestros Dolfin y Lois Contin
para la catedral primada de Toledo. Las cantidades de vidrios que proporcionó el
mercader Guisquin pueden calcularse de considerables, atendiendo á que para solas
dos vidrieras que labró el artífice Lois después del fallecimiento de su maestro Dolfin
aquél proporcionó á los talleres de la catedral algo más de once quintales de vidrios
blancos y de color, según consta de una carta de recibo y pago firmada por Guis
quin, fechada á 12 de Noviembre de 1428 años, en Toledo. (Documentos inéditos de
la Academia de la Historia , tomo l v , pág. 487.)
J uan ( el maestro) : Maestro y artífice de vidrios de colores, conocido tan sólo por
el nombre del maestro Joan, que labró en Burgos algunas vidrieras de colores y otras
para la catedral de aquella ciudad, desde el año 4427 al 33, según los registros de
las actas capitulares de aquella santa iglesia, correspondientes á los años menciona
dos; no se sabe la patria de este antiguo artífice.
J u a n ico (N.): Artífice y oficial vidriero, que labró en Toledo como ayudante y
mozo de Fray Pablo en la reparación de las antiguas vidrieras de la iglesia primada,
que se acordó llevar á cabo en el año 1458. Este oficial se le señaló por el cabildo el
sueldo de 25 maravedises por dia como á su compañero de taller Ximeno (vitle), ó
sea la mitad que al maestro Fray Pablo. (Academia de la Historia, documentos in
éditos, tomo lv .)
O viedo (Catedral de) : En el templo y santa iglesia catedral de Oviedo se conser
van cinco grandes vidrieras ojivales sobre el altar mayor, formando el coronamiento
gótico de la capilla mayor, de muy bellísimo efecto. Ademas, en la nave de la misma
capilla y costado del Mediodía se cuentan otras cinco vidrieras mayores con seis
compartimentos y colores, santos é historias de composición concluida. Las vidrieras
correspondientes al costado Norte se tapiaron hace muchos años á causa de los vien
tos y lluvias que por aquel lado combatían al edificio, inutilizándose, y siendo por ello
costosísima la conservación de aquéllas.
En los dos lados del crucero, en la parte del trascoro y otras capillas y lugares de
la iglesia, se hallan varios óvalos de cantería y talla, cerrados los calados en piedra con
vidrios claros; resultando obras de mucha elegancia y gusto á la antigua, ó decuan5
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-
do se servian los maestros de la piedra misma como armaduras del vidrio trasparente.
Las vidrieras de colores referidas, consta en el archivo de la catedral de Oviedo que
se labraron por los años de 4501, por maestros que fueron de la catedral de To
ledo, los cuales, habiendo concluido sus labores en la iglesia primada en el año re
ferido, solicitaron encargarse de la obra de las vidrieras de la catedral de Oviedo en
el año 4501. Sin embargo, aunque los artífices mencionados se sospecha fueron fla
mencos , no se citan sus nombres ni el coste que tuvieron las vidrieras de Oviedo.
Es probable que los maestros á que se refiere el apuntamiento anterior fueron
Pedro el francés y Pedro Bonifacio, que de 1405 á 1500 habían finalizado sus obras
vidrieras en la catedral de Toledo.
P ablo (F ray) : Artífice aleman que vino á España á mediados del siglo xv; fué
maestro del arte de pintar vidrios con colores trasparentes por el fuego. Trabajó en
Toledo, entre otras obras, algunas de las vidrieras de la catedral por los años de 1459.
(Archivo de id.)
S antillana (D. D iego ) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego, que
residía en Burgos en el último tercio del siglo xv. En el año de 1497 paséen compa
ñía del maestro Juan de Valdivieso á Avila, para ajustar las vidrieras de su catedral,
con cuyo trabajo se quedaron aquellos dos artífices en el año siguiente de 1498, pin
tando dos para la capilla del Cardenal. Pasando después á pintar otras várias de las
de la banda izquierda de aquella iglesia, y concluyendo las de las santas Agueda,
Inés, Cristina , Cecilia y algunas otras que sellan conservado hasta la actualidad, bien
pintadas y con diseño y actitudes sencillas. A principios del mismo año 98, estando
este maestro en Burgos, contrató con la catedral de esta ciudad algunas obras de vi
driería de color, asociado al mismo artífice Juan de Valdivielso. Este convenio tiene
ia fecha de 25 de Enero de dicho año 1498.
Debió ser compañero y amigo de Arnao de Flándes y del famoso vidriero hurgó
les Nicolás de Vergara, figurando Santillana, como testigo, en unas diligencias del
maestro Arnao y por encargo de su liijo Nicolás, fechadas en 1512, año en el cual el
último residia en Toledo y trabajaba como maestro las bellísimas vidrieras de la ca
tedral de aquella ciudad. Por los mismos años de 1512 al 15, el maestro Santillana
labró en Búrgos tres vidrieras historiadas para la iglesia del monasterio de San Fran
cisco de Falencia, según escritura fechada el 51 de Mayo de 1512. La primera con
la representación de la impresión de las llagas de San Francisco. La segunda, la pre
sentación de Doña Inés de Castilla á Santo Tomas de Cantorberi, conducida por la ma
no de Santo Domingo ; con las armas de los Castillas y Enriquez. La tercera , con la
historia del acto en que recibió San Ildefonso la casulla milagrosa de manos de la
Virgen. El precio de estas vidrieras se calculó y pagó á 95 maravedises el palmo
cuadrado de vidrio de color.
Ademas, el mismo Santillana labró tres vidrieras de colores para el cabildo de la
catedral de Patencia en igual precio que las anteriores, y las seis redondas para los
ojos de la capilla de Nuestra Señora la Blanca, de la misma catedral, en el año 1515
—
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—
al 14, con buenos colores y matices. La principal de aquéllas representaba á Nuestra
Señora con el niño, yen oración el señor canónigo Bartolomé de Falencia. En la vi
driera del segundo ojo se pintó á Santa Marina con el dragón. En las restantes, San
ta Catalina, San Andrés, Santa Lucía y la Magdalena. La catedral pagó al maestro
Santillana, ademas del precio convenido, la casa, carbón y los andamios que fueron
necesarios para sentar las obras.
S ocoma (D. F rancisco) : Artífice y maestro de vidrios, que labró en Mallorca en la
segunda mitad del siglo xiv, por los años de 1580 se encontraba en Palma como
maestro de las vidrieras de la catedral de aquella isla , que en aquel tiempo y ántes
de cerrarlas con manipostería, debieron ser difíciles de poderse conservar y componer.
V aldivieso (D. J uan) : Maestro artílice de vidrios de colores trasparentes por el
negó. Floreció en la segunda mitad del siglo xv. Fué vecino de Burgos y como com
pañero de Juan de Santillana pintó por los años 1497 al 99 várias de las vidrieras de
la catedral de Avila.
V aldovin (el maestro) : Maestro que floreció y labró lumbreras blancas y de co
lor, tal vez en el siglo xiv ó época anterior. Se le atribuye el trabajo de las anti
guas vidrieras con imágenes y de mosaico que poseyó la catedral de León , las cuales
tanto realce y belleza dieron á dicha santa iglesia en la Edad Media, y que sin duda
fueron origen de aquel antiguo dicho vulgar :
Campanas las de Toledo,
Vidrieras las de León,
Relox el de Benavente,
Rollo el de Villalon.
Atendida la fragilidad del vidrio y la magnitud excesiva que debieron tener las
vidrieras de León, labradas por el maestro Valdovin , lo cual las expuso á inutilizar
se con más facilidad que en otras iglesias de España , creemos que las obras de dicho
maestro han desaparecido hace algunos siglos; no existiendo hoy otras vidrieras en
aquella catedral más que las que probablemente labraron otros maestros del siglo xvi,
tal vez en Burgos ó Toledo, para la iglesia leonesa, como lo hicieron para las cate
drales de Oviedo, Palencia, Astorga y otras iglesias de Castilla la Vieja, León, Astu
rias y Galicia, en la referida centuria décimosexta.
El nombre del maestro Valdovin le cita el Sr. Villamil y Castro en sus rudimentos
de Arqueología sagrada, pág. 153.
X imen (N.): Artífice y oficial vidriero que floreció y labró en Toledo á mediados
del siglo x v ; se da noticia del nombre de este oficial como mozo de Fray Pablo, ga
nando 2o maravedises por dia, ó sea la mitad que su maestro, en el arte vidriero de
colores, según se dice en el libro de gastos de la santa iglesia primada de Toledo, año
de 1458, con motivo de la compra en Burgos de diez quintales y medio de vidrio,
más trece libras de colores de Flándes, que costaron, á razón de 2.000 maravedises
cada quintal, y con cuyos materiales comenzaron el maestro Fray Pablo y sus oficia-
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les é mozos Ximen y Juanico el reparo de las antiguas vidrieras de la catedral de To
ledo, en el año de 1458. (Academia de la Historia, documentos inéditos, pág. 502.)
Hay alguna probabilidad para asegurar que este artílice Ximen tuviera por hijo á
Alexo Ximen ó Ximenez, que también fuá artifice vidriero de color y clérigo ó cape
llán en Toledo por los años 1509 (vide).
X imenez (D. A lexo ) : Artílice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
á últimos del siglo xv. Fué clérigo y labró en Toledo con mucha aceptación varias
vidrieras de la catedral de aquella imperial ciudad, por los años de 1509.
VIDRIEROS DEL SIGLO XVI.
A rce (J uan): Maestro y artífice de vidriería del que se tiene pocas noticias. Labro
en Rúrgos en la primera mitad del siglo xvi, sucediéndole como maestros de la ca
tedral de dicha ciudad, su hijo Juan y su nieto Pedro, que lo fueron posteriormente
desde 1540 hasta cerca de 1600, según varias peticiones que dirigieron al cabildo
de la catedral de Rúrgos, fechadas en 1586 y 90, suplicando aquellos maestros se les
encarguen las obras pendientes de reparación y demas en las vidrieras de la iglesia,
creyéndose que tenían cierto derecho á ello por sus muchos servicios prestados en el
trascurso de más de cincuenta años de trabajos bien acreditados, como vidrieros de
aquel templo.
A rce (D. J uan) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por el fuego;
floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en Rúrgos, donde se le encargó
en 1581 la reparación de las vidrieras de la catedral, que concluyó; pagándole 8.600
maravedís por la obra. Este maestro y artílice vidriero lo fué de la catedral mencio
nada durante muchos años, pues figura en varias cuentas de vidriería del templo en
1568 y 69, en las cuales se advierte que nadie más que él entienda en todo lo relati
vo á las obras del vidrio, atento á los muchos años que entonces llevaba de servir con
su habilidad al cabildo de aquella santa iglesia.
A rce (P edro ): Maestro y artílice vidriero, que floreció y labró en Rúrgos en la se
gunda mitad del siglo xvi. Fué hijo y nieto de los dos maestros Juanes de Arce, que
le precedieron como tales en la catedral de aquella ciudad; consta su nombre en una
exposición al cabildo de la referida iglesia, en que pide se le conserven los derechos
de su padre, que liabia trabajado hasta 1586, más de 50 años, en las obras de vi
driería de la catedral de Burgos, sin contar los muchos más que trabajó para la mis
ma su abuelo Juan, también maestro del templo en el tiempo que vivió.
A rtífices talladores de vidrios, diamantes y otras piedras preciosas. —Esta clase
de artífices, según dice Juan Arfe, existían en España en el siglo xvi, es posible que
fuesen más antiguos, pues ya en el siglo x iii , según una ley de las Partidas (Lev 8.a,
tít. xvi, Partida vil de los falsarios), se dice que había en España Oreberes lapidarios
verdaderos y legales, que practicaban su arte leal y hábilmente, y otros Oreberes la
pidarios del siglo x iii , que en el xvi se llamaban enjoyeladores, los cuales, según la
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—
ley de Partida referida «fazen enganno et uenden las sortiias que son de latón ó de
plata doradas diziendo que son de oro. Et otrosí uenden los dobletes de cristal, et las
piedras contra fechas de uidro por piedras preciosas.»
Sobre estas falsificaciones y manera de hacerlas escribió algunas consideraciones
Arfe, concluyendo por decir : »pero por maravilla se ve una de ellas antigua ó mo
derna en España, porque aquí, á pesar de la ley de Partida, no se hacen; y por
hacerlas en Italia y Francia, suceden en aquellos reinos más vezes semejantes en
gaños.
La talla geométrica y pulimento físico de los diamantes, trabajos considera
dos como arte, se verificaba por artífices en Lisboa, en Sevilla y en Madrid á me
diados del siglo xvi. Como lo comprueba el mismo Arfe en su Quilatador, pág. 576,
libro viii diciendo:
«Los diamantes lábranse con otros diamantes y con el polvo que sale de unos y
otros basta ponerlos en el talle (forma) que quieren , y después se pulen en rueda de
acero templado con aceite, y el polvo que sale dellos; como lo he visto en Lisboa
y en Sevilla y aquí en Madrid. Todo se hace á costa de mucho tiempo.»
A yala (F rancisco) : Artífice vidriero que floreció y labró en Palencia, constando
su nombre en una escritura otorgada ante el escribano Alonso Paz, á nombre del
cabildo de la catedral de aquella ciudad, fecha 9 de Octubre de 1516. En dicho do
cumento se conviene el maestro Ayala á aderezar todas las ventanas del crucero de
la capilla mayor de la iglesia de Palencia y las de las capillas de San Pedro, Santa
Ursula, Corpus Cristi, Nuestra Señora la Blanca y San Miguel, á contentamiento de
los obreros de dicha iglesia ; debiendo recibir el maestro Ayala por su trabajo 50 du
cados de oro. (Academia de la Historia, papel suelto sin colocación.)
B orgoña (Jorge ) : Artífice fabricante de vidrio de colores, trasparentes por el
fuego. Labraba en Palencia en el año de 1541 las vidrieras para la catedral, pero ha
biendo fallecido en dicho año, continuó en este trabajo, basta concluirlo, su cuñado
D. Diego de Salcedo. El precio fué de 100 maravedíes por cada pié de vidrio pintado
con imaginaria. Este maestro flamenco fué vecino de Burgos, donde casó con Ca
silda Diago; por los años de 1553 pasó á Palencia para encargarse del trabajo de las
vidrieras de dicha catedral, que no pudo concluir por haber fallecido, como se dice
arriba.
B ruxes (C arlos) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego. Labró para la catedral de Sevilla en 1558, la vidriera de la Resurrección del
Señor, que está en la capilla de las doncellas, y la otra vidriera frontera, cuyas imá
genes representan la venida del Espíritu-Santo. Reparó otras de la misma iglesia en
el año 1559. En el siguiente fué castigado por el tribunal de la Inquisición.
Campa ó C ampos ( el maestro J uan ) : Artífice fabricante de vidrios de colores, tras
parentes por el fuego. Labró para la catedral de Toledo algunas vidrieras, por los
años de 1522,
Cotin ó Contin (Gaspar) : Pudo ser nieto ó biznieto del maestro y antiguo vidrie-
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ro Luis Contin, probablemente francés ó flamenco, que vino á España por los años
de 1418. Este maestro Gaspar nació en Castilla, su familia y maestros probablemente
fueron toledanos; labró de 1538, como vidriero de colores en Burgos, para la cate
dral , en el año referido.
Córdoba (Gonzalo de) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por
el fuego, que floreció á últimos del siglo xv. Labró en Toledo desde el año de 1510
al 13, las vidrieras de la catedral, que están en la nave intermedia, empezando por
la puerta de los escribanos, en las que representó la creación de Adan y Eva y otros
pasajes del Antiguo Testamento. Se considera entre las buenas obras de su género
que posee aquella santa iglesia catedral.
Cuesta (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el fue
go. Continuó los trabajos del maestro Córdoba en el año de 1513, reparando várias
vidrieras y labrando las de la capilla muzárabe en la catedral de Toledo.
D íaz (D iego) : Floreció en la segunda mitad del siglo x v i, como fabricante de
vidrios de colores y de imaginería por el fuego. Tuvo por maestro á Francisco Espi
nosa, á quien ayudó en los talleres y fabricación de la vidriería de color que Felipe II
babia establecido en el Quejigal, cerca del Escorial, donde se labraron magníficas
vidrieras para los templos de España, pagando al artífice Diaz sueldo regular ( Vide
Espinosa.
E spinosa (F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de color y de imaginería,
que floreció á mediados del siglo xvi. Fué natural de Cedieros, y muy conocido por
su ingenio y habilidad. El rey D. Felipe II, de quien algunos cuentan tuvo noticia
especial de los hombres de mérito que vivían en su tiempo en España, llamó á
Francisco Espinosa y á su hermano Hernando para dirigir los talleres del Quejigal v
labrar en ellos los vidrios de color que se necesitasen en el templo del Escorial ú
otras iglesias de España. La importancia de los trabajos de Espinosa pueden calcu
larse por una Real orden del 18 de Marzo de 1565, en que dispone el rey D. Felipe
se pongan á disposición de este artífice para la fabricación del vidrio y su colora
ción por el fuego, quinientas arrobas de barrilla, doce de colores y cuatro de zafre,
y por otra Real carta del 17 de Junio de 1566, le mandaron pagar 375.000 marave
dises por sus experiencias y trabajos.
La fábrica del Quejigal labró por algún tiempo con grandes y buenos resultados,
mandándose, por causa de haber muerto Hernando de Espinosa, venir de Cataluña
al maestro Galceran, también pintor, siguiendo prósperamente aquella fábrica hasta
1571, en cuyo año todavía se mandaron pagar al artífice Francisco Espinosa 4.000
maravedises por ciertos gastos en colores. Tuvo por discípulo en el arte á Diego Diaz,
oficial hábil. De la fábrica antigua del Quejigal se conservan hoy como restos vidrie
ros, los que cierran con coloración verde, dos de las grandes ventanas de la cúpula
ó cimborrio del monasterio del Escorial; cuando los examinamos, nos parecieron
que eran las últimas reliquias que Rabian quedado en los almacenes de aquella igle
sia , en otro tiempo bien provistos, para las reparaciones de sus antiguas vidrieras.
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F ernandez (P edro) : Artífice fabricante de vidrios de colores por el fuego; se
sabe que veriíicó algunas experiencias y presentó algunas muestras de vidrio para
imaginaria en colores trasparentes al cabildo de la santa iglesia catedral de Sevilla,
por los años de 1526. No teniéndose más noticias de este oficial artiíice que, según
aquella fecha, floreció á principios del siglo.
F lándes (A rnao de ) : Maestro y artífice de vidrios de colores que floreció y labró
en Burgos probablemente desde tiñes del siglo xv. La primera noticia que se tiene
de este maestro es que el cabildo catedral de aquella ciudad le dispensó, en 1512,
algunos adelantos con la propiedad de ciertas casas que se hallaban en él arrabal de
Vega, á do dicen la Calera, para que allí lijase sus talleres el maestro Arnao, resi
dente en Burgos y casado con Inés de Vergara. Esta cesión de propiedad tenía una
cláusula que se referia á Nicolás de Vergara, como hijo y heredero del maestro Ar
nao, el cual debia ser mayor de edad, pues en dicho año 1512 residía en Toledo,
donde trabajaba como maestro vidriero, de gran habilidad y fama; lo cual prueba
que el maestro Arnao, padre, debió llegar á España por los años de 1480 al 90.
Murió de muchos años, hácia 1544, según un poder de su hijo Nicolás, fechado
en Enero de 1550, del que resulta el fallecimiento del maestro Arnao, á quien pudo
ayudar en muchas de sus obras en Burgos, desde el año de 1521 al 54, en que aquél
residió en dicha ciudad. Tuvo por discípulos á Nicolás Vergara su hijo, que después
se llamó Vergara el Viejo, y probablemente á Juan de Arce, que fué nombrado
maestro de las vidrieras de la catedral de Burgos en el año de 1544.
G a rc er an : Maestro de vidrios de color, que floreció y labró en Cataluña, en la
segunda mitad del siglo xvi. Se tienen noticias de dicho artífice por habérsele llama
do en tiempo de Felipe II, á fin de desempeñar el cargo que tuvo Hernando de
Espinosa, que falleció por los años de 1570 en la fábrica de vidrios del Quejigal cerca
del Escorial (Vid. Espinosa).
G elandia (B ernardino) : Artífice fabricante de vidrios de color y trasparentes por
el fuego. Labró en Sevilla, en 1518, con Juan Vivan, parte de las vidrieras de la ca
pilla mayor de la catedral.
G iraldo ó G iralte de Holanda : Este artífice fabricante de vidrios de color, tras
parentes por el fuego, pudo ser flamenco ú holandés; labró en Cuenca por los años
de 1540 al 50 algunas vidrieras de colores para la santa iglesia catedral de aquella
ciudad. El nombre de este artífice consta en las cuentas de fábrica y del cabildo de
aquella iglesia, correspondientes á la época y años referidos.
Guach (Juan) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego; floreció en
Tarragona en la segunda mitad del siglo xvi. Labró en aquella ciudad, porlos años de
1571 y 72, y más adelante, las grandes vidrieras con imágenes é historias sagradas
que cerraban las lumbreras de la catedral tarraconense. Aquéllas sellan considerado
durante muchos años como obras de mérito en su género, y con las cuales, según
los entendidos, quedó bien probada la destreza y habilidad del maestro Guach, poco
conocido, aunque de creer es fué valenciano ó catalan.
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H olanda (Alberto de) : Artífice fabricante de vidrios coloreados. Estuvo muchos
años avecindado en Burgos á principios del siglo xvi. En 1520 se obligó á pintar las
vidrieras de la catedral de Avila, tan perfectas y áun mejores que las de la capilla de
las Vírgenes, dándole por cada pié cuadrado de vidrio pintado á razón de 82 mara
vedises, sin contar el vidrio. Los dibujos de apóstoles, mártires y otros adornos de
este trabajo, acreditaron al maestro Alberto, considerándole como uno de los que
mejor practicaron en su tiempo las reglas del arte. En 1522, concluidas las obras
contratadas para la catedral de Avila, pasó este maestro á Toledo, donde labró várias
vidrieras para aquella santa iglesia catedral y otras hasta el año de 1525, en cuya
época se perdió el nombre del maestro Alberto, tal vez por haber ocurrido su falle
cimiento. Tuvo por hijo y discípulo al excelente artífice Nicolás.
Holanda (Nicolás) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; aprendió el arte en Burgos en los talleres de su padre el maestro Alberto. En
1555, época en que tal vez habia fallecido el último, ó bien por estar éste muy ancia
no, labró vidrios de color para la catedral de Ávila, donde quince años ántes traba
jó su padre várias vidrieras. Las obras del maestro Nicolás, como las de su padre, tu
vieron notable gusto á lo romano ó estilo moderno de entonces, y fueron notables
por la corrección en el dibujo, en los escudos y adornos de color de sus obras.
J uan hijo de Jacobo el F lamenco : Artífice fabricante de vidrios de colores, traspa
rentes por el fuego. De él no se tienen más noticias que haberse hallado su nombre
en las cuentas de la fábrica y cabildo ¡de la catedral de Sevilla , con el título dicho y
que, como maestro, labró una de las vidrieras de aquella catedral en el año de 1510,
pagándosele por su trabajo doce ducados.
Ludeque ( D iego d e ) : Artífice de vidrios de colores trasparentes por el fuego y de
imaginería. Este fué el maestro que Felipe III nombró vidriero Beal en Setiembre
de 1600 por causa de haber muerto Antonio Pierres. Disfrutó poco tiempo su cargo,
falleciendo en 1602.
M enandro (V icente) : Artífice de vidrios de color, trasparentes por el fuego. Tra
bajó en Sevilla muchos años en la segunda mitad del siglo xvi , dejando, entre otras,
obras en aquella santa iglesia catedral, concluidas de su mano. En 1560 la vidriería
grande de la Conversión de San Pablo que está en la capilla de Santiago, por la que
se le pagaron 61.200 maravedises, y pudo tener cerca de 800 piés cuadrados de vi
drio de color á razón de 70 á 80 maravedises el pié. En el año de 1567 la vidriera re
donda de la Encarnación, colocada en la puerta de San Miguel, en el precio de
41.680 maravedises. En 1569 labró la de la Visitación de Nuestra Señora, compañera
de la anterior en tamaño, por la cantidad de 50.120 maravedises.
Estas obras del artífice Menandro se consideraron muchos años en Sevilla como
trabajos muy concluidos del arte, tanto por la belleza y diafanidad de los colores,
como por la corrección del dibujo y gusto de la composición que aquel maestro rea
lizó de una manera admirable, empleando los medios más difíciles del arte de la
vidriería de caballete y con imágen.
41
N iel (nielar y esmaltar sobre metales) : El nielar era conocido en España en el
siglo xni, en cuya época se lee, como comprobante, un inventario de las alhajas de
I). Gonzalo Palomeque, canónigo de Toledo y que fue electo obispo de Cuenca por
los años de 1250, en cuvo inventario se lee : Un vaso copado con esmaltes en medio,
et Niel en la manzana et todo dorado. Otro vaso copado con Niel en medio. Otro
con torreciellas el Nieles (Biblioteca de la Academia de la Historia, tomo u, docu
mentos varios). Algunos creen que la palabra Niel procede de Niello ó Nigelio, que
traducen por cosa negra con que se rellenaban las hendiduras y grabados de los me
tales. Tal vez aquella sustancia desde los tiempos más antiguos f'ué fusible, aunque
hubo muchas otras que para adornar ¡as superficies metálicas se fijaban en los gra
bados hendiduras lineales, picaduras y otras soluciones de continuidad comprimién
dolas por el martillo y por cuerpos duros, como bruñidores, cuando por la ductilidad
de la materia incrustrada, ésta se presentaba fácil á quedar encajada y sólidamente
fija, constituyendo muchas veces una especie de filigrana. Este procedimiento úl
timo puramente mecánico es el que adoptaron desde muy antiguo, y hoy todavía le
siguen los artífices cuchilleros de Albacete, Santa Cruz de Múdela, Mora y otros lu
gares y talleres para rellenar con pasta ruja los grabados y calados de las cuchillas,
creyéndolas embellecer por este medio.
O rtega (Juan) : Artífice pintor de imaginería por el fuego, sobre vidrio. Labró
en Toledo las vidrieras de la capilla de los Reyes Nuevos, en la catedral, por los años
de 1554, y ademas la de la puerta del Perdón, de la misma santa iglesia, según
consta de las cuentas de fábrica de su cabildo.
P esquera (S ebastian) : Artífice de vidrios de colores. Labró en Sevilla á mediados
del siglo xvi, ocupándose, por encargo del cabildo de la santa iglesia catedral de
aquella ciudad, en la reparación de las vidrieras de dicha iglesia, por los años
de 1559 y 60.
P ierres (A ntonio) : Artífice de vidrios de colores para imaginería, que floreció en
la segunda mitad del siglo xvi. Atendiendo á sus especiales conocimientos, le nom
bró Felipe II, en el año de 1591, su vidriero real con el sueldo de 50.000 maravedises
al año y un salario diario de tres reales, se le concedieron también dos más para
un aprendiz. Este maestro falleció en el año de 1600, sucediéndole en el cargo de vi
driero real el artífice Diego de Ludeque.
R esen ( el maestro P elegrin) : Artítice pintor de vidrios por el fuego. Fué flamenco, y sus contemporáneos le concedieron la nota de excelente matemático y hábil re
lojero. Don Felipe II, en 1562, le nombró vidriero de su Real casa, con el sueldo de
160 ducados al año y los gajes. Este maestro falleció ea Madrid, en 1565, dejando
por discípulo y sucesor en el arte vidriero á su hijo Reneiro Resen.
R esen (R eneiro) : Maestro y artífice vidriero, hijo del anterior, y que le sucedió en
el cargo que aquél habia alcanzado en la casa del rey D. Felipe II. Labró vidrieras
para la córte desde el año referido hasta el de 1579, en cuyo tiempo se le concedió li
cencia por ocho meses para irse á Flándes, de donde no se tiene noticia que volvie6
42
—
se; sucediéndole en los cargos de Palacio, poco tiempo después, el maestro Pierres.
S alcedo (Diego de) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego. Floreció
en la primera mitad del siglo xvi; fué vecino de Burgos y cuñado de Jor-e de Borgoña. Muerto éste por los años de 1542, se encargó de concluir las vidrieras de la
catedral de Palencia, que en aquel entonces tenía el maestro Borgoña entre manos,
pagándosele a 1U0 maravedises el palmo cuadrado de vidrios de color.
S evilla : Los vidrieros de colores que se recuerdan haber trabajado en Sevilla
para la catedral de dicha ciudad, fueron , según el Sr. Cean , Micer Cristóbal, ale
mán, que labró en Sevilla por los años de 1504, Juan, hijo de Jacobo, Juan de Jaques,
Juan Bernal, Juan Vivan, Bernaldino de Gelandia, maestros que labraron para la
catedral de Sevilla en 1504 hasta 1525.
En 1525 los maestros Arnao de Flándes y su hijo Nicolás de Vergara se obligaron
con el cabildo de la catedral á pintar para Sevilla la mayor y mejor parte de las vi
drieras de dicha santa iglesia; pero residiendo aquellos dos maestros, por los años
referidos, de 1525 al 50 ó 34, en Burgos, donde Arnao el padre tenía sus talleres en
casas del cabildo, como dependencias de la misma iglesia, es casi seguro que en
aquellos se labraron para Sevilla las siguientes vidrieras por los dos maestros Arnao
y Nicolás, el primero flamenco y el segundo húrgales.
1. a Vidriera redonda para el crucero de la capilla mayor, representan lo con be
llísimas figuras la Ascensión del Señor.
2. * Idem redonda para el crucero, representativa con imágenes de la Asunción de
la Virgen.
5.* Para el testero de la iglesia de Sevilla, vidriera representando con imágenes
los mercaderes arrojados del templo,
4. a Para el mismo testero, otra vidriera representativa de la unción de María Mag
dalena.
5. * Para el mismo testero, vidriera historiada con la representación de la Resurrec
ción de Lázaro.
6. a Para ídem , historia en vidrios de la entrada de Jesús en Jerusalen.
7. a Para Ídem , historia en vidrio del Lavatorio.
8. ‘ Para ídem, historia en vi Irio de la Cena de Nuestro Señor con sus apóstoles.
9. a Otras várias de menor importancia, de composición artística,con las imágenes
de San Francisco y otros santos y santas.
En 1558 el maestro Cárlos de Bruges labró en Sevilla para dicha iglesia catedral
dos vidrieras para la capilla dicha de las Doncellas, que es probable, atendidas las
muchas relaciones mercantiles que tuvo en aquella época la ciudad de Sevilla con
Flándes, vinieron los vidrios pintados de este segundo país. Entre ellos se contaron :
1. a Vidriera de vidrios con imágenes historiales de la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, sobre la puerta pequeña de la capilla de las Doncellas, catedral de Sevilla.
2. * Vidriera frontera de la anterior, representando con sus imágenes la Venida del
Espíritu Santo.
—
43
—
Desde 1560 al 69, Vicente Menandro : Vidriero de colores que labró para la cate
dral de Sevilla, sin asegurarse por la misma razón conjetural expuesta del maestro
Bru ges, si los vidrios se labraron en Sevilla ó se trajeron de Flándes, en cuyo caso
el maestro Menandro no hizo más que montar la obra. Los trabajos atribuidos á éste
fueron :
1.
a Vidriera historiando la Conversión de San Pablo, colocada en 1560 sobre una
de las pueitas del templo.
2.
a Vidriera con la historia de la Anunciación de la Virgen, colocada en 1567 sobre
una de las puertas del templo.
5.* Vidriera con la historia déla Visitación de Nuestra Señora, colocada sobre la
puerta del Bautista en 1569.
De las anteriores indicaciones se infiere, sin negar el mérito de las vidrieras, pro
bablemente flamencas, de la catedral de Sevilla, que lo mejor y de más mérito artís
tico en el género de labores vidrieras se labraron en Burgos por los maestros Arnao
y su hijo Nicolás llamado el Viejo, á quien por este y otros trabajos se le puede con
siderar como el príncipe de la vidriería de coloré historia en España.
S taenheyl (U lrico) : Artífice fabricante de vidrios de colores, trasparentes por el
fuego; fué natural de Alemania y vino á España agregado á las compañías de la
guardia alemana de Felipe II. El año de 1566 , en atención á su mérito como artífice,
le nombró el Rey su vidriero, á quien poco tiempo después, estando la córte en Za
ragoza, se le dispensó de toda ocupación en la milicia, para que sirviese con su ha
bilidad de artífice á varias iglesias; con este motivo se le aumentaron 60 ducados al
sueldo que gozaba como militar. Falleció en Madrid en el año 1590.
V aldivielso (F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores, que floreció y labró
en Burgos por los años de 1530 al 40, en cuya época, y con fecha de 4532, se le com
praron por el cabildo catedral de aquella ciudad, tres vidrieras para las capillas de
Santiago y San Juan, figurando ademas como maestro de la misma iglesia desde 1538
en adelante. Debió tener por hijo, y entonces mozo, á Pedro Valdivielso, que por
aquella época se llevó de Burgos á Toledo para hacerle su oficial, el maestro Vergara el Viejo.
El artífice Francisco pudo ser hijo y discípulo de los talleres de Juan Valdivielso,
probablemente oriundo de la montaña de Santander, y excelente vidriero de colores
en Burgos, á últimos del siglo xv (vicie).
Valdivielso (P edro) : Oficial y discípulo de los talleres toledanos del maestro Vergara el viejo. Fué natural de Burgos y probablemente hijo de Francisco. Siendo mozo
acompañó á Toledo a su maestro por los años de 4534. En el tle 1551 se cita el nom
bre de este artífice Pedro, en un poder que extendió Vergara vi Viejo, como testigo,
á ruego de dicho maestro, llamándose en él su oficial y discípulo. Pudo tener por hijo
al maestro Diego Valdivielso, que en 4562, ó sean doce años después, figuró como ar
tífice de las importantes obras de vidriería de color, que en aquel año se concluyeron
para la catedral de Cuenca.
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—
Valdiyjelso (D iego de ) : Arlilice vidriero de imaginería, coloreada por el fuego,
floreció en la segunda mitad del siglo xvi; fué el maestro que tuvo á su cargo des
de el año 1562 en la catedral de Cuenca, el arreglo y reparación de las antiguas vi
drieras en dicho templo.
Valerio (O ctavio) : Maestro y arlilice fabricante de vidrios de colores y de imagi
nería , por el fuego. Floreció en la segunda mitad del siglo xvi. Este maestro labró en
Málaga donde concluyó las vidrieras de la catedral de dicha ciudad , en el año de 1599.
De aquéllas se han conservado hasta estos últimos años restos apreciables, los cuales
probaban la gran habilidad y destreza en el arte que ejerció el maestro Valerio.
Vasco de T roya : De este arlilice no se conservan más trabajos en España, que la
vidriera de la capilla de D. Luis de Silva, en la iglesia catedral de Toledo, concluida en
1503. En 1513 fué nombrado maestro de vidriería de la misma iglesia, por haber fellecido, ó tal vez marchado de la ciudad, losartílices franceses Pedro y Pedro Bonifacio.
V ergara (N icolás) : Maestro y artífice vidriero de color, que lloreció y labró en el
trascurso del siglo xvi, alcanzando por sus obrasen Burgos, Toledo y otras partes de
España, la nota de haber sido uno de los mejores y mas hábiles artífices en la vi
driería de su tiempo. Nació en Burgos ó su tierra, teniendo por padres al maestro
Arnao de Flándes y á Inés de Vergara. En los talleres de su tiempo se le conoció con
el nombre de Vergara el Viejo, aunque no contaba más que veinte y cuatro á treinta
años cuando se dió á conocer entre los más hábiles maestros.
Trabajó excelentes vidrieras de colores para la catedral de Toledo, desde el año
de 1512 al 20 ó 21. En este último se trasladó á Búrgos para labrar en compañía de
su padre y maestro Arnao, con quien permaneció catorce años, labrando allí las vi
drieras para las cátedras de Sevilla, hasta 1534, en el que se volvió á Toledo, figuran
do desde entonces como maestro de la vidriería en la catedral de dicha ciudad. En
tre sus mejores discípulos, oficiales y amigos de los talleres toledanos, se contó á Pe
dro Valdivielso, según consta de unos poderes que dió Vergara en 26 de Marzo de
1551, en los que el poderdante se dice natural de Búrgos, yen cuyo documento,
guardado hoy en la catedral de dicha ciudad , figura como testigo el oficial vidriero
Pedro Valdivielso, residente en Toledo.
V irago (Clemente ) : Gran maestro de escultura y grabado en hueco sobre el vi
drio y las piedras duras. Pudo ser natural de Milán , de donde le hizo venir Feiipe 11,
nombrándole su escultor y grabador en aquellos materiales, con 200 ducados al año,
ademas de pagarle aparte sus obras. Este artífice fue el que grabó en un diamante el
retrato del desgraciado príncipe D. Cárlos y en otro las armas de España, que fue
ron lasóos primeras obras que se habían visto en Europa, en su género y material
tan duro. En la Academia de la Historia de Madrid se conservan algunas cartas par
ticulares y curiosas del príncipe D. Cárlos, con sellos de lacre rojo, y cuyas armas de
España, si se estamparon, como es probable , con el sello de diamante de Virago, re
velan un concluido tan perfecto, que tal vez fuese imposible de realizarse de nuevo
aquel troquel por los mejores artífices de la Europa actual.
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—
El maestro Virago, reconociéndose muy viejo, en 1591 pidió al Rey que nombrase
para el cargo que desempeñaba á su sobrino Cristóbal Cambiago; falleciendo en
Madrid al año siguiente de 1592.
Es probable que á estos artífices, Virago, Cambiago y á algunos otros, se refirió
Juan de Arfe en su Ensayador de metales, cuando habla de talleres en Madrid, Se
villa y Lisboa, donde había visto esculpir, grabar y tallar las piedras duras y los
diamantes con toda la perfección apetecible para enjoyedadores; lo cual probaria
que en el siglo xvi en Holanda , Italia , España y Portugal hubo excelentes artífices
para trabajar las piedras duras y los diamantes.
V ivan (J uan) : Artífice fabricante de vidrios de color, que floreció á principios del
siglo xvi. Labró en Sevilla algunas de las vidrieras de la capilla mayor de la catedral
de dicha ciudad, en el año de 1518.
SIGLO XVII.
A lcalde (F kancisco) : Maestro y artífice vidriero que labró en Burgos como maes
tro de la catedral de dicha ciudad , desde el año de 1682 hasta el de 1705 en que
falleció. Este maestro pudo tener algunos conocimientos en el arte de colorear los
vidrios por el fuego, en cuyo caso fué el último artífice de su género que tuvo la
ajjtjgua familia de maestros que labraron, desde tiñes del sigo xiv, en Burgos vidrio
de hnaginería de color para las iglesias de diferentes puntos de España.
A lonso ( F rancisco) : Maestro y artífice que labró pura la catedral de Burgos algu
nas de las vidrieras nuevas para el crucero de aquella iglesia en el año de 1645 , se
gún consta en las cuentas de la fábrica del cabildo-catedral. Este maestro todavía
trabajó en el labrado de vidrios de color, aunque ya el uso de ellos en aquel tiem
po decaía rapidísimamente.
A rmallones : Fábrica antigua de vidrio blanco y alguna vasería hueca, que exis
tió (lesde muy antiguo en las cercanías de Recuenco.
Campo (D iego del) : Artífice fabricante de vidrios coloreados por el fuego. En 1.*
de Octubre de 1602 fué nombrado por Felipe III su vidriero real de imagenería con
el mismo sueldo y emolumentos que obtuvo su antecesor Diego de Ludeque. Traba
jó para los palacios del re y , sus capillas y algunas vidrieras de iglesia por encargo
especial.
C uenca : En esta ciudad y sus inmediaciones (Recuenco, Valdequemado y otras
se conservaban en los siglos xvi y xvii fábricas que labraron cantidades considera
bles de vidrios planos, huecos, moldeados y á soplo, con los cuales se hizo frente á
las necesidades de aquel país y de otros provincias de España en los referidos siglos.
Entre las partidas de vidrios planos que salieron de las fábricas de Cuenca en surti
do, se puede comprobar la que adquirió la catedral de Burgos, consistente en se
tenta y dos docenas de cuadros de vidriera que\licha iglesia adquirió, y se le remi-
-
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—
tieron desde Cuenca en el año -1628, á razón de diez y siete reales la docena (Vide
Valentín Ruiz).
D anis (J uan ):
Artífice fabricante de vidrios de colores é imagenería. Este artífice
floreció en la segunda mitad del siglo xvn. En su tiempo se dijo que había poseído
conocimientos físicos y químicos muy notables, con los que consiguió labrar en Se
govia, por los años de 4676, excelentes dibujos coloreados en el vidrio por el fuego,
diciendo algunos que Danis había recubrado la práctica antigua del arte, que se
creía entonces haberse perdido.
Por aquellos años, á instancias y expensas del cabildo de la catedral de Segovia, el
maestro Danis edificó hornos vidrieros en el lugar de Valdemaqueda, donde aquél
labró las vidrieras que faltaban á dicha catedral, constando que las que existían se
habian construido en 1544 por algunos maestros flamencos, y otros españoles en Me
dina del Campo y Segovia.
Como prueba de la mucha experiencia del Sr. Danis, escribió un 1bro sobre el
arte de la vidriería de color y de imagenería, adornado con diseños de los hornos é
instrumentos necesarios para el trabajo. Este libro se conservó muchos años ma
nuscrito é inédito en el archivo de la catedral de Segovia, del que despareció hace
tiempo. Sin embargo, nos parece haber tenido alguna noticia de la obra menciona
da como existente todavía en Segovia , aunque no en el archivo de la catedral, es
crita en vitelas, con los instrumentos de la vidriería muy bien dibujados en las mar
genes, y con el lujo y ornamentación de la época, en un libro que fué objeto de re
galo.
Relativamente al texto tenemos algunos motivos para sospechar que el maestro
Danis tuvo á la vista, ó casi tradujo, el Manual de la vidriería de color, escrito en
italiano en 1611 por Antonio Neri.
H erranz (D. F rancisco) : Artífice fabricante de vidrios de colores trasparentes por
el fuego, que residió en Segovia. Fué pertiguero de la catedral, y como sin duda
alcanzase y ayudase á Juan Danis, aprendió el arte de fabricar los vidrios referidos.
Labró para la catedral en 1680 cincuenta y cuatro vidrieras. También se dice escri
bió con singular ingenio un libro sobre el arte de hacer vidrios de color, que se
guardaba inédito, unido al de Danis, en el archivo de aquella santa iglesia de Se
govia.
O lías ( F rancisco ) : Maestro y artífice de vidrios de colores, que lo fué de la cate
dral de Toledo, labrando para dicho templo desde el año de 1676. Más que en la fa
bricación se ocupó de reparar los estragos que el tiempo hacia y había hecho en las
antiguas vidrieras de la iglesia.
O vando (A ntonio ) : Artífice fabricante de vidrios, que floreció á últimos del si
glo x vii. Este maestro se encargó, por los años de 1692, de las antiguas fábricas de
vidrio de Cadalso y de San Martin de Valdeiglesias, las cuales, por un concurso de
circunstancias fatales, habian llegado casi á quedar abandonadas durante muchos
años. A pesar de las dificultades, el Sr. Ovando llegó á labrar anualmente hasta dos
-
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—
mil piezas fie vidrio plano, que tan necesarias fueron entonces para satisfacer las ne
cesidades del país, y para que la referida industria fabril no desapareciese por com
pleto de las villas de Cadalso y San Martin.
N egro (P edro A ntonio ) : Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid un libro
manuscrito con el título Arte de vidriería, en castellano , escrito por Pedro Antonio
Negro, que, según algunos finales de capítulos, se escribió porlosañosde 1601 á 1610.
Por nuestra parte, hemos examinado cuidados mente dicha obra, cuya letra desde
luego nos pareció escrita setenta ú ochenta años después de aquella fecha. Este libro
y el de que se dijo autor el señor Perez de San Juan , y es probable los de Danis, Herranz y algunos otros, aunque en castellano, no son más que traducciones del arte
vidriero que escribió en italiano Antonio Neri, cuya obra el señor Negro al verterla en
castellano, la adicionó con varios finales, escritos para que nadie dudase haber sido
él quien la redactó original, y como uno de los artífices de su tiempo que para per
feccionarse habia recorrido la Italia y Flándes, verificando en todas partes curiosísi
mas y felices experiencias.
Las adiciones á las obras de Neri, á que nos referimos, se hallan en el libro caste
llano que su autor supone original, en el capítulo x x n que trata del agua marina, y en
la que dice la labró en Florencia año 1602. En el capítulo xxni, hablandodel vidrio co
lor celeste que preparó en Pisa, año 1602. En el x x x , con motivo de otras aguas
marinas, que le resultaron admirables, prévias sus experiencias felices, en la misma
ciudad de Pisa.
En el capítulo xxxi, el señor Negro traduciendo á Neri, creemos llegó á lo subli
me en sus adiciones ideadas para cometer un fraude literario y de artífice, diciendo :
«Agua marina maravillosa sobre todas las aguas marinas », como yo la he hecho
muchas veces en Flándes, en la ciudad de Ambéres, con maravilla de todos ; y á se
guida : «Este modo de hacer el vitriolo sin corrosivos, no sé que ninguno le haya in
ventado, y yo Pedro AntonioNegro, experimentándolo, lo he hallado maravilloso como
arriba dije , y por esto lo llamo de invención mia.
En el capítulo x li i , con motivo de una calcidonia artificial, dice que la labró en Flo
rencia, año de 1601, en las hornazas del egregio artífice Nicolás Lando, su especial
amigo.
Finalmente, para extraviar más al lector, que en el manuscrito castellano á que
nos referimos podría notar faltas gravísimas en el tecnicismo del arte, incomprensi
bles de haber sido vidriero el señor Negro, éste dice en el capítulo xliii : «Tercer mo
do de calcidonio. Ambéres, 1609, en el mes de Enero y muchos años después en casa
del señor Manuel Ximenez, caballero del hábito de San Estéban, noble portugués,
gallardo y universal en todas ciencias, en las hornazas que en dicha casa tenía el se
ñor Phelipe Girodolphi, caballero muy afable, labré muchas calcidonias que ad
miraron á muchos portugueses y al Excmo. Sr. Príncipe de Orange, quienes las ad
quirieron , pagando por ellas muy buenos ducados y escudos.»
En otro lugar de este trabajo se lleva indicada la única disculpa que podría darse
—
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—
á los libros castellanos sobre la vidriería, que, como el titulado de Pedro Antonio Ne
gro, se escribieron en el siglo xvn.
P erez de S an J uan (C arlos) : El nombre de este maestro de vidrios de colores le
hemos encontrado en una traducción castellana del Arte de la vidriería de Antonio
Neri, que por la letra y papel se debió escribir á mediados del siido xvn; probable
mente en Avila ó Segovia, según las liligranas del papel y encuadernación. En di
cha traducción se dice en el capítulo xxix , con motivo de la preparación de un ver
de hermosísimo con vidrio com ún, lo siguiente : «toma la ramina de tres prepara
ciones hechas de vatiduras y escullas de caldereros, después entrueque del croco del
hierro, tómense escullas de hierro, la cual cae del yunque de los herreros; está bien
pulida y lavada de toda inmundicia, se muele y pasa por cedazos pulidamente, y con
la dosis susodicha mézclese con la ramina muy bien, y proyéctese en el vidrio común
hecho de polvorino que no haya tenido manganeso. Con aqueste croco de hierro ó
escaila, sin duda alguna verás en él un verde esmeralda maravilloso, el cual en todo
y por todo habrá perdido el color azulino ó marino que ordinariamente suele tener
el vidrio; y tendrás un maravilloso color de alcacel propio de la esmeralda con un
lustre hermosísimo, mucho más de los susodichos vidrios. El poner la esculla de
hierro con la ramina fué invención de D. Cárlos Perez de San Juan.»
Este libro manuscrito é inédito en que se tradujo de la obra de Neri la fórmula an
terior para el vidrio verde de color de esmeralda, le conservamos original en nues
tra librería, y como se ve en é l , se cita á un maestro vidriero ó tal vez el nombre del
traductor de la obra italiana de Antonio Neri.
P laza y A guirre (D. T omás de la ) : Canónigo de la santa iglesia catedral de Sego
via que floreció á mediados del siglo xvn. Se conserva la tradición de que á fin de
que no hubiera necesidad en España de acudir á Flándes ú otras partes extranjeras
para proporcionarse en España vidrios de color , se aplicó dicho señor á estudiar con
gran desvelo los secretos de la fabricación de aquéllos, enseñando al pertiguero,
Francisco Herranz, de la catedral de Segovia, el cual labró todas las vidrieras de
color de la nave mayor de la misma iglesia desde el año de 1674 al 1689.
El Sr. Plaza debió ser contemporáneo del vidriero Danis. que labró en Segovia y
Valdemaqueda ( Vide Danis).
Ruiz (V a len tín ) : Artífice fabricante de vidrios de color por el fuego, que floreció
á principios del siglo xvn. Labró en Burgos, donde fué nombrado vidriero de la ca
tedral, en 1611, año en que falleció el último maestro vidriero de la familia de los
Arces.
En 1624, como maestro de Burgos, repasó las vidrieras antiguas y modernas del
crucero de la catedral, por cuyo trabajo, que debió ser de cierta importancia de ar
tífice, le pagaron al maestro Ruiz 40.800 maravedises.
En el año 1 6 2 8 , el cabildo de la misma iglesia le mandó traer de Cuenca y sus fa
bricas, para colorear y aderezar, setenta y dos docenas de cuadros de vidrio, que,
sin contar los portes, costaron al pié de fábrica á diez y siete reales cada docena.
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El maestro Ruiz murió en sus talleres de Burgos el año de 1631.
Ruiz (Simón) : Maestro y artífice vidriero, lo pudo ser de colores, que floreció en
Burgos á mediados del siglo xvii. Fué nombrado maestro de la catedral de aquella
ciudad desde el año de 1652 hasta el 1661. También es probable fuese hijo ó nieto
del antiguo maestro Valentín, que floreció en 1631 (Vide).
Valdeiglesias (S an Martin d e ) : Villa de Castilla la Nueva. En ella se estableció en
la segunda mitad del siglo xvii, y por los años de 1680, una colonia fabril extranjera
de artífices flamencos, dedicada, bajo la dirección del maestro Diodonet Lambot, á
la fabricación de cristales según la práctica veneciana.
Aquel maestro fué natural de la ciudad de Namur, y hallándose el Duque de Villahermosa de gobernador y capitán general de Jos estados de Flandes, mandó á Es
paña á dicho artífice con toda su familia, otros varios oficiales y los instrumentos
necesarios para establecerse como colonia fabril y vidriera en la villa de San Martin
de Valdeiglesias.
En un principio, los productos de esta fabricación fueron, según se dijo, com
parables con los venecianos por sus formas y belleza; pero muerto el maestro Lam
bot en 1683, y habiéndole sucedido el maestro Santiago Vandoleto, excelente fo
gonero, que preparaba bien los crisoles y las mezclas, pero de poquísima habilidad
para el vaciado y demas operaciones de la fábrica, ésta decayó rápidamente, hasta
que la colonia fabril y vidriera de Valdeiglesias se disolvió y desapareció completa
mente por los años de 1692, á pesar del maestro Ovando , que tan sólo pudo evitar
entonces la ruina de los hornos de Cadalso.
Valdemaqueda : Esta villa en el siglo xvi mantuvo en actividad algunos hornos de
vidrio para planos y vasería hueca, que alcanzó alto precio por su calidad. Los pro
ductos vidrieros de Vallemaqueda continuaron teniendo gran estima hasta mediados
del siglo xvii; pero desde entonces, y durante el reinado de Cárlos II, principiaron á
desmerecer de calidad hasta perderse completamente la fabricación mencionada,
dispersándose y desapareciendo de la villa los maestros y oficiales vidrieros, que la
braron en hornos, cuya antigüedad pasaba de dos siglos.
SIGLO XV11I.
A lmanzora (Rio) : Valle del vecino reino de Murcia, donde desde tiempos muy an
tiguos existieron varios hornos de vidrio, labrado en planos y huecos de clase ordi
naria y las necesidades del país. Estas pequeñas fábricas desaparecieron hará unos
cuarenta años por no haber podido sostener la competencia con el establecimiento y
fabricación vidriera en grande escala de Cartagena.
B arcelona : En esta ciudad se labró de muy antiguo el vidrio en planos y huecos.
En el siglo x v ii , Mendez Silva en su libro De la población de España, decia que los
productos vidrieros barceloneses eran tan bellos que emulaban al veneciano, proba
blemente en el color, en los adornos de esmalte y de vidrio en hilos. Su fabricación
7
-
50
—
se conserva en la actualidad en Barcelona , donde se han continuado labrando pla
nos y alguna vaseria hueca para las necesidades del principado.
B urgo (D. T omas) : Fabricante de vidrios que intentó establecer, á principios del si
glo
x v iii ,
una fábrica en grande escala y hornos de fundir vidrio, en el sitio llamado
el Nuevo Baztan. Su establecimiento fabril y tecnológico desapareció muy pronto, ó
sea por los años de 1 7 12, no dejando más que el recuerdo y las esperanzas de lo que
hubiera llegado á ser, si las circunstancias políticas, los recursos pecuniarios y la
destreza délos maestros fuese proporcional á las ideas de la fundación de la fábrica
referida. ( Vicie Goyeneche y el maestro Sit.)
B usot : Villa del reino de Valencia, en la que se han conservado y mejorado no
tablemente todas las artes é industrias que en ella tuvieron los moriscos, en cuyo
tiempo había en la villa ochenta familias, que á fines del siglo xviii se habían elevado
á 526, sin contar las 150 de Argües de Busot (los baños), anexo á dicha villa ma
triz. En Busot se han conservado los hornos de vidrio que tuvo desde tiempos remo
tos; labrando por los años de 1790, según dice Cabanilles en sus Observaciones so
bre el reino de Valencia, 80.000 piezas entre planos y porrones, botellas y vaseria
común.
La barrilla que usan aquellos vidrieros es de la cosecha de la villa; las arenas pro
bablemente del monte Cabero y lomas inmediatas, en las que se ven algunas excava
ciones profundas que responden en cierto modo á la antigüedad recíproca de la fa
bricación del vidrio.
B usquet (José) : Fué maestro de labrados en las reales fábricas de cristal de San
Ildefonso y uno de los más hábiles y experimentados artífices de dicha fábrica. Faci
litó al Sr. Suarez para la traducción castellana del ^4 ríe de la vidriería , de N eri, no
tas curiosísimas sobre la coloración del vidrio por el fuego y de referencia á sus ex
periencias particulares, realizadas á fin de probar la exactitud de los procedimientos
que escribió Neri en 1611, con lo adicionado por Kumkel en la misma centuria dé
cimo-séptima.
El maestro Busquet pudo ser catalan , ó al ménos conocedor, y tal vez discípulo, de
la vidriería catalana, pues en una de sus notas sobre los esmaltes decia al Sr. Sua
rez, y éste publicó, que guardaba muchas fórmulas para esmaltar, que había recogido
en los talleres vidrieros de Cataluña.
Cadalso : En esta villa se conservan en la actualidad los hornos de vidrio, cuya
historia y origen es probable se remonta á la dominación gótica en España. Mendez
Silva en su libro sobre la población de España , escrito en el siglo x v n , decia que en
su tiempo Cadalso tenía tres hornos de finísimo vidrio con hermosos colores y gra
ciosas formas. En la actualidad, aunque los productos vidrieros de Cadalso han me
jorado, están muy léjos de la perfección que sería de desear.
Dorado (D. D iego) : Don Diego Dorado y sus sucesores, hijo y nieto, sostuvieron la
fábrica de vidrios de Recuenco en la provincia de Cuenca, durante el trascurso del
siglo XVIII.
—
51
Se cree que aquella fabricación , aunque de productos y labores toscas, existia
desde muy antiguo en aquella villa. Aprovechándose de sus elementos fabriles á que
aludimos, D. Fernando López de Aragón, por los años de 1720, construyó una fábri
ca de vidriería en Recuenco, en concurrencia con otras tres que existían de más an
tiguo ; pero esta fábrica la adquirió pronto el Sr. D. Diego Dorado, cuyo genio em
prendedor y activo consiguió en 1734, con notable fortuna, poner en el camino de
las mejoras y el progreso á su establecimiento fabril, alcanzando grandes ventajas
para su fábrica en el terreno industrial y m ercantil; entre otras, las de surtir de vi
drios y vasos á la casa del Rey y su real cava, lo mismo que á otros muchos estable
cimientos de la córte.
Al referido D. Diego, en vista de las calidades de los vidrios de su fábrica, se le
concedieron ademas algunas prerogativas, privilegios y exenciones para sus obreros,
con tendencia á considerar sus establecimientos fabriles obras de utilidad pública.
Las prerogativas se fueron prorogando hasta 1751, continuando aquellas fábricas,
pero sin notables progresos, durante la vida de D. Diego Dorado, que pudo fallecer
por los años de 1760, en cuya época le sucedió D. José Ruiz Dorado, quien las mantenia en 1778. Pero habiendo fallecido este fabricante hacia 1787, pasaron á sus hi
jos D. Diego y D. Joaquín, á quienes por Real cédula del año de 88 se les conlirmaron los privilegios de que habian gozado su padre y abuelo, con otras nuevas prerorativas, en atención á haber mejorado sus fabricas en el mismo año 88, estableciendo
en ellas el labrado de cristales linos, entrefinos, planos, vasos y huecos; para lo cual
habian traído de Alemania una pequeña colonia de artífices, adquiriendo ademas
todos los instrumentos modernos que se usaban en el extranjero para las nuevas la
bores, construyendo crisoles, vasos, vinajeras, salvillas, saleros, cajas y otras dife
rentes piezas que presentaron á S. M. como productos de las fábricas de Recuenco.
Con este motivo se les concedieron algunas subvenciones en metálico (diez mil du
ros) en el año de 1789 con otras franquicias temporeras, gracias á las cuales las
fábricas de Recuenco alcanzaron al siglo xix en un estado de prosperidad fabril, in
dustrial y mercantil, aceptable y con ventajas para el país en general, debidas á la ac
tividad de los señores Dorado D. Diego el Viejo, D. José Ruiz hijo, y de sus nietos
D. Diego y D. Joaquín.
Ademas de las fábricas de vidrio de Recuenco, se labró también en Vindel de cla
se ordinaria, y otras en Armallones.
G oyeneche (D. J uan) : Fué muy celebrado como industrial instruido en los últimos
años del siglo xvn y primeros años del xviii. Fundó la primera fábrica de vidrios y
una pequeña población llamada el Nuevo Baztan ; fabricación y pueblo que desapa
reció por los años de 4720, dispersándose los obreros que tenía y marchando á dife
rentes partes de España.
Las empresas del Señor Goyeneche y las dificultades que superó con su actividad,
con sus conocimientos tecnológicos especiales y con su inmenso capital, que empleó
casi todo en empresas industriales, merecen una memoria especial.
—
52
—
Fundó el Nuevo Baztan como población fabril y pretendió realizar algunos proyec
tos anteriores ó de últimos del siglo xvn, que también intentaron realizar el Sr. Bur
go y el francés Mr. Rouliére, estableciendo grandes fábricas de vidrios, con cuyos
productos se había de sostener, tanto el comercio interior como el exterior de las
colonias españolas de las Indias.
Con tal objeto y tan noble fin , elegida la situación de la futura fábrica, á la falda
de las sierras de Guadarrama, levantó el Sr. Goyeneche magníficos y grandiosos
edificios; pero á pesar de todo su celo y para probarle la desgracia, los grandes hor
nos de fundición apénas se concluyeron cayeron en ruina : ante esta desventura,
que según la opinión unánime de aquellos tiempos , hubiera hecho desistir á otro,
ni cedió ni retrocedió el Sr. Goyeneche, que comenzó de nuevo las obras. Concluidas
éstas, segunda vez vinieron á tierra, con pérdida de intereses considerables, pero
todavía esto no fué suficiente, y el industrial referido comenzó de nuevo, sin aterrarle
los gastos que se le ocurrieron por la necesidad de acudir á Tortosa en busca de las
tierras refractarias de que tuvo necesidad para labrar con seguridad del acierto sus
famosos hornos.
En esta tercera ocasión, la fortuna, que hasta entonces se le había presentado
como enemiga, cedió al parecer momentáneamente, y los vidrios de la más bella
composición y trasparencia entre los que se labraban en Europa, fueron los pro
ductos de la fábrica del Nuevo Baztan. Pero las esperanzas y grandes elogios, que con
justicia merecieron las obras del Sr. Goyeneche, no duraron mucho. Sus vidrios se
pedían del extranjero, se mandaron á América en grandes cantidades, se extendie
ron en el país. La fabricación nacional referida amenazó destruir el antiguo mono
polio extranjero de las labores y del comercio de vidrios en España y sus colonias.
Esta cuestión, según dice el Sr. Larruga, llegó á ser casi de alta diplomacia, propo
niéndose fuera y recibiendo órdenes los embajadores para oponerse y destruir, de ser
posible, el porvenir de la naciente fábrica del Sr. Goyeneche.
La cuestión, aunque difícil, no fué imposible, resultando que algunas combina
ciones mercantiles en el mercado de vidrios fueron suficiente por la baja forzada
del vidrio extranjero durante algún tiempo, para que el estanco de los productos
del Sr. Goyeneche y sus gastos dieran motivo á que aquel establecimiento industrial
desapareciese.
Algunos también dijeron que cierta estafa, dirigida por un supuesto maestro in
glés de vidrios huecos, precipitó la ruina de la fábrica del nuevo Baztan; pero esta
opinión no es creíble, atendiendo al carácter tenaz de que dio pruebas repetidas el
Sr. Goyeneche, quien cediendo ante tanta contrariedad como se le presentó, y or
gulloso de haberse servido en sus empresas de oficiales, maestros y obreros españo
les, consiguiendo con ellos resultados envidiados y codiciados hasta por los extranje
ros, se retiró á Villanueva de Alcoron, en la provincia de Cuenca, por los años de
1720, donde de nuevo se estableció como fabricante de vidrios por creer que allí
podría sostenerse, alejado de las intrigas de la córte y contando con la economía en
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—
el combustible, atendida la riqueza de los montes y pinares de aquella tierra, ca
restía á la que más principalmente atribuyó el Sr. Goyenechela necesidad de trasla
dar su fábrica del Nuevo Baztan.
Al trasladarse ésta se dispersaron sus oficiales catalanes, de Cadalso y San Martin
de Valdeiglesias, Recuenco y otras partes. Algunos de éstos, ricos de conocimientos
prácticos, aunque pobres de dinero, fueron los que algunos años después, pidiendo
casi limosna, con pequeños vidrios y espejos consiguieron deSS. MM. en las jorna
das de la córte á la Granja, el establecimiento de la grandiosa y Real fábrica de vi
drios de aquel sitio, fundada sobre principios fabriles é industriales, tan extraños
al sentido común fabril moderno, como fueron los resultados, á pesar de todo el
fausto, dinero y orgullo de los Reyes, que entonces dieron en llamarse industriales
por sí.
J unquera (L a ) : En las inmediaciones de esta villa, fronteriza entre Francia y Es
paña, camino de Barcelona, existieron antiguamente algunos hornos de vidrio, no
quedando más memoria de aquella industria que una casa conocida en el país con el
nombre de Forn del Vidre.
L ópez A ragón (F ernando) : A este ilustrado español se debe la reforma y fundación
de una gran fábrica de vidrios en Recuenco, año 1720, para hacer la concurrencia
á otras tres antiquísimas que existían en aquella villa. Dicho establecimiento fabril
pasó muy pronto á ser propiedad de los señores Dorado (vide).
Moreno (A paricio Manuel ) : Maestro y artífice de vidrios de color, que lo fué de la
catedral de Toledo en 1772. En cuya época, se dice, presentó un libro sobre los se
cretos de su arte, al cabildo de aquella santa iglesia. Si se atiende á lo que dice Ponz
del estado que entonces tenían las vidrieras de la catedral toledana y de los medios
que por los mismos años se empleaban para su conservación y reparación, bien se
puede asegurar que este maestro, á pesar de su libro de vidriería, no trabajó como
los antiguos artífices.
De este maestro, si lo fué, de vidrios de color, Le-Vieil, al concluir su Arte de
pintar el vidrio, publicó en francés la nota siguiente, como complemento á la histo
ria vidriera de España: «Extracto del suplemento á la Gaceta de Utrecht, 44 Diciem
bre de 1773. Este siglo ofrecerá ála posteridad muchos descubrimientos útiles para
la humanidad y las Bellas Artes. España brillará en aquéllos como las demas nacio
nes de Europa. Hace mucho tiempo que se habían perdido los secretos de pintar el
vidrio con la viveza, colorido y la duración que se admira en las vidrieras de edifi
cios antiguos. Si aquellos secretos se habían perdido, acaban de ser recobrados por
otros no ménos admirables, para pintar al vidrio por medio del fuego con toda clase
de colores y con tanta perfección si cabe, y áun mayor, que los antiguos. Un pintor
llamado D. Manuel Moreno Aparicio, que vive cerca de Toledo, ha descubierto el ar
cano, y las experiencias que él ha hecho le han probado que sus pinturas resisten al
agua y á todas las intemperies del aire.»
Por nuestra parte nos contentamos con transcribir aquí esta nota, recordar lo que
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—
dice Ponz ( Vide Toledo) sobre las vidrieras, y respecto á la verdad que hubo
en el anuncio y noticia de la Gaceta de Utrecht. (Véanse los artículos Suarez y el
maestro Busquet.)
O llería (P rovincia
de
V alencia,
valle de
A yel o ) : Esta villa fué de las más im
portantes por su vidriería y tejidos de lienzo en la época árabe. En 1570, aunque
sus vecinos habían disminuido por las guerras y emigraciones, constaba de 216 ca
sas, que aumentaron hasta 430 en 1600, á pesar de la expulsión morisca. A princi
pios del siglo xviii los vecinos de la villa de Ollería llegaron á ser 88 0 , aumento que,
según Cabanilles en sus Observaciones sobre el reino de Valencia , se debía á la
agricultura, á los tejidos de lienzo y á los hornos de vidrio, que desde muy antiguo
existían en dicha villa.
Aquel naturalista añade que los vidrieros de Ollería usaban la barrilla de Alicante
y sacaban de las lomas contiguas á la población y convento de C ipuchinos la arena
necesaria para las fritas y mezclas. Esta arena se compone de partículas muy finas;
su color, por lo com ún, es de rosa claro y otras blanquecino; se halla en el interior
de las lomas anteriormente mencionadas, cubiertas por muchos piés de tierra vegetal.
Relativamente al combustible, los vidrieros de Ollería le recogían en lo alto y más
cerrado del valle de Ayelo y montes de los inmediatos. Sus productos, porrones,
jarras, botellas y alguna vasería común.
P jquer : Ayudante en los talleres del labrado en la real fábrica de vidrios de San
Ildefonso; lo fué del maestro Eder. Verificó algunas experiencias sobre los vidrios de
color en aquella real fábrica, y de él dio noticia el Sr. Suarez en su traducción de
Neri, cap-
lxíx,
al tratar del vidrio de plomo, color granate.
de A licante ) : Esta villa tuvo fábricas de vidrio probablemen
S alinas ( P rovincia
te en la época árabe ó en tiempos anteriores. En 1751 desapareció por inundación,
reedificándose á doscientas varas de distancia la villa y sus hornos de vidrio, que
continúan en la actualidad en dos fábricas de vidrio, que labran desde muy anti
guo porrones, botellas, vasería común y vidrios verdes y planos.
S ánchez Martínez ( F rancisco) : Maestro y artífice vidriero de colores por el fuego,
que lo fué de la catedral de Toledo por los años de 1713, una vez que había falleci
do el maestro Olias. Algunos le han atribuido un libro sobre el arte y secretos de la
fabricación de los vidrios de colores, del que tal vez este maestro pudo poseer algún
antiguo cuaderno, pues el libro á que nos referimos parece que le escribió, según
otros, el maestro Manuel Moreno y Aparicio, quien le presentó al cabildo de la ca
tedral por medio del señor canónigo Lorenzana en el año de 1772. Respecto de los
que hablaron del cuaderno ó manuscrito de Sánchez Martínez, aseguran que estaba
fechado en 1721.
S it (D. Ventura ) : Artífice natural de Cataluña, que era diestrísimo en la fabri
cación del vidrio ; floreció en la primera mitad del siglo
xviii .
Como oficial de tra
bajos del vidrio, perteneció á la fábrica de D. Juan Goyeneche hasta que esta des
apareció. En tal situación, y por decirlo así, emigrado en su propio país, llegó al
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—
Real sitio de San Ildefonso en 1728, en donde obtuvo licencia para establecer un
horno á sus expensas para fabricar pequeños vidrios planos, que se vendían en el si
tio y Segovia, y cuyas dimensiones no pasaban de un pié en cuadro, continuando
así basta el año de 1756.
En este año, y habiendo construido la reina doña Isabel un magnífico edificio para
la fabricación en mayor escala del vidrio, se le encargó á Sit el dirigir estos trabajos,
así como á varios de los oficiales del Sr. Goyeneche y otros que se hicieron venir de
la Alcarria y Cataluña, con todos los cuales quedó constituida definitivamente la
Real fabrica de la Granja de cristalería en su segundo período , si como primero se
contasen los ocho años que hacia que el Sr. Sit estableció esta industria con sus cor
tos recursos particulares en aquel Real sitio.
Los primeros vidrios los labraba el Sr. Sit á soplo, y no teniendo grandes medios,
los construyó de pequeñas dimensiones; pero habiendo recibido encargo de trabajar
planos para espejos, dicho artífice, con singular destreza, verificó algunas expe
riencias por los años de 4738, cuyos resultados fueron felicísimos, y aprobados que
fueron por S. M. el Rey D. Felipe V, en vista de todo, pidió el Sr. Sit una gran plancha
de hierro para vaciar y moldear el vidrio, que había de servir ademas para azogar.
Ademas de la plancha empleaba el artífice referido un cilindro, también de hierro,
del que se servia para extender y aplanar los vidrios, logrando labrarlos de 28 á 30
pulgadas de largo, que después templaba y pulía valiéndose de un aparato inventa
do por el Sr. Pedro Fronvila, con el cual se daba movimiento á 17 pulidores de
madera, que equivalían en trabajo al de otros tantos obreros de los que se emplea
ban antiguamente en dicha operación.
Teniendo en cuenta los buenos resultados que cada dia obtenía el Sr. Sit con su
habilidad y destreza , se mandó que se le proporcionase, para sus trabajos, una gran
mesa de aplanar de 110 pulgadas de largo por 48 de ancho, toda ellas de bronce, con
un peso de 400 á 500 arrobas, y cilindros proporcionados de peso, obteniéndose en
esta segunda época de su fabricación resultados admirables por los espejos que en
tonces se labraron bajo la dirección, saber y destreza delSr. Sit.
La tercera época de la fabricación de vidrios en la Granja comenzó por el incen
dio dos veces de gran parte de los talleres, lo cual dió motivo para que S. M. man
dase reedificarlos de nuevo l'uera del Real sitio, en lugar más á propósito, ponien
do las obras de construcción bajo el inmediato cargo del arquitecto D. José Diaz
Gamones, el cual, arreglándose á los planos de las mejores fabricas de vidrios ex
tranjeras, levantó el nuevo edificio con dos grandes hornos de fundición y todas
las demas dependencias necesarias a la fabricación. Desde esta época , que pudo ser
por los años de 1740 al 42, no se vuelve á citar al Sr. Sit, ni tampoco al maquinista
Sr. Fronvila. En su lugar y en vez de buscar en el país la destreza y el saber délos
buenos maestros, siguiendo ciertas ideas tradicionales en nuestros reyes, que conta
ban con grandes recursos pecuniarios, y que un poco desacertadamente despreciaion casi siempre á los hombres de la industria indígena, en esta ocasión, como en
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—
várias otras más antiguas, se buscaron para este establecimiento industrial, como
parte del patrimonio de los reyes, artífices en el extranjero que le dirigieran , esco
giendo entre ellos al francés D. Dionisio Sivert, de quien se decia que era gran ofi
cial de soplo y caña , que llegó á la Granja con magnífico sueldo y emolumentos, al
que siguieron muy pronto, por los años de 1 /50 ó 54, el maestro Eder y sus hijos José
v Lorenzo, naturales de Suecia y el hanoveriano D. Sigismundo Brun. Dicho maes
tro sueco ofrecía construir vidrios de gran marca, tanto como los más bellos de los
que se han construido en estos últimos años para puertas, ventanas, todos del hueco,
y por consecuencia sin necesidad del raspado y pulimento antiguo.
El Sr. Brun por los años de 1768 manifestó que había descubierto un secreto para
dorar el cristal al fuego, miéntras que el Sr. D. Juan Dowling, que probablemente
era inglés, se le nombró maquinista de aquellas reales fábricas de vidrios planos,
huecos y de labrados ó moldeados, que tenían ademas sus departamentos de graba
do y tallado correspondientesá tan grandiosa empresa: así se l.i contemplaba en
aquel tiempo; pero á nuestro juicio este calificativo se ideó por una cierta especie de
adulación á las personas que se decían fundadoras en España de una nueva industria,
ó bien al dinero que se gastó en tal empresa.
Los antiguos vidrios azogados de Sit fueron objeto de admiración en las cortes
extranjeras, adonde como preciados regalos los mandaron los reyes ; posteriormente
la fabrica de la Granja pasó algunos años después con un pasivo enorme á ser propie
dad del Estado; no es fácil averiguar si esto fué por cesión graciosa, ó bien si fué trasferencia retribuida por el importe que tuvieron las obras, en cuyo caso el patrimo
nio Real debió percibir sumas de consideración; y aun dado el primer supuesto de
haber sido una cesión graciosa, fué costosísima, pues dicho establecimiento creemos
que desde los primeros años de su grandiosa y régia fundación se presentó con pér
didas anuales de consideración, siendo mucho mayor su pasivo que su activo mer
cantilmente considerados, compensados tan sólo por la gloria de nuestros reyes, ante
la cual, ó no pudo d ejaré creyó debía tomar el Estado una propiedad que le recar
gaba con cantidades de gastos de gran consideración. La idea industrial del Sr. Sit,
como todas las que se la asemejan , no podrán nunca, fructificar incubadas por solo
el dinero, el orgullo, la vanidad y la adulación.
S uarez (D. Miguel J erónimo) : Este escritor publicó en sus Memorias instructivas
y curiosas, año de 1780, tomo iv, la traducción del Arte de la vidriería de color de
Antonio N e ri, anotada por Merret y Kumkel, tomándola de la traducción francesa
de 1752, pero anotada por los maestros José Busquet, Eder, Brun y Piquer, y para la
cual principalmente el primero y* último comprobaron directamente casi todas las
experiencias del famoso vidriero de Italia y del químico Kumkel.
T oledo : En la catedral de esta ciudad, y probablemente en su torre y patios cer
canos, existieron en lo antiguo los talleres, hornos y oficinas del pintado de las an
tiguas vidrieras de aquella catedral. Las más antiguas, que hace muchísimos añosque
desaparecieron, se las llamó góticas; las modernas, de las que todavía se conservan
—
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—
•
restos, fueron labradas en los siglos xv y xvi con cartones de los mejores artífices, pin
tores, arquitectos y escultores, que trabajaron en dichas centurias para la catedral,
como maestros de las escuelas Toledanas. A mediados del siglo xvm, según Ponz
que lo vio, habían desaparecido las oficinas de los vidrios que tuvo la catedral de
Toledo y no existia más que un almacén en que se guardaban los residuos de las la
bores de tiempos pasados. De éstos se echaba mano cuando había necesidad para
componer algún desperfecto en las vidrieras, escogiendo lo que más convenia. Aquel
viajero añade, que por ello se habia seguido el estropearse más algunas de las anti
guas obras; pues ante la necesidad y los pocos recursos que ya se hallaban en el al
macén, se echaba mano de lo que allí se encontraba, con tal que tuviese algún
color, aunque fuese inconveniente á la buena conservación ó reparación de las precio
sas lumbreras de la catedral, que algunas aparecían ya como objetos monstruosos ar
tísticamente considerados.
T ortosa : Esta ciudad tuvo fabricación antiquísima de vidrios huecos y planos. En
la actualidad conserva los últimos con algunos hornos para su labrado. Esta ciudad
posee desde los más remotos tiempos, en sus inmediaciones, las arcillas refractarias
tan necesarias para los hornos de fundición, magníficas cosechas de sosa ó barrilla
en los camiios que se extienden hasta Amposta , y se dice alcanzaron á treinta mil
quintales por año; los montes reales de gran cantidad de madera para combustible,
ademas de la que bajaba del Pirineo catalan y aragonés, con la cual se han provisto
en el trascurso de los siglos las costas de Valencia, Cataluña y las Baleares; ademas
el Ebro, que si hasta Tortosa fué y ha sido via de agua para el fácil trasporte de la
madera, lo fué también para el vidrio desde aquella ciudad al mar desde la época
romana.
V alencia : En esta ciudad, como recuerdo de la antigua fabricación vidriera, se
conserva una calle con el nombre de calle del Vidre; y en la actualidad dos fabri
cas de vidrios comunes y de botellas verde-oscuro, como resto de lo que fué su arte
vidriero en tiempos muy aparcados de los actuales.
V illanueva de A lcoron : Pueblo próximo á Recuenco, en la provincia de Cuenca,
donde el Sr. Goyeneche se retiró á principios del siglo xvm y estableció en él sus
hornos de vidrio, creyendo poderlos sostener por la abundancia y baratura del com
bustible y con la ayuda de la práctica y experiencia de algunos de los oficiales y
maestros que labraban en Recuenco.
Y indel : Fábrica antigua de vidrio ordinario plano y hueco en vasería común, pró
xima á los hornos de Recuenco, la cual es probable desapareció á mediados del si
glo xvm, á causa de los mejores labrados en el vidrio de la fábrica en grande escala
de los señores Dorado (vide ).
9
•
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—
La vidriería española, como arte individual, se ha trasformado en el siglo que tras
curre en verdadera industria, con su personal de labores, sus establecimientos fa
briles en grande escala, capitales en dinero respetables, y su personal mercantil y de
administración correspondiente ; pero no es éste el momento de ocuparnos con de
talles de nuestra vidriería considerada como uno de los ramos importantes de la in
dustria moderna; la que si por una parte tendría sus bellezas, no la faltarían en la
España de la actualidad lunares que la dan cierta tendencia á desmejorar, ó estacio
narse ó quedar en la inmovilidad. Por esto dejamos la pluma, esperando mejores
dias y ocasión propicia para tratar histórica y críticamente de la fabricación del vi
drio español, bajo el punto de vista fabril, mercantil é industrial de la presente cen
turia, con los datos que sobre dicho punto tenemos reunidos.