El conocimiento del Universo
La importancia de la astronomía a finales de la Edad Media explica el hecho de que dicha disciplina estuviese representada con obras de enorme relevancia en el fondo bibliográfico del Colegio de San Ildefonso desde sus comienzos. Esta ciencia aparece reflejada en el Inv. A con una serie de textos esenciales. Merece ser destacada la magna obra astronómica Ή μεγαλὴ σύνταξις («La gran ordenación»), en trece libros, de Claudio Ptolomeo (ca. 100-170), geógrafo, astrónomo y matemático alejandrino, cuya concepción geocéntrica del universo marcaría el saber astronómico hasta la teoría heliocéntrica de Copérnico (1473-1543). Por primera vez se hacen mapamundis con meridianos y paralelos en proyección trapezoidal. Este modelo sustituyó a la representación tradicional del mundo en forma de una T inscrita en un círculo, propia del pensamiento medieval. Este tratado fue conocido en Occidente a través de una traducción al árabe denominada Al-magisti («El más grande») y Almagesto en la versión castellana. El humanista florentino Jacobo Angelus de Scarperia (1406-1409) fue quien tradujo del griego al latín los ocho libros de la Geographia, cambiándole además el título por el de Cosmographia con el que actualmente se conoce la obra. En la segunda edición impresa de este texto, hecha en Bolonia en 1477, se reprodujeron por primera vez los dibujos cartográficos que figuraban en las versiones manuscritas. Cristóbal Colón poseyó un ejemplar de la edición romana de 1478 y Leonardo da Vinci se inspiró en su metodología de trabajo a la hora de planificar la estructura del cuerpo humano. Los mapas del magnífico ejemplar que se expone están grabados en madera.