La "Coronica del sancto rey don Fernando..." fue impresa en Sevilla por Jacobo Cromberger en 1516 y gozó desde el principio de una extraordinaria acogida. Actualmente no se conocen en el mundo más que dos ejemplares: el que está conservado en perfectas condiciones en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense y otro sin portada en la Hispanic Society de Nueva York. Formalmente se ajusta al estilo arcaizante típico de la imprenta española de comienzos del siglo XVI, aunque su tipografía sea una de las más perfectas que se crearon en la España de aquellos años. En la portada, sobre el título, aparece un grabado xilográfico del rey San Fernando entronizado y frente a él dos caballeros y dos religiosos, uno de los cuales ofrece el libro a uno de los caballeros, y está ilustrada con una galería de grabados xilográficos a caballo entre la iconografía medieval y la renacentista, de los cuales únicamente siete, de un total de veintisiete que se van repitiendo a lo largo del texto, son originales. Los demás son ilustraciones hechas para obras anteriores, mayoritariamente novelas de caballería. En la portada no se menciona al autor y esto dio lugar a muchas investigaciones de los eruditos de los siglos XVIII y XIX, aunque siempre se supo que, como consta al final del capítulo 28, se trataba de una traducción, ligeramente enmendada, de De rebus Hispaniae del Arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247). Los últimos capítulos fueron redactados bajo los auspicios (si no la intervención directa) del rey Alfonso X y de su hijo Sancho IV, añadiendo el llamado Seguimiento del Toledano y también cinco capítulos iniciales con un resumen de los reinados de Alfonso VIII y Enrique I. Así, una vez traducida y completada la historia, toda la obra habría pasado a formar parte de la Primera Crónica General de España siendo de ahí de donde, posteriormente, se extrajo e individualizó bajo el nombre de Crónica del Santo Rey don Fernando. De esta crónica se debieron realizar varias copias y una de ellas, venerada casi como una reliquia en la catedral de Sevilla y actualmente desaparecida, es la que fue retocada por el compilador Diego López de Cartagena, que preparó la edición separando la sección final del texto, añadida por el arreglador, y, además, adelantando el capítulo del entierro del rey Enrique I que antes, por motivos cronológicos, figuraba tras el comienzo del reinado de San Fernando. El ejemplar de la Universidad Complutense, único en el mundo conservado completo, perteneció al historiador santanderino don Rafael de Floranes (1743-1801). Más tarde, ya en el siglo XIX, formó parte de la biblioteca de don Fernando Fernández de Velasco, de cuyos herederos lo obtuvo su penúltimo poseedor el Dr. Francisco Guerra.