Número de documento 195. Carta de Rubén Darío a Miguel de Unamuno

Fecha
1907-09-05
Signatura
Carpeta 2/195

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Fecha
Formato
image/jpeg
Idioma (código)
spa
Cobertura espacial
Colaborador
Extensión
26,5 x 21 cm
Titular de los derechos
Seminario-Archivo Rubén Darío
Núm. páginas
[4] h.
Miniatura
https://patrimoniodigital.ucm.es/r/thumbnail/966639
Notas
es-ES En tinta azul: "Unamuno"
Signatura
Carpeta 2/195
Identificador BUC
ARD/195
Idioma
Español
Europeana Type
TEXT
Europeana Data Provider
Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid
Transcripción de
Documento 195


3, rue Corneille
París 5 sept. 1907


Mi Querido amigo:

Ante todo, para una alusion. Es con una pluma que me quito debajo del sombrero con la que le escribo. Y lo primero que hago es quejarme de no haber recibido su último libro. Podrá haber diferencias mentales entre V. y yo, pero jamas se dirá que no reconozco en usted – sobre todo después de haberle leido en estos últimos tiempos – á una de las fuerzas mentales que existen hoy en España, sino en el mundo.

Mas yo quisiera también de su parte alguna palabra de benevolencia para mis esfuerzos de cultura. Yo nunca diría que V. había sido tomado en serio en ningún momento de su carrera humana, porque los que nacen para dirigentes en las naciones son siempre, por su desgracia, víctima de lo que hay de mas serio: la influencia de la vida ambiente. Y luego, yo soy uno de los pocos que han visto en V. al poeta. Que le ofrezcan del sabio y del profesor, no me extraña. Su función universitaria le hace acreedor a ello, y nunca es de desdeñar una mayor cantidad de Cipucia (¿). ¿Mas quién ha de ver en un hombre tal el don de poesía sino los poetas? Y en cuanto á lo que a mi respecta una consagración de vida como la mía merece alguna estimación.

La independencia y la severidad de su modo de ser le anuncian para la justicia. Sobrio y aislado en su felicidad familial, debe comprender á los que no tienen tales ventajas. Usted es un espíritu director. Sus preocupaciones sobre los asuntos eternos y definitivos le obligan a la justicia y a la bondad. Sea, pues, justo y bueno.

Ex toto corde,

Rubén Darío