En los márgenes del libro
Los libros también pueden recoger manifestaciones de los lectores que guardan poca o ninguna relación con el texto. La carestía del soporte, ya sea papel o pergamino, y el espacio disponible que conforman los espacios en blanco de un libro (interlineado, márgenes, hoja de guarda) han incitado a muchos lectores a aprovecharse de ellos para otros usos no relacionados con la lectura. Una práctica común, muy vinculada al coleccionismo, consiste en pegar en estos espacios pequeños grabados, sueltos o procedentes de otros libros, conectados más o menos con el texto. Más frecuentes son las «probationes calami», ejercicios de caligrafía o garabatos poco trascendentes realizados por el lector. Unidas a series más o menos completas de alfabetos o letras aisladas y algunas fórmulas de tratamiento personal, pudieron trazarse únicamente con la intención de afinar el corte de la pluma o perfeccionar la técnica de escritura y de firma.