La fragilidad del libro
A veces los daños no proceden de agentes u organismos externos, están provocados por la degradación natural de los propios elementos constitutivos del libro: el papel, las tintas o las encuadernaciones, sobre todo cuando estos se fabricaron con materiales de mala calidad, algo que ocurrió en épocas de mayor carestía y, en tiempos más recientes, con el empleo de métodos industriales. El papel artesanal realizado con trapos, aunque envejece y se deteriora, soporta mejor el paso del tiempo que los papeles más modernos, realizados con pasta de madera. Las tintas ferrogálicas usadas en ciertas épocas, pueden ser muy agresivas con el papel y, en menor medida, también las tintas a color, sobre todo, los azules, a base de cobre. De igual modo las encuadernaciones padecen un envejecimiento natural por la degradación de sus elementos constitutivos como el cuero, el cartón o la madera.